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TEORÍA DEL PERIODISMO

¿Qué relación se puede establecer entre la teoría y la práctica profesional?


La pregunta que nos ha tocado responder es ¿Qué relación se puede establecer entre la teoría y
la práctica profesional?, y para poder hacerlo nos basaremos en dos textos, dos autores: Hall y Ricoeur,
donde lo central viene a ser el concepto de ideología, principalmente, el abordado por Louis Althusser,
aunque Ricouer en su texto lo aborda desde una perspectiva más personal (no tanto Althusser).
En primer lugar, Hall se da a la tarea de estudiar a Althusser porque este autor hace una
importante contribución a la conceptualización de la ideología, especialmente porque su obra viene a
romper con el pensamiento marxista tradicional en lo referente a la ideología.
1. Marx y su concepto de ideología
Si pensamos en el “pensamiento marxista tradicional en lo referente a la ideología”, lo primero que
nos viene a la mente es Marx, porque él encarna esta idea de lo tradicional. Y es justamente basado en
Marx que Althusser hace su crítica. Partamos brevemente por el concepto de ideología de Marx.
Como ya sabemos, el concepto de ideología posee para Marx un sentido fundamentalmente
peyorativo/negativo. La ideología es equiparada por Marx con la “falsa conciencia”, es decir, con esa
imagen distorsionada que un grupo social en particular se hace de la realidad en un momento histórico
determinado. Más simple: la falsa conciencia es el pensamiento de los individuos que no es
consecuente con sus condiciones materiales de existencia. Esto, además de no ofrecer una visión fiable
de la realidad, dificulta conocer la verdad, y, por tanto, la conciencia de clase. Es esencialmente
deformadora. La ideología para Marx acompaña y legitima el dominio político de una clase social
sobre otras.
Entonces, podemos resumir el concepto de ideología en Marx como: 1) visión peyorativa/negativa,
2) basado en la falsa conciencia y 3) visión reduccionista de clase.
2. Teoría reduccionista vs. Teoría general
Para llegar al concepto de ideología de Althusser, es necesario saber qué es exactamente lo que le
critica a Marx. Primero, se opone al reduccionismo de clase en la ideología. No hay una
correspondencia necesaria, ninguna garantía de que la ideología de una clase social corresponda a la
posición que ocupa en las relaciones sociales de producción. No cree que las ideas dominantes siempre
se correspondan con las posiciones de la clase dominante ni tampoco que la clase dominante en su
totalidad se localice en una ideología determinada. Según Althusser, esta visión de Marx deja muchas
cosas sin explicar, como, por ejemplo, que las clases dominantes se han movido a lo largo de la historia
por medio de una gama de diferentes ideologías. Contrario a Marx, tiene una visión de la ideología
fuera del concepto de clase.
Esto, inevitablemente, lleva a Althusser a criticar el concepto de falsa conciencia, porque este
concepto asume que hay una verdadera ideología atribuida para cada clase (y no lo asocia a la clase).
En resumen: se aleja de la visión negativa de la ideología, dejando de lado la falsa conciencia y la
visión reducida de clases. Pero, entonces, ¿cómo define Althusser la ideología? Podemos comenzar
diciendo que mientras Marx plantea una visión reducida de la ideología, lo que hace Althusser es
elaborar una teoría general (ampliada) de las ideologías, donde estas no aparecen simplemente
como deformadoras, como plantea Marx, (porque Althusser no niega que puedan serlo) sino como
posibilitadoras de sentido. Avancemos y veamos qué entiende exactamente Althusser por ideología.
3. Ideología althusseriana
Althusser define las ideologías como “sistemas de representación —compuestos por conceptos,
ideas, mitos o imágenes— en los cuales los hombres y las mujeres viven sus relaciones imaginarias con
las condiciones reales de la existencia”. La designación de las ideologías como “sistemas de
representación” nos dice que tienen un carácter esencialmente discursivo y semiótico, es decir, los
sistemas de representación (como las ideologías) son sistemas de significado o producción de
significados a través de los que representamos el mundo para nosotros mismos y para los demás.
El nivel ideológico establece una relación hermenéutica entre los individuos, ya que las
representaciones que estos usan, sirven para otorgar sentido a todas sus prácticas económicas, políticas
y sociales. Así, entonces, las ideologías cumplen la función de ser “concepciones del mundo” que
penetran en la vida práctica de los hombres y son capaces de animar e inspirar su praxis social. Desde
este punto de vista, las ideologías suministran a los hombres un horizonte simbólico para comprender el
mundo y una regla de conducta para guiar sus prácticas (quedarnos con esta idea de la práctica, la
retomaremos más adelante).
