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EVIDENCIA

Reporte “Caso González vs México”

UNIDAD DE APRENDIZAJE: Técnicas de análisis y redacción

Nombre del alumno: (González Añorve Oziel Andres)


Matricula: (2054557)
Grupo: (06P)

MONTERREY N.L A 17 de octubre de 2022

Índice
Introducción………………………………………………………………………..3

Desarrollo…………………………………………………………………………..4

Discriminación de las autoridades respecto al


caso…………………………………………………………………………………7

La obligación del Estado de debida diligencia en materia de violencia contra las


mujeres……………………………………………………………………………..8

Nombrar el estereotipo……………………………………………………………..9

Reparaciones………………………………………………………………………..9

Conclusión…..…………………………………………………………………….10

Introduccion
El caso González y otras ("Campo Algodonero") vs. México fue una de las tantas controversias
resueltas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la sentencia fue realizada el
sentencia de 16 de noviembre de 2009. En este breve resumen posteare un análisis jurídico sobre
lo másconcreto de la sentencia final.

El "Campo Algodonero", corresponde al homicidio brutal y con móvil sexual de 8 mujeres. Tres
de estos homicidios, uno cometido en contra de una mujer adulta y dos en contra de mujeres
menores de edad, fueron llevados por los familiares de las víctimas, a través de diversas
Organizaciones de la Sociedad Civil protectoras de los derechos humanos, a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (la Comisión). La Comisión acumuló los tres casos y
presentó el correspondiente informe en el que emitía una serie de recomendaciones al Estado
mexicano, otorgándole 2 meses para adoptarlas. Después de la presentación del primer informe
de cumplimiento por parte del Estado, éste solicitó una prórroga, misma que le fue otorgada.

Los peticionarios manifestaron, a lo largo de este proceso, su interés de que el caso fuera
sometido a la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (la Corte). La
Comisión, valorando dicha petición y el informe final del Estado mexicano, en el cual no se
reflejaba el cumplimiento de todas las recomendaciones, decidió someter el caso a la Corte. La
demanda en contra del Estado mexicano se hizo el 4 de noviembre de 2007.

La sentencia de 16 de noviembre de 2009, en la cual se presenta los hechos, controversias,


testigos de las dos partes. Y conforme a este escrito daré un criterio si lo resuelto por parte de la
Corte, se da de manera correcta o no. Se presenta no solo lo sucedido en este caso, sino las
variedades de asesinatos, violaciones, hostigamiento que es muy común escuchar sobre las
mujeres en el estado de Chihuahua y aún más estos se dan con más regularidad a las niñas y
jóvenes los cuales se aprovechas de que carencia económica y estudios de estas.

Desarrollo
En lo que se refiere a los hechos, la Corte observó que el Estado admitió, en términos generales,
los hechos de contexto relativos a la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez,
particularmente los homicidios que se han registrado desde el inicio de los años 90, tomando en
cuenta los artículos 51 y 61 de la Convención y procedió a la demanda contra los Estados Unidos
Mexicano.

En lo que se refiere a las pretensiones de derecho, la Corte declaró que había cesado la
controversia sobre la violación de los artículos 5° (derecho a la integridad personal), 8°
(garantías judiciales), 25° (protección judicial) 19° (Derechos del Niño) y 25° (Protección
Judicial) de la Convención, en relación con las obligaciones establecidas en los artículos 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno)
de la misma, y el incumplimiento de las obligaciones que derivan del artículo 7 de la Convención
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (en adelante "Convención
Belém do Pará"), en perjuicio de los familiares de las víctimas identificados, por las violaciones
aceptadas por el Estado.

La Convención de Belém do Pará identifica los espacios en los que una muier puede ser víctima
de violencia; asimismo, en su artículo 3 enfatiza que toda mujer tiene derecho a una vida libre de
violencia, tanto en la esfera pública como en la privada. Sin embargo, a pesar de la existencia de
un marco jurídico internacional tendiente a proteger los derechos humanos de las mujeres, la
violencia de género persiste en todos los países del mundo como una violación generalizada de
los derechos humanos y uno de los obstáculos principales para lograr la igualdad de género.

