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El estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado,
furioso o ansioso. Lo que es estresante para una persona no necesariamente es estresante para
otra.
Consideraciones generales
El estrés es una parte normal de la vida de toda persona y en bajos niveles es algo bueno, ya que
motiva y puede ayudar a ser más productivo. Sin embargo, demasiado estrés o una respuesta
fuerte al estrés es dañina. Esto puede predisponer a tener una salud general deficiente, al igual
que enfermedades físicas y psicológicas específicas como infección, cardiopatía o depresión. El
estrés persistente puede llevar a que se presente ansiedad y comportamientos malsanos como
comer demasiado y consumir alcohol o drogas.
Mareo
Dolores de cabeza
Tensión muscular
Respiración rápida
Frecuencia cardíaca rápida o irregular
Sudoración
Fasciculaciones o temblores
Disminución de la concentración
Fatiga
Problemas sexuales
La ansiedad puede ocurrir como parte de un trastorno de ansiedad. Los trastornos de ansiedad
son un grupo de afecciones psiquiátricas que involucran ansiedad excesiva e incluyen:
Trastorno obsesivo-compulsivo
Trastorno de pánico
Fobias específicas
Causas comunes
Ciertas drogas, tanto psicoactivas como medicinales, pueden llevar a que se presenten síntomas
de ansiedad, ya sea debido a los efectos secundarios o a la abstinencia de la droga. Tales drogas
comprenden:
Alcohol
Cafeína
Cocaína
Descongestionantes
Marihuana
Nicotina
Una dieta deficiente (por ejemplo, niveles bajos de vitamina B12) también puede contribuir al
estrés o a la ansiedad. En casos muy poco comunes, un tumor de la glándula
suprarrenal(feocromocitoma) puede causar ansiedad o síntomas similares al estrés. Estos
síntomas son causados por una sobreproducción de hormonas responsables de los sentimientos
de ansiedad.
Cuidados en el hogar
La solución más efectiva para un problema de ansiedad o estrés es encontrar y abordar su fuente.
Esto puede ser difícil, debido a que la causa de la ansiedad puede no ser consciente. Un primer
paso consiste en hacer un inventario de los factores que usted piensa que podrían estar
ocasionando el "exceso de estrés", tratando de ser lo más honesto posible consigo mismo:
Lleve un diario de las experiencias y pensamientos que parecen estar relacionados con la
ansiedad. ¿Sus pensamientos le están agregando ansiedad en estas situaciones?
Luego, encuentre a alguien confiable (amigo, miembro de la familia, vecino, clérigo) que lo
escuche. Con frecuencia, el simple hecho de hablar con un amigo o un ser querido es todo lo que
se necesita para ayudar a calmar la ansiedad. La mayoría de las comunidades también cuentan con
recursos como los grupos de apoyo y líneas de atención que pueden ayudar. Los trabajadores
sociales, los psicólogos y los psiquiatras pueden ser muy efectivos para ayudarle a reducir la
ansiedad a través de terapia y medicación. Igualmente, encuentre opciones de estilo de vida
saludable que le ayuden a hacerle frente al estrés. Por ejemplo:
Duerma bien.
Presenta mareo, respiración rápida o latidos cardíacos rápidos por primera vez o es peor
de lo usual.
Ha intentado medidas de cuidados personales durante varias semanas sin éxito o siente
que su ansiedad no se va a resolver sin ayuda profesional.
Pregúntele al farmaceuta o al médico si cualquier medicamento recetado o de venta libre que
usted esté tomando le puede causar ansiedad como efecto secundario. No deje de tomar los
medicamentos recetados sin recibir instrucciones por parte del médico.
El médico tomará la historia médica y realizará un examen físico, prestando especial atención al
pulso, a la frecuencia respiratoria y a la presión arterial. El médico puede hacer las siguientes
preguntas para ayudarle a entender mejor la ansiedad, el estrés o la tensión:
¿Presenta síntomas físicos junto con las sensaciones de ansiedad? ¿Cuáles son?
Nombres alternativos:
DEPRESIÓN
La depresión se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, miserable o
derrumbado. La mayoría de las personas se sienten de esta manera una que otra vez durante
períodos cortos. La verdadera depresión clínica es un trastorno del estado anímico en el cual los
sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período
prolongado.
Consideraciones generales
La baja autoestima es común con la depresión, al igual que los arrebatos repentinos de ira y falta
de placer en actividades que normalmente lo hacen feliz, incluyendo la actividad sexual. Es posible
que los niños deprimidos no tengan los síntomas clásicos de la depresión en los adultos. Vigile
especialmente los cambios en el rendimiento escolar, el sueño y el comportamiento. Si usted cree
que su hijo podría estar deprimido, vale la pena consultarlo con el médico.
