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Psicologia y Fe Cristiana Pnatrn NNNTNG
Psicologia y Fe Cristiana Pnatrn NNNTNG
y fe cristiana
Pnatrn nnntng de vista
IGLESIA PRESBITERIANA
DE CHILE
BIBLIOTECA
FACULTAD PRESBITERIANA
DE TEOLOGIA
ANDAMIO
Editado por
Eric L. Johnson
Stanton L. Jones
Psicología
y fe cristiana
Cuatro puntos de vista
Gary R. Collins
David G. Myers
David Powlison
Robert C. Roberts
Este libro se ha publicado en colaboración con el Grupo de Psicólogos Evangélicos (GPE),
perteneciente a las secciones profesionales de Grupos Bíblicos Unidos (GBU).
M QRUPO OE
C PSICÓLOGOS f•blU
EVANGÉLICOS
Publicaciones Andamio
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08038 Barcelona
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editorial@publicacionesandamio.com
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Psicología y fe cristiana
© 2009, Eric L. Johnson y Stanton L. Jones
A mi hermana Phyllis,
con amor y respeto.
Stanton L. Jones
índice
Reconocimientos 11
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Psicología y fe cristiana
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Historia de los cristianos en psicología
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Psicología y fe cristiana
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Historia de los cristianos en psicología
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Psicología y fe cristiana
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Historia de los cristianos en psicología
1 Durante los últimos años de la Inquisición, Galileo fue amenazado con la prisión y la excomunicación por las auto
ridades de la iglesia católica si no se retractaba de su defensa de un sistema planetario heliocéntrico, que se creía que
contradecía las enseñanzas de la Biblia y los puntos de vista autorizados de antiguos escritores que decían que la tierra
estaba en el centro y era inamovible. De hecho, se retractó en 1633 (Shea, 1986). Tuvo que llegar el 31 de octubre de
1992, para que el Papa Juan Pablo II reconociera solemnemente que Galileo fue condenado injustamente (N. del T.).
Historia de los cristianos en psicología
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Historia de los cristianos en psicología
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Psicología y fe cristiana
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Historia de los cristianos en psicología
2 El valor de aplicar métodos de las ciencias naturales (observación y cuantificación) a las ciencias sociales o hu
manas es indiscutible gracias a la enorme masa de investigación brindada. Sin embargo, los críticos han reconocido
justamente las limitaciones del uso de métodos provenientes de la investigación del mundo natural (física, química,
biología) para aplicarlo al estudio de los seres humanos, ya que algunas de las características de la naturaleza humana
no se encuentran en el mundo natural (p. ej., la experiencia de autoconsciencia, libertad, moralidad y valores). (Dithley,
1989; Giorgi, 1970; Harré, Clarke y De Cario, 1985; Maslow, 1968). Aunque aspectos como la moralidad y los valores
pueden ser observados y medidos (p. ej., Kahlberg), los críticos han argumentado que los métodos de la ciencia natural
conducen inevitablemente a un esfuerzo truncado de investigación psicológica, ya que no pueden “detectar” aquello
que es lo más distintivo de los seres humanos (la realidad desde el “interior”). Consecuentemente, han propuesto usar
métodos alternativos para aumentar ía investigación natural científica (p. ej., estudios fenomenológicos, observación
de los participantes, análisis del discurso, psicología narrativa) que procuren tomar en cuenta la perspectiva y autocom-
prensión de la o las personas estudiadas.
Aunque estos métodos están siendo utilizados más ampliamente (p. ej., las feministas y los investigadores post-mo-
dernos son particularmente receptivos con los mismos), la corriente principal de psicología continúa utilizando los
métodos de las ciencias naturales en la mayor parte de sus investigaciones. A los cristianos, claro está, les conciernen
tales temas, ya que asumimos que los humanos adultos son personas: conscientes de sí mismos, responsables, seres
relativamente libres y morales y, en consecuencia, no meros mecanismos u organismos de cómputo (Farnsworth, 1985;
Van Leeuwen, 1982,1985).
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Historia de los cristianos en psicología
3 Una notable similitud de muchos de los líderes de la psicología moderna fue la herencia familiar de fe judía o
cristiana y su subsecuente rechazo de por lo menos las versiones ortodoxas de su fe. Esto puede verse en las vidas
de G. Stanley Hall, John Dewey, William James, Joseph Jastrow, James Rowland Angelí, James Mark Baldwin, J.B.
Watson, William McDougall, B.F. Skinner, Cari Rogers y Abraham Maslow, así como también en europeos como
Freud, Jung y Piaget.
4 El tema de la voluntad humana es esclarecedor, ya que se trataba de una controversia destacada durante los últimos
años del siglo y primeros del siguiente, con un enfrentamiento entre visiones religiosas (o metafísicas) y “agnósticas”
(p. ej., ver James, 1890). Pero está claro cuál ganó: hacia 1930, no había virtualmente ninguna referencia a la voluntad
Humana en la literatura psicológica de la corriente principal, una negligencia que ha continuado hasta el presente,
aunque en las últimas dos décadas la acción ha sido un tema de investigación.
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Historia de los cristianos en psicología
5 Los católicos Misiak y Staudt (1954) defienden este enfoque, estando de acuerdo con las divisiones disciplinarias
modernas que consideran la psicología, la filosofía y la teología como metódicamente distintas, aunque formando
una jerarquía del conocimiento. Sobre estas bases, argumentan en contra de una psicología específicamente católica
(y por implicación, cristiana): “Cuando los psicólogos se limitan al estudio del comportamiento humano, cómo pue
Psicología y fe cristiana
de ser estudiado experimentalmente, están meramente restringiendo su campo de investigación; no están negando
necesariamente la existencia del alma” (p. 13). Sin embargo, también señalan que los católicos “procurarán siempre
integrar la psicología, la filosofía y la teología” (p. 14). Pero dado que las tres disciplinas buscan la verdad desde
diferentes puntos de vista (la teología a través de la revelación, la filosofía mediante la razón y la psicología mediante
la observación), no habrá una contradicción genuina entre ellas.
6 Es interesante señalar que los miembros fundadores del equipo editorial de la publicación que originó este movi
miento, Pastoral Psychoiogy (Psicología pastoral), incluían a Hiltner y Oates así como a Rollo May y Cari R. Rogers,
ninguno de los cuales podía ser considerado cristianos de la línea ortodoxa en esa época, lo que sugiere una clase de
apertura inusual para una revista dirigida a los pastores (la lista de editores aparece en Vande Kemp, 1984).
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Sin embargo, la década comenzó con un nubarrón sobre toda esta tarea.
Jay Adams, profesor de teología práctica en el Seminario Teológico de
Westminster, publicó el muy leído Capacitado para Aconsejar (1970), en
el cual criticó severamente a la psiquiatría y a la psicoterapia, sugiriendo
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que las iglesias bibliocéntricas no han cuidado siempre bien de las almas de sus
miembros (algo reconocido también por quienes estaban en el movimiento
nouthetic), apreciando la ayuda que recibían de la terapia moderna.
Durante los años setenta, se articularon otros dos enfoques evangélicos.
Uno fue desarrollado por profesionales cristianos de la psicología que
apreciaban alguna verdad en las críticas del movimiento de consejería
bíblica. Ellos también estaban preocupados por el humanismo naturalista y
laico que influenciaba la literatura psicológica y de consejería, y sabían que
el cristianismo (y su teología) tenían algo único con lo que contribuir a la
psicología y a la consejería; pero también creían que la psicología moderna
tenía valores reales y, por lo tanto, teología y psicología necesitaban
estar relacionadas. El segundo grupo, compuesto principalmente por
investigadores y profesores, era más uniformemente apreciativo de la
psicología moderna tal como es. Comenzaremos con este último enfoque.
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Psicología y fe cristiana
El modelo de integración
7 Recientemente Jeeves (1997) publicó sus últimos pensamientos: La naturaleza humana en el Milenio, utilizando
este enfoque. También es interesante señalar a Hunsberger (1995), quien escribió un libro sobre cuidado pastoral que
asume esencialmente esta posición de “niveles de explicación”.
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Historia de los cristianos en psicología
8 CAPS se mantiene como una organización esencialmente evangélica, pero con una tolerancia hacia algunas
diversidades teológicas.
9 Vitz (1977) había presentado previamente una crítica cristiana radical de algunas principales teorías modernas sobre
la personalidad. Sin embargo, contrariamente a los autores del movimiento de consejería bíblica, el trabajo de Vitz’s
demostró siempre una voluntad de utilizar las más amplias disciplinas de psicología y psicoterapia.
10 Alvin Plantinga es uno de los muchos filósofos cristianos contemporáneos que aboga por una filosofía cristiana
específica. Ver sus “Recomendaciones a filósofos cristianos” (1984), "Los dos pilares de lo académico cristiano” (1990)
y “Creencia cristiana garantizada” (2000).
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Al
Psicología y fe cristiana
Busca las evidencias de estos temas al leer los capítulos y las respuestas. Tal
vez, el tema principal son las fuentes posibles de conocimiento psicológico:
investigación empírica, las Escrituras y la teología, filosofía e historia.
La psicología moderna se alejó autoconscientemente de su confianza en
fuentes no empíricas (la filosofía, la teología y las Escrituras) y se redefinió
a sí misma autorrestringiéndose al estudio propiamente de los seres
humanos (y animales). Así que al leer los siguientes capítulos, considera
el grado en que la investigación empírica condiciona el pensamiento del
autor. ¿Cuán seriamente toma en consideración el autor la investigación
psicológica? ¿Contribuye ésta a sus conclusiones sobre las cosas? ¿Cuál es
la comprensión del autor sobre el papel de la Biblia y la teología dentro de
la psicología y la consejería? Todos los evangélicos afirman el valor de la
Biblia en la creencia y práctica cristiana. Sin embargo, existen diferencias en
cuanto a (1) si la Biblia es relevante en lo que se refiere a la teoría y práctica
de la psicología y la consejería, y ( ), si lo es, hasta qué punto se debiera
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Historia de los cristianos en psicología
Entonces ha estado escribiendo una gran obra sobre las emociones, que
está casi terminada11. Más recientemente, editó (junto con Mark R.
fTálbot) Iluminando la psiquis: Exploraciones en psicología cristiana (1997),
-contribuyendo con tres capítulos, uno de los cuales destaca los temas
principales de lo que sería una clara psicología cristiana.
11 N. del T.: Esta obra con el título Emociones: Un ensayo en apoyo a una psicología moral fue publicada en el 2003.
Psicología y fe cristiana
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Historia de los cristianos en psicología
k&Jmr
BÉsi
w
El enfoque
de los niveles
de explicación
David G. Myers
Las definiciones de la piscología han variado durante el primer siglo de su
existencia. Para William James {Los principios de la psicología, 1890), era la
ciencia de la vida mental. A mediados del siglo XX, se había convertido en
la ciencia del comportamiento. Hoy sintetizamos esta historia definiendo la
psicología como la ciencia del comportamiento y de los procesos mentales.
A través de los altibajos del conductismo, estas definiciones de la psicología
han tenido algo en común: la psicología es una ciencia. Después de notar una
afinidad o parentesco entre el espíritu de la ciencia y el de la fe, ilustraré cómo
la ciencia psicológica ha confirmado a menudo y desafiado ocasionalmente a la
comprensión bíblica de la naturaleza humana y del significado de la fe1.
Ciencia y fe
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Psicología y fe cristiana
2 “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt 22.37 R-V1995)
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Psicología y fe cristiana
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El enfoque de los niveles de explicación
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Psicología y fe cristiana
3. Ser consecuente con sus convicciones Escritos para un público cristiano y laico
y valores más profundos. Como todos, (p. ej. Myers, 1998,1999; Myers yjeeves,
infundimos ciertos supuestos y valores 1987).
en nuestra enseñanza, nuestros escritos,
en la investigación y en la práctica.
