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MANUAL DE
INTRODUCCIÓN
AL DERECHO
BRIGITTE BERNARD
SEGUNDA PARTE
II
2
Maracaibo-Venezuela
ANTOLOGIA
ONTOLOGICO
JURÌDICA***
3
UNIDAD I
OBJ. Nº. 4
Selección y adaptación de
textos por la Profa. Brigitte
Bernard
4
Maracaibo, 1986
INSTITUTO DE FILOSOFIA DEL DERECHO
Brigitte Bernard
UNIDAD Nº.1
OBJETIVO Nº.4:
CONTENIDO
1) Teorías tradicionales
2) Teorías de Recasens Siches y Cossio
3) Teorías de Ortega y Gasset y Tierno Galván: El uso como
mecanismo semiótico.
4) Teoría de Llambías de Azevedo: el uso concebido como valor
de mediación.
5) El uso social concebido como técnica clasista.
4.2.1. Generalidad
4.2.2. Imperatividad
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4.2.3. Bilateralidad
4.2.4. Coercibilidad
4.2.5. Derecho positivo, Derecho vigente y Derecho válido
1) Teoría Romana
2) Teoría de la naturaleza de la relación
3) Tesis de Roguin
4) Conclusión (Teoría del Derecho Social)
Derecho Deber
Vendedor Comprador
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La Ley del trabajo permite al obrero despedido exigir del patrono el pago
de una indemnización. Esta norma lógicamente implica la existencia de otra, en
virtud de la cual el patrono tiene el deber de pagar la indemnización. Por ello
sostenemos que la regulación jurídica es una conexión de dos juicios,
recíprocamente fundados, uno imperativo y otro atributivo. El que impone el
deber al obligado lógicamente implica al que concede al pretensor un derecho
subjetivo, y viceversa. Pues si el cumplimiento de la obligación del primero no
pudiese ser reclamado por el derechohabiente, ese deber no sería una deuda ni
tendría carácter jurídico.
entra en relaciones con otros. Ello no quiere decir, sin embargo, que la
obligación de socorrer al pobre sea una deuda frente a éste.
Otra de las doctrinas de Kant que ha sido aplicada a la cuestión que nos
ocupa, es la de la autonomía de la voluntad, Toda conducta moralmente valiosa
debe representar el cumplimiento de una máxima que el sujeto se ha dado a sí
mismo. Cuando la persona obra de acuerdo con un precepto que no deriva de
su albedrío, sino de una voluntad extraña, su proceder es heterónomo, y
carece, por consiguiente, de mérito moral.
1) Teorías Tradicionales.
Otros autores, como Del Vecchio, se resisten a admitir, fuera del Derecho
y de la moral, un tercer orden normativo de la conducta humana.
costumbre moral, pero eso no quiere decir que la costumbre como tal,
constituye un tipo de normatividad diferente.
Ortega y Gasset dice que el saludo, que es si se quiere, el uso social por
antonomasia, el uso social por excelencia, es una técnica de aproximación que
tuvo su origen en una época en que las relaciones interhumanas eran
sumamente peligrosas y riesgosas. Anteriormente, era indispensable que la
persona que se aproximara a otra manifestara su intención de no causarle
daño, y para ello utilizaban una serie de gestos, de mecanismos destinados a
preparar esa aproximación. O dicho de otra manera, podríamos decir, utilizando
una terminología semiótica, que el saludo era una señal o un signo, cuyo
manejo o cuyo sentido, era el de demostrar a la persona con quien nos
encontrábamos, que éramos amigos y que no debía esperar de nosotros
ninguna agresión; eso es lo que constituye originariamente la razón de ser de
esa “maquina de la aproximación social”, como lo llama Ortega, que es el
1
saludo . Pero dice Ortega: lo interesante es, que a medida que el tiempo
transcurre, a medida que ya el uso no cumple su objetivo, o mejor dicho, que lo
cumple muy bien (porque ya la gente se ha acostumbrado a entrar en
vinculación con los demás sin esperar que lo agreden), entonces el uso pierde
su sentido originario y lo que subsiste de él es simplemente algo periférico,
algo puramente convencional; lo que subsiste es una cáscara cuyo contenido
1
Evidentemente cuando el saludo es obligatorio, como en el caso de los militares, el uso aparece como el
contenido de una norma jurídica; pero en este caso, lo que vincula no es el saludo como tal, sino la norma
jurídica que prescribe el comportamiento del saludo. Por ello, no hay que confundir los dos niveles: el
nivel del contenido del uso como técnica, y el nivel normativo del Derecho.
25
Este autor español sigue más o menos la misma concepción que Ortega:
el dice que el uso social no es más que un mecanismo semiótico; ese
mecanismo semiótico es una señal, un signo que tiene un mensaje y que se
interpreta conforme a un código, si hay un código de la etiqueta, es decir, un
código de las relaciones sociales, hay un Código que me permite a mi identificar
el sentido del gesto con el cual una persona se aproxima a otra persona. Ese
código puede ser a veces un código esotérico, es decir un código no conocido
por todo el mundo, un código secreto, como es el caso cuando el saludo se
convierte en forma de identificación de personas que pertenecen a sociedades
secretas o a grupos muy limitados dentro de la organización social.
Pero en todo caso, como dice Tierno Galván, el uso surge de una
interpretación homogénea e irreflexiva de determinados mensajes y el sentido
del mensaje es únicamente posible captarlo a través de un código con el cual
se descifra el sentido de las señales o gestos con los que nos aproximamos a
los demás.
Ahora bien, cuando Ortega habla del uso que ha perdido su sentido
originario, o cuando Tierno Galván habla de “interpretación homogénea e
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irreflexiva” del mensaje, lo que quieren decir es que el uso funciona como un
mecanismo de estímulo respuesta, es decir, como un mecanismo causal que no
tiene ninguna significación de orden cultural, de orden ético. Yo respondo al
saludo mecánicamente, como respondo con la contracción de la pupila al
estímulo luminoso, es decir hay una relación causal-explicativa entre el signo y
la interpretación del signo; no hay nada reflexivo, no hay nada meditado o
pensado como ocurre en el campo de la moral o del Derecho. Este ejemplo de
la contracción de la pupila, lo utiliza Ortega, pero a mi manera de ver, no es el
más adecuado, porque más bien ha debido poner como ejemplo un mecanismo
causal-explicativo de orden psicológico, que también es causal-explicativo, pero
que no tiene una dimensión propiamente mecánica como ocurre con la ley de la
gravitación, sino que se trata de la relación causal-explicativa que se da con las
motivaciones, los móviles o los motivos en el campo de la psicología científica.