En la misma línea, las ideologías son capaces de dotar a las personas de normas, principios y
formas de conducta, pero no de conocimientos sobre la realidad. La ideología no nos dice qué son las
cosas sino cómo posicionarnos frente a ellas. Se puede decir entonces que las ideologías no tienen una
función cognoscitiva, sino una función práctico-social.
Si pensamos en lo que ya habíamos explicado más atrás, podemos afirmar que las ideologías son
vistas por Althusser como un “sistema de creencias” que no tienen necesariamente una adscripción de
clase y que sirven para imputar “sentido” al mundo y a nuestra praxis en el mundo. Como dijimos
antes, su función va más allá de deformar, como decía Marx, sino que son posibilitadoras de sentido.
Lo que caracteriza a las ideologías, atendiendo a su función práctica, es que
son estructuras asimiladas de manera inconsciente por las personas y reproducidas constantemente en
la praxis cotidiana. En contra de la visión según la que las ideologías son fenómenos de conciencia
(falsa, Marx), Althusser afirma que se trata de una estructura inconsciente. Las imágenes, los conceptos
y las representaciones que se imponen conforman un “sistema de creencias” que no pasa
necesariamente por la conciencia. Las personas no “conocen” su ideología, sino que la “viven”. No
somos conscientes de las normas y sistemas de la clasificación de una ideología cuando articulamos
cualquier manifestación ideológica
Es más, Hall nos dice: cuando desaparece el hecho de que el significado depende de la intervención
del sistema de representación es el momento máximo de conclusión ideológica. Nos encontramos bajo
la influencia de la estructura más ideológica de todas cuando damos algo por sentado, es decir, cuando
aparece el sentido común, ese punto a partir del cual perdemos de vista el hecho de que el sentido es
una producción de nuestros propios sistemas de representación.
Para finalizar con este punto, decimos: las ideologías son los marcos de pensamiento y cálculo
sobre el mundo, las “ideas” que las personas usan para entender cómo funciona el mundo social, cuál
es su lugar en él y qué deberían hacer. Pero eso no quita, dice Althusser, que la ideología efectivamente
sea material, justamente porque es una práctica, está inscrita en las costumbres. Nuestros rituales,
costumbres y comportamientos -nuestro hacer- están inscritos en ideología. Todos ellos son el registro
material, visible o constatable de la ideología.
CITA: “la ideología es una costumbre. Es decir, aparece en aquellas costumbres establecidas dentro de
los rituales de aparatos específicos o instituciones sociales y organizaciones”.
4. Ideología y praxis (la ideología inspira la praxis, la guía)
A partir de lo que dijimos hasta aquí, es inevitable establecer una relación entre la ideología y la
praxis, la práctica. Ricoeur nos dice que en el contraste de ideología y praxis lo más importante no es la
oposición, ni la deformación de la praxis por obra de la ideología (como dice Marx), sino que lo más
importante es una conexión interna entre los dos términos. Esa conexión, justamente, tiene que ver con
lo constituyentes que son una de la otra. Ricoeur dice:
“La atención que ponemos en el funcionamiento de la ideología en su nivel simbólico y
fundamental demuestra el verdadero papel constitutivo que la ideología tiene en la existencia social”. Y
no sólo eso, ya habíamos dicho anteriormente que las ideologías penetran en la vida práctica de las
personas y son capaces de animar e inspirar su praxis social, así como también son una regla de
conducta para guiar nuestras prácticas (ideología=costumbre, práctica).
5. Ejemplificar con periodismo
Ejemplificaremos lo anteriormente señalado con la profesión periodística. Los profesionales, e
incluso a veces nosotrxs como estudiantes, nos situamos en un lugar pasivo –y cómodo– que no
cuestiona de dónde provienen esas concepciones de lo que estamos entendiendo por periodismo, por
qué tenemos que seguir ciertas rutinas y no otras y, finalmente, por qué se nos sitúa en un lugar
determinado dentro de la sociedad.
