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TECNOLOGICO DE
CIUDAD MADERO
CARRERA:
INGENIERIA MECANICA
MATERIA:
PROCESOS DE MANUFACTURA
TEMA:
Procesos de unión de metales
El desarrollo de los polímeros sintéticos durante la segunda mitad del siglo XX, junto con la
necesidad de resolver los problemas de unión de estos materiales, unida a la aparición de
nuevos adhesivos, con una gran versatilidad de formulaciones y por tanto de diferentes
aplicaciones, ha conducido a un desarrollo espectacular de los mismos en los últimos
años. El principal cambio no ha sido únicamente la aparición de nuevas formulaciones y
aplicaciones, sino el cambio de mentalidad que ha supuesto el diseño de nuevos
componentes, o el rediseño de estructuras tradicionales para que su unión adhesiva sea
más eficiente. De mantenerse un ritmo similar en cuanto al desarrollo de nuevos
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productos y su implicación en los diferentes procesos de fabricación, los adhesivos pueden
llegar a convertirse en el sistema de unión más importante del siglo XXI.
Los principales inconvenientes de los adhesivos provienen de su naturaleza polimérica: en
primer lugar sólo son estables a temperaturas relativamente bajas, en segundo lugar
envejecen con el tiempo y tercer lugar se degradan en función de su naturaleza, con la
humedad, el calor, la luz u otras radiaciones ionizantes. Estas limitaciones permiten que
otros sistemas de unión como la soldadura de los materiales metálicos mantengan su
hegemonía en todas aquellas aplicaciones donde no sea posible la presencia estable de
uniones adhesivas.
Por tanto, el empleo de unos u otros métodos dependerá de muchos factores, entre los
que cabe destacar el tipo de substrato a unir, las prestaciones que se requieren para la
unión, el coste de la misma, las aplicaciones previstas, etc.
Uniones mecánicas
Técnicas de unión mediante dispositivos accesorios.
Puntas.
El dispositivo de unión más antiguo y sencillo es el clavo o, más estrictamente, la punta; se
trata de un dispositivo que se aplica a la unión y sujeción de materiales no frágiles,
generalmente madera y sus derivados –corcho, yeso, etc.-. Las puntas están fabricadas en
acero de diferentes calidades y pueden estar protegidas mediante un galvanizado o un
baño de metal que las hace más resistentes a la corrosión; su forma alargada y esbelta
debe tener la suficiente rigidez como para penetrar en la madera sin doblarse y a la vez
ser tenaces para no partirse fácilmente y, cuando se considere conveniente, ser
remachadas.
Las puntas están constituidas por dos partes, tija y cabeza. La tija suele ser cilíndrica, de
superficie lisa, acanalada o rugosa, aunque hay puntas de tija plano o piramidal.
Atendiendo al tipo de cabeza, pueden clasificarse como: de cabeza plana, de punta
perdida, de cabeza ancha –para fijar placas en trabajos de construcción, pizarras y placas
asfaltadas-, de acero templado, entorchadas –un híbrido entre la punta y el tornillo-,
tachuelas y clavos de tapicero, escarpias- puntas que se curvan, de forma que, además de
unir, permiten colgar objetos- de pata –para fijar chambranas y ventanas en obras de
mampostería- y de caballete –puntas curvadas, aguzadas en ambos extremos, usados para
unir entramados o alambres a los postes y para unir entramados o alambres a los postes y
para unir cables sobre mampostería.
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Roblonado y remachado.
Cuando se pretende unir partes metálicas de manera más permanente que mediante los
pernos y, a la vez, no se requiere dotar de estanqueidad al conjunto –o se le dota de
estanqueidad mediante medios auxiliares, se recurre al remachado. Un roblón es un
tornillo sin rosca, una pieza cilíndrica dotada de cabeza, llamada cabeza de asiento, que se
recalca directamente en el cilindro y su forma determina el nombre del roblón. La unión
mediante roblones se realiza a través de perforaciones practicadas en las piezas a unir de
forma que el roblón actúa como un tornillo pasante; la diferencia estriba en que el roblón
no se rosca a la última pieza a unir, ni se sujeta mediante una tuerca, sino que la parte de
roblón que sobresale de la estructura se remacha hasta formar una segunda cabeza que
impide que el roblón se suelte.
Hace algunos años el remachado se empleaba, de forma generalizada, en lo que se
denominaba calderería pesada –estructuras metálicas para edificios y puentes, etc.-, en la
construcción naval y aeronáutica, en ferrocarriles, etc. Aunque en la actualidad existen
métodos alternativos para realizar uniones de gran envergadura, el remachado sigue
siendo una opción utilizada en construcción naval y aeronáutica.
