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Retos para tejer una cultura de paz: recomendaciones del Informe Final de la

Comisión de la Verdad en Colombia.

Ponencia de la Corporación Abuntú en el marco del Festival de la Imagen y la Palabra,


UCEVA, martes 16 de agosto de 2022.

Ponente: Daniel Jiménez Tacué.

Más de treinta países han creado comisiones de la verdad, desde que en Argentina
en 1983 se crea la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas
(CONADEP). De acuerdo a Hayner (2006) “Dichas comisiones son organismos
oficiales temporarios, que se establecen para investigar un tipo de violaciones en
un período de tiempo, producir un informe final y formular recomendaciones de
reformas” (p. 1). La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia
y la No Repetición de Colombia –más conocida como Comisión de la Verdad de
Colombia–, incluye la pretensión de propiciar el reconocimiento de
responsabilidades y promover la convivencia en los territorios (Una Mirada a Las
Comisiones de La Verdad En El Mundo y a La Nuestra - Comisión de La Verdad
Colombia, 2008). En este sentido, en la esfera de las recomendaciones de su
Informe Final se incluye la construcción de una Cultura de Paz como paso
imprescindible para alcanzar dicha convivencia en los territorios.

Las recomendaciones del Informe son nueve: ocho son recomendaciones sobre los
hallazgos de la Comisión y una adicional que propone el ejercicio educativo y de
divulgación del legado de dicha Comisión y de los resultados del Informe mismo. A
continuación, se enumerarán las recomendaciones y luego centraré la atención
sobre la recomendación número ocho:

1. Construcción de paz como proyecto nacional.


2. Reconocimiento de las víctimas del conflicto armado.
3. Régimen político y participación.
4. Replantear el problema del narcotráfico.
5. Fortalecer y desarrollar mecanismos que eviten la impunidad y recuperar el
valor de la justicia para reivindicar la legalidad.
6. Establecer una nueva visión de seguridad para la construcción de paz.
7. Buscar la paz territorial.
8. Cultura para la paz y educación.
9. Legado de la Comisión.

La recomendación número ocho se centra en el tema de la cultura para la paz y la


educación. De esta manera, el Informe hace énfasis en la necesidad de contar con
nuevas herramientas para transformar la cultura que ha configurado el conflicto
armado, se busca que esta sea reemplazada por una nueva cultura que establezca
una ruptura con el pasado, lo cual no invita a abandonar el sentido crítico con el que
es necesario revisar los acontecimientos de nuestra historia. En este punto, el
Informe también recomienda que se hagan efectivas acciones necesarias para
garantizar la calidad de vida y la prosperidad económica de las poblaciones
afectadas, en especial, las comunidades campesinas, a través de la redistribución
de la tierra, la prevención y reversión del despojo, el acceso a bienes y servicios
públicos, a la seguridad y a la justicia y a las oportunidades productivas. Todas estas
acciones deben ser incorporadas como parte de una política pública, y el Informe
propone que se elaboren teniendo en cuenta la garantía en la aplicación del enfoque
diferencial.

Con respecto a la educación y a la transformación de la cultura el gran reto consiste


en la transformación de los valores, principios y narrativas que han contribuido a la
persistencia de la violencia en nuestra cultura, siendo muy claro el llamado de la
Comisión:

Llamamos al Estado y a la sociedad en su conjunto a reconocer que el


conflicto armado ha generado impactos profundos en las creencias, juicios,
normas, valores, sentidos y supuestos que fundamentan el modo en que nos
relacionamos, y que algunos de estos rasgos influyen en la persistencia del
conflicto. (Comisión de la Verdad de Colombia, 2022, p. 888).
Reconocer no es fácil, deshacerse de las creencias y de los prejuicios menos. Sin
embargo, este es precisamente el reto en nuestro presente, en nuestro país. Pero
¿cómo desinstalamos las narrativas de odio que se han venido construyendo
durante más de sesenta años? La revisión crítica y desapasionada de nuestra
historia es una alternativa, reconocer las verdades que se plantean en el Informe
por más duras que estás sean como, por ejemplo, que de las nueve millones de
víctimas que produjo este conflicto, más del 90% fueron población civil; reconocer
que se construyó la idea de un enemigo interno que justificó la eliminación del otro,
del que pensaba diferente y permitió justificar las masacres: ya sabemos hasta
donde es capaz de llegar no sólo el ser humano sino una sociedad entera cuando
lleva esta idea del enemigo interno hasta sus ultimas consecuencias: conduce al
holocausto, palabra que se utilizó para designar el asesinato sistemático de la
población judía en la Alemania Nazi, entre cuatro y seis millones de personas
asesinadas por el Estado Alemán; tampoco podemos olvidar que los pueblos
indígenas fueron exterminados de muchas de las tierras americanas, ya que fueron
considerados enemigos del progreso humano en los tiempos de conquista y luego
en las recién fundadas naciones. Y ahora, nosotros como sociedad hemos permitido
la muerte de más de medio millón de personas en el transcurso de 74 años; si
tomamos 1948 como un punto de partida, 74 años que representan la vida de un
hombre o de una mujer, de una sola generación. La Comisión ha hecho la pregunta
sobre dónde estábamos mientras esto ocurría, por qué no hicimos nada, por qué
guardamos silencio, por qué lo permitimos.

