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La ergonomía surge tímidamente a fines del siglo XIX estudiando la incidencia de la fisiología en
los procesos industriales.
El artefacto debe ser acorde con las características y facultades del hombre, para que el manejo
del objeto y el rendimiento del trabajo permitan lograr un óptimo desempeño, y la ergonomía
es la responsable de la consecución y acopio de estas características.
Para lograrlo, el ergónomo consulta todas las posibles fuentes de información, constituidas por
documentos escritos, videos, grabaciones magnetofónicas, etc., sumadas a la intervención de
especialistas de las disciplinas tocantes al tema, quienes aconsejan en las áreas de su
conocimiento, con las experiencias de soluciones anteriores a problemas similares, o las
posibles aplicaciones de adelantos científicos o sociales.
La Ergonomía puede proponer diferentes soluciones para reducir o eliminar los efectos
perjudiciales de estos riesgos sobre el trabajador. Muchas de estas soluciones son sencillas y de
fácil aplicación (por ejemplo, cambiar la ubicación de materiales, usar herramientas más
adecuadas o realizar pausas periódicas); otras pueden ser más complejas (por ejemplo, diseñar
una nueva máquina o cambiar la organización del trabajo). Por ello, resulta particularmente
importante considerar los criterios ergonómicos desde las etapas iniciales de diseño de
máquinas, herramientas y entornos de trabajo.
En cualquier caso, la Ergonomía puede ayudar a mejorar las condiciones de trabajo y, como
consecuencia, el estado de salud de los trabajadores: las mejoras ergonómicas reducen las
demandas físicas del trabajo, dando como resultado menos lesiones o dolencias relacionadas
con el trabajo lo que, a su vez, se traduce en un incremento de la eficiencia y la productividad.
Es muy importante que el trabajador sea capaz de reconocer los riesgos ergonómicos existentes
en su puesto de trabajo para poder llevar a cabo acciones para prevenirlos.
Tipos de Ergonomía
Ergonomía ambiental: Se le llama así a la evaluación que se hace de los espacios de trabajo.
Dicha valoración toma en cuenta el ruido. La temperatura y el tipo de luminosidad que pueden
incidir en los individuos que trabajan en dicha área. Está dedicada a la evaluación y asignación
de espacios, valora elementos como el ruido o el nivel de luminosidad o temperatura que
pueden afectar al sujeto.
Ergonomía física: Valora el mobiliario, los materiales y las herramientas de trabajo. Así como
las posturas que los trabajadores asumen durante el desarrollo del mismo. Cuando hablamos
de ergonomía la mayor parte de las personas imagina la adecuación física del entorno o de los
productos. Es la que se encarga de valorar el material de trabajo, la postura corporal durante el
horario de trabajo o los espacios de cara a evitar la aparición de problemas físicos o facilitar el
desempeño en el trabajo, teniendo especialmente en cuenta el factor fisiológico/mecánico.
Ergonomía cognitiva: Se le llama así al conjunto de valoraciones que se realizan sobre los
factores que pueden aumentar o disminuir el estrés de los trabajadores. Y la forma como
pueden controlarse. En ella entran las consideraciones sobre la carga de trabajo. El impacto
emocional que generan algunas tareas y las capacidades cognitivas de los trabajadores.
Este tipo de ergonomía es muy diferente del anterior, estando centrado en las implicaciones y
la adecuación del puesto o producto a las capacidades y necesidades psicológicas del sujeto.
Ergonomía organizacional: En ella se reflexiona sobre la forma en cómo los individuos valoran
su relación con la empresa o institución en la que laboran. Y, viceversa, en relación con las
funciones que realizan quienes trabajan en dicho espacio laboral. En este caso estamos ante un
tipo de ergonomía centrado no ya en la relación entre sujeto-puesto de trabajo sino en la
relación sujeto-institución. En este sentido se analiza el qué actividades lleva a cabo cada uno,
la gestión de los recursos humanos o la comunicación interna de la empresa.