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El enfoque de los niveles de explicación
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Psicología y fe cristiana
más que vuestros pensamientos”. (Is. 46.9 DHH, Is. 55.9 RV95) Como
hijos de Dios, tenemos dignidad pero no deidad. Así que debemos ser
escépticos hacia quienes reclaman para sí mismos poderes divinos como
la omnisciencia (leyendo en la mente de otros, prediciendo el futuro),
omnipresencia (viendo sucesos en lugares remotos) y omnipotencia
(creando o alterando la realidad física con poderes mentales). Debemos ser
precavidos con quienes idolatran su religión, presumiendo que sus puntos
doctrinales específicos son la absoluta verdad. Siempre vemos la realidad a
través de un espejo opaco.
Propensión a servirse a sí mismo y autoestima. Nuestra comprensión
de nosotros mismos es un frágil contenedor de la verdad. Teniendo en
cuenta la antigua admonición “conócete a ti mismo”, analizamos nuestro
comportamiento, pero no de manera imparcial. Nuestra tendencia a una
predisposición al ego-servicio aparece en las diferentes explicaciones que
damos sobre nuestros éxitos y fracasos, sobre nuestras buenas y malas
acciones. En cualquier dimensión social deseable, normalmente nos vemos
a nosotros mismos como relativamente superiores - más éticos, con mayor
habilidad social, y más tolerantes que nuestros pares. Además, justificamos
nuestro comportamiento pasado. Tenemos una confianza desmesurada
sobre la exactitud de nuestras creencias. Recordamos mal nuestro pasado,
de forma que lo favorecemos. Y sobrestimamos cuán virtuosamente
nos comportaríamos en situaciones que provocan comportamientos no
virtuosos en la mayoría de la gente. El investigador Anthony Greenwald
habló en nombre de docenas de investigadores: “La gente experimenta la
vida a través de un filtro ego-centrado” (1980,1984).
Esta conclusión se hace eco de una muy antigua idea religiosa - que el
orgullo de autorrectitud es el pecado fundamental, el pecado original, el
más mortal de los siete pecados capitales. Así, el salmista puede declarar
que “nadie puede ver sus propios errores” y el fariseo podía agradecer a
Dios “que no soy como otros hombres” (y tú y yo podemos agradecer a
Dios que no somos como el fariseo). El orgullo precede a la caída. Corroe
nuestras relaciones con los demás - en los conflictos entre los cónyuges en
el matrimonio, los directivos y los obreros, las naciones en guerra. Cada lado
ve solamente sus motivos como puros y sus acciones como irreprochables.
Pero la oposición también lo ve así, prosiguiendo el conflicto.
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Psicología y fe cristiana
Cree en Dios y tendrás que enfrentarte a tiempos en los que parece obvio
que este mundo material es la sola realidad; no creas en Él y tendrás que
enfrentar tiempos en que este mundo material parezca gritarte que eso no
es todo. Ninguna convicción, religiosa o no religiosa, podrá, por sí misma,
terminar de una vez por todas [esas dudas] en el alma. Sólo la práctica de la
Fe que resulte del hábito de la Fe gradualmente lo logrará. (1960)
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El enfoque de los niveles de explicación
$20,000 i r- 100 %
$14,000 - - 70%
$12,000 - - 60%
$10,000 - 50%
$2,000 - - 10%
$0 - 0%
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Psicología y fe cristiana
Cuadro 1. Indicadores de la recesión social en los EE. UU. (según Myers, 2000b)
Cuando los niños habían llegado a los veintitrés años, los intrépidos
investigadores buscaron y entrevistaron a 12.537personas de la muestra original,
permitiéndoles comparar los que a la edad de siete años estaban viviendo con
los dos padres biológicos con los que vivían sólo con uno, y comparar aquellos
cuyos padres se habían divorciados con los de los que no se habían divorciado
cuando tenían la edad de dieciséis años. Controlar problemas familiares previos
al divorcio no debilitó los efectos del divorcio. Además, entre los hijos de
divorciados, el 45% había cohabitado - una tasa más que el doble del 19%
entre hijos de matrimonios intactos. Los investigadores comentaron: “El
divorcio de los padres parece haber estimulado un patrón de comportamiento
caracterizado por el abandono prematuro del hogar debido a conflictos con
padres y padrastros y una actividad sexual precoz fuera del matrimonio,
conduciendo estas situaciones a una mayor probabilidad de nacimientos fuera
del matrimonio y a la cohabitación”. Todavía otro seguimiento de 11.759 de
los participantes a la edad de treinta y tres años confirmó las consecuencias
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El enfoque de los niveles de explicación
Fe y Bienestar
Estos resultados son la punta del iceberg de los datos que respaldan los valores
sociales y familiares ligados con la fe religiosa. ¿Es que, por consiguiente, una
fe activa mejora el bienestar social y psicológico? ¿O es que la religión, como
conjeturaba Freud, corroe la felicidad creando una “neurosis obsesiva” que
produce culpabilidad, represión sexual y emociones reprimidas? (1928, p. 71)
Un cúmulo de evidencias revela que ciertas formas de experiencia
religiosa se relacionan con el prejuicio y la culpabilidad, pero que, en
general, una fe activa está vinculada a varios criterios de salud mental. En
primer lugar, es mucho menos probable que los norteamericanos activos
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El enfoque de los niveles de explicación
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Psicología y fe cristiana
En primer lugar, el concepto de oración que está siendo puesto a prueba es más
cercano a la magia que a la comprensión sobre la oración a un Dios omnisciente y
soberano. Desde un punto de vista bíblico, Dios sustenta toda la creación. Dios
no es un pequeño factor espiritual que ocasionalmente desvía el curso de la
naturaleza, sino la base de todo lo que existe. Dios no trabaja en las brechas de
lo que todavía no comprendemos, sino en la naturaleza y a través de la misma,
incluyendo los ministerios de sanidad que condujeron a gente de fe a esparcir
la medicina y los hospitales a través de todo el mundo. Así que, mientras la
oración modelo de nuestro Señor acoge nuestro reconocimiento y dependencia
de Dios en nuestras necesidades básicas (“nuestro pan cotidiano”), no ve a ‘
Dios como una máquina celestial de venta automática, a la que ponemos en
funcionamiento mediante nuestras oraciones. En verdad, ¿estaría el Dios de la
Biblia, todo sabiduría, omnisciente, todo amor, desinformado o desinteresado
si no fuese por nuestras oraciones? ¿Es que el presumir que nosotros,
criaturas de Dios, podemos mover los hilos e influenciar a Dios, no viola
la recomendación bíblica de reconocer humildemente nuestro lugar como
criaturas finitas del infinito Dios? No es de extrañar que seamos aconsejados
a ofrecer oraciones de adoración, alabanza, confesión, gratitud, dedicación y
meditación, y también a pedir por lo que se nos dará (espiritualmente, si no
materialmente). J. I. Packer escribió que “la oración no es tratar de forzar la
mano de Dios, sino más bien un humilde reconocimiento de impotencia y de
dependencia” (1961, p.ll).
En segundo lugar, aun para quienes creen que Dios interviene en respuesta a
nuestras oraciones, hay razones prácticas para esperar un resultado nulo:
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El enfoque de los niveles de explicación
votos? ¿Es que acaso las oraciones sinceras y ruegos de los pacientes
y de sus seres queridos no son lo suficientemente persuasivas
(como si Dios necesitase estar informado o persuadido de nuestras
necesidades)? ¿Es que también son necesarias las oraciones lejanas
de extranjeros que participan en un experimento?
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Al escucharme hablar de tales temas, un amigo me dijo hace poco: “Te has
vuelto más conservador”. No, respondí, siempre he sido bastante conservador
en estos temas de familia, porque el cúmulo de datos es convincente.
Teniendo en cuenta la tradición Reformada “siempre reformando”,
nuevos datos han hecho que, junto con otros pensadores cristianos como
Lewis Smedes (1994) y Letha Dawson Scanzoni y Virginia Ramey
Mollenkott (1994), revise mi comprensión de la orientación sexual. He aquí
algunas observaciones que pusieron a prueba mis anteriores suposiciones
(para documentación, ver Myers, 1998):
No hay ninguna influencia conocida, ya sea parental o psicológica, en la
orientación sexual. Algunos factores que antes se creían cruciales, en la
actualidad parecen no importar. Se considera que la orientación sexual
no está influenciada por el abuso infantil, el ejemplo social, madres
sobreprotectoras, padres distantes o padres homosexuales. Podría ser que
todavía descubramos alguna influencia parental o psicológica. Pero si algunos
nuevos padres vinieran ahora a pedirme consejo sobre cómo influenciar en
la orientación sexual de sus recién nacidos, sólo podría decirles que, tras
medio siglo de investigación, no tenemos ni idea. Simplemente, no sabemos
si hay algo que los padres puedan hacer para influir en la orientación sexual.
Contrariamente al comportamiento sexual y a otras tendencias morales, la
orientación sexual parece no verse afectada por ninguna fe activa. Antes he
dicho que, en comparación con la gente que no acude nunca o raramente
a la iglesia, quienes lo hacen regularmente tienen menos posibilidades de
ser delincuentes juveniles, abusar de drogas y alcohol, y de divorciarse.
En una reciente encuesta del Centro Nacional de Investigación Sobre las
Opiniones, quienes participan regularmente en una iglesia son un 30%
menos propensos a haber cohabitado antes de casarse, y dicen haber tenido
muchas menos parejas con quienes haber practicado el sexo. Sin embargo,
los hombres, tienen la misma probabilidad de ser homosexuales (Smith,
1996). Vale la pena reflexionar sobre estos resultados, a los que no se les ha
dado publicidad. Si la orientación sexual masculina es una elección de estilo
de vida influida espiritualmente, entonces ¿no tendría que ser, como otras
tendencias desaprobadas, menos común entre la gente de fe?
La mayor tolerancia actual no parece haber ampliado la homosexualidad. Los
homosexuales son una pequeña minoría, aproximadamente el dos o tres por
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Q1
Psicología y fe cristiana
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Una respuesta desde
la psicología cristiana
Robert C. Roberts
vida, señalar maneras de realizarse y tener una buena vida (o, en el caso de
Freud, hacer frente a la vida, aunque su respuesta a las preguntas últimas
es que no hay un significado final). Unos pocos nombres que me vienen a
la mente son los de Abraham Maslow, Fritz Perls, Cari Jung, Cari Rogers,
Alfred Adler, Albert Ellis y Rollo May.
De hecho, parece ser que, cuando la mente humana dedica su atención
a las cuestiones psicológicas, debe tener una tremenda disciplina (aunque
una mezquindad de espíritu también puede ayudar) para evitar tocar
las cuestiones sobre el bienestar último de los seres humanos. David
Myers, quien muy disciplinado y para nada mezquino de espíritu, no
se ha limitado a explicaciones científicas reducidas sobre los “procesos
mentales y de comportamiento”. Un tema recurrente en su obra, que
está incluido en este trabajo para el presente volumen, es la naturaleza
y las causas de la felicidad humana. Esta es ciertamente una “pregunta
última” - que es réspondida por las distintas psicologías, antiguas y
modernas, a las que me he referido en el párrafo anterior, en variadas
formas que nos dejan perplejos.
