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anal de psicologia,2017, vol. 33, nº 3 (octubre), 641-651 © Copyright 2017: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia. Murcia (España)
http://dx.doi.org/10.6018/analesps.33.3.263611 ISSN edición impresa: 0212-9728. ISSN edición web (http://revistas.um.es/analesps ): 1695-2294

Cómo implementar el modelo centrado en la familia en la atención temprana

Mariona Dalmau1*, Anna Balcells-Balcells1, Climent Gine1, Margarita Cañadas2, Olga Casas3, Yolanda Salat4, Verónica Farré5
y Nuria Calaf5

1 Facultat de Psicologia, Ciencies de l'Educació i de l'Esport Blanquerna. Universitat Ramon Llull. Barcelona, España).
2 Facultad de Psicología, Magisterio y Ciencias de la Educación. Universidad Católica de Valencia (España).
3 Centro de Desarrollo Infantil y Atención Temprana de la Fundación Ramón Noguera. Gerona (España). 4 Centro
de Desarrollo Infantil y Atención Temprana de la Fundación L'Espiga. Vilafranca del Penedès (España).
5 Centro de Desarrollo Infantil y Atención Temprana de la Fundación L'Espiga. El Vendrell (España).

Título:Cómo implementar el modelo centrado en la familia en la
intervención temprana.
Resumen:A partir de los resultados de una investigación
encaminada a la mejora de la calidad de vida de las familias con un
hijo o hija con discapacidad intelectual, el objetivo del presente
trabajo es ofrecer una propuesta metodológica para la
implementación del modelo centrado en la familia en los centros
de atencion temprana de nuestro pais. Los análisis cuantitativos y
cualitativos de los datos recopilados nos permiten sistematizar los
pasos o fases que sería necesario seguir con el fin de proporcionar
herramientas útiles a los profesionales ya las familias de los
centros de atención temprana para promover el desarrollo de los
niños y el empoderamiento de las familias.
Resumen:A partir de los resultados de una investigación dirigida a
mejorar la calidad de vida de las familias con un niño con discapacidad
intelectual, el propósito de este trabajo es brindar una metodología
para la implementación del modelo centrado en la familia en los
centros de atención a la primera infancia de nuestro país. Los análisis
cuantitativos y cualitativos de los datos recogidos nos permiten
sistematizar los pasos o etapas que serían necesarias para dotar a los
profesionales y familias de los centros de atención temprana de
herramientas útiles para empoderar a las familias y potenciar el
desarrollo de los niños. Este artículo representa un paso más allá de las
propuestas realizadas por otros investigadores en otros países con
diferentes tradiciones y cultura en el campo de la atención temprana,
Palabras clave:intervención rápida; modelo centrado en la familia; niños con
discapacidades; niños con discapacidades del desarrollo.

Palabras clave:atención temprana; trabajo centrado en la familia; niños con

discapacidad; niños con trastornos del desarrollo.

Introducción de propuestas que en los últimos años autores tan

Este artículo muestra los resultados de un proyecto de investigación
dirigido al progreso y mejora de las prácticas profesionales en los
servicios para familias con un hijo con discapacidad intelectual en el
ámbito de la atención temprana en España. También pretende ser una
reconocidos en el campo de la FCM como Bruder (2000),
Dunst y Trivette (1987, 1996, 2009), Dunst, Trivette y Hamby
(2008), Espe-Sherwindt (2008), Leal (1999) y McWilliam
(2010a, 2010b, 2011) han presentado.
La FCM, que se describe a continuación, supone un cambio de perspectiva respecto a las

contribución al proceso de transformación de los servicios de atención prácticas profesionales en atención temprana, y tiene una larga tradición en países como EE.UU.,

temprana quePlena Inclusión, acaba de constituirse una organización Canadá, Reino Unido, Australia, etc., así como el apoyo de numerosas investigaciones proyectos que

que agrupa a todas las asociaciones de padres y madres en el ámbito de muestren el enorme beneficio que significa la FCM para el desarrollo del niño, y para el

la discapacidad intelectual de nuestro país. funcionamiento y bienestar de las familias. En particular, Dunst, Trivette y Hamby (2007)

El trabajo conjunto de familias, profesionales de los demostraron a través de un metaanálisis de 47 estudios que el modelo centrado en la familia tiene

centros de Atención Temprana (ECI) e investigadores a lo un impacto positivo en el comportamiento y funcionamiento de la familia en general y de los padres

largo de todo el proyecto de investigación ha supuesto la y del niño con discapacidad en especial. Otros estudios han evidenciado la mejora de los resultados

exploración de vías de colaboración que claramente han en el desarrollo del niño cuando se trabaja a partir de intervenciones más centradas en entornos

contribuido no sólo a mejorar continuamente el proyecto y naturales, como la familia. Dunst, Trivette, Humphries, Raab y Roper (2001), por ejemplo,

conseguir resultados, sino también a enriquecer a todos. demostraron que el progreso de los niños es mayor cuando las intervenciones se realizan desde

Participantes. En particular, los análisis cuantitativos y apoyos informales (como la familia) en contraste con apoyos formales (servicios); Kasari, Gulsrud,

cualitativos de los datos recogidos nos permiten Wong, Kwon y Locke (2010), a su vez, observaron que es la calidad de la participación de los padres,

sistematizar los pasos o fases a seguir y, en definitiva, dotar más que el número de sesiones con profesionales, lo que se vincula con el conjunto de avances

a los profesionales de los centros ECI de nuestro país de un logrados por el niño. En cuanto a los beneficios para la familia, los resultados de diferentes estudios

protocolo de trabajo y organización que incluye diferentes muestran que las prácticas centradas en la familia contribuyen con un mayor bienestar psicológico.

procedimientos e instrumentos para implantar la modelo Gulsrud, Wong, Kwon y Locke (2010), a su vez, observaron que es la calidad de la participación de los

centrado en la familia (FCM) en sus centros. Las dificultades padres, más que el número de sesiones con profesionales, lo que se vincula con el conjunto de

y retos que ha supuesto la implantación de este modelo progresos alcanzados por el niño. En cuanto a los beneficios para la familia, los resultados de

para las familias, profesionales, diferentes estudios muestran que las prácticas centradas en la familia contribuyen con un mayor

bienestar psicológico. Gulsrud, Wong, Kwon y Locke (2010), a su vez, observaron que es la calidad de

* Dirección de correspondencia [Dirección para correspondencia]: Mariona
Dalmau. Profesora. Facultat de Psicologia, Ciencies de l'Educació i de l'Esport
Blanquerna. Universitat Ramon Llull. C/Císter, 34, 08022, Barcelona (España).
la participación de los padres, más que el número de sesiones con profesionales, lo que se vincula
con el conjunto de progresos alcanzados por el niño. En cuanto a los beneficios para la familia, los
resultados de diferentes estudios muestran que las prácticas centradas en la familia contribuyen con

Correo electrónico:MarionaDM@blanquerna.url.edu un mayor bienestar psicológico.

