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ño ra - N: 1 46 REVISTA QUINCENAL ILUSTRADA 15 Febrero de 1908

MATILDE MORENO
R e t r a t o á la acuarela por Cecilio P l á .

Dfícínas: San Mateo í, Madrid NUMERO 6 0 CÉNTIMOS 1 Telefono Í.95Í :: Apartado 3S9
AÑO III NUM. 46
DI*:

EL ARTE DELTEATRO
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Publicación quincenal ilustrada Redacción, Administra-
Madrid: Trimestre, 3 P t t i . - Se-
mestre, 5,50. — Año, 10. ción y Talleres,
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Ano, 12,50. DIRECTOR: E. CONTRERAS Y CAMARGO Calle de San Mateo, núra. I
Extranjero: Año, 20 ffinco».
Número suelto, 0,75 francos. Teléí. 1.951* - Apart. 389.

as Madrid 15 de Febrero de 1908 zsg

TEATRO REAL res Sánchez en las obra^La Alegre Tiompetería y E> tenorio^ feminista.—
Carlos M. Ortega,
La excesiva sensibilidad fisiológica de los artistas líricos, de uno y otro Veraorus. — En el teatro Dehesa ha actuado, con muy buen éxito, la
sexo, obligó á la empresa del Real á suspender las representaciones varios compañía de ópera italiana de que son empresarios los Sres. López Julián
días consecutivos. y Compañía.
Hasla SobinofT, que por ser IUSO debe estar hecho á las bajas tempe- En la interpretación de las obras representadas han conquistado mu-
raturas, se constipó á los pocos días de licuar á Madrid, y no pudo can lar. chos aplausos María Giudicc, Berentce, D'Pasquali, Linda Monti, Urunni y
¡Qué extraño que las divas, inás sensibles de suyo, por su doble condición los Sres. Agostini, Cerda, Ardito, Luccnti y Rizzo,
de divas y de ellas, sufriesen indisposiciones que impidieran á la empresa La compañía ha salido para México, — Pedro P. Castañeda.
organizar función I...
I'tro, al tin, restablecidos los enfermos, pudimos asistir á la represen- Buenos Aires. - En el Nacional ha celebrado su beneficio el notable
tación de Sansón y Dalila, por Bíel y la Kotkoska, que fue, por cierto, una actor de la compañía de Jerónimo Podestá, Julio Escárcelo. En obsequio al
representación excelente, líiel hizo gala de su pótenle voz, cantando con beneficiado tomaron parte en la función los actores españoles Enrique Gil,
brío las escenas del primer acto; con la ternura que requieren, las del se- Rogelio Juárez y Félix Mesa, que gozan aquí de gran popularidad.
gundo, especialmente el gran dúo, en el que fue aplaudídisimo, y con el ri- — En el teatro Victoria debutará muy en breve una compañía cómico-
gor propio de la situación, las del tercero. dramática, en la que figuran las actrices Carmen Arguelles, Cristina Ar-
La Kotkoska fue una inspiradísima Dalila, y también vio premiada su mengol, Josefa Díaz, Carmen Fernández, Concepción González, Antonia
labor con nutridos aplusos. l'ellicer, Matilde Ros y Soledad Ruiz, y los actores Manuel Díaz de la
El tenor Sobinoff y la soprano Angelina Pandolfini sirvieron al públi- Haza, Tomás Díaz, Maximiliano Fernández, Horacio González, Víctor
co un MeJistóftUí admirable. La voz fresca, dulce y sugestiva del tenor, Nano, Juan Leonel, Enrique Rodríguez, Fernando Vázquez, Julio Verdier
captóle, desde luego, la simpatía de los inteligentes, y al concluir la ro- y Jacinto Jiménez.
manza del epílogo, que cantó con exquisito sentimiento, hasta los más in- Entre las obras nuevas que representará esta compañía figuran Floña-
transigentes de las alturas ovacionaron al artista. na, Mareas vivas, De armas tomar y Los ojos de los muertos.
La Pandolfini, con su voz espléndida y su depurado arte, entusiasmó — En Apolo se ha estrenado, con muy buen éxito, la comedia dramá-
al público, que la aclamó calurosamente. En el último acto lució sus es- tica en un acto Los entenados, original de D.Julio C. Traversa.
pléndidas facultades, siendo premiada su labor de gran artista con nutridos El asunto de la obra es sencillo, pero interesante, y ofrece indudable
aplausos. novedad. Se inspira en el conflicto que plantea en el hogar el matrimonio
La Srta. Urrulia mereció también unánimes elogios, asi como el maes- de un viudo con hijos, que son objeto del aborrecimiento de la madrastra.
tro Villa, que dirigió la obra magistral/» en/e. En la interpretación estuvo inspiradísima Lea Conli, y muy acertado
Hl estreno de la ópera de Saint-Sacns, libro de Armando Silvestre y el Sr. Podestá. — L. P.
Leoncio Delroyant, Enrique VIII, que la empresa del Real ha servido con Habana. — En Albisu sigue representándose La patria chica, que es
la esplendidez que le impone su buen gusto, y la fama del autor, no obtuvo una de las obras que más ha gustado á este publico, y se han estrenado
la sanción del público, que llenaba el teatro. con éxito Lysistrata, El principe real, Ei señorito y La hostetia del Laurel.
Anticuada en los procedimientos, falta del vigor dramático que el En la interpretación de estas obras han alcanzado muchos aplausos las
asunto exige, con un poema que no abunda en situaciones ni produce tiples Luisa Rodríguez, Torrijos, Moscat, Sánchez, Biot, y los Srcs. Villa-
emoción en ningún momento, y que, por consecuencia, no ofrece al com- rreal. Palomera, Escriba y del ("ampo.
positor ocasiones en que inspirarse, la partitura, como el libreto, resulta Se preparan los estrenos de Los falsos dioses y La Alegre Trompetería.
incolora, desigual y únicamente en muy contadas ocasiones trae á la me- — En el Nacional, terminada la temporada de ópera, que ha sido bri-
moria los méritos del ilustre músico á quien se debe. llante, comenzó á actuar la compañía de Francisco Fuentes, en la que figu-
La Baldassarre, en el papel de la reina Catalina; la de Marsan, en el de ran las primeras actrices Antonia Arévalo y María Lujan. Inauguróse la
Ana líolena, y los Srcs. Berriel c Iribarne, en los de Enrique VIH y Don temporada con Madame San bañe, que interpretó muy bien toda la compa-
(jóme/., hicieron laudables esfuerzos en pro de la obra, sin conseguir que ñía, distinguiéndose Antonia Arévalo y Francisco Fuentes en los papeles
el público saliera de la indiferente frialdad con que presenció la represen- de Maríscala Lcfcvre y Napoleón.
tación. — A. tí. Los éxitos mayores que hasta ahora ha conquistado la compañía, co-
rresponden á las representaciones de las obras: hl amor que pasa. La dicha
ajena, La buena gente, Tierra hija, El abuelo, Boilus de plata, Marta Victoria
EL TEATRO EN AMERICA y Nido de águilas.
México. — Espléndido éxito artístico ha tenido en su iübul en el tea- En la interpretación de estas obras han obtenido muchos aplausos las
tro Arbeu la hermosa artista Tina di Lorenzo y su compañía. En Magda, actrices Antonia Aróvalo, María Lujan, Rosa Castillo y Josefa Abad, y los
obra de presentación, La ¡tama de las camelias, Frou-frou, Batalla de Ja- actores Francisco P"ucntcs, Colom, Waldo Fernández, Nieva, Rendueles,
mas y Felipe Derblay, Tina de Lorenzo y Luiggi Carine han sido ovaciona- Rivero y Uhthoff.
dos en todas las representaciones. — La invasión del cinematógrafo y del cupletismo, que constituye su
obligado apéndice, amenaza derrocar definitivamente el teatro.
— La compañía de zarzuela que actuaba en el teatro Orrin ha pasado Como si no fuera bastante que imperara en Payret, Marti, Alhatnbra,
al teatro Virginia Fábregas, en donde seguirá por algunos días. Con esta Actualidades y multitud de locales más, asegúrase que hará su irrupción en
compañía debutó la tiple Consuelo Sala, qne no gustó. Albisu, y hasta se teme que llegue al Nacional.
— La compañía de zarzuela del teatro Lírico dio fin á su campaña. En Este furor cinematográfico se explica por la preferencia con que el
este teatro se ha estrenado una zarzuela titulada Ni tanto que queme al san- público distingue el espectáculo; lo que ya no es tan fácil explicar es la
to, que es una transcripción de la obra española Cinematógrafo nacional. razón de esta preferencia.
La zarzuela fue bien recibida, á pesar de la falta de originalidad que acusa Como reinas del tablado triunfan hoy en la Habana la Marqués, la
en sus autores, los hermanos Michel. La música es lo mejor de la obrita y bella Montalvito, Carita y Carola, la Argelina y Esperanza Zarzo, y se es-
ha sido compuesta por el maestro Germán Liberal. pera una nueva legión, en la que figuran, según se dice, la Bella María,
— La compañía del teatro Principal ha estrenado en la quincena las Viola da Costa, la bella Otcrito y la Fornarina, si acepta las proposiciones
obras La feliz pareja y La vida alegre. La primera no gustó y la segunda que le ha hecho la empresa de Actualidades. — Luis Crespo.
tuvo éxito, sin llegar á entusiasmar. En este teatro debutó la tiple Elvira
Lapuente, cuyo trabajo fue aplaudido. Bayaino. — El cuadro de zarzuela formado por el tenor cómico don
— Se espera, para la próxima semana, el debut de una compañía de Félix Ramírez y el maestro Sr. Pastor Torres, ha dado algunas funciones
ópera italiana en el teatro Virginia Fábregas, y en la que figura la soprano con buen éxito. El trabajo de los citados artistas, de la tiple María de To-
María Giudice. rres y del bajo portorriqueño Sr. Vélez, ha sido muy aplaudido. — J. A,
— En el teatro Lelo Je Larrea obtuvo dos merecidos éxitos Paca Ci- liurset.
DDG
.* CRÓNICA TEATRAL