En esta respuesta, quiero preguntar hasta qué punto podemos responder
a preguntas sobre la felicidad humana mediante los métodos científicos más
ajustados de la psicología del siglo XX, o más bien cómo sería un estudio
científico de la felicidad. Comencemos por preguntarnos si la felicidad
es más bien un comportamiento o un proceso mental, dado que hay dos
clases de cosas que la psicología científica supuestamente explica. En su
libro “La búsqueda de la felicidad”, Myers cita al psicólogo investigador
Jonathan Freedman diciendo: “Si te sientes feliz, eres feliz- esto es todo
lo que atribuimos a este término” (Myers, 1992, p. 27). Ahora bien, la
concepción de Freedman sobre la felicidad parece convertirla en un proceso
mental (o, tal vez, un estado mental - o mejor aún, la suma de procesos
mentales o estados), algo que podríamos llamar “un tono hedonista afectivo
positivo” - emociones placenteras en oposición a las desagradables. Bajo
esta concepción, si las emociones de una persona son predominantemente
placenteras, él o ella es feliz. Si son fuertemente desagradables, la persona
es infeliz. Si no predomina ninguna clase, él o ella están en el punto medio
de una línea continua entre felicidad e infelicidad. Si podemos confiar en
la evaluación sumaria de la gente acerca de sus propios placeres o dolores
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Cada uno de nosotros debe tratar con lo que Richard Lovelace llama “la
carne característica” (Lovelace, 1979, p. 110). La repetición de las tentacio
nes y la reincidencia no cambian las reglas. Quienes luchan con el pecado
que habita en ellos crecen genuinamente en la gracia, pero a menudo el
tema que lo genera permanece de alguna manera en la persona a través de
toda su vida. Estas luchas eternas no son una razón para abandonar la vida
cristiana, que es definida como crecimiento en medio de las luchas hacia
una perfección futura (Ia Juan 3:1-3). Quienes han sido redimidos de la
lujuria homosexual son ejemplos de esta regla, no excepciones a quienes
se le concede licencia para abandonar la lucha y racionalizar su pecado.
La manera como Myers trató este asunto ilustra el talón de Aquiles en su
visión de la relación entre la fe y la psicología.
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El enfoque
de la integración
Gary R. Collins
Crecí en Canadá y, durante mi adolescencia, el Sr. Green era mi maestro
de Escuela Dominical. Recuerdo tanto su gentil espíritu como su profunda
preocupación cuando se enteró de que yo pensaba estudiar psicología en mi
primer año de universidad. Para el Sr. Green la psicología era sospechosa, tal
vez algo del diablo; ciertamente, no una sabia elección de carrera para un joven
estudiante cristiano que pensaba algún día entrar en el ministerio. El Sr. Green
nunca hubiese podido predecir, ni yo mismo, que su antiguo alumno pasaría su
vida comprometido sirviendo a Cristo como un psicólogo profesional.
La mayoría de mis profesores ignoraban la religión y cuando se
mencionaba en nuestros libros de texto, las referencias siempre eran
negativas. Aprendimos acerca de los temores de los demonios y la
caza de brujas en la Edad Media. Leimos sobre extrañas alucinaciones
religiosas en esquizofrénicos hospitalizados, y se nos introdujo en los
puntos de vista de Freud sobre la religión como un opio, una muleta
y una ilusión que algún día sería remplazada por la ciencia. Durante
esos años estudiantiles, me impliqué a fondo en la psicología y traté de
aprenderla bien. También mantuve mi vida devocional y decidí caminar
con Cristo. Leí regularmente la Biblia, enseñé una clase bíblica para
estudiantes universitarios los domingos por la mañana e hice lecturas
extracurriculares de las primeras obras de consejería pastoral. La mayoría
de ellas estaban escritas desde una perspectiva teológica más liberal que
la mía, pero era todo lo que teníamos.
En aquellos días, hace unos cuarenta años, probablemente nunca vi la
palabra integración. Parece que había relativamente pocos cristianos en el
campo de la psicología. Aparte de un puñado de controvertidos visionarios,
como Gordon Allport (1950), Hobart Mowrer (1961), Abraham Maslow
(1964), y Karl Menninger (1973), los conferenciantes nunca mencionaron
la religión en las convenciones de la Asociación Americana de Psicología
(APA) en las que participé. Cuando encontré un libro escrito en parte por
un antiguo presidente de la APA, que se identificaba a sí mismo como
luterano, devoré su contenido y subrayé en rojo estas palabras:
Los autores agregaron que “no esperaban que los lectores no cristianos
estuvieran contentos con esta metodología ni comprender cómo alguien
podría aceptarla sin avergonzarse” (p. 181). Pero para un joven estudiante
cristiano graduado, estas palabras eran como una lluvia refrescante en una
tierra académica teológicamente seca y sedienta.
Escapa a la posibilidad de este capítulo resumir los desarrollos en el
campo de la integración desde que Meehl y sus colegas publicaron su libro
en 1958. Basta decir que después, miles de cristianos se incorporaron al
campo de la psicología (y a otros relacionados con ella, como la psiquiatría,
el trabajo social y la consejería profesional), se han publicado centenares de
libros y artículos sobre la integración, y numerosas instituciones académicas
han prometido a los futuros estudiantes que la integración ocupará un lugar
central en sus programas educacionales. La integración de la psicología y la
teología se ha convertido en materia de mucha discusión y mucha condena
entre los cristianos.
A pesar de toda esta actividad, nosotros, los cristianos, tenemos enfoques
ampliamente diferentes acerca de cómo efectuar la integración o de si la
misma vale la pena. ¡Y todavía no estamos de acuerdo con lo que significa
la palabra integración!
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Olas de integración
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Para mí, fue apasionante estar entre los pioneros del campo evangélico de
la integración, pero al revisar la literatura y prepararme para escribir este
capítulo, he meditado acerca de por qué cambió mi enfoque a través de los
años. Los artículos académicos técnicos y los debates sobre distintos puntos
de la integración aún son estimulantes cuando los leo. Son un desafío
para los estudiantes que se introducen en la psicología y mantienen a los
profesores en la vanguardia de los debates académicos. Pero me pregunto si
todas estas discusiones son necesarias, si los centenares de cursos y artículos
sobre la integración tienen alguna relevancia práctica duradera que impacte
en las vidas. ¿Y qué acerca de los críticos psicofóbicos de la psicología y
de la integración, a veces con sus observaciones perspicaces? ¿Vale la pena
tomarlos en serio?
Temas como éstos me han conducido a diversas reflexiones sobre el
tema actual de la integración. Presentadas sin ningún orden prioritario
intencionado, las observaciones de los siguientes párrafos sugieren
que la integración vale la pena, que es indefinible, personal y basada
hermenéuticamente. Para que tenga su máximo impacto en los años
por venir, la integración debe ser escatológica, sensible a las diferencias
culturales, orientada hacia el exterior y dirigida por el Espíritu.
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Psicología y fe cristiana
y demostremos respeto por los demás con sus diferentes formas y creencias,
no conectaremos emocionalmente ni ejerceremos el máximo impacto. De
forma similar, la comunidad psicológica no está ni impresionada ni afectada
por los colegas que no han hecho el esfuerzo de aprender y comprender
el campo psicológico. Los consejeros y psicólogos cristianos que tienen
una buena formación y son eruditos pueden ser la sal y la luz, gentiles,
perspicaces, pero sin ser ásperos e influyendo en sus profesiones, llegando
hasta la gente a quien no se podría tocar de otra manera (Mateo 5:13).
Conocedores de la psicología y de las Escrituras, los cristianos pueden estar
preparados amable y respetuosamente para dar razón de sus creencias y de
su esperanza (Ia Pedro 3:15). Este es un llamado válido.
En segundo lugar, los esfuerzos de integración valen la pena porque
los cristianos tienen el desafio de comprender el mundo, incluyendo a su gente.
Claro que somos criaturas finitas, cuyas mentes están distorsionadas por
el pecado y cuya capacidad para comprehender se halla limitada. Sin
embargo, puesto que “Dios se ha revelado a sí mismo tanto en su mundo
como en su Palabra, nuestra comprensión de su verdad, finita y falible
como es, se verá mejorada al poner juntas estas dos fuentes de verdad”
(Faw, 1998, p. 151). La gente que estudia psicología se une a cristianos
que trabajan en física, biología, historia, artes, sociología y muchos otros
campos para obtener una comprensión más profunda y clara de este
complejo universo que Dios creó y sostiene.
Los textos introductorios aportan varias definiciones de la psicología,
la mayoría describiéndola como el estudio científico del comportamiento
humano. Yo veo a la psicología como el estudio del comportamiento humano
y de la naturaleza humana, incluyendo las acciones manifiestas que otros
pueden ver, así como también las menos observables o variables inobservables
como motivaciones, conflictos internos, procesos mentales, percepciones,
luchas personales, espiritualidad y conformación biológica y genética básica.
Durante décadas, los estudiantes han seguido cursos de psicología con el
deseo de “comprender y ayudar a la gente”, sólo para acabar desilusionándose
cuando encuentran que la mayoría tiene un enfoque completamente diferente.
Aferrándose tenazmente a un positivismo lógico basado en el Siglo de las
Luces, que desaparece rápidamente, la corriente principal de la psicología (la
que leen los estudiantes en los libros de texto introductorios) se ha mantenido
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El enfoque de la integración
la gente, mis deberes como ciudadano. Ella guía las formas en que interactúo
con mi familia, mis amigos, clientes y estudiantes. Mi compromiso de fe ha
de tener una repercusión en el manejo de mis finanzas, en cómo escribo mis
artículos, enseño mis clases y oriento mis entrevistas con la gente a quien trato
de estimular y ayudar. Mi objetivo es vivir una vida saturada por la fe. A este
lado del cielo, sólo Jesús vivió una vida perfecta. Hoy en día, hay cristianos que
están más comprometidos que otros en esta tarea y algunos tienen más éxito,
pero todos están llamados a seguir los pasos del Maestro (Ia Pedro 2:21).
Éste es el tipo de integración que Bouma-Prediger (1990) denominó la
integración de la fe y la práctica. No está limitada a catedráticos o psicólogos
profesionales, ni tampoco se trata sólo de un asunto para los cristianos. Incluso
la gente sin un compromiso religioso explícito tiende a vivir de acuerdo con el
grupo de valores, creencias y visiones del mundo que forman parte del núcleo
central de su vida. Una marca de la emergente era postmoderna es la tendencia
de la gente a vivir de acuerdo con grupos de valores cambiantes. Desilusionados
con la religión institucionalizada, esa gente mayormente joven construye una
fe virtual sin reglas, ni absolutos, ni rituales o un centro de valores permanentes
(Beaudoin, 1998). Como consecuencia, sus comportamientos y elecciones
morales en una situación pueden ser radicalmente diferentes de lo que creen y
valoran en otra. Y no ven nada malo en esta inconsistencia.
Los cristianos son diferentes. Podemos unimos a nuestros colegas
postmodernos para rechazar algunas de las rígidas posiciones de la metodología
científica del Siglo de las Luces con su racionalismo y pensamiento lineal,
pero no echamos por la borda el fundamento bíblico sobre el cual debemos
construir nuestras vidas, nuestra visión del mundo y las psicologías. Esa verdad
bíblica central es la única roca estable entre las arenas movedizas del mundo
contemporáneo. Las Escrituras son el fundamento desde el cual integramos
el cristianismo en la psicología y en cada rincón y resquicio de nuestras vidas.
La integración es indefinible
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La integración es personal
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Cuando leí esta lista por primera vez, mi mente pasó de liderazgo a
consejería. La emergente generación adulta desea ayudantes dispuestos a
ser mentores, consejeros que admiten ser sanadores heridos, que ganan el
respeto de sus clientes y participan con ellos en el proceso de sanación. Los
grados, títulos, teorías, reputación y métodos significan poco para este grupo.
Quieren relaciones auténticas con consejeros que se preocupan por los demás.
Recientemente, mientras compartíamos el almuerzo, un joven me
confió: “Yo no quiero ser el proyecto de alguien”. Habíamos tardado más
de un año en construir una amistad, un año para ganar su confianza y para
que él pudiese comprender que yo realmente creía en él. No creo que nunca
haya estado con un consejero, y ni él ni yo me veo en ese papel. Pero él
quiere una relación con un amigo a quien le importe. Yo quiero lo mismo.