Tornillos.
Los tornillos son el método de montaje ideal cuando tiene que ser posible el desmontaje
de la unión con frecuencia y fácilmente, y suelen ser muy fiables. Sin embargo, en
determinadas circunstancias pueden aflojarse y es preciso fijarlos.
Para poder emplear tornillos o remaches, es preciso taladrar agujeros, debilitando las
piezas. Cuando el montaje está sometido a carga, la tensión se concentra cerca de los
taladros. A veces, esto puede provocar la fatiga prematura del material (véase la figura
anterior). En consecuencia, si se utiliza este tipo de fijaciones es preciso aumentar el
espesor del material para lograr la estabilidad necesaria. Además, los taladros para pernos
o remaches incrementan el peligro de corrosión. Por este motivo, suele ser
Necesario proporcionar una protección al sustrato o un sellado adicional, lo cual suele ser
caro y complicado. Si se ponen en contacto metales diferentes, pueden producirse
fenómenos de corrosión galvánica y dilatación diferencial.
El paso evolutivo lógico de la punta es el tornillo. La unión realizada mediante puntas
adolece de falta de rigidez y, además el material tiende a envejecer, relajando la presión
que ejerce sobre la punta, por lo que el conjunto unido mediante puntas se colapsa o
separa. Un resalte en hélice, llamado fileteado, permite superar estos déficit. Si además la
tija, en lugar de cilíndrica, se hace cónica, ejerce el efecto adicional de incrementar la
presión sobre el material según avanza a través de él.
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El remachado de puntas –empleado como método de seguridad y afianzamiento de
uniones-, por su parte, se sustituye por el tornillo pasante: mediante un taladro efectuado
en el material, el tornillo lo atraviesa, enroscándose su fileteado mediante una tuerca,
elemento metálico cuya superficie interior está fileteada de forma compatible con el
tornillo. Al conjunto se le denomina perno.
Un elemento adicional de fijación es la arandela, que permite roscar la tuerca sin dañar el
material base, ya que la tuerca gira sobre la arandela. Cuando la arandela colabora en la
fijación y no sólo favorece el roscado adopta diversas formas: helicoidal –arandela
GROWER- o troncocónica –arandela BELEVILLE-. Además de aumentar la superficie de
contacto sobre el material unido, las arandelas impiden que se afloje la tuerca, ya sea por
su geometría o porque mantienen una tensión constante entre la tuerca y la base.
Los tornillos pueden clasificarse según el tipo de cabeza, al igual que las puntas, o más
específica y comúnmente por el tipo de fileteado. Por lo que respecta a las tuercas, es de
destacar la almenada –que dispone de ranuras que permiten alojar un pasador de
seguridad- y la ciega –que termina en un casquete esférico que protege la rosca y asegura
su estanqueidad.
Fileteado. Al ser el fileteado o rosca el elemento diferenciador del tornillo, una de las
formas de clasificarlo y determinarlo es caracterizar el tipo de rosca que posee. Dada la
antigüedad del tornillo como elemento de unión, existen elementos del mismo que han
permanecido inamovibles desde su origen. Los primitivos gremios artesanos
determinaban el fileteado de los tornillos que usaban como un marchamo diferenciador,
debido a lo cual además de la rosca normalizada ISO, todavía están en uso roscas
específicas tales como la rosca inglesa o WHITWORTH en conducciones de gas, la rosca
THURY o suiza en relojería, la rosca GRIGGS en grifería.
Uniones soldadas.
Etimológicamente, soldar significa consolidar; la soldadura ideal sería aquella que
produjera una continuidad absoluta entre las partes unidas, de forma que fuera
indiscernible la frontera entre ellas. Lo más simple sería aproximar en vacío dos superficies
pulidas con precisión atómica, de forma que los electrones de ambas caras se
intercambiaran generando nuevos enlaces. El proceso que más se aproxima a esta
situación es el de difusión atómica.
En la práctica se puede definir la soldadura como la operación que permite unir partes en
una sola pieza, asegurando la continuidad entre ellas mediante calentamiento y/o presión
Con o sin el empleo de un material de aportación que disponga de características físicas
comparables con el procedimiento específico utilizado. La soldadura se considera
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realizada cuando se verifica la interpenetración granular entre partes, directamente o
mediante un material de aportación.
