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Palabra de Dios.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos y da pan a los
hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R/
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los
justos, el Señor guarda a los peregrinos. R/
Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida gloriosa del Señor. Así hace el agricultor:
espera la anhelada cosecha de sus campos aguardando con paciencia la llegada de las
lluvias de invierno y primavera. Tengan paciencia también ustedes y muestren firmeza de
espíritu, porque la venida gloriosa del Señor está ya cerca. Hermanos, no murmuren unos
de otros, para que el Juez no los condene. Miren: él ya está a la puerta. Tomen, hermanos,
como modelo de firmeza en el sufrimiento y de paciencia a los profetas que hablaron en
nombre del Señor.
Palabra de Dios.
Estando los israelitas en el desierto, alzó Balaam la vista y divisó a Israel acampado por
tribus. Y movido por el espíritu de Dios hizo esta predicción: «Profecía de Balaam hijo de
Beor, profecía del hombre clarividente, que escucha palabras de Dios, que tiene visiones
del Todopoderoso, y cae en trance y se le abren los ojos. ¡Jacob, qué bellos son tus
campamentos! ¡Qué bellas tus moradas, Israel! Son como filas de palmeras, como jardines
junto a un río; como áloes plantados por el Señor, como cedros junto a la corriente. El
agua fluye en abundancia, y con el riego prospera la semilla. Su rey triunfa del rey de
Amalee y encumbra su reino.» Balaam hizo esta otra predicción: «Profecía de Balaam hijo
de Beor, profecía del hombre clarividente, que escucha palabras de Dios, y conoce los
planes del Altísimo; que tiene visiones del Todopoderoso, y cae en trance y se le abren los
ojos. Lo veo en el futuro, lo diviso allá muy lejos: en el pueblo de Jacob brilla una estrella,
un jefe empuña el cetro en Israel.»
Palabra de Dios.
Salmo de respuesta 25
El Señor es bueno y es recto y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los
humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/
Al día siguiente de expulsar del templo a los vendedores, volvió Jesús a entrar allí y
empezó a enseñar. Entonces se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del
pueblo y le preguntaron: « ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te autorizó a
hacer esto?» Jesús les respondió: «Yo por mi parte os voy a hacer una sola pregunta. Si me
la respondéis, os digo con qué autoridad hago estas cosas. ¿Quién dio a Juan el Bautista el
encargo de bautizar, Dios o los hombres?» Ellos se pusieron a pensar: «Si decimos que
Dios, nos va a preguntar por qué no le creímos. Y si decimos que fueron los hombres,
tenemos que cuidarnos de la gente, pues todos creen que Juan era un profeta.» Entonces
le contestaron a Jesús: «No sabernos.» Y Jesús les respondió: «Pues yo tampoco os digo
con qué autoridad hago estas cosas.»
MARTES
Palabra de Dios.
Salmo de respuesta 34
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando
uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.
Estando ya en Jerusalén, dijo Jesús a los sumos sacerdotes ya los ancianos del pueblo: «
¿Qué opináis? Un hombre tenía dos hijos. Un día se acercó al primero y le dijo:
'Hijo, hoy vas a trabajar en la viña'. Pero él respondió: 'No quiero'. Sin embargo,
después se arrepintió y fue. Se acercó también al segundo y le dijo lo mismo, y él
respondió: 'Sí, señor'. Pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?»
Ellos respondieron: «Pues el primero.» Entonces les dijo Jesús: «Os aseguro que
antes que vosotros van a entrar al Reino de Dios los pecadores públicos y las
prostitutas. Porque cuando vino Juan el Bautista para indicaros el camino de la
justicia, no le creísteis, mientras que los pecadores públicos y las prostitutas sí le
creyeron. Y vosotros, aun después de ver esto, no os arrepentisteis ni le creísteis.»
MIÉRCOLES
«Yo soy el Señor, y no hay otro; creador de la luz y las tinieblas, autor de la felicidad y la
desgracia. Yo, el Señor, hago lo uno y lo otro. Cielos, destilad el rocío de lo alto, nubes, con
la lluvia derramad la libertad; dé a luz la tierra, y nazca la salvación, y con ella crezca la
justicia. Esto dice el Señor, creador del cielo, el único Dios, que creó la tierra, que la hizo y
la afianzó, que no la dejó vacía, sino que la creó para poblarla: Yo soy el Señor, y no hay
otro. No hay otro Dios fuera de mí. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más.
Acudid a mí para salvaros desde los confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro.
Lo juro por mi nombre, de mis labios sale una sentencia, una palabra irrevocable: Ante mí
se doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua. Reconocerán que sólo yo tengo la
justicia y el poder. A mí vendrán avergonzados todos los que se airaban contra mí.
Conmigo triunfará y de mí se gloriará la estirpe de Israel.»
Palabra de Dios.
Salmo de respuesta 85
Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.» La
salvación está ya cerca de sus fieles y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Señor dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la
salvación seguirá sus pasos. R.
