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Curso
Estrategias para la innovación y emprendimiento en
mineri ́a
Profesores
Marcos Lima
Mauro Valdés
Mauro L
Clase Nº 3: Las claves de la innovación en la empresa minera
Contenido
Objetivos de aprendizaje de la clase 3
Introducción 3
Emprendimiento e innovación 6
La cultura minera 13
Links de interés 19
Conclusión 19
Bibliografía 20
2. Introducción
Estos versos de autor desconocido representan el espíritu que debe primar en las empresas mineras y en los
proveedores y contratistas de la minería, que están viviendo un momento difícil provocado por la coyuntura
sanitaria mundial.
Esa forma de afrontar la adversidad la ha demostrado el sector minero en Chile, manteniendo e incluso
acrecentando ligeramente los niveles de producción durante la pandemia gracias al aumento sostenido del
precio del cobre de los últimos tiempos, en beneficio de las empresas nacionales y del país completo. Esta
actitud será muy necesaria habida cuenta el tremendo remezón que ha significado a nivel global la irrupción
de COVID-19 y sus secuelas, la que ha provocado un verdadero salto en la evolución de la humanidad y
afectado de manera permanente a la actividad minera.
Hoy vemos una vez más cómo de las crisis siempre surgen oportunidades. La pandemia, que rima con el
cambio climático y la crisis ambiental, es un buen ejercicio de lo que tenemos por delante: Chile debe
aumentar su producción y su productividad minera, así como consolidar su institucionalidad y sus reglas de
© Marcos Lima, Mauro Valdés
inversión, para hacer realidad su principal aporte en este desafío colosal: el cobre, el litio y los minerales que
el mundo necesita para impedir que el calentamiento global sobrepase los dos grados Celsius al 2050. Pero
para ello se necesita más y mejor minería, y los llamados a realizar esta gesta son no solo las compañías
mineras sino también, y muy especialmente, aquellos innovadores y emprendedores, internos y externos a
ellas, que deben dominar conocimientos técnicos y particularmente también la cultura minera, la que puede
operar como una traba o como un potenciador de la innovación y el emprendimiento, según cómo se maneje.
Es que siempre detrás de una amenaza se esconde una oportunidad. Y es labor de las empresas mineras
aprovecharla aumentando los niveles de producción, sobre todo desde Chile, principal productor de cobre a
nivel mundial y poseedor de la mayor proporción de reservas disponibles en la actualidad. No se trata de
quedarse satisfecho —porque este cambio de prioridades a nivel mundial ya se aprecia en el precio alto del
cobre— sino de aprovechar las grandes utilidades que vienen con dicho aumento y la consiguiente confianza
que se despierta en el sistema financiero. De esta manera, el país podría incrementar los niveles de
producción, los que se han mantenido en torno a los 5,6 millones anuales de toneladas de cobre fino por más
de quince años.
El gráfico que se presenta a continuación muestra las alzas y bajas del precio del cobre, un fenómeno
recurrente en el pasado y que volverá a ocurrir en el futuro. Aunque el precio alcanzado hace unos meses es
el más elevado de la historia en términos nominales, en términos reales el punto máximo fue el registrado
en los años sesenta.
1
Estado teórico en el que la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos se corresponde con la cantidad absorbida por
«sumideros» naturales y artificiales.
© Marcos Lima, Mauro Valdés
Fuente: EL MERCURIO
Es interesante también ver la evolución ocurrida en Chile respecto de la producción de cobre a partir de los
años noventa, cuando se experimentó el boom minero: entre 1990 y 2004 Chile pasó de representar un 18%
de la producción mundial a un 38%, duplicando su participación en 15 años (de 1,8 a 5,4 millones de toneladas
el 2004). Si bien entre 2004 y 2020 la participación mundial de Chile cayó a 28% (hoy es aproximadamente
5,6 millones de toneladas), este nivel se ha mantenido gracias a ingentes inversiones y a pesar del deterioro
de la calidad de los yacimientos, e incluso se mantuvo durante el 2020 gracias a la extraordinaria resiliencia
demostrada durante la pandemia, lo que no ocurrió en otros países productores.
