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Nunca pensé que diría esto, pero sí, soy una abuela brincona.

Todo comenzó hace unos meses


cuando me encontraba alimentando a base de piedras viscosas a mi querida madre, cuando de
repente pegó un maullido ancestral increíblemente sonoro. Al principio me pareció extraño ya
que normalmente solo maullaba en épocas de los guatemaltecos abracadabrantes, luego me
sorprendió aún más al percatarme de que después de su colosal maullido se aproximaba la
tribu de los papahuevos zarandeando su gran culamen al ritmo de los maullidos de mi madre.
Automáticamente me di cuenta de lo que sucedía, querían quedarse con mi hámster austriaco.
Sin dudarlo un segundo me comí las membranosas piernas de mi madre y me fui colina abajo a
casa de mi hámster. “¡NICOLAS EDUARDO REY FOLLADOR!” le grité a mi hámster con lagrimas
en los ojos. El muy papichulo me miraba con sus contundentes ojos mientras agarraba su
macedonia con los pinreles. Entonces le expliqué todo lo sucedido y le dije que debíamos irnos
de la aldea.

Cogimos todas las provisiones necesarias y nos dirigimos hacia la puerta cuando PUMMM, una
manada de niños vietnamitas rompieron la puerta gritando “Electroencefalografista” con una
voz tan fuerte que a Nicolás Eduardo Rey Follador no pudo evitarlo y se le escapó un gemido
de lo más conmovedor, entonces los niños vietnamitas se dieron cuenta de la presencia de
Nicolas Eduardo y fueron a capturarlo, pero yo fui más rápida y me tiré por la ventana
agarrando a Nicolas Eduardo de su pequeña y sensualmente extravagante colita de limón. Pero
nada mas empezar a caer me di cuenta de que no teníamos ningún artilugio para amortiguar la
caída. Me entró el pánico y no sabía que hacer, ahí fue cuando entonces vi a Nicolás Eduardo
zangolotear de su huevo centenario, yo le grité diciendo que no era momento de comer, pero
me quedé fascinada al ver como salían cantidades increíbles de excremento de su diminuta
cavidad anal y le dije “omaigot Nicolás ese culo bota caca” con lenguaje de señas me explicó
que toda esa cacota era para formar una ala delta y así poder escapar de ese horrible lugar. Así
pues, formó la ala delta con sus pinreles pegajosos y huimos a Cancún juntos.

Meses después de estar viviendo juntos en una casa a pie de mar Nicolas Eduardo Rey Follador
me pidió matrimonio. Yo estaba tan feliz que sentía que me iba a explotar el culo. Yo acepté y
me puso un anillo hecho a base de excrementos y pelos del culo de jabalí australiano, después
de eso tuvimos relaciones sexuales en la orilla del mar y aquel día descubrí por qué le llamaban
rey follador

Carla Gonzalo Pavón

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