Pero lo que se quiere decir con esto, lo mismo que Tierno Galván quien
coincide con Ortega (aunque su desarrollo es más elaborado más fino, mejor
perfilado científicamente), es que cuando, yo responde al saludo, mi respuesta
es una respuesta puramente mecánica, puramente causal; no hay nada
reflexivo en mi comportamiento, de manera que cuando el mensaje surge en la
persona que se me aproxima, el mensaje causa en mí una respuesta, y esa
respuesta no tiene una significación cultural, sino que es simplemente una
respuesta causal.
4) Teoría de Llambías de Azevedo: el uso concebido como valor de mediación.
Llambías de Azevedo dice que los valores que llamamos sociales son
valores de mediación. ¿Qué se entiende por valor de mediación? Un valor de
mediación es un valor que permite alcanzar un valor de mayor rango; por
ejemplo: la cortesía, las buenas maneras, el tacto en la conducción de las
relaciones sociales, son simplemente un medio de que yo valgo para alcanzar
un objetivo superior. En este caso por ejemplo, la finalidad puede ser la
realización de valores morales como el respeto a la dignidad de la persona
humana o la creación de una situación favorable para que mi presencia y mi
27
A) Teoría de Radbruch
Mi teoría es que el uso es una regla técnica o mejor dicho, una relación
anancástica1, ya que la regla técnica se distingue del enunciado normativo
porque este describe una norma que propone objetivos obligatorios, mientras
1
Como ya se estudió en el Objetivo número 1, Von Wright, fundador de la lógica deóntica, “llama
enunciado anancástico a aquel que indica que algo es (o no es) una condición necesaria para otro algo”,
como por ejemplo en la afirmación: “Si quieres hacer la cabaña habitable tienes que calentarla” (J.M.
Delgado Ocando, Normas, Lenguaje y Verdad, CEFD-LUZ, Maracaibo, 1973). Se refiere la terminología
“relación anacástica” a la de regla técnica pues la relación entre ambas es equivalente a la existente entre
el fenómeno natural y la ley que lo describe, o entre la norma y el enunciado jurídico: el uso como
fenómeno social concebido como condición para alcanzar ciertos fines (relación anancástica), lo escribe la
regla técnica.
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que la regla técnica describe una relación de medios a fines, la cual es neutra a
los objetivos que se propone.
Pero cuando decimos que el uso descrito por la regla técnica es neutro,
no quereos decir que sea neutro a todos los valores, sino a los valores de la
valoración práctica, vale decir, al campo jurídico y al campo moral. Los valores
que están implicados en la regla técnica son valores pragmáticos, valores de
utilidad, valores de conveniencia, y es por eso por lo que una de las
terminologías más extendidas con respecto a los usos, es precisamente la de
“convencionalismo sociales”; de modo pues, que los valores que informan la
regla técnica son valores de utilidad, fundamentalmente valores pragmáticos.
Ahora bien, ¿en qué forma operan esos valores pragmáticos en el caso de los
usos sociales? Esos valores determinan la utilización de los usos sociales como
un medio para acrecentar nuestro poder social, nuestro nivel social; constituyen
de alguna manera, una parte del mecanismo que utiliza la clase dominante
para mantener su dominio sobre las clases inferiores. Aquí está en mi concepto
la esencia de los usos: son una técnica destinada a mantener el predominio de
una clase sobre otra; y en esto coincidimos plenamente con la solución de
Radbruch que le atribuye al uso un carácter eminentemente clasista,
eminentemente alienador, eminentemente social, en el sentido convencional del
término.
Ahora bien, como técnica el uso no solo cumple una función clasista, sino
que persigue una doble finalidad: es un mecanismo para garantizar el prestigio
y el nivel social, pero por otra parte, nos permite también llevar una vida más
fácil, una vida más agradable, más atractiva con respecto a los demás. En
ninguno de esos aspectos están implicados valores mortales o valores jurídicos:
cuando yo utilizo la cortesía, las buenas maneras o el tacto para aproximarme a
los demás, cuando yo decido tratar bien a los demás y utilizar una conducta
ajustada a las reglas de ls buenas maneras, estoy simplemente persiguiendo
una finalidad pragmática; esa finalidad es la vida con los demás, sin
30
4.2.1. GENERALIDAD
4.2.3.- BILATERALIDAD
33
4.2.4.- COERCIBILIDAD
Esto significa que la fuerza distingue el orden jurídico del no jurídico, pero
no distingue la norma jurídica. Finalmente, si se acepta que el Derecho es un
orden esencialmente coercible, el nexo entre la eficacia y la fuerza es
necesario. Ello explica que entre el orden como un todo y la norma aislada, la
relación entre validez y eficacia no sea la misma. En general, el orden como un
todo es eficaz o no, si bien los grados de esta eficacia son variables.
todo es compatible con la ineficacia total o parcial de las normas aisladas que lo
componen.
1) Teoría Romana.
La división de las normas jurídicas en las dos grandes ramas del
Derecho privado y el Derecho Público es obra de los juristas romanos. La
doctrina clásica búllase sintetizada en la conocida sentencia del
jurisconsulto Ulpiano: “Publicum jus est quod ad statum rei romanae
spectat; privatum quod ad singulorum utilitatam”. Derecho público es el
que atañe a la conservación de la cosa romana; privado, el que
concierne a la utilidad de los particulares. A esta concepción se la conoce
con el nombre de teoría del interés en juego. La naturaleza, privada o
pública, de un precepto o conjunto de preceptos, depende de la índole
del interés que garanticen o protejan. Las normas del público
corresponden al interés colectivo; las del privado refiérense a intereses
particulares. “Dicese ‘público’ lo que beneficia a la comunidad. ‘Derecho
público’ es, pues, el que regula relaciones provechosas para el común.
Las facultades de Derecho público (por ejemplo: las gubernativas del
empleado, el derecho de voto del ciudadano) concederse para ser
ejercitadas en orden al bien general. El Derecho público rige los poderes
que se hallan directamente al servicio de todos; es decir, de pueblo. En
cambio, los derechos privados (por ejemplo: el de propiedad) los tiene el
interesado para sí antes que para nadie; hálanse al servicio de su poder,
de su voluntad” (R. Sohm).
