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Fundamentos configuracionales de la forma arquitectónica

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Capítulo 6
El plano como forma
En este capítulo estudiaremos las relaciones reversibles que se dan en los llamados
esquemas reversibles entre las formas y el PB. La reversibilidad se genera a partir del
movimiento visual entre las formas y el plano básico o plano de fondo
(Fig.1), o entre las partes del objeto mismo (Fig.2). Éste es un fenómeno
que depende de nuestra voluntad perceptiva y se origina a partir de
nuestros órganos visuales1. Existen tres tipos básicos de esquemas
reversibles que estudiaremos en este capítulo: los esquemas de figura y fondo, Fig.1
las figuras o formas ambiguas y las formas fluctuantes. Aquí veremos además cómo el
contraste constituye el elemento clave que propicia o inhibe esta dialéctica visual entre las
Fig.2 partes de la forma y entre la forma y el PB.

La figura-fondo

Como hemos visto en el capítulo anterior, el plano puede ser representado virtualmente por medio de líneas y
puntos y cualquier forma bidimensional que no sea interpretada como punto o línea. La condición general para
ser reconocida como un plano, es que en la forma se manifiesten claramente las dos dimensiones, ancho y largo,
y que ninguna éste subordinada a la otra. Los bordes que delimitan los planos, pueden estar formados por líneas
gráficas o virtuales que definirán la naturaleza de la forma. Además de una clasificación de las formas planas
según las energías visuales que se pueden heredar del punto y de las líneas horizontales, verticales y diagonales
predominantes en su formación, podemos también clasificarlas según las familias de líneas. En este sentido
Wong2 por ejemplo, clasifica las formas según su apariencia general (Fig.3): accidentales (a), manuscritas (b),
irregulares (c), rectilíneas (d), orgánicas (e) y geométricas (f).

Fig.3

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Esta última clasificación está inspirada principalmente en una
característica fundamental del plano como forma, a saber, la
capacidad de evocar figuras conocidas, entendiéndose como figura
la silueta o contorno de un objeto3. La figura en general tiende a ser
más pequeña que el fondo y es percibida superpuesta a éste (Fig. 4).
Sin embargo, cuando el balance relativo entre el área ocupada por la
figura y el fondo es ambiguo (Fig.1), o cuando la capacidad evocatoria Fig.4
de la silueta de lo que percibimos como forma compite con la de lo que percibimos
como fondo, surgen un tipo de esquemas reversibles conocidos como figura-fondo.

Fig.5 En la interpretación de los esquemas reversibles de figura-fondo, la familiaridad del


observador con las formas involucradas influye notablemente. En la figura 5, por
ejemplo, la identificación de la vela y los rostros es bastante directa para cualquier
observador, pero en cambio, en la figura 6, una imagen familiar para cualquier
latinoamericano, como lo es la región geográfica del golfo de México, incluyendo a
las penínsulas de Yucatán, Florida y la isla de Cuba se hace difícil de interpretar a
primera vista debido a que se ha girado 180 grados, colocándose en posición
totalmente diferente a la que estamos acostumbrados a ver. Como se puede apreciar en
Fig. 6 estos ejemplos, el contraste entre la figura y el fondo es un factor determinante para la
creación de los esquemas reversibles.

Cuando el contraste entre las formas es marcado, es decir, cuando posee un alto grado de energía visual como,
por ejemplo, el contraste blanco-negro, esto individualiza las formas, facilitando su identificación. En la figura
7, podemos apreciar como a medida que aumenta el contraste entre las formas, éstas pasan de ser unas figuras
indiferenciadas, a un esquema de figura y fondo y por último a una definición precisa del texto, de la figura.
Podemos ver además en este ejemplo, cómo la significancia de las formas tiende a fijar la lectura, la
interpretación de éstas, como es el caso de la palabra “west” que sobresale ya sea en blanco sobre fondo negro o
viceversa.

