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MÓDULO 1

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UNIDAD I

INTRODUCCIÓN A LA PARTE ESPECIAL

1. La llamada parte general de la parte especial.

En la parte general se estudian las disposiciones y exigencias que tienen validez para todos los

delitos, tales como la antijuridicidad o la culpabilidad, y de las normas, que siendo también de

alcance general, no son requisitos para la existencia de delito, pero que resultan de aplicación

cuando se dan determinadas circunstancias.

En la parte especial las leyes definen las conductas humanas que se estiman merecedoras de

pena, tipificándolas a través de las figuras delictivas o también conocidos como tipo penales.

Dentro de este particular ámbito, es que van a venir a tener aplicación y a adquirir vida los

principios de la parte general. Claus Roxin entiende que, la parte especial proporciona las

concretas descripciones de los delitos e indica las penas que le corresponde. En cambio, la

parte general comprende las disposiciones, válidas para todos los delitos, sobre los

presupuestos y consecuencias de la conducta punible. Ej. Legítima defensa, el error, la

tentativa, la autoría, la participación y sobre las consecuencias jurídicas de aquellos, como las

penas y medidas de seguridad.

Fontán Balestra, explica que la introducción a la parte especial ha de ocuparse justamente del

criterio que debe inspirar la clasificación de las figuras delictivas en un texto legal y la

sistematización de los elementos constitutivos de esas figuras delictivas, conformando así una

teoría general de los tipos penales.

Asimismo, expone que la función de la tipicidad como garantía y como elemento del delito que

cualifica a los demás, se trata en la parte general y justamente la llamada parte especial, se

ocupará de estudiar las características que deben reunir los tipos penales y de las distintas

especies de elementos que pueden constituirlos.

2. Criterio de Clasificación de las figuras delictivas.

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Existen al menos dos criterios que han intentado clasificar a los tipos penales. Uno de ellos es

el subjetivo, pero su trascendencia ha sido escasa. El criterio válido, es el objetivo.

Este criterio, sistematiza la clasificación tomando en cuenta el bien jurídico lesionado o

amenazado por el delito, y es el aceptado por la mayoría de autores y seguido por los códigos

más modernos.

Doctrinariamente, fue expuesto por Francisco Carrara, para quien es éste el sistema más

adecuado porque tiende a clasificar todas las distintas especies de delitos posibles, dado que

no puede existir delito sin que haya una violación a un derecho.

Enseña Fontán Balestra, que dicha expresión se ha generalizado en reemplazo de las palabras

derecho tutelado, para significar el criterio objetivo que se adopta para la clasificación, evitando

al mismo tiempo que dicha expresión se confunda con el concepto de derechos subjetivos.

Esto último, en el sentido de que no se debe referirse al bien jurídico lesionado o amenazado

en relación al titular.

La importancia del Criterio del Bien Jurídico en la Parte Especial, como criterio clasificador de

los delitos, se pone de relieve en cuanto se advierte que no solo especifica las garantías del

ciudadano con relación a cada delito, sino que además fija el ámbito del injusto, y al mismo

tiempo, permite una ordenación en grupos de los diferentes delitos.

El criterio tiene en cuenta fundamentalmente la tradicional división en delitos contra las

personas y delitos contra la colectividad, según se trate de bienes jurídicos del individuo o de

intereses públicos.

Entendido este concepto, corresponde efectuar una separación entre dos grupos grandes de

delitos:

 Los que lesionan o ponen en peligro bienes jurídicos de la colectividad o estatales.

 Los que son contrarios a los bienes jurídicos individuales o personales.

El plano de jerarquía que resulta del orden de exposición de los textos legales de uno u otro de

estos dos grandes grupos, ha sido interpretado como revelador de distinta orientación política.

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Sin embargo, esa interpretación pierde validez si se piensa que una enorme mayoría de textos

legales, de la más variada orientación política, adopta el sistema que comienza con los delitos

contrarios al Estado o a la comunidad, para continuar luego con los que lesionan los bienes

individuales o personales.