- 641 -
642 Mariona Dalmau et al.
bienestar y satisfacción de las familias con los servicios
recibidos (Dunst, Hamby, & Brookfield, 2007; Rosenbaum, King,
Law, King, & Evans, 1998; Stallard & Hutchinson, 1995), así
como que se convierte en la orientación que las familias pide
más a medida que cumple con sus expectativas (Carpenter,
2007; Espe-Sherwindt, 2008).
En nuestro país, aunque el Libro Blanco de la Atención
Temprana (GAT, 2000) establece claramente que la intervención ha
de centrarse en el niño, la familia y el entorno, la realidad es que
los modelos de trabajo siguen centrados mayoritariamente en el
niño con un enfoque rehabilitador. . Por ello, en este último año
Plena Inclusiónha iniciado un proceso para transformar los
servicios de intervención temprana de sus miembros afiliados, que
implica (1) la adopción de un enfoque ecológico y sistémico para el
desarrollo y la intervención humanos; (2) el reconocimiento de la
importancia de los contextos naturales y las rutinas diarias para el
desarrollo; (3) la promoción del empoderamiento de los padres; y
(4) la promoción de un modelo de colaboración entre familias y
profesionales que reconozca el protagonismo de las familias y
sustituya al actual modelo basado en el papel de los profesionales
como “expertos”.
Todo cambio implica inseguridades, desequilibrios, resistencias
lógicas que deben ser afrontadas desde el respeto, la formación y
la provisión de materiales y pautas para la práctica. En este sentido,
este artículo va un paso más allá de las propuestas presentadas por
otros investigadores de otros países con diferentes tradiciones y
cultura, y pretende recoger las características de nuestro país en
cuanto a la historia e itinerario de la atención temprana, que ya ha
sido reseñado en anteriores estudios (Giné, Gràcia, Vilaseca, &
García-Dié, 2006).
Así, primero explicamos qué se entiende actualmente por
modelo centrado en la familia (razón de ser, conceptualización y
elementos básicos del modelo) de acuerdo con la investigación y la
evidencia disponible. Luego, describimos los diferentes pasos o
fases que, de acuerdo con los resultados de nuestra investigación,
componen la propuesta de intervención para implementar el FCM.
Finalmente, incluimos algunas consideraciones sobre las posibles
consecuencias positivas para la familia y el niño.
El modelo centrado en la familia
Los servicios para personas con discapacidad y sus familias han
experimentado diferentes cambios en la última década, tanto en
los modelos conceptuales como en las prácticas profesionales y el
reconocimiento social.
Históricamente, los servicios para personas con discapacidad en
edades tempranas han tendido a enfocarse principalmente en el niño;
en consecuencia, la prioridad era hacer frente a las consecuencias del
déficit mediante la adopción de un enfoque de rehabilitación. En
consecuencia, el trabajo con las familias solía ser desestimado y siempre
percibido como un complemento del trabajo realizado con el niño. El
nacimiento de un hijo con discapacidad era percibido como un
problema que llevaba a la familia a una crisis, que requería de
psicoterapia, que comenzaba con una crisis y terminaba con la
aceptación (Turnbull, 2003; Turnbull, Turbiville, & Turnbull, 2000). La
relación de los profesionales con las familias fue
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)
basado en el modelo experto, estableciendo una relación
claramente asimétrica con el profesional que tiene el poder
y el control de los procesos de toma de decisiones sobre la
base de su competencia profesional; sabían lo que le
pasaba al niño y por tanto podían decir a los padres lo que
tenían que hacer con su hijo (Turnbull et al., 2000; Vilaseca,
Gracia, Giné, & García-Dié, 2004).
Progresivamente y como resultado de las
contribuciones de los sistemas familiaresteoría en los años
60 ysistemas ecologicosteoría del desarrollo en los años 70
(Bonfrenbrenner, 1987), a finales de los 90 surge en
nuestro país una nueva forma de entender y cuidar a las
personas con discapacidad y sus familias (Leal, 1999;
Turnbull, 2003). La teoría de los sistemas familiares
contribuyó a ver a la familia como un sistema social
complejo, definido por sus propias características y
necesidades únicas. Las familias fueron pensadas como
una red de relaciones recíprocas donde la experiencia de
cada miembro de la familia afectaba a los demás individuos
que forman parte de la familia. A su vez, la teoría ecológica
entendía el desarrollo humano como el resultado de las
interacciones que las personas tienen en los diferentes
ambientes de vida en los que participan directa o
indirectamente como el hogar, la escuela, el barrio o la
comunidad. Bronfenbrenner (1987) describió un conjunto
de sistemas de influencia (microsistema, mesosistema,
En consecuencia, estos cambios conceptuales a nivel
internacional fueron influyendo poco a poco en las
prácticas profesionales, pasando de un modelo más
clínico, rehabilitador, a un modelo más educativo, por
tanto más preocupado por la mejora de las prácticas
educativas familiares. En efecto, al aceptar que las
familias con un miembro con discapacidad ven
afectadas sus interacciones como consecuencia de las
características evolutivas de esta persona (Giné, 1995;
Guralnick, 1998; Lacasta, 2000; Lecavalier, Leone, &
Wiltz, 2006; Turnbull et al. al., 2004; Van Riper, 1999) y
que se reconoce a la familia como el contexto de
desarrollo por excelencia, asumimos que las familias
tienen que estar en el centro de atención (Freedman &
Capabianco, 2000; Rosembaum et al., 1998).
En definitiva, el modelo centrado en la familia es
principalmente una filosofía, creencias y valores desde los que los
profesionales pretenden apoyar el desarrollo y las capacidades de
las familias para favorecer el progreso de la persona con
discapacidad (Dunst, Boyd, Trivette, & Hamby , 2002). A lo largo de
las últimas décadas se ha recogido evidencia de su eficacia en el
cuidado de niños con discapacidad y sus familias en centros de
atención temprana (Freedman & Capabianco, 2000; Espe-
Sherwindt, 2008; Dunst, Trivette, & Hamby, 2008; Law , Rosenbaum
et al., 2003; Law, Teplicky et al., 2005). De hecho, la investigación ha
demostrado que, cuando los padres se comprometen con el
cuidado de sus hijos, se obtienen mejores resultados, no solo para
los niños con discapacidad, sino para toda la familia (Dunst y
Trivette, 1996; Dunst, Hamby y Brookfield, 2007).
 Cómo implementar el modelo centrado en la familia en la atención temprana
Este modelo pone el énfasis en comprender el desarrollo
infantil de una manera más holística y más contextual; Se reconoce
que el progreso del niño no responde a una suma de
intervenciones parciales sino a una visión global que encuentra su
mejor expresión en el cuidado preferencial en el hogar y en la
comunidad. Los entornos naturales, es decir, la familia, la escuela y
la comunidad, son ahora reconocidos como los contextos
promotores del desarrollo por excelencia. Por lo tanto, el progreso
del niño ya no está asociado al tratamiento del déficit sino a las
oportunidades y experiencias favorables que promuevan su
participación activa en el hogar y en la escuela desde la rutina
diaria. En este sentido, el verdadero aspecto crítico es ahora el
empoderamiento de los padres, sin dejar de lado los cuidados
