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Antología Poética
luis beltrán guerrero
\ / 0 6 J .
ANTOLOGIA
POETICA
Selección / Eugenio Montejo
BIBLIOTECA NACIONAl
CARACAS - VENEZUELA
■ P
FUN D ARTE
AÑO D EL BICENTENARIO D EL
N ATALICIO D EL LIBERTADO R 1783-1983
9
NOCTURNO D E L MAR
10
III
Miro a mi redor:
Ciñen nublos confines
El vano de relente leve.
Mal azogada ensenada
Evita obvios retratos
De ceños, greñas y canas.
Miróme a mí mismo:
Fuera y adentro la pupila esclava.
11
IV
Agua y cielo,
Término y comienzo.
12
V
15
II
17
E L CARDON
18
TIERRA , TIERRA NUESTRA
II
21
LAZARILLOS
Al soplo de la noche. . .
B ello
24
LA GRACIA D EL VERBO
25
BIBLIOTECA NACIONAL
CARACAS - VENEZUELA
Por la infinita senda de los mares,
Sonrisas de las olas prodigando,
Estelas fugitivas repitiendo,
Huella en el agua.
GAZETA DE CARACAS
N° 1, Lunes 24 de Octubre de 1808.
LOS SONETOS D EL ANGEL
R a fa e l A n g e l I n sa u sti
31
III
. . . en clamor de hogar,
salvemos esta luz sobre el incendio.
I da G ram cko
34
VII
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POEMA D EL PRIM ER REGRESO
36
Caiga mi llanto ante tu planta dura.
Sin mirra vengo, sin incienso y oro
Y apenas tu ejemplo me asegura
La firme voz en el versátil coro.
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E L OTRO
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LAUDE
Tañe el laúd.
La lira aplaude.
Al laúd, ¡laude,
En Norte y Sud!
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ODA AL AMOR
40
MEMORIA DE TUS MANOS
III
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De EL VISITANTE
ODA DESDE LUTECIA
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Y más de una costurera que nació y habita en esta ciudad luminosa
Aún tiene oprimidos los ojos y no puede sentir el milagro.
Olifantes, ¡sonad! Que la sirena no llame tan sólo al trabajo incesante,
Y el humo de las fábricas no borre el suntuoso crepúsculo,
Y allá, y aquí, las grasas negruzcas no manchen espejos cerúleos.
Ahora estoy en ti, me siento en ti, próvido seno latino.
Porque afortunados aventureros la luna conquisten, colonicen el polo.
El fuego robado a los dioses ¿quemará nuestras mismas entrañas?
La manzana mordida a la sombra del árbol de bienes y males,
Después recogida en el Olimpo por manos a Venus propicias,
Alimenta con verdad y belleza del hombre el destino prolífico,
Del hombre que con sudor y obras ganó el gusto y orgullo de serlo.
Preguntó a la serpiente, a la esfinge y al oráculo délfico,
Sus ojos apresaron secretos del alga y del cuarzo
E intenta hace siglos sorprender su propio inasible misterio.
H a cumplido el mandato de Jehová irritado en la mañana primera:
Ni ángel ni bestia, dignifica la estirpe ansiosa de saberes,
Que no satisface su gula con doscientas especies de quesos.
Pero ¿colma su destino con asisr el astrolabio
O quemarse las pestañas frente a calderas explosivas?
Otra vez la pregunta: ¿la ciencia es una diosa o es diosa la conciencia?
No enceguezca la chispa raptada, al hombre, su dueño,
La estrella presentida para iluminar las tranquilas cosechas;
Que en talentos de espigas y cúpulas, no en precio de almas,
Se paga el placer de la poma, como el mundo, redonda.
Ahora estoy en ti, me siento en ti, próvido seno latino.
Voces de niños blancos, negros y amarillos, iguales voces de niños.
Desde el médano hasta el hielo gritan el voto augural y fecundo,
Esperando juguetes perennes de dicha innumerable,
No tregua de navidades ni jocundia de San Silvestre.
Se dan la mano los niños de Pekín a Nueva York, desde Berlín a Caracas,
Y la ronda universal canta amor, dice paz, enciende fervor unánime.
Estos niños son más sabios que los sabios por oficio;
Tocan el viejo cuerno que llama a la danza ecuménica,
Olifante reservado para salvación del espíritu inmortal.
Ahora estoy en ti, me siento en ti, próvido seno latino.
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LA PRESENTIDA
I
Tengo miedo de hallarla en la noche
a orillas del hondo silencio;
La ahogaría en las ondas heladas
o colgaría de garfios agudos;
Formarían mis manos anillos
en torno a su cuello mohino;
Cavaría el hueco infinito,
inhumaría su perfecta memoria.
He de matar mi pánico
por no profanar su presencia
Ni convertir en asesinas
las siervas del rosal y la colmena.
No es el miedo de la muerte
ni de morir por una muerte ajena;
No es el miedo de la vida
ni de vivir por una vida propia.
Es el miedo de verla o no verla,
a ella, bestezuela o arcángel,
Que estremece mis miembros y calcina
mi sangre y mis huesos.
II
Tanto, tanto la he buscado.. .
