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ESPACIO CURRICULAR: HISTORIA DE LA MÚSICA Y ESTÉTICA MUSICAL

CURSO: 4to B.
DOCENTE: CÉSAR E. LEIVA.

Características musicales de los siguientes periodos; Barroco, Clásico y Romántico.


BARROCO:
1) La polarización de la textura hacia las voces extremas (aguda y grave). Aunque se sigue escribiendo música a cuatro y cinco voces, estas no son ya de similar
importancia, sino que se destacan la voz superior y el bajo, abreviándose la escritura de las intermedias en el llamado bajo continuo; esta textura suele llamarse bipolar o
de monodia acompañada.
2) La presencia obligatoria del bajo continuo: junto a la línea melódica más grave (el bajo) se escriben unas cifras que resumen la armonía de las voces superiores. El
bajo continuo era interpretado habitualmente por uno o varios instrumentos melódicos graves (violonchelo, viola da gamba, fagot...) más un instrumento armónico que
improvisaba los acordes (clave, archilaúd, órgano positivo, guitarra barroca, arpa, tiorba...).
3) El desarrollo de la armonía tonal, en la que el movimiento melódico de las voces queda supeditado a la progresión de acordes funcionales, armados desde el bajo
continuo. El ritmo armónico es rápido (cambio frecuente de acorde).
4) El ritmo del propio bajo establece un compás claro y sencillo (sea binario o ternario), muy uniforme, incluso mecánico.
5) El desarrollo de un lenguaje instrumental propio diferenciado del vocal, con adaptación de la escritura musical a cada tipo de instrumento (escritura idiomática). En
los teatros de ópera aparece la orquesta, con predominio de instrumentos de cuerda frotada, base de la actual orquesta sinfónica.
6) La aparición de nuevas formas vocales e instrumentales: la ópera, el oratorio y la cantata entre las primeras, y el concierto, la sonata y la suite entre las segundas.
7) El gusto por los fuertes contrastes sonoros (entre coros, entre familias instrumentales o entre solista y orquesta), materializado en la policoralidad y el «estilo
concertante», por oposición a la uniformidad de texturas y timbres habitual en el Renacimiento.
8) El amplio espacio dejado a la improvisación, tanto en obras libres como en las ya escritas, en forma de ornamentación.
9) El pulso o tiempo de las obras se mantiene de comienzo a fin, es decir, mantienen la misma velocidad.
10) En las orquestas se utilizan los instrumentos de cuerdas frotadas y de viento de madera.
11) No se diferencia bien la melodía del acompañamiento, debido al uso de varias melodías que se van cruzando o contestando.
12) Una de las formas musicales más representativa de este periodo es la fuga, que consiste en la persecución de una o varias voces.
13) Las melodías son repetitivas y mantienen generalmente la intensidad, es decir, mantienen el mismo volumen.

CLASICISMO:
1) Equilibrio de las formas musicales.
2) El pulso de las obras se mantiene de comienzo a fin.
3) Está bien diferenciada la melodía del acompañamiento. El bajo continuo del Barroco es reemplazado por el arpegio de Alberti.
4) Este periodo se caracteriza por la perfección de las obras musicales.
5) El compositor clásico compone de acuerdo a las formas musicales establecidas, respetando minuciosamente las mismas. Por eso la música de este periodo suena
perfecta, limpia, equilibrada.
6) La melodía al estar bien diferenciada del acompañamiento es más fácil de percibir y de memorizar.

ROMANTICISMO:
1) El uso extremo del piano, por ser el instrumento de moda. Aunque ya existía en el Clasicismo, el piano es el gran instrumento del romanticismo. Permite la mayor
expresividad a los compositores, que son, muchas veces, virtuosos de este instrumento.
2) En las obras románticas el pulso o tempo varia, de lento a rápido o viceversa.
3) El tamaño de la orquesta estándar aumentó y se incluyeron instrumentos tales como el piccolo y corno inglés, que antes se utilizaban muy ocasionalmente.
4) Creció la importancia del instrumentista virtuoso.
5) Nuevos instrumentos se incorporan a la orquesta romántica, contrafagot, corno inglés, saxofón, tuba.
6) El compositor romántico compone de acuerdo a sus sentimientos.
7) La intensidad de las obras varia, de suave a fuerte y viceversa.