Distimia: una forma de depresión más leve que dura hasta 2 años.
Trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés): ocurre durante las estaciones
de otoño e invierno y desaparece durante la primavera y el verano, probablemente debido
a la falta de luz solar.
La depresión también puede ocurrir con manías (conocida como depresión maníaca o trastorno
bipolar). En esta afección, los estados de ánimo están en un ciclo entre manía y depresión.
La depresión es más común en las mujeres que en los hombres y es especialmente frecuente
durante los años de adolescencia. Los hombres parecen buscar ayuda con relación a sentimientos
de depresión con menos frecuencia que las mujeres; por lo tanto, las mujeres pueden
simplemente tener más casos documentados de depresión.
Causas comunes
La depresión a menudo es un mal de familia, esto posiblemente debido a los genes (hereditaria),
comportamiento aprendido o ambos. Incluso si los genes hacen que usted tenga mayor
probabilidad de presentar depresión, un hecho estresante o una vida infeliz generalmente
desencadenan el comienzo de un episodio depresivo.
Alcoholismo o drogadicción
Estrés crónico
Una desilusión en el hogar, en el trabajo o en la escuela (en los adolescentes, por ejemplo,
puede darse por la ruptura de relaciones con el novio o la novia, perder una materia o el
divorcio de los padres)
Problemas de sueño
Aislamiento social (común en los ancianos)
Cuidados en el hogar
Si usted presenta depresión durante dos semanas o más, debe ponerse en contacto con el médico,
quien le puede ofrecer opciones de tratamiento. Sin importar si presenta una depresión leve o una
depresión mayor, las siguientes medidas de cuidados personales pueden ayudar:
Duerma bien
Trate de hablar con clérigos o consejeros espirituales quienes pueden ayudar a darle
sentido a experiencias dolorosas
Agregue ácidos grasos omega-3 a la dieta, los cuales se pueden obtener del pescado de
agua fría como el atún, el salmón o la caballa
Si la depresión ocurre en los meses de otoño o invierno, ensaye con fototerapia usando una
lámpara especial que simula la luz del sol.
Muchas otras personas ensayan con una hierba popular que no requiere receta médica llamada la
hierba de San Juan. Algunos estudios sugieren que este remedio puede servir para la depresión
leve, pero no para la depresión moderada o severa. Tenga cuidado con esta hierba, ya que tiene
muchas interacciones potenciales con drogas y NO SE DEBE tomar con antidepresivos recetados,
píldoras anticonceptivas, inhibidores de proteasa para VIH, teofilina, warfarina, digoxina,
reserpina, ciclosporina o loperamida. Consulte con el médico si está pensando en utilizar esta
hierba para la depresión leve.
Llame al 911, a una línea nacional de ayuda en casos de suicidio o acuda a la sala de urgencias más
cercana si tiene pensamientos suicidas, un plan para cometer suicidio o intenciones de hacerse
daño o lastimar a otros.
Ha tenido sentimientos de depresión que perturban la vida laboral, escolar o familiar por
más de dos semanas.
Piensa que uno de los medicamentos que está tomando actualmente puede estar
causándole depresión. Sin embargo, NO cambie ni suspenda los medicamentos sin previa
consulta con el médico.
Se hace la historia clínica completa, una entrevista psiquiátrica y se realiza un examen físico para
tratar de clasificar la depresión como leve, moderada o severa y ver si hay una causa subyacente
tratable (como consumo excesivo de alcohol o baja actividad de la tiroides). Por lo general, se
recomienda hospitalización cuando el suicidio parece posible.
Es de esperar alguna exploración de los asuntos y eventos asociados con los sentimientos de
depresión. El médico hará preguntas acerca de:
Si alguna vez han cruzado por su mente pensamientos para terminar con su vida.
El tratamiento varía de acuerdo con la causa y gravedad de los síntomas depresivos, así como las
preferencias personales del paciente. La terapia más efectiva para una depresión moderada o
severa es una combinación de medicamentos antidepresivos y psicoterapia; mientras que para la
depresión leve, la asesoría y las medidas de cuidados personales sin medicamentos pueden ser
suficientes.
Si está tomando otros medicamentos para otros propósitos que pudieran causar depresión como
efecto secundario, es posible que sea necesario cambiarlos. Sin embargo, NO cambie ni deje de
tomar ningún medicamento sin consultar con el médico.
Para las personas que se encuentran tan deprimidas que son incapaces de valerse por sí mismas o
que tienen una tendencia suicida y no se les puede cuidar de manera segura en la comunidad,
puede ser necesaria la hospitalización psiquiátrica.
Prevención
Los hábitos de vida saludables pueden ayudar a prevenir la depresión o disminuir las posibilidades
de que se presente de nuevo. Dichos hábitos abarcan alimentarse de manera adecuada, hacer
ejercicio regularmente, aprender a relajarse y no consumir alcohol ni drogas.
