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Resumen:
Las personas son capaces de comprender los estados emocionales, mentales y afectivos de
sus pares, lo que les permite actuar de determinadas maneras frente a determinadas
situaciones para, así, inferir sentimientos, emociones y modificaciones de conducta. Esta
información innata se conoce como la capacidad de empatizar que es la base de la conducta
prosocial.
Entendemos las emociones como eventos psicológicos que tienen directa influencia en
nuestra conducta y, por ende, la capacidad de relación con nuestras propias emociones y las
de otras personas resultando fundamental a la hora de establecer relaciones sociales a través
reacciones de comportamiento y expresión facial.
De acuerdo con las investigaciones de Firth, las personas autistas tienen dificultades a la hora
de distinguir lo que está dentro de su propia mente y lo que está en el interior de la mente de
los demás. Por otra parte, Ana María Miguél (2006) comienza su estudio sobre el mundo de
las emociones en los Autistas diciendo que “los autistas presentan un gran déficit en la
percepción de las emociones, que constituye un elemento esencial para contribuir al
desarrollo afectivo y emocional del sujeto.”
Darwin indicó que el ser humano está dotado de una capacidad innata de imitar y reconocer
expresiones faciales mientras que Walker Andrew (1986) agrega que hacia el año de vida
una persona desarrolla noción de aquellas acciones que provocan determinadas emociones y
hacia los dos años pueden identificar reacciones que preceden de esas emociones, sin
embargo, en el caso de las personas en el Espectro Autista, la imitación de expresiones no es
innata y resulta más bien aprendida, entrenada y no siempre con éxito o al menos eso se
puede desprender desde las conclusiones de diversas investigaciones experimentales a lo
largo de la historia.
2. Materiales y Métodos
Durante nuestra búsqueda identificamos aquella bibliografía que conectara el Autismo con el
mundo de las emociones, las neuronas espejo y la teoría de la mente.
Según María Miguel (2006) las emociones son funciones biológicas del sistema nervioso,
hilos que mantienen unida la vida mental entendidas como imágenes esquemáticas de
situaciones que confluyen en diversas definiciones.
Existen múltiples investigaciones que pretenden sustentar teorías para dar respuesta a la
problemática de las emociones en las personas dentro del espectro Autista:
● Teoría de la mente: Frith y Leslie Cohen plantearon que la problemática de las emociones
en las personas Autistas se basa en la dificultad a la hora de “pensar sobre los
pensamientos” o “leer mentes”, compartir atención y la expresión de emociones que
tuviesen relación con estados mentales como la vergüenza, el consuelo o la buena
voluntad.
● Teoría sobre el déficit en la teoría de la mente o “ceguera mental”: Que se refiere a la
habilidad automática de reconocer o atribuir deseos, intenciones o emociones de otras
personas, identificando que son desde “otro”, mientras la persona Autista es incapaz de
reconocer “otro pensar”. Es decir, la imposibilidad de reconocer lo que está en la mente
propia y la mente de los demás
● Teoría del déficit afectivo – social: Rusell propone que las personas autistas son
incapaces de desprenderse del “objeto” por lo que los fracasos en las evaluaciones sobre
“teoría de la mente” son en realidad una dificultad específica de pensarse en el mundo
real.
● Teoría de la coherencia central: Frith (1989) teoría que plantea que las personas autistas
presentan dificultades en algunas funciones ejecutivas y la solución está en la integración
de estímulos en determinado contexto.
● Teoría de la hiperselectividad: Establece que la dificultad de comprender emociones se
basa en las dificultades existentes para mantener la atención en una determinada
actividad imposibilitándole a la hora de discriminar categorías
● Teorías neuropsicológicas y emoción: Se cree que la emoción hace referencia a diversos
componentes. Según William James (1984) la emoción era una función de áreas motoras
y sensoriales del neocórtex.
Actualmente se considera que las emociones son gobernadas por la amígdala y los
lóbulos frontales. Esta teoría establece que la ausencia de neuronas espejo podrían ser
responsables de las dificultades emocionales de las personas autistas.
Investigaciones de las últimas décadas establecen que las dificultades de las personas
Autistas a la hora de comprender o expresar las emociones no tienen relación con la
“imposibilidad de emoción” sino con la necesidad de educar las emociones para poder ser
reconocidas e interpretadas correctamente.
Kanner indica explícitamente que el Autismo es una discapacidad que genera dificultades a
la hora de establecer lazos emocionales con otras personas.
Dentro de las primeras investigaciones sobre Autismo se establecía que la dificultad de las
personas Autistas a la hora de reconocer emociones se basaba en la incomprensión de
expresiones faciales, sin embargo, un estudio de Hobson indicó que las dificultades reales
se presentan a la hora de “leer” los sentimientos de otras personas o tonalidades orales,
mientras que son capaces de identificar expresiones faciales (aunque en un mayor tiempo)
Conclusiones
Finalmente, desde la evidencia es necesario establecer que las personas Autistas no tienen
“ausencia de emociones” sino “dificultades de la comunicación”. Es fundamental acabar
con el mito que posiciona a la persona Autista como un ser con carencia absoluta de
empatía para reconocerle como una persona con dificultades de la expresión y comprensión
del lenguaje no verbal.
Fue complejo recolectar información basada en la evidencia que fuese respetuosa con la
identidad de las personas Autistas y desde ahí también se comprende, aún más, las
dificultades que tienen las personas autistas a la hora de expresar sus emociones y cualquier
otra perspectiva sobre su propia identidad.
Las habilidades propias de “la teoría de la mente” deben ser enseñadas metodológicamente
desde la práctica puesto que un Autista que recibe educación emocional con empatía
probablemente aprenderá a gestionar y reconocer emociones. Educar las emociones en las
personas con Autismo es tan fundamental como educar la conciencia medioambiental en las
personas normo – tipo.
Bibliografía
Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos
del DSM-5. Arlington, VA: Asociación Americana de Psiquiatría.
Ruggieri VL. Empatía, cognición social y trastornos del espectro autista. Rev Neurol 2013;
56 (Supl 1): S13-21.