En la industria minera, estas nuevas tendencias son un impulso fuerte para aumentar la productividad, tan
alicaída desde la aparición del superciclo de precios (nivel de precios altos que se mantiene en el tiempo
debido a aumentos de la demanda -o expectativas de demanda futura- y donde la oferta no puede crecer
para satisfacerla), y que ha sido motivo de preocupación para directivos, profesionales y trabajadores.
Las nuevas tecnologías están cambiando la forma en que vivimos y «la cuarta revolución industrial» son
palabras en boca de todos. Con el desarrollo de la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la robótica,
los macrodatos y la telefonía móvil, las grandes empresas mineras deben actuar de forma rápida, inteligente
y eficiente para mantenerse al día con las últimas innovaciones y tecnologías.
4. Emprendimiento e innovación
Hace dos mil años, el poeta Horacio de la antigua Roma nos dejó esta sentencia: «En la adversa fortuna se
descubre al genio, y en la prosperidad se oculta».
Es por eso que los «valientes» en cada empresa deben proponer los cambios para lograr la mayor
productividad laboral, la adaptación de nuevas tecnologías y la generación de innovaciones en procesos,
productos y servicios. Todas estas tareas son impulsadas por el fenómeno del emprendimiento y su versión
interna en las compañías: el intraemprendimiento.
Antes de profundizar en este término, es clave conocer conceptualmente lo que lo precede y lo que lo
acompaña, en términos de los elementos claves de una «economía del conocimiento».
La I+D+i+e se entiende como la cadena de actividades que va desde la creación de nuevo conocimiento
cienti ́fico-tecnológico, que brota de la investigación y el desarrollo (I+D), hasta la protección y transferencia
de ese nuevo conocimiento a la sociedad, dando origen a innovaciones (+i), nuevos emprendimientos de
base tecnológica (+e) u otras formas de transferencia.
2
Alfonso Cruz Novoa, Análisis de las Actividades de Investigación + Desarrollo + Innovación + Emprendimiento en las Universidades
de Iberoamérica, 2014
Finalmente, añadiremos que hay otros conceptos que son relevantes en este conjunto, pero que para los
efectos del curso solo mencionaremos sucintamente:
● El capital humano (las personas que generan ideas y conocimiento mueven la i+e).
● El capital humano avanzado (propiamente científico y típicamente adscrito a las universidades).
● La propiedad intelectual (cualquier creación de la mente, como si ́mbolos, invenciones, diseñ os
industriales, escritos literarios, etc, que a su vez incluye la propiedad industrial en la forma de
patentes y marcas registradas, y el copyright, que se refiere más bien a trabajos artísticos y literarios).
● La protección (actividad de obtener el resguardo legal sobre los derechos de propiedad y uso de un
objeto o propiedad intelectual).
● La transferencia tecnológica (proceso en que los hallazgos cienti ́fico-tecnológicos pasan desde una
organización a otra con el fin de continuar su desarrollo o lograr su comercialización, que implica
➢ la identificación de nuevas tecnologi ́as a partir de los resultados de I+D,
➢ su protección y
➢ su comercialización con terceros, a través de licencias, de una nueva empresa creada
para la explotación comercial de la tecnologi ́a, que la literatura denomina spin-off, u
otro tipo de acuerdos).
Normalmente, los intraemprendedores se eligen entre personas con características como autonomía en la
toma de decisiones, liderazgo inspirador, entusiasmo y creatividad, tolerancia a la frustración, capacidad de
trabajar en equipo y de movilizar los esfuerzos de otros en pos de una tarea común, entre otros talentos.
¿Es que la minería está condenada a repetir sus prácticas eternamente? ¿Es que acaso la innovación es
imposible?
Mirando con realismo y cariño, ¿esta actividad no tiene acaso características estructurales que hacen muy
difícil los procesos de transformación?
Y si ello es así, ¿no tendrá otras características que los favorezcan? ¿O estamos condenados a cruzarnos de
brazos y ver cómo los avances tecnológicos y nuevas formas de explotar y procesar el cobre se desarrollan
en lugares distintos y distantes?