La asesoría le puede ayudar en los momentos de aflicción, estrés o desánimo. La terapia de familia
puede ser particularmente importante para los adolescentes que se sienten deprimidos.
Nombres alternativos:
Según los estudios, estos tres cambian directamente nuestras percepciones de la vida. Afectan
nuestro cerebro y la forma en que nos relacionamos con los demás. También modifican nuestra
autoconfianza, el entusiasmo y la ilusión en una tarea o trabajo. Entre otros problemas hacen
bajar nuestras defensas inmunológicas.
La zona, donde atacan la depresión, la ansiedad y el estrés, es la prefontral del cerebro, es decir,
donde se desarrolla el pensamiento más avanzado, se imagina el futuro, se valoran las estrategias
para solucionar los problemas y se toman decisiones. Además, dicha zona está muy relacionada
con el sistema límbico, o sea, el cerebro emocional.
El estrés es una palabra que hoy en día está en boca de todos. Puede aparecer luego de cualquier
situación o pensamiento y nos hace sentir ansiosos, furiosos o frustrados. Los médicos dicen que
tener estrés en niveles bajos es bueno. Sin embargo, no es así, cuando estos aumentan.
Demasiado estrés predispone a la persona a sufrir todo tipo de enfermedades, tanto físicas, como
psicológicas.
Investigaciones afirman también que una dieta deficiente en vitamina B12 puede conllevar al
estrés. Lo mismo dicen sobre el consumo de algunas sustancias tales como alcohol, nicotina o
medicamentos para tiroides.
Este problema podría describirse como el hecho de estar tristes, infelices, melancólicos,
derrumbados o miserables. A veces hay motivos para eso, a veces, no. La mayoría de las personas
sienten depresión una vez en su vida, casi siempre en periodos cortos. La depresión clínica es un
trastorno que se mantiene en el tiempo y que modifica los estados de ánimo. Uno siente ira o
frustración por cualquier cosa, y las ganas de llorar aparecen en cualquier momento.
La depresión se clasifica en términos de gravedad: leve, moderada o severa. Un médico psiquiatra
puede determinarlo con una sesión o varias y recomendar el tratamiento correcto. Los síntomas
de la depresión más comunes son: dificultades para dormir, exceso de sueño, cambios en el
apetito (desde la ansiedad por comer todo hasta los periodos, cuando nada se puede ingerir),
aumento o pérdida de peso, falta de energía, fatiga, odio a sí mismo, sentimientos de inutilidad,
culpa inapropiada, agitación, irritabilidad, inquietud, dificultad para concentrarse, retraimiento de
las actividades usuales, inactividad, abandono, desesperanza, pensamientos de muerte o suicidio.
La baja autoestima es uno de los síntomas más comunes de la depresión. Otro síntoma es la
falta de placer en actividades que usualmente nos hacen felices (como pasar días en familia o la
actividad sexual). Para que la depresión se considere depresión, deben presentarse cinco o más
síntomas por dos semanas consecutivas. Y la atípica es la que sufren un tercio de los pacientes.
También podemos encontrar la distimia, es decir, un tipo de depresión leve que dura dos años.
Hechos que provocan depresión: el parto (muchas mujeres sufren de la llamada depresión post-
parto al tener el bebé), el ciclo menstrual (una semana antes del período; los síntomas
desaparecen, cuando se está menstruando) y el estacional (ocurre en los meses fríos de invierno y
otoño, pero se va, cuando llega la primavera y el verano; se debe a la falta de luz solar).
Se trata de una respuesta emocional a un estímulo o varios, que pueden estar tanto dentro, como
fuera del paciente. Esto quiere decir que se presentan por los pensamientos, sentimientos o
acontecimientos de la vida en general. Engloba aspectos corporales, gran activación del sistema
periférico y motor e implica un cambio de comportamiento. La ansiedad está relacionada a la
supervivencia, lo mismo que el miedo, la ira, la felicidad y la tristeza.
Se ha confirmado que para preservar la integridad física ante un ataque o amenaza, las personas
ponen en marcha respuestas rápidas, adaptativas y eficaces. Hoy en día se estima que más del
20% de la población padece de un trastorno de ansiedad, y muchas personas ni siquiera lo saben.
Estos trastornos se manifiestan a través de síntomas como respuesta a largos periodos de estrés y
angustia o situaciones de peligro que sólo existen en tu mente, pero ¿qué síntomas te pueden
causar la ansiedad y la depresión?
Las causas más comunes a sufrir alguno de estos trastornos son las preocupaciones exageradas y
reiteradas y la dificultad para adaptarte a los cambios en tu vida personal o profesional.