Lo anterior, implica el mayor reto que tenemos como sociedad, pero al mismo
tiempo como individuos, ya que es necesario que cada uno asuma parte de su
responsabilidad en lo que ha pasado frente a nuestras propias narices, asumir una
ética como seres humanos, como ciudadanos y como profesionales. El Informe
hace énfasis en la necesidad de llevar a cabo una transformación cultural que nos
permita avanzar hacía una sociedad que restablezca los vínculos sociales rotos por
el conflicto armado, que desinstale los odios, que se planteé, en último término,
resolver sus conflictos de manera pacífica, nunca más acudiendo a las armas, sino
que utilice su potencial creativo para empatizar con los otros, respetar las
diferencias, y avanzar hacía una sociedad más democrática y pacífica.

Es por ello, que las prácticas artísticas y culturales se cuentan como parte esencial
de estas nuevas herramientas para la construcción de una cultura de paz. Dentro
del Informe se resalta el papel de la gestión cultural, los grupos artísticos y las artes
como prácticas necesarias en la construcción de una sociedad más empática,
sensible, crítica y pacífica. En este sentido, el caso de las Tejedoras de Mampuján
resulta un buen ejemplo de la capacidad sanadora y transformadora del arte, y de
su contribución a la construcción de una cultura de paz en nuestro país.

Mampuján, es una comunidad campesina de afrocolombianos, ubicada en el


municipio de María la Baja, dentro de la región de los Montes de María, al norte del
departamento de Bolívar. A esta comunidad, el 10 de marzo de 2000, el bloque
paramilitar Héroes de los Montes de María realizó una incursión armada que terminó
en el desplazamiento de las 245 familias que habitaban el pueblo.
En 2002, tras un trabajo de intervención psicosocial, nace una iniciativa de
reconstrucción de memoria histórica, la cual buscó la exigencia de derechos y la
visibilización de lo ocurrido. (Valencia & Valencia, 2017, p. 61).

El objetivo de la realización en 2015 de este tapiz titulado “Gracias por unirse


alrededor de un sueño”, se encuentra en torno a la posibilidad de elaboración del
duelo y la recuperación del tejido social por parte de un grupo de mujeres
pertenecientes a la comunidad de Mampuján, sometidas a hechos victimizantes en
la incursión armada en su comunidad.

El tapiz narra los hechos ocurridos en Mampuján, los narra a través del tejido que
se convierte en la analogía de las relaciones establecidas por la comunidad que
fueron rotas, deshechas, fragmentadas en diferentes dimensiones en los sujetos y
en la comunidad. El tapiz como obra de arte se convierte en un objeto de memoria
y, como afirman Valencia y Valencia (2017),

en el marco de un tejido social que se reconoce fragmentado, la emergencia


de un objeto de memoria viene a constituirse en la posibilidad de que lo social
fluya "nuevamente". Con ello, el tejido social anuda lo que se hallaba suelto.
(p. 61).

Se reconoce que los hechos victimizantes, es decir, las acciones violentas que han
dejado profundas heridas en los sujetos y sus comunidades en el marco del conflicto
armado fragmentan el tejido social, lo destejen. Los ejercicios que involucran las
prácticas artísticas, como el Tapiz de las mujeres de Mampuján, han servido para que
las personas tramiten sus sufrimientos subjetivos y colectivos, logrando
reposicionarse en torno a las fracturas en el tejido social que supone la guerra,
resignificando su papel en la paz y fortaleciendo la inclusión y el engranaje
comunitario, siendo precisamente esto lo que se quiere conseguir dentro de la
construcción de una cultura de paz, es decir, que las personas logren resignificar su
postura frente al conflicto, reconstruir formas de relaciones más empáticas, que
generen nuevas formas de convivencia a partir del reconocimiento propio, del otro y
de las diferencias. (Marín González, 2017; Fernández, 2006 & Archila Riveros, 2016).
Se puede concluir esta intervención afirmando que de una u otra manera cada uno/a
de nosotros/as somos víctimas del conflicto armado, sin desconocer, por supuesto,
los distintos grados de afectación, la gravedad de las heridas para quien pierde una
madre, un padre, un hijo o una hija, o los miles que ha perdido sus vidas: así que no
es posible negar que el tejido de nuestra sociedad está roto por muchas de sus
costuras y que es nuestra responsabilidad volver a tejerlo, reconstruir ese tejido, tal
como lo vienen haciendo las mujeres de Mampuján y tantas otras mujeres y hombres
a lo largo y ancho de este país maltratado. En este sentido, se hace necesario
preguntarse ¿Cómo puedo ayudar a reconstruir el tejido social y contribuir a la
transformación de la cultura violenta en una cultura de paz en Colombia?

Referencias citadas

Comisión de la Verdad de Colombia. (2022). Hallazgos y recomendaciones de la


Comisión de la Verdad de Colombia. Hay futuro si hay verdad. Informe final.

Hayner, P. B. (2006). Comisiones de la verdad : resumen esquemático. International


Review of the Red Cross, 862, 1–18.
https://www.icrc.org/es/doc/assets/files/other/irrc_862_hayner.pdf

Una mirada a las comisiones de la verdad en el mundo y a la nuestra - Comisión de la


Verdad Colombia. (2008, November 7).
https://web.comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/una-mirada-a-las-comisiones-
de-la-verdad-en-el-mundo-y-a-la-nuestra

Valencia, J. G. B., & Valencia, N. M. (2017). Los tejidos de las mujeres de Mampuján:
prácticas estético-artísticas de memoria situada en el marco del conflicto armado
colombiano. Andamios, 14(34), 59–85. https://doi.org/10.29092/uacm.v14i34.563

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