específicos que lógicamente pueden necesitar algunos niños.
Allen y Petr (1996) afirmaron que hay dos elementos de la
perspectiva centrada en la familia que son compartidos por la
mayoría de los autores que han contribuido significativamente al
desarrollo de este enfoque: que las familias pueden elegir y que la
intervención se basa en las fortalezas de la familia. Al respecto, Leal
(1999) observó que cuanto más centrado en la familia sea un
enfoque, más oportunidades tendrán los miembros de la familia
para construir sobre las fortalezas familiares, sin tratar de corregir
las debilidades, de modo que las familias puedan aumentar el
control personal de la familia. situaciones que les afectan y su toma
de decisiones.
Turnbull (2003) y Brown, Galambos, Poston y Turnbull (2007)
coincidieron en que las características esenciales del modelo
centrado en la familia son las siguientes:
a) La familia se concibe como ununidad de apoyo;por eso la
intervención ya no se centra únicamente en el niño con
discapacidad y su madre.
b) Respeto a laelección de la familia. La familia ahora tiene voz
y puede expresar sus necesidades y preferencias sobre
temas que tienen que ver con la familia y su hijo con
discapacidad. En consecuencia, la familia tiene un papel
activo en la selección de objetivos a trabajar y en la forma
de abordarlos y evaluarlos. El papel de los profesionales en
este proceso ha de ser el de guía y asesor (Dunst, Johanson,
Trivette, & Hamby, 1991).
c) Énfasis en lafortalezas de la familia y del contexto. Se descartan
los enfoques patológicos (limitaciones) y cobran mayor
relevancia las acciones encaminadas a promover las
competencias y posibilidades del entorno familiar.
Posteriormente, Espe-Sherwindt (2008) añadió a estas tres
características la necesidad de desarrollar relaciones
colaborativas entre familias y profesionales, recogiendo la
experiencia y la investigación de los últimos años. Por otra
parte, Turbiville, Turnbull, Garland y Lee (1996) abogan por la
colaboración entre familias y profesionales como el camino a
seguir desde el modelo centrado en la familia. Así, se piensa
que la colaboración entre familias y profesionales es uno de los
principios de la intervención centrada en la familia (Turnbull et
al., 2000) y un elemento clave para empoderar a las familias
(Dempsey & Dunst, 2004; Dunst & Dempsley, 2007; Dunst y
Trivette, 1996; Trivette, Dunst, Boyd y Hamby, 1995).
643
Blue-Banning, Summers, Frankland, Nelson y Beegle
(2004) entendieron la colaboración entre familias y
profesionales sobre la base de interacciones de apoyo
mutuo que tienen como objetivo identificar las
necesidades de los niños y sus familias, y se caracterizan
por su sentido de competencia, compromiso, igualdad,
comunicación, respeto y confianza. Summers et al.
(2007) observaron que los profesionales podrán
establecer una relación de colaboración con las familias
cuando se cumplan un conjunto de factores que actúan
en diferentes niveles; algunos en el dominio
interpersonal y otros siendo más estructurales. Entre
estos factores interpersonales, Blue-Banning et al.
(2004) incluyó un conjunto de características personales
(actitudes, habilidades, valores,
Confianza
Figura 1.Principios actitudinales para establecer una relación colaborativa
(adaptado de Turnbull, Turnbull, Erwin y Soodak, 2006).
Por su parte, los factores estructurales están compuestos por
aspectos relacionados con el sistema de servicios y, por tanto, tienen
que ver con la regulación administrativa y la organización y planificación
de recursos por parte de los propios centros (Summers et al., 2007).
En resumen, el objetivo de FCM es empoderar y preparar a las
familias para funcionar efectivamente en sus contextos sociales (Leal,
1999). Es decir, promover las capacidades de las familias para que
puedan desenvolverse eficazmente en su vida diaria y en consecuencia
promover su calidad de vida; como observa Turnbull (2003), debemos
entender el empoderamiento como un proceso y la calidad de vida
familiar como el resultado.
Propuesta de Intervención
1S tpaso: Evaluación del contexto familiar y del niño
La principal diferencia entre la práctica tradicional en atención
temprana hasta el momento y la adopción del modelo centrado en
la familia radica en la importancia de evaluar el contexto del niño,
entendido no solo como su entorno más cercano sino también
como sus rutinas diarias. Toda intervención debe ir precedida de la
exploración del nivel de competencias del niño; para ello se utilizan
las escalas de desarrollo ya conocidas en atención temprana como
Merrill-Palmer Scales of Development (Roid & Sampers, 2004),
Bayley Scales of Infant Development (Bayley, 1977), etc. Pero este
modelo va más allá, al plantear la necesidad de enfocarse en lo que
el niño hace todos los días, con quién, y luego poder ayudarlo a
desarrollar sus habilidades al máximo en y sobre la base de las
actividades diarias.
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)
644 Mariona Dalmau et al.
Las actividades cotidianas son significativas para el niño porque
ocurren todos los días precisamente, en un entorno conocido, con
sus materiales y con personas significativas; y todos estos aspectos
son los componentes críticos para promover el aprendizaje (Dunst,
Bruder et al., 2001; McWilliam, 2010b). En consecuencia, es
necesario conocer estas actividades para diseñar una intervención
acorde con su naturaleza. Para ello utilizamos la entrevista
semiestructurada (la Entrevista Basada en Rutinas), donde se
recogen las rutinas diarias de la familia y se valora el nivel de
satisfacción de los padres con cada una de ellas. De ahí surgen las
preocupaciones familiares, que una vez transformadas en
necesidades serán las metas funcionales del plan individualizado.
La Entrevista Basada en Rutinas (McWilliam, Casey, & Sims, 2009),
en adelante RBI, tiene dos momentos. El primer momento es el de
preparación, donde se le dice a la familia el objetivo de la
entrevista, su duración, se les pide que reflexionen sobre las
rutinas que realizan en casa con su hijo y se les propone reflexionar
sobre sus principales preocupaciones. Preparar esta sesión con las
familias es importante porque suele haber preguntas, reflexiones
que pueden haber compartido con otros miembros significativos
del entorno del niño, que son realmente importantes para el éxito
de la RBI.
El segundo momento es el de la RBI en sentido estricto. La
entrevista dura aproximadamente dos horas y los participantes
hablan sobre las rutinas de la familia en general y las rutinas del
niño en particular. Para cada rutina, se pide a los miembros de la
familia que expliquen qué hace cada miembro de la familia en esa
rutina; y en particular, se les pide, en relación con el niño, que se
centren principalmente en cuatro aspectos: la participación del
niño en la rutina, su autonomía, su comunicación y sus habilidades
sociales.
Un aspecto a considerar es que la RBI es una
entrevista donde las familias explican, además de su
funcionamiento familiar, aspectos personales y por eso
es muy importante crear un ambiente emocional cálido
y desprejuiciado. En cualquier caso, hay que tener en
cuenta que el RBI es un instrumento de evaluación, por
lo que aún no se tiene intención de realizar algún
trabajo específico mientras se realiza. Conviene no dar
ahora ninguna pauta, ya que es un momento de