La ansiedad y la depresión son trastornos que pueden controlarse mediante algunos sencillos
ejercicios, que practicados de forma regular, un par de veces al día, ayudarán a disminuir
considerablemente estos molestos síntomas incluso hacerlos desaparecer por completo,
favoreciendo la relajación y aportando un estado de calma y un mayor control en situaciones
de estrés.
Los ejercicios de relajación constituyen una de las prácticas mas utilizadas y efectivas para reducir
estos síntomas. Practicados de forma habitual eliminan la tensión muscular y mental llevándonos a
un completo estado de paz y armonía, que en principio podría resultar extraño debido al continuo
estado de tensión al que ha estado sometido nuestro cuerpo.
Además de disminuir los síntomas de ansiedad y depresión, estos ejercicios son muy útiles para
aumentar la capacidad de concentración y desarrollar las habilidades, mejorar la calidad del sueño
de manera natural, estabilizar el ritmo cardíaco y respiratorio, reforzar el sistema inmunitario
debilitado por el estrés, aumentar la autoestima, aportan energia y vitalidad, evitar la
hiperventilación y respirar mejor, proporcionar un descanso de calidad, aumentar la recuperación
física y mental, disminuir y controlar la tensión arterial, disminuir los dolores musculares debido a
la tensión, reducir el estrés diario y facilitar la relajación, mejorar la circulación sanguínea, etc. ¡No
esperes más y elimina ya tu ansiedad o depresión!
Ejercicios de relajación
¿En qué consiste? El ejercicio de relajación consiste en suprimir la tensión muscular y mental
producida por situaciones prolongadas de estrés y ansiedad, mediante sencillas técnicas y el
control de nuestro propio pensamiento que tienen como objetivo alcanzar un estado de calma y
paz interior, este es el objetivo de la relajación.
¿Quién puede hacer estos ejercicios? Puede realizarlo cualquier persona (excepto personas con
restricción médica por causas especiales, debes consultar antes con un especialista) pero está
especialmente indicado para las personas que sufren trastornos de ansiedad o depresión,
personas expuestas a largos periodos de tensión y estrés, trastornos del sueño, dolores
musculares u otros síntomas entre otros.
1. Puedes hacer estos ejercicios de relajación sentado, de manera que tus piernas queden en
angulo recto y ligeramente separadas, apoya tus antebrazos en los muslos y tu coloca tu cabeza
descansando sobre tu pecho, tu cuello debe estar bien relajado. También puedes hacer estos
ejercicios tumbado hacia arriba, con las piernas ligeramente separadas y los brazos a lo largo del
cuerpo o descansando sobre tu pecho.
2. Escoge un lugar tranquilo y agradable, con luz cálida, puedes añadir música relajante si lo
prefieres, lo importante es que te sientas cómodo.
3. Realiza estos ejercicios dos o tres veces al día, por la mañana cuando te levantas, a mediodia y
por la noche antes de dormir.
Beneficios de la relajación
Los beneficios que nos aportan los ejercicios de relajación son entre otros muchos:
• La disminución de los niveles de ansiedad y una mayor capacidad para afrontar situaciones de
estrés.
• Mejoran la digestión.
• Proporcionan un descanso más profundo y de calidad.
• Mayor capacidad para conciliar el sueño de forma natural mejorando la calidad del sueño.
Al igual que practicamos ejercicios para fortalecer el cuerpo ¿por qué no hacerlo también con la
mente? Si te fijas la gran mayoría de la gente se preocupa por su físico, va al gimnasio y corre,
pero no lo hace con la otra parte imprescindible que es su estado mental o emocional y se olvida
de la importante relación entre cuerpo y mente. Para que esto no te pase a ti vamos a
mostrar como hacerlo a través de la meditación.
La meditación es la forma con la que alcanzamos un estado de paz interior y en la que nuestra
mente se encuentra totalmente despejada y libre de pensamiento ¿cuánto tiempo hace que no te
sientes así? Mucho ¿verdad? Las personas que practican meditación a diario tienen por lo general
mayor capacidad de concentración, mayor resistencia al estrés o a trastornos como la ansiedad o
la depresión, facilidad para conciliar el sueño, una gran capacidad para relajarse y la autoestima
bastante alta. Para que tú también puedas disfrutar de estos beneficios realiza este sencillo pero
efectivo ejercicio ideal para principiantes como parte de tu rutina ¡Adelante!
1 En primer lugar escoge un lugar lo más agradable y tranquilo posible, no debería estar ni muy
oscuro ni demasiado iluminado pero esto es a gusto de cada uno, lo importante es que este lugar
te aporte relajación y positividad. Dos buenas opciones son meditar en casa, en una habitación
iluminada con la luz de una vela, o meditar en un entorno natural, al amanecer o al atardecer por
el efecto relajante de su luz natural.