Del Clasicismo al siglo XIX.


Se conoce con el nombre de clasicismo o periodo clásico a las manifestaciones musicales surgidas entre 1740 y 1800. Las fechas apuntadas no indican límites exactos.
Son el marco referencial en el que vivió un grupo de compositores ilustres que por sus geniales aportes cambiaron el rumbo de la historia de la música.
La palabra clásico ha encerrado siempre un juicio de valor, un elogio, la proclamación de una superioridad y se aplica a las obras y que han triunfado en la prueba del
tiempo y que los hombres han considerado como modelos, por lo perfectas.
El equilibrio de las formas, la claridad de los diseños y la mesura han sido los ideales sobre los que se elaboraron las obras clásicas, todo lo cual es aplicable a las
composiciones de esos sesenta años de vida musical del siglo XVIII que tuvieron como exponentes a Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Christoph Willibald
Gluck, continuados por Ludwig van Beethoven, lazo de unión entre el clasicismo y las primeras manifestaciones del romanticismo.

Al comenzar esta unidad haremos un pequeño repaso del contexto histórico del siglo XVIII y diferenciaremos el Clasicismo del Romanticismo.
Visto en perspectiva, el siglo parece presentar a lo largo de su desarrollo una visión crítica creciente hacia los mecanismos e instituciones del poder, en particular la
Monarquía y la Iglesia. Este proceso de crítica social se ve respaldado por el optimismo en las funciones benefactoras de la ciencia y en el progreso de la humanidad en
su conjunto, y se ve activado por el uso citadino de las ediciones. La lectura de libros y el disfrute de los diversos lenguajes artísticos, no es una práctica que se aislada
del resto de las cuestiones sociales.
En cuanto a las representaciones del saber, relacionado con los progresos científicos. Mediante su divulgación y popularización, las ciencias físicas y naturales
proporcionaron a los hombres y mujeres de la época un modelo de conocimiento y también un entretenimiento e innumerables temas de conversación. Produjeron un
elemento de crecimiento importante en la vida intelectual de la época, a través de ideas y suposiciones basadas en ellas, así como el deseo de trasladar a los campos
sociales sus métodos y conclusiones.
Un ejemplo de aplicaciones a la sociedad de las leyes de la naturaleza, lo constituye la notable influencia del pensamiento Isaac Newton. La simetría y sencillez de su
física, basada en leyes universales, como la ley de gravitación, tuvieron importantes impactos en las concepciones políticas, estéticas y religiosas, al dar por sentado que
iguales reglas generales y relativamente simples se podían aplicar al gobierno y en general al comportamiento humano: la sociedad se volvía criticable desde el punto de
vista de un plan más racional o más simple que el que imperaba en ese momento.
El centro de esta actividad intelectual fue Francia, pero sus efectos se dejaron sentir con diferentes matices en todas las naciones europeas y sus colonias. El movimiento
que nucleaba todas estas ideas revolucionarias en lo que se refiere a la crítica de las instituciones, la divulgación del saber y la liberación de la opresión por medio de la
educación laica se conoce como Ilustración.