Un ejemplo de lo anterior fue el caso del tostador de concentrado de la mina Ministro Hales de Codelco,
equipo que neutraliza el arsénico contenido en el concentrado, y sin el cual no se podría comercializar
internacionalmente el mineral obtenido de su explotación. A pesar que la tecnología del equipo no era nueva
y había sido probada en muchas partes, la escala (el tamaño) de este equipo no tenía parangón en ninguna
faena minera. La problemática puesta en marcha le costó a Codelco cientos de millones de dólares, si bien
habilitó el futuro para el procesamiento de concentrados altos en arsénico, que no son escasos en el país.
Podemos recordar una situación similar con las dificultades experimentadas por el aumento de tamaño de
los molinos SAG, equipo central en el proceso de conminución del mineral de grandes plantas concentradoras
en donde, por cada pie adicional de diámetro, las dificultades técnicas crecían exponencialmente.
Esta situación explica por qué un emprendedor en su carrera por desarrollar un nuevo producto o servicio
debe tener muy en cuenta la distribución de los riesgos entre los distintos actores, y en particular, el costo
de falla.
También ocurre lo mismo con las paradas de los molinos y cualquier detención mayor en la cadena
productiva, especialmente en equipos críticos, que tienen costos inconmensurables. Por último, es
importante recordar la serie de apagones que se dieron en el incipiente sistema eléctrico del norte de Chile
(SING) cuando se inauguraban las «nuevas» centrales carboneras y de ciclo combinado, allá por los
comienzos de la década del 2000. Estos incidentes tuvieron un altísimo costo para las compañías mineras y
cada vez que sucedían, disparaban el precio del cobre en los mercados mundiales.
«Nada justifica que asumamos riesgos que atenten contra nuestra salud o seguridad», es una frase
tremendamente valiosa y que —con pocas variaciones— está presente en todas y cada una de las cartas de
valores vigentes en las empresas mineras. Nadie está disponible para hacerse cargo de la responsabilidad
por un compañero fallecido y, por consiguiente, extremar el cuidado en el trabajo ha pasado a transformarse
en una religión en nuestro sector. Los logros alcanzados en este ámbito nos enorgullecen legítimamente.
El cuadro que se muestra a continuación refleja de manera dramática el camino recorrido en este ámbito y
también el efecto virtuoso de la minería sobre otras actividades productivas, particularmente aquellas ligadas
a la actividad minera, como la construcción, la manufactura y los servicios. Estas se han visto forzadas a
disminuir su tasa de accidentabilidad para mantenerse como proveedores y contratistas de la minería.
El ejemplo del progreso en los indicadores de la industria han sido un referente transversal. ¿Si la minería
puede, con lo riesgosa que es la actividad, por qué nosotros no?
Pero también debemos ser sinceros: cuánta ineficiencia, cuánta burocracia y papeleo sin aporte de valor,
cuánta cobardía en la toma de decisiones esconden muchos de nuestros colegas en el día a día detrás del
«sacrosanto» concepto de la seguridad.
Sin duda los factores mencionados lo hacen más difícil que en otros sectores. Pero debemos mirarlos de
frente y abordarlos con decisión, creatividad y disciplina, porque las oportunidades se esconden
precisamente detrás de ellos.
Por otro lado, también existen otros factores estructurales que sí favorecen el ambiente de cambio y que son
comparativamente imposibles de emular en otros sectores económicos. Veamos algunos.
A partir de esa situación, en el país se ha tomado conciencia de que la minería es la locomotora del
crecimiento, lo que se ha reflejado en la notable conversión de muchas empresas hacia este sector,
aprovechando la oportunidad que presenta. Por lo mismo, sería muy lamentable que en este período de
transformación, en vez de luchar contra el desánimo de la pandemia y de la situación política e institucional,
en vez de mejorar la productividad, innovar en procesos productos y servicios, o salir a buscar mercados a
otros países, el país terminara alejándose de este sector y perdiera el foco minero, que es su emblema a
escala global y donde aparece naturalmente asociado a una industria de clase mundial.
