CONSTRUIR LÍMITES IMPLICA UN CONSENSO EN LA COMUNIDAD…
Los límites plantean numerosos interrogantes entre padres y docentes,
fundamentalmente en lo que respecta a cómo trabajarlos en la cotidianeidad del hogar y del ámbito escolar. Implican un consenso comunitario acerca de los modelos, pautas y normas culturales en los que se sustentarán.
Encierran un “mensaje de cuidado” hacia el niño y un enorme compromiso
de la familia y del docente, por lo tanto es necesario adquirir conocimientos para construir los saberes que orienten la práctica.
Cuando hablamos de equidad y justicia social también pensamos en la
justicia curricular y con ella se relacionan los límites, que habilitan espacios de trabajo propicios para el aprendizaje, ya que generan un clima adecuado que favorece la adquisición de saberes.
Las dificultades que día a día se evidencian en la incorporación de las normas
básicas de convivencia, nos convoca a revisar las condiciones en que se trabaja y a mejorar los procesos de socialización. Nuestro enfoque es preventivo y responde a una fuerte necesidad de construir respuestas eficaces y creativas para afrontar las problemáticas áulicas.
Diariamente el docente resuelve situaciones de enojo, agresiones, peleas,
discusiones. Esto conduce al cansancio y limita el quehacer pedagógico: el malestar se instala en el aula y rompe el clima idóneo que permite generar aprendizajes significativos.
Los límites incluyen factores de diferente índole: personales, sociales e
institucionales. No es sólo una cuestión de paciencia. Al ser tan complejo el tema, necesita el aporte de diferentes enfoques teóricos. Hablamos de revisar los aspectos emocionales e intelectuales del niño como también la cultura institucional.
Ante un conflicto, muchos docentes han construido modelos de acción en
base a su experiencia, pero no es algo que le brinde seguridad respecto del manejo de la situación. Enseñar a otro a controlar sus impulsos, a poner límites e internalizar normas es una tarea que involucra el proceso de socialización y tiene como meta que las normas sean asumidas como propias. Esto debe estar planificado y debe ser evaluado como una adquisición de competencias sociales.
Los límites ofrecen un ambiente seguro y confiable a un niño que necesita
poner orden en su mundo y les evita transitar situaciones de riesgo. Deben acompañar los procesos madurativos, ajustándose a sus posibilidades y tiempos individuales.
Cuando el docente tiene dominio de esta temática, puede constituirse en
referente para que, unificando sus esfuerzos al de la familia, se proponga una educación centrada en normas que sustenten valores compartidos entre el hogar y la escuela.