El desmontaje no es posible o es muy difícil. Durante la soldadura se alcanzan altas
temperaturas, que causan tensiones no deseadas pudiendo provocar el fallo del
componente y modificaciones de la estructura cristalina de las piezas metálicas.
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Uniones con adhesivos.
Los primeros adhesivos ya se utilizaban 3300 años AC, eran adhesivos derivados de
sustancia naturales tales como la caseína de la leche, la sangre de animales, colas
obtenidas por calentamiento a temperaturas de ebullición de huesos de animales y de
raspas de peces, almidón obtenido de las plantas, resinas de los árboles, etc. Sin embargo
el empleo de los adhesivos prácticamente desaparece en la Edad Media, para reaparecer
de nuevo en los siglos XVII al XIX, usándose en sectores artesanales de muebles y
marroquinería. A finales del siglo XIX se desarrollaron los adhesivos de caucho. Pero el
gran desarrollo de los adhesivos sintéticos se produjo en el siglo XX, especialmente
después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando se empezaron a utilizar materiales más
resistentes, metales, cementos, plásticos, cerámicas, etc., la misión del adhesivo dejó de
ser el coadyuvador, en igualdad de condiciones, a la resistencia del conjunto, pasando a
ser complemento de otro tipo de uniones tales como puntas, tornillos, ensamblajes, etc.
Con el desarrollo de la química orgánica, los adhesivos experimentaron un avance
extraordinario, basado en la aplicación de polímeros a la unión química de elementos
destinados a trabajar como un todo. La resistencia de las uniones así realizadas alcanza
valores que permiten utilizar las piezas adheridas como elementos estructurales. En todo
caso, no debe olvidarse que el cemento Pórtland o aluminoso se utiliza con gran profusión
como adhesivo entre piezas estructurales o auxiliares. En estos casos, la adherencia suele
ser física; hay una ocupación de las rugosidades y poros, inherentes a estos materiales,
que permite la trabazón o fijación del conjunto.
Quizás el punto débil de la unión realizada mediante adhesivos esté en su baja resistencia
a los esfuerzos de tracción, y es también en ese terreno donde la utilización de los nuevos
adhesivos poliméricos ha obtenido mejores resultados.
Atendiendo al mecanismo de unión, los adhesivos pueden ser químicos, físicos o físico-
químicos. La unión física consiste en la trabazón de elementos mediante una sustancia
que ocupa los intersticios e irregularidades del material. La unión química se debe a la
interacción entre las moléculas de adhesivo y las de sustrato, generalmente por fuerzas de
Van Der Walls.
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La unión adhesiva amplía el ámbito de producción ofreciendo muchas ventajas, entre las
que se encuentran las siguientes:
- Distribución uniforme de tensión: se eliminan las concentraciones de
tensión debidas a los taladros.
- Sellado de uniones: los adhesivos actúan también como selladores. Los montajes
atornillados y remachados suelen precisar un sellado, con el consiguiente
aumento de coste y trabajo.
- Mejora del aspecto del producto: las uniones adhesivas son más lisas. Después de
la unión las juntas quedan ocultas, a diferencia de las soldaduras. Esta ventaja da a
los diseñadores muchas oportunidades para mejorar el aspecto del producto.
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Uniones híbridas.
Una unión híbrida es la combinación de una técnica convencional de unión (uniones
mecánicas, soldaduras) con unión adhesiva. Con este método se pretende aprovechar las
ventajas que ofrecen ambas técnicas de unión, mayor rigidez de las estructuras, mayor
área de transferencia de esfuerzos, sellado frente a la corrosión, etc., salvando sus
inconvenientes, sensibilidad a esfuerzos de pelado, problemas de envejecimiento,
limitada resistencia al calor, necesidad de un utillaje caro durante el proceso de curado del
adhesivo, etc. La técnica convencional de unión que forma parte de la unión híbrida
soportará los esfuerzos aplicados, sin que ocurra el fallo global de la unión si por alguna
circunstancia falla el adhesivo.
En las uniones híbridas de adhesivo con soldadura por resistencia se ha comprobado que
los elementos fabricados por este método resisten más carga de rotura a cortadura,
aumentan la vida a fatiga y la resistencia a corrosión, si se comparan con estructuras
equivalentes unidas sólo con puntos de soldadura.
Las uniones híbridas soldadura-adhesivo se desarrollaron en la Unión Soviética para la
fabricación de aviones de transporte, posteriormente varias compañías aeronáuticas
norteamericanas estudiaron el proceso.
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UNIONES ROBLONADAS Y REMACHADAS.