En las compañías internacionales que operan en el país varios de los altos cargos son ocupados por
extranjeros, lo que es algo positivo ya que traen consigo la gestión de empresas globales. Sin embargo, la
situación actual es muy diferente a la vivida entre principios del siglo XX y la nacionalización chilena del cobre
(1971), donde prácticamente todas las posiciones significativas eran ocupadas por profesionales foráneos.
Las universidades y centros de formación en Chile han sido capaces de proporcionar el capital humano que
el extraordinario crecimiento del sector ha requerido, lo que habla positivamente de sus capacidades.
Como ejemplo, podemos nombrar a aquellos jóvenes que se hicieron cargo del Codelco inicial y que luego
pasaron a la minería privada para impulsar el auge minero. Algo similar sucede con las empresas de ingeniería
nacionales, las que, a pesar de haber sido adquiridas mayoritariamente por los grandes consorcios
internacionales del sector, siguen teniendo entre sus altos ejecutivos a profesionales chilenos.
Hoy son muchos los profesionales nacionales —y extranjeros que han pasado por Chile— que trabajan en el
exterior, los que componen una red de alto valor que se debe aprovechar para posicionar al país como un
referente en materias de procesos, ingeniería y gestión mineros.
Esta circunstancia, que puede ser considerada un reflejo autárquico y muy negativo, también tiene un lado
positivo que permite una difusión muy fluida de las innovaciones y de las nuevas formas de trabajo, lo que
contribuye a la competitividad de todo el sector minero chileno. Un ejemplo muy virtuoso lo vemos en las
prácticas en torno a la seguridad, salud y medio ambiente (HSEC o Health, Safety, Environment and
Community) que surgieron impulsadas por las empresas extranjeras y rápidamente se convirtieron en un
estándar de toda la minería.
Es por ello que toda iniciativa que impulse a mineras, proveedores, universidades, etc. —lo que se denomina
el cluster minero— a competir y cooperar para impulsar la innovación, la productividad y el emprendimiento,
es una tarea común de la que nadie se debe restar. Al respecto, se ha densificado la malla de instituciones y
organismos dedicados a soportar estas actividades y en las próximas clases daremos cuenta de ello.
Otras características favorables del cluster están ligadas a las oportunidades de trabajo en el exterior que
tienen aquellos funcionarios de las multinacionales mineras y sus proveedores, los programas de graduados
que han implementado varias compañías, la formación y posibilidades de trabajo en el entorno más
competitivo a nivel mundial y, también, el ambiente multicultural que existe en el sector. Con respecto a este
último punto, una cena anual como la de CESCO convocaba (antes de la pandemia, y esperamos que lo siga
haciendo en el futuro) a más de 2.000 personas representativas del amplio universo de la minería mundial,
donde japoneses, estadounidenses, canadienses, australianos, chinos, europeos y chilenos, entre muchas
6. La cultura minera
Volvamos a hablar de la cultura minera, tan particular y tan arraigada en sus actores, sean estos ejecutivos,
profesionales o trabajadores.
La cultura es un modelo o grupo de suposiciones básicas compartidas que un grupo ha desarrollado acerca
de cómo resolver sus problemas de adaptación externa e integración interna, que ha funcionado
suficientemente bien para ser considerada válida y, por lo tanto, enseñada a los nuevos miembros del grupo
como la manera correcta de percibir, pensar, y sentir en relación a esos problemas 3. Este modelo puede ser
un obstáculo o también una herramienta de cambio que favorezca el emprendimiento.
Revisemos entonces las fortalezas y debilidades de la cultura en la industria minera, sin olvidar los factores
estructurales a los que se sujeta la actividad y que afectan el comportamiento de sus miembros y su mayor
o menor tendencia a la innovación y el emprendimiento.