¿Qué guijarros no llagaron mis pasos?
¿qué aire no amortajó mis sollozos?
¿Qué roca no retrató mis clamores?
¿Qué olas no azotaron mi voz enloquecida?
¿Qué sol no silenció mis ojos?
¿Cuál fantasma no oído?
¡Cuántas veces fue cegada esta boca
Con pedruscos de apostrofes!
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III
En la fosa de esta noche he de enterrar mis temores.
El silencio es tan diáfano y es tan larga la espera.
IV
— ¿Qué temores son los tuyos, delirante noctámbulo?
El temor de no encontrar la palabra presentida.
— ¡Es el miedo de la muerte muerte!
Y el temor de encontrarla ¡más grande todavía!
— ¡Es el miedo de la vida vida!
V
Buscándola, buscándola,
la luz titila en su ansiedad incierta.
Buscándola, buscándola,
a más intenso amor más vida mía.
Hallándola, hallándola,
desposorio fugaz, viudez y muerte.
Hallándola, hallándola,
será de todos luego de ser mía.
VI
¿Y qué hacer con esta piel arrugada y estas cuencas vacías?
¿Y qué hacer con estas venas sin sangre y boca sin saliva?
Entregado el mensaje a vulgar estafeta
Con los timbres y sellos de oficiales decoros,
Y esta piel arrugada y estas cuencas vacías,
Y estas venas sin sangre y boca sin saliva.
V II
Eurídice en la turba. De todos y de nadie.
¡Que las llamas devoren el cuerpo de la amada!
En las yertas pupilas de Orfeo el insensato
Ilesa imagen vive.
48
MEDITERRANEO
49
NIZA
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ITINERARIO ESPAÑOL
A ran ju e z .
Reales cotos y palacios. Rotos
Los setos reales, irreal
La tierra todavía. ¡La tierra carmelita
Bajo los verderondos encinares!
Arad, en tanto vuestra sea.
II
L u g a r e s de la Mancha en el camino
La Guardia. Midridejos.
¡En guardia estemos
Contra ese gigantón y esa mesnada
Con disfraz de merinos!
51
VI
J a r d i n e s de la Alhambra.
Mirtos, naranjos, limoneros,
Peristilos, festones, filigranas.
Sentidos, ¿para qué te quiero?
El aire es luz, aroma, trino.
Ríen las rosas y las aguas cantan.
¡Oh voluptuosa,
Absorta paz, que la nostalgia espanta!
En vano celosías:
Mis ojos ven la fiesta de las flores,
Las flores ven la fiesta de mis ojos:
Primavera,
Andalucía.
V III
F r e n t e a la mar malaca
— Turquesa, cobalto, índigo, siena—
La jaca jerezana
Verdor y sol estrena;
Corretea, se yergue, desmelena,
Y su relincho, faca,
Desgarra el corazón de la mañana
En claveles, geranios y verbenas.
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XI
G a d ir de Asdrúbal,’
César, Aníbal.
Guerreros, generales,
Nombran las guías.
Y yo agrego un arcángel
De poesía.
Marinero en tierra,
Jinete en la mar,
Da- guerra a la guerra
En su cantar.
Y tú agregas un brujo
De la brujería
Que robó en Sacromonte
La melodía.
53
PUNTO
54
De TIERRA DE PROMISION
I
Tierra de Promisión.
A la mitad de sus hijos
Ni suelo ni cielo da.
A la otra mitad la cuenta
Cuenta esto y nada más:
Unos, sin el sol de afuera
Y algo más.
Otros con el sol de adentro
Sin poderse iluminar
Otros con el sol adentro
Y sin poder alumbrar.
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V
¡Hijos de Amalivaca,
De Deucalión los hijos!
¿Es nuevo este mundo, o es acaso
Más viejo que los viejos?
¿Vino del Asia su primer abuelo?
Sé tan sólo
Cuál es la estela de las carabelas:
Las Hespérides
¡Celtas, vascos, hebreos, godos, moros!
Roma
¡Hijos de la Loba!
Magna Grecia
¡Refugio de Eneas el troyano!
De ahí al Nilo
¡Padre común del culto y del cultivo!
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V il
Yo beso la amatista
De las piedras preciosas la pastora.
Ancoras y pájaros
El signo repitan en quietud y vuelo.
¡Oh rumor de colmena liberada
Y rumor de los remos
Bajo el matinal crepúsculo violeta!
V III
Esparcid la simiente
Apartando cizañas y malezas.
Y si la estepa,
Más lejana que la más cercana estrella,
Su turbión de promesas nos envía,
Libre es el aire, ancha la pradera,
Y Dios vigila las nubes y las mieses.
Reposaré tranquilo
Al pie de los dos trozos de madera
Viendo
Agonizar la luz sobre la alberca
Oyendo
La confesión nocturna de las hojas
Diciendo
No sé si la canción o la plegaria
Y dando
Los terrones de azúcar a mi perro.
59
XI
X III
60
XV
XVI
Tierra de Promisión.
Tierra de Gracia, esa que dicen
De Venezuela.
Noches de Bruselas.
Enero-febrero, 1958.