La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual, primordialmente europeo, que nació a mediados del siglo XVIII y duró hasta los primeros años del siglo XIX.
Fue especialmente activo en Inglaterra, Francia y Alemania.2 Inspiró profundos cambios culturales y sociales, y uno de los más drásticos fue la Revolución francesa. Se
denominó de este modo por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces del conocimiento y la razón. Existió
también una importante Ilustración española e hispánica, la de la Escuela Universalista, aunque más científica y humanística que política. El siglo XVIII es conocido,
por estos motivos, como el Siglo de las Luces y del asentamiento de la fe en el progreso. Importantes ideas como la de búsqueda de la felicidad, la soberanía de la
razón, y la evidencia de los sentidos como fuentes primarias del aprendizaje nacieron durante esta época. Ideales tales como la libertad, Igualdad, el progreso,
la tolerancia , la fraternidad, el gobierno constitucional, y la Separación Iglesia-Estado tienen su nacimiento también en esta época.
Es indudable que gracias a la difusión del libro se intensificaron las oportunidades de conocimiento para todas las clases.

Entre los libros más importantes, se encuentra la Enciclopedia que se comenzó a publicar en 1751 con el auspicio Madame de Pompadour, la influyente amante de Luis
XV. Representante cabal del Despotismo Ilustrado.

La Enciclopedia (Enciclopedia, o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios) es una enciclopedia editada entre los años 1751 y 1772 en Francia bajo
la dirección de Denis Diderot y Jean le Rond d'Alembert. Se la conoce coloquialmente como la "Enciclopedia de Diderot y d'Alembert". Su propósito fue reunir y
difundir, en un texto claro y accesible, los frutos del conocimiento y del saber acumulados hasta entonces a la luz de la razón. De esta manera, expone la
ideología laicista, pragmática, materialista y burguesa de la Ilustración. Contiene 72.000 artículos de más de 140 colaboradores, entre ellos Voltaire, Rousseau, el barón
de Holbach o Turgot, por citar algunos. La Enciclopedia, o diccionario razonado de las ciencias, artes y oficios constituyó una obra central donde los filosófos
ilustrados intentaron compilar los conocimientos de la época.
Se la considera una de las más grandes obras del siglo XVIII, no solo por ser la primera enciclopedia francesa, sino también por contener la síntesis de los principales
conocimientos de la época, en un esfuerzo editorial considerable para su tiempo.
Era un proyecto típicamente ilustrado, organizada alfabéticamente, profundamente optimista, no tanto sobre la naturaleza humana como acerca de lo que se podía hacer
para corregirla o mejorarla mediante la educación. Tal fue su influencia que en muchos hogares la lectura de un artículo de la Enciclopedia vino a ocupar el lugar antes
otorgado a las Santas Escrituras.
En resumen, es la época de la ascensión de la burguesía a amplios sectores del poder político y económico,  esto tendrá consecuencias en el mundo de la cultura y de la
música. En la 2ª mitad del siglo XVIII se dan una serie de acontecimientos históricos importantes y reformas sociales que dan lugar a violentos movimientos de masas,
destacando entre ellos “La Revolución Francesa” de 1789, hecho que romperá con las monarquías absolutas. El lema revolucionario de “Libertad, Igualdad y
Fraternidad” será llevado a todos los contextos, también al de la música. El Clasicismo es la época de la Ilustración, un movimiento intelectual promovido por la
burguesía y la pequeña nobleza, cuya principal manifestación fue La Enciclopedia de Diderot y D’Alambert que divulgará la cultura en amplias capas de la población.
En Francia, al movimiento de la Ilustración se le denomina Enciclopedismo. Este movimiento encabezará la Revolución Francesa.
Los artistas, encontrarán en la burguesía un nuevo público que paga por apreciar sus obras y al que debían satisfacer con creaciones entretenidas y naturales; de esta
forma se van a liberar poco a poco de las obligaciones de trabajar supeditados al gusto de los mecenas, obteniendo así una mayor independencia creativa pero contando
con el reto de tener que depender del público para rentabilizar sus ingresos.

