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Día 301 de 365

JEREMÍAS 30,1-24 Progreso: 82.5 %

Introducción Lectura de hoy:


Jeremías 30,1 – 31,22
1 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos Eclesiástico 17,1-14
términos: 2 Así habla el Señor, el Dios de Israel: Escribe en un Juan 6,1-21
libro todas las palabras que yo te he dirigido, 3 porque
llegarán los días –oráculo del Señor– en que cambiaré la
suerte de mi pueblo Israel y Judá –dice el Señor– y los haré volver al país que he dado
a sus padres, y ellos lo poseerán.

4 Estas son las palabras que el Señor dirigió a Israel y a Judá:

Evocación del Día del Señor

5 Así habla el Señor:


Hemos oído un grito de terror,
¡es el pánico y no la paz!

6 Averigüen y vean
si puede un varón dar a luz.
¿Por qué, entonces, veoa todos los hombres
con las manos en las caderas
como una parturienta?
¿Por qué todos los rostros
se han puesto lívidos?

7 ¡Ay! Porque es grande aquel Día,


y no hay otro igual.
Es un tiempo de angustia para Jacob,
pero él se salvará de la angustia.

Israel liberado para servir al Señor

8 Aquel día –oráculo del Señor de los ejércitos– yo quebraré el yugo de su cuello y
romperé sus ataduras. Ya no servirán a extranjeros, 9 sino que servirán al Señor, su
Dios, y a David, su rey, que yo les suscitaré.

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La curación de las heridas de Israel

10 ¡Y tú no temas, servidor mío Jacob,


–oráculo del Señor–
no te espantes, Israel!
Porque yo te salvaré de un país lejano,
y a tu descendencia, del país de su cautiverio.
Jacob volverá y vivirá en calma,
tranquilo y sin que nadie lo perturbe.

11 Porque yo estoy contigo


–oráculo del Señor– para salvarte.
Sí, yo aniquilaré a todas las naciones
entre las cuales te había dispersado,
pero a ti no te aniquilaré:
te corregiré con equidad,
pero no te dejaré impune.

12 Porque así habla el Señor:


¡Tu herida es incurable,
irremediable tu llaga!

13 Nadie defiende tu causa,


no hay remedio para tu herida,
tú ya no tienes cura.

14 Todos tus amantes te han olvidado,


no se interesan por ti.
Porque yo te he golpeado como golpea un enemigo,
con un castigo cruel,
a causa de tu gran iniquidad,
porque tus pecados eran graves.

15 ¿Por qué gritas a causa de tu herida,


de tu dolor incurable?
A causa de tu gran iniquidad,
porque tus pecados eran graves,
yo te hice todo esto.

16 Pero los que te devoran serán devorados


y todos tus adversarios irán al cautiverio;
los que te despojan serán despojados
y a los que te saquean, los entregaré al saqueo.

17 Sí, yo cicatrizaré tu llaga


y te sanaré de todas tus heridas
–oráculo del Señor–
porque te llaman "La Expulsada,
esa Sión, de la que nadie se preocupa".

Restauración de Sión y de sus instituciones

18 Así habla el Señor:

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Sí, yo cambiaré la suerte de las carpas de Jacob
y tendré compasión de sus moradas;
la ciudad será reconstruida sobre sus escombros
y el palacio se levantará en su debido lugar.

19 De allí saldrán cantos de alabanza


y risas estridentes.
Los multiplicaré y no disminuirán,
los glorificaré y no serán menoscabados.

20 Sus hijos serán como en los tiempos antiguos,


su comunidad será estable ante mí
y yo castigaré a todos sus opresores.

21 Su jefe será uno de ellos


y de en medio de ellos saldrá su soberano.
Yo lo haré acercarse, y él avanzará hacia mí,
porque si no, ¿quién se atrevería
a avanzar hacia mí? –oráculo del Señor–.

22 Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.

El Juicio del Señor

23 ¡Miren el huracán del Señor,


ha estallado el furor,
arrecia la tempestad,
gira sobre la cabeza de los malvados!

24 El ardor de la ira del Señor no se volverá atrás


hasta haber ejecutado y cumplido
los designios de su corazón.
Al término de estos días,
ustedes lo entenderán.