4 Ahora que ya estás en una posición cómoda y relajada toma una respiración completa, para
ello inspira lenta y profundamente hinchando primero el abdomen, luego tu pecho y por último
tus clavículas, mantén el aire contando hasta tres tranquilamente y expúlsalo deshinchando en
orden inverso a la inspiración. Sin forzarte aguanta sin aire hasta que el cuerpo te lo pida y
comienza de nuevo a inspirar, repite todo este proceso diez veces antes de comenzar a meditar.
Durante la meditación la respiración debe ser lo más tranquila y pareja posible.
5 Cierra los ojos e imagina una llama, la llama cálida y relajante de una vela, mantén esa imagen
durante varios segundos.
6 Con la llama firmemente grabada en tu mente llévala muy lentamente a tu imaginación hacia el
interior de tu cabeza, despacio y tranquilamente.
Hazla bajar iluminando y purificando todas las partes del cuerpo por donde la llama transcurre.
Primero por tu cabeza, tus ojos, tus oídos y luego hacia tu boca, siempre iluminando y purificando
todas las partes por donde pasa. Déjala reposar unos segundos y siente como tu mente está cada
vez más despejada.
7 Ahora bájala a través de tu garganta hacia tu corazón, allí descansará por unos segundos e
iluminará tu corazón con una luz muy brillante, llena de energía. Mantén aquí la llama el tiempo
que necesites, con un minuto será suficiente al principio pero puedes hacerlo el tiempo que creas
conveniente.
8 Después la llama se dividirá en dos, una parte que se dirigirá a la zona derecha de tu cuerpo y
otra a la zona izquierda iluminando y purificando en primer lugar tus brazos y tus manos,
seguidamente irá bajando por el tronco hasta tus piernas y por último acabará en tus pies.
9 En este nivel de concentración, en el que la llama es más intensa y te proporciona una agradable
sensación de bienestar, tómate tu tiempo y trata de relajar aún más tu mente y de no pensar en
nada. No debes luchar contra tus pensamientos, sino observarlos y dejarlos marchar.
10 Si realizas este ejercicio por la noche antes de dormir no debes preocuparte, disfruta de tu
relajación y duerme. Si por el contrario lo haces durante el día y quieressalir de la
meditación mueve los dedos de tus manos y de tus pies poco a poco, luego mueve tu cuello
lentamente para no marearte, abre y cierra la boca varias veces y desperézate.
Inspira lenta y profundamente, la mano en tu pecho debe permanecer tan quieta como sea
posible y la de tu abdomen debe subir a la vez que coges aire.
Retén la respiración contando hasta tres, luego suelta el aire teniendo en cuenta que la mano de
tu pecho debe permanecer quieta y la de tu abdomen debe bajar a la vez que espiras. Mucho
mejor ¿verdad?
Ahora tu atención debe centrarse en el tórax y en las costillas. Como en el ejercicio anterior,
coloca una mano en la parte superior del pecho y otra en el abdomen.
Inspira lenta y profundamente, la mano de tu pecho debe subir a la vez que coges aire y la de tu
abdomen debe permanecer quieta. Debes apreciar como tu caja torácica se llena y se vacía y como
tu abdomen permanece quieto mientras tanto. Continúa con el siguiente ejercicio.
Coloca una mano en tu pecho y otra en tu abdomen. Inspira lenta y profundamente, debes notar
que tu abdomen y tu pecho permanecen quietos mientras que la parte superior del tórax y las
clavículas se llenan de aire. Expulsa todo el aire y presta atención a como tu zona clavicular se
vacía.
Bien, con estos tres ejercicios has reconocido los músculos que intervienen en la
respiración. Disfruta ahora del ejercicio que te ayudará a relajarte por completo.
Es la unión de los tres tipos de respiración que hemos visto anteriormente. Utiliza todos estos
músculos a la vez con el propósito de aprovechar al máximo toda tu capacidad pulmonar para
relajarte y eliminar los malos hábitos adquiridos por la ansiedad o la depresión.
5. Comienza a expulsar el aire por la boca sintiendo como tus clavículas se deshinchan,
seguidamente el tórax y después tu abdomen, en orden inverso a cuando inspiras.
6. Por último mantén tus pulmones vacíos unos instantes hasta que tengas ganas de volver a
respirar y comienza de nuevo el ejercicio.
Ansiedad y depresión
Ansiedad y depresión son dos trastornos emocionales complejos, que implican también problemas
en pensamientos y conductas. Aunque son distintos, presentan ciertas similitudes que pueden
ocasionar confusión al intentar distinguirlos. Pasaremos en primer lugar a ver en que son
diferentes, para luego ver sus aspectos comunes y acabar con una breve reflexión sobre el tema.