No obstante ello, como bien ha dicho Eusebio Gomez, no porque un delito tenga prioridad

dentro de la enumeración de la ley, podrá pensarse que ésta dispensa al bien que con tal delito

se lesiona mayor protección que al que aparece tutelado mediante una incriminación inscripta

en un lugar posterior. Intrínsecamente, la protección es idéntica para todos los bienes.

3. El plan del Código Penal Argentino

El Código Penal argentino encabeza con los delitos contra las personas las previsiones del

Libro Segundo, la parte especial, referida a los delitos en particular, el que está dividido en

trece títulos subdivididos a su vez en capítulos. A esta subdivisión en capítulos hace excepción

el Título XIII, que sólo contiene diez artículos corridos.

 Título I. Delitos contra las personas, que comprende 6 capítulos:

1. DELITOS CONTRA LA VIDA,

2. LESIONES,

3. HOMICIDIO O LESIONES EN RIÑA,

4. DUELO,

5. ABUSO DE ARMAS,

6. ABANDONO DE PERSONA.

 Título II. Delitos contra el honor.

 Título III. Delitos contra la Integridad sexual, dividido en 4 capítulos sin denominación,

numerados del II al V, pues el Cap.I relativo al adulterio, había sido derogado por la Ley

24.453.

 Título IV. Delitos contra el Estado Civil, que comprende 2 capítulos:

1. MATRIMONIOS ILEGALES,

2. SUPRESIÓN Y SUPOSICIÓN DEL ESTADO CIVIL Y DE LA IDENTIDAD.

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 Título V. Delitos contra la Libertad, dividido en 6 capítulos:

1. DELITOS CONTRA LA LIBERTAD INDIVIDUAL,

2. VIOLACIÓN DE DOMICILIO,

3. VIOLACIÓN DE SECRETOSY DE LA PRIVACIDAD,

4. DELITOS CONTRA LA LIBERTAD DE TRABAJO Y ASOCIACIÓN,

5. DELITOS CONTRA LA LIBERTAD DE REUNIÓN,

6. DELITOS CONTRA LA LIBERTAD DE PRENSA.

 Título VI. Delitos contra la propiedad, que abarca 10 capítulos:

1. HURTO,

2. ROBO,

3. ABIGEATO,

4. EXTORSIÓN,

5. ESTAFA Y OTRAS DEFRAUDACIONES,

6. USURA,

7. QUEBRADOS Y OTROS DEUDORES PUNIBLES,

8. USURPACIÓN,

9. DAÑOS,

10. DISPOSICIONES GENERALES.

 Título VII. Delitos contra la Seguridad Pública, dividido en 4 capítulos:

1. INCENDIOS Y OTROS ESTRAGOS,

2. DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD DEL TRÁNSITO Y LOS MEDIOS DE

TRANSPORTE Y DE COMUNICACIÓN,

3. PIRATERÍA,

4. DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA.

 Título VIII. Delitos contra el orden público, distribuido en 5 capítulos:

1. INSTIGACIÓN A COMETER DELITOS,

2. ASOCIACIÓN ILÍCITA,

3. INTIMIDACIÓN PÚBLICA,

4. APOLOGÍA DE CRIMEN,

5. OTROS ATENTADOS CONTRA EL ORDEN PÚBLICO.

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 Título IX. Delitos contra la Seguridad de la Nación, que comprende dos capítulos:

1. TRAICIÓN,

2. DELITOS QUE COMPROMETEN LA PAZ Y DIGNIDAD DE LA NACIÓN.

 Título X. Delitos contra los Poderes Públicos y el orden constitucional, dividido en 3

capítulos:

1. ATENTADOS AL ORDEN CONSTITUCIONAL Y A LA VIDA DEMOCRÁTICA,

2. SEDICIÓN,

3. DISPOSICIONES COMUNES.

 Título XI. Delitos contra la Administración Pública, separado en 15 capítulos:

1. ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA AUTORIDAD,

2. FALSA DENUNCIA,

3. USURPACIÓN DE AUTORIDAD, TÍTULOS Y HONORES,

4. ABUSO DE AUTORIDAD Y VIOLACIÓN DE LOS DEBERES DE LOS

FUNCIONARIOS PÚBLICOS,

5. VIOLACIÓN DE SELLOS Y DOCUMENTOS,

6. COHECHO Y TRÁFICO DE INFLUENCIAS,

7. MALVERSACIÓN DE CAUDALES PÚBLICOS,

8. NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE FUNCIONES

PÚBLICAS,

9. EXACCIONES ILEGALES,

10. ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO DE FUNCIONARIOS Y EMPLEADOS,

11. PREVARICATO,

12. DENEGACIÓN Y RETARDO DE JUSTICIA,

13. FALSO TESTIMONIO,

14. ENCUBRIMIENTO

15. EVASIÓN Y QUEBRANTAMIENTO DE PENA.

 Título XII. Delitos contra la fe pública, distribuido en 6 capítulos:

1. FALSIFICACIÓN DE MONEDA, BILLETES DE BANCO, TÍTULOS AL

PORTADOR Y DOCUMENTOS DE CRÉDITO,

2. FALSIFICACIÓN DE SELLOS, TIMBRES Y MARCAS,

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3. FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS EN GENERAL,

4. DISPOSICIONES COMUNES,

5. FRAUDES AL COMERCIO Y A LA INDUSTRIA,

6. DEL PAGO DE CHEQUE SIN PROVISIÓN DE FONDOS.

 Título XIII. Delitos contra el orden económico y financiero, sin capítulos.

Contiene además el Código tres artículos bajo la denominación Disposiciones

Complementarias

4. Función de los Tipos Penales.

Para comenzar a entender el estudio de los Delitos en particular, contenidos en los

tipos penales, primero corresponde afirmar que deben concurrir todas las

consideraciones abstractas del delito, es decir:

Para que exista delito, debe tratarse de una Acción, típica, antijurídica y culpable.

En otras palabras, las consideraciones que se hacen en la parte general para

determinar los elementos del delito, son válidas para todas y cada una de las figuras

delictivas contenidas en la parte especial.

En la parte especial, la tarea debe limitarse a analizar únicamente los elementos

propios y exclusivos de cada figura y señalar su función. Además es necesario situar a

cada delito en la categoría que le corresponde, de acuerdo a las clasificaciones hechas

en la parte general, sea por la naturaleza de la acción o del resultado, por la especial

calidad de los autores, por los elementos que conforman el tipo penal, tanto en su

aspecto objetivo como subjetivo.

5. Los elementos del tipo. Clasificación

El estudio de los tipos jurídico-penales no es otra cosa que el análisis de las

circunstancias y elementos especiales de cada concreto delito.

La doctrina, en general, para su sistematización, distingue y agrupa los elementos

constitutivos posibles del tipo penal, en tres clases: elementos subjetivos, objetivos y

normativos.

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1. Elementos Subjetivos.

El profesor Fontán Balestra adhiere a la teoría causalista de la acción, según la

cual el dolo, la culpa y la preterintención, según el caso, son culpabilidad. Esa

teoría, con vigencia a mediados del siglo pasado, fue paulatinamente dejada

de lado y sustituida por otra, la teoría de la acción finalista.

En esta última, dentro de la definición estratificada del delito, se ubica el dolo

en el tipo penal, considerando que es su faz subjetiva, esto es, el conocimiento

y voluntad de llevar a cabo la conducta descripta en el tipo penal. A su vez, la

culpabilidad - según el criterio que se adopte- es algo más. Si se sigue la

teoría normativa, se dirá que la culpabilidad es reprochabilidad. Alguien es

culpable porque se le puede reprochar su conducta dado que siendo imputable

y pudiendo actuar conforme a derecho decide obrar en contra de aquel,

incurriendo en delito.