conocer y escuchar, con la intención de conocer bien a
la familia y su funcionamiento para poder colaborar con
ellos más adelante. No obstante, debemos señalar que
la experiencia nos demuestra que en muchas ocasiones
el RBI ha tenido un papel terapéutico, ayudando a los
padres a detenerse a pensar y ordenar sus propios
pensamientos y emociones; en muchas ocasiones,
En el modelo centrado en la familia, se espera que los
profesionales dejen de lado su papel de expertos para convertirse
en colaboradores, facilitadores y puestos por la familia para
avanzar juntos en el programa de intervención individualizado. En
este sentido, la RBI es el primer momento de acercamiento. Es el
momento inicial en el que la familia se abre y empieza a sentirse
protagonista de la intervención de su hijo. Por esta razón,
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)
es importante velar por este momento inicial, porque es la
puerta de entrada a la relación colaborativa.
También existe otro instrumento de evaluación de los niños en
el contexto familiar. La herramienta Measure of Engagement,
Independence, and Social Relations (MEISR) (McWilliam &
Hornstein, 2007) es una escala de participación, autonomía y
relaciones sociales que ayuda tanto a las familias como a los
miembros del equipo a evaluar las competencias del niño en el día
a día. base. Esta escala divide las competencias en las rutinas
diarias por rangos de edad, lo que permite a la familia ver las
fortalezas y necesidades de sus hijos al momento de realizar estas
rutinas.
Otro instrumento básico para evaluar aspectos del contexto es el ecomapa
(McWilliam, 2010a). El principal objetivo del ecomapa es ayudar a familias y profesionales a
identificar sus apoyos formales e informales, así como la relación que establecen con cada
uno de ellos. El dibujo del ecomapa comienza preguntando a la familia quién vive con el
niño, y luego se colocan en un recuadro central de la hoja, incluyendo tanto a los padres y
hermanos como a aquellas otras personas significativas que puedan vivir en el hogar,
haciendo así el estándar. genograma más flexible. Luego se les pregunta sobre otros
miembros de la familia como abuelos, tíos y tías, otros parientes, amigos cercanos y vecinos
que son importantes para el núcleo familiar, y se colocan en casillas separadas en la parte
superior de la hoja. Después, se les pregunta sobre los apoyos formales de la familia (el
Centro ECI, los servicios médicos, los servicios educativos, los posibles tratamientos que
recibe el niño, las fuentes de ingresos y otros servicios que recibe la familia), y se colocan en
casillas separadas en el parte inferior de la hoja. En el medio de la hoja, en ambos lados,
ponemos los compañeros de trabajo de los padres, las actividades recreativas de la familia y
los grupos sociales a los que pertenecen, incluida su comunidad religiosa si corresponde.
Una vez anotados todos los miembros que rodean a la familia, se pregunta si falta alguna
persona/entidad significativa. en ambos lados, ponemos los compañeros de trabajo de los
padres, las actividades recreativas de la familia y los grupos sociales a los que pertenecen,
incluida su comunidad religiosa si corresponde. Una vez anotados todos los miembros que
rodean a la familia, se pregunta si falta alguna persona/entidad significativa. en ambos
lados, ponemos los compañeros de trabajo de los padres, las actividades recreativas de la
familia y los grupos sociales a los que pertenecen, incluida su comunidad religiosa si
corresponde. Una vez anotados todos los miembros que rodean a la familia, se pregunta si
falta alguna persona/entidad significativa.
Como se mencionó, el papel del ecomapa es hacer que los
apoyos que las familias tienen sean evidentes para los padres y
profesionales y averiguar si existe un equilibrio entre los apoyos
formales e informales, ya que los apoyos informales son
particularmente importantes para promover el bienestar de todos.
los miembros de la familia (Giné et al., 2013; Park et al., 2003). El
ecomapa nos permite no solo explorar la cantidad de apoyos sino
también la calidad e intensidad de cada uno de ellos; para este
propósito, existen preguntas como '¿cómo es la relación con cada
miembro anotado?'; '¿cómo te llevas con la persona en particular?';
'¿con qué frecuencia los ve o habla con ellos?'; 'si le pasa algo a tu
hijo, ¿a quién llamas oa quién vas?'; etc. En este sentido, sabremos
con qué familiares hay una relación más intensa, que se mostrará
en el dibujo con una línea más gruesa; las líneas normales
representan agentes de apoyo moderados y las líneas finas
representan aquellos agentes que están presentes pero no
proporcionan mucho apoyo. También dibujaremos, si corresponde,
las fuentes de tensión mediante el uso de líneas discontinuas; son
esas personas cercanas las que, más que apoyo, provocan
ansiedad en algún familiar. La longitud
 Cómo implementar el modelo centrado en la familia en la atención temprana
de líneas también depende de la intensidad del apoyo, cuanto
más apoyo, más larga es la línea. Puede haber dos líneas
diferentes hacia el mismo miembro de la familia; por ejemplo,
una abuela que da mucho apoyo (representada con una línea
larga y gruesa) pero que genera estrés en la madre
(representada con una línea discontinua). Esta información nos
ayuda a comprender la afinidad psicológica con la red de
apoyos, así como la disponibilidad de los familiares y la
congruencia entre necesidades y apoyos recibidos.
En definitiva, el ecomapa ayuda tanto a la familia como a los
profesionales a comprender ecológicamente la realidad familiar,
dando importancia a todo el contexto, no sólo al niño; además,
tiene la ventaja de ser una tarea sencilla que se puede realizar en
15 minutos.
2Dakota del Nortepaso: escribir metas funcionales
Después de realizar un diagnóstico que nos permita
identificar las necesidades y prioridades de las familias y
sus hijos, los profesionales junto con las familias
comenzarán a anotar las metas a alcanzar con la
intervención (McWilliam, 2010a).
Las metas funcionales definen las habilidades o
comportamientos necesarios para participar en actividades o
rutinas diarias, alcanzando el nivel más alto de desarrollo
posible. En su escrito, la familia define lo que le gustaría que
sucediera, y el profesional, en base a sus conocimientos, señala
la estrategia a utilizar para lograrlo (Cook & Younggren, 2013).
Siguiendo los principios de las prácticas centradas en la familia,
los objetivos del Plan de Servicio Familiar Individualizado (IFSP)
deben cumplir con los siguientes criterios (Lucas, Gillaspy, Peters y
Hurth, 2014):
1. Son funcionales y necesarios para que el niño y la
familia puedan participar en las actividades que son
importantes para ellos. Los objetivos se establecen
siempre en base a lo que la familia considera
necesario y funcional para ellos, no en base a lo que
el profesional piensa o cree útil o significativo en su
vida (Pletcher & Younggren, 2013).
2. Reflejan situaciones reales de la vida diaria y rutinas de las
familias, como comer, bañarse, ir al parque, etc. Muchas veces,
las metas que se plantean por áreas de desarrollo no están
contextualizadas ni representan situaciones de la vida diaria.
3. Describen la participación del niño y/o la familia en las
rutinas, lo que significa que en el escrito son el niño
o la familia los “actores”, no los profesionales.