Aspectos diferenciales
Además en los trastornos de ansiedad hay otra serie de características diferenciales respecto de la
depresión. No hay variación a lo largo del día (salvo en algunos casos con fuertes componentes
anticipatorios, que suelen sentirse peor al despertarse y primeras horas del día), ni en las
diferentes estaciones del año. Por otro lado, la ansiedad no implica perdida de la capacidad de
disfrute y obtención de placer, como sucede en la depresión.
Cada uno de los diferentes trastornos de ansiedad presenta unas características propias y
definitorias que los distinguen de la depresión y de otros trastornos de la ansiedad. De esta
manera en el trastorno obsesivo-compulsivo existen rumiaciones y rituales específicos. En
el trastorno por estrés postraumático hay reexperimentaciones del trauma (flashbacks). El miedo
al miedo es propio del trastorno de pánico. Y el temor a hacer el ridículo es característico de
la fobia social.
Sistema de alerta
Culpa inapropiada
El tratamiento quiere aumentar la actividad y enseñar que hay relación entre actuar y
recibir recompensas.
Tanto ansiedad como depresión son formas de reaccionar ante eventos externos o internos. Por lo
que en ellas son muy importantes las atribuciones. Si un evento lo vemos como una amenaza se
disparará nuestro sistema de alerta (la ansiedad), si lo interpretamos como una pérdida o un fallo,
seguramente se activará nuestro sistema de conservación de energía (la depresión).
Las clasificaciones internacionales de los trastornos mentales se han hecho de estas coincidencias.
De manera no tan explícita ambas clasificaciones también reflejan la coexistencia entre ansiedad y
depresión, en lasreacciones de adaptación (CIE-10) o trastornos adaptativos (DSM-V). En ambos
casos se trata de una respuesta exagerada a una situación estresante que aparece en los 3 meses
siguientes al acontecimiento. Estas reacciones o trastornos se pueden manifestar con síntomas
predominantemente de ansiedad, de depresión, de un combinación de ambas o de otras
emociones o conductas perturbadoras (ira, preocupación, violencia, etc…).
Aspectos comunes
Un 70% de los trastornos depresivos refieren ansiedad de diferentes grados y tipos. Un porcentaje
todavía mayor de personas que sufren trastornos de ansiedad, terminan por presentar también
sintomatología depresiva de diversa consideración.
Vamos a enunciar algunos aspectos que pueden explicar la confluencia que usualmente se da
entre la ansiedad y la depresión:
Pueden llevar a conductas y pensamientos muy similares, aunque con causas y contenidos
diferentes. Así la reclusión en casa se dan en la agorafobia con trastorno de pánico y en la
depresión, pero en la primera se debe al miedo a experimentar una crisis de pánico y en la
segunda a la tristeza y a la falta de motivación. Sin embargo, como las causas no siempre
se pueden dilucidar la distinción puede ser una ardua tarea.
Se cree que puede existir una relación genética entre algunos trastornos de ansiedad y la
depresión. Sería el caso del trastorno obsesivo-compulsivo que guarda más relación con la
depresión que con algunos trastornos de la ansiedad, y el del trastorno de pánico.
De entre los intentos por explicar las relaciones entre ambas, destaca el de Kendall y Watson.
Estos autores usan la Teoría Diferencial de la Emociones de Izard para la que ansiedad y depresión
son emociones complejas que recogen diferentes combinaciones de emociones básicas. En la
primera predomina el temor, y en la segunda la tristeza. Pese a distinguirse en la emoción básica
se asemejan en otras emociones, lo cuál puede llevar a que se confundan. Para Kendall y Watson
tanto ansiedad como depresión se podrían incluir en una categoría más amplia denominada
Afectividad Negativa, formada básicamente por emociones negativas (con sus correspondientes
conductas y pensamientos negativos). Por esta categoría quedarían explicadas tanto las
coincidencias como las diferencias.
La relación que se pueda dar entre ansiedad y depresión no es fija ni inamovible. Al contrario,
presenta oscilaciones a lo largo de su curso. De manera que, en un cierto momento, es posible que
predomine una u otra sintomatología.
__________
Vallejo, J.R.; Gastó, C.F. (1990). Trastornos afectivos y depresivos Barcelona. Editorial Salvat.
Watson,D.; Kendall, P.H. (Eds.) (1989)Anxiety and depression: distinctive and overlapping
features. San Diego. Academic Press Inc.
https://www.youtube.com/watch?v=0eipl5CjdT4&feature=player_embedded
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La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se
inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas
y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro
emocional.
