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Todos los pacientes le tienen terror a los triglicéridos. Puede ser porque la
palabra es enredada o quizá porque augura dolencias cardíacas. Lo cierto es
que los triglicéridos los tenemos en nuestra sangre y en toda nuestra
economía y son necesarios para subsistir.
Por ejemplo la grasa del jamón serrano. Esa absorción es directa pero
depende de ciertas células, los enterocitos, células intestinales y del tipo de
ácido graso que compone al triglicérido. Son varias las vías que pueden tomar
esas grasas.
En un sentido lato, los triglicéridos son grasas, y son por lo tanto fuente de
energía, en realidad intermedia (la primera los carbohidratos y la última las
proteínas).
Así que si ya leyó esto piense en su próximo chorizo y hágase un perfil lipídico
por no dejar.