La demanda fue notificada al Estado el 21 de diciembre de 2007 y a los representantes el 2 de


enero de 2008. Los representantes de las víctimas, solicitaron a la Corte que se le declara la
responsabilidad del Estado por la violación de los derechos a la libertad personal y al derecho a
la dignidad y a la honra igual de la Convención.
Los hechos sucedieron en Ciudad Juárez, lugar donde se desarrollan día con día diversas formas
de delincuencia organizada. Asimismo desde 1993 existe un aumento de homicidios de mujeres
influenciado por una cultura de discriminación contra la mujer.

Laura Berenice Ramos, estudiante de 17 años de edad, desapareció el 22 de setiembre de 2001.


Claudia Ivette Gonzáles, trabajadora en una empresa maquilladora de 20 años de edad,
desapareció el 10 de octubre de 2001.
Esmeralda Herrera Monreal, empleada doméstica de 15 años de edad desapareció el lunes 29 de
octubre de 2001. Sus familiares presentaron las denuncias de desaparición. No obstante, no se
iniciaron mayores investigaciones. Las autoridades se limitaron a elaborar los registros de
desaparición, los carteles de búsqueda, la toma de declaraciones y el envío del oficio a la Policía
Judicial.

El 6 de noviembre de 2001 se encontraron los cuerpos de Claudia Ivette Gonzáles, Esmeralda


Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez, quienes presentaban signos de violencia
sexual. Se concluyó que las tres mujeres estuvieron privadas de su libertad antes de su muerte. A
pesar de los recursos interpuestos por sus familiares, no se investigó ni se sancionó a los
responsables.
La Comisión y los representantes se refirieron a lo vivido por las jóvenes González, Ramos y
Herrera como "violencia contra la mujer". Los representantes alegaron que "los asesinatos del
presente caso coinciden en su infinita crueldad, y son crímenes de odio contra estas niñas y
mujeres juarenses, crímenes misóginos acunados en una enorme tolerancia -e impulso social y
estatal- a la violencia genérica contra las mujeres".

El hallazgo de los cuerpos de estas mujeres fue el 6 de noviembre de 2001, estas fueron
encontradas en un campo algodonero e identificadas como las jóvenes Ramos, González y
Herrera; de igual manera se encontraron los cuerpos de otras cinco mujeres, que no hacen
mención a su nombre puesto que no tienen relevancia al caso presente. Y es que no solo se
encontraron sin vida, sino que presentaban violencia física, que hubo violación sexual, abuso
sexual y que fueron torturadas durante la privación de la libertad. A continuación los
representantes de las víctimas manifestaron que "la forma en que fueron encontrados los cuerpos
sugiere que fueron violadas y abusadas con extrema crueldad".

En las pruebas testimoniales y periciales, la mayoría de los testigos por parte de la Comisión y el
Estado, declararon "inter alia" (entre otras cosas) sobre cada uno de los hechos de este caso,
como son los resultados del peritaje cuando se encontraron los cuerpos, la omisión de la policía
ante este caso, el tiempo en que se llevaron para identificar los cuerpos y que como conclusión
no se hizo de una manera adecuada su identificación, etc.

Pero por la descomposición de los cuerpos no se pudo certificar en la autopsia si existió


violación o abuso sexual, ya que no se era apreciable, los peritos determinaron que por la manera
en que se les fue encontradas a los jóvenes, estas especificadas en la parte de "hallazgo de los
cuerpos", se presume que si existió violación sexual. Y que por consiguiente no se pudo
determinar la causa de su muerte de las tres jóvenes.

El Estado, reconoció "la problemática que enfrenta por la situación de violencia contra las
mujeres en Ciudad Juárez, particularmente, los homicidios que se han registrado desde principios
de los 90s del siglo pasado".

En primera cuando las madres de las víctimas dan su declaración de cuando fueron a poner una
denuncia se demuestra la ineptitud de las fuerzas policiacas y algo que se muestra mucho el
machismo y la insensibilidad por los mismos. El decir que "se fue con el novio" que "es culpa de
ellas (las víctimas) que les suceda eso por su comportamiento".

Por parte los peritos, se demuestra que no existió las medidas necesarias para el levantamiento de
los cuerpos y que era necesario que al realizar la necropsia, la identificación de los cuerpos y la
causa de la muerte, existiere una médico certificado.