Uniones roblonadas son aquellas que para unir se emplea un cilindro recto de diámetro
mayor de 8 mm (Fig. 6) y se remacha mediante uno o varios golpes sobre el cilindro en
caliente hasta que queda ajustado al diámetro del agujero y haciendo presión sobre las
superficies de los materiales a unir (Fig. 6). Se usan para uniones sometidas a grandes
cargas.
Uniones remachadas, son las uniones realizadas en frío con remaches de pequeños
diámetros, inferiores siempre a 8 mm, y estos pueden ser de acero o de aleaciones ligeras.
Se usan en costuras de chapa delgada.
- A cortadura.
- A tracción.
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Uniones remachadas trabajando a cortadura.
Para calcular la resistencia de estas uniones hay que comprobar los diferentes tipos de
fallo:
- Fallo por cortadura.
- Fallo por aplastamiento.
- Fallo por rotura de la chapa a tracción.
- Fallo por cortadura de la chapa (laceración).
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Fallo por cortadura.
En el caso de que la tensión cortante a la que está sometido el remache sea superior a la
tensión cortante máxima admisible por este, la unión romperá por la sección del remache
sometida a cortadura (Fig. 9). En este caso la resistencia de la unión aumentaría si
aumenta el diámetro del remache o si aumenta el número de estos, o la disposición de los
mismos (Fig. 10).
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Fallo por aplastamiento.
Este tipo de fallo puede producirse por dos motivos, uno porque el remache sea aplastado
por la placa, otro porque el remache aplaste al material de la placa en la zona de contacto
común. Las tensiones que se producen en esta zona son muy complejas sin embargo para
su cálculo se simplifica considerando que el esfuerzo es uniforme en el área proyectada de
la espiga del remache sobre la placa.
Si las chapas de la unión fueran de distinto espesor, el fallo por aplastamiento se origina
primero en la de menor espesor. Si son iguales puede fallar cualquiera de ellas.
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Uniones remachadas trabajando a tracción.
Para este cálculo se considera que trabaja a tracción sólo el elemento de unión,
despreciando el efecto de pretensado que éste pudiera ejercer sobre los elementos que
une.
Además se considera que la rigidez de los elementos a unir es lo suficientemente grande
frente a la del elemento de unión como para despreciar la flexión que provoque el
remache. En caso contrario, habría que realizar el cálculo del elemento a unir como una
placa circular con una carga puntual centrada y apoyada sobre cuatro puntos.
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Normativa sobre resistencia de cálculo de remaches y roblones (Norma
Básica de la Edificación para Estructuras de Acero -NBE-EA- y Eurocódigo 3 -
EC-3-).
1) La norma EC-3 considera distancias entre remaches y bordes, tensión de rotura del
remache y chapa, e introduce para todas las uniones el coeficiente Mb .
2) La norma EA-95 es más conservadora que la norma EC-3 (para a=1), incluso en el
caso de remaches de alta resistencia.
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Resistencia a cortante.
Resistencia a tracción.
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UNIONES ATORNILLADAS.
El tornillo de agua inventado por Arquímedes (287-212 AC) condujo al desarrollo de los
elementos roscados que hoy son comunes a todas las tecnologías de ensamblaje.
La actualidad, los montajes roscados (Fig. 12) son las piezas desmontables más
importantes que se utilizan en la construcción, instalación y reparación de
maquinaria.
Las causas principales de fallo de un montaje roscado son:
- La relajación de la tensión.
- El autoaflojamiento.
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Relajación.
Un montaje roscado “se relaja” cuando se produce un cambio permanente de la longitud
axial del tornillo, cuando se relaja el propio sustrato, como en las juntas de sellado, o
cuando cambia la temperatura. Esto reduce la tensión del tornillo y reduce además la
fuerza de sujeción residual.
Los cambios de longitud permanentes pueden producirse por:
- Asentamiento. Las caras rugosas de las piezas contiguas (p.ej. tuercas, arandelas)
se suavizan bajo la presión ejercida por el tornillo.
- - Deformación permanente. La presión superficial en la cara de apoyo del
tornillo o tuerca excede la resistencia a la compresión del material de la pieza
tensionada.
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Si puede aumentarse la elasticidad del montaje de modo que pueda compensarse el grado
esperado de asentamiento y deformación permanente, puede evitarse en gran medida la
disminución de la fuerza de pretensado. Esto es posible con:
Auto aflojamiento.