El Dr. Puig médico cirujano nos comenta que lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba
mostrando. Hay que entrenar nuestra mente. Una persona ilusionada, comprometida y que confía
en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
Sabemos que las experiencias estresantes pueden hacer que los síntomas de ansiedad y depresión
sean más severos. El estrés es un peligro para el cerebro humano. Varios estudios han revelado
que las hormonas que se descargan en nuestro organismo cuando estamos estresados,
preocupados o nerviosos deterioran una región del cerebro relacionada con funciones cognitivas
como la memoria y la orientación espacial.
Ahora podemos comprender porque cuando estamos estresados, nos sentimos inseguros, lo cual
debilita también nuestro sistema inmunológico. En un sistema inmuno débil rápidamente se
asienta un desequilibrio y el organismo es más propenso a contraer infecciones y otras
enfermedades.
Tus pensamientos y palabras son una forma de energía vital que tienen la capacidad de interactuar
con todo tu organismo y producir cambios físicos muy profundos.
Diversos estudios han demostrado que un minuto entreteniendo en un pensamiento negativo deja
el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El estrés, esa sensación de
agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y las
hormonas.
Existe un gran interés en el ámbito académico y científico en descubrir otras causas y efectos de la
depresión, ansiedad y otros trastornos psicológicos. Según la Organización Mundial de la Salud,
son actualmente, los factores que más influyen en la aparición de enfermedades crónicas en el
mundo. Por ello, a través de un nuevo estudio un grupo de investigadores decidieron averiguar si
el estrés provocado por los conflictos personales y los deportes competitivos podrían
desencadenar la liberación de moléculas conocidas como citoquinas, que se han relacionado con
la inflamación.
Los participantes del estudio llevaron registros diarios sobre sus actividades durante ocho días,
enfocándose en sus relaciones con los demás y en si eran positivas o negativas. Los participantes
también se hicieron pruebas de estrés en el laboratorio.
Los investigadores hallaron que los niveles de citoquinas aumentaban tras interacciones
"negativas", por lo general discusiones. Pero jugar deportes no tuvo el mismo efecto, aunque es
competitivo. Esto podría deberse a que "en realidad hablamos de partidos amistosos", apuntó
Taylor. "No vimos a la USC jugando en la final de fútbol". Es posible que algunos tipos de
competencias, como los juegos de póker, puedan provocar inflamación, apuntó.
¿Por qué importa si el estrés desencadena moléculas asociadas con la inflamación? "Si uno no está
herido, no tienen a dónde ir, están en circulación", señaló Taylor. "No se dirigen al lugar de una
herida ni participan en actividad contra una infección". La inflamación de bajo grado del organismo
puede contribuir a la acumulación de placa que bloquea las arterias y también a otros trastornos
relacionados con un sistema inmunitario fuera de control. Lo cual también afecta nuestra
capacidad de percepción y nuestras emociones.
Aunque muchos no lo crean, nuestro cuerpo tiene recursos propios y completamente naturales
para combatir a estos enemigos.
Nos atrevemos a incluir un nuevo paradigma, así como la mente puede afectar el cuerpo, nuestro
cuerpo también afecta y puede cambiar nuestra mente. Si nuestro organismo es un sistema de
biofeedback integrado entonces debemos apoyar los cambios de hábitos de nuestra mente y
mejorar la salud del cuerpo, de esta manera podemos sanar y equilibrar el circuito completo.
Lo primero es cambiar nuestro foco de atención que se ha centrado en los pensamientos que nos
están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones
partan desde un punto de vista inadecuado. Es más sano e inteligente llevar el foco de atención a
la respiración, que tiene la capacidad de calmar nuestro estado mental.
Prestar atención especial a las micotóxinas de los alimentos y las levaduras saprofitas como
la Candida Albicans (Candidiasis) que normalmente se encuentra en la cavidad oral, en el tracto
gastrointestinal y en los genitales.
Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una
línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por
ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por quéque el cómo.
Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad,
sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad. Nuestras creencias
determinan gran parte de nuestra vidas, y la mayoría de los obstáculos que nos cuesta trabajo
superar son como una fuerza hipnótica interior que proviene de nuestras creencias limitantes.
Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906 dijo: "Todo ser humano, si se lo
propone, puede ser escultor de su propio cerebro".
La palabra es una forma de energía vital y no estamos hablando de retórica ni tampoco de terapias
alternativas de tipo místico. En algunos estudios se ha podido fotografiar con tomografía de
emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera
más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar
físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas mismas
enfermedades.
Para aquellos que les cuesta creer, porque piensan que lo han intentado todo, los incentivamos a
hacer la prueba. Busquen información, comparen, analicen y saquen sus propias conclusiones.
Aquí estamos hablando de ciencia y no de técnicas de éxtasis, ni seudovisiones místicas. Cada vez
hay más datos de la neurociencia que apuntan hacia la importancia del Conocimiento y el Nivel de
Conciencia.