JEREMÍAS 31,1-22

1 En aquel tiempo - oráculo de Yahveh - seré el Dios de todas las familias de Israel, y
ellos serán mi pueblo.
2 Así dice Yahveh: Halló gracia en el desierto el pueblo que se libró de la espada: va a
su descanso Israel.
3 De lejos Yahveh se me apareció. Con amor eterno te he amado: por eso he reservado
gracia para ti.
4 Volveré a edificarte y serás reedificada, virgen de Israel; aún volverás a tener el
adorno de tus adufes, y saldrás a bailar entre gentes festivas.
5 Aún volverás a plantar viñas en los montes de Samaría: (plantarán los plantadores, y
disfrutarán).
6 Pues habrá un día en que griten los centinelas en la montaña de Efraím: "¡Levantaos y
subamos a Sión, adonde Yahveh, el Dios nuestro!"
7 Pues así dice Yahveh: Dad hurras por Jacob con alegría, y gritos por la capital de las
naciones; hacedlo oír, alabad y decid: "¡Ha salvado Yahveh a su pueblo, al Resto de
Israel!"
8 Mirad que yo los traigo del país del norte, y los recojo de los confines de la tierra.
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Entre ellos, el ciego y el cojo, la preñada y la parida a una. Gran asamblea vuelve acá.
9 Con lloro vienen y con súplicas los devuelvo, los llevo a arroyos de agua por camino
llano, en que no tropiecen. Porque yo soy para Israel un padre, y Efraím es mi
primogénito.
10 Oíd la palabra de Yahveh, naciones, y anunciad por las islas a lo lejos, y decid: "El
que dispersó a Israel le reunirá y le guardará cual un pastor su hato."
11 Porque ha rescatado Yahveh a Jacob, y le ha redimido de la mano de otro más
fuerte.
12 Vendrán y darán hurras en la cima de Sión y acudirán al regalo de Yahveh: al grano,
al mosto, y al aceite virgen, a las crías de ovejas y de vacas, y será su alma como
huerto empapado, no volverán a estar ya macilentos.
13 Entonces se alegrará la doncella en el baile, los mozos y los viejos juntos, y cambiaré
su duelo en regocijo, y les consolaré y alegraré de su tristeza;
14 empaparé el alma de los sacerdotes de grasa, y mi pueblo de mi regalo se hartará -
oráculo de Yahveh -.
15 Así dice Yahveh: En Ramá se escuchan ayes, lloro amarguísimo. Raquel que llora por
sus hijos, que rehúsa consolarse - por sus hijos - porque no existen.
16 Así dice Yahveh: Reprime tu voz del lloro y tus ojos del llanto, porque hay paga para
tu trabajo - oráculo de Yahveh -: volverán de tierra hostil,
17 y hay esperanza para tu futuro - oráculo de Yahveh -: volverán los hijos a su
territorio.
18 Bien he oído a Efraím lamentarse: "Me corregiste y corregido fui, cual becerro no
domado. Hazme volver y volveré, pues tú, Yahveh, eres mi Dios.
19 Porque luego de desviarme, me arrepiento, y luego de darme cuenta, me golpeo el
pecho, me avergüenzo y me confundo luego, porque aguanto el oprobio de mi
mocedad."
20 ¿Es un hijo tan caro para mí Efraím, o niño tan mimado, que tras haberme dado
tanto que hablar, tenga que recordarlo todavía? Pues, en efecto, se han conmovido mis
entrañas por él; ternura hacia él no ha de faltarme - oráculo de Yahveh -.
21 Plántate hitos, ponte jalones de ruta, presta atención a la calzada al camino que
anduviste. Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas ciudades.
22 ¿Hasta cuándo darás rodeos, oh díscola muchacha? Pues ha creado Yahveh una
novedad en la tierra: la Mujer ronda al Varón.

ECLESIÁSTICO 17,1-14

1 El Señor creó al hombre de la tierra y lo hace volver de nuevo a ella.

2 Le señaló un número de días y un tiempo determinado, y puso bajo su dominio las


cosas de la tierra.

3 Lo revistió de una fuerza semejante a la suya y lo hizo según su propia imagen.

4 Hizo que todos los vivientes lo temieran, para que él dominara las fieras y los pájaros.

5 [Ellos recibieron el uso de las cinco operaciones del Señor; como sexto don, les
concedió la inteligencia; y como séptimo, el lenguaje que interpreta las obras de Dios.]

6 Le dio una lengua, ojos y oídos, el poder de discernir y un corazón para pensar.

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7 El colmó a los hombres de saber y entendimiento, y les mostró el bien y el mal.

8 Les infundió su propia luz, para manifestarles la grandeza de sus obras, 9 y les
permitió gloriarse eternamente de sus maravillas: 10 así alabarán su Nombre santo,
proclamando la grandeza de sus obras.

11 Les concedió además la ciencia y les dio como herencia una Ley de vida; 12
estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos.

13 Ellos vieron con sus ojos la grandeza de su gloria y oyeron con sus oídos la gloria de
su voz.

14 El les dijo: «Cuídense de toda injusticia», y dio a cada uno preceptos acerca del
prójimo.

JUAN 6,1-21

1 Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades.

2 Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos.

3 Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

4 Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.

5 Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe:
«¿Dónde compraremos pan para darles de comer?».

6 El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.

7 Felipe le respondió: «Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera
comer un pedazo de pan».

8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:

9 «Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto
para tanta gente?».

10 Jesús le respondió: «Háganlos sentar». Había mucho pasto en ese lugar. Todos se
sentaron y eran uno cinco mil hombres.

11 Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo
mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.

12 Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los
pedazos que sobran, para que no se pierda nada».

13 Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco
panes de cebada.

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14 Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: «Este es,
verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo».

15 Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez
solo a la montaña.

16 Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar 17 y se embarcaron, para


dirigirse a Cafarnaúm, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se
había reunido con ellos.

18 El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento.

19 Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca
caminando sobre el agua, y tuvieron miedo.

20 El les dijo: «Soy yo, no teman».

21 Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde
iban

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