Las nociones sobre qué es el periodismo y cómo llevarlo a la práctica proceden principalmente de
dos potencias hegemónicas: Estados Unidos y Europa. De esta manera, es posible observar que en el
ejercicio del periodismo existen ciertas pautas, modelos y técnicas de producción que han contribuido a
la sistematización del quehacer periodístico, de forma que la labor es desarrollada de manera casi
inconsciente y automatizada. Existe una rutina mecanizada y legitimada, y que casi no se cuestiona
(ejemplo: técnicas de escritura, de reporteo, el hecho de dejar de lado la subjetividad propia como
sujetxs).
Como mencionamos anteriormente, las ideologías son sistemas de representación materializadas en
forma de costumbres, por lo que lejos de pertenecer sólo al mundo de las ideas, tienen una existencia
material y observable a través de la praxis. Sin embargo, generalmente no somos conscientes de las
expresiones ideológicas que diariamente, en la práctica, manifestamos. En este sentido, debemos tener
en consideración que adoptamos ciertas ideologías profesionales que constituyen el marco referencial a
partir del cual entendemos y construimos la realidad. De esta forma, los periodistas parecieran estar
marcados por una ideología que ‘escribe por ellos’, lo cual tiene directa relación con las rutinas
periodísticas, que finalmente se traducen en costumbres insertas en ciertos rituales de producción y
reproducción ideológica.
A modo de ejemplo, podemos mencionar tres aspectos dentro de las rutinas periodísticas, que
finalmente se traducen en costumbres insertas en ciertos rituales de producción y reproducción
ideológica.
1. Qué es noticia, cómo se narra una noticia y quiénes son las fuentes de dicha información . Se
nos dice que existen ciertos requisitos que un hecho debe tener para que sea noticiable, dentro de
ellos encontramos:
a. Proximidad, b. Actualidad, c. Impacto, d. Relevancia, e. Prominencia (hay personas, instituciones o
países importantes involucrados), f. Conflicto
2. Proceso mismo de producción. Está relacionado con las características que se nos dice que debe
tener la narración y construcción de una noticia. Aquí, el periodista desaparece como autor para
pasar a ser sólo un medio por el cual se reproduce el discurso periodístico naturalizado.
A todos nos son conocidas las preguntas a las que debemos dar respuesta cuando desarrollamos una
noticia: quién, qué, cuándo, dónde, cómo y por qué-, conocidas como las 5Ws. O cuando se nos
dice que redactemos en forma de pirámide invertida.
3. Las fuentes. Esta categoría está relacionada con ciertos actores sociales que están investidos de
cierta legitimidad a la hora de emitir una opinión o referirse a un hecho determinado. Como, por
ejemplo, académicos, políticos, científicos, etc. O la idea de que siempre debe ir con comillas, para
demostrar que no es el periodista el que está diciendo algo, sino la fuente.
Estas tres técnicas básicas del periodismo son enseñadas y reproducidas a lo largo de nuestra
carrera profesional, y son técnicas, prácticas, rutinas aceptadas y validadas. Esto sucede justamente
porque, como dice Ricouer, la ideología tiene una función legitimadora.
Hall se hace la siguiente pregunta: ¿cómo es que un número tan grande de periodistas, guiándose
sólo por su “libertad” para publicar, tiendan a reproducir, espontáneamente y sin obligación, una y otra
vez, sucesos del mundo que están construidos fundamentalmente dentro de las mismas categorías
ideológicas? ¿Cómo es posible que, una y otra vez, se vean empujados hacia un repertorio tan limitado
dentro del campo ideológico?
Justamente, aquí juega un papel fundamental la ideología y la reproducción que hacemos de ella.
La reproducción ideológica ya no puede explicarse por las inclinaciones de los individuos o por la
coacción encubierta (control social). La explicación tiene que darse por medio del análisis de cómo
actúa la “libertad espontánea”. Y eso es que experimentamos la ideología como si fluyese de forma
libre y espontánea desde nuestro interior, como si fuésemos sujetos libres, ‘actuando por nosotros
mismos’.
He aquí, en este ejemplo y otros muchos, por qué las ideologías profesionales, en este caso, la
teoría periodística, se relacionan estrechamente con la práctica periodística.
6. Responder pregunta
¿Qué relación se puede establecer entre la teoría y la práctica profesional? La relación que le
vemos es que la teoría es sumamente necesaria para la práctica, y lo queramos o no, es inevitable que
esté presente en la praxis, en la costumbre, en la práctica profesional finalmente. Tienen una relación
directa, estrecha y constitutiva. Existen ciertas costumbres insertas en los rituales periodísticos, los que
finalmente producen y reproducen ideología, es decir, teoría.

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