Fig.7

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Las formas fluctuantes

Las formas fluctuantes constituyen el segundo tipo de esquemas reversibles que estudiaremos en este capítulo.
A diferencia de los esquemas de figura-fondo en los que la forma de la figura y la forma del fondo se
intercambian alternativamente el rol de figura o fondo, en las formas fluctuantes la percepción de la forma
fluctúa entre una u otra interpretación de la totalidad de la forma independientemente del fondo4. El origen de
esta fluctuación en la interpretación de un dibujo geométrico radica en la equivalencia de las dimensiones de las
formas. Esto sucede principalmente en los dibujos o proyecciones isométricas donde la referencia a la
profundidad de los objetos no nos proporciona una información ajustada a la realidad, como en el caso de las
proyecciones cónicas o dibujos en perspectivas. En la figura 8ª, presentamos una clásica forma fluctuante en la
que a primera vista podemos identificar seis cubos y con un pequeño esfuerzo volitivo hacemos fluctuar la
forma y ver siete cubos. En la figura 8b, tenemos el mismo dibujo pero invertido donde a primera vista
identificamos los siete cubos y luego intencionalmente podemos observar los seis cubos de la figura anterior.
Algunas personas ven estas mismas figuras completamente diferentes a la primera impresión, primero perciben
los siete cubos y luego los seis y viceversa. En la figura 9, se puede observar una escalera vista desde arriba o
desde abajo, según nuestra voluntad y en la figura 10 tres paralelepípedos o un cubo en la esquina de tres
planos.

Fig. 8 a b Fig. 9 Fig.10

Las formas ambiguas

Las formas ambiguas por otro lado, se hacen presentes en los dibujos
figurativos como los ejemplos bien conocidos de la figura 11, en las que
podemos observar tres rostros, un anciano, un joven de perfil y uno de
frente, y la figura 12 donde se pueden ver una anciana y una joven de
perfil. A diferencia de las formas fluctuantes, en las formas ambiguas la
percepción de las formas presentes en la composición se revierte entre
las partes de una composición5. Aquí la interpretación de las formas
depende de preponderancia de una parte de la composición sobre las otras Fig. 11 Fig. 12

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como resultado de un acto volitivo sobre nuestros mecanismos perceptivos. En estos dos últimos ejemplos, al
igual que en los anteriores, no existe una constante universal sobre cual forma interpretamos primero. Está más
allá del alcance de este estudio establecer por qué suceden estas diferencias entre los observadores, pero parece
dependen de las experiencias previas con formas similares, de la primera experiencia con la forma misma y de
las direcciones visuales que predominan en la composición visual6.

El contraste visual

Como hemos podido ver en los fenómenos visuales de figura y fondo, el


contraste es una cualidad visual fundamental para la percepción de la forma7.
El contraste nos permite establecer relaciones significativas entre los
elementos visuales. Más aun, el contraste desde el punto de vista de la
percepción, es un aspecto indispensable para la interpretación de significados
a todo nivel. La palabra cálido adquiere significancia a través de su opuesto,
lo frío, no sólo en la percepción visual sino también en las táctiles, e incluso a
nivel de las relaciones humanas. Amor-odio, arriba-abajo, oscuro-luminoso,
invierno-verano, gordo-flaco, sagrado-profano, orden-desorden, etc.
Fig.13
Vivimos en un mundo de contrastes, sin
los cuales la vida sería gris, aburrida,
monótona, pero como en todas la cosas,
un exceso de contraste puede resultar
estresante, irritante, aniquilador. El
contraste visual surge cuando los
elementos tienen formas diferentes y sus
relaciones carecen de toda afinidad, Fig.15
creándose una oposición férrea entre ellos (Fig.13). Así pues, el contraste
se logra a través de la manipulación de los elementos visuales y de la
relación entre las formas, teniendo en cuenta que el contraste entre las
Fig.14 formas puede ser disminuido o amplificado por la acción del color, la textura,
el tamaño, la dirección, etc. La carencia extrema de contraste donde la figura y el fondo comparten las mismas
características visuales (Figs.14 y 15) es la base del camuflaje.8 En general se pueden definir varias categorías
de contrastes entre los elementos visuales: el contraste de figuras, el contraste de tamaño, el contraste de color,
el contraste de texturas, el contraste de posición, el contraste de dirección, el contraste de espacio y el contraste
de gravedad.

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El contraste de figuras o formas

El contraste de figuras o formas9 puede llegar a ser bastante complejo debido a la diversidad de formas que
pueden coexistir en una composición visual o en un contexto urbano, en el caso de la arquitectura. En la medida
en que las formas compartan la misma familia de líneas, y su silueta, su figura sea más indiferenciada, y en la
medida en que las cualidades pregnantes de la formas disminuya, el contraste entre las figuras disminuye. Con
el fin de ilustrar las posibilidades del contraste de figura, observemos algunos pares de contraste más comunes:
contraste de formas: contraste de formas geométrica-orgánica (Fig.16a), contraste de formas curvilínea-
rectilíneas (Fig.16b), contraste de formas planas-lineales (Fig.16c), contraste de formas mecánico-caligráficas
(Fig.16d), contraste de formas simétrica-asimétrica (Fig.16e), etc.