1) La nota del interés en juego es criterio sumamente vago que, por otra
parte, los autores de la doctrina no se tomaron el trabajo de definir.
2) La teoría clásica desconoce, o parece ignorar, el hecho de que los
intereses privados y públicos no se hallan desvinculados sino, por el
contrario, fundidos de tal manera, que es difícil, cuando no imposible,
señalar en cada caso dónde termina el particular y dónde empieza el
colectivo.
3) Si se acepta el criterio preconizado por los romanos, la determinación
de la índole, privada o pública, de una institución o una norma de
Derecho, queda por completo al arbitrio del legislador, ya que éste
será quien establezca en cada caso, según sus personales
convicciones, qué intereses son de orden público y cuáles de
naturaleza privada. Y, en tal hipótesis, la distinción, puramente formal,
resultará sujeta a consideraciones de oportunidad, fundamentalmente
políticas, que le quitarán todo valor científico.
Querer dividir las normas del Derecho en función de los intereses que
aspiran a realizar, equivale (dice Kelsen) a hacer una clasificación de los
cuadros de un museo de acuerdo con su precio. No es posible hablar de
normas exclusivamente destinadas al logro del interés individual, porque todo
precepto tiene como meta la realización de intereses de ambos géneros.
“Desde el momento en que una norma de Derecho protege un interés individual,
esa protección constituye un interés colectivo. Cuando el orden jurídico contiene
normas reguladoras del préstamo (normas jurídicas ‘privadas’, indudablemente)
ponedse de manifiesto que existe un interés colectivo en la existencia de tales
normas. Y, de modo análogo, en cada norma positiva de Derecho administrativo
o penal (Derecho ‘público’ uno y otro, a no dudarlo) puede determinarse el
hombre al cual se reconoce un interés en tal norma, la cual se convierte en
protectora de ese interés. Esto último no aparece tan claro en derecho político y
procesal, porque estos no contienen normas jurídicas autónomas y perfectas.
Según la teoría del interés, la antítesis de Derecho público y privado coincide,
en cierto sentido y considerada en algunos de sus aspectos, con la antítesis de
Derecho objetivo y subjetivo señalada en la misma teoría. El interés protegido,
es decir, el derecho subjetivo, es siempre el interés individual; la protección del
interés, es decir, el Derecho objetivo, es siempre el interés colectivo”.
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E………………..P E…………………P
P………………..P P…………………E
D. Público: E………………E.
Como punto previo debemos recordar que las normas, en general, son
también de diversas clases, siendo las jurídicas una especie de ellas. De
acuerdo con el punto de vista dentro del cual nos situemos, las normas pueden
ser morales o jurídicas, como piensa Del Vecchio, o morales, jurídicas y de
convencionalismos, de acuerdo con el criterio de Recaséns Siches; y aun según
otros autores es posible encontrar otra categoría de normas: las normas
religiosas. Ya sobre este particular hemos hecho referencia previa y a ella
remitimos.
Asimismo, y por cuanto consideramos que las normas no son sólo del
tipo de las generales, sino que también existen las normas individualizadas,
debemos agregar un nuevo tipo de normas de acuerdo con la fuente de
producción y son las normas voluntarias. En efecto, a través del acuerdo entre
las partes, de las convenciones de los particulares, o de la sola voluntad de una
persona, se crean numerosas y valiosísimas normas jurídicas que son
fundamentalmente los contratos y los testamentos; normas jurídicas que
contemplan un caso concreto en particular y determinan las consecuencias de
Derecho que de ese caso concreto han de derivar. Son normas jurídicas
individualizadas y no normas generales, dado que constituyen parte
importantísima vasta del mundo del Derecho. Su fuente de producción
frecuentemente no es legislativa ni jurisprudencial: es la voluntad soberana del
hombre, que mientras no lesione el orden público puede reglamentar, mediante
preceptos, su propio proceder o el destino de sus pertenencias.
Las normas generales o nacionales son las que rigen dentro del territorio
del país. Las normas locales, que pueden ser en Venezuela normas de los
Estados o normas de las Municipalidades, son las que rigen o bien dentro de
cada uno de los Estados que integran la República o bien dentro de cada una
de las Municipalidades. Tanto los Estados como las Municipalidades
constituyen unidades legislativas en las materias de su competencia,
determinadas por la Constitución Nacional. Las normas internacionales son
entonces aquellas que van más allá del ámbito nacional y rigen al mismo tiempo
dos o más países.
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venta, y una norma permisiva aquella que dijese: el propietario puede usar de la
cosa de su propiedad en la forma que le parezca conveniente. Las normas
prohibitivas o negativas son aquellas que expresan, a través de una proposición
negativa, la imposibilidad de actuar en una forma determinada. Son prohibitivas
o negativas a aquellas que prohíben algo o aquellas que establecen el deber en
forma negativa como, por ejemplo, la que disponga que no se puede vender la
cosa común sin el consentimiento de todos los comuneros.
Las normas jurídicas primarias son “aquellas que tienen por sí mismas un
sentido pleno”, mientras que la secundarias son aquellas que “sólo poseen
significación cuando se relacionan con preceptos de primer tipo”. Es decir, las
normas primarias son reglas de conductas obligatorias que pueden existir
independientemente de la existencia de otras normas, mientras que las normas
secundarias son aquellas que sólo pueden ser concebidas en relación con otras
normas. Para García Maynez, las normas secundarias pueden ser: a) de
iniciación, duración y extinción de la vigencia cuando tienen por objeto
determinar la vigencia de la norma fundamental a la cual se refieren; b)
declarativas o explicativas, que son aquellas que explican o definen la forma de
expresión usada en otra norma; c) permisivas, aquellas que tienen por objeto
55
Casi todas las disposiciones que rigen el Derecho de familia son también
disposiciones de orden público por el interés colectivo que el núcleo familiar
representa, mientras que la mayoría de las que rigen el Derecho de
obligaciones, en las cuales priva el dominio de la libertad de los contratantes,
está constituida por normas dispositivas o supletorias.
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NOTAS:
UNIDAD I
Obj. N°.5
Selección y adaptación de
Textos por la Profesora:
BRIGITTE BERNARD
Objetivo N°. 5
CONTENIDO
1) Concepto general
2) Relación jurídica en sentido amplio y relación jurídica en
sentido estricto.
3) Intranormatividad de la relación jurídica
1) DABIN, Jean, Teoría General del Derecho, Trad. por Francisco Javier
Ossert, Madrid, Ed. Revista de Derecho Privado, 1995.