Diferencias entre el clásico y el romántico:


Los artistas clásicos vivieron en una época en que privaba la lógica del cerebro. El arte clásico tuvo como ideales el equilibrio de las formas, la claridad de los diseños y
la mesura. Por esta razón, las formas del clasicismo, aquellas llamadas formas fijas, son las que convienen por sus estructuras sólidas e inamovibles. Los artistas
románticos vivieron en una época de la humanidad en que todo cambiaba. Uno de esos cambios fundamentales fue la revolución francesa, que proclamo la libertad, la
igualdad y la fraternidad de los hombres. Frente al objetivismo de clasicismo surgió el subjetivismo del romanticismo. Los hombres se refugiaron en su mundo interior,
en el más absoluto individualismo. Se evidencio un claro deseo de manifestarse en forma personal. A través de las formas de clasicismo los románticos se sintieron
incómodos para volcar en ellas sus sentimientos e ideas. Necesitaban formas libres en donde no hubiera barreras que contuvieran las pasiones ni el espíritu exaltado que
los animaba.
Algunos historiadores observan que en el arte, el estilo oscila entre dos polos: el clásico (apolineo) y el romántico (dionisiaco). Tanto el clásico como el romántico se
esfuerzan por expresar emociones significativas, y por dotar a esa expresión de bellas formas. Pero difieren en el punto de vista: el espíritu del clásico busca orden,
equilibrio, serenidad, con un enfoque objetivo, en el cual la forma prima por sobre el contenido expresivo, mientras el romántico busca el misterio, el éxtasis, lo extraño,
de una forma intensamente subjetiva donde sus propios sentimientos prevalecen por sobre lo formal. Estas dos tendencias corresponden a dos impulsos básicos de la
naturaleza humana: la necesidad de moderación y el deseo de expresión desinhibida de las pasiones.
La música del romanticismo está relacionada con los sueños y las pasiones, con profundas meditaciones acerca de la vida y la muerte, el destino humano, el orgullo
nacional, el deseo de libertad. Estas asociaciones intelectuales y emocionales nutrieron el movimiento Romántico, colocando a la música en un lugar de supremacía
entre las artes, posición que nunca antes había ostentado.

El concepto entonces novedoso de un mundo de las artes, trajo consigo múltiples interrelaciones entre las diferentes disciplinas artísticas. En música esto se verifica
en forma de programas literarios, descripciones musicales de paisajes y escenas y de manera más profunda, en una concepción de la música como un lenguaje más allá
del lenguaje verbal, que expresa una fuerza moral, una visión de la grandeza humana, un vínculo directo entre la vida interior del artista y el mundo que lo rodeaba.
En aparente contradicción, se desarrolló en el siglo XIX una verdadera industria de piezas de salón, danzas y canciones, música ligera para consumo y entretenimiento
de la burguesía. Asimismo, cobro especial relieve la figura del virtuoso instrumental, idolatrado por la audiencia por sus dotes sobrenaturales.

El músico en la sociedad del siglo XIX.