61
De CAMPO Y NUBE
FE DE VIDA
Dolores:
El nombre sorbió los dolores.
El árbol aún fresco da flores de amores.
P e d r o S o t il l o
65
Al mundo doy su parte; el tiempo que me resta
Lo debo a la confianza en un mundo mejor.
Lo construiré en mis versos a la hora de la siesta,
Llevo un demonio dentro, y yo lo llamo Dios.
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E L CONVALECIENTE
I
La poesía se va cuando yo llego
al cercano jardín.
¿Por qué se ausenta?
Armado de tijeras y de guantes,
la rosa temerosa,
morir quiere sobre su propia rama,
y el botón
esplender y deshojarse
allí donde nació:
lejos de búcaros y vasos,
cárceles del perfume y del color.
Hay un aire de crimen en el jardín sin pájaros
cuando yo llego
con la podadera entre las manos.
II
III
En el confín inmemorial
en ecos se deshace el pensamiento;
como en la roca el forcejear del viento
quiebra en espumas sus quimeras.
Así, no sé si el pensar es agua,
la gota
en la
clepsidra,
o acaso, lava funeral de los volcanes,
o el viento, nada más.
¿Soy porque lo pienso,
o existo, nada más?
67
IV
VI
68
EPILO GO
UN LIBRO CON “ A N G EL” Y CON ANGELES
71
Limpia su frente como un cristal de telescopio, vuelve sus miradas
hacia lo alto encontrando en los cielos tranquilos la única consolación
de la vida.
Sus versos modernos y lopescos, brotan mágicos en su “ casilla” — así
llamaba Lope a su hogar— revelando la felicidad de la pareja que se
comprende y descubriendo con su foco poético la presencia de la mujer
que borda a su lado y enlaza los dos corazones con madejas azules,
mientras mece una cuna.
Pero lo más importante de su libro es el encuentro de los ángeles,
en los pies.
La lucidez y la bondad de Beltrán Guerrero tenían que lograr la trans
parentación del aire que puede hacer que se llegue a ver los ángeles.
Estos ángeles que ve el poeta venezolano no tienen que ver con los
ángeles aparenciosos y finústicos de otros poetas que los pintaron con
reloj de pulsera o haciendo alpinismo con esquís, como si tuviesen alas
Los ángeles de Beltrán Guerrero son los verdaderos, los que le han
entrado por la ventana abierta en el feliz jardín de Caracas, como admi
rable anunciación.
El principal, el más saludable, el más hogareño es el que estuvo en
la vetusta Posada de su nombre y ahora se ha refugiado en la hospedería
ideal de la mansión del poeta.
En la convivencia con ellos — y que le dure muchos años— sabrá qué
color tienen las alas — banderas del cielo— y si alguna vez llega un
querubín nos podrá decir si, como dice Ezequiel, los querubines tienen
cuatro rostros.
Desde luego son ángeles de cuerpo entero — no como los que Rafael
pintó, sólo consistentes en una cabeza de cuya nuca salían dos alitas—
ángeles que le irán trasmitiendo los únicos misterios que nos interesan,
los misterios de Dios.
Está bien que el inspirado poeta se haya puesto al amparo de los
ángeles porque eso le rejuvenecerá siempre, ya que se le pegará algo de
ellos, pues según Swedenborg “ los ángeles se van rejuveneciendo pro
gresivamente” .
Todas son ventajas en el estar a bien con los ángeles y se ve que
esparcen su dicha y su luminosidad alrededor del poeta y llega su gra-
gracia hasta ese cuarto trastero en que una modista trabaja ante el pano
rama sereno del revés de la casa, en recoleto ambiente de poema — quizá
el más admirable del libro— y en el que es como un ex-libris ese cora
zón de almohadilla clavado de alfileres, al que alude él.
Este bello libro de Beltrán Guerrero siempre será una afortunada par
tida ganada por el poeta y como los ángeles son los pesadores de las
almas el día supremo, lo echarán en el platillo de las sutiles pesas de
oro para que sea aliviador contrapeso en caso de alarma.
72
I N D I C E
De SECRETOS EN FUGA
La nave ....................................................................................................... 9
Nocturno del mar ..................................................................................... 10
Poema de la Madre T ie r r a ..................................................................... 15
El c a rd ó n .................................................................................................... 18
Tierra, tierra nuestra .............................................................................. 19
Símbolo ....................................................................................................... 20
Invocación ................................................................................................ 21
Lazarillos .................................................................................................. 22
Cielo in fie l.................................................................................................. 23
Arbol de Berenice .................................................................................. 24
La gracia del v e rb o ..................................................................................... 25
De EL VISITANTE
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De TIERRA D E PROMISION
De CAMPO Y NUBE
Fe de v i d a ....................................................................................................... 65
El convaleciente ........................................................................................ ... 67
EPILOGO
Un libro con “ ángel” y con án g eles.............................................................71
por Ramón Gómez de la Serna
74
ESTE LIBR O SE T E R M IN O DE
IM P R IM IR EN LOS TALLERES
D E C RO M O TIP, E N CARACAS, E L
22 DE JU L I O D E 1983.
1 $ FUNDARTE
Colección Delta N° 15