2) NAWIASKY, Hans, Teoría General del Derecho, Trad. por José Zafra
Valverde, Madrid, Ed. Rialp, 1962.
“La experiencia más banal nos comprueba que en todos los planos del
ser y de la acción el hombre no vive más que ligado a los otros hombres. Por el
hecho de nacer queda unido a sus padres, a sus parientes, a su nación, por los
lazos indesligables de la sangre y de la nacionalidad. Durante el período de su
formación recibe de su familia y de la escuela todos los cuidados de orden
físico, intelectual y moral que requiere la compleja obra de la educación.
Llegado a la edad de la madurez, funda un hogar. Por el hecho de la
contigüidad de las moradas está en permanente contacto con sus vecinos, tanto
más numerosos en nuestros días cuanto que ha aumentado la cifra de la
población, así como la densidad de la misma en las aglomeraciones
ciudadanas.
64
La extensión del radio de acción del cuerpo humano por los medios
mecánicos (máquinas industriales, transportes motorizados) ha conducido al
mismo resultado: multiplicar los puntos de fricción a consecuencia de
vecindades en cierta forma provisional u ocasional. Cada vez que el hombre
ejercita una de sus libertades –de desplazamiento, de expresar su
pensamiento, de trabajar… encuentra sobre su camino la libertad de otro con la
que corre el peligro de entrar en conflicto. En su actividad económica y
profesional trata con proveedores, clientes, colaboradores, obreros y
empleados, y tiene que enfrentarse con otros que le hacen la competencia, y
que son, al mismo tiempo, sus compañeros. Como el hombre aislado es débil,
incompleto, efímero, une sus fuerzas a las de sus semejantes en agrupaciones
más o menos duraderas, con fin lucrativo o no. Integrado volens nolens en las
sociedades políticas (Estado, provincia, municipio)- debe obediencia a la
autoridad, y participa en las cargas y las ventajas de la vida colectiva. Por su
parte, los Estado y los súbditos de los diversos Estados, mantienen entre sí
relaciones económicas sociales, políticas, cuyo conjunto compone la vida
internacional, pública y privada.
en todo caso la existencia de dos sujetos, por lo menos: un sujeto activo que se
llama derecho habiente o pretensor, y un sujeto pasivo que se llama deudor o
obligado. Entonces, como la norma jurídica es bilateral, tiene, como dice
Petrazycki, una estructura imperativo-atributiva, es claro que la estructura del
precepto jurídico implica una relación normativa entre los sujetos que participan
en la correspondiente relación. Es decir, si toda norma jurídica es un precepto
bilateral, si toda norma impone obligaciones y confiere correlativamente
derechos, la estructura del precepto jurídico se agota en ser una relación entre
un sujeto facultado y un sujeto obligado. Esta es la razón por la cual la teoría
moderna considera que la relación jurídica no es una cosa distinta de la norma,
sino que la relación jurídica es la propia norma. Esa relación jurídica tendrá
carácter abstracto cuando la norma es general o tendrá carácter concreto
cuando la norma es individual.
A) Termino.
Este concepto es una referencia cronológica que indica la iniciación o
conclusión, es decir, que se refiere a los límites de duración de una relación
jurídica, como por ejemplo, la fecha desde la cual se puede contar la existencia
de la relación jurídica. Los términos se clasifican en:
a) Perentorios o Fatales: cuando el término no es susceptible de prórroga.
Por ejemplo: el término que en materia procesal se le da al demandado
para que éste se presente ante el tribunal a contestar la demanda en un
término de diez (10) días hábiles es un término perentorio o fatal, lo que
quiere decir que pasados los diez (10) días hábiles no se puede reabrir ni
prorrogar. También es fatal el término de prueba. En el juicio ordinario el
demandado tiene un término de diez (10) días hábiles para promover las
pruebas y veinte (20) para evacuarlas; transcurridos dichos términos, ya
no hay posibilidad de promover o evacuar pruebas porque se trata de
términos perentorios.
b) Prorrogables: El término es prorrogable en el caso contrario; por ejemplo:
en materia procesal la relación de la causa, que no es otra cosa que el
procedimiento que sigue el juez para leer el expediente, es prorrogable.
Cuando por ocupación del Tribunal no principiare a veces la causa en el
día designado, ni en ninguno de los ocho (8) siguientes, él avisará a las
partes el nuevamente señalado para principiar las vistas.
B) Plazo.
A) La buena fe.
B) Dolo.
C) Culpa.
Es una figura jurídica intermedia entre los dos anteriores. Significa falta
de previsión, diligencia, capaz de producir daño. La doctrina clásica hablaba de
culpa lata o grave, leve y levísima. “El tipo que se tomaba para la graduación de
las culpas… era el del buen padre de familia más o menos diligente” (Ramírez
Gronda, J.D.).
Esta clasificación ha sido abandonada por la doctrina moderna y lo que el
Código Civil trae es el concepto de culpa típica, que es la conducta del hombre
corriente, del hombre medio. Pero algunas veces el Código Civil exige una
responsabilidad atípica, una culpa distinta a la culpa típica, normal o media. Por
ejemplo: el Código Civil, cuando habla de depósito, dice que al depositario no
se le puede exigir sino la misma responsabilidad que él tiene para sus propios
negocios.
A) La condición.
B) El modo o cargo.
ejemplo; lego a una persona Bs.100.000 con la obligación de pagar una beca
por un año a determinada persona. Esta figura jurídica se llama legado modal.
El modo no es una condición en sentido técnico.
A) Exposición de la teoría.
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Esta teoría que como se acaba de decir, parte del supuesto de que
únicamente son personas, en sentido estricto, los seres dotados de voluntad, es
inadmisible. Dos objeciones básicas se han formulado a la teoría de la ficción y
son las siguientes:
A) Exposición de la teoría
No puede haber relación jurídica entre personas y cosas, tiene que ser
siempre relación entre sujetos. La teoría de Brinz afecta este principio
fundamental de la teoría jurídica por cuanto erige a un objeto de derecho como
lo es el patrimonio, en sujeto jurídico.
b) El llamado patrimonio impersonal o independiente no siempre se
constituye en persona jurídica.