El surgimiento de un nuevo tipo de sociedad democrática afecto de manera decisiva la vida de compositores e intérpretes. Los músicos del siglo anterior habían
funcionado bajo el patronazgo aristocrático, en el cual ocupaban el lugar de sirvientes jerarquizados que satisfacían las necesidades de un público de mucho mayor
rango social. En el siglo XIX, los músicos pasaron a depender de la nueva clase media. Sus obras pasaron a ser destinadas a un público de la misma clase social. Esta
dependencia de un mercado anónimo, trajo consigo la aparición del músico bohemio e incomprendido, que compone para las generaciones futuras. La figura del genio
iluminado que lucha contra el destino y la adversidad y cuyo arte finalmente triunfa, es característica del imaginario de esta época.
La música florecía tanto en la vida pública como privada: abundaban las orquestas y las sociedades corales, la música impresa era cada vez más accesible, los
periódicos musicales informaban sobre actividades musicales y nuevas obras. Muchos compositores asumieron importantes roles como educadores: Mendelssohn fundo
el conservatorio de Leipzig, Rubinstein fundo el de San Petersburgo, Schumann se convirtió en un importante crítico musical. Muchas mujeres lograron importantes
carreras como profesionales de la música, gracias, entre otras cosas, a la mayor oferta de oportunidades educativas. Los conservatorios públicos tenían sus puertas
abiertas para ellas, donde podían formarse como cantantes, instrumentistas o compositoras. Entre las más destacadas se encuentran Clara Schumann y Fanny
Mendelssohn.
El Romanticismo en la música
La música romántica reflejo los profundos cambios que estaban produciéndose en el siglo XIX en todos los niveles de la existencia humana.
La Revolución Industrial trajo consigo no solo los medios para crear instrumentos mejores y más baratos, sino también importantes avances técnicos que influenciaron
fuertemente el sonido de la música romántica. Por ejemplo, el agregado de válvulas a los bronces hizo a estos muchos más dúctiles, de forma tal que los compositores
pudieron escribir melodías para estos instrumentos que hubieran sido imposibles de tocar en el siglo anterior. Nuevos instrumentos fueron desarrollados como la tuba y
el saxofón. El piano adquirió un marco de hierro y cuerdas más gruesas, lográndose un sonido más profundo y brillante.
La democratización gradual de la sociedad hizo que se ampliaran las oportunidades educativas. Surgieron importantes conservatorios en las principales ciudades
europeas. Con el desplazamiento de la música desde el palacio y la iglesia hacia las salas de conciertos públicos, las orquestas fueron aumentando su tamaño. Esto tuvo
una natural influencia sobre el sonido: el rango dinámico, por ejemplo se hizo mucho más amplio, permitiendo a los compositores experimentar con violentos contrastes
de pianísimo y fortísimo y tormentosos crescendo. Al crecer en importancia la música orquestal, la técnica de escritura para instrumentos, tanto individualmente como
en conjunto, se convirtió en un arte en si misma: el arte de la orquestación.
Otro ámbito importante, en este caso para el desarrollo de la música de cámara y la canción, es el circuito de salones aristocráticos o de la alta burguesía, a los que solo
se accedía por invitación y daban prestigio a sus patrocinadores y sostén económico a los artistas.
La revolución industrial también trajo aparejada una creciente especialización en el mundo del trabajo. En el caso de la música, la creciente separación entre los papeles
de compositor e intérprete dio lugar al surgimiento de la figura del director de orquesta. Al mismo tiempo, el compositor sintió la necesidad de explicitar sus
intenciones, introduciendo a sus partituras un gran número de términos expresivos tales como dolce, dolente, cantábile, con amore, etc.
Como reacción ante la deshumanización de la vida urbana y la mercantilización de las relaciones sociales, y apoyándose en el fuerte crecimiento del sentimiento
nacionalista del siglo, muchos músicos buscaron inspiración en el folklore y en la naturaleza de sus países nativos. Los compositores incorporaron canciones y danzas
populares en sus obras. Como resultado de esta tendencia, floreció una serie de lenguajes musicales nacionales (húngaro, polaco, ruso, escandinavo) que enriquecieron
melódica, armónica y rítmicamente la música europea, y posteriormente la latinoamericana. El gusto por lo exótico se manifestó entre los compositores de Alemania,
Francia y Rusia, buscando inspiración en las cálidas tierras de España e Italia, o en las misteriosas regiones de Oriente, en composiciones tales como la Sinfonía Italiana
de Mendelssohn, la Ópera Carmen de Bizet, el Capricho Italiano de Tchaikovsky, Sheherazade de Rimsky-Korzakov, o Aida de Verdi.

ACTIVIDADES.
1) Define clasicismo.
2) Describe contexto socio-político del siglo XVIII.
3) Nombra las diferencias entre Clásico y Romántico.
4) Causas y consecuencias de la Revolución Francesa.
5) Consecuencias de la Revolución Industrial.

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