Por ejemplo, las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar los núcleos
del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han
demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio,
las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%. Nuestra percepción va más allá de la
razón.
Según Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una
comunicación va por debajo de la conciencia. Y la mayoría de las personas tenemos la tendencia
de confundir nuestros puntos de vista o creencias con la verdad. Y la verdad no es absoluta
aunque a muchas personas les cueste aceptarlo.
El miedo surge en nuestras creencias y experiencias que hemos registrado como peligrosas o poco
seguras. El miedo nos impide salir de la zona de confort; tendemos a la seguridad de lo conocido, y
esa actitud nos impide realizarnos. No veremos cambios en nuestra vida si continuamos haciendo
lo mismo y permaneciendo en la zona de confort.
Podemos cambiar los hábitos de pensamiento y entrenar nuestra mente y cuerpo. La coherencia
es vital en este proceso. Aprender del poder y la fuerza que provienen de la integridad honrando
tu propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente
nuestro cerebro. Tu mayor potencial reside en tu propia Conciencia.
Una sesión de ejercicios o aumentar nuestra actividad física o simplemente realizar un cambio en
la rutina de nuestras actividades puede mejorar el sistema de comunicación corporal completo.
Además de crear más y nuevas rutas neuronales que finalmente fortalecen y mejoran nuestra
capacidad de respuesta y reacción frente a diversos estímulos.
Durante fines de la década de los ochenta se descubrió que el ejercicio aumenta la concentración
de norepinefrina, también conocida como noradrenalina, en las regiones del cerebro que están
involucradas con la respuesta del cuerpo al estrés. La norepinefrina o noradrenalina resulta
especialmente interesante para los investigadores, ya que el 50% del suministro al cerebro se
produce en el locus coeruleus, un área del cerebro que conecta la mayoría de las regiones
cerebrales y funciones involucradas en nuestras respuestas emocionales.
Las pruebas preliminares sugieren que las personas físicamente activas tienen menores índices de
ansiedad y depresión que las personas sedentarias. Por lo tanto, podemos deducir que el ejercicio
puede brindarnos grandes beneficios al aumentar nuestra capacidad y nivel de respuesta, siendo
más eficaces para responder y hacer frente a las sustancias químicas cerebrales asociadas con el
estrés, la ansiedad y la depresión.
La privación del sueño hace que el sistema inmunológico entre en acción, reflejando el mismo tipo
de respuesta inmediata que tiene lugar tras la exposición al estrés, según un estudio publicado en
la revista Sleep.
En la nueva investigación, los glóbulos blancos de los 15 sujetos fueron medidos y analizados
después de un estricto horario de ocho horas de sueño, cada día, durante una semana. A
continuación, los participantes fueron expuestos a, por lo menos, 15 minutos de luz al aire libre
dentro de los primeros 90 minutos de vigilia, y se prohibió el uso de cafeína, alcohol o
medicamentos durante los últimos tres días. Este estudio fue diseñado para estabilizar los relojes
circadianos, y reducir al mínimo la falta de sueño, antes del estudio de laboratorio intensivo.
A muchas personas no les gusta dormir, para otras es una perdida de tiempo, pero más allá de
preferencias, gustos personales y creencias, es indiscutible que nuestro cuerpo requiere del
descanso adecuado para reponer su energía. Cuando dormimos nuestro organismo realiza muchas
funciones que no puede hacer en los períodos de vigilia.
Son conocidos los efectos de la privación del sueño y su relación con el desarrollo de
enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión; pero sobre todo sus efectos
negativos sobre nuestra claridad mental y nivel de alerta. Si estamos cansados no podamos lidiar
con situaciones que nos estresan, además nuestro ánimo y emociones se vuelven inestables,
disminuye considerablemente nuestro nivel de eficacia y respuesta.
La pérdida de sueño crónica es un factor de riesgo para el deterioro de nuestra salud y nuestra
mente. No somos máquinas, nuestro cuerpo necesita reponerse cada día de largas jornadas, la
mayoría de las veces extenuantes. Sea amable consigo mismo y con su cuerpo. Permítase el
descanso, deje de lado la obsesión, recuerde que no por hacer más cosas llegará más lejos o
alcanzará la meta más rápido.
Hay una gran diferencia cuando somos eficientes, y eso se aplica casi a todo los ámbitos de
nuestra vida. Sea eficiente y organizado. Así como apuntas en tu agenda las citas y reuniones de
trabajo, también debería haber en tu agenda tiempo para descansar y dormir. Los beneficios de un
buen dormir y la calidad de nuestro sueño han demostrado que nos ayuda a sostener el correcto
funcionamiento del sistema inmune y de todo el organismo. Recuerda serás más eficiente. Es
momento de comenzar a "Actuar a favor de tu destino".