Esa voluntad colectiva puede ser una voluntad transitoria, eventual, como
ocurre, por ejemplo en el caso de un público que presencia un espectáculo, o
en el caso de un grupo de personas que se reúne en forma puramente
accidental y transitoria; o bien, una voluntad permanente, como en aquellas
sociedades que han sido constituidas con el ánimo de que duren, de que
tengan una permanencia en el tiempo. Pero sea cual fuere el carácter de este
ente colectivo, bien sea transitorio, bien sea de carácter más o menos
permanente, no hay duda de que existe una psicología colectiva que no es
posible identificar con el simple agregado de las voluntades individuales que lo
constituyen. La sociología y la psicología social pues, han demostrado, o, por lo
menos, han advertido, el hecho de que desde el punto de vista psicológico se
puede hablar de un a la colectiva o de una psicología colectiva que es un
fenómeno totalmente diferente del fenómeno de la psicología individual de
cada una de las personas que integran los grupos ya sea transitorios, ya sea
permanentes.
simplemente diciendo que los individuos que componen estos grupos llamados
personas jurídicas colectivas, son los únicos que tienen un auténtica realidad,
desconectando por lo tanto el problema de su planteamiento rigurosamente
teórico para convertirlo en problema de tipo metafísico.
A) Solución de Ferrara
un sindicato, los actos jurídicos que yo realizo no se me imputan a mí, sino que
se imputan a la compañía o al sindicato.
carece pues, de existencia real o natural. En este sentido sólo son ‘reales’ las
conductas humanas reguladas por normas de naturaleza diversa’.
La teoría del Derecho nos habla también de otra clase de personas jurídica
colectivas. Se habla, por ejemplo, de seres o cuerpos morales de carácter
público, como las Iglesias o las Universidades, la Nación y las Entidades
109
basta que la persona nazca viva, sino que al mismo tiempo sea
viable, es decir, que tenga posibilidad de continuar viviendo.
Debido a dificultades técnicas y científicas para poder demostrar
la viabilidad de una persona recién nacida, el Derecho Venezolano
eliminó la viabilidad y se limitó simplemente a la circunstancia de
que el feto nazca vivo.
B) Momento irrevocable: Mientras que los derechos que se otorgan
a la persona por nacer son revocables, en la persona nacida se
consideran definitivamente adquiridos. El nacimiento es pues el
momento irrevocable que determina el principio de la existencia
jurídica de la persona individual.
3) La Capacidad Jurídica
Un menor es capaz de adquirir derechos, pero ese menor que goza, por
ejemplo, del derecho de propiedad sobre un inmueble, no puede enajenarlo si
no es mediante la representación establecida en la ley. El no podría por si
mismo vender el inmueble, porque él no es capaz de disponer de sus bienes, él
tiene la capacidad de goce, pero no tiene la capacidad de ejercicio.
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6) El domicilio.
Lo mismo ocurre con los menores, con los incapaces, cuyo domicilio
tiene un carácter necesario o legal.
Vamos a tratar de explicar a grandes rasgos las dos soluciones para ver
cuál de las dos ofrece una mayor perspectiva científica, a fin de esclarecer la
naturaleza del objeto jurídico, cualquiera sea el tipo de relación jurídica a la cual
nos refiramos, bien se trate de un derecho real, bien se trate de un derecho
personal, es decir, de un derecho absoluto o relativo.
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puede no tenerlo, por lo menos directamente, como ocurre con las relaciones
jurídicas del derecho de familia.
Pues bien, al hablarse ya del sujeto del derecho y del objeto del derecho,
no en sentido subtancialista sino en sentido normativo, los teóricos se
preguntaron cuál era en verdad el objeto de la relación jurídica. Si no era la
voluntad metafísica del obligado, la voluntad substancial del obligado, entonces
¿cuál era el objeto de la relación jurídica? ¿Cuál era el objeto del derecho? Los
teóricos concluyeron que el objeto de la relación jurídica era la limitación de la
libertad del obligado. El obligado se encuentra antes de contratar, o antes de
estar vinculado por el ordenamiento jurídico, en una situación de libertad. La
libertad es, en cierta forma, un Prius del Derecho, es un dato previo al
ordenamiento jurídico. El ordenamiento jurídico limita la libertad, regula la
libertad y precisamente, el Derecho nace como consecuencia de que la libertad
absoluta de los individuos tiende a negar la libertad en general, porque si yo
tengo el derecho de comportarme en la forma que quiera, debo reconocerle a
todos los otros hombres el mismo derecho, y esto significaría la negación
absoluta de la libertad. El Derecho nace, justamente, para organizar la libertad,
para lograr que la libertad de todos se armonice o se equilibre conforme a una
ley universal de libertad que no sea el simple querer caprichoso y arbitrario de
cada persona.
131
sería la obligación del deudor, la prestación del deudor; mientras que el objeto
práctico lo constituirían las cosas sobre las cuales se ejerce el derecho
subjetivo. Esa es la diferencia entre objeto jurídico y objeto práctico.
objeto práctico sería el patrimonio del deudor que responde de todas las
obligaciones personales contraídas por el obligado.
a) Cosas muebles
b) Cosas inmuebles
relación matrimonial o con las relaciones de filiación: aquí hay relación jurídica,
pero no siempre hay un contenido patrimonial. Entonces llamamos bienes
jurídicos todos los derechos de carácter patrimonial; todo derecho que tenga
significación económica es considerado en la teoría jurídica como “bien”.
CLASIFICACIÓN
Los bines se clasifican generalmente en:
A. Bienes corporales o corpóreos.
B. Bienes incorporales o incorpóreos.
¿Cuáles son las reglas jurídicas que se aplican al patrimonio como una
universalidad de derecho?.
Así, las dos reglas generales que regulan el patrimonio de las personas,
son éstas: en relación con el patrimonio de la persona viva, el precepto de que
el pasivo se encuentra respaldado o garantizado por el activo, y la regla relativa
al patrimonio de la persona fallecida que dice que ese patrimonio pasa a sus
herederos sin solución de continuidad bajo la forma de herencia, con ciertas
excepciones según explicado.
NOTAS:
1.- Jean Dabin,: Teoría General del Derecho, trad. por Francisco Javier Osset,
Madrid, Ed. Revista de Derecho Privado, 1955; pp.118-125.
2.- Nans Nawiasky, Teoría General del Derecho, Trad. por José Zafra Valverde,
Madrid, Ed. Rialp, 1962. pp.215-216, 230-231.
