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EL MAICITO ENFERMITO

Autor: Félix Atilio Rivera Alarcón

Pascuala cuenta con gran júbilo, alegría y encanto

Que el maíz es una planta humilde del campo. Siempre está de pie,

luchando contra las adversidades del tiempo. Crece en el paisaje cautivador del

ande. Entre la fragancia de la flor de retama. El trino de los cuculíes, halcones y

los gorriones que cantan desde lo alto de los cerros y montañas. Sonríe como

el arco iris. Calma el hambre del pueblo. Es el granito eterno de los niños pobres.

Que sufren el hambre y la miseria. Esperando, pensando y soñando con un

mañana mejor.

Es una de las plantas más antiguas y maravillosas de América

Considerada como una especie sagrada, atribuyéndosele su origen divino.

Es un alimento vegetal de clima variado. Amado por los hombres desposeídos

del ande. Forma parte de la identidad cultural, por ser el fiambre inevitable del

campesino, cuando viaja o marcha al trabajo.

Es un cultivo bendito que sabe reír, bailar y cautivar con las lluvias

Es de tallo grueso y alto, hojas largas y puntiagudas. Sus flores masculinas

terminales y flores femeninas axilares, producen unas bellas mazorcas con

granos de color amarillo-rojizo muy nutritivos. De los cuales se extrae una fécula

recomendable para los enfermos convalecientes.

Pascuala ama de corazón la dulzura y encanto de la siembra del maíz,

maicito.
Esta faena se realiza en el mes de octubre. Se ara la extensión de tierra

que se desea sembrar. El varón o la mujer arroja en cada hoyo entre cinco y

ocho semillas. Para ello se cumple una serie de tradiciones, costumbres

ancestrales, a las deidades quechuas tradicionales, como los apus que son

espíritus de las montañas, la pachamama. El pagapu que es la ofrenda sagrada

para evitar que los malos vientos, los rayos causen daño al sembrío, estas

reminiscencias perduran hasta ahora.

La cosecha del maíz, es una fiesta asombrosa que dura todo el día.

Se lleva a cabo en el mes de mayo o junio. En las chacras llenas de

cabuyas, flores, verdor y belleza. Lo hace el dueño junto a su familia. Aquí no

falta el ayni de los compadres. Los comuneros. El canto sonoro de arpas y

violines . Los hermosos harawis quechuas, en las dulces voces de las abuelas.

Es una algarabía que integra la vida cotidiana al interior de la comunidad. Se

canta, se baila, se bebe chicha de jora y se come ricas meriendas.

La cosecha o sara tipiy se inicia a pleno sol del día. Los campesinos

después de haber chacchado su coca, con sus cegadoras en mano, a una voz

se levantan. Comienzan a cortar las plantas, a poca altura de la base del tallo.

Haciendo pequeñas casitas o chukllas. Las abuelas separan del tallo las

mazorcas y comienzan a arrancar con la tipina. (cogedora), seleccionando y

desbrozando según sus colores, formas, variedades, tamaños. La chala o

panka se recolecta en las marcas para alimento de los animales en caso de

sequía o necesidad.

La felicidad de los niños es enorme, gigantesco como una lluvia

torrencial.
Ellos con sus caritas quemadas. Juegan y brincan velozmente de un

lado a otro. Cantan y bailan en ronda. Gritan con su voz de trueno. Lo que más

impresiona en los pequeños. Es la disputa por conquistar la caña más dulce

del maíz que calma su sed. Apenas los taytas cortan el maíz. Los niños

comienzan a probar su sabor agradable . Se disputan, cortan en pedazos y

coleccionan las cañas para consumir durante la semana.

Inesperadamente durante la cosecha, ocurrió algo sorprendente.

Uno de los indígenas, encontró un maicito enfermito, medio verdoso,

negro, amargo, maltratado por un gusano llamado Utuskuru, entonces decidió

separarlo a un lado balbuceando:

Este maíz enfermo, feo, horrible no sirve para nada, mejor lo dejamos,

para que disfruten los pájaros y se fue raudamente.

El pobre maicito herido de muerte se sintió solo, triste, nostálgico y

abandonado.

El maíz agusanado, desde aquel día, no hacía más que quejarse y llorar

su soledad.

Un día la santa paloma, que estaba volando entre los maizales vecinos,

escuchó un quejido y con mucho cariño y cuidado le preguntó al maicito por qué

lloraba desconsoladamente.

Cuando escuchó la respuesta de su orfandad, comenzó a picotear la zona

agusanada, desgranando la parte sana y enterrando bajo la tierra negra y

esponjosa.
La mamá torcaza le dio esperanza y aliento al pobre maicito que pronto,

en un tiempo breve retoñaría con sus raíces sobre su cabeza, después con sus

cabellos dorados, los brazos fuertes, largos y ágiles otra vez.

El maicito se durmió plácidamente, pensando en el consuelo que le dio la

linda, caritativa y bondadosa paloma.

De pronto, con las frecuentes lluvias andinas y las aguas que bajan de las

montañas, cada grano de maíz enterrado, brotó verde, creció alto, hermoso con

las plumas relucientes y unas flamantes mazorcas apetecibles.

La blanca paloma, piquito de oro, alas de plata, al verlo alegre le sonrió,

continuó volando y bajando a la plantación de maíz, para arrancar las malas

hierbas y vigilar a los gusanos que amenazaban maltratarlo.

Lindo, bello y contento el maicito enfermito, agradeció a la mansa paloma

y creció sano, fuerte y lozano.

Ahora, de sus largos cabellos brotan flores amarillas que enamoran a las

lindas mariposas y los bellos picaflores.

Con el correr de los años

Los campos se multiplican de sembríos de maíz. ¡Tan lindas!, ¡Tan

dulces!, ¡Tan blancas!, ¡Tan lechozas!. Que sirven como el pan nuestro de cada

día. A los niños humildes. Los adultos y ancianos de la sierra. Que consideran

a este grano como su sustento diario. Y lo consumen en el pastoreo, las faenas

agrícolas, los largos viajes y las fiestas costumbristas.


Durante muchos siglos, en las chozas andinas no falta el maicito. Yo sé

que un día no muy lejano. Llenaremos la tierra negra de maíz, de ternura, de

pan, justicia y libertad.

DATOS DEL AUTOR

Nombres y apelllidos : Félix Atilio Rivera Alarcón

Documento de identidad : 28202617

Región : Ayacucho, Provincia Huamanga y distrito Ayacucho.

Título del cuento : El maicito enfermito

Número de palabras : 968

Correo Electrónico : felixatilio@hotmail.com

Teléfono de contacto : 972890992

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