Fig. 16 a b c d e

El contraste de formas en la arquitectura

El contraste de formas en la arquitectura moderna con los estilos que le


precedieron, se puede argumentar que constituye una posición ideológica, una
forma de confrontar la herencia histórica y dar paso a una nueva arquitectura. No
sólo se utilizó el contraste con las formas precedentes, sino que su utilización es
un elemento clave en la creación de la forma misma. Hoy día sigue siendo un
poderoso recurso formal al que se recurre frecuentemente con la intención de
crear un impacto visual. El contraste entre las formas que componen una
edificación nos permite resaltar volúmenes para crear un elemento singular en la
fachada de un edificio, (Fig.17) o enfatizar el acceso principal de una
edificación, como en la figura 19, donde se contrasta un elemento lineal contra el
plano de fachada. El contraste con el entorno, se puede lograr tanto en el
ambiente natural donde la forma geométrica contrasta con la orgánica (Fig.20), o
en el ambiente urbano donde se introduce una nueva edificación que contrasta
con las familias de líneas predominantes en un contexto con una carga histórica Fig.17
muy definida. (Fig.18).

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Fig. 19 Fig. 20

Como se puede observar en estos ejemplos el contraste de formas es


reforzado por el contraste entre las características visuales de la forma.

Fig. 18

El contraste de tamaño

El contraste entre el tamaño10 de las formas se puede analizar desde


tres puntos de vista diferentes pero complementarios, el de la medida,
el de la escala y el de la proporción. El primero está relacionado con
las dimensiones propiamente dichas de las formas y se puede reducir
simplemente a la manipulación de los pares de opuestos: grande-
pequeño, largo-corto, ancho-angosto, como los que se dan entre las
cerámicas de la figura 21, en la cual el contraste de tamaños resalta el
carácter visual de cada uno de los envases sin generar ningún conflicto
perceptivo entre ellas. El segundo aspecto que debemos considerar en el Fig. 21
contraste de tamaño tiene un impacto de orden subjetivo además del visual, el cual se deriva de la relación de
escala entre las formas visuales. En el capítulo 4 vimos como la relación entre el tamaño de las formas, desde el
punto de vista de la escala humana, hace percibir un espacio como acogedor o monumental, o puede hacer que
un objeto se perciba como gigantesco en un dibujo. En un contexto como el de la ciudad en miniatura de
Madurodan, en Holanda, el contraste entre la escala de las edificaciones y los visitantes rememora percepciones
lúdicas de vivencias de la infancia, en lo que tal vez radica su éxito como espacio de entretenimiento11. (Fi. 22).

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El tercer aspecto que debemos considerar en el contraste de tamaño entre las
formas es el que surge cuando la relación proporcional entre las formas no se
ajusta a lo que estamos acostumbrados a percibir, a lo que consideramos
adecuado. En la figura 23, el contraste entre el
tamaño de las ruedas y el vehículo va más allá de
que las ruedas sean grandes. La proporción a que
estamos habituados entre los elementos que
componen el vehículo es alterada dramáticamente,
produciendo un contraste de formas con un alto
contenido emocional, al punto de que esta clase de
vehículos son llamados comúnmente “monster”.
Fig.22 Fig.23

El contraste de color

El contraste de color12 tiene múltiples aplicaciones en el arte y el diseño


y es un tema cuya profundidad va más allá del alcance de este capítulo,
incluso de este curso, pero sin embargo profundizaremos un poco más en
él en el próximo capítulo. Aquí nos limitaremos a mencionar brevemente
algunos de los tipos de contrastes de color más comunes como el
contraste entre los colores opuestos o complementarios, los cálidos-fríos
y los luminosos-oscuros. Los colores complementarios, aquellos ubicados
Fig.24 en lados opuestos en el círculo cromático (Fig. 24), pueden ser usados en
pares de color para crean un alto nivel de contraste visual (Fig.25). En la
figura 26 podemos ver la aplicación de esta idea en una obra de Miró, el
cual utiliza el contraste entre los colores complementarios en su obra
“Tagesanbruch”. Aquí se pueden observar el uso de dos pares de colores
que se encuentran en la gama de los complementarios rojo-verde y el
azul-anaranjado. Otros pares de contrastes cromáticos basado en la
sensación que despiertan en nosotros13 es el que se da entre los llamados
colores cálidos como el amarillo, rojo, etc, y fríos como el blanco los azules, Fig.25
etc. Podemos considerar también contrastes entre colores oscuros y luminosos o
brillantes y opacos. En la arquitectura el uso de color es un recurso extremadamente
expresivo, individualizador de volúmenes y detalles arquitectónicos. En la figura 27,
Fig.26 podemos observar cómo se utilizan colores contrastantes para individualizar viviendas