OBJETIVO N°. 6
1) La capacidad
2) El consentimiento
3) Requisitos formales
Por ello, se iniciará el estudio del derecho subjetivo con las teorías más
importantes que han tratado de explicar la naturaleza de esta posibilidad
normativa, para luego concluir con nuestro propio punto de vista acerca del
problema.
153
1ª) Críticas
a) La teoría de la voluntad no es capaz de explicar la
existencia del derecho subjetivo en los incapaces, es
decir, en las personas que carecen de la voluntad en
sentido psicológico, (si por voluntad entendemos la
posibilidad de actuar en una forma deliberada con el
propósito de alcanzar un fin determinado)
b) No podría explicar tampoco la teoría de la voluntad de
Windscheid, la existencia de los derechos subjetivos en
la persona simplemente concebida que, según
explicamos en otra oportunidad, debe reputarse como
sujeto de derecho cuando se trate de su bien.
c) Ni tampoco podría explicarse con esta teoría, la
existencia de los derechos subjetivos en las personas
morales o jurídicas, es decir, en la persona jurídica
colectiva que, como sabemos, no tiene voluntad en el
sentido psicológico del término.
d) Por otra parte, la teoría de la voluntad tampoco puede
explicar el hecho de que una persona tenga un derecho
subjetivo sin tener la voluntad o el deseo de ejercerlo. Si
el sustrato del derecho subjetivo es la voluntad
psicológicamente entendida, es claro que para que haya
derecho es indispensable que siempre el derecho sea la
154
Pero es claro que esta manera de eludir las objeciones que se habían
formulado a la tesis de Windscheid es prácticamente modificar el planteamiento
inicial del autor; porque si el derecho subjetivo no es la voluntad
psicológicamente entendida, sino la voluntad de la ley concretada en el sujeto
que se beneficia con esa voluntad, no habría ninguna posibilidad de distingue
entre derecho en sentido objetivo y derecho en sentido subjetivo y, por lo tanto,
la diferencia ofrecida por este autor entre derecho como norma y derecho como
facultad estaría eliminada, porque la voluntad que constituye al derecho
subjetivo en una posibilidad normativa no sería la voluntad del titular, sino la
voluntad del ordenamiento jurídico. Queda, pues, demostrado cómo el intento
de Windscheid es insuficiente para explicar la naturaleza del derecho subjetivo.
Por otra parte, el concepto de interés para Ihering tiene una doble
dimensión: una dimensión objetiva y una dimensión subjetiva. Decimos que
tiene una dimensión objetiva, porque una cosa o un objeto tienen un valor
independiente del interés que respecto de ella puedan tener las personas
concretamente consideradas; y posee un valor subjetivo, porque el valor de una
cosa puede variar de cuerdo con las personas interesadas en ella.
Y, al mismo tiempo, una cosa que puede no tener ningún interés para una
persona, puede tenerlo en grado sumo para otra. Y no solamente esto, sino que
el valor de una cosa puede variar de acuerdo con cada persona en particular;
una pluma que me ha sido regalada por una persona a quien yo aprecio, tiene
evidentemente más interés para mí que para cualquier otra persona y yo estaría
dispuesto, en el caso de pérdida, a ofrecer por ella un precio mayor del que
tiene normalmente en el mercando.
157
3) Teoría de Jellinek
Esta teoría hace una crítica global de toda la teoría tradicional partiendo de
las siguientes bases: En primer lugar, critica el psicologismo de las teorías
antes expuestas, y en segundo lugar, critica la distinción injustificada entre
derecho objetivo y derecho subjetivo, concluyendo, que el derecho objetivo y el
derecho subjetivo no son cosas distintas sino que constituyen una unidad
normativa.
En una imagen plástica, Kelsen dice que el error en que incurren Ihering y
Windscheid sería similar al error en que incurriría un estudiante de geometría a
quien se le preguntara sobre el concepto de la esfera y tratara de definir la
esfera o cualquier otro cuerpo, o figura, por la materia de que está hecha. Si
dijéramos por ejemplo, que la esfera es de madera, de bronce, o de hierro,
cuando en realidad el problema del contenido o de la materia no interesa para
los efectos de la definición adecuada. De la misma manera, en el campo del
Derecho, no nos interesa el contenido del derecho subjetivo, sino que lo que
nos interesa es la forma, la protección legal del interés o de la voluntad
reconocida por el Derecho.
Thon recogida por Kelsen de que, en Ihering por ejemplo, el derecho subjetivo
no es propiamente el interés protegido sino la protección legal del interés.
Por eso Kelsen dice que la norma secundaria es una hipótesis auxiliar de
conocimiento. Cuando una norma primaria establece como transgresión una
conducta, automáticamente está diciendo que la conducta contraria es una
conducta lícita. De manera que la norma secundaria que es la que predica e
comportamiento lícito, no tiene carácter imperativo, es simplemente una
manera de completar el conocimiento del Derecho. Se ve la conducta por el
lado de la transgresión y, por exclusión, la conducta contraria, es una conducta
lícita; pero como al Derecho lo que le interesa es garantizar el cumplimiento
coactivo de la obligación, no se molesta en predicar el comportamiento lícito,
sino en decir que el comportamiento que transgreda la norma es el supuesto de
la sanción.
Pues bien teníamos que recordar esto ahora para advertir lo siguiente:
Para Kelsen la noción fundamental no es la de derecho subjetivo sino la noción
de deber jurídico, y el derecho subjetivo será, simplemente, el deber jurídico de
una persona distinta. Cuantas veces encontremos una persona obligada, el
reflejo o la consecuencia de esa obligación será el derecho subjetivo de la
persona que se encuentra vinculada con el obligado en virtud de la relación
jurídica.
Pero puede suceder que exista un deber jurídico, que exista una deuda,
sin que exista frente a ese deber jurídico, un derecho subjetivo correlativo. Por
eso es por lo que la relación jurídica tiene carácter asimétrico o irreversible,
porque mientras todo derecho subjetivo supone un deber jurídico, puede
suceder que un deber jurídico no tenga, correlativamente, un derecho subjetivo,
por lo menos, en el sentido en que por derecho subjetivo se entiende la facultad
de exigir el cumplimiento del deber jurídico del deudor. Si podemos demostrar
que es posible la existencia de un deber jurídico respecto del cual no exista una
facultad o un derecho subjetivo, quiere decir que lo fundamental en el Derecho
no es la facultad, sino el deber jurídico impuesto por la norma.
Por otra parte, Kelsen dice que lo que se llama derecho de acción no es
otra cosa que el simple reflejo o la simple consecuencia del derecho subjetivo.