¿Acaso actitudes como éstas influirán en la forma en que realicemos el
asesoramiento en el futuro? Nuestra consejería, los ministerios de la iglesia
y las actividades de integración serán irrelevantes de forma creciente si
ignoramos temas como el pensamiento postmoderno de la Generación X,
las perspectivas únicas de quienes son miembros de grupos minoritarios,
las preocupaciones feministas de muchas mujeres, inclusive cristianas, o la
manera como los individuos son moldeados por la tecnología, incluyendo
Internet. La psicología, la teología, la integración, la orientación, la
formación de consejeros, el ministerio cristiano, si han de ser relevantes,
nada de todo esto puede realizarse en un vacío cultural.
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El enfoque de la integración
con comida, mantas y carpas para alojarles, pero ¿dónde están los psicólogos?
¿Quién está ayudando a los civiles traumatizados para poder resistir? ¿Quién
está supliendo las necesidades emocionales de los niños abandonados o de
la gente pobre en las ciudades americanas inmovilizadas por el temor a la
violencia? Seligman y sus colegas determinaron que su nueva disciplina
estimularía a los psicólogos a ir en busca de los conflictos etnopolíticos,
encontrar formas de suplir las necesidades psicológicas de las víctimas,
efectuar intervenciones directas para resolver tales conflictos y, posiblemente,
hasta desarrollar formas de intervenir antes de que surjan (McGuire, 1998).
Cuando leí por primera vez la propuesta de Seligman, sentí que me iba
entusiasmando, pero luego comencé a reflexionar. Durante siglos, los cristianos
han sido pioneros de la acción social. Todavía lo somos, especialmente a través
de organizaciones como Compassion Internacional (Compasión internacional),
World Vision (Visión mundial) y Food for the Hungry (Comida para el
hambriento). ¿Por qué, entonces, nosotros, que somos psicólogos cristianos,
hemos sido tan lentos en encontrar formas de involucramos en las necesidades
emocionales de la gente traumatizada, sufriente, a menudo sin esperanza,
gente que nunca entrará en oficinas de consejería o nunca sabrá algo sobre
integración? Estaba animado sabiendo que los psicólogos laicos tomaban
nuevas iniciativas en este terreno, pero me enojó pensar que los cristianos en
el campo de la psicología están parados, mirando para otro lado. Seligman,
respondiendo en una entrevista, dijo: “Creo que la psicología siempre ha atraído
a los jóvenes más idealistas, pero les hemos ofrecido una vía más estrecha para
su idealismo - práctica clínica.. .Ahora bien, todo esto está relacionado con
distintas cuestiones financieras y económicas. Pero vemos esta [nueva] línea
de estudios como una profesión que apelará al idealismo y al talento de los
jóvenes” (Seek, 1998).
“¿Es que los consejeros cristianos van a dejar esto en manos de la
psicología laica?”, pregunté en una de mis charlas a una audiencia de la
AACC en una asamblea regional. Buscar las formas de salir de nuestras
oficinas, de nuestras clases y de nuestras comunidades es un desafío para los
psicólogos que comprenden lo básico en teología y que están comprometidos
con la integración. Esto es integración práctica, un ejemplo entre muchos.
Ninguna discusión sobre la integración está completa si se pasa por alto el
énfasis de su orientación hacia el exterior.
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Una respuesta desde los niveles
de explicación
David G. Myers
H7
Psicología y fe cristiana
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Una respuesta desde los niveles de explicación
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Psicología y fe cristiana
• ¿Te has despertado alguna vez de una pesadilla y, con una ola de alivio,
has pensado por qué tenemos sueños tan extraños? ¿Cuán a menudo y por
qué soñamos?
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Una respuesta desde los niveles de explicación
• ¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que permite tener éxito en
los estudios o en el trabajo? ¿Hay gente que, simplemente, nace más
inteligente? ¿Es acaso la mera inteligencia lo que explica por qué alguna gente
enriquece, piensa de forma más creativa o se relaciona con mayor sensibilidad?
• ¿Te has preocupado en algún momento sobre cómo actuar entre gente de
cultura, raza o sexo diferente? ¿En qué somos similares como miembros de la
familia humana? ¿En qué somos diferentes?
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Psicología y fe cristiana
• ¿Te has despertado alguna vez de una pesadilla y, con una ola de alivio,
has pensado por qué tenemos sueños tan extraños? ¿Cuán a menudo y por
qué soñamos?
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Una respuesta desde los niveles de explicación
• ¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que permite tener éxito en
los estudios o en el trabajo? ¿Hay gente que, simplemente, nace más
inteligente? ¿Es acaso la mera inteligencia lo que explica por qué alguna gente
enriquece, piensa de forma más creativa o se relaciona con mayor sensibilidad?
• ¿Te has preocupado en algún momento sobre cómo actuar entre gente de
cultura, raza o sexo diferente? ¿En qué somos similares como miembros de la
familia humana ? ¿En qué somos diferentes?
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Psicología y fe cristiana
Mejor aún, Jeeves dice (1997): Considera cómo el cerebro logra recibir
información visual, procesar sus componentes separadamente y, después de
combinar estas fuentes de información con el conocimiento almacenado
previamente, reconoce y actúa. Como académicos cristianos, ¿no debiéramos
acoger de igual manera toda aportación, desde el más mínimo detalle y
procesarla junto con el conocimiento almacenado? Ese proceso ascendente
y descendente es complementario y mutuamente enriquecedor. Así que
podemos pensar en la información científica, por un lado, y la contribución
de los sabios del pasado y la revelación bíblica, por el otro, “como uniéndose
para que cada uno de nosotros podamos enriquecer nuestra comprensión
global del misterio de la naturaleza humana” (pág. 232-233).
Teniendo en cuenta las preguntas significativas a las que la psicología no
puede responder (y que son el dominio de otras importantes disciplinas),
MacKay y Jeeves alaban la psicología por lo que ésta puede ofrecernos. Su
perspectiva sobre ella, y lá mía, es como la declarada por Agnes Clerke en
Una historia popular de la Astronomía (1893):
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Una respuesta desde
la psicología cristiana
Robert C. Roberts
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Psicología y fe cristiana
en estos términos: “La fontanería vale la pena. Comparto a Cristo con mis
colegas y mis clientes. Realmente, recibo una educación sobre la naturaleza
humana de mis clientes — y de mis propias reacciones al procurar ser
íntegro. Mi visión del retorno de Cristo me ayuda a mantener la perspectiva
en medio de las dificultades. Hago un trabajo gratis o con descuentos a
los que son pobres. Busco caminar en el Espíritu”. La fontanería tiene
un reconocimiento concreto de su función y una esfera práctica. Pero las
teorías de la personalidad y las psicoterapias se superponen en cada faceta
con la teología sólida y las buenas prácticas cristianas.
El debate vuelve1 a ser cómo debería interactuar la fe con las ideas
y prácticas de la psicología laica moderna. Según Collins, necesitamos
unir, armonizar o copracticar dos cosas diferentes: el cristianismo y la
psicología. Cada una supone una contribución esencial y constitutiva.
Históricamente, esto se ha llamado “integración”. El otro punto de vista
(de Robert Roberts y el 'mío) es el que, en sí misma, la fe enseña una
psicología distinta, subordinando decididamente a las teorías y estructuras
profesionales rivales. El conocimiento propio de los psicoterapeutas
evangélicos está en desventaja tanto respecto a la buena teología pastoral,
como al caos e indeterminación en su campo de competencia particular.
Su área práctica específica es vulnerable frente al sabio ministerio pastoral
y de los colegas que hacen discípulos.
Collins me deja perplejo con su definición o definiciones de la
integración. Por un lado, hace que el término sea semánticamente inútil.
“Olas de integración”, “la integración es indefinible”, y “la integración es
personal” describen opiniones inestables e idiosincráticas. Collins pone al
mal tiempo buena cara - “esto es estimulante para la gente que prospera
con el cambio”. Pero no ofrece un ancla, lo cual es preocupante, no sólo
para los que se inquietan frente al cambio, sino también para quienes aman
el cambio, la discontinuidad, la espontaneidad, la flexibilidad, un correcto
relativismo y una nueva perspectiva. Dios cimenta la deslumbradora
variedad de lo mucho en las gloriosas continuidades del Sólo. Todo no
es inestable, no importa cuán caótico sea el estado de las becas, campos,
disciplinas y tendencias personales.
Por otro lado, Collins resucita el término integración - de forma
ambigua, evocativa - como el sustantivo definitivo para su programa
162
Una respuesta desde la consejería bíblica
16a
Psicología y fe cristiana
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El enfoque
de la psicología
cristiana
Robert C. Roberts
La integración y dos alternativas
1 Este escrito surge de un trabajo que comencé en 1992-1995, cuando recibí el apoyo de una generosa subvención
del Pew Charitable 7'rusts (Fundación Caritativa Pew) para la investigación en psicología cristiana.
169
Psicología y fe cristiana
¿Oué es la psicología?
115
Psicología y fe cristiana
174
El enfoque de la psicología cristiana
permitido que las psicoterapias modernas influyan en sus trabajos más que
la tradición clásica cristiana, ha propagado el tratado Cuidado Pastoral del
Papa Gregorio el Grande como una propuesta para restituir a la psicología
pastoral estos recursos en beneficio de los clérigos actuales. Benedicto
Groeschel (1983) ha buscado en parte de la tradición mística católica,
especialmente en Juan de la Cruz y Teresa de Ávila, percepciones sobre
el desarrollo psicológico. Eric Johnson (1998) ha explorado la historia del
concepto cristiano del alma. Walter Sundberg (1997) ha escrito acerca de
la relación entre el sufrimiento y la terapia en el pensamiento de figuras de
la Reforma y Contrarreforma como Martín Lutero e Ignacio de Loyola. C.
Stephen Evans (1990) ha analizado el método psicológico de Kierkegaard:
su afirmación de que “un ser humano es espíritu”, sus conceptos de pecado,
ansiedad, desesperación y autodecepción, su tratamiento del desarrollo
psicológico humano y a Kierkegaard como terapeuta. Eric Johnson (1996a,
1996b, 1999) ha desarrollado algunas ideas, basadas en las Escrituras, sobre
la noción cristiana de la madurez cognitiva humana. Recientemente, yo
mismo he escrito un par de cosas sobre la psicología moral de Kierkegaard,
especialmente sus conceptos de emoción, pasión y virtud (Roberts, 1997c,
1998a). En Oden (1986,1987,1989a, 1989b), se puede encontrar amplias
fuentes históricas, con comentarios. En la edición de invierno de 1998 de la
Revista de Psicología y Cristianismo (Journal of Psychology and Christianity)
17 (4), distintos artículos explorando la psicología y la consejería en la
tradición cristiana incluían estudios sobre Agustín (Eric L. Johnson),
Tomas de Aquino (Richard W. Cross), Richard Baxter (Kenneth L. Roth),
Joseph Butler (Mark R.Talbot), George Berkeley (James S. Spiegel), John
Wesley (H. Newton Malony) y Kierkegaard (Julia Watkin).