T AI. abundancia de novedades ufrece la quincena, que


ni aun para computarlas ligeramente creemos dis-
poner de espacio bastante en esta página. Aprove-
chémoslo, pues, todo lo posible.
El palco de la presidencia\ de 1). Miguel Echegaray y
el maestro Jiménez, estrenado en Apolo, no satislizo al
público, y como la obra ha sido retirada, no hay para qué
hablar más extensamente.
Los segadores, obra de tendencia anticatalanista, en La despedida de Carreras en este teatro dio ocasión
que la habilidad del autor ha acertado á envolver un dra- á que se demostraran palpablemente las grandes simpa-
ma íntimo que disimula las arideces que suelen ofrecer tías con que el actor cuenta en Madrid. El público le tri-
las producciones de este género, agradó al público. El butó aplausos entusiastas.
primer ¡ictu, más teatral que los dos siguientes, produjo A este suceso han seguido en Apolo el débitt de Ca-
una grata impresión, porque en él tiene la fábula dramá- sañas, cuya labor no agradó al público, porque notó en él
tica más desarrollo que el problema político-social que en una lamentable decadencia de facultades. En La alegría
esta obra se plantea. Sobriamente dibujados los tipos, con de la huerta fue protestado ruidosamente. No será con
lirmeza de trazo y abundante dosis de observación, hábil- Casonas con quien contará la empresa de Apolo para ex-
mente dispuestas las situaciones y el efecto final, el éxito plotar el género grande que, según se dice, piensa ofre-
fue unánime y caluroso, l.a lógica consecución del plan cer al público.
que el autor se impone, hacen que el interés dramático Julio Ruiz, que trabajó en cuatro funciones, con la
decaiga en el segundo acto; pero así que el autor cumple gracia que le ha hecho tan popular, fue ovacionado, con-
en él su propósito de exponer el problema y la acción siguiendo que se agotaran las localidades en cuantas sec-
dramática recupera el sitio que en el escenario le corres- ciones se le anunció. Después de breve permanencia en-
ponde, nuevamente aumenta el interés, dando motivo á tre nosotros, ha embarcado nuevamente para el otro
una situación final de excelente efecto. El tercer acto mundo; pero volverá, como ahora, pues es de los que, por
concluye de un modo menos teatral y, por esto, no corres- lo visto, toman pasaje de ida y vuelta.
pondió el éxito definitivo de la obra al que hacía augu-
rar la impresión que produjo el primer acto. Pero esto no Santos e meigas es una bonita zarzuela de costumbres
quiere decir que la comedia fracasara; por el contrario, gallegas, original de Linares Rivas, música del maestro
fue muy aplaudida, y su autor, D. I.uis Armiñán, hubo de Baldomir, que se estrenó con gran éxito en la Zarzuela.
presentarse repetidas veces anle el público, acompañado La obra tiene mucho ambiente y mucho color, es intere-
de Carmen Cobeña, l-'ranrisco Morano, Comes y Ruiz sante y está embellecida por una partitura inspirada.
Talay, que interpretaron primorosamente los principales Irene Alba hizo una admirable creación del tipo de la
personajes de la obra. meiga, y fueron también muy aplaudidos Rufart, Güell y
Gonzalito. Hay Santos e meigas para rato.
De El preferido y ios cenicientos, primera ubra estre- Eslava, con La corte de los casados, de Pérez Capo y
nada en la temporada actual del Español por María Gue- Foglietti, ha pretendido reforzar el cartel, pero la obra no
rrero y Fernando Mendoza, únicamente consignaremos fue bien acogida por el público. Creemos que éste se pre-
aquí el éxito personalísimo que en su interpretación ob- cipitó en emitir dictamen, puesto que en noches sucesi-
tuvo María. I'or la fuerza dramática de su papel, por el vas lia sido revocado el fallo del primer tribunal que en-
carácter trágico á que llega en el tercer acto, exige para tendió en la causa, y aun se nos figura que la obra se sos-
su buena interpretación una actriz de excepcionales mé- tendrá en el cartel bastante tiempo.
ritos, de facultades extraordinarias, y María, con exqui- Novedades nos ha ofrecido El lobato, zarzuela dra-
sito arte, pero sin esfuerzo, dio al personaje la vigorosa mática de costumbres aragonesas, que brinda el atractivo,
entonación que pide. Fue ovacionada. poco frecuente en aquel teatro, de haber sido presentada
De todos los demás, así como de la obra, trataremos con dos decoraciones nuevas de excelente efecto, debi-
extensamente en la información que publicaremos en el das al joven escenógrafo D. José Silva, autor también de
próximo número. las decoraciones de Los gatos y Peüculas madrileñas, que
La Comedia nos ha ofrecido un emocionante episo- han merecido unánimes elogios.
dio de las aventuras de Rafjles, el ladrón aristocrático El niño de los tangos, sainete andaluz, original del
que hizo célebre una novela inglesa. Palomero ha hecho aplaudido actor de Apolo Sr. Alvaiez Mihura, cun música
una hábil adaptación de la obra dramática que en Lon- de los profesores deaquel teatro Sres. Castilla y Goset, fue
dres y en París ha constituido un suceso sensacional, y muy aplaudido por la gracia del diálogo, lleno de felices
los actores de la Comedia, especialmente Calle y Ramí- ocurrencias, la acertada pintura de los tipos y la inspira-
rez, Conchita Ruiz, la Sánchez y la Pérez de Vargas estu- ción y frescura que campea en la música, de la que so-
vieron muy bien en la interpretación. La obra fue aplau- bresalen por su originalidad y buen gusto el dúo del cua-
dida. dro primero y la habanera del tercero.
Al estreno de El lazo verde, obra de que hablamos Las Sras. Orejón y Senra, señorita Campo y los se-
*;"Bot
otras páginas de este número, ha seguido en Lara el ñores Cumbreras, Gallo, Romero, Pamplona y Mareen in-
x^ °Hes de fuego, comedia en un acio de Rafael San- terpretaron con mucho acierto los principales tipos.
Va^L q " e6 se ilestimó en la noche del beneficio de Fialbina Martín ha estrenado también la zarzuela dramática
las sitúa : '- o l j r a gustó por el interés del asunto, por Entre naranjos, libro de los Sres. Royo de León y Anto-
la admiraS"6-1*1 l > o r l a s o l t u r a >' v i v e z a d e l d i a l a g ° y P o r nio Pérez, música del maestro Santonja, que agradó mu-
filé objeto*<? ' nter l>retación que obtuvo, y la beneficiada cho á la concurrencia, proporcionando muchos aplausos á
simpatía rec"K- ar '" osas m a n ' f e s t : a c i o r i e S de admiración y los autores y á los artistas, entre los cuales se hacen no-
'enrío también muchos obsequios. tar Eulalia y Severo Uliverri, y el Sr. González del Toro.
Armando Gresca
PAG. EL ARTE DEL TEATRO

O D O Q

>* - FIGURAS DEL TEATRO - *


BLANCA MAESTRO
MATRÁS CAMPOS
a D i > o a
ACF. pocos días lle- mus conceptuado difícil
garon á Madrid, trance el tiazar una bre-
procedentes de ve semblanza de la ar-
América, la primera tiple tista sin otros dalos que
Blanca Matrás y el ilus- los que nos suministrara
tre maestro, director y mie.sita memoria, y lián-
popular empresario me- dolotodoá ella solamen-
xicano, D. Gustavo de te hubiéramos podido de-
Máriu Campos. cir que Blanca Matías,
De la campaña que casi una niña, dejándose
en los principales teatros guiar por los impulsos de
de America ha hecho una arraigada vocación,
Hlanca Matrás, habíamos comenzó su carrera escé-
leído muchos y muy entu- nica á los quince años,
siastas elogios en la I'rcn- formando parte como da-
sa de aquellos países. Ke- mita joven de la compa-
c • i r d á b a m o s, especial- ñía de verso con que Ra-
mente, sus grandes triun- facl León actuaba en Za-
fos en el teatro Albisu, ragoza el año 180,1.
de la Habana; en el Prin- Podríamos añadir
cipal, de México; en San- también que de esta com-
tiago de Cuba y, última- pañía pasó a la del inolvi-
mente, en Tuerto Rico y dable Julián Romea, que
en Caracas, donde el tra- al propio tiempo trabaja-
bajo de la artista, á juzgar ba en Zaragoza, y quien,
por las reseñas de los pe- apreciando en la joven
riódicos, había ofrecido actriz condiciones poco
los caracteres de un acon- comunes, y descubrien-
tecimiento teatral. Blanca Matrás en una de sus habitaciones del hotel en que se ha
hospedado durante su estancia en Maáricí.
do en ella otras muyapre-
Refiriéndose estas dables para brillar en el
noticias á una tiple espa- arte lírico, no vaciló en
ñola que conocimos aquí aconsejarla que se dedi-
en los principios de su carrera, había de producirnos viva cara francamente al canto, haciendo su debut poco des-
satisfacción leer los calurosos elogios que de su trabajo pués con la zarzuela Robinsón, que aquella compañía re-
hacía la l'rensa americana y, al saber que la aplaudida ai - presentara en la capital aragonesa.
lista había llegado á Madrid después de cinco años de au- Después de aquella temporada, en la que Blanca Ma-
sencia, no habíamos de desaprovechar la ocasión de ir á fe- trás demostró sus condiciones' excepcionales para la es-
licitarla por sus triunfos y de celebrar con ella una entre- cena, fue á Canarias la nueva tiple y, de regreso en Ma-
vista que nos permitiera ofrecer á nuestros lectores una drid, dedicóse una temporada á perfeccionar sus esludios
información interesante. de canto con el inolvidable maestro Llanos. Alinin liem-
Doblemente, sin duda, porque Hlanca Matrás, aplaudi- po después ingresó en la compañía en que ligur <ba como
da por todos los públicos de España y popularísima en primera actriz Loreto Prado, y con la popular artista tra-
América, es apenas conocida de los madrileños, puesto bajó hasta que la empresa de Apolo liízole ventajosas
que en muy contadas ocasiones ofreció su admirable la- proposiciones. Actuó en este teatro una temporada, pa-
bor escénica en nuestros escenarios, y éstas en época re- sando después como primera tiple á la compañía que Lino
lativamente lejana, cuando aun no había llegado al apo- Ruiloa formó para trabajar en Murcia, y en la que figura-
geo de sus facultades ni poseía el dominio ni el arte que ba también la sin par Lucrecia Arana. Con esta y otras
las depuran y forman la definitiva personalidad del ar- compañías actuó en Barcelona, Cartagena y otras impor-
tista. tantes poblaciones, viniendo á formar parte de la compa-
Nosotros mismos, que por razón del oficio que ejer- ñía de Eidorado, aquel bonito teatro veraniego de tan etí-
cemos estamos obligados á fijar la atención en cuanto al mera existencia.
Teatro se refiere, con interés más decidido que el público, Salió de Madrid para trabajar en Cádiz, Málaga, Se-
y hemos de conservar necesariamente un recuerdo más villa y, formando parte de diferentes compañías, continuó
duradero de cuanto en la escena se nos ofrece, hubiera- trabajando sin interrupción en los principales teatros de
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la Península hasta el año 10/33, c n (lue> ventajosamente ca Matrás y explica el entusiasmo indescriptible con que
contratada por la empresa del teatro Albisu, embarcó el público acogió siempre su presencia en escena y los ca-
para América. lurosos elogios que la Prensa americana le ha prodigado.
El público de la capital de Cuba hizo á Blanca Matrás En obras tan varias como Bohemios, La revoltosa,
objeto de tan entusiastas aplausos y de tan efusivas mues- Venus-Salón, La cuna, La gaíita blanca, La viejecita, Ca-
tras de admiración y de cariño, que la notable artista ramelo, El estuche de monerías, La trapera, El húsar de la
prorrogó su permanencia en la Habana y se decidió á guardia, La ola verde, El recluta, Carceleras, El arte de
aceptar otros importantes contratos que para,diferen- ser bonita y muchas otras cuya enumeración sería inter-
tes puntos le fueron propuestos antes de regresar á Es- minable, en que tan opuestas condiciones exige á la ar-
paña, donde había de permane- tista una acertada interpretación,
cer muy poco tiempo, pues in- conquistó Manca Matrás los mis-
mediatamente salió para Lisboa mos efusivos éxitos, demostran-
contratada por la empresa del do que para sus condiciones
teatro de Doña Amelia, para el excepcionales no hay obstácu-
Que se había formado una exce- los que no venza con gallardía
lente compañía de zarzuela, en la ductilidad de su talento; y
la que, con Blanca Matrás, figu- muchas de estas obras, que in-
raban como primeras tiples Am- terpretadas por otras artistas no
paro Taberner y Clotilde Rovira. habían conseguulo agradar, cons-
He regreso de esta excursión, tituyeron para la Matrás éxitos
que fue brillantísima, como lo ha- personalísimos que, como los que
bía sido la que anteriormente hizo ha obtenido siempre y en todas
por América, trabajó algún tiem- partes interpretando F.l estuche
po en varias poblaciones de Es- de motarías, han contribuido po-
paña, embarcando nuevamente derosamente á su popularidad y
con rumbo á México, en cuyo á su fama. Manca Matrás, que
teatro Principal actuó con éxito después de permanecer algunos
verdaderamente ex traordinario días en la corte ha marchado á
durante seis meses, pasando des- París para renovar su guardarro-
pués á la Habana para cumplir pa, a c t u a r á probablemente en
ventajosísimos contratos que le Barcelona durante la actual tem-
hicieron las empresas de Albisu porada, no siendo difícil que el
y Payret. año próximo pueda aplaudirla el
público madrileño en uno de los
En esta segunda excursión principales teatros.
por las principales poblaciones
de América, los triunfos de la Así mis lo ha dado á enten-
artista fueron tantos y de tal mag- der el notable músico Sr. Cam-
nitud,que su nombre llegó á cons- pos, que como empresario y di-
tituir el atractivo más poderoso rector de la compañía en que
para los carteles, y todos los em- Blanca Matrás figura corno pri-
presarios que podían per- mera tiple, ha acompañado
mitirse el lujo de ofrecer á la artista en su viaje á
al público una figura escé- España, proporcionándo-
nica de la importancia que nos la satisfacción de feli-
había a d q u i r i d o Blanca citarle por los triunfos que
Matrás, disputábanse á la desde bien temprana edad
tiple, ofreciéndole contra- hicieron famoso su nombre
tos á cual más ventajosos. en América y le han pro-
El ilustre maestro di- porcionado sólido prestí-
rector U. Gustavo de Ma-
na Campos fue el que ob- gio.
Blanca Matrás en ,,E1 arte de ser bonita". El maestro Campos, hijo
tuvo el privilegio de llevar
su compañía á la Malrás, de un notabilísimo músico,
hizo los estudios propios
haciendo una temporada brillantísima en Payret, que fue de su arte á edad tan temprana, que cuando solamente
elU<prólogo de otras tan espléndidas corno provechosas en contaba nueve años brillaba ya como concertista notable.
L í-rto R l c o y b r a c a s , donde los méritos de la artista Su rara maestría hízole bien pronto popular, no solamen-
e.ui/aron el prodigio de llenar el teatro durante muchas te en México, sino en toda América. Una decidida afi-
c es consecutivas, constituyendo su permanencia allí el ción al teatro hízole abandonar los conciertos,, en que
uceso teatral más importante que durante muchos años tantos triunfos alcanzara, para ingresar en el Nacional
ama conseguido romper la indiferencia de aquel público. como romo maestro de coros, cargo
camo que
míe desempeñaba
He«*pmi>pñ;itvi magís-
maaís-
éxito extraordinario de la Matrás en toda Améri- tralmente, no obstante la escasa respetabilidad que pare-
ca se explica, no solamente por sus méritos como actriz cía propio que inspiraran sus pocos años.
y como cantante, sino también, y acaso más que por estos Una enfermedad del director de orquesta, Sr. Ale-
mismos, por la ductilidad maravillosa de su temperamento sio, decidió á la Empresa á confiar al infantil músico que
artístico, que la permite interpretar con la más exquisita tan elocuentes pruebas había dado de su talento y su sa-
pertección los tipos más opuestos y dar personalidad á las ber, la dirección de aquel brillante cuerpo de profesores,
más antagónicas figuras. Esta condición, que tan contadas Con gran asombro de todos, aun de aquellos que cono-
artistas poseen, constituye el rasgo característico de Blan- cían sus méritos excepcionales, Campos llevó la orques-
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ta magistralmente, demos- mente un crítico habanero