Así por ejemplo: si yo presto a una persona una cantidad determinada de
dinero, yo tengo por un lado, el derecho de exigirle a esa persona que me
devuelva lo que le he prestado, pero al mismo tiempo tengo el derecho de
exigirle a la autoridad competente que obligue al deudor a devolverme lo que le
he prestado, para el caso de que no quiera devolverlo en una forma voluntaria.
Estado que haga valer mi derecho y obligue al deudor a que cumpla con su
obligación. Para Kelsen no hay diferencia entre el derecho subjetivo de exigir el
cumplimiento de la obligación al obligado y el derecho subjetivo de acción, que
se tiene frente al Estado, para el Estado ponga en movimiento el aparato
coactivo en beneficio del interés protegido por el Derecho.
Vamos a examinar por separado cada uno de estos casos para ver si
efectivamente la doctrina procesalista contemporánea tiene razón al decir que
el derecho de acción es un derecho autónomo.
Lo que se quiere demostrar con esto es que, aparte del derecho subjetivo
que resulta de una relación jurídica entre los particulares, existe una relación
jurídica con el Estado que tiene como finalidad el reconocimiento de un
derecho. Pero, cuando yo recurro a los tribunales de justicia, es claro que no
estoy ejerciendo el derecho subjetivo de otro tipo que se concreta en la relación
jurídica con el Estado. En el derecho subjetivo originario, o primario (vamos a
llamarlo así), la relación jurídica se da con el obligado; en cambio, en el derecho
de acción la relación jurídica se da entre la persona que ejerce el derecho de
acción y el Estado que está obligado a impartir justicia.
Ahora bien, ¿qué sería, de acuerdo con esta perspectiva de las cosas, el
Derecho en sentido objetivo? Y ¿qué sería el derecho en sentido subjetivo?
Para mí, el Derecho objetivo sería el valor jurídico de la conducta posible,
mientras que el derecho subjetivo sería el valor jurídico de la conducta actual,
concreta. Cuando nosotros hablamos del valor que se le atribuye a la conducta
en abstracto, el resultado tiene que ser siempre una norma de carácter general;
pero cuando hablamos del valor que se le atribuye a la conducta actual,
entonces ya el resultado no es una norma general, sino una norma
individualizada.
Ahora bien, ¿qué sería, de acuerdo con esta perspectiva de las cosas, el
Derecho en sentido objetivo? U ¿qué sería el derecho en sentido subjetivo?
Para mí, el Derecho objetivo sería el valor jurídico de la conducta posible,
mientras que el derecho subjetivo sería el valor jurídico de la conducta actual,
concreta. Cuando nosotros hablamos del valor que se le atribuye a la conducta
en abstracto, el resultado tiene que ser siempre una norma de carácter general;
pero cuando hablamos del valor que se le atribuye a la conducta actual,
entonces ya el resultado no es una norma general, sino una norma
individualizada.
Y es por esto por lo que las normas del Código Civil sobre arrendamiento
son Derecho objetivo, mientras que las normas que rigen el contrato de
arrendamiento constituyen los derechos y las obligaciones de las partes. De
este modo, los derechos subjetivos del arrendador frente al arrendatario, y a la
inversa, los derecho subjetivos del arrendatario frente al arrendador, no son otra
cosa que el mismo contrato de arrendamiento que vincula el comportamiento de
las partes que intervinieron en él.
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a) Derechos de obrar
b) Derechos de omitir
derecho relativo por excelencia, porque este derecho solamente se puede hacer
valer frente a la persona obligada, frente al deudor.
Así estos actos que pueden realizar el particular o el órgano del Estado,
pueden ser creadores de normas generales o de normas individualizadas.
un poco raro, sino inútil, esta construcción de un derecho subjetivo del deudor a
pagar sus obligaciones, sin embargo, en el Código Civil hay una institución que
se llama “la oferta real”, en virtud de la cual el deudor puede libertarse de su
obligación pagando la suma que debe o consignándola ante los tribunales.
Porque puede ocurrir que el acreedor trate de impedir que el deudor se libere
de su obligación y, en este caso, el deudor tiene el derecho de libertarse de su
obligación; o dicho en otros términos, tiene el derecho de cumplir con su deber
y si el acreedor no le permite cumplir con su deber, el deudor puede recurrir a la
autoridad competente para hacer valer su derecho de cumplir con su obligación.
6.-) Otro criterio de clasificación que tiene conexión con el criterio que se
acaba de suministrar de derechos del facultado o pretensor y derechos del
obligado es el de derechos subjetivos dependientes y derechos subjetivos
independientes.
Aquí tenemos que hacer una pequeña aclaratoria: por libertad jurídica,
debemos entender la posibilidad que una persona tiene que ejercer o no ejercer
sus derechos. Vamos a poner un caso: yo tengo un derecho de crédito frente a
X persona; ese derecho de crédito es un derecho relativo; pero, al mismo
tiempo, yo tengo el derecho de ejercer o no ejercer el derecho a la prestación,
es decir, que mi derecho para exigir el cumplimiento de la obligación, puede ser
o no ser ejercido, pues nadie me obliga a ejercer el derecho que yo tengo en
contra del obligado. Aquí hay dos derechos distintos; el primer derecho es un
derecho primario, es el derecho a que se me pague lo que se me debe; el
segundo derecho es el derecho de libertad, que es la opción entre ejercer o no
ejercer el derecho a la prestación.
Puede decirse que hay tres soluciones para explicar este criterio de
clasificación:
A) Solución Dualista
Por otra parte, es imprescindible decir que el derecho real, como todo
derecho absoluto, es un derecho a la propiedad conducta; mientras que el
derecho relativo es un derecho a la conducta ajena. Recordemos el criterio de
clasificación según el cual un derecho es a la propia conducta cuando su
ejercicio no requiere la colaboración de una persona distinta de su titular,
verbigracia, el derecho de propiedad, mientras el derecho relativo, el derecho
de crédito, es un derecho a la conducta ajena, porque su ejercicio implica la
cooperación de una persona distinta. Nadie. Puede, por ejemplo, ejercer su
derecho de crédito si no es mediante la colaboración de la persona obligada.
Por esa razón decimos que el derecho real es un derecho a la propia conducta,
mientras que el derecho personal o de crédito es un derecho a la conducta
ajena.
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B) Solución Monista
¿Qué quieren decir estos autores con que todo derecho es derecho real?
