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El cuarto es pequeño, sin embargo, han podido acomodar más de ocho camas en
las que ubican a las mujeres que están listas para dar a luz a sus retoños. Hay
monitores, un solo baño y constantemente ingresa una enfermera para realizar el
tacto a quienes tienen mucho dolor y su estado físico muestra luces de estar cerca
del umbral. Se convierte en un momento desesperante, hay mucha bulla, médicos
hablando, mujeres quejándose, pujando, gritando, lo que resulta más agotador
que saber que estas a horas de entrar al quirófano.
Amanece la capital chocoana con una mañana esplendida, el clima perfecto para
dar a luz en el Hospital San Francisco de Asís. Nancy se levanta de acuerdo a lo
planeado con la doctora que monitoreo su gestación de principio a fin, se baña, se
coloca un vestido de tiras largo hasta los tobillos, de color rosado con estampado
de flores, se aplica perfume, envía un par de mensajes a sus familiares mientras
su esposo termina de organizar el cuarto, por último, toma la pañalera azul del
niño y se suben al taxi para tener la mejor cita de sus vidas.
Cuenta Nancy que estaba acostada en la camilla sólo esperando, viendo pasar las
horas, observaba cómo las otras mujeres se paseaban con sus dolores, otras
abriendo sus piernas para que el medico pudiera revisarlas y todo pasaba en ese
cuarto, donde me sentía enlatada, sin intimida, revuelta y expuesta a tener que ver
y escuchar todo de todas. En un momento me sentí tan mal que llamé a mi
esposo sólo para llorar. Después de unas horas, empecé a sentir que un líquido
salía de mi vagina, no me explicaba cómo ni por qué y creí estarme orinando
hasta que decidí preguntarle a una enfermera a lo que contesto que ya había roto
fuente. El líquido no paro de salir y en minutos paso el cirujano diciéndome que ya
me pasaría a sala. No supe que sentir, solo recordé el celular y envié un mensaje
en el que decía: ya me van a entrar.
El proceso fue rápido, más de lo que ella pensó, dice que tomo más tiempo aplicar
la anestesia que el procedimiento en sí; al ingresar al quirófano le presentaron al
anestesiólogo y la asistente del cirujano, no se percató en que momento ya estaba
tumbada en la camilla en donde su cuerpo estaba recibiendo unos cortes en su
parte pélvica que darían el espacio para poder sacar a su bebé, y así fue, un niño
sano, el más grande de la noche, midió 38 centímetros y peso 4.800 gramos.
Llega el momento de ser presentado ante el padre, quien lo recibe con los brazos
abiertos, asombrado de lo idéntico que resulto siendo Joel Mathías, era ver su
rostro en miniatura. Me salen con ese hombronsuo con la misma cara mía, dije
Dios míooo es grandísimo, y sentí una emoción enorme porque se parecía a mí,
todos los rasgos míos, impresionante, fue una emoción inmensa, verlo sano y
grande, en ese momento se me salieron las lágrimas, expreso Eliecer Santos
esposo de Nancy Puertas y padre del bebé.