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que comparten características formales similares en el barrio de El Saladillo, en Maracaibo. En la figura 28,
vemos un contraste de colores fríos y cálidos que exagera notablemente el volumen rojo que contrasta con el
muro blanco y en la figura 29, tenemos un contraste de colores opacos y luminosos que resaltan la diferencia
entre los planos que se encuentran y el volumen circular.

Fig.27 Fig.28 Fig.29

El contraste de texturas

El contraste de texturas14 visuales es capaz de evocar sensaciones táctiles directamente


asociadas a las superficies de los materiales y por otra parte refuerzan o minimizan el
contraste entre las formas. Las combinaciones posibles son múltiples, algunas de las
más comunes son las que se dan entre superficies lisas-granulosas, acanaladas-
granuladas o lisas-acanaladas (Fig.30). En la arquitectura
el uso de texturas está asociado directamente con los
materiales constructivos. Cada material tiene tanto una
textura visual como una táctil que lo identifica. El uso
de ambas texturas, juntas o separadas, va desde lo
puramente estético en el diseño de pavimentos por
ejemplo (Fig.31), o con fines utilitarios, como las texturas
para guiar a los invidentes o evitar que una superficie sea Fig.30
resbaladiza (Fig. 32). En el diseño de las superficies de las edificaciones las
texturas pueden ser usadas para crear ritmos visuales y táctiles en las superficies de
los Fig.31 muros, como solía hacer Alvar Aalto (Fig. 33) o con el fin de resaltar el contraste

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entre los volúmenes de una
edificación (Fig. 34).

Fig.32 Fig.33 Fig.34

El contraste de dirección

El contraste de dirección15 se da principalmente entre las direcciones de las


formas o entre las direcciones predominantes en una composición visual.
Para explotar al máximo el contraste entre las direcciones visuales de una
obra visual, ya sea un afiche, un cuadro, una obra de artesanía (Fig.35) o un
edificio, es de gran ayuda conocer los aspectos de la teoría del PB de
Kandisnky relacionados con las direcciones visuales (Cap.1) y los aspectos
conceptuales asociados a las líneas. En la figura 36, podemos ver dos
grupos de textos cuyas direcciones diagonales contrastan entre sí a 90
grados, contrastan además con las verticales y horizontales del PB y a su
vez, el conjunto ortogonal que se forma entre las de las letras contrasta con
la dirección curva en la que se desplazan los vehículos. En la figura 37,
tenemos una propuesta conceptual, un dibujo de la arquitecto Zaha Hadi,
en la que se explota la energía visual del contraste entre la dirección de la
diagonal armónica e inarmónica del PB. El contraste de dirección en la
arquitectura está asociado con el contraste entre formas y con el contraste
entre la dirección de las líneas visuales y conceptuales predominantes, ya
sea en una edificación o entre las edificaciones. En la figura 38 podemos Fig.35

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Fig.37 Fig.38
observar el contraste de formas asociado al de las direcciones. Aquí tenemos un
contraste entre las direcciones predominantes en el entorno urbano, las verticales,
con volúmenes de formas cúbicas y la dirección horizontal predominante y los
Fig.36 volúmenes de formas curvas en la estación de transporte urbano de Canary Wharf
en Londres. Los contrastes de forma, color, textura, y dirección, están relacionados directamente con las
cualidades visuales de la forma y uno de los recursos que pueden ser manipulados más efectivamente por el
arquitecto para resaltar el carácter de los volúmenes arquitectónicos. Existen además otros tres tipos de
contrastes que se dan respecto a la relación entre el plano básico o el campo visual y las formas, o entre el
observador y las formas tridimensionales en el espacio. Estos son el contraste de posición, el contraste de
espacio, y el contraste de gravedad.

