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Fin del gusto eremita y del ascetismo. Los momentos más perfectos de la vida, son
imperfectos si no tienes junto a alguien que es especial para ti con quien
compartirlos.
El instinto de amor en las mujeres y en los niños, nos revela lo erróneo que han
venido concibiendo el concepto de bien desde tiempos inmemoriales: casi por lo
regular se limitan a amar a sus seres cercanos (familiares o no), aun siendo
perjudiciales para su bienestar y con el