Los siguientes esfuerzos en psicología cristiana tienen una menor
orientación histórica. El primero en argumentar a favor de una psicología
cristiana explícita fue C. Stephen Evans, en Sabiduría y Humanidad en la
psicología: perspectivas para un enfoque cristiano (1989). Paul Vitz (1997) ha
esbozado una teoría cristiana de la personalidad en el estilo clásico (ver la
crítica de Vitz por Paul J. Grifliths [1997], quien rechaza la misma noción de
una psicología cristiana). A. A. Howsepian (1997) ha propuesto una revisión
de la definición habitual de la psicosis por parte del sistema psicológico a
la luz del concepto tradicional cristiano de pecado. Yo mismo he sugerido
17C
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El enfoque de la psicología cristiana
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179
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El enfoque de la psicología cristiana
sermón tiene mucho que decir sobre las acciones, pero también, y de forma
más profunda, sobre el carácter - sobre las personas. Se refiere a cómo ha
de vivir una persona que entienda que actuar bien debe formar parte de su
vivencia. Y trata sobre la transformación de las personas, sobre cómo valorar
una existencia menos cómoda para conseguir así vivir mejor. Por lo que el
estudio del carácter, los aspectos del bienestar y el cambio del temperamento
para mejorar, parece ser un tipo de psicología y psicoterapia en el amplio
sentido de estas palabras. Para continuar con la asimilación del sermón a
la psicología, también podríamos señalar que las psicologías modernas son
sistemas éticos. Don Browning (1987) ha argumentado sobre este aspecto,
a pesar de considerar la ética como una cuestión de mandamientos sobre las
acciones. Yo he señalado (Roberts, 1993) una forma que concibe la ética de
manera más clásica, como una reflexión sobre las virtudes y vicios.
Una de las razones que pueden sorprendemos acerca de la sugerencia
de que el sermón contiene psicología es que esperamos que aparezca un
determinado vocabulario siempre que se habla de psicología, del que
carece la mayoría, sino la totalidad, del sermón. No encontramos en él
ninguno de los siguientes términos: estímulo, medioambiente, comportamiento,
personalidad, disjunción, inconsciente, motivación, emoción, terapia, honorarios,
autoobjeción, impulso, mecanismo de defensa, empatia, congruencia, consciencia de
sí mismo. Pero estos elementos (y muchos más) son parte de los sistemas
de pensamiento y práctica característicos de la naturaleza humana,
mediante los cuales las acciones, pensamientos y emociones humanas se
explican y evalúan, elogiándose y facilitándose un cambio de los aspectos
estimados negativamente a los apreciados positivamente. Desde luego, el
sermón no tiene ni la concepción de la naturaleza humana, ni la pauta de
explicaciones y evaluaciones de las acciones, pensamientos y emociones, ni las
recomendaciones o estrategias de cambio propias de las psicologías, que están
estructuradas por palabras como las mencionadas antes. Pero en su propio
vocabulario - en términos tales como bienaventurados (makarios), pobre en
espíritu (ptochoi tó pneumati), los que lloran (pentheo), los humildes (prays),
consolar (parakaled), puros de corazón (katharoi té kardia), pacificadores
(eirénopoios), justicia (epithymeó), airarse (orgizomai), cometer adulterio
(moicheuó), lujuria (epithymeó), amor (agapé), orar (proseuchomai), perdonar
(aphiémi), transgresión (paraptóma), tesoro (tesauros), corazón (kardia),
Psicología y fe cristiana
182
El enfoque de la psicología cristiana
183
Psicología y fe cristiana
Gregorio el Grande, los místicos del siglo XVI y otros más — han respondido
concibiendo disciplinas y ayudas que los consejeros pueden proporcionar.
Es obvio que en este más bien breve espacio para esta ilustración de la
psicología cristiana no puedo presentar una discusión completa de
la psicología del sermón, ni siquiera del capítulo cinco. Así que mis
comentarios tomarán a menudo la forma de sugerencia de direcciones para
seguir pensando e investigando.
5:1-12. Todos los versículos del 3 al 11 llaman a un grupo o a una clase
de persona "bienaventurado” (makarioi), es decir, “dichoso” o “disfrutando
de bienestar”, estableciendo así una conexión inmediata con la psicología
terapéutica contemporánea. La palabra “feliz” es una traducción que se
presta más bien a una mala interpretación en los lectores modernos si lo
que sugiere es un simple estado de “sentirse bien”. Estar makarios es estar
bien y estar haciendo bien, pero es compatible con sufrimientos, tribulaciones
y obstáculos. Así que el concepto de bienestar al que apunta la psicología
del sermón es bastante diferente de su contrapartida en algunas de las
psicologías modernas. Los grupos que Jesús describe ciertamente no están
“bien ajustados” a su medio ambiente físico y social, ni están contentos y
gozando la vida, aunque están libres de cierta clase de ansiedad (ver Mt. 6:
25-33). De los grupos que Jesús describe como makarioi, los que lloran y los
que son perseguidos están obviamente sufriendo; los demás están agrupados
según sus virtudes: los pobres en espíritu, los amables, los que tienen hambre
y sed de justicia, los misericordiosos, los puros de corazón y los pacificadores.
Sin embargo, el concepto de makarios sí tiene conexión con la psicología
en nuestro sentido de la palabra: el bienestar es ciertamente la forma de
cualquier objetivo de la psicoterapia, no importa cuánto difieran estas
terapias en sus concepciones particulares sobre este objetivo (ver Roberts,
1993, primera parte). ¿Está ofreciendo Jesús una concepción de la terapia
que difiere de las que se están aplicando hoy? No creo que veamos a muchos
terapeutas recomendando amabilidad y misericordia, ni pureza de corazón,
ni hambre y sed de justicia como estrategias para lograr un bienestar
El enfoque de la psicología cristiana
que permeen el mundo, como la sal lo hace con la comida y la luz con el
paisaje. Podríamos decir que, para Jesús, el bienestar personal o psíquico
nunca es abstracto o privadamente para la persona en quien reside. Esto
también parece señalar una diferencia entre la psicología del sermón y
muchas de las psicologías de nuestros días. Ser makarios, parece, es poseer
una clase de bienestar cuyo “bienestar” pertenece a otros a quienes uno
afecta, además de a uno mismo/a.
Aquí, Jesús dice a sus discípulos que permitan que sus obras buenas
sean vistas por la gente, pero luego va a condenar a los religiosos que hacen
ostentación de sú*piedád. ¿Existe una tensión entre estas enseñanzas? El
concepto de interioridad que destaca en el sermón (Mt. 5:21-30) es por lo
menos parte de la solución de este dilema. Lo que Jesús plantea no es realmente
que debamos ir con cuidado para no ser vistos dando limosna, por ejemplo,
sino que el ser visto no debe ser la motivación para hacerlo. Si ésa es nuestra
motivación (y si conseguimos ser vistos y honrados), entonces “tendremos
nuestra recompensa”, porque es la satisfacción que buscábamos en esa acción.
No tendremos la recompensa de estar en consonancia con la voluntad de Dios
y con el estilo de su reino, que es lo que busca el justo en tales acciones.
5:17-20. Jesús no viene para anular la ley, sino para darle cumplimiento.
Los judíos eran muy positivos con respecto a la ley; en parte, porque
pensaban que era una bendición, una guía para su camino, para su felicidad
y su bienestar (ver el salmo 1). Uno podría decir que, para el judío, la ley era
la psicoterapia de Dios. Jesús dice lo mismo de su enseñanza y reivindica
una especie de continuidad entre ambas.
5:21-26. Jesús insiste mucho en que la ira, en sí misma y no sólo sus
consecuencias posteriores como el asesinato, es un problema, una barrera al
bienestar. La mayoría de los psicólogos estarán de acuerdo en que la ira puede
ser un problema, pero no todos ellos darían la clase de explicación sobre la
disfuncionalidad de la ira que plantea el sermón. Podrán insinuar que es mala
para la salud física del sujeto, que tiende a impedir que obtenga lo que él o ella
quiera de la gente, y que, si es excesiva, no es buena para el matrimonio o las
relaciones en general. Sin duda, son puntos de vista aceptables, pero no son el
contenido principal de la psicología de Jesús, según la cual podríamos decir
que la ira (cuando es impropia) es una interrupción del espíritu del reino, que
entraña una amorosa comunión con Dios y con nuestros semejantes.
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Psicología y fe cristiana
Investigación empírica
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Psicología y fe cristiana
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El enfoque de la psicología cristiana
¿Por qué hemos de seguir una psicología cristiana, la de nuestra fe, y no estar
satisfechos con integrar la fe con alguna de las psicologías institucionales,
o estarlo con la yuxtaposición de nuestra fe con una de ellas? La respuesta
básica a esta pregunta es que la psicología es innata o connatural al
cristianismo; ya es fundamental a nuestra fe. No es algo que podemos
ignorar y luego remplazar impunemente con algo más moderno, al estilo
de Rudolf Bultmann y sus pensamientos desmitificadores que pudieran
remplazar la “visión del mundo” del Nuevo Testamento con una ontología
existencialista y, al mismo tiempo, retener la fe esencial de los apóstoles
(para una crítica del proyecto de Bultmann, ver Roberts, 1976).
Si la experiencia de las iglesias en el siglo XX es un indicador para el
futuro, podemos esperar que, en la medida en que perdamos contacto con
nuestra propia psicología y la remplacemos con las institucionales o con
un conglomerado de las mismas, también perdamos contacto con la fe
apostólica. Nuestro tiempo es una era psicológica, una era en la que las
personas tienen hambre y sed de psicología como una orientación para la
vida, compran millones de libros de autoayuda que los inician en formas
de pensamiento psicológico sobre ellos mismos que en muchas maneras
son extranjeras y contrarias a la fe, y se forman en la imagen de estos
consejos y teorías. Nuestra experiencia es que el modelo de yuxtaposición
193
Psicología y fe cristiana
perniciosa del carácter y de cómo puede ser facilitado el cambio del mal al
buen funcionamiento — en otras palabras, en pretensiones sobre las cosas
que tratan las psicologías modernas. En consecuencia, me parece que
todos los cristianos que trabajan como profesionales en departamentos
de psicología o campos clínicos deberían por lo menos estar tan bien
versados en el pensamiento de algún gran psicólogo cristiano como lo
están en su propio circuito de psicología institucional.
195
Psicología y fe cristiana
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198
El enfoque de la psicología cristiana
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Psicología y fe cristiana
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Una respuesta desde los niveles de explicación
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Psicología y fe cristiana
Bien, si todo ha sido dicho antes mejor de lo que se dice ahora, ¿por
qué molestarse con la psicología “institucional”? En primer lugar, no sólo la
sabiduría de hoy ha sido dicha antes sino que lo opuesto también. Roberts
encuentra que la sabiduría de Aristóteles es superior a la nuestra — pero
selecciona sólo esa parte de ella que ahora reconoce como correcta a la luz
del conocimiento actual. Aristóteles también se equivocó en algunas cosas.
204
Una respuesta desde los niveles de explicación
206
Una respuesta desde los niveles de explicación
como cristiano que ve el mundo a la luz del evangelio, pero que también
lo ocupa como psicólogo, y no como uno que observa la escena desde el
exterior y, de vez en cuando, emite algunos chasquidos, sino como uno
que participa en lo esencial de las exploraciones psicológicas. No seas
sólo un crítico. Sé un iniciador creativo, fiel en tu pensamiento y en tus
actos al evangelio de Jesucristo.
207
Psicología y fe cristiana
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208
Una respuesta desde
el modelo de integración
Gary R. Collins
Al leer este capítulo, aprecio el respeto que el Dr. Roberts tiene por las
Escrituras, su consciencia de la historia y sus esfuerzos para colocar la
psicología contemporánea en una perspectiva filosófica y teológica más
amplia. Como otros lo han hecho anteriormente, él señala que escritores
de hace siglos trataron con percepción comportamientos, emociones,
pensamientos y motivaciones que muchos de nuestros psicólogos
contemporáneos piensan que sólo han sido descubiertas y analizadas hoy
en día. Como Roberts afirma tan atinadamente, la educación psicológica
es limitada si se centra principalmente en los informes de investigación del
siglo XX e ignora algunas de las obras clásicas que este capítulo cita.
Sin embargo, el capítulo me suscitó varias preocupaciones. En primer
lugar, me sentí incómodo con algunos de los puntos de Roberts sobre la
integración. Al leer unay otra vez su“más amplia concepción de la psicología”,
no estaba seguro de qué es lo que la hacía más amplia o diferente de lo que
podríamos encontrar en una introducción contemporánea a los libros de
texto de la psicología. Pienso que la mayoría de los psicólogos estarían de
acuerdo con la definición de Roberts, pero se preguntarían (como lo hago
yo) en qué es única y cómo se ocupa de Evagrio, Agustín, Aquino y otros.