4. Su escritura debe estar libre de jerga, utilizando rutinas y
actividades diarias.
5. Siempre enfatizan acciones positivas, identificando lo que el niño
o la familia puede hacer, en lugar de lo que no puede hacer.
6. Se prefiere la voz activa a la voz pasiva; expresiones
que implican implicación y participación activa del
niño/familia.
645
Las estrategias tienen que responder a actividades a realizar
por la familia dentro de sus rutinas más que a actividades
terapéuticas proporcionadas por un profesional con materiales
específicos, más en la línea de programas rehabilitadores.
Si bien existen diferentes formas de escribir las metas,
existe un contenido común que toda meta funcional debe
incluir (Jung, 2007): (1) el nombre de la persona para quien
se escribe la meta; (2) un verbo de acción; (3) el lugar donde
se llevará a cabo; (4) razones que lo justifiquen; (5)
estrategias o acciones a realizar para alcanzar la meta, las
cuales deben señalar qué se hará, quién, cómo (método y/o
técnica), dónde y en qué rutinas; y (6) un criterio que se
utilizará como indicador para establecer si se han
alcanzado las metas previstas.
El ISFP tiene que incluir metas para el niño, pero también metas
para los demás miembros de la familia. En la intervención, los
profesionales tienen que atender las prioridades de los padres con
respecto a su hijo, pero también ofrecer apoyo a las preocupaciones del
núcleo familiar.
3rdpaso: Desarrollo del Plan de Servicio Familiar
Individualizado
El elemento central del modelo centrado en la familia es el
IFSP, que se desarrolla por consenso entre la familia y el centro
de ECI. McGonigel, Kaufman y Jonhson (1991) definieron el IFSP
como un acuerdo importante para los niños y las familias,
donde se reconocerán y construirán las fortalezas, se
respetarán las creencias y los valores, se honrarán las
decisiones y se promoverán y permitirán las expectativas y
aspiraciones.
El IFSP recoge, por un lado, la información proporcionada
por la familia a través de los instrumentos mencionados (RBI,
MEISR, ECOMAP), y, por otro lado, la observación y valoración
del desarrollo del niño en diferentes áreas. En consecuencia, se
detallarán, planificarán y acordarán con la familia las metas
que queremos alcanzar, junto con las actividades y estrategias
a llevar a cabo para lograrlas, considerando siempre sus
necesidades. También debemos establecer las propuestas de
intervención, así como los apoyos y recursos formales e
informales que puedan ser necesarios.
Por lo tanto, el propósito de todo IFSP es funcionar como una
brújula durante todo el proceso, con el objetivo de empoderar a las
familias para que, a través de sus fortalezas, apoyos y rutinas,
puedan satisfacer sus necesidades.
En la implementación de la Ley de Educación para Personas
con Discapacidades-IDEA (2004), que estableció los servicios de
educación especial e intervención temprana enlaUU., existen 8
elementos esenciales para desarrollar el IFSP:
1. Conocer los niveles actuales de desarrollo físico, cognitivo,
comunicativo, social o emocional y adaptativo del niño o
niño pequeño, sobre la base de criterios objetivos.
2. Informar sobre los recursos, prioridades e inquietudes de la
familia para promover el desarrollo de su hijo.
3. Reflejar los resultados medibles o esperados para el niño
pequeño, el niño y la familia, incluido el estado actual del niño.
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)
646 Mariona Dalmau et al.
desarrollo, así como los criterios, procedimientos y
términos utilizados para determinar en qué medida
avanzamos hacia el logro de las metas, y las modificaciones
o revisiones de los resultados.
4. Especificar los servicios específicos de intervención temprana basados en
evidencia que se necesitan para satisfacer las necesidades únicas del
niño pequeño y la familia, incluida la frecuencia, la extensión y el método
para la prestación del servicio.
5. Dar importancia a los entornos naturales en los que se
prestarán los servicios de atención temprana.
6. Incluir las fechas previstas para el inicio de la prestación del
servicio, así como su alcance, duración y frecuencia.
7. Identificar al profesional de referencia para el niño o niña
pequeña y su familia, quien será responsable de ejecutar el
plan y coordinar con otras agencias y personas, incluyendo
los servicios de transición.
8. Establecer los pasos a seguir para apoyar la transición
del niño a otros servicios apropiados.
Los objetivos recogidos en el IFSP y el tipo de intervención
deben incluir las características de las familias, sus necesidades
y expectativas. Como observa Guralnick (2001), tenemos que
avanzar hacia un modelo más integral, donde los padres sean
colaboradores efectivos, participando en el desarrollo,
establecimiento de metas y en el proceso de intervención. Sin
duda, este es el mayor reto de este modelo, ya que supone un
cambio de paradigma, ya que la intervención se centra en la
colaboración, participación e implicación entre los
profesionales de los centros de atención temprana y las
familias, con el objetivo de promover su empoderamiento. y
tomar decisiones que afecten a todo el proceso para que
puedan ser compartidas y firmadas conjuntamente por ambas
partes en el IFSP.
4elpaso: Seguimiento del Plan de Servicio Familiar
Individualizado
Una vez redactado el IFSP, es fundamental determinar y
consensuar, entre el profesional y la familia, el proceso a seguir a
partir de ese momento para dar seguimiento a las acciones de las
familias para aplicar las estrategias descritas de manera
colaborativa con el fin de promover el desarrollo de metas
acordadas y priorizadas en el IFSP.
De acuerdo con la FCM, se espera que las intervenciones
propuestas en el IFSP se lleven a cabo en el entorno natural del
niño, que es principalmente el contexto familiar. No obstante, en
algunos casos esto puede no ser posible, pudiendo realizarse en
los centros ECi total o parcialmente; si bien el contexto donde se
lleva a cabo la intervención es importante, como afirman Dunst,
Bruder y Espe-Sherwindt (2014), las dificultades que se puedan
presentar para trabajar en el hogar familiar no deben ser
consideradas como un obstáculo insalvable; también trabajando en
los centros ECI, se puede adoptar el FCM. En cualquier caso, el
escenario ideal sería que el profesional visitara a la familia una vez
a la semana, como máximo quincenal, lo que favorece el adecuado
seguimiento de la
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)
IFSP. Sin embargo, la flexibilidad debe ser una prioridad según las
posibilidades de cada familia en particular.
Así, la implementación del IFSP será seguida a través de
dos procedimientos complementarios. Uno tiene que ver con la
revisión de metas establecidas en el IFSP, y el otro al final de
cada sesión de seguimiento. La primera se realizará
periódicamente, respetando los tiempos pactados para cada
objetivo según lo establecido en el IFSP, y la segunda en cada
encuentro entre la familia y el profesional.
Es fundamental recopilar la información más relevante de
cada reunión. Para ello se ha diseñado una plantilla sobre
aspectos relacionados con la familia y el niño. En particular,
esta plantilla incluye secciones que tienen que ver con: la
información más significativa desde su última visita; Metas del
IFSP tratadas en la reunión; actividades realizadas en la sesión;