trandu un dominio y una censuró que dirigiera sin par-
seguridad que pocos artistas titura, pero sin poder susten-
experimentados poseen. Y lo tar esta opinión en la más
más asombroso del caso es insignificante deficiencia por
que el juven músico no tenía parte del maestro.
sobre su atril la partitura, Después de a q u e l l a
sino que dirigía de memoria, campaña, el maestro Cam-
sin que por esto escapara el pos, deseoso de familiarizar-
más pequeño detalle á su se con nuestras costumbres
prodigiosa retentiva. y de conocer íntimamente el
El éxito alcanzado por teatro nuestro, vino á Espa-
Campos en aquella difícil ña, fijando su residencia en
prueba valióle un contrato Barcelona, donde permane-
por dos años como director ció algún tiempo.
de la orquesta del Nacional, Al frente de la orquesta
realizando una labor que con- del |ardín Español obtuvo
solidó su fama. brillantísimos éxitos por la
E n t r e las numerosas maestría y el arte con que
obras que representó la com- dirigía, imprimiendo á la mú-
pañía de zarzuela grande sica todo el sentimiento de
que durante aquellos dos que la inspiración del autur
años actuó en el Nacional, la había dolado.
euéntanseZí7¿í-«/í7,que con- D. Gustavo de M. Campos En Palma obtuvo un se-
certó y dirigió; El gran Mo- maestro director y empresario mexicano. ñalado triunfo dirigiendo El
gol, Manolita el Rayo y otras anillo de hierro en presen-
que tibtuvieron gran éxito. cia de su ¡lustre autor, el
También puede contarse, entre los triunfos que se maestro Marqués, quien le felicitó efusivamente por su
deben á la admirable dirección de Campos, el que obtu- excepcional maestría.
vo La gran via que, estrenada anteriormente, no había sa- De regreso en América, fue director en los tea-
tisfecho al público y que, bajo su magistral batuta, obtu- tros Lírico, de Río Janeiro; Politecnia, de Buenos Aires, y
vo un éxito tan grande que Municipal, de Santiago de
se representó durante cien Chile, que por su categoría
noches consecutivas. pueden considerarse como
Terminado su contrato nuestro teatro Real, logran-
con la Empresa del Nacional, do el privilegio de actuar en
hi/o una larga excursión por ellos con su notable compa-
toda América. Ventajosa- ñía de zarzuela, privilegio
mente contratado pin la Em- que debió exclusivamente á
presa del Principal de Méxi- su prestigiosa personalidad,
co, permaneció en aquel tea- pues en ninguno de estos
tro al frente de la orquesta, teatros se ofrece otro espec-
e s t r e n a n d o , e n t r e otras táculo que el de ópera.
obras, El tambor de granade- Últimamente ha hecho
ros, Las zapatillas, La vuelta brillantísimas temporadas en
del Vivero y cuantas obtu- el Paraguay, México, Puerto
vieron éxito en Madrid aque- Rico y Caracas, dejando gra-
lla temporada. tísimo recuerdo de las cam-
Con la notable compa- pañas que ha dirigido.
ñía de género grande del te- Entre las n u m e r o s a s
nor Barrera, marchó a la Ha- distinciones honoríficas con
bana, en cuyo teatro Payret que ha sido premiado su ta-
hizo una lucidísima campaña lentn, figura una hermosa
que le valió muchos y muy medalla que la Sociedad or-
nutridos aplausos de los in- questal Beethoven le regaló
teligentes. el día de su beneficio.
Su asombrosa memoria También en Río Janeiro
permitíale retener fidelísima- le fue conferido el título de
mente cuantas partituras es- socio honorario de la Casa
tudiaba, y siguiendo la cos- de Beneficencia Teatral del
tumbre adquirida en los pri- Brasil, en premio de la bri-
meros años, jamás se veía llantísima campaña que hizo
ante su atril abierta la parte en el hermoso teatro Lírico.
de apuntar, no obstante lo Si, como es de esperar,
cual, ni aun los que siempre se realizan los proyectos que
andan á caza de un renuncio, le han traído á España, pron-
pudieron tildarle del más in- to le aplaudiremos en uno
significante descuido. Unica- de nuestros teatros.
Blanca Matías en ,,E1 pobre Valbuena'*.
Fots. Fr E.C
EL ARTE DEL TEATRO PAG.

Don Facundo, Sr. PALANCA Elena, Sr¿. PINO Carlos, Sr. THUILLIER

A LA LUZ DE LA LUNA
Faso de comedía, original de Serafín y Joaquín AJvarez Quínterot estrenado en eí teatro Español.

D y. este interesantísimo paso de comedia, que estrenó Rosario


lino en la noche de su beneficio, ofrecemos una información
que seguramente verán con opado nuestros lectores.
En la acción de este pümoroso juguete intervienen tres persona-
que estén oyendo mis oídos esa voz, más dulce que el rumor del rio y
más transparente que sus o n d a s . . .
KLENA. — ¡Oh!... ¡A ver si se entera la monjita!
CARLOS. — iQué monjita?
jes: Klena, Carlos y Don Facundo, que representaron de una manera ELENA. — La del sueño de usted, listaba usted soñando con una
admirable la beneficiada y los Sres. Tliuillier y Palanca. monja.
Al levantarse el telón nos encontramos ante una frondosa alame- CARLOS. — ¡Milagro!
da (¡ue poetiza la luz misteriosa de la luna. KLENA. — Había usted ahorcado ya á la abadesa del convento, y
Junto al tronco de un árbol duerme el joven Carlos, que viste ropa echado al pozo al sacristán, lo mismo que si fuera un galápago.
de viaje. Llegan Elena y Don Facundo, y por MI breve conversación CAKLOS. — Lo de siempre, sí: mi sueño favorito. Así como hay
nos enteramos de que el tren en que viajaban ha descarrilado, y ellos, quien sueña frecuentemente que vuela, ó que lo coge un toro, ó que se
como todos los viajeros, se ven precisados á esperar la llegada de un le caen todos los dientes de una vez, ó que lo persiguen, ó que lo ma-
convoy de auxilio. tan, yo rara es la noche que no sueño que me llevo á una monja.
IVon Facundo tiene un sueño horrible y quiere descansar. Klena KLENA. --¿Colecciona usted?
está nerviosa y necesita que el aire perfumado del bosque serene sus CARLOS. — Parece que sí.
nervios: como prefiere estar sola, invita a su tío á que vaya A dormir Ki.E.iA. —¿V era bonita la de esta noche?
al departamento que abandonaron. CAKLOS. — Jira ideal. Comprenda usted que, puesto á robarla, no
l'oco después de marchar el tío, Klena escucha una voz descono- había de cargar con ningún mamarracho. Era encantadora. Pero al
cida. Ks Carlos que habla en sueños. despertarme y verla á usled me ha parecido un coco.
Klena siente impulsos de despertarlo, pero 'e interesa lo que él ELENA. — Jesús!... Le advierto á usted que
uue yo
vo pierdo
nii mucho con
dice. Cuando despierta entablan un diálogo, del cual vamos á trans- el s o l . . . Me va mejor la luna.
cribir. CARLOS. — Lo dudo.
C\RI.OS. — Permita usted que bendiga el tro/o de montaña que KLENA. - Pues no lo dude usted un momento.
se desprendió de la cumbre, y cayó á la vía, y detuvo al tren en su CAKLOS. - - ¿(,)uicre usted someterse á la prueba?
marcha. KLENA. — ¿A qué prueba?
KLENA. - Pasado el susto, y sin desgracias que lamentar, bendiga CARLOS. — Esperemos aquí juntos charlando hasta que llegue el
usted todo lo que quiera. Pero me va usted á decir por qué lo bendice. día, y así me convenceré de la verdad por mis propios ojos.
CARLOS. —Porque á ello se debe, señorita, el que me estén mi- ELENA. — ¿Y si la verdad es que, en efecto, me va mejor la luna?
rando ahora mismo esos ojos, más bellos que esta noche clarn, y el CARLOS. — ¡Apago al sol de un soplo como una vela!
PAG. 6 EL ARTE DEL TEATRO

