Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ESPIRITUALIDAD DE COMUNIÓN
Su santidad Juan Pablo II nos dice que nuestro tiempo exige una nueva
evangelización, pero un anuncio renovado del Evangelio no puede ser eficaz sino va
acompañado por una sólida espiritualidad de la comunión.
El Cardenal Van Thuan, opina que la comunión es ‘el lugar privilegiado’del encuentro
del hombre con Dios. Esto surge de las palabras de San Juan (1 Juan 4, 12): Si nos
amamos unos a otros, Dios ‘mora’ en nosotros.
Además, San Juan insiste que el Espíritu de Dios es amor, habita en nosotros y se une
a nuestro espíritu, ‘para dar testimonio’ somos hijos de Dios. Y nosotros estamos
llamados a ser testigos de ese Amor. ‘ Así como yo os he amado, ámense también
ustedes los unos a los otros’
La comunión exige, ante todo, tener presente el misterio de la Trinidad que vive y se
realiza en nosotros.
Está reflexión que estamos haciendo ahora, es nuestra respuesta al consejo que
Jesús le dio a San Pedro cuando éste no había logrado hacer nada en el mar de
Galilea
‘Navegad mar adentro’ fueron las palabras de Jesús y el fruto de las mismas, una
pesca milagrosa y abundante.
Intentemos nosotros ‘navegar’ hacia nuestro interior; cada vez ‘más adentro’ y no lo
dudemos, seremos testigos de hechos sorprendentes.
Para empezar allí encontraremos nuestros ‘huéspedes familiares’ que, como nos
enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, son: el Padre, Jesús el hijo, y con ellos, el
Espíritu que ilumina, une, abraza y ama en nosotros.
‘Pero Dios, que está en mí, que ha plasmado mi alma, que habita en ella como
Trinidad, está también en el corazón de los hermanos’
‘Si, es necesario vivir mi propia vida interior, sin huir sin embargo, de los hermanos,
sino recibiéndolos en mi celda, o en mi cielo (que es mi mundo interior) o penetrando
en el mundo de ‘ellos’ (conceptos vertidos por Chiara Lubich, fundadora del
movimiento de Focolares).
De modo que ‘sus’ problemas son los ‘míos’, y ‘mis’ alegrías los alcancen a ‘ellos’ en
ese mundo misterioso que es la Santísima Trinidad que se gesta y vive en nosotros.
Todo esto por más simple que parezca, significa renuncia, sacrificio, amor, y nos
pone a Dios, es decir, en este mundo de eternidad cuyo umbral hemos traspasado ‘al
navegar mar adentro’, y donde también se encuentran mis hermanos: el prójimo.
Repito, no es lógico amar a Dios, Padre amoroso, Hijo sublime y Espíritu de Amor
eterno, únicamente en nuestra intimidad, sino también en la intimidad del prójimo y
para lograrlo hemos de incorporarlo a nuestra vida, porque ya está ahí, se nos une en
la Trinidad, y si lo rechazamos, los que quedaremos afuera seremos nosotros.
¡ Qué misterio inefable! ¡ Qué insondables tus designios! Pero qué amable y
misericordioso es tu Hijo, que cálido y consolador Tu Espíritu que ilumina nuestro
camino aunque crucemos por oscuras quebradas.
¡ Qué dulce la presencia de tu hija predilecta, Madre del Niño Redentor y madre
nuestra, esposa del Espíritu Santo!
Ayúdanos a darle la bienvenida a nuestras almas a ese prójimo que a veces nos
resulta molesto, pero que es el lugar de encuentro contigo.
Para compartir:
Escuchamos la Palabra:
Para Reflexionar:
Si llegamos a vislumbrar el gran misterio que se gesta y se realiza en nosotros, ¿qué
es lo primero que tenemos que aprender para lograr vivirlo en plenitud, amando al
prójimo? ¿Orar? ¿Meditar?
Para Orar:
Yo quiero ser, Señor, amado
Como barro del alfarero.
Rompe mi vida, hazla de nuevo
(grande, generosa, hospitalaria, que abarque toda la humanidad).
Yo quiero ser un vaso nuevo
Compromiso
¿Qué voy a hacer para desarrollar en mí la capacidad de ver el aspecto positivo de las
personas que me parecen insoportables.?