El contraste de posición

El contraste de posición16 se refiere a la posición relativa al PB o el campo visual que las formas pueden ocupar
en contraste las unas con las otras: Arriba-abajo, izquierda-derecha, concéntrica excéntrica (Fig.39). A estos
pares de opuestos podemos agregar, al hablar del contraste de posición en el espacio tridimensional, de la
relación espacial de adelante-atrás. Considerando estos cuatro pares de opuestos vale señalar que al movernos

Fig.39

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en el espacio, estas relaciones son relativas a la posición del observador, por lo que izquierda-derecha,
concéntrica excéntrica, adelante-atrás se intercambiarán constantemente. El único contraste de posición que
permanecerá relativamente constante es el de arriba-abajo, pues aunque podamos elevar nuestro punto de vista,
la relación al plano de la tierra y la fuerza de gravedad permanecerán invariables.

El contraste de espacio

El contraste de espacio17 relaciona la manera en que las formas ocupan el PB o el campo visual. Tenemos que
ésta pueden ubicarse concéntricamente o en la periferia, ocupar todo el PB o una pequeña parte, estar paralelas a
él o en escorzo. (Fig.41). Como se podrá comprender, al trasladar estas formas de contraste que podemos
observar del plano básico al espacio, nuestra posición relativa a los objetos será una vez más la que definirá la
forma en que percibamos este tipo de contraste de las formas en el espacio.

Fig.40

El contraste de gravedad

El contraste de gravedad18, el cual se entiende como el efecto que ejerce la fuerza de gravedad sobre las formas.
En otras palabras, se refiere a la apariencia de estabilidad que puede una forma sugerir respecto a su ubicación
en el campo visual. Una forma puede estar estable o inestable, apoyada en la horizontal o cayendo hacia ésta,
percepciones que son equivalentes en el espacio tridimensional. (Fig. 42).

Fig. 41

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En el capítulo 1 estudiamos el plano como PB, como un campo de energías visuales con características propias que
interactúan con las formas que se encuentran en él. En este capítulo estudiamos al plano como forma. Aquí vimos
que en la representación bidimensional se produce una serie de fenómenos visuales debido a la dinámica del
contraste entre los elementos que son conocidos como esquemas reversibles. El primero de ellos, el de figura y
fondo, surge cuando el contraste entre la figura y el fondo llega a un punto de equilibrio dinámico o inestable, el
cual depende en gran medida de nuestra percepción visual que tiene la habilidad de discernir entre los elementos
visuales y asignarle a voluntad el papel de figura o fondo. También vimos cómo un fenómeno similar se da en el
interior de la forma cuando el contraste entre los elementos que la componen se encuentra en un equilibrio
inestable. Aquí se presentan dos casos. El de las formas fluctuantes y el de las formas ambiguas. Las formas
fluctuantes, a diferencia de la figura-fondo, en las que la percepción tiende a fijarse en una de las alternativas,
requieren de un mayor esfuerzo volitivo para fijar la vista en una de las alternativas que se nos presentan, ya que
en la interpretación participa la totalidad de la forma. Por otro lado, en las formas ambiguas este fenómeno se da
entre las partes de una misma forma, donde una parte de la forma se subordina a la interpretación de la otra. En el
estudio de estos fenómenos vimos la importancia que tiene el contraste en la creación de un mensaje visual claro y
preciso, no sólo en el diseño gráfico, sino por su importancia capital en la arquitectura. En el próximo capítulo
estudiaremos el uso del color en el diseño arquitectónico. Veremos algunos de los conceptos básicos de la teoría
del color, haciendo énfasis en su uso como recurso compositivo y explorando brevemente la influencia del color en
nuestra psique, al igual que sus aspectos simbólicos básicos.

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1
Richard, Gregory. 1998.
2
Wong,Wucius.1979.
3
Block, Richard et al. 1989.
4
Marcolli, Atillio, 1979.
5
Block, Richard et al. 1989.
6
Richard, Gregory. 1998.
7
Dondis, D. A. 1976.
8
Block, Richard et al. 1989.
9
Wong,Wucius.1979.
10
Wong,Wucius.1979.
11
http://www.madurodam.nl/site/templates/mad/global/index.php.
12
Dondis, D. A. 1976.
13
Porter, Tom . 1988.
14
Wong,Wucius.1979.
15
Wong,Wucius.1979.
16
Wong,Wucius.1979.
17
Wong,Wucius.1979.
18
Wong,Wucius.1979.

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