Algunos párrafos más adelante, cuestiono la declaración del autor en el
sentido de que el propósito de la integración es “producir una feliz mezcla
de alguna de las psicologías del siglo XX con el pensamiento y la práctica
de la iglesia”. Es verdad que ha habido unos pocos - algunos defensores del
Psicología y fe cristiana
210
Una respuesta desde el modelo de integración
211
Psicología y fe cristiana
Referencias *
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212
Una respuesta desde
la consejería bíblica
David Powlison
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Una respuesta desde la consejería bíblica
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Psicología y fe cristiana
los versículos claves contra la anorexia”. El otro afirma que las Escrituras
no lo contienen todo: como no hay textos claves para la anorexia, la Biblia
no trata sobre la anorexia y, por lo tanto, debemos dirigirnos a la psicología
para comprenderla. En contraposición a ambas, una sólida teología pastoral
insiste en que la Biblia trata el fenómeno que nuestra cultura etiqueta como
anorexia, pero ofrece algo mejor y más rico que un versículo sobre la misma.
Al aprender a pensar temática y sistemáticamente, hasta podríamos decir
que toda la Biblia se refiere a la anorexia.
Por ejemplo, la anorexia es una extensión particular de la declaración
de Pablo que “las obras de la carne son obvias”. Aunque la condición que
llamamos anorexia no se nombre específicamente, Jesucristo nos enseña
a identificar la clase de cosa que es. Más aún, se nos reta a abandonar la
constelación de “lujuria de la carne” que conduce a este síndrome. Tenemos
el inexpresable privilegio de hablar y encarnar adecuadamente a tiempo la
gracia delicadamente* proyectada para liberar a aquellos cuyos corazones
fueron secuestrados por las mentiras. A menudo he sido testigo del proceso
mediante el cual el poder de la gracia de Cristo penetra en una forma de
vida no creyente, absorta en sí misma y sin amor. Las luces se encienden,
generalmente de forma lenta, invitando y forzando a la fe que obra a través
del amor (Gálatas 5:6; 5:13-6:10). Seríamos tontos buscando en otros
paradigmas la comprensión y ayuda sistemática. Aunque su descripción del
fenómeno esté atiborrada de información, interpretan mal y tratan peor lo
que describen.
Argumentar con éxito que existe una psicología cristiana requiere que
definamos con precisión la naturaleza de la Biblia y la necesidad de un
desarrollo y aplicación teológico práctico. Las Escrituras son un compendio
de toda la sabiduría (lentes) y un ejemplar de muchas sabidurías específicas;
no una enciclopedia de todas ellas. La iglesia tiene que realizar un trabajo
continuo: cultivar la mirada de fe, la actitud, la voz y las manos1.
En cuarto lugar, estoy completamente de acuerdo con Roberts en
el sentido de que la psicología cristiana debería guiar la investigación
empírica. Lo contrario es permitir que una teoría fundamentalmente falsa
1 Ver Frame (1997), pp. 272-280) y Powlison (1999) para una más amplia discusión de la naturaleza de las Escritu
ras y la teología. Como ejemplos recientes de la clase de escritos de teología práctica, tengo en mente la Revista de
Consejería Bíblica.
216
Una respuesta desde la consejería bíblica
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Psicología y fe cristiana
218
Una respuesta desde la consejería bíblica
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El enfoque
de la consejería
bíblica
David Powlison
La fe cristiana hace afirmaciones distintivas sobre Dios y las proyecta sobre todos
los seres humanos. Pero ninguna afirmación bíblica sobre Dios existe abstrayendo
afirmaciones igualmente distintivas e insistentes acerca de la humanidad. La
fe de una vez y para todos actúa a favor de la gente en cada situación de su
vida real, no sobre cierto tipo de personas etiquetadas con una religiosidad
particular, ni en un sector religioso de la vida en el cual participan solamente
aquellos que sientan inclinación a eso. Los seres humanos son criaturas del Dios
de la Biblia, creados para ser leales, pero que se han vuelto salvajes: “Dios hizo
perfecto al hombre, pero el hombre se ha complicado la vida” (Eclesiastés 7:29).
Estas realidades arriban hasta los más pequeños matices de nuestro psiquismo.
Los seres humanos son rescatables y transformables mediante la Palabra hecha
carne: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no quiere creer en el
Hijo no tendrá esa vida, sino que recibirá el terrible castigo de Dios” (Juan 3:36).
Esa elección y sus ramificaciones definen el drama que se vive cada día en cada
alma. Esto es lo que una persona es y lo que hace, guste o no guste. La totalidad
de la “psicología” humana existe con referencia a Dios seamos o no conscientes
de ello, y que nuestras teorías o terapias lo entiendan. Una persona no puede
ser realmente entendida o verdaderamente ayudada si esta corriente sanguínea
de humanidad es drenada, dejando un pigmento, una bestia, un autómata, un
humanoide, una falsificación, un cadáver para ser estudiado y ayudado.
¿Cómo se relaciona el punto de vista bíblico sobre la humanidad con
las modernas ciencias sociales y del comportamiento, y con esas diversas
actividades, instituciones, profesiones y causas que han surgido bajo la
autoridad moral e intelectual de la psicología “objetiva y científica”? Nosotros,
los cristianos, tenemos un punto de vista distintivo y comprensivo sobre
nuestras almas y la cura de lo que nos aflige. El punto de vista de Dios sobre
nuestra psicología y su llamado a una intervención psicoterapéutica difiere
esencialmente y de forma generalizada tanto de las teorías como de las
terapias que han dominado el discurso y la práctica psicológica del siglo XX.
La palabra psicología nos es útil de la misma forma que lo son las palabras
religión, filosofía, literatura y políticas. Cada una de ellas es un término
223
Psicología y fe cristiana
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El enfoque de la consejería bíblica
La psicología en sí misma
1 Claro está que las teorías colisionan en sus premisas básicas sobre la criatura en vista. Mi definición ha tomado el
sesgo en dirección cristiana al emplear un lenguaje como “criatura” y “el corazón, el alma, la mente y la voluntad” y
225
Psicología y fe cristiana
“el diablo o Dios”. Las psicologías laicas buscan por definición causalidades diferentes de “el corazón activo frente a
Dios”, interpretando las funciones fundamentales del alma como autorreferenciales o derivadas de forma determinis
ta ya sea del cuerpo o de la sociedad.
2 Los investigadores adquieren un conocimiento nomotético que surge de la investigación sistemática de las
poblaciones (p. ej.: ciencia social) o fenómenos del cerebro (p. ej.: neurociencia cognitiva); los clínicos adquieren un
conocimiento idiográfico que surge de la experiencia de casos.
226
El enfoque de la consejería bíblica
pequeños. Los seres humanos evalúan a menudo a los seres humanos con
un sorprendente acierto. Hay un viejo dicho según el cual el pueblo nunca
se equivoca en su opinión sobre el carácter de una persona. Y a veces, quien
uno menos piensa ve más claramente si el emperador va vestido o no. El
potencial de torpeza y de autodecepción también es propiedad común,
como lo es el de interpretar y utilizar mal lo que está claro. Los psicólogos
no tienen privilegios para ver ni están exentos de cegueras tontas. El
componente de conocimiento en un aspecto de la psicología - una teoría,
un estudio de investigación, un libro de autoayuda, una conversación con
un terapeuta, un test proyectivo — puede ser rico o pobre, justo o sesgado,
realmente humano o una caricatura.
Intuitivamente, este aspecto de la psicología parece el más “objetivo”,
el más “neutral”, el más “científico”, el más informativo y descriptivo. Pero
el conocimiento psicológico presenta varias cualidades sorprendentes.
En primer lugar, cuanto más importante para la vida sea una porción de
conocimiento psicológico, más será propiedad común de toda claseEl
conocimiento surge de algún principio selectivo. Una teoría selecciona
datos basados en lo que ha determinado ser significativo. El mejor
efecto de la teoría es que nos lleva a tomar en cuenta ciertas cosas,
enfocarlas y mirarlas con lupa. Pero el lado débil de la selectividad es
que los datos expresan un efecto estrecho de miras de la teoría sobre la
percepción. Numerosos factores potenciales pueden ignorarse- árboles
que caen silenciosamente en el bosque porque allí no hay nadie para
escuchar; tal vez la caída de bosques enteros. Un telescopio ve en lo
profundo del espacio estrechando su campo de visión. El mismo poder
que nos permite examinar algo tiene el potencial de descartar factores
esenciales y oscurecer el significado y patrón global. Mira con un
telescopio una estrella de la Vía Láctea y no sabrás que un satélite de
comunicaciones acaba de pasar ni, en primer lugar, que hay una Vía
Láctea. La investigación psicológica laica no ve y transmite los aspectos
informativos más importantes sobre la gente, e invariablemente pierde
el patrón global de lo que existe. Ciertos factores no pueden ser vistos o
no se ven como significativos. Solamente la Fe tiene un principio por el
cual el poder ampliador puede ser conectado sin perder la amplitud: el
punto de vista de Dios, comunicado a nosotros.
227
Psicología y fe cristiana
Además, como nosotros, los humanos, vemos con una mirada informada
por una teoría, si esta es errónea distorsiona todos los factores, de la misma
manera que la verdad interpreta con certeza cada factor. Un marido que
sospecha erróneamente que su esposa le es infiel, tiene factores: la ve llegar
corriendo, cinco minutos tarde, al almuerzo que tienen juntos, respira
pesadamente, su maquillaje está corrido. Pero interpreta mal cada uno de
los factores, sin darse cuenta de que hay otros: su automóvil se estropeó
a un kilómetro de distancia en ese caluroso día, y él nunca solucionó su
problema de culpabilidad por su adulterio tres años antes. En un mundo
hecho, sostenido ^ interpretado por Dios, los datos que se pueden observar
expresarán el efecto distorsionado de la secularidad en cualquier teoría.
Las observaciones son siempre presentadas en un contexto de significados,
creencias, valores, prioridades, fines. Las falsas teorías perciben mal lo que
está allí. Los fariseos y Pedro tenían los mismos aparatos ópticos, auditivos
y neuronales para ver, pír y considerar a Jesús. Pero los primeros vieron y
escucharon a un charlatán herético, mientras el segundo contempló y prestó
atención a su Salvador y Señor. Para poner un ejemplo simple, cuando Karen
Horney observa que la gente es conducida a buscar la aprobación humana,
el poder, el placer y la seguridad (Horney, 1942), ella ve “necesidades
neuróticas”, y no la lujuria de la carne. De hecho, las necesidades neuróticas
no existen, son ficciones teóricas, mitos que substituyen lo que Dios llama
con otro nombre. Sólo la fe tiene un principio por el cual nuestra tendencia
a distorsionar puede ser corregida continuamente: el punto de vista de Dios.
Demasiado a menudo, la misma teoría hasta fabrica “factores”,
observando los pigmentos de la imaginación guiada por la teoría. Todas las
observaciones están, hasta cierto punto, construidas, pero algunas de ellas
pueden ser puros accidentes. Una teoría nos dice que ciertas cosas “deben
estar allí”; a sabiendas o no, el ojo completa los detalles. Algunas veces, la
gente inventa cosas. Los datos de la investigación son notoriamente fluidos
y propensos a ser eludidos; muy a menudo, los clínicos ven lo que esperan
ver. En ocasiones, surgen algunos datos dudosos por una complicidad con
los sujetos estudiados (p. ej.: el síndrome de la falsa memoria). A veces,
aparecen factores fraudulentos de sesgos construidos en los instrumentos
de pruebas (p. ej.: los tests que pretenden medir aptitudes o características
psicológicas generan “datos” marcados por el prejuicio de la teoría). En
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El lector puede ver por qué se acusa tan a menudo a la psiquiatría de ser
reduccionista. Porque mientras las criaturas descritas... pueden tener
alguna similitud con animales o locomotoras a vapor o robots o cerebros
electrónicos; no parecen personas. Justamente, parece haberse omitido
las cualidades más distintivamente humanas. Es irónico que, si uno pasa
de la psicología a una de las novelas de Dostoyevsky; no importa cuán
desgraciados, cuán pueriles o cuán dilapidados sean sus personajes, todos
poseen más humanidad que el hombre ideal que aparece en las páginas de
la psiquiatría (Farber, 1956, p.110)3.