Otra causa, la delincuencia organizada, ha tomado control sobre estas regiones porque el
gobierno se lo ha permitido, no sería la primera vez que se conozca que el gobierno apoya a la
delincuencia, en varias ocasiones y desde que surgieron este tipo de grupos criminales, el
gobierno sabe todo lo que estos hacen, se debe de existir en un país en donde se cumpla la ley, en
donde la persona que nos representara no se sienta más que la sociedad solo por ocupar un cargo
que nosotros le hemos dado para que nos represente.
El Estado afirmó que "cumple con su obligación de protección a los niños con la adopción de
medidas acordes con su situación especial de vulnerabilidad".
Además, sostuvo que no tendría responsabilidad internacional puesto que "no existió
participación directa de agentes estatales en los homicidios [...] además de que no se demostró
que la minoría de edad de las víctimas hubiera sido un factor relevante", y por ha implementado
"medidas especiales para asegurar la plena vigencia de los derechos del niño".

Como últimos puntos, la Comisión manifestó que "México debe adoptar medidas de
rehabilitación para los familiares de las víctimas, como las medidas de rehabilitación psicológica
y médica".

Los representantes de la víctima solicitaron que "el estado mexicano brinde la asistencia médica
y psicológica desde dos instituciones de carácter federal para garantizar un servicio de calidad o
[...] que garantice la remuneración de los especialistas que atiendan a las familias hasta que [...]
se concluya con los [...] tratamientos". Estos, confirmaron que las familias han sufrido daños por
la muerte de las jóvenes. Pero el Estado afirmó, haberles dado atención a las madres de las
víctimas, de manera psicológica y atención médica. Eso sí, el Estado no demuestra haberles dado
atención a los demás familiares afectados.

En indemnizaciones, señalan los representantes de las víctimas que el único apoyo extraordinario
entregado a las familias de las víctimas es el denominado "Fondo de Auxilio Económico a
Familiares de las Víctimas de homicidio de Mujeres" De otra manera se reconoce el monto que
recibió cada familiar de las victimas por lo sucedido, por medio de este tipo de fondo.

Los puntos resolutivos por parte de la Corte son:

En este caso el Tribunal declaró que el Estado violó los derechos humanos de Claudia Ivette
González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez, así como los de sus
familiares identificados en el párrafo 9 supra, por lo que serán considerados como "parte
lesionada" y beneficiarios.

Se decide por unanimidad, aceptar parcialmente la excepción preliminar interpuesta por el


Estado, de conformidad con los párrafos 31 y 80 de la presente Sentencia y, por ende, declarar
que: tiene competencia contenciosa en razón d la materia para conocer de alegadas violaciones al
artículo 7 de la Convención Belém do Pará, y no tiene competencia contenciosa en razón de la
materia para conocer de supuestas violaciones a los artículos 8 y 9 de dicho instrumento
internacional.

Aceptar el reconocimiento parcial de responsabilidad internacional efectuado por el Estado, en


los términos de los párrafos 20 y 30 de la presente Sentencia.

La Comisión indicó que "una reparación integral exige que el Estado investigue con la debida
diligencia, en forma seria, imparcial y exhaustiva, las desapariciones y posteriores asesinatos" de
las víctimas con el propósito de "esclarecer la verdad histórica de los hechos", para lo cual el
Estado debería "adoptar todas las medidas judiciales y administrativas necesarias con el fin de
completar la investigación, localizar, juzgar y sancionar al o los autores intelectuales y materiales
de los hechos, e informar sobre los resultados". Los representantes coincidieron con esta
solicitud.

No puede atribuir al Estado responsabilidad internacional por violaciones a los derechos


sustantivos consagrados en los artículos 4-Derecho a la vida, 5-Derecho a la integridad personal
y 7-Derecho a la libertad personal, de la Convención americana sobre Derechos Humanos,
derivadas del incumplimiento de la obligación de respeto contenida en el artículo 1.1 de la
misma, de conformidad con los párrafos 238 a 242 de esta sentencia. Lo anterior porque se
señala que presuntamente quien cometió el homicidio, son policías estatales, pero en esto no se
tiene prueba de lo sucedido.

Así se le atribuye al Estado la violación de los Derechos ya mencionados.