Después del apriete, la carga de sujeción se mantiene por la precarga del tornillo. Esto
ocurre porque el tornillo se ha estirado como un muelle y la tensión actúa tirando de la
tuerca hacia la cabeza y comprimiendo así los elementos sujetos. Una vez retirada la
fuerza de apriete, la tensión actúa aflojando la tuerca del tornillo. La fricción de las roscas
y bajo la cabeza del tornillo y de la tuerca se oponen a esta fuerza y mantienen la tensión
del tornillo. Este sistema se representa matemáticamente de la manera siguiente:
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Si el sistema que se sujeta está sometido a cargas alternantes o a vibración, disminuye el
efecto de bloqueo provocado por los componentes de fricción, por lo que la tuerca gira
sobre la rosca liberando la tensión. Vibraciones pueden ser longitudinales, transversales o
combinadas. Las vibraciones transversales debidas a cargas horizontales alternantes son
mucho más perjudiciales y pueden aflojar rápidamente un elemento roscado normal sin
tratar. Las fuerzas longitudinales debidas a las cargas axiales también producen
aflojamiento, aunque en menor grado.
Formas de evitar el autoaflojamiento.
Las medidas siguientes pueden evitar el aflojamiento incontrolado de tornillos cargados
correctamente:
- El uso de tornillos de alta resistencia a la tracción permite mayores fuerzas de
pretensado, que son suficientes para evitar el movimiento relativo.
- Un diseño que aumente la relación l/d (l = longitud del tornillo, d = diámetro del
tornillo) aumentará la elasticidad del montaje. (Históricamente, se ha considerado
óptima una relación l/d > 6).
- Al crear una conexión firme (es decir, tornillos integrados en la pieza, puntos de
soldadura), puede limitarse el deslizamiento de la rosca.
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Tipos y métodos de fijación de roscas.
Método de asentamiento.
- Adhesivos
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Elección del tornillo correcto.
Para una carga de sujeción requerida, F, el diseñador debe elegir el elemento apropiado.
La carga de sujeción se relaciona con el esfuerzo, S, que sufre el tornillo por medio de la
siguiente ecuación.
S=F/A
Donde A es el área de la sección transversal del tornillo o, lo que es más habitual, la suma
de las áreas de los tornillos utilizados para obtener la carga de sujeción. Si el material del
tornillo es un requisito previo, se conoce el valor óptimo de S (suele utilizarse el 75% del
límite elástico) y por tanto puede calcularse A. El tamaño y número de los tornillos podrá
entonces determinarse con la ecuación de tensión de par.
T=K·d·F
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Continuación se detalla el cálculo resistente de tornillos de alta resistencia.
La resistencia de las uniones en las que se emplean tornillos de alta resistencia, se debe al
aprovechamiento de las fuerzas de rozamiento desarrolladas al apretar fuertemente los
diversos tornillos. Estas contrarrestan la acción de las fuerzas exteriores, que tienden a
separar las piezas.
En el remachado se produce una distribución de tensiones más irregular a lo largo de la
sección, mientras que en las uniones de tornillos de alta resistencia, esta distribución es
mucho más uniforme sin presentar en las proximidades del agujero elevados puntos de
tensión.
La fuerza de apretadura origina en la espiga del tornillo; un esfuerzo de tracción muy
elevado, el cual comprime las piezas a unir dando lugar a esfuerzos de deslizamiento que
se oponen al resbalamiento de ambas superficies (Fig. 14).
La magnitud de las fuerzas que se pueden transmitir dependen fundamentalmente de:
1º) La intensidad de la fuerza de tracción en el cuerpo del tornillo.
Es de destacar que en este tipo de uniones, si están bien realizadas; los tornillos no
trabajan a cortadura y por consiguiente no es preciso calcularlas para estas solicitaciones.
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Cálculo de tornillos trabajando a tracción.
El cálculo es igual que el realizado para los remaches, teniendo en cuenta que la sección
resistente es la de la parte roscada.
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Comentarios sobre aplastamiento:
3) La norma EC-3 considera distancias entre tornillos y borde, tensión de rotura
del tornillo y chapa, e introduce para todas las uniones el coeficiente Mb .
4) La norma EA-95 es más conservadora que la norma EC-3 (para a=1), incluso en el
caso de tornillos de alta resistencia.
Resistencia a cortante.
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Comentarios sobre resistencia a cortante:
1) La norma EA-95 no contempla los tornillos de alta resistencia trabajando a
cortadura.
2) La norma EA-95 no contempla que le plano de corte pase por la parte roscada y,
por tanto, obliga a la colocación de arandelas.