Entre varias de las más conocidas prácticas culturales del sector están las siguientes:
Al respecto, no hubiera sido posible mantener los niveles de producción en el periodo más duro de contagio
en la pandemia sin este rasgo de comportamiento minero. Ello permitió adaptar los procedimientos tanto en
3
Schein, E. (2004) Organizational Culture and Leadership, Third Edition
Qué duda cabe que la minería es un sector de buenas remuneraciones y beneficios. De hecho, la minería
chilena es un sector económico esencialmente meritocrático, y también es probablemente uno de los
ascensores sociales más importantes de la economía nacional. Pero el reverso de esta gran cualidad es que
muchas veces quienes ahí trabajan tratan de defender su permanencia en la empresa, evitando riesgos,
contratando lo conocido y buscando protección en las credenciales de proveedores, contratistas y asesores.
Este estilo de trabajo poco contribuye a la innovación y se genera una práctica perversa de recurrir siempre
a lo conocido, a lo que ya dio resultado, sin jamás explorar nuevas alternativas. Un ejemplo dramático lo
constituye la bajísima tasa de rotación del 1% (incluyendo renuncias voluntarias) que tenía una gran
compañía internacional en la década pasada. De hecho, a propósito de las discusiones más recientes sobre
innovación y cluster, se ha convertido en un mantra la frase que dice «a nadie lo echan por contratar a
McKinsey o comprar Outotec». La prueba de ideas, tecnologías y equipos nuevos, o incluso la consultoría,
tiende a concentrarse en marcas conocidas que permitan al contratante evitar el fracaso, que, como
sabemos, es consustancial al emprendimiento y la innovación.
Un ejemplo muy positivo de lo que mencionamos se presenta en el siguiente cuadro, que compara la
procedencia diversa de los principales ejecutivos de Collahuasi, la empresa líder en productividad y costos
de los últimos años, versus la tesis que entre diez colegios, dos universidades y dos carreras se copa la élite
de ejecutivos de las empresas chilenas.
4
En Chile, la palabra pega designa al trabajo.
© Marcos Lima, Mauro Valdés
Fuente: Conferencia La Minería Motor del Desarrollo SONAMI, PUC, U. de Chile 29/06/2021
Otro aspecto muy arraigado en la cultura minera chilena consiste en creer que lo sabemos todo en nuestro
campo y que nadie puede enseñarnos algo, lo que conduce a un estilo autorreferente y donde los externos
a los círculos habituales son tratados despectivamente. Un aspecto crucial en la innovación es la curiosidad
y la apertura al aprendizaje, por lo que el «sabelotodo» es un personaje muy nocivo en este sentido.
Afortunadamente, este estilo ha ido en retroceso, impulsado por la presión de las casas matrices,
proveedores y consultores, a lo que se suma la constatación de cierto retraso de la minería chilena frente a
las prácticas de diversidad (no solo de género) de otros países. No por nada las empresas nacionales tienen
un nivel de productividad inferior al de EE.UU., Australia, Canadá; las minas estadounidenses incluso lograron
costos más bajos que las chilenas durante el boom minero, como se refleja en el gráfico a continuación.
Desde los tiempos en que la minería chilena estaba en manos estadounidenses, el sector se ha caracterizado
por no dejar nada al azar y por haber dejado atrás el estilo criollo y latinoamericano de hacer las cosas
siempre improvisando, la llamada cultura del «alambrito». Este es un gran logro que ha permeado a
proveedores y contratistas, como aquellos pertenecientes a la Cámara Chilena de la Construcción, que se
han desmarcado de sus pares en materias de accidentabilidad. Esto también se ha visto reflejado en las
ciudades mayoritariamente mineras, donde el comportamiento del tránsito —por ejemplo, en el uso del
cinturón de seguridad— refleja un cambio cultural más allá de las fronteras de las operaciones mineras.
Póngale una meta a un grupo de trabajadores mineros y motívelos adecuadamente, con incentivos no
necesariamente monetarios, y verá cómo son capaces de alcanzar resultados asombrosos. Aunque pueda
parecer autorreferente (porque lo es), nos referimos a la performance de Codelco del año 1999, cuando
consiguió mantenerse en números azules a pesar de que el precio del cobre llegaba a los 60 centavos por
Otro ejemplo que impactó al mundo lo constituye la epopeya del rescate de los 33 mineros de la mina San
José en 2010, lograda gracias a los profesionales mineros que conformaron el equipo de salvamento. O la
constatación de que los túneles de Teniente, si los pusiéramos en fila, llegarían desde Arica hasta Puerto
Montt. O que necesitaríamos casi 4 edificios Costanera Center, puestos uno sobre otro, para llegar desde el
fondo del rajo de Chuquicamata hasta su borde.