3 Farber escribió en una época cuando la práctica psicoterapéutica y la teorización psicológica era realizada mayor
mente por los psiquíatras. La clínica y consejería psicológica estaba profesionalmente naciente. Ahora, más de cua
renta años más tarde, el panorama social ha cambiado tanto que podríamos fácilmente substituir y poner psicología
en el primer y último párrafo donde dice psiquiatría sin alterar el significado de Farber.
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El enfoque de la consejería bíblica
4 Es interesante que, hasta el día de hoy, el trabajo social y las escuelas de trabajadores sociales permanecen divididas
entre dos clases esenciales de profesionales: trabajadores de casos psicoterapéuticos y trabajadores comunitarios (el
original “trabajado de caridad” del cual surgió la profesión). Como otra manifestación de esa fluidez de la historia,
desde alrededor de 1970 los psiquiatras se han estado alejando de la psicoterapia y orientándose hacia la biopsiquia-
tría, respondiendo a la expansión de las competitivas profesiones de consejería.
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siglo XX, la conversación constructiva era algo que se hacía informalmente con
la familia, los amigos y los mentores, mientras que tan sólo los pastores tenían
la acreditación y la historia pertinentes para una conversación interventora
intencional. Pero los pastores perdieron su rol de liderazgo en aconsejar a la
gente con problemas entre la Guerra Civil y los años 20 del siglo XX porque
los “análisis del clero se mantuvieron estancados” mientras surgían fuera de la
iglesia poderosos modelos y profesiones competitivas. (Abbott, 1988, p. 282)
¿En qué consiste eso tan exótico llamado psicoterapia? Así describía
Freud la interacción entre el consejero y el aconsejado:
Nada sucede entre ellos, excepto el que se hablan el uno al otro... [El
terapeuta hace que el paciente] hable, le escuche, le hable a su turno, y
hace que le escuche... “Así que es una clase de magia... ustedes hablan y
desaparecen sus achaques”. Es cierto. Sería mágia si obrara más rápido... La
magia que es tan lenta pierde su carácter milagroso. Y a propósito, no nos
permita despreciar la palabra. Después de todo, es un instrumento poderoso;
es el medio por el cual comunicamos nuestros sentimientos a otro, nuestro
método para influenciar a otras personas. (Freud, 1926, pp. 187-188)
5 La directividad de Rogers está reconocida ahora por los psicólogos académicos, pero el mito de que la psicoterapia
ha de ser y puede ser neutral en cuanto a los valores, en lugar de saturada de valores, continúa dominando las con
cepciones populares del proceso y la mayoría de la formación en consejería de nivel introductorio ofrecida a quienes
no son profesionales de la salud mental (p. ej.: administradores, terapeutas físicos, consejeros laicos, enfermeras).
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Psicología y fe cristiana
Para situar esto con palabras de la fe, todo consejo trata de ser pastoral,
pastoreando las almas de las ovejas errantes. Las herramientas básicas
de toda consejería son las mismas: “hablar la verdad en amor”, con todos
los ingredientes de un esfuerzo ético y efectivo para convencer a otros. La
integridad personal, la humildad, la generosidad, la paciencia y el candor
crean confianza y credibilidad. La responsabilidad, la creatividad, la metáfora,
la repetición, la narración y lo apropiado de la intervención surge de haber
reunido los factores y hacer que la comunicación sea vivida y relevante. Un
mensaje - alguna “verdad” sobre lo que está mal, lo que debiera ser y cómo
lograrlo - permite íééstractürar y reeducar el alma. La psicoterapia moderna
es, simplemente, la prueba de hacer un trabajo pastoral de persona a persona
empleando fines diferentes, ideales y diagnósticos diferentes, un evangelio
diferente. La psicoterapia secular es “trabajo pastoral” hecho por “trabajadores
pastorales seculares” (Freud, 1926, pp. 255-256). La fe tiene su propia versión
del trabajo pastoral - la'original, la mejor, la siempre renovable, no importa
cuán impotente y oscura sea en cualquier momento particular de la historia6.
La fe nos enseña a hacer una crítica investigadora de las actividades
psicoterapéuticas, la teorización de las personas y la información
psicológica. ¿Pero qué acerca de las apelaciones al buen sentido y nuevas
percepciones que uno encuentra repartidos en libros de psicología - las
observaciones precisamente adecuadas, los elementos de ayuda y de cuidado
hechos en psicoterapias, las encantadoras características personales de
psicólogos individuales? La forma más justa de ponerlo es que éstas no son
intrínsecas a la lógica de ningún modelo de psicología secular, de la misma
forma que la estupidez, la ignorancia, la ineptitud y demás características
personales desagradables no son intrínsecas a la fe. Las primeras son felices
contradicciones; las segundas, desgraciadas contradicciones. Las primeras
no surgen de lo que es distintivamente la psicología secular, sino de lo que
aún queda de la imagen de Dios y de la providencial gracia común que
esparce bendiciones y restringe los males. La segunda no surge de lo que es
distintivamente bíblico, sino del pecado que aún persiste y de la redención
incompleta tanto individual como corporativa hasta el día en que Cristo
complete la buena obra que ha comenzado en nosotros.
6 Una crítica de la competencia de la teoría de consejo pastoral de la iglesia, su formación y práctica durante el siglo
XX - y propuestas correctivas - escapa al alcance de este artículo. Ver Powlison, 1992,1996,1997,1999.
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El enfoque de la consejería bíblica
1
i'A
Psicología y fe cristiana
7 Las psicologías modernas proporcionan sólo la última instancia de un antiguo problema, la relación entre “Jerusa-
lén y Atenas.” Por ejemplo, los filósofos griegos y romanos - el primer círculo del infierno de Dante - a menudo eran
deslumbrantes observadores de la naturaleza humana y bastante hábiles efectuando cambios en la dirección de una
vida moralmente excelente. La filosofía antigua tenía como intención vivir, y estaba estrechamente ligada a las artes
de la persuasión, proponiéndose catalizar una conversión y llevar un proceso de discipulado (Nussbaum, 1994). Al
mismo tiempo, su interpretación de la vida humana era "tontería para Dios”, en claro choque con la verdad y práctica
cristianas. (Ia Corintios 1; Hechos 17)
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El enfoque de la consejería bíblica
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Psicología y fe cristiana
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práctica del ministerio personal (teoría y terapia) como sobre los arreglos
institucionales que ofrecen el cuidado (la educación, acreditación, licencia,
consejería y supervisión). Tanto la iglesia como lo paraeclesiástico deben
estar directamente bajo tal supervisión, y las actividades paraeclesiásticas
deben animar en lugar de molestar al ministerio de la iglesia. Una profesión
de consejería autónoma ordenada por el Estado es inadmisible cuando la
iglesia está llamada a la consejería como un instrumento de la gracia y la
sabiduría de Cristo.
=45
Psicología y fe cristiana
Conclusión
246
El enfoque de la consejería bíblica
8 Además de los escritos teológicos clásicos (p. ej.: Agustín, Lutero, Calvino, Owen, Edwards) y de los escritos con
temporáneos sobre la vida cristiana (p. ej.: John Piper,Joni Eareckson Tada, Jerry Bridges, Sinclair Ferguson), ver los
libros de orientación en consejería de Welch (1997,1998), Powlíson (1997), Adams (1979), y numerosos artículos en
la Revista de Consejería Bíblica.
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Psicología y fe cristiana
248
El enfoque de la consejería bíblica
240
Psicología y fe cristiana
250
El enfoque de la consejería bíblica
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Psicología y fe cristiana
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Una respuesta desde los niveles
de explicación
David G. Myers
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Una respuesta desde los niveles de explicación
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Psicología y fe cristiana
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Una respuesta desde los niveles de explicación
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Una respuesta desde el modelo de integración
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Psicología y fe cristiana
1 Este es un tema que he tratado de enfatizar a través de mi libro Las bases bíblicas de la consejería cristiana para
quienes ayudan a la gente (Colorado Springs. NavPress, 1993).
264
Una respuesta desde el modelo de integración
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Psicología y fe cristiana
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Una respuesta desde
la psicología cristiana
Robert C. Roberts
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Psicología y fe cristiana
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Una respuesta desde la psicología cristiana
269
Psicología y fe cristiana
Pero hay elementos teóricos en las psicologías que también pueden ser
integrados. La idea de Freud sobre los mecanismos de defensa se puede
separar de su ateísmo y naturalismo. Los mecanismos de defensa pueden ser
permitidos en la psicología cristiana como una explicación en el desarrollo
normal y como una forma con la que el pecado se manifiesta.
Así que hay un lugar modesto para la integración, y al afirmar esto estoy
concordando con un desvío en el capítulo de Powlison. Pero como dije, hay
también un desvío anti-integración, con la premisa no sólo de las trampas y
escollos, sino sobre una cierta visión de cómo funciona el sistema conceptual.
La relación entre la teoría y los factores es un tema fundamental en el
capítulo de Powlison, y allí afirma cosas que parecen contradecirse. En esto,
es como la mayoría de quienes hablan de este difícil tema y quieren hacer
justicia a dos reivindicaciones que parecen estar en tensión entre sí: (1) Las
teorías psicológicas impregnan y afectan los factores (las observaciones)
sobre los cuales tratan (“una mala teoría distorsiona cada factor”). (2) Los
•jf
mismos factores pueden ser observados a través de los lentes de varias teorías
(“Los cristianos y los no cristianos, tañirán las campanas de la experiencia
con detalles de casos de estudio”; “en caso óptimo, [los psicólogos seculares]
saben mucho sobre la gente”). Aceptando que la declaración 2 es cierta,
no debe considerar que la declaración 1 implique que los psicólogos de
diferentes orientaciones teóricas no pueden hablar racionalmente entre
ellos, o que cada uno debe ser ciego ante los factores que el otro identifica
en su teoría. Algunos teóricos han mantenido tal punto de vista radical,
pero eso no es lo que sucede cuando gente de teorías muy distintas hablan
entre sí. De la misma manera, suponiendo que 1 es verdad, no debe
considerarse que 2 implique que los psicólogos de diferentes orientaciones
teóricas “quieran decir lo mismo” cuando se refieren a factores idénticos.
Podríamos decir que sí que se refieren a los mismos factores, pero que los
conceptualizan (de forma algo) diferente.
Cuando Powlison dice: “Nunca integraremos a Adler y la fe”
es significativo que no dice: “nunca integraremos ninguna de las
percepciones y observaciones o ningún elemento de la teoría de Adler”.
La inconmensurabilidad no está entre estas dos porciones de la psicología
de Adler y de la psicología cristiana, sino entre la totalidad del sistema de
Adler y el cristiano. Las porciones, ya sean factores o elementos teóricos,
270
Una respuesta desde la psicología cristiana
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Encontrando
una verdad
en las cuatro
visiones
Eric L. Johnson
Stanton L. Jones
Después de leer un libro como éste, es fácil acabar sintiéndose frustrado: cuatro
cristianos sinceros e inteligentes expresando cuatro puntos de vista diferentes, y,
en algunos aspectos, diciendo cosas virtualmente opuestas al buscar respuestas
a problemas difíciles (por ejemplo, la tensión que parece existir entre la
psicología y el testimonio de las Escrituras). En caso extremo, puede llevamos a
una especie de desesperación o por lo menos indiferencia - aparentemente, en
realidad no importa lo que los cristianos piensan. “Se trata, simplemente, de un
asunto de opinión o gusto personal. Cada uno con la suya”.