posibles modificaciones en objetivos y/o estrategias, y aspectos
pendientes para la próxima reunión. Toda esta información
recogida es material valioso para conocer el proceso que
siguen tanto el niño como la familia, así como para valorar, en
su caso, la necesidad de introducir algunas modificaciones a las
propuestas iniciales.
Como se mencionó anteriormente, el IFSP se desarrolla en
base a las prioridades que la familia plantea en la RBI. Estas
necesidades surgen de una coyuntura temporal propia del
momento de desarrollo del niño y de las condiciones específicas del
contexto familiar, lo que hace bastante previsible que durante el
tiempo necesario para implementar el IFSP, entre seis meses y un
año, se produzcan cambios que requerirá ajustes en algunos
aspectos. Cuando esto suceda, se puede redactar un breve
documento que incluya la nueva meta o prioridad, junto con la
descripción de las estrategias acordadas para llegar a la nueva
propuesta. Este documento, con la fecha correspondiente y
firmado tanto por la familia como por el profesional, se adjunta al
IFSP como anexo. Este procedimiento puede repetirse tantas veces
como sea necesario durante la implementación del IFSP. Una vez
finalizado el tiempo previsto para el IFSP, que puede ser de un año,
es el momento adecuado para su revisión. Por lo general, esta
revisión conduce al diseño de un nuevo IFSP sobre la base de las
necesidades del momento para la familia y el niño identificadas en
un nuevo RBI.
En las sesiones de seguimiento del IFSP, evaluamos el progreso
del niño principalmente como resultado de intervenciones
familiares guiadas por profesionales. Esta evaluación se basa en los
comportamientos observables relacionados con las metas
establecidas en el IFSP; para ello, puede ser útil utilizar el Goal
Attainment Scaling (GAS), que es una escala para evaluar metas y
monitorear el proceso y puede ser la base para la evaluación del
progreso del profesional (Roach & Elliot, 2005).
En la etapa de seguimiento, al inicio de cada sesión
familiar, el profesional debe recordar las metas
establecidas en el IFSP para que sea la propia familia quien
sugiera por dónde empezar a trabajar; si a la familia le
resulta difícil expresarlo, es importante que el profesional
preste atención a las verbalizaciones de la familia durante
la sesión para identificar las metas a las que la familia
quiere dar prioridad.
 Cómo implementar el modelo centrado en la familia en la atención temprana
Durante el seguimiento de la IFSP, el profesional
debe pensar en su forma de actuar e intervenir,
sobre todo en tanto no esté completamente
familiarizado con el FCM, ya que puede olvidar su rol,
en algún momento, y adoptar prácticas más propias
de la IFSP. modelo experto. En este mismo sentido,
conviene entender esta reflexión como una
estrategia que permite al profesional conocer la
propia percepción de su competencia profesional,
actuando para que la familia sea cada vez más
segura y confiada a la hora de tomar decisiones y
realizar acciones. Además, el profesional debe
recordar que, para compartir sus dudas sobre su
trabajo con la familia, cuenta con el apoyo de sus
especialistas de ECI y de todo el equipo;
Además, a lo largo del seguimiento del IFSP, el profesional
tiene la oportunidad de captar la percepción de la familia sobre
sus propias fortalezas para alcanzar las metas, así como
identificar el valor que la familia le da al trabajo realizado en el
contexto natural y familiar. centrado. Este conocimiento
permitirá al profesional incidir en el tipo de intervención a
implementar con la familia, al ofrecer ejemplos y modelos.
Además, es fundamental que el profesional ponga énfasis y
refuerce las buenas prácticas de la familia; de esta forma, la
familia adquirirá nuevas estrategias y mayor confianza en sus
habilidades. Los profesionales deben recordar que una de sus
responsabilidades es brindar a las familias apoyo emocional,
material e información (McWilliam & Scott, 2001). Esto sólo
puede ser posible si los profesionales tienen las siguientes
cualidades: positividad, receptividad, orientación a la familia,
sensibilidad y amabilidad (McWilliam, Tocci, & Harbin, 1998).
No debemos olvidar que intervenir como profesional en este
modelo implica tanto escuchar a las familias como hablar con
ellas.
En la FCM, los profesionales dejan de lado su papel de expertos
y se convierten en colaboradores, cuyo principal objetivo es hacer
que las familias se sientan capaces y competentes. El objetivo del
profesional tiene que ser empoderar a la familia, que la haga más
autónoma y menos dependiente de los profesionales.
5elpaso: Atención domiciliaria
Siguiendo las recomendaciones de Buenas Prácticas en
Atención Temprana (DEC, 2014), tras el desarrollo y
aceptación del IFSP, se inicia la intervención en los entornos
naturales. La colaboración entre el profesional y las familias
es clave para brindar un cuidado centrado en la familia de
calidad y, si es posible, este cuidado debe brindarse en los
entornos naturales del niño para generalizar el aprendizaje
(Dunst, Trivette et al., 2001) .
Las intervenciones realizadas en los contextos habituales
del niño potencian la colaboración de la familia, y no las
perciben como sesiones para añadir a su vida diaria (Trivette,
Dunst, Boyd, & Hamby, 1995). Adoptar prácticas participativas
en contextos naturales implica una mayor competencia y
647
confianza de la familia en el desarrollo de su hijo (Dunst et
al., 2014).
Las visitas domiciliarias son la práctica más coherente en
los servicios de atención temprana que siguen el modelo
centrado en la familia. McWilliam (2010b) las definió como un
encuentro entre el profesional y la familia en un lugar habitual
del niño, como su casa u otro contexto comunitario.
Las visitas domiciliarias no deben confundirse con un simple
cambio de espacio físico para realizar actividades terapéuticas. Los
profesionales no deben traer sus materiales al domicilio familiar;
como observó Dunst (2001), si dedicamos tiempo a la “bolsa de
juguetes” estaríamos perdiendo las oportunidades de aprendizaje
que el niño tiene a lo largo del día, con sus juguetes, con su familia
y en su contexto.
La intervención del profesional en el contexto está dirigida
a estructurar estrategias y ayudar a la familia a implementarlas
dentro de sus rutinas para potenciar la participación del niño
(Dunst, Trivette et al., 2001). No se trata de pedir a los padres
que actúen como terapeutas, sino de aprovechar las rutinas
diarias del niño y de la familia sin tener que buscar materiales
o ejercicios que requieran tiempo extra en familia como si
fuera una sesión clínica más (Woods, Wilcox, Friedman, &
Murch , 2011).
En las visitas domiciliarias, la familia adquiere funciones de
implicación directa con el desarrollo de su hijo, transmitiendo sus
preocupaciones cotidianas al profesional de referencia y tomando
decisiones sobre la rutina y el momento adecuado para
implementar las estrategias.
Aunque las visitas domiciliarias son la práctica más habitual, el
ámbito de la intervención puede incluir cualquier lugar donde la
familia desarrolla sus rutinas, como un parque o el supermercado
(Keilty, 2008). En general, en una intervención en contextos
naturales, se pueden distinguir las siguientes fases:
- Presentación o preparación de qué hacer. De acuerdo a las