2. Elementos Objetivos

Los elementos objetivos del tipo son los que el legislador utiliza para la

descripción de los actos que a su juicio son dignos de pena. Son referencias a

cosas, a personas o a modos de obrar, todas nociones que pueden captarse

por los sentidos.

3. Elementos Normativos

A veces no le resultan suficientes al legislador, para expresar y precisar su

pensamiento, las referencias objetivas y necesita recurrir a nociones de otra

naturaleza, cuyo verdadero significado es necesario buscar en otras

disposiciones del ordenamiento jurídico. Así habla de cosa mueble ajena art.

162, de impedimento que cause nulidad absoluta art. 134, etc.

Estos elementos pertenecen al tipo, pero no a la acción propiamente dicha, el

autor del hecho no los realiza y tienen la condición prevista en la ley con

independencia de la conducta delictiva.

Ejemplo. La cosa es inmueble y es ajena en el hurto, sin que en ello haya

tenido intervención el autor del hecho sin que tenga significado alguno la

intervención que pueda haber tenido, pues si la cosa fuera de Juan porque

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Pedro se la ha vendido, y este último la hurta, nada importa que el autor del

delito haya intervenido en el hecho por el cual la cosa pasó a ser de Juan, es

decir, ajena a Pedro. Lo único que interesa es que la cosa es ajena.

6. Los principios informadores del derecho penal y su relevancia en la Parte Especial.

 El principio de Mínima intervención

Responde a la idea político-criminal de que el derecho penal debe considerarse

siempre como último recurso última ratio de todos aquellos con que cuenta el Estado

para el mantenimiento del orden jurídico social.

El derecho penal, sólo debe intervenir cuando resulte indispensable para la

consecución de sus propios fines: el mantenimiento de la paz social. Entonces, si estos

fines pueden llevarse a cabo de otra manera, esto es, si el restablecimiento del orden

jurídico violado se puede concretar a través de otras medidas distintas a la sanción

criminal, la intervención del derecho penal aparece como carente de toda intervención.

Como enseña Muñoz Conde, el Principio de Mínima Intervención se convierte en un

principio político - criminal limitador del poder punitivo del Estado derivado de la propia

naturaleza del Derecho Penal. Se pone de manifiesto, cuando se advierte que el

derecho penal tiene, por un lado carácter fragmentario, esto es, que no protege todos

los bienes jurídicos, sino sólo una parte de ellos, osea los que representan los valores

más fundamentales del orden social. El derecho penal interviene, entonces,

únicamente frente a aquellos comportamientos que atentan contra las reglas mínimas

de la convivencia social, esto es: contra los bienes o valores jurídicos fundamentales

de la persona y de la sociedad.

Y por otro lado, es de naturaleza subsidiaria, porque debe utilizarse sólo cuando no

haya más remedio por haber fracasado ya otros mecanismos de protección menos

gravosos para la persona.

7. El principio de Legalidad.

En primer lugar, encuentra fundamento normativo en el art. 18 de la Constitución

Nacional. Este principio conforma, al decir de Nuñez, una de las más preciosas

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garantías constitucionales, la de que ningún habitante de la Nación puede ser penado

sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso.

Así pues, todo el derecho penal está imbuido del principio de legalidad, nullum crimen,

nulla poena sine lege, Por cuanto la fuente principal del derecho penal es la ley. Por

ello, el principio de legalidad constituye un límite al ejercicio arbitrario e ilimitado del

Poder Punitivo Estatal.

Principios que derivan de la exigencia de legalidad:

 Legalidad Formal.

 Irretroactividad.

 Máxima taxatividad legal e interpretativa.

 Respeto al ámbito de lo prohibido.

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