ELENA (Soltando la carcajada). — ¡Já, jñ, jñ! ELENA. — ¡Alt!, pienso como usted, Carlos; lo mismo que usted,
CARLOS. — ¡Oh, qué risa más cristalina y más alegre! ¡Se ha estre- CARLOS. — Que me place.
mecido el bosque al oírla! (Gritando.) ¡Eco! ¡Misterioso eco! ¿Qué ha- ELIÍNA. — Si el amor no es un sentimiento tan Tuerte que anula y
ces que no te la llevas en tus alas para alegrar los campos? absorbe á todos los demñ.s, que se enseñorea del cora/ón y del pensa-
ELENA. — ¡Já, já, já! miento, que es capa/, de revolverlo todo, de trastornarlo todo, de crear
("ARLOS. - Ríase, ríase más y más, que me refresca el alma... y un mundo y unas leyes sólo para él, sólo para sus horas... si el amor
al inism.i tiempo me deja ver su dentadura, que es monísima. no es eso, vaya noramala el amor.
ELENA. - Ahí tiene usted; como digo una cosa digo otra: los dien-
lus pierden á la luz de la luna. Manan con la del sol. ELENA. — Pero ¿está usted seguro de que es amor lo que yo siento
CAKLOS. — El sol y la luna y las estrellas son los que pierden á suahora y lo que siente usted?
lado de usted, señorita. CARLOS (Yendojunto A ella).— ¡Seguro! ¡Segurísimo! ¿Qué puede
ELENA. — Señora. ser si no es amor esa sonrisa con que usted me escucha, este ardimien-
CARLOS. — ¡Ah, señora! ¿No es usted soltera? to con que yo le hablo, esa luz que asoma á sus ojos, este fuego que
ELENA. — No, señor. Si fuese soltera, ;cree usted que estaría aquí? incendia los míos, ese suave temblor de su seno, esta inquietud que
CARLOS. —¿Cómo es eso? Pues qué, ¿las solteras no descarrilan"- de todo mi sor se apodera, esta viva alegría que va por camino invisi-
ELENA. — ¡Si, señor! Pero no andan con esta libertad... A menos ble de usted ñ mí y de mí á usted, creciente como la IIM de la maña-
que descarrilen de otro mudo. na?. . . ¿Qué puede ser todo esto, si no es amor, y amor de ese que le
CARLOS. — Eso si. ¿De manera, mi dulce aparecida, que, por des- encanta á usted leer en los libros?...
gracia, todos sus irresistibles encantos tienen dueño? ELENA. — Tal vez, Carlos, tal vez... No me atrevo á decir que
ELENA. — Lo tenían. n o . . . Acaso ahora mismo pasa el amor por esle bosque solitario...
CAKLOS. — ¡Ah, vamos!... ¿Ha aplastado la máquina á su esposo' CARLOS.— Pues no 1" dejemos pasar, Elena encantadora. Apri-
ELENA. -Jesús, hijo, sionémoslo a q u í entre
qué atrocidad! La máquina nosotros.
no h:i aplastado á nadie.
CARLOS.— Usted dis~ ¡Ay, si viniera un cura un
pense. v\ tren!
ELENA. — Ni ha sitio ELENA.—¿Para qué,
preciso. Mi esposo, el po- Carlos mío?
brecito, se murió repenti- CARLOS.— ¡Para ca-
namente. samos mañana al salir el
CARLOS.— ¡ A h , ca- sol, como soñó casarse
r a m b a ! ¿Hace m u c h o 11. Alvaro el indiano! ¿Qué
tiempo? tienes? ¿Por qué se nubla
ELENA.- Cuatro años. tu seniblente, luz de mis
C A K L O S . — Menos ojos1
mal. Xo se ponga usted ELENA (Con triste-
triste. ¿Usted tiene mucho za).—\Xy, Carlos! Has
que hacer esta noche? pronunciado la p a l a b r a
ELENA. - P e r o ¡qué trágica. ¡Casarnos!
cosas dice usted, hombre
de 1 )ios! Esperar á que lle- CARLOS.—¿No hay
gue el tren de auxilio. ¿Y poesía en el mulrimonio?
usted? KI.KNA — La p o e s í a
CARLOS. — Yo, nada. con que tú suenas, no.
Verla á usted, oiría á us- CAKLOS.— ¿Xo h a y
ted, admirarla á u s t e d . poesía en tener un hijo?
Nada más. Siéntese, sién- ELENA. — La más pu-
tese junto á mí. (Carlos ex- ra de todas. Pero por lo
tiende su galidn sobre el mismo que es la más ¡tu-
tronco de árbol que antes te ra, se quiebra de sutil, y
sirvió de almohada y los dos como hija del cielo, el más
se sientan.) leve aliento mundano la
ELENA. — Con muchí- mata.
simo gusto. Me encanta el CARLOS. — Tampoco
lance. Todo ]<• extraordi- Elena, Sra. PINO Cario», Sr. THUILLIER te comprendo ahora.
nario me atrae, me subyu- ELENA.—¡Ay!, pues es
ga. Y este lance lo es. muy claro. Considera que
CARLOS. — Aquí todo es extraordinario: mi suerte, su belleza... se van como un sueño las dulces horas de la luna de miel, y que á esa
todo. luna sigue otra menos melosa, y que id fin y al cabo entran las aguas
ELENA. ¿ES usted poeta? de nuestra vida en su cauce corriente... y llama á nuestras, puertas
t 'ARLOS. — Como lodo enamorado, señora. un hijo...
KI.BNA. — ¿Está usted enamorado, caballero? ("ARLOS, — ¡Un hijo tuyo!
CARLOS. —¿NO lo ha advertido usted, Luisa? ELENA. —¡Y tuyo!
ELENA. ¿Luisa? CARLOS. — ¡Es natural!
CAKLOS. - Qué, ¿no es su nombre Luisa? ELENA. — Ese de que tú hablabas... sonrosadito... rubio...
ELENA. — No, señor, que es Elena. ('ARLOS. — Con los ojos azules...
CARLOS, — ¡Oh, Elena, Elena! ¡Precioso nombre! ¡Cómo no adivi- ELENA. — Negros... negros...
né que era Elena? CARLOS. — Astiles... como los tuyos...
ELENA. — Porque eso es muy difícil, Mateo. ' ELENA. — N o . . . como los tuyos, negros...
CARLOS. — ¿Quién le ha dicho á usted que me llamo Mateo? CARLOS. — Azules...
ELENA (Contrariadiñma). -¿Pero se llama usted Mateo? ELENA.— Negros...
CARLOS. - ¡No, señora! ¡l>c ninguna manera! Me llamo Carlos. Un CARLOS. — Bueno: ¡uno azul y otro negro!... Sigue.
nombre vulgar, pero bonito. ELENA.— Imagina que ese ángel de Murillo nos sale llorón, y
ELENA. — ¡Carlos, Carlos!... tienes til que pasarte las noches, porque te da lástima de tu mujercila.
CARLOS. — Si no le gusta, me confirmo inmediatamente. Carlos es ascándote en camisa de dormir por la alcoba, con el rorro en los
mi nombre; mi apellido Quintana. Resido en Madrid casi todo el ano;
mi carrera es la de arquitecto, peni no hago más que castillos en el
C razos, cantándole la nana.
CARLOS. - ¡Oh, qué puerilidad! El amor que le tendré á nuestro
aire; vivo de mis rentas; soy libre como el pájaro, y deseo perder esta hijo lo idealizará todo.
libertad en seguida. Si es posible, esta noche. ELENA. — ¿Y si no es uno solo el rjue te doy, sino que tras el pri-
ELENA. — ¿Está usted loco? mero vienen tres ó cuatro, 6 cinco... o seis... ó siete?
CARLOS. — Completamente loco, Rlena. Me han robado el juicio CARLOS. — ¿Llorones todos?
esos divinos ojos de usted, que ojalá me miraran con amor. ELENA. — Todos. Cual más, cual menos. Es ley de la infancia.
ELENA. —¿Con amor y todo? Llora porque nace. Los niños son la poesía que cantaba en nuestros co-
('ARLOS. — Con amor, que es todo. ¿Por qué hemos de creer que razones, que protesta de verse convertida en realidad... y llora por eso.
el amor necesita de preámbulos, n¡ de antesalas, ni de paseas por la CARLOS. — Acaso digas una triste verdad... pero recargas los co-
calle, ni de cartas retóricas, n¡ de presentaciones ridicula?, á los papas? lores del cuadro... Eres cruel, Elena. ¡Mira que siete niños, llorones
El amor, o estalla como un incendio, ó no es amor; es una amistad todos! . '.
bastardeada é indigna.
EL ARTE DEL TEATA'O PAC?

Tiples de zarzuela ELENA PARADA

D i: las rcgiunes españo-


las que más pródigas
se muestran en proporcio-
que le lia quedado como
indeleble recuerdo de los
días felices de su matrimo-
nar al arte los elementos nio, y solamente desde ha-
en que se inspira, Andalu- ce cinco años, desde algún
cía y Valencia son las que liempo después de su viu-
se llevan la palma. dez, cuenta la escena con la
CÜelo purísimo y lumi- artista. Ha sido preciso que
noso, paisaje espléndido, Elena pase por la amargu-
llores cuyo aroma embria- ra de perder al compañero
ga y mujeres cuya belleza de su existencia, para que
deslumhra, constituyen la el arte pueda enorgulle-
producción más abundante cerse de contarla entre sus
del sucloandaluz y del sue- adeptos.
lo valenciano. Aconsejada por los
Donde la belleza tiene que, conociéndola íntima-
su trono, el arte ha de ma- mente, podían apreciar sus
nifestarse con toda su pu- indudables dis]losiciones
janza exuberante, y así se para el arte, dedicóse al
manifiesta en las dos cita- teatro, haciendo su debut
das legiones, que parecen en el Tívoli, de líareelona,
poseer el privilegio de pro- como primera tiple de la
porcionar artistas que honren á la patria, difundiendo por compañía de zarzuela de que era director el maestro Pérez
todo el mundo nuestro prestigio y la gloria que de él se Cabrero. De este teatro, en el que por su esbelta figura,
deriva. su hermoso y expresivo rostro y su bonita voz, había con-
No es en uno de los aspectos del arte, es en todos: quistado el puesto que únicamente otorgan los aplausos
lo mismo en la pintura que en la música, en el canto que del público, fue á inaugurar el teatro de Alcoy en unión
en las letras. de artistas tan prestigiosos como Simonetti y Gil Uey,
De estas dos regiones debe España estar orgullosa, que también formaban parte de la misma compañía.
mucho m;ís que de Dedicada enton-
aquellas otras que ces á la zarzuela
alardean de perso- grande, fue después
nalidad y carácter, y á San Sebastián, ha-
quieren para sí solas ciendo una brillantí-
la fama de lo poco sima campaña en el
que verdaderamen- teatro Principal de
te producen. aquella culta pobla-
ción, y contratada
por Cereceda, vino
* * á Madrid formando
Valencia, que parte de la compa-
tan notables figuras ñía que actuó aque-
ha proporcionado á lla temporada, con
la escena patria, ha gran éxito, en el tea-
sido la cuna de la tro de Price.
a r t i s t a cuya breve Pasó después á
semblanza nos pro- la de Gorgé, hacien-
ponemos trazar. do una lucidísima
Hace unos cuan- campaña en los tea-
tos años, Elena Pa- tros Calderón, de
rada era una señori- Valladolid, y Piza-
ta de la buena socie- rro, de Valencia.
dad; poco después, Su amor al es-
casada con un joven tudio y sus excep-
de posición, Elena cionales condiciones
era una amantísima de cantante y de ac-
esposa que hacía vi- triz p e r m i t i e r o n á
da de burguesa, cu- Elena Parada poseer
yos ocios endulzaba un extenso reperto-
En ,,EI pobre Valbuena" el amor de una hija rio en la zarzuela En ,rEl dúo de la Africana'-
PAG. 8 J-l ARTE DEL TEATRO