metas establecidas, se establecen rutinas y lugares donde
se brindarán los apoyos.
- Discusión y observación. El profesional recopila
información sobre lo que sucede antes, durante y después
de la rutina donde se establecerán las estrategias. No
siempre es posible observar la rutina; luego se le pide a la
familia que describa la rutina en detalle o incluso que la
registre.
Buscando soluciones. Es el momento de aportar estrategias
resolver problemas. A las aportaciones más técnicas del
profesional habría que añadir el conocimiento que la
familia tiene de su hijo, la persona que lo pone en práctica
y el momento del día.
- Practicando estrategias y reflexionando. En la mayoría de las
ocasiones, las familias solicitan una demostración de cómo
implementar la estrategia. Es lo que se denomina 'modelado',
el momento en que el profesional realiza la estrategia
directamente con el niño para que los cuidadores la visualicen
y luego la pongan en práctica. Parte fundamental es que el
profesional tiene que observar a la familia mientras llevan a
cabo la estrategia. Esta información les permitirá
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)
648 Mariona Dalmau et al.
mejorarlo para tener un impacto más beneficioso en
el desarrollo del niño.
- Planificación, programación y conclusión. La familia, junto
con el profesional, decide las estrategias a implementar
durante la semana hasta la próxima visita del profesional.
Son estrategias que han aprendido a poner en práctica con
la ayuda del profesional y que pueden seguir utilizando
como parte de sus rutinas cuando el profesional no está
presente. Por lo general, las visitas suelen ser semanales,
pero hay que tener en cuenta que puede variar si así lo
deciden la familia y el profesional.
Para concluir, podemos afirmar que las intervenciones en
los contextos promueven el empoderamiento de la familia, al
capacitarla para atender las necesidades de sus hijos y
promover su desarrollo en las actividades y rutinas diarias, y
lograr una mejor calidad de vida familiar.
Una última reflexión: La tradición en nuestro país muestra que al-
la mayoría de las intervenciones se realizan en las instalaciones
del CDIAT; podríamos concluir que es imposible adoptar la FCM
ya que no parece sencillo realizar una intervención en casa.
Pero debemos considerar que lo realmente crítico, más que el
escenario, es el modelo de intervención, es decir, asumir los
principios y prácticas de la FCM. Mientras avanzamos en los
cambios organizacionales y en los marcos mentales necesarios
para trasladar estas sesiones de trabajo al hogar familiar, sin
duda podemos transformar nuestras prácticas profesionales en
esa dirección.
6elpaso: evaluación y modificación del IFSP.
Como se indica en IDEA (2004), la implementación del IFSP
debe implicar su evaluación continua con el objetivo de realizar los
ajustes y modificaciones necesarios. Por lo tanto, uno de los puntos
que todo IFSP debe incluir es el tiempo previsto para revisarlo. Esta
fecha tiene que ser necesariamente flexible, dependiendo del
alcance de las metas propuestas. No obstante, 6 meses parece ser
el período de tiempo deseable para implementar el IFSP, lo que
hará razonable realizar su revisión después de estos 6 meses. Esta
revisión será principalmente la evaluación de los avances logrados,
así como una actualización sobre las inquietudes y necesidades de
la familia.
La evaluación del progreso consiste en evaluar qué metas
se han alcanzado total o parcialmente, cuáles están en proceso
e, incluso, cuáles no se han alcanzado o no se han trabajado.
Esta evaluación incentivará la propuesta de nuevas metas para
la intervención en los próximos meses.
Compartir las metas alcanzadas con la familia conducirá en
primer lugar a la satisfacción del éxito alcanzado y contribuirá
decididamente a aumentar su sentido de competencia,
autoestima y confianza en las propias posibilidades y
fortalezas; en segundo lugar, potenciará una mayor
sensibilidad de los padres sobre las capacidades y progresos
de sus hijos, potenciando su protagonismo, su motivación y
adherencia al programa y, por último, contribuirá al proceso de
empoderamiento de la familia.
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)
En cuanto a las metas que no se han logrado o no
se han trabajado, así como las que se han logrado
parcialmente o están en proceso, debemos
reflexionar con la familia sobre las mismas y las
estrategias de intervención. Cabe preguntarse: ¿la
meta estuvo bien planificada?, ¿fue realista?, ¿se
ajustó al momento evolutivo del niño?, ¿fue
realmente funcional?, ¿ha sido posible llevar a cabo
las estrategias acordadas?, ¿qué problemas han
surgido que pueden han interferido en el desarrollo
del programa?, ¿quizás la meta no era una verdadera
prioridad para la familia?, etc. La respuesta a estas y
otras preguntas guiarán el proceso de toma de
decisiones: ¿debemos mantener la misma meta en el
próximo IFSP?, ¿se ajusta en su alcance?, ¿se deben
modificar las estrategias?, ¿se debe sustituir por otro
objetivo?, etc. Este proceso, abierto y flexible,
Sin embargo, la evaluación de la meta no es
suficiente para guiar la modificación del IFSP. También
es recomendable revisar el ecomapa y el RBI para
actualizar las inquietudes y necesidades de la familia.
Revisar el ecomapa nos permitirá determinar si la red
de apoyo de la familia permanece igual o ha habido
cambios que pueden ser significativos para el nuevo
IFSP. Puede darse el caso de que la familia tenga ahora
más apoyos o recursos. Por ejemplo, el niño ha entrado
en la escuela y ahora tiene la figura del maestro, o los
abuelos se han acercado más a la familia y ahora se
puede contar con ellos. Por supuesto, también podría
suceder que la familia ya no pueda contar con algún
apoyo significativo. Por ejemplo, esa tía que solía
ofrecer apoyo logístico ahora tiene su propio bebé y no
puede ofrecer el mismo tipo de ayuda que antes,
En definitiva, disponer de un ecomapa actualizado es fundamental
para ajustar el nuevo IFSP a la nueva realidad de la familia. Esta revisión
es fácil y rápida, ya que no es necesario construir un nuevo ecomapa,
sino que solo debemos compartir el anterior y determinar si agregar o
eliminar soportes.
Junto con la revisión del ecomapa, también se deben revisar las
rutinas de la familia. En esta ocasión, la entrevista puede ser más
corta, ya que solo revisaremos aquellas rutinas que se están dando
de manera diferente a la primera entrevista, así como las nuevas
rutinas o actividades que el niño o la familia no solía hacer. antes
de. Como se puede esperar, durante los 6 meses de
implementación del IFSP, puede haber cambios significativos. Por
ejemplo, el niño puede haber comenzado la escuela, puede haber
nacido un nuevo hermano, uno de los padres puede haber
cambiado de trabajo y horas de trabajo, puede haber muerto ese
abuelo servicial, etc. Podemos imaginar claramente que estos
cambios modificarán sustancialmente la vida del niño y las rutinas
de la familia, por lo que pueden surgir nuevas inquietudes y
necesidades.
Algunos de estos cambios pueden haber sido previstos con antelación
por el equipo (profesionales y familiares), por lo que el momento de
 Cómo implementar el modelo centrado en la familia en la atención temprana
la revisión del IFSP puede coincidir con estos cambios. Sin embargo,