'El Estado violó los derechos a la vida, integridad personal y libertad personal reconocidos en los
artículos 4.1, 5.1, 5.2 y 7.1 de la Convención americana, en relación con la obligación general de
garantía contemplada en el artículo 1.1 y la obligación de adoptar disposiciones de derecho
interno contemplada en el artículo 2 de la misma, así como con las obligaciones contempladas en
el artículo 7.b y 7.c de la Convención Belém do Pará, en perjuicio de Claudia Ivette González,
Laura Berenice Ramos Monárrez y Esmeralda Herrera Monreal, en los términos de los párrafos
243 a 286 de la presente sentencia.

Además de todo esto, se realizó una indemnización económica y psicológica para los familiares
de las víctimas, aunque esto obviamente no les devolverá a la vida a sus familiares y el daño
moral de estos será casi irremediable.

Discriminación de las autoridades respecto al caso


La actitud que tuvieron las autoridades con respecto a la situación generalizada de los delitos de
género contra las mujeres solo reflejan la discriminación y el estereotipo de la sociedad hacia las
mujeres en Ciudad Juárez. En otras palabras, el contexto de discriminación por motivos de
género tuvo un impacto en la forma en que los funcionarios estatales responden a los crímenes
(CIDH, 2003).

En cuanto a la cultura de la impunidad en este caso, la falta de interés de los funcionarios


demuestra una discriminación que perpetúa la violencia, tomando en consideración la
Recomendación General19 de la CEDAW que entiende que la violencia de género contra las
mujeres es una forma de discriminación. Las actitudes discriminatorias que tuvieron las
autoridades con respecto a las víctimas fue clara durante todo el proceso. En la recepción de
información de los familiares de las víctimas, los funcionarios responsabilizaron a la víctima de
su propia desaparición por su forma de vestir, el lugar en el que trabajaba, su comportamiento, el
hecho de estar solo o la falta de cuidado de los padres. (González y otros, párr. 154).
Esta falta de interés produjo una falta de esclarecimiento de los crímenes, según la corte esta
falta fue una característica de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez; esto impuso una
cultura de impunidad que fomenta la violación de los derechos humanos (González y otros, párr.
158).
La falta de interés y empatía que se reflejó por parte de los funcionarios públicos no solo se
reflejó en el momento en que los familiares de las víctimas denunciaron las desapariciones,
también se mostró durante todo el proceso, y más aún los policías y funcionarios públicos
también fueron parte de la violencia contra los familiares de las víctimas que buscaban a sus
hijas y hermanas.

La obligación del Estado de debida diligencia en materia de violencia contra


las mujeres
La obligación de respetar y garantizar los derechos humanos ha sido contemplada en el artículo
1(1) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La obligación de debida diligencia
del Estado se desarrolla en el artículo 7 de la Convención de Belén do Pará, y se menciona
específicamente en el 7.b) de esta Convención. El tribunal recuerda que los Estados tienen la
obligación de respetar, así como la obligación de garantizar. En cuanto a la obligación de
garantía, la corte en el caso Velázquez Rodríguez Vs. Honduras, destaca que un hecho ilegal
violatorio de los derechos humanos y que inicialmente no es directamente imputable a un Estado
puede acarrear su responsabilidad internacional por la falta de la debida diligencia para prevenir
la violación o dar respuesta a ella como lo exige la Convención (Velásquez Rodríguez c.
Honduras, párr. 172). Esto se relaciona con el marco tripartito que incorpora la obligación de
respetar, la obligación de proteger y la obligación de cumplir, y que ha sido aplicado por
organismos internacionales y regionales de derechos humanos (Cook, 2011, p. 76).

Tomando en consideración lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos al


respecto, y también de acuerdo con la evaluación que se hace en el presente caso, la corte
consideró que el Estado de México violó los derechos a la vida, la integridad personal y la
libertad personal reconocidos en los artículos 4.1, 5.1 ), 5.2 y 7.1 de la Convención Americana,
todos ellos en relación con el artículo 1.1 que es la obligación general de garantizar, y el artículo
2 que es la obligación de adoptar disposiciones de derecho interno. También encontró que el
Estado violó los artículos 7(b) y 7(c) de la Convención de Belém do Pará.