Esa conclusión sería demasiado fácil. Ciertamente, hay tópicos que son
formados mayormente por preferencias personales: la música con la que
gozamos, la ropa que nos gusta. Pero el objetivo subyacente en la psicología
tiene miras más altas que la afirmación de preferencias personales: procura
alcanzar la verdad. Además, a través del tiempo los cristianos han asumido
que Dios creó nuestras mentes y el universo de tal manera que podemos
comprender algo de la forma por la que es realmente el universo (una posición
filosófica denominada realismo [ver Alston, 1996; Platinga, 1983,2000], al que
creemos que todos los autores de este libro se adhieren). Así que aunque haya
cristianos inteligentes que difieran, eso no significa que no tiene sentido buscar
la verdad. Antes de concluir este libro, queremos explorar cómo darle sentido a
estos cuatro enfoques sobre la relación del cristianismo y la psicología.
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Psicología y fe cristiana
1 Aunque debe admitirse que este tema es enfatizado en este libro especialmente por Collins, quien ha cambiado su
visión de la integración desde sus primeros escritos, haciendo del mismo la columna principal de su actual modelo.
276
Encontrando una verdad en las cuatro visiones
277
Psicología y fe cristiana
278
Encontrando una verdad en las cuatro visiones
importa lo que una persona cree”. Pero al continuar reflexionando sobre las
cosas, comenzamos a reconocer que los pensamientos importan; que algunas
creencias parecen ser un reflejo más justo de la realidad que otras; que algunos
escritores tienen una mejor comprensión de las cosas que otros. Darnos cuenta
de esto nos anima a escuchar el consejo del padre en el libro de los Proverbios:
279
Psicología y fe cristiana
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Encontrando una verdad en las cuatro visiones
2 Aunque aprecia sinceramente la consistencia de las cuatro perspectivas de este libro, el editor siente la necesidad
de mostrar su desacuerdo con el Dr. Myers en su comprensión de que los factores biológicos proveen la única causa
de homosexualidad, y su implicación de que, por consiguiente, es una opción moralmente neutra de expresión
sexual. Creemos que ninguna de estas posiciones está implicada en su enfoque de niveles-de-explicación, y tanto la
evidencia empírica disponible como una justa lectura de las Escrituras contradicen las conclusiones a las que llega.
Para una elaboración más amplia del punto de vista de los editores, ver Johnson, 1992, y, especialmente, Jones y
Yarhouse, 2000.
281
Psicología y fe cristiana
Una evaluación de sistemas. Lo primero que hay que hacer es evaluar cada
uno de los enfoques en sus propios términos. Cada visión a la que hemos
estado expuestos es un sistema de pensamiento y puede ser evaluada
individualmente por su consistencia y sus debilidades. Admitimos que
la meta de un análisis objetivo es un ideal. La realidad es que nunca
podemos analizar modelos sin algunos prejuicios. Cada vez que leemos o
pensamos acerca de algo, lo hacemos con una comprensión previa que guía
nuestras reflexione» presentes, formadas a través de experiencias anteriores,
la formación y el estudio que a menudo nos predisponen a un cierto
modelo. Así que el análisis de cada uno de ellos “en sus propios términos”
es, en realidad, algo idealista. Sin embargo, es un objetivo importante.
Aunque todos debamos empezar en algún lugar (comenzando con
nuestra comprensión previa), sin embargo nos esforzamos para ser unos
evaluadores tan justos como sea posible. Parece que la verdad se descubre
mejor cuando asumimos esta posición (mientras oramos para que Dios nos
dé comprensión). Conscientes de nuestra precomprensión, mantenemos,
sin embargo, una actitud de justicia y apertura a la verdad, confiando en
que probablemente hay algo de valor en cada modelo, y recordando cómo
nuestro entendimiento previo puede pervertir nuestra interpretación de los
diferentes modelos.
Al analizar estos enfoques, sugerimos que hay dos importantes series
de preguntas. En primer lugar, ¿cuán comprensivo es? ¿Cuántos aspectos
de la naturaleza humana y de la vida cristiana se describen con esta
orientación? ¿Qué elementos de la naturaleza humana y de la salvación
quedan clarificados o iluminados por él? Probablemente, cada enfoque
tiene algo que ofrecer (las posiciones que han sido bien pensadas raramente
carecen de valor), y deberíamos ser capaces de resumir la amplitud de su
punto de vista del "paisaje” de la verdad. Puede ser útil preguntar a la
inversa. ¿Cuánto queda fuera a causa de esta perspectiva? ¿Qué aspectos
de la naturaleza humana y de la vida cristiana están descuidados o pasados
por alto a causa de las limitaciones de esta forma particular de mirar al
cristianismo y a la psicología? Estas limitaciones también debieran ser
declaradas. Sin embargo, a pesar de que el ámbito estrecho de un modelo
Encontrando una verdad en las cuatro visiones
3 En la literatura psicológica esto se denomina pensamiento “postformal". Para más análisis de la teoría postformal,
ver Johnson (1996a, 1996b, 1998). Ciertos filósofos han reconocido y utilizado este tipo de pensamiento (p. ej.: Kier-
kegaard y Ricoeur) y también lo han hecho algunos teólogos evangélicos como D. A. Carson (1981), Frame (1987) y
Poythress (1987). (Los dos últimos fueron influenciados por C. Van Til [1972]).
283
Psicología y fe cristiana
4 Aunque, probablemente, es en el colegio donde los estudiantes desarrollan realmente esta forma de pensar y en
algunas áreas. De hecho, la investigación ha encontrado que sólo cerca del 50 por ciento de los alumnos en los últi
mos grados utilizan operaciones formales consistentemente en las tareas programadas para evaluar ese pensamiento
(Pascarella y Terenzini, 1991).
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Encontrando una verdad en las cuatro visiones
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Psicología y fe cristiana
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Encontrando una verdad en las cuatro visiones
De modo que volvemos a este libro. Cada uno de los autores ha presentado
un sistema lógico consistente y ampliamente coherente de acercarnos a
la psicología a la luz de su fe. Sin embargo, está claro que hay notables
divergencias entre estos sistemas. Como se ha planteado anteriormente,
un enfoque de estas diferencias es el sistémico: escoge una y aférrate a ella,
argumentando contra todas las otras donde parezcan contradecir el sistema
favorecido. En cambio, el enfoque metasistémico nos impulsa a abrazar más
verdad de lo que puede ser encontrado en un solo sistema, y ello sin volver
ni al relativismo ni a una inconsistencia lógica irreflexiva. Una lectura justa
de todos los autores revela que cada uno está señalando de forma única
verdades importantes. Toda la verdad es de Dios y necesita ser abrazada.
De alguna manera cada uno de nosotros, lectores, debemos movernos de
nuestra comprensión presente, limitada, de tales cosas y, dependiendo del
espíritu de sabiduría de Dios, buscar abrazar toda la verdad que podamos.
Nuestro dilema nos recuerda esa historia tan conocida, parece ser que de
la India, acerca de un grupo de ciegos a los que se les pidió que dijeran qué
objeto tenían ante sí (un elefante). Uno cogió la cola y dijo que era una soga;
otro tocó una pata y dijo que era un árbol; otro sintió el lado del elefante y
dijo que era un muro, y el último sostuvo su trompa y dijo que era una gran
serpiente. El lector sensible reconocerá que este ejemplo no pretende, de
ninguna manera, disminuir la tarea de los escritores que han contribuido
a esta publicación. Cada uno de ellos es un experto notable que posee una
profunda comprensión de su especialidad. De hecho, sin las diferenciadas
Psicología y fe cristiana
perspectivas de los especialistas, sería casi imposible lograr una mejor y más
amplia visión. La historia de los ciegos revela más bien el dilema de cada
persona. Todos nosotros tenemos una perspectiva limitada; nadie, salvo
Dios, puede tener la visión completa de la realidad. Consecuentemente,
necesitamos recibir “informes” de otros para poder pintar el mejor cuadro
posible y componer la más justa comprensión de la realidad.
De forma contraria a como esta historia ha sido utilizada por algunos,
dicha tarea no relativiza necesariamente todos los puntos de vista.
No requiere que tratemos todos los puntos de vista como igualmente
válidos ni que aceptemos todas las creencias sin reflexión crítica. Al
contrarío, el pensamiento metasistémico exige mucha contemplación
(en realidad, es un proceso de razonamiento que dura toda la vida) e
involucra una profunda reflexión sobre los sistemas presentados, a la
luz de nuestra comprensión actual. Tal vez veamos las cosas con una luz
diferente de la de un ¡lutor en particular, pero aún así debemos tratar
de hacer justicia a sus principales percepciones para poder acceder tan
cerca como sea posible a la completa comprensión de Dios. El hecho
es que, generalmente, hay limitaciones en cada sistema complejo. El
entendimiento de cada uno es propenso a algún error, así que debemos
criticar cada sistema y sus creencias; de lo contrario, se introducirán
inevitablemente algunas falsedades en nuestra interpretación. La
meta es desarrollar una comprensión tan global como sea posible, y la
dificultad es nuestra tendencia a abrazar un sesgo innecesariamente
restrictivo que excluye la verdad en otros sistemas. Al trabajar en un
enfoque particular, un indicio para descubrir nuestro propio prejuicio es
preguntarse: ¿cómo estoy tratando estas afirmaciones? Los pensadores
sistémicos rechazan rápidamente los pensamientos que no encajan
ordenadamente en su sistema actual a pesar de la evidencia. Los
pensadores metasistémicos utilizan su comprensión actual como guía
mientras escuchan intensamente las otras perspectivas, tratando de oír
e incorporar las evidencias forzosas de la verdad, aunque al principio
parezcan contradictorias con un enfoque formal.
Sin embargo, aquí el relativismo es un peligro, especialmente en una
era postmoderna en la que a menudo se cuestiona la noción de verdad.
En consecuencia, para ayudar a salvaguardar el realismo que hemos
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Encontrando una verdad en las cuatro visiones
5 Esto puede ser especialmente apropiado dado que la historia del ciego y el elefante es utilizada a menudo contra el
pensamiento cristiano ortodoxo ya sea a favor del relativismo y el pluralismo, o de alguna gran doctrina religiosa que
(supuestamente) rechaza la verdad exclusiva y la confiabilidad del mensaje central cristiano.
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Psicología y fe cristiana
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Encontrando una verdad en las cuatro visiones
“Zonas" de estudio
Preferencias legítimas
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Encontrando una verdad en las cuatro visiones
Algo más. Como ya ha sido sugerido, el debate expresado en este libro está
formado hasta cierto punto por las comunidades en la que los respectivos
autores participan como psicólogos o consejeros. Aunque es bien conocido
entre los cristianos en psicología, Myers escribe primordialmente desde la
perspectiva de lo que se ha llamado la psicología “moderna”, “corriente principal”
o “institucional”, mientras que los otros autores han escrito especialmente sobre
la psicología y la consejería dirigida explícitamente a audiencias cristianas6.
Seguro que estas diferencias en audiencia y en contexto profesional han
permeado algunas de las conversaciones que hemos escuchado, y plantean
preguntas referentes a los objetivos de los cristianos en psicología. ¿Deberían
trabajar los cristianos a favor de la creación de un cuerpo de conocimiento
6 Roberts es la excepción, cuyas obras filosóficas se han dirigido algunas veces a lectores de la corriente principal.
2qq
Psicología y fe cristiana
296
Encontrando una verdad en las cuatro visiones
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