En cierta ocasión, llamó Juan el Bautista a dos de sus discípulos y los envió a donde el
Señor a preguntarle: « ¿Eres tú el que debe venir, o tenemos que esperar a otro?» Cuando
llegaron a donde Jesús le dijeron: «Juan el Bautista nos envió a preguntarle si tú eres el
que debe venir o tenemos que esperar a otro.» En ese momento curó Jesús a muchos de
enfermedades y sufrimientos y de espíritus malignos, y a muchos ciegos les devolvió la
vista. Luego les respondió a los enviados: «Id a contar a Juan lo que visteis y oísteis: los
ciegos recobran la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, y
los sordos oyen; resucitan los muertos, y a los pobres se les anuncia la buena noticia.
¡Dichoso quien no se decepciona de mí!»
JUEVES
Alégrate, ciudad estéril y sin hijos; canta, grita de júbilo, tú que no tenías dolores de parto;
porque dice el Señor que la mujer abandonada tendrá más hijos que la que vive con el
marido. Ensancha el recinto de tus muros, deja que construyan albergues para tus
habitantes, refuerza las bases y amplía tus pabellones, porque te vas a extender a derecha
e izquierda. Tu descendencia heredará naciones y repoblará ciudades destruidas. No
temas, Jerusalén, que ya no tendrás de qué avergonzarte; no te confundas, que no
fracasarás. Olvidarás las torpezas de tu juventud, y las humillaciones de tu viudez no las
recordarás. De nuevo tú Creador te toma por esposa, su nombre es «Señor
Omnipotente»; el Santo de Israel es tu Redentor, él se llama «Dios del mundo entero».
Eras una esposa abandonada, agobiada de dolor, una joven tomada por esposa y luego
repudiada; pero el Señor vuelve a llamarte. Tu Dios te dice: «Por un breve instante te
abandoné, pero con inmensa compasión te traigo de nuevo junto a mí. En un arrebato de
ira, por un momento te oculté mi rostro, pero un amor eterno me mueve a perdonarte. -lo
dice el Señor tu Redentor-. Así como juré a Noé, cuando el diluvio, que el agua no volvería
a inundar la tierra, ahora juro no volver a enojarme contigo, no volver a amenazarte.»
Aunque las montañas cambien de lugar y se derrumben los cerros, mi amor por ti no
cambiará, ni se derrumbarán mis promesas de paz - lo dice el Señor, que tiene compasión
de ti -.
Palabra de Dios.
Salmo de respuesta 30
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de
mí. Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.
Tañed para el Señor, fieles suyos, dad gracias a su nombre santo; su cólera dura un
instante, su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto, por la mañana, el júbilo.
R.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.
Cuando se fueron los enviados de Juan el Bautista, empezó Jesús a hablar a la gente
acerca de Juan: « ¿Qué fuisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
¿Qué fuisteis a ver? ¿Un hombre vestido delicadamente? No; los que se visten
fastuosamente Y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces, ¿qué fuisteis
a ver? ¿a un profeta? Sin duda que sí; pero yo os digo: mucho más que un profeta. Es de él
de quien dice la Escritura: 'Yo envío a mi mensajero delante de ti para que te prepare el
camino'. Os digo que no ha nacido de mujer nadie más grande que Juan. Y sin embargo, el
más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él. «Todo el pueblo, incluyendo a los
recaudadores, escuchó a Juan y recibió su bautismo, y así le dio la razón a Dios. En cambio,
los fariseos y los maestros de la Ley no lo aceptaron y por consiguiente rechazaron el
designio que Dios tenía sobre ellos.»
Palabra del Señor.
VIERNES
Esto dice el Señor: «Respetad el derecho, practicad la justicia, pues ya está para llegar mi
salvación, y va a revelarse mi justicia. Dichoso el que procede así, feliz el mortal que se
aferra a esta conducta, que guarda el sábado sin profanarlo, y tiene cuidado de no hacer
nada malo. Si un extranjero se dedica al servicio del Señor, puede estar seguro de que el
Señor no lo va a excluir de su pueblo». Yo conduciré hasta mi monte santo, para llenarlos
de alegría en mi casa de oración, a los extranjeros que se adhieran a mí para servirme por
amor, y con el deseo de ser mis servidores; y a todos los que se abstengan de profanar el
sábado y se mantengan fieles a mi alianza. Aceptaré con agrado en mi altar sus
holocaustos y sus sacrificios. Porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los
pueblos. Yo haré que los israelitas vuelvan del destierro, y que se les unan otros más.» El
Señor ha dado su palabra.
Palabra de Dios.
Salmo de respuesta 67
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra
tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos
con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor nuestro Dios. Que Dios nos bendiga, que
le teman hasta los confines del orbe. R.
Después de haber curado al paralítico en la piscina de Betzatá, dijo Jesús a las autoridades
judías: «Vosotros mandasteis a preguntar a Juan el Bautista, y él dio testimonio de la
verdad. Por mi parte, yo no necesito el testimonio de ningún hombre; os digo esto para
vuestra salvación. Juan era una antorcha encendida que alumbraba, y vosotros os
alegrasteis por un momento con su luz. Pero yo tengo un testimonio más valioso que el de
Juan: las obras que el Padre me encargó realizar, y que de hecho realizo, dan testimonio a
mi favor y muestran que el Padre me envió.»
Palabra del Señor.