En cuanto a la violación a la Convención Americana, el tribunal analizó que el Estado conocía el


contexto de Ciudad Juárez, se desarrollaron diversos informes al respecto y el Estado contaba
con esa información. El Estado sabía del alto índice de mujeres que eran asesinadas pero no
tomó el marco legal adecuado. Las autoridades reprodujeron estereotipos y no se tomaron
medidas efectivas para encontrar a las víctimas. Cuando se encontraron los cuerpos, la cadena de
custodia no cumplió con los requisitos (González y otros, párr. 305). Existieron diversas
irregularidades en la identificación de las víctimas, lo que generó incertidumbre sobre sus
identidades (González y otros, párr. 324). También hubo irregularidades en las investigaciones,
que no se hicieron teniendo en cuenta el contexto. Los funcionarios públicos que no cumplieron
con su función no fueron sancionados (González y otros, párr. 378). El estado violó la obligación
de no discriminar y no tuvo en cuenta la protección especial de que dos de las víctimas tenían
que ser menores de 18 años (González et al., párr. 410). Todos estos hechos muestran que la
impunidad existía en el caso; entre otras razones que no solo muestran la cultura de la
impunidad, sino que también muestran que el Estado no cumplió con su obligación de diligencia
debida. Con respecto a la aplicación del artículo 7 de la Convención de Belén do Pará, el tribunal
hizo una interpretación telelógica y consideró que en el caso de la Prisión Miguel Castro Castro
v. Perú, Belém do Pará, se tuvo en cuenta.
Nombrar el estereotipo
Era muy importante que en este caso el tribunal nombrara el estereotipo, teniendo en cuenta que
este “es una herramienta importante para revelar un daño oculto, explicar sus implicaciones y
etiquetarlo como preocupación de derechos humanos, agravio o posible violación de derechos
humanos” (Cook, 2011, pág. 39). En este sentido, fue interesante que el tribunal se refirió a los
informes que se realizaron y el análisis sobre los estereotipos y la discriminación relacionada con
ellos, específicamente sobre la descripción sobre los diferentes roles sexuales y los estereotipos
sexuales que influyeron en el caso. Esto demostró la responsabilidad del Estado en el
cumplimiento de sus obligaciones.

Reparaciones
Las garantías de no repetición eran importantes porque incluyen acciones que el Estado tiene que
hacer en políticas públicas, leyes, programas, específicamente la capacitación con una
perspectiva de género para los funcionarios públicos con el fin de superar la situación.
Conclusión
El caso González y otras ("Campo Algodonero") vs. México fue solo un caso de los miles que
han ocurrido y posiblemente siguen ocurriendo en los estados fronterizos del país, resaltando Cd.
Juárez en Chihuahua que desde los años 90's ha resaltado no solo a nivel nacional sino hasta en
nivel internacional, por los miles de feminicidios que se realizan en estos lugares.

El caso del "Campo Algodonero" provocó una fuerte reacción en la sociedad, al presentar ante el
público la negligencia de la autoridad correspondiente, al hacer caso omiso en las denuncias
presentadas por la desaparición de las víctimas y actuar de forma irresponsable en la integración
de la investigación desde sus inicios, aún más cuando la propia autoridad reconoció su error y
dejó pasar un tiempo invaluable para la recolección de pruebas y evidencias importantísimas
para el esclarecimiento del hecho. Es por ello que en nuestros días la mujer mexicana incluso la
más pobre, ya tiene una voz que clama por la igualdad que merece y sin duda es tiempo que el
gobierno y la sociedad de este país reconozcan y respeten la equidad de género.

Esta sentencia resalto mucho porque los mismos familiares alzaron la voz y no se quedaron
conformes con los pretextos y excusas que el Estado Mexicano les estaba dando, las
recomendaciones que dictaba la Comisión de Derechos Humanos en México no eran de grandes
impactos.

Teniendo en cuenta los diferentes puntos que se han destacado, el contexto de la violencia
estructural y la discriminación contra las mujeres estaba presente en Ciudad Juárez. Los
estereotipos que asignaron un papel sexual y las características sexuales a las mujeres reforzaron
la discriminación contra ellas, creando una cultura de violencia contra ellas, impunidad hacia
esta violencia y, como resultado, un refuerzo de las ideas de que la violencia contra las mujeres
era tolerada por el Estado. En estas condiciones, era muy difícil para las mujeres encontrar un
acceso real a la justicia para vivir una vida libre de violencia.

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