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6 PARTE 1 GENf-RALlDADES

mente y el cuerpo interactúan con cierra causalidad pero no pueden explicar


de qué manera lo hacen. Ot ros dualistas evitan este problema, a l plantear
que la menre y el cuerpo funcionan de manera paralela sin inreracruar o que
el cuerpo puede afectar l.a mente, pero que la mente no puede afectar el cuer-
po. Estas posruras dualistas reconocen un cuerpo )' una mente pero eluden
el problema de violar las leyes de la física . Ot ros filósofos, los monistas, evi-
tan el problema meme-cuerpo al posmlar que mente y cuerpo son simple·
mente dos palabras que denominan la misma cosa y que ambos pueden te-
ner aspectos materia les e inmateriales. La mayoría de los neuropsicólogos
son materialistas y sostienen que los términos mente y cerebro son dos pala-
bras diferentes que describen el mismo elemento. Evidentememe, sería difí-
cil ser un neuropsicólogo no materialist.a porque la persona que lo fuera
creería que no existen elementos físicos que puedan estudiarse.
Además de ser dualista, Descarres atribuyó funciones a distintas panes del
cerebro. Situó el lugar operativo de .la mente en la glándula pineal, una pe-
queña estructura que está indu ida dentro del tronco encefá lico. Su elección
de esta estructura se basó en el razonamiento de que la glándula pineal es el
único órgano dent ro del sistema nervioso que no está compuesto por dos mi-
tades con simetría bilateral y, además, está ubicada cerca de los vcntrícu.los.
Su idea era que, a través de la glándula pineal, la mente controlaba las vál-
vulas que permitían que el LCR fluyera desde los vemrículos hacia los mús-
culos y los nervios para llenarlos y hacer que se movieran. Para Descartes, la
corteza no e•·a un tejido nervioso que cumplía determinadas funciones, sino
simplemente una cubierta protectora de la glándula pineal. Tiempo después, la
hipótesis de Descartes fue refutada por los que señalaron que cuando
la glándu la pinea l estaba lesionada no se observaban cambios evidentes en la
conducta. Hoy se piensa que la glándula pineal interviene en el control del
ritmo circadiano.
Al proponer su reoría dualista de las funciones cerebrales, Descartes tam-
bién postuló que los anima les no tenían mente y que, por tanto, se asemeja -
ban a una máquina. Algunos seguidores de Descartes justificaron el traro in-
humano hacia los animales, los niños y los en fermos me.ntales sobre la base
de esta teoría. Para ellos, los anima les carecían de menre, los niños la desa-
rrollaban a parrir de los siere a1ios, cuando podían hablar y razona•·, y los en-
fermos meorales habían .. perdido su ュ・ョイ セ N@ La comprensión errónea de la
postura de Descartes llevó a que algunas personas argumentaran que. el es-
tudio de los anima les no puede ser fueme de datos útiles para la neuropsico-
logía humana . Sin embargo, el mismo Descartes no fue tan dogmático . Aun-
que propuso la idea de que los animales y los seres humanos son diferentes
con respecto a tener o no mente, también sugirió que la idea se probara ex-
perimentalmente. Propuso que los indicios clave de la existencia de la men-
te eran e.l uso del lenguaje y la razón. Sugirió que si fuera posible demostrar
que los anima les pueden hablar o razonar, esa demostración indicaría que
poseen mente. Como veremos luego, en la neuropsicología experimental mo-
derna, algunas lineas de investigación están dirigidas al est udio comparativo
de los animales y los seres humanos con respecto a estas capacidades.

Darwin y el materialismo
A mediados del siglo XIX surgió una nueva teoría del cerebw y la con-
ducta. Esta teoría era la perspectiva moderna del materialismo: la idea de
que la conducta racional puede explicarse tota lmente a partir del funcio-
nam iento del sistema nervioso, sin necesidad de referirse a una menre in-
materia l. Esra perspectiva wvo sus raíces en las teorías evolucionistas de
dos nat uralistas ingleses, Alfred Russell Wallacc (1823- 1913) y Charles
Darwin (1809-1892).
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