3) En el caso de tronillos calibrados y de calidades 4.6 o 5.6 (únicas mencionadas en la
norma EA-95) ambas normativas coinciden en el valor de agotamiento, cuyo valor
en tal caso es el siguiente:
Resistencia a tracción.
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Tipos de uniones de soldadura y cordones
Existen los siguientes tipos principales de uniones por soldadura: a tope, de monta, en T,
en ángulo, de tapón, con riostra, de botones.
Son las más ampliamente usadas en todos los métodos de soldadura, puesto que cuando
se sueldan producen un bajo índice de tensiones y deformaciones. Las uniones a tope, por
lo general, se utilizan en las construcciones de chapas de metal. Esas uniones implican un
gasto menor de metal base y de metal de aportación, así como también un tiempo más
corto en la terminación de los trabajos de soldadura. Puede n ser ejecutadas con una
resistencia igual a la del metal base. No obstante para la elaboración de las uniones a tope
se exige una preparación más adecuada de las piezas. Si se ejecuta a mano la soldadura de
chapas metálicas de 4-8 mm de espesor, los bordes pueden ser rectos (o sea sin ninguna
preparación). En este caso las chapas se colocan con una holgura de 1-2 mm. Podemos
soldar a tope y por un solo lado, sin preparación de los bordes, las chapas cuyo espesor
sea de hasta 3 mm; para la soldadura bilateral ese espesor puede ser de hasta 8 mm. Las
planchas con un espesor de 4-26 milímetro, se unen a tope con biselado unilateral de los
bordes cuando se les aplica el procedimiento de soldadura manual por arco. Este tipo de
preparación de los bordes se denomina en V. Las láminas con un espesor de 12 a 40 mmm
y más se sueldan previo biselado bilateral de los bordes, denominado en X.
Uniones a solapo o de monta
Tienen sus ventajas cuando se ejecuta la soldadura por arco eléctrico de estructuras de
construcción fabricadas de chapas cuyos espesor no sea mayor de 10-12 mm. Estas
planchas no requieren que sus bordes sean especialmente elaborados. Durante tales
uniones se recomienda soldar por las dos caras, puesto que si efectuáramos la soldadura
por una sola cara pudiera ocurrir que la humedad se filtrase entre la hendidura de las
piezas, con la posterior oxidación del metal en ese sitio.
Uniones en T
Se usan ampliamente en la soldadura por arco y se efectúan con o sin preparación de los
bordes de una cara o de las dos caras. La plancha vertical debe tener el borde base bien
elaborado. Cuando los bordes de la plancha vertical se biselan por una o ambas caras,
entre las piezas horizontal y vertical se deja una holgura de 2-3 mm para obtener una
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buena penetración en todo el espesor de la pieza vertical. El bisel en una sola cara se
realiza en caso de que la construcción de la pieza no permita efectuar la soldadura en T
por los dos lados.
Uniones en ángulo
Se usan para la soldadura de diferentes planchas cuyos bordes se han elaborado
previamente. Las partes a soldar se colocan en ángulo recto o en otro ángulo y se sueldan
por los bordes. Tales uniones se usan generalmente en la soladura de depósitos, los cuales
habrán de ser sometidos a condiciones de trabajo, bajo la acción de una presión no
conocida de gas o líquido. A veces las uniones en ángulo se sueldan también por la parte
interior.
Uniones de tapón
Se usan cuando la longitud del cordón normal elaborado a solapo no garantiza una
resistencia suficiente. Las uniones de tapón pueden ser de tipo abierto o cerrado. Le
hendidura se efectúa generalmente con ayuda del corte por oxígeno.
Uniones de brida
Las chapas se juntan por sus superficies y se sueldan por los bordes adyacentes.
Unión de botones
Con ayuda de los botones se obtienen unas uniones resistentes pero no compactas. En la
chapa de arriba se taladra un orificio y luego éste se suelda de modo que la chapa inferior
también se suelde. Cuando se aplica el procedimiento de la soldadura automática por arco
sumergido no hay necesidad de taladrar la plancha superior, pues la misma se derrite en
todo su espesor mediante la acción del arco eléctrico.
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Las uniones a que nos hemos referido son típicas de la soldadura manual por arco. Si se
aplican los procedimientos de soldadura oxiacetilénica, soldadura por arco sumergido,
soldadura de metales no ferrosos, etc., la forma de los bordes puede ser distinta.
Cordones de soldadura
Los cordones de soldadura se dividen en los siguientes grupos:
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