otros cambios pueden haber aparecido de forma inesperada, por lo que
deben tenerse en cuenta al realizar la revisión de los 6 meses o incluso
antes, si es necesario.
Por tanto, la evaluación y modificación del IFSP puede tener
lugar en diferentes momentos:
- Por lo general, la revisión se realizará en el tiempo previsto,
que suele ser a los 6 meses. En ocasiones se puede
planificar un periodo más corto o más largo, haciéndolo
coincidir con algún cambio significativo en la rutina
familiar. Por ejemplo, es común hacer coincidir la revisión
del IFSP con el comienzo de la escuela del niño.
- En otras ocasiones, puede ser necesario revisar el IFSP antes
del tiempo previsto por algún cambio inesperado y muy
significativo en la rutina familiar. Por ejemplo, un familiar se
enferma gravemente y necesita períodos de hospitalización y
tiempo para procesos de curación y tratamiento.
Evidentemente, ante cambios importantes en las rutinas
familiares, es habitual que se modifiquen las inquietudes y
necesidades, así como su priorización.
- Y finalmente, aunque no es muy habitual, el IFSP puede tener
que ser revisado y modificado antes del tiempo previsto
porque los objetivos se han alcanzado mucho antes de lo
esperado. En ocasiones, gracias a la participación activa de la
familia, los avances se logran rápidamente y pronto el IFSP
planificado no es suficiente. Lógicamente, es recomendable
preparar el IFSP con un tiempo razonable y una planificación
adecuada para evitar la revisión constante, aunque es
destacable el sentimiento de autoeficacia y satisfacción de la
familia cuando se alcanzan los objetivos del IFSP.
Consideraciones finales
A lo largo de este trabajo hemos definido qué se entiende por FCM
tanto desde la comunidad científica como desde la práctica
profesional, y hemos descrito los pasos que componen una
propuesta de intervención, examinando en cada uno de ellos las
cuestiones más frecuentes para tomar decisiones adecuadas. Sin
duda, la pregunta que podría surgir en este momento tendría que
ver con la evidencia disponible en la literatura científica respecto a
la efectividad de la FCM y, de ser así, qué aspectos parecen ser más
relevantes. Dedicaremos esta última sección a este propósito,
aunque brevemente, ya que no es el objetivo principal de este
trabajo.
Los resultados de esta investigación muestran, en primer lugar,
que los profesionales participantes en el estudio consideran la FCM
de gran valor para su trabajo con niños y familias, ya que les
permite conocer mejor el día a día de las familias, sus fortalezas y
inquietudes, así como establecer una relación diferente, de carácter
colaborativo y más sensible a sus necesidades. Entonces, las
familias participantes perciben que el FCM les permite ser más
capaces (empoderamiento) frente a las necesidades de sus hijos y
valoran positivamente el hecho de enfocarse en las rutinas diarias
en sus contextos de vida con el fin de promover el desarrollo de sus
hijos y, en ese sentido , las visitas domiciliarias son de gran ayuda
(Gràcia et al.,en prensa). Además, par-
649
Los participantes señalaron la necesidad de un mayor conocimiento
sobre la filosofía y las estrategias de este enfoque, así como la
oportunidad de tener reuniones con otros profesionales y sesiones de
intercambio con las familias como método de capacitación para
implementar el nuevo FCM con más confianza y eficiencia en el entorno.
futuro (Vilaseca et al.,en prensa).
Hay muchos estudios que muestran que las prácticas centradas
en la familia están fuertemente vinculadas a los beneficios tanto
para los padres como para los niños y la familia en su conjunto en
términos de resultados familiares Dunst, Hamby y Brookfield, 2007;
Case-Smith, 2013; Espe-Sherwindt, 2008; Rosenbaum, King, Law,
King y Evans, 1998; Stallard y Hutchinson, 1995). Trivettte y Dunst
(2000) y Trivette, Dunst y Humby (2010) identificaron diecisiete
prácticas centradas en la familia basadas en evidencia y las
agruparon en cuatro categorías: (1) Las familias y los profesionales
comparten responsabilidades y trabajan en colaboración para
compartir el conocimiento experto para que las familias pueden
tomar decisiones informadas; (2) las prácticas fortalecen el
funcionamiento de la familia ya que los apoyos permiten a las
familias aprovechar no solo los apoyos formales sino también los
informales para llevar la vida que desean; (3) las prácticas son
flexibles y se ajustan a las necesidades, valores y creencias de las
familias; y (4) las prácticas movilizan las fortalezas de las familias
para aprovechar sus rutinas diarias.
Trivette et al. (2010) afirmaron que los resultados muestran
que las prácticas de FCM dirigidas a promover las
competencias parentales (empoderamiento) tienen un efecto
directo en las creencias de los padres sobre su autoeficacia y
bienestar; e indirectos en la mejora de las interacciones de los
padres con su hijo, generando como resultado más y mejores
oportunidades para su desarrollo. En este mismo sentido,
Trivette y Dunst (2009) observaron que el enfoque centrado en
la familia, más que el enfoque centrado en el profesional,
ayuda a los padres a ser más capaces y competentes para
promover el desarrollo de sus hijos, ya que mejora el
funcionamiento familiar, promueve algunos competencias, la
confianza en sus posibilidades y su satisfacción.
Asimismo, Case-Smith (2013) informa sobre las posibles
consecuencias positivas para la familia y el niño. La revisión
sistemática sobre las intervenciones basadas en FCM permite
concluir un impacto positivo en el desarrollo social y emocional de
los niños de 0 a 5 años. En particular, (1) promueve relaciones
positivas entre la figura de crianza y el niño; (2) promueve el
cuidado conjunto; (3) promueve una mayor participación del niño
en las relaciones con sus compañeros; y (4) este acompañamiento
de los padres genera estrategias específicas para promover
interacciones positivas.
Por otra parte, Swanson, Raab, y Dunst (2011) observaron que
el FCM en la atención temprana promueve las capacidades y la
confianza de los padres para brindar a los niños las oportunidades
de aprendizaje que tienen un impacto positivo en su desarrollo.
Estos autores conceptualizaron las capacidades de la familia como
la combinación de habilidades prácticas y creencias de eficacia que
les permiten llevar a cabo sus funciones de crianza.
Espe-Sherwindt (2008) observó que, entre la evidencia de
los beneficios del uso de FCM, existe la sensación de que
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)
650
se están haciendo las cosas mejor y con mayor confianza en sus
propias posibilidades; ambos aspectos tienen una influencia
positiva en el desarrollo de su hijo. En definitiva, mayor bienestar
psicológico y satisfacción con los servicios recibidos (Rosenbaum et
al., 1998). Entre los beneficios de la FCM, también podemos señalar
una mayor responsabilidad de los cuidadores (Trivette, 2003), una
mayor sensibilidad hacia las competencias del niño (Dunst, &
Kassow, 2007) y el establecimiento de un vínculo más seguro
(Kassow, & Dunst, 2007). ).
Finalmente, el grado de participación familiar en los
programas es un claro indicador del éxito de la FCM (Gallagher,
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(Artículo recibido: 15-07-2016; revisado: 31-10-2016; aceptado: 21-02-2017)
anal de psicologia, 2017, vol. 33, nº 3 (octubre)