Cuando se dice que todo derecho es derecho real, lo que se quiere decir es que
toda relación jurídica supone el ejercicio de una facultad sobre una cosa; no
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puede haber derecho si no es en relación con una cosa sobre la cual se ejerce
la correspondiente facultad. Un derecho que no es un auténtico derecho. Todo
derecho necesita un contenido material que ordinariamente tiene carácter
económico; si no existe ese contenido, si no existe el objeto sobre el cual se
ejerce el correspondiente derecho, la relación jurídica no existe. Es por esto por
lo que Gaudemet dice que todo derecho es, en sentido estricto, derecho real,
derecho sobre una cosa.
Pero como sabemos, una cosa es el objeto del derecho, que siempre es
la prestación del obligado y otra cosa es el bien o el objeto práctico sobre el
cual recae el ejercicio del derecho. Es por esto por lo que, como hemos visto,
Planiol distingue entre objeto jurídico propiamente dicho y objeto práctico del
derecho. Las cosas o los bienes son objetos prácticos del derecho y, cuando se
habla de objetos prácticos del derecho, Planiol está admitiendo la posibilidad
de una relación jurídica o normativa entre el titular y la cosa sobre la cual se
ejerce el derecho. Pero esa relación jurídica que Planiol admite entre el titular y
la cosa es una relación jurídica a través de la relación personal. No se puede
tener un derecho de propiedad, si no es en la media en que nadie puede
interferirme el derecho sobre la cosa que poseo. E igualmente, en el derecho
personal, yo no tengo un derecho sobre el patrimonio de mi deudor si no es en
virtud de un contrato previo por el cual el deudor se obliga a pagarme una suma
de terminada de dinero. Por eso, la estructura de la relación jurídica en Planiol
tiene que ser vista en relación con el sujeto activo y pasivo de la relación y, al
mismo tiempo, en relación con las cosas sobre las cuales se ejerce el derecho.
jurídico. ¿Por qué se distingue el hecho jurídico en sentido estricto del acto
jurídico?
a) Son actos bilaterales a título gratuito aquellos en donde sólo una de las
personas resulta beneficiada por el acto. El caso típico lo tenemos en la
204
a) La Ocupación
a) La Compraventa
En este caso, el modo de adquisición del derecho es un modo derivado
porque el derecho no es nuevo, sino que es un derecho que existía
anteriormente en un patrimonio distinto y que entra en el patrimonio en virtud de
ese modo que llamamos modo derivado, o más propiamente, modo de
trasmisión de la propiedad.
Ahora bien, ¿cuáles son las condiciones que debe cumplir la voluntad
para que sus efectos sean reputados como jurídicos?
208
1.-) La Capacidad
2.-) El consentimiento
Es imprescindible el consentimiento tanto en el acto unilateral como en el
acto bilateral. Por supuesto, en el acto unilateral, el consentimiento aparece
como la expresión de la voluntad de la persona que se obliga; en cambio, en el
acto bilateral, el consentimiento es consensos, es decir, es el acuerdo de las
voluntades entre las personas que se obligan recíprocamente.
Esta primera regla que regula los efectos de los actos jurídicos tiene, sin
embargo, excepciones, porque no siempre el acto produce exclusivamente
efectos para las partes que lo han suscrito. Las excepciones a este principio
general son las siguientes:
patrimonio del legatario la cosa dada ene l legado, sin que el legatario haya
intervenido para nada en la relación jurídica correspondiente.
De tal manera, que los actos jurídicos unilaterales son una excepción al
principio de que los actos jurídicos no producen efectos sino entre las partes
que los han querido, porque la declaración unilateral de voluntad produce una
consecuencia jurídica que afecta o beneficia a una persona que no ha
participado en la relación jurídica respectiva.
C) Teoría de la representación
En virtud de la representación, una persona celebra un acto que no tiene
ninguna consecuencia jurídica para él porque las consecuencias jurídicas del
acto realizado por el representante se imputan al representado. La
representación puede ser representación legal y representación voluntaria.
Pero también puede darse el caso de que un acto jurídico produzca una
norma general. Por ejemplo: cuando en una asamblea de una compañía
anónima se toman decisiones, estas decisiones obligan a todos los accionistas
a todos los miembros de la compañía anónima, aun cuando no hayan estado de
acuerdo con la decisión tomada. En este caso, la decisión de una asamblea de
accionistas es una norma que no vale únicamente para las personas que han
dado su voto afirmativo, sino que vale en general para todos los miembros de la
compañía anónima.
Queda pues claro que este principio jurídico de acuerdo con el cual los
actos únicamente pueden producir efectos para las personas que participan en
el acto tiene las excepciones que se acaban de señalar:
2.-) Otra regla que regula los efectos jurídicos es la siguiente: las partes
pueden producir todos los efectos que quieran, siempre que actúen de
conformidad con la ley.
cuando no viole preceptos legales. Los particulares tienen, así, una amplísima
libertad para celebrar cualquier tipo de contrato.
Pero este principio general de que las partes pueden producir los efectos
jurídicos que quieran, siempre que no haya prohibición legal expresa, se
encuentra limitado en el Derecho moderno por los llamados “contratos de
adhesión”. Se llaman contratos de adhesión aquellos contratos cuyas
condiciones se encuentran prefijadas y esta prefijación de las condiciones
limita la autonomía de la voluntad simplemente a celebrar o no celebrar el
contrato, pero no a discutir las condiciones del contrato. Estos son los llamados
contratos de “taquilla”. Por ejemplo: cuando yo llego al correo para remitir una
carta no discuto las condiciones en que se va a prestar el servicio, ni en cuanto
a las condiciones de la prestación del servicio ni en cuanto a la tarifa prefijada;
en este caso, mi libertad se agota en celebrar o no celebrar el contrato.
Pues bien, todos los estatutos se consideran por algunos autores como
actos-condición no como actos reglas. El caso de la Ley de Regulación de
Alquileres es característico. El contrato de arrendamiento, en la actualidad, no
es un contrato consensual, sino que es un contrato de adhesión. ¿Por qué?
Porque las condiciones están prefijadas por la Ley de Regulación de Alquileres.
La manifestación de voluntad del arrendador y del arrendatario no es otra cosa
que una condición para que se aplique la Ley de Regulación de Alquileres y su
Reglamento. Esta es la razón por la cual se habla de actos-condición. Lo mismo
el contrato colectivo de trabajo y todas las normas que regulan la actividad
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