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Los jóvenes y la cultura juvenil: retos y nuevos desafíos para su comprensión en la

sociedad actual.

Vivimos tiempos de cambios profundos, un cambio de época, no sólo una época de cambios.

Se habla de la reestructuración profunda de la existencia de la sociedad. Pero, además, a un

cambio a fondo en la composición del ser humano y sus maneras de ver, sentir, conocer,

interactuar, son las culturas juveniles.

Estas culturas se presentan como formas de expresión juvenil en las que hombres y mujeres

desarrollan sus subjetividades e identidades personales y colectivas; a través de ellas

incorporan y visibilizan ideologías, estéticas y expresiones sociales y culturales que otorgan

estilos cargados de sentidos y significados propios, que se opone a la cultura dominante de

épocas y generaciones previas. Ser joven, en el contexto de muchas culturas, es una forma

única de ver el mundo, interpretar la realidad de la sociedad a las que están sujetas sus

emociones. Según Baeza, J (2003) ‘‘Esta perspectiva coloca el énfasis en los procesos ligados

a los cambios fisiológicos y psicológicos. Su tema principal es la construcción de la

identidad, siendo una etapa de importantes procesos y definiciones a nivel afectivo, sexual,

social, intelectual y físico-motor.’’ (P. 3) Da a entender el desarrollo y la importancia que la

etapa juvenil tiene con la finalidad que el individuo pueda integrarse a la sociedad

exitosamente junto con la innovación e ideas revolucionarias que sean de apoyo al avance de

un grupo, pueblo, cultura, país y entorno en el cual el joven en un futuro se vea involucrado.

Es desde estos entendimientos de las múltiples culturas actuales en las cuales muchos adultos

conforman una postura discriminatoria y excluyente ante estas, puede ser categorizada en

algunos casos como etnocéntrica, pues se analiza desde la perspectiva del mundo adulto

convirtiendo a ésta, su cultura, su manera de ser y dejando a la adultez como la mirada

verdadera, referente único y siempre válido ante las situaciones que se afrontan en este siglo
y las diversas opiniones que se tienen respecto a este. Sin embargo, ‘‘es mucho más difícil de

aplicar a los estilos juveniles emergentes en este cambio de milenio, que más que las

fronteras enfatizan los pasajes, más que las jerarquías remarcan las hibridaciones, y más que

las oposiciones resaltan las conexiones.’’ (Feixa, 2018) Hay que destacar y remarcar que en

los jóvenes del siglo XXI (generación Z), este tipo de culturas, ideologías y conexiones,

tienen un espacio determinado en el cual frecuenta a darse por hecho ‘‘El internet’’. En este

se resalta el papel central que esta transformación tienen en el tiempo de los jóvenes, que

impacta la propia configuración del espacio social en el cual la juventud actúa. Menciona

(Feixa, 2018) ‘‘Por esos procesos, se reactualizan los modos de estar juntos y, dentro de ello,

las modalidades de consumo cultural. El consumo de bienes audiovisuales es seguramente el

sector del mercado que más claramente refleja estas tendencias de cambio’’. Al vivir en esta

era, los jóvenes se convierten en adultos inmaduros a medida que su experiencia de vida se

acelera en un mundo virtual y el ritmo de vida de aquellos que se desvanecen a la vista.

En efecto a este argumento; Los jóvenes se enfrentan a grandes dificultades para acceder al

mercado laboral. Las empresas favorecen a los jóvenes, pero no todos los jóvenes son

elegibles para cumplir con los requisitos de excelencia empresarial pues este es un medio

muy agresivo. Como consecuencia se obtiene una civilización de los sentidos que ha

convertido a los jóvenes en consumidores programados. Como si esta forma de vida fuera

una doctrina absoluta para encontrar esta “función”, o consumo, en todo lo que existe. Los

medios educan valores (o contravalores), imponen cosmovisiones y presencias, sugieren

preferencias y establecen prioridades. En definitiva, están moldeando la personalidad de la

nueva generación mucho más que la escuela y la familia, la apariencia ha cobrado mucha

importancia, ya sea el 'look', la marca o la 'moda', y se prefiere el camino de la sensibilidad al

de la racionalidad.
En definitiva, por lo dicho anteriormente en relación a los estratos sociales, no se puede

generalizar la juventud, notando que todos son iguales. Tampoco puede tildarse de un

problema social basado en prejuicios y estereotipos infundados. Peor aún, no solo es

compleja esta etapa, sino que muchas comprensiones conceptuales y personalidades

trascendentales pueden ayudar con esto, haciéndoles difícil diferenciar su etapa si son jóvenes

o adultos, o si están en el mundo que condiciona su decisión de creer.


Bibliografía

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