5
Medido en toneladas cobre fino por (trabajador directo + contratistas de operación)
© Marcos Lima, Mauro Valdés
7. Lo que no debemos olvidar
Esta idea del intraemprendimiento ha sido aprovechada extensivamente por muchas empresas a nivel
internacional. El camino a través del cual descubren e implementan procesos de innovación es cambiante,
unos proponen grupos de trabajo más autónomos o desarrollan mecanismos para tomar decisiones más
rápidas y asumir riesgos, otros generan incubadoras internas. Todos apuntan a tratar de instalar una
mentalidad de emprendimiento en las organizaciones corporativas, aunque no siempre se tiene éxito.
Es por ello que vale la pena recordar algunas lecciones en materia de intraemprendimiento, las que se
presentan a continuación6:
5. No pierda el foco
Los equipos que mejor funcionan son aquellos a los que se les plantea un problema a resolver,
alineado con la estrategia de la compañía y cuyo cliente es una unidad de negocio
6. La retroalimentación es crucial
Normalmente, el 98% de las ideas son rechazadas. Para evitar la frustración y maximizar el
aprendizaje, las jefaturas deben dedicar tiempo a acompañar, explicar razones y apoyar cualquier
mejora que surja de los equipos.
6
Adaptado de https://sifted.eu/articles/why-intrapreneurship-programmes-fail/
© Marcos Lima, Mauro Valdés
Localice recursos (capital + personas) en los programas, sobre todo interés y preocupación por parte
de las jefaturas. Involucre en la implementación a quienes originaron la idea, deles la oportunidad y
los incentivos para llevarlo adelante
8. Links de interés
9. Conclusión
En esta clase abordamos cómo el cambio climático y la pandemia pueden ser considerados como una
oportunidad para la industria minera, en términos de impulso a la demanda de los productos mineros. Vimos
que estos fenómenos también han reforzado las tendencias a incorporar cambios tecnológicos en el sector,
los que modifican las características de la fuerza laboral. Asimismo, estos tiempos difíciles pueden ser
tomados como oportunidad especialmente por los intraemprendedores de la industria, aunque para que
tengan éxito deben contar con el apoyo de jefaturas y colegas, espacios de libertad, cierto aislamiento de las
tareas rutinarias y disposición de recursos. Lamentablemente, comprobamos que estas particularidades no
son comunes en la industria, que se caracteriza por ser un entorno jerárquico, conservador y autorreferente.
Revisamos los problemas estructurales más significativos que impiden el cambio y la transformación en la
industria minera, que provocan inercia en la toma de decisiones y que dificultan la aparición de innovaciones
y nuevas ideas. Entre estos estaba el costo de falla y la continuidad del proceso. También destacamos los
factores de la industria que sí favorecen el ambiente de cambio en Chile, por ejemplo, el hecho de que el país
se encuentra en las «ligas mayores» de la minería mundial, así como la calidad de los recursos humanos y las
características del cluster minero del país.
Finalizamos la clase con una lista de las prácticas culturales del sector como guía para futuros
emprendedores.
Lo que no podemos olvidar es que el órgano más potente del ser humano es la mente, esto es, la cabeza
asociada a objetivos de vida que encienden la pasión. Si pudiéramos entusiasmar a las personas, las empresas
y sus líderes en un proyecto común de llevar la minería chilena al primer lugar mundial, no solo en cuanto a
sus niveles de producción, sino en productividad, tecnología y prácticas laborales, el país daría seguramente
un salto hacia el desarrollo.
¿No vale acaso la pena intentarlo? ¿Qué perdemos? ¿La pega acaso?
Lecturas obligatorias