JEn „Ruido de campanas" Eo "El palacio de cristal" En "Bohemios'

grande y conquistar grandes triunfos en lodas las obras, y el limitado espacio de que podemos disponer, liaste de-
muy especialmente en La tempestad, Jugar con fuego, Los cir que, tanto en la zarzuela grande como en las (pie cons-
diamantes de la Corona, El rey que rabió, tituyen el repertorio del género chico, la
El anillo de hierro y tantas otras del anti- Parada se hizo aplaudir con entusiasmo
guo y del nuevo repertorio, que exigen por el püblioi, y elogiar por la Prensa
en sus intérpretes, además de excepcio- con unanimidad y efusión que raras ve-
nales dotes artísticas, una bella y gentil ces consigue una artista.
figura. De su campaña en aquel país dejó
Pero en lamentable decadencia el un recuerdo gratísimo, y en su función
género, y aceptando las ventajosas pro- de gracia, como en la de su despedida,
posiciones que le hizo el primer actor recibió, por parte del público, las más
Pedro Ruiz de Arana, ingresó en la com- calurosas y entusiastas manifestaciones
pañía de género chico que este aprecia- 1I0 cariño.
ble artista había formado para actuar en Km: obsequiada, por los numerosos
Valladolid. admiradores que su belleza y sus méritos
En Julio de 1904 ingresó en la com- le captaron, con valiosísimos presentes;
pañía de 1). Ricardo Ruiz y el maestro al aparecer ella en escena, el suelo se
Bauza, realizando una brillantísima ex- cubrió de flores que, desde todas las lo-
cursión por España. Kntrc los notables calidades, lanzaba el público; y cuantas
artistas que formaban aquella compañía, personalidades de alguna significación
Elena Parada fue- una de las que más en- residían entonces en la Habana pusie-
tusiastas triunfos alcanzaron y de las que ron su firma en un artístico álbum, que
más grato recuerdo dejaron en el públi- ella conserva como el más preciado re-
co de su labor artística. En Gijón, Va- cuerdo de su campaña, y en cuyas hojas
lladolid, Burgos, Santander, Logroño y la admiración, que de manera tan vehe-
Zaragoza, el público mostró efusivamen- mente lograba inspirar, dejó impresos
te á la artista su cariñosa simpatía y su sentidos pensamientos y bellas estrofas.
entusiasta admiración. Necesitando la empresa de Eslava
Y, como todas aquéllas cuyos méri- una tiple de las condiciones excepciona-
tos han popularizado su nombre, solicita- les de Elena Parada, hízole proposicio-
da por la empresa de Albisu, partió para nes al saber que habla regresado de
América en Marzo de 1905, para aumen- América, y el día 16 de Enero debutaba
tar allí, con una serie no interrumpida de en aquel teatro la hermosa tiple con La
triunfos, la fama que había conquistado diva, conquistando el triunfo entusias-
en España. ta á que es acreedora por sus méritos.
De su campaña en la capital déla e ser bonita"
Isla de Luba sena imposible dar idea en i. Ouro y Coremlou El Bachiller Bambalina
EL ARTE DEL TEATRO PAG. 9

Acto I. Consuelo, Srj. PINO Rosa María, Sr.i. GUERRERO E! abuelo, Sr. PACANCA Bernardo, S*. THUILUEK
Gabriel, Sr. DIAZ DE MENDOZA

LAS FLORES
Representaciones extraordinarias en el teatro Español de la hermosa obra de los Sres. Alvarez Quintero
por las compañías de Rosario Pino - Emilio Thtiíllíer y María Guerrero - Fernando Díaz de Mendoza.

i. anuncio de este suceso teatral despertó en el pú-


E blico un interés extraordinarin. \'er una de las
tibras más hermosas del Teatro moderno repre-
sentada por los primeros actores de dos compañías de pri-
Fernando Mendoza hizo del personaje de Gabriel una
creación digna de su fama artística, y Kmilio Tlmillier, en
el de Bernardo, hízose admirar igualmente.
Completaron el conjunto, que fue absolutamente per-
mer orden, no es espectáculo que fecto, María Cando, en el papel de
puede ofrecerse lodos los días, que María Jesús; las Srtas. Barcena y
no se ha ofrecido desde hace mucho Martínez, en los de Angeles y Cha-
tiempo y que será difícil que se vuel- rito; la Sra. Caro, en el de Juliana, y
va á ofrecer. los Sres. Palanca, en el del abuelo;
La expectación estaba perfec- Santiago, en el de Juan Antonio;
tamente justificada, y el éxito alcan- Díaz, en el de Barrena, y Carsi y
l\ zado en esta serie de representacio- Díaz (Kmilio), en los de Román y
nes se explica fácilmente, consig- Romancillo.
nando que en lo que se refiere á la La obra, presentada con exqui-
interpretación que ha obtenido la sita propiedad, agradó al público de
obra, los hechos han superado á los un modo extraordinario.
más lisonjeros augurios. Queriendo nosotros consagrar
María Guerrero y Rosario Pino, á esta solemnidad artística la aten-
haciendo gala de sus facultades por- ción que merece, ofrecemos á nues-
tentosas, de su arte exquisito, com- tros lectores esta información gráfi-
pusieron las figuras de Rosa María ca de algunas escenas de la obra,
y Consuelo con delicada perfección, los principales personajes, el retrato
ofreciendo al público frecuentes de los autores, debido al laureado
ocasiones de admirar su talento pri- pintor D. Emilio Sala; el cuadro de
vilegiado. Gomar, en que se ha inspirado el

Consuelo, Rosa María,


Sra, PINO Sra. GUERRERO
PAG. EL ARTE DEL TEATRO

escenógrafo Sr. Martínez Garí para mismo y tos te queremos iguá, Ro-
pintar la decoración, y tres de las sa María.
escenas más interesantes de la be- ROSA MARÍA. — ¡Qué sé yo!...
llísima producción de los hermanos Me mira madre de una manera...
Quintero, que ha Hado ocasión á Yo no sé cuándo me hase más daño:
este interesantísimo suceso: aque- si cuando se ascrca á mí y me da
llas en que Rosa María, que buscó un beso, ó cuando la veo pasa por
piadoso consuelo del abandono de ergüerto cayá como una sombra.
su amante en el hogar de que antes CONSI:KLO. — Pa la pobre lia sío
huyera, muestra su rara psicología, un gorpe mortá; eso tú lo sabes...
en la que el arrepentimiento y el l'a tos nosotros ha sío una pena co-
dolor quedan avasallados pur el im- mo ninguna; yo no le sé engaña.,.
pulso vehemente, impetuoso de sus Pero cya y tos te hemos perdonao,
amores: y ahora lo que queremos es que sea
ESCUNA 111 verdá que estás arrepentía...
CONSUELO Y ROSA MAKÍA ROSA MARÍA. — ¡Qué güeña
(Salen las dos, abrazadas por la cintura, por eres! ¡Si vieras cuánto me he acor-
la puerta de la casa que da heme al pú- dao de ti!... Ca vez que ese mal
blico;. hombre hasía conmigo una felonía,
CONSUELO. — Anda, sarte aquí, no sé por qué eras tú la única de
Gabriel, que ahí dentro ahoga la caló. acá que se me representaba en er
Sr. DÍAZ DE MtiNDOZA ROSA MARÍA. — Me da lo mis- pensamiento. Un día yegó á pegar- Sr. PALANCA
mo: estoy que ni siento ni paezco. me; me amenasó con abandonarme
CONSUELO. — l'os eso no vale. Es menesté que te so- pa siempre; huyó de la casa; me dejó sola... Y yo yoréy
siegues y que te animes. Giierve á sé la que eras. y oré, y mientras y (.traba se me vino á la idea er despego
ROSA MARÍA. — ¡La que e r a l . . . con que tú lo resibiste la primera vez que entró en er
CONSUELO. — Siéntale. güerlo, y me acordé también de aqueya tarde e toros en
ROSAMAKÍA (Obedeciéndola maquinalmente). — N o t e
que me dijiste al oído: «Rosa María, cuidao con ese hom-
vayas tú. bre.» Paese que te estoy oyendo toavía: fueron tus pala-
CONSL'EI.O, — Tengo que acostrí á aqueyus demonios.
bras. . . Pero yo estaba siega, siega... no vía na.
ROSA MARÍA. — Déjalos un ratiyo más y quéate aquí CONSI'KLO. — Si no fuera por eso, no tendrías perdón
conmigo. (Consuelo se sienta á su lado). No sé por qué, me de Dios ni de nosotros.
hayo á tu vera más d gusto que ar lao de nadie. Junto al ROSA MARÍA. — Créeme que estaba siega... La tarde
agüelo, junto .1 ('harito, junto á madre, estoy acorrala, te- e mi desgrasia fue lo mismo: hasta cr pensamiento se me
miendo argo que no sé lo que e s . . . Junto á ti estoy tran- segó. Perdí er sentío y la memork: ni me acordaba de ti,
quila. ni de madre, ni de ninguno . .. Xo vía más que á Gabrié;
C'ONSKKLO. — Pos ya tú ves que acá tos sernos lo pa mí no había familia, ni mundo, ni na; Gabrié por den-

Aclo II. Barra»* Sr. DÍAZ JulUot, Sr. CAKO El abuelo, Sr. PALANCA María Jesús, s*u. CANCIO
Angeles. Sita. BARCENA Consuelo» Sr». PINO
EL ARTE DEL TEATRO PAG. ii

tro e mí; Gabrié por y yo no quieo man-


fuera; mi arma de Ga- charte á ti... Tú eres
brié; de Gabrié mi pa mí como aqué ro-
c u e r p o . . . Nunca e sa de virgen que yo
sabio lo que es no te- cuidaba a n t e s e mi
né volunta hasta aque- caía...
ya tarde. Tú, coinu no CONSUELO.— ¿Te
lias querío á ningún vas á gorvé loca, mu-
hombre, no pues com- jé?. .. ¡Er rosa de vir-
prendé esto. gen!... Gücrve á cui-
CoNSUvl.O.—Sí lo darlo, r ó s a t e con é,
comprendo, sí; ¿no ves que á é no se le ha de
tú que yo estoy acos- pega na malo tuyo, y
tumbra á quererlo lo lo que á ti se te pegue
de esa manera? ¿En de é tiene que sé güe-
dónde hay ná como no. {Levantándose.) Y
fartarle á una misma basta c yantina, que
tiempo pa quererse, vas á ponerte mala
por tener repartió er y te vas á morí, y no
corasón ar reo suya? vas á tené tiempo pa
ROSA MARÍA.—Lo gosá de haberte arre-
malo es cuando se pintió.
echa er cariño en tie- ROSA M.\kí.\.-Me-
rra farsa, como á mí jó, si me muriera. Se
me ha pasao. ¡Miá que acabó pa siempre la
fiarle yo á ese lobo la- yerba mala: un año e
drón toa mi persona y lu t o . . . y er güerto
tené valí) de abando- como antes,
narme! . . . ¡Quién me CONSUELO.— Mi-
lo había c desí!.. . De ra, á vé si te cay as. Én-
aquí, de Scviya, nos trate por ahí, que esa
luimos á Málaga y ayí vista y esos olores te
vivimos una témpora harán mucho bien. . .
tranquilos y conten- Anda, vete. {Rosa Ma-
tos.. . . Lo único que ría st levanta). Yo ven-
Ü mi me punsaba co- dré á buscarte otra
mo una saeta de cuan- Acto III. Gabriel» Sr. DIAZ DE MENDOZA Rosa María, SM. GUERRERO vez en cuanto acueste
do en cuando, era la Á los chiquetiyos; que
idea do acá... «¿Qué pensaría mi madre? ¿Cómo estaría?» estarán las pobres criaturitas cayéndose de sueño. No lo
Esto cuando yo me queaba sola. En cuanto lo tenía de- pienses más. Anda...
lante se me borraba tú: ni madre, ni güerto, ni flores, ni Korv\ MARÍA. — Lo que tú quieras.
hermanas... Gabrié: su mira, sus cansías, sus dichos gra- CONSUKI.O. —Dame un beso. Y te arvierto que esta
siosos... ¡Mardito sea sien veses er nombre que yeva! conversasión se ha acabao. ¿Lo oyes?
CONSUELO. — Vamos, mujé, no te ator- ROSA MARÍA. — Sí.
mentes más recordando cosas que ya no*tie- CONSUELO. — Se ha acabao.- {Éntrase
nen remedio... Pasó, en la casa).
Dios sabrá por qué, y
ná vas á conseguí con ESCENA IV
repetírtelo...
ROSA MARÍA
ROSA MARÍA.—No
me quites este con- (Después de llorar
suelo, que en é está un rato en silencio). No
mi vía. Pensá en eyo, pué sé; no pué s é . . .
pensá, darle giiertas Xo ¡meo viví á la vera
en la cabesa, recor- c mi gente. Seis días
darlo siempre... Er que yevo aquí me han
viaje d Málaga; er sar- paresío seis siglos .. .
to á Madrí; los prime- Este cariño con que
ros dijustos; la vez me pagan er má que
que me pegó — ¡pae- he hecho, viene como
se que es ahora, según agranda mí curpa., .
me duele! —; su aban- No pué sé . . . no pué
dono infame; mi vía s é . . . ¡Me voy der
de luego... | Q u e v e r " «Güerto é las Campa-
giiensa, Dios mío, qué niyas» pa siempre!
vergüensa! Yete, Con- Hasta los mismos ár-
suelo, vete; déjame, boles pienso que me
juliana, Sn. CARO que mi rose mancha, señalan . . . v cuando
bernardo, Sr. THU1LL1ER María Jesús, S*u. CANCIO
PAC. 12 EL ARTE DEL TEATRO

er viento lus sacude se me que no sabes perdona? Por-


figura que hablan de mi que yo he aprendió á arre-
caía... ¡Me voy, me voy! [lentirme. (Cogiéndote una
MÍ puesto ya no está aquí: mano.) ¡Ven acá, gitana!. . .
aquí estorbo, aquí daño, ROSA MARÍA.— ¡Suér-
aquí soy una planta man- tame!
dila. .. Roaré, si es que GABRIEL.— No te em-
roa es mi suerte... {Llora). peñes; si ar fin ha de s é . . .
¡sí hemos nasío pa achicha-
ESCENA V rrarnos los dos juntos.
ROSA MAUÍA y (¿AHKII-X ROSA MARÍA.— ¡Suér-
((¡abríc!, »]Ue viene tle la calle, se tamcl
acerca cauteloso á Rosa María
y Ic hahla con voz sorda. Rosa GAHRIKL.— ¿Te lasti-
María, venciilos el espanto, la ma mi mano?
sorpresa y el arranque de odio ROSA M A R Í A . — Me
que le pnxlucc la llegada de
i raliriel, no escucha alfinsino lastimas t ú . . . ¡Suértame,
la voz de su pasión primera, te digo!
que surge viva al c o n t e m - ( Í A B R I K I , (Obedecién-
plarlo.) dola). — Suértame tú á mí
G .\BU i 1:1.. — Negra, ¿por el arma, que me la tienes
Barrena, qué yoras? Charíto, presa. Angeles,
Sr. DÍAZ ROSA MARÍA.—¡Gabrié! Sita. MARTÍNEZ ROSA MARÍA.— ¡Has- SrU. BARCENA
GABRIEL.— ¡Negra mía! ta ahora no lo ha éstao!
ROSA MARÍA. — ¡Vete! ¿No te habías muerto? ¿No te GABRIEL. — ¡Hasta ahora no lo he visto! Negra de mi
habían matao, asesino, ladrón? ¡Vete! vía, mora de mi arma, ¡mírame como antes!
GABRIEL. — ¡Contigo! ROSA MARÍA (Resistiéndose sin resistirse). — ¡No quie-
ROSA MARÍA.—¡Conmigo! -Tienes való de hablarme! ro. . . no quiero!...
GABUIKL. — Porque no tengo való pa morirme solo. GABRIEL. — ¡Mírame!
ROSA MARÍA.—Vegas tarde pa que te crea; me has en- ROSA MARÍA. — ¿Pa qué? ¿Pa que dentro e un año
gañao mucho, gitano. vengas á desirme lo
¡Vete, vete! ¡Tú eres ni ¡sino?
mi perdisión! ¡Vele! G ABRiKL.— No;
GAttRiKL.-Cuan- ahora no. I le nesesi-
df> tú me mires n>m<> tao separarme de ti
antes. pa vé lo que te quiero.
ROSA M A R Í A . — ROSA M A R Í A . —
¡Entonses nunca! Yo también he nese-
GABRIEL.—¿Nun- sitao que te separes pa
ca? ¿Vas á se tan erué? convenserme de que
ROSA M A R Í A . —
es mu poco.
Esa palabra en tus la- G AiiRIEL. — Es
bios es un insurlo. más de lo que piensas;
GAHRIKL. — 1'iin por eso vengo.
tú la que quieras. ROSA MARÍA (Con
ROSA M A R Í A . — dolor y esperanza: es-
¡ T r a i s i o n e r o ! ¿Te pontáneamente).— ¡Ay,
gusta? si lucra verdá!...
G ABRIEL.— ¡Me GAHKIKL.—Lo es;
gusta porque viene de no lo dudes.
tí; porque sale de osa ROSA M A R Í A . —
boca eiisendía! ¿Cómo no vi á dudarlo?
ROSA M A R Í A . — GAHRIKL.— Yo te
¡Mentiroso! ¡Karso? juro que es tan verdá
¡Quítate de mi vista! corno tu cariño.
¡Déjame! ROSA M A R Í A . —
(¡ABRltl,. ¿Y ¿Qué sabes tú de eso?
quién te va á mira co- GABRIEL. — Por-
mo yo te miro? que lo sé lo juro; tu
ROSA M A R Í A . — cariño es lo más sierto
P;i engañarme, ná más que conozco. ¿Te atre-
que tú. ves tú á jurarme que
G ABRIEL.-¿Siem-
no me quieres? Res-
pre ha de sé lo mismo? ponde, morena. (Vién-
Prueba á verlo. dola convencida.) Pero
no, ¿pa qué?, no res-
ROSA M A R Í A . pondas.
P r o b é cuando hiso
farta.
G A B R I E L . —¿Es Bernardo, Sr. THUILLIER El abuelo, Sr. P A L A N C A Consuelo, Su. PINO
Fots Bramen.
EL ARTE DEL TEATRO

NUESTRA INTERVIÚ c=
HABLANDO CON JULIO RUIZ

E i, cronista ha sabido que el


popular actor llegaba á
Madrid, y en cumplimiento de
recuerdo de gratitud á la porte-
ra humanitaria, y ante la ter-
quedad de nuestro empeño y la
su misión ingrata, penosa, ári- ausencia forzosa de la campani-
da, el cronista ha buscado oca- lla, utilizarnos la mano derecha
sión de hablar con Julio des- como llamador.
pués de su prolongada ausen- Unos golpes dados con los
cia; y de cómo lo ha consegui- nudillos sobre la puerta, nos
do, se percatará el lector si lle- franquearon la entrada. Hay
ga hasta el final. que decir, en honor de la ver-
Y dice... dad, que no se hicieron esperar
á nuestro llamamiento. La dili-
gencia y la actividad deben ser
La compañía á cuyo frente norma en aquella casa.
va Julio Rui/ al teatro Nacional Entramos, l'n chiste malo
de Buenos Aires, se ha formado nos amarga la vida.
en una agencia artística de la — Pero, hombre, no hay
que se habla mucho, mucho y derecho á tener la casa sin lla-
bueno, entre la gente de tea- mador.
tro, á pesar del poco tiempo — No queremos todavía
que lleva trabajando. que se diga que esta es una
Lógico y natural era, pues, agencia de campanillas.
que al llegar á Madrid Julio Retrato de Julio Ruiz en 1907 — ¡¡Pero de una siquiera!!...
Ruiz, visitara dicha casa, y á Julio Ruiz no había llegado.
ella se dirigió el cronista en Lo esperaban, y con este moti-
la seguridad de encontrarlo. vo el cronista solicita permiso
Abandona su diaria tertulia de la Maison Dorét\ se in- para aguardar, que le es concedido eorlésmente, y se de-
terna por la calle de Peligros, y paso tras paso, se encuen- dica á la observación minuciosa de cuanto le rodea, para
tra en la de Belén y frente al portal de la casa señalada sacrificarlo en aras de la socon ida indiscreción periodística.
con el número 2. L'n señor casi esbelto, perfecta y cuidadosamente ra-
Comienza su misión interrogando á la portera: surado, nos mira un momento A través de los cristales im-
— ¿La «Mundial Agencia»? pecables, brilladores, de sus lentes, y vuelve á su trabajo.
— Tercero derecha. Vea cómo llama. Hace la relación de los gastos que ha producido una for-
Y vuelve la espalda y se interna en las lóbregas pe- mación provinciana.
numbras de su cubículo, para ocupar con un estoicismo Xnsotros miramos en nuestro derredor analizando la
admirable la silla que le hizo abandonar nuestra pregun- pieza en que esperamos. Cubren casi en su totalidad las
ta curiosa. paredes retratos de artistas, caricaturas, algunas graciosas,
Kl periodista, ya familiarizado con estas actitudes, y anuncios de números de varietés.
medita un momento. Le extraña la segunda parte rir la Ocupando un testero, se encuentra un cuadro enor-
respuesta dada por la portera, y por fin se encoge de me, encerrado en un marco presuntuoso, que circunda un
hombros y comienza su ascensión por la interminable y acertado retrato de óleo.
obscura escalera. "El infatigable señor de los lentes termina. Extiende la
Llegamos por fin al piso tercero. Sobre la puerta del diestra, y apoderándose de una cajita de madera, que
cuarto derecho dos rótulos esmaltados nos avisan del tér- abre, aporrea la hoja escrita con un diluvio de sellos de
mino de nuestro viaje. «.Mundial Agencia» se lee en uno; caucho. El cronista piensa:
y debajo, en otro más pequeño, «Copisteria teatral». — De campanillas no será la Agencia; pero lo que es
— Aquí es —; y el cronista respira á pecho ancho. de sellos...
Un breve momento de reposo y á llamar. ¡Sí, sí! ¡A Se ha inficionado del mal ambiente.
llamar! ¿Con qué?
El aviso de la portera se nos antoja un aviso mater- — El señor X, de EL ARTE DEL TEATRO.
nal. ¡No hay manera de llamar en aquella puerta! — El Sr. D. Julio Ruiz.
Un cuarto de hora aproximadamente, y media caja Nos sentamos frente á frente ante la mesa de despa-
de cerillas, consumimos en la persecución de un cordón, cho. El señor de los lentes, amable y servicial, nos ofrece
un llamador ó un botón de timbre. ¡Empeño estéril! Allí cuartillas y revuelve las plumas hasta encontrarnos una
no hay nada que indique al visitante la manera de hacer- durada.
se notar. Desde el fondo de nuestra alma dedicamos un No tiene precio este simpático señor de los lentes
PAG. 14 EL ARTE DEL TEATRO

que, para despejar el incógnito, lo llamaremos por sa nom- — ¿Entonces opinará usted lo mismo de los maestros
bre: el simpático Sr. Maestre. compositores, en ese caso?
Son testigos de esla interviú 1<>s Sres. I). Miguel Gon- — Exactamente lo mismo. También me gusta toda
zález y D. Gabriel Barcia, empresarios del popular actor la música. Yo he sido músico en mis principios de arlísla.
madrileño; L). Alvaro Knciso, director-gerente de la Agen- ¡Ya hace un rato!
cia; U. Alvaro Bonct, interventor de la misma, grave, se- Tocaba el violín, y era cosa de ver, según afirmaban
sudo y reposado; D. Luis Piazza, sevillano y amigo y mis compañeros, la gallardía de mi figura y el chic espe-
acompañante del cronista, y el repetido Sr. Maestre. cial que imprimía yo al movimiento del arco.
Julio se presta fácil al sacrificio, y nosotros le aborda- Además, para diferir de todos, yo no ponía nunca re-
mos con impiedad. sina en el arco: le untaba sebo y, ¡es claro!, el sonido, si
— ¿Cuanto tiempo falta usted de España? aquello era sonido, resultaba verdaderamente infernal.
— Ocho años, próximamente. Siilí de aquí contrata- Ahora que, á distinción en la postura y á arrogancia en
do para el teatro del Re- mis maneras, no pudo ga-
nacimiento, de México, narme nadie, y . . . ¡vaya-
con Paco Alba. Termina- se lo uno por lo otro!
dos mis compromisos con Una carcajada gene-
aquella empresa, recorrí ral celebró la graciosa
todos los Estados mexi- anécdota.
canos, haciendo excelen- — ¿Cómo ha encon-
tes temporadas. trado usted á España?
En Mérida de Yuca- — Encantadora, co-
t;íu perdí á mi hijo, que mo siempre. Sólo una cosa
hubiera sido un excelen- me entristece de veras.
te actor, y dolorido por la — ¡Y es?
tremenda desgracia aban- — Ver la vejez pre-
donó aquellas tierras para matura de los de mi tiem-
trasladarme á la isla de po. Ya usted ve, yo soy
Cuba. un muchacho todavía. No
— ¿A que punto de tengo ni una cana.
la isia se dirigió usted? Y, a p o y á n d o s e en
— A Santiago de ligera inclinación sobre la
Cuba, donde he estado mesa, me dijo en un inge-
b a s t a n t e Iíempo. A11 í nioso aparte:
inauguré los dos teatros — No vaya usted á
que llevan por nombre descubrir la virtualidad
Novedades y I Icredia, y de mis tintes.
en ellos he hecho prove- — ¿ Y de. . . las ha-
chosas campañas. bladurías que hablan por
— ¿Qué impresión ahí)
sintió usted al pisar nue- — N'i gota. Xo lo
vamente tierra española? pruebo hace ya mucho
— Enorme, profun- tiempo. Créalo usted fir-
dísima. Puede usted creer memente.
que, sin poder explicar- — ¿A qué atribuye
me la causa, fueron á mis usted 1 a noticia de su
ojos las lágrimas y me apócrifo fallecimiento?
sentí hondamente emo- — Xo lo sé; me pier-
cionado. do en un mundo de con-
— ¿Ha trabajado us- jeturas, y dudo todavía,
ted á su regreso...? en mis ratos de ocio, si
— En Santander y estaré vivo ó muerto, si
en Bilbao; y ambos pú- Julio R u i ; con su esposa y BUS hijos. Fot. J B I Í Z . andaré por este ó por el
blicos, cariñosísimos, me otro mundo y si estos
han obligado por la gratitud. Mañana empezaré en Apolo, viajes los haré con licencia del sepulturero.
ya lo sabe usted, para hacer tres únicas funciones, y en — ¿Entonces no piensa usted en volverse á morir?
seguida... á pasar el charco otra vez. — ¡Ah, no! Ni lo he pensado nunca. Es más: voy sos-
— ¿Tardará usted mucho en regresar á España? pechando que no moriré jamás. Me siento inmortal.
— ¡Ah, no lo sé! Eso depende de la voluntad de mis Otra nueva enreajada unánime puso término á nues-
empresarios, a quienes estoy sometido en absoluto por tra conversación.
mil razones, entre las que ocupa el lugar preeminente mi
agradecimiento. Ellos se han acordado de mí estando tan
lejos y . . . El cronista ha terminado su misión. Recoge sus cuar-
Y aquí se interrumpe un momento la interviú para tillas, ofrece sus respetos á los caballerosos empresarios
abrir un paréntesis á la buena crianza. argentinos, estrecha las manos del actor populan simo y
— Y diga usted: de los autores modernos á quienes de los amables agentes, y en la grata compañía de su ami-
no conoce usted más que por las obras que de los mismos go se sumerge en las sombras de la escalera y abandona
haya representado usted allí, ¿á cuál prefiere? la casa de la calle de Belén, no sin dirigir una mirada de
— A . . . todos; para mí todos son igualmente buenos. gratitud á la portera previsora.
Un traspunte
EL ARTE DEL TEATRO PAG. 15

Narcisa, Sm. TOSCANO Ricardo, Sr. PUGA Leopoldo. Sr. BARRAYCOA


Justo, Sr. RUBIO Matilde, s«a. SUXREZ

EL LAZO VERDE
Juguete cómico, en un acto y en prosa» original de los Sres. D. Ángel Caamaño y D. Isidro Soler.

A obrita últimamente estrenada en el lindo teatro se traslada rápidamente á la residencia de sus sobrinos,
L de Lara fue muy bien acogida pur el distinguido
público que presenció la primera representación.
El lazo verde es, ni más ni menos, que una comedia fina
donde Kicardo le explica todo, conviniendo en lo que ha
de contestar cuando comience el inevitable interroga-
torio.
y culta, de aquellas que tuvieron siempre marcu adecua- Vuelve Matilde, lamentándose de la no llegada del
do en la bombonilre de D. ("andido, y que, como es tradi- tío; hace éste su entrada triunfal y, mediante una escena
ción en aquel teatro, tuvo una interpretación esmera- altamente cómica, Matilde queda convencida, al parecer,
dísima. de la inocencia de Ricardo.
El argumento, á grandes rasgos contado, es el si- Entra después Leopoldo y, al dar cuenta Matilde de
guiente; la próxima llegada de Pilar, manifiesta 1). Justo que ha
Ricardo y Matilde, matrimonio joven y feliz, pasa los pensado contraer segundas nupcias, y que la elegida es
veranos en una finca de su propiedad, situada en un pue- Tilar.
blecillo cercano á Madrid. Con el matrimonio está cortas Asombro general, protestas de Leopoldo, y Ricardo
temporadas Pilar, sobrina de Matilde, muchacha lindísima, (tutor de la muchacha) niega el consentimiento; trata de
de la que llega á enamorarse Leopoldo, un vecino joven. convencer al lío, y, por último, le dice aparte que Pilar es
Ricardo que, ya casado, tuvo una aventurilla amoro- la de la cita, la del lazo.
sa, por olvido no ha destruido la carta en que se le con- Matilde, enterada de tal resolución, enreda el asunto
testó: Te espero, Ricardo mío, y la guarda con un lazo ver- diciendo que no hay tal cosa, porque la que acudió á la
de, que en sus manos dejn al huir la dama de la aventura. cita fue Narcisa, su doncella, con lo que Ricardo se hace
Revolviendo papeles, da Matilde con el paquete, y el un verdadero lío, mientras don Justo insiste en sus pro-
esposo no encuentra otra salida que hacer protagonista pósitos.
de aquel suceso á su tío D. Justo, que en él depositó el Queda así el asunto, á reserva de aclararlo después;
secreto, para evitar que se enterase su difunta esposa. y Matilde, para favorecer los amores de su sobrina y Leo-
Mientras Matilde va á la estación á esperar al tío, poldo, obliga á Narcisa á que, á solas, manifieste á Ricar-
éste, avisado por Ricardo, utiliza el apeadero próximo, y do que si consiente la boda de don Justo lo dirá iodo, y a
PAG. 16 EL ARTE DEL TEATRO

que le entregue una carta (rápidamente escrita por Matil- cho sigilo, mucho silencio, y empiezas dando voces...
de), en la que insiste en MIS amenazas, á fin de no perder RICARDO. — Por si le oía Matilde...
cincuenta duros que la ofrecen lus novios. JUSTO. — ¡Ah! ¿Pero está tu mujer?
TÍO y sobrino hacen variar de opinión á la criada, en- RICARDO — ¡Claro! (Cierra la puerta del segundo tér-
tregándola doble cantidad á cambio de su silencio. mino derecha.)
Cuando de esto se entera Matilde, revela d su espuso JUSTO. — ¡Toma, turna! Pues si lo llego á saber no
que el novio de Narci- utilizo el apeadero.
sa ha jurado matar al RICARDO. — Pues
seductor de su novia, ¿qué creía usted?
pur no explicar ella JUSTO. — Que tu
satisfactoriamente la encargo para que de-
procedencia del di- jase el tren antes de
nero. llegar á la estación
Ricardo, asusta- obedecía á algo extra-
dísimo, entera á su th> ordinario, á alguna
de lo que ocurre; don aventura que me hi-
Justo huye despavori- ciera r e c o r d a r mis
do, y entre ambos es- buenos tiempos.
posos hay una escena KICAKDO.—No en-
altamente cómica, de tiendo. . .
rodillas, de la que re- JUSTO. — L*na mu-
sulta que no Pilar ni jer hermosa, casada
Xarcisa, sino la propia por supuesto, y sedu-
Matildefué laque acu- cida por tí, la cual se
dió a la cita y perdió me abalan/aba al cue-
el lazo en cuestión. Ricardo, St. PUGA Justo, Sr. RUBIO
llo, diciéndome: «¡Es
Y aquí surge la Narcisa, Srta. TOSCANO un infame, un pérfi-
reconciliación, expli- do. Me quiere aban-
caciones, la cuenta para la interesada doméstica, y tntti donar!. . . ¡Ampáreme usted, ó me suicido!.
contenti. RICARDO. — jQué barbaridad!
La compañía de Lara interpretó maravillosamente el JUSTO. — ¿Y en lugar de eso me encuentro con lo co-
jugue-tillo. rriente, con lo eterno? ¡.Me has timado, sobrino, me has
Nieves Suarez, en el papel de Matilde; Rosario Tos- timado! (Se sientan.)
can", en el de Narcisa; Fuga, en el de Ricardo; Rubio, en RICARDO. — Pues sepa usted que hay aventura.
el de Justo; Barraycoa, en el de Leopoldo, y Suárez, en JUSTO. — ¡Hola! ¡Venga, venga!
el de Marcelino, estuvieron á la altura de la fama que RICARDO. — ¡Ay, lío de mi alma! Me encuentro en
aquella compañía se lia conquistado, en lo que se refie- una situación apuradísima.
re á inlcrpreiar las obras de modo primoroso. JUSTO. — ¿También eso? ¿También sablazo?
Para que nuestros lectores puedan formar idea de la RICARDO. — ¡No se trata de eso!
gracia y animación del diálogo, reproducimos á continua- JUSTO. — ¿Qué es entonces?
ción un fragmento de la esce- RICARDO. — Óigame usted.
na IV, en la que intervienen Yo tengo una mujer encantado-
Ricardo, Sr. Puga; Marcelino, ra, y la quiero con delirio.
Sr, Surez, y Justo, Sr. Rubio. JUSTO. — ¡Noticia fresca!
RICARDO. — ¡Ay, tío! ¡Todo
eso constituye mi mayor des-
ESCKNA IV gracia!
RICARDO. A |,oco MARCKLINO. JUSTO. — ¡Caracoles!
Despuís JUSTO RICARDO. — Me explicaré.
Cuando yo era muchacho...
R I C A R D O . — ¡Gracias A JUSTO. — ¿Desde entonces
Dios!... ¡Y los otros sin venir!... lo vas A tomar? Te advierto que
{Consultando el reloj.) Pues el sólo dispongo de un par de días.
tren ya debió llegar al apeade- RICARDO. — Mi padre me
ro hace rato. (Asomándose al dedicó al comercio, y durante
balcón.) ¿Habrá hecho Marceli- algunos años no hice más que
Matilde, SrU. SUÁREZ Ricardo, Sr. PUGA
no alguna de las suyas?... ¡Lo números, y no repasé más li-
mato! . . . (Llaman en la puer- bros que el de Caja.
ta de escape) ¡Ah!... ¡Por fin!. (Abriendo.) ¿Está ahí? JUSTO. — Fin del tomo primero.
MARCELINO. — Sí, señor. RICARDO. — Después conocí á Matilde, y al verla, no
RICARDO. — ¡Que suba! sé lo que sentí.
MARCELINO.—-|En seguida! {Retirase Marcelino.) JUSTO. — Yo tampoco; pero me lo figuro.
RICARDO. — ¡Pobre tío! Ya sabía yo que no desoiría RICARDO. — Nos casamos en seguida, y fui un mari- •
nü ruo^o.. . ¡Tío del alma! (Yendo hacia Justo, que aparece do ejemplar. No salía por las noches... Me acostaba tem-
en traje de viaje.) pranito. . .
JUSTO. — ¡Chist! ¡Más bajo! JUSTO. — No leerías en la cama, porque eso les da
RICARDO. —¿Qué pasa? mucha rabia á las mujeres.
JUSTO. — Tú sabrás. Me recomiendas en tu carta mu-
EL TEATRO EN AMÉRICA Las Sras. Molina, (iuillén, líenítez y Srtas. Rosales y Mariino, guapísi-
mas y muy elegantes.
San Juan de Puerto Rico. — 1.a compartía contratada por la Socie- La Sra. (juillén, en la Diosa del tango, lució un traje precioso, y ella
dad M iis ico -Teatral ha conseguido conquistarse el favor del público, mer- estuvo afortunadísima.
ced á la buena voluntad que iodos los artistas que la forman ponen en la Los Sres. Casáis, Lamas, Sánchez Pino, Vallejo, Lucuix y Castaño, to-
i o te rp re tac ion de las obras. dos, sin excepción, muy bien.
Las que mayor éxito han alcanzado por la labor que han hecho, las Nuestro aplauso á la empresa por su esplendidez y conciencia artísti-
tiples señoritas Arregui, Chaves, Núñez y Blandían, y los Sres. Freixas, ca, lamentando no poderle dar la enhorabuena por el resultado de la obra.
Puiggros y Vidal, han sido La mala sombra, Ln cañamonera, La tragedia de Se ha celebrado el beneficio del popular primer actor Antonio (ion-
Pierrot y Moros y cristianos. zález ((jonzalilo), tan querido de nuestro público. En El Chato del Albaicin,
Santiago de Chile. — La compañía de zarzuela que, bajo la dirección El Sr. yoaquin, Los chicos de la escuela y Ln victoria del Cake, hizo reír mu-
del popular actor Pepe Vila y el maestro I). Remigio Acevedo, aclúa en el cho al numeroso público, que le hizo objeto de calurosas ovaciones. Ade-
t«alro Santiago, está haciendo una brillante campaña. más, fue obsequiado con muchos y valiosos regalos de sus admiradores y
amigos.
En las obras últimamente representadas, El palacio de cristal, La mar-
cita de Cádiz, El húsar, La rabalera y £ / seminarista, obtuvieron muchos Para muy en breve se anuncia el estreno de Patria chica.
aplausos la Sra. Silles, Srtas. Riuton, Fernández, García, Castillo y Ci- Se encuentra enferma la aplaudida tiple Juana B. Benítez, á quien de-
fuentes, y los Srcs. Larrosa, Vila, Simón y Monjardin. seamos rápido alivio. — A', Diaz Clauijo.
Se ensayan, para estrenarse en breve, .\inon, La tremenda. El pipiólo y Grauada. — Se han estrenado con éxito, en el teatro Cervantes, Alma
Et chuto del Albaictn. de Dios y María Luisa. Cada una por su índole, ambas gustaron mucho. La
Mayagüez. — En el teatro Municipal acida la compañía de zarzuela opereta bufa Lysistrata fue también aplaudida. Todos los artistas de la
que dirigen los Sres. Morales y maestro Mayoqui. De los elementos que la compañía Orlas trabajan con singular acierto.
fui man, ios que más aplausos obtienen en todas las obras que representan — En el Isabel la Católica ha estrenado La patria chica, con gran éxito,
son los Srcs. Barajón y Morales. El Sr. Zimmerman, como tenor del géne- la compañía de Francisco Alarcón. También ha logrado buena acogida El
ro grande, resulta muy deñciente. pelotón de los torpes.
La primera tiple Julia Mesa y el actor Vera conquistaron muchos aplau-
sos. — /'. Román.
EL TEATRO EN PROVINCIAS
Valladolid. — La compañía de zarzuela que actúa en el teatro de Lope
Bilbao. — Con las zarzuelas La viejecita y JM Rabalera debutó en el de Vega csU llevando á cabo una campaña muy brillante.
teatro de los Campos Elíseos Lucrecia Arana, lil público la saludó con En las obras que ha representado, han sido muy aplaudidos las seño-
una salva de aplausos al presentarse en escena, repitiéndose aquellos du- ritas Sans (Carmen y JuanaJ, Zapatero, y los Sres. Lia, Enciso, Padilla y An-
rante la representación, especialmente en la última de dichas obras, que golotti.
interpreta de un modo magistral. Vióse obligada á bisar repetidas veces la — En Zorrilla han menudeado los estrenos, pero únicamente han ob-
famosajota, en medio de entusiastas aplausos. tenido éxito unánime A la Piñata ó la verdadera matchicha y L<i bella Luce-
Todas las obras en que la Arana toma parte son otros Untos triunfos rito. Entre las que no lograron convencer del todo al público, se encuentran
para I» genial artista. La banda nueva. Nanita ¿Vana, El chato del Albaicin, El estudiante, l-aspie-
Con las obras El gaitero, el estreno del drama en dos cuadros, de los dras preciosas, Los veteranos, El nhlo de San Antonio y El señorito.
hermanos (Quintero, Las bruvun, La Czarina y Los mosqueteros, celebró su Por lo que se ve, el público valisoletano es difícil de contentar, pues
beneficio el primer actor y director de la compañía, Kmilío Duval; en todas muchas de estas obras han sido aplaudidas en Madrid y en muchas otras
las obras el beneficiado alcalizó muchos aplausos, por la excelente inter- pablacíones.
pretación que aupo dar á todos y cada uno de los personajes que represen- Se prepara el estreno de El hijo de Budha, con gran aparato escénico.
taba, recibiendo muchos y valiosos regalos de la empresa, amigos, compa- — y. Casado Pardo.
ñeros y admiradores.
Compartieron con el beneñciado los triunfos las tiples Paquita Ciar, üibraltar. — La notable compañía de zarzuela que actúa en el Assam-
Teresa Hordas, Lucrecia Arana, Consuelo Muyendia, Caí Iota i>anfor, la no- bly Uroms y en la que figura como primera tiple María Severini, está ha-
table característica Sofía Romero, y los actores Vitiegaín, Rafael López, ciendo una brillante campaña.
Kuiz París, Elias Peris, y Morales, quienes trabajaron con verdadero cari- Además de la citada artista, que obtiene nutridos aplausos en cuantas
ño y inminable compañerismo hacia su apreciado director. obras representa, se distinguieron las Srtas. Paisano, (iuerra, Sra. Martín, y
íirata sorpresa causó en el público el anuncio del debut del gran actor los Sres. Martelo, Rojas, Zambruno, Ledesma, Melgosa y Aguado.
Julio Ruiz, quien, de paso para ln corte, se detuvo, con objeto de darse á Las obras últimamente representadas que mayor éxito han obtenido,
conocerá! público bilbaíno. Kl solo anuncio déla presentación en escena han sido El pipiólo, El tambor de granaderos, La viejedta y La mala som-
de tan renombrado primer actor, basto para que se llenara el teatro. bra. — y. c.
Las obras que representó, en las dos noches que trabajó, fueron La ale- Las Palmas. — En el teatro Pérez (jaldos ha hecho su debut la compa-
gria de la huerta y El santo de la hidra; y para despedida, puso en escena ñía de Enrique Horras, representando Tierra baja. F.l trabajo de este artis-
La marcha de Cádiz, el monólogo Ruiz y el disparate Filippo, originales de ta gustó mucho, siendo aplaudidisimo.
julio Ruiz. — En Santa Cruz de Tenerife funciona con excelente éxito la compa-
En todas las obras en que tomó parte tuvo al auditorio en constante ñía de zarzuela en que figura como primera tiple la Srta. Amalia tsaura,
hilaridad, demostrando poseer un gran ingenio, del que hizo verdadero de- cuyo trabajo es aplaudídísimo por el público y calurosamente elogiado por
rroche, siendo al anal aclamado con entusiasmo; prometiendo solemne- la prensa. En la zarzuela Las estrellas conquistó la Srta. Isaura un gran
mente al público volver en el mes de Septiembre, que será cuando regrese triunfo, interpretando de un modo magistral el papel de Antoñita.
de Buenos Aires, para donde está escriturado. — y ove. Del resto de la compañía destacan la Sra. Figuerola, y los Sres. Soti-
Sevilla. — En el teatro de San Fernando ha empezado á actuar la com- llo, Férriz y Suárcz. — E. S.
pañía que dirige Francisco García Ortega, y en la que figura como primer» Zaragoza. - La compañía de Pablo López, que actúa en el teatro Prin-
actiizjoscfina Nestosa. cipal, ha puesto en escena en las últimas quince noches y vermouhts, las si-
— En el Salón Imperial se ha estrenado con gran éxito, por la compa- siguientes obras: Sinon, La pena negra, La tempranica, Gazpacho andaluz,
ñía que dirige D. Juan Esparualeón, la preciosa comedia de Üenavente, Los La guardia amarilla. De Madrid tí París, La noche de Reyes, La tragedia de
intereses i reados. Pierrot, I*o reina mora, I-ÍÍ canta blanca, Sangre moza, etc., etc.
Se preparan los estrenos de varias obras de autores locales. De óperas: Caballería rusticana, Rigoletto, Los payasos, Lucia de Latn-
— La brocha gorda, revista estrenada en el teatro del Duque, ha sido un mermoor y L>/ sonámbula, en la que ha debutado el primer bajo Celeste
gran éxito, al que han contribuido grandemente, con su esmerada labor, Seccardí.
Fa Srta. Guillen, que estuvo inimitable de gracia y travesura; Srtas. Rosa- Se han estrenado: La infanta de los bucles de oro, que es un cuento en
les (T, y N.) y Mariino; Sra. B. Benttez, y Sres. Casáis, Lamas, Sánchez acciñn para entretenimiento de los niños, y El lego de San Paldo, obra en
Pino, Lucuix y Vallejo. tres actos de corte antiguo, con tipos y situaciones falsas, y con música
El Chato del Albaicin, estrenado más tarde, ha conseguido pasar sin muy inferior á la de otras brillantes partituras del maestro Caballero.
pena ni gloria, y su permanencia en los carteles ha sido corta. La obra fue aplaudida por deferencia al autor, .Sr. Fernández La Puen-
La empresa de este teatro, siguiendo su costumbre de dar lo suyo á te, que se encontraba en el teatro. La empresa se esmeró en la presenta-
cada obra, ha hecho un derroche de gusto y de dinero para presentar la ción de la obra, por lo que merece plácemes. La interpretación deficiente,
revista Cinematógrafo nacional. Siete decoraciones, que son otras tantas á excepción de Pablo López y Andrés López, que cumplieron bien, y el
preciosidades; vestuario riquísimo, etc., etc. barítono Sr. Roblas, que se ajustó al personaje que representaba. Se prepa-
i Lástima que la obra esté en su mayor parte pasada de actualidad, y ran las reprises de Sangre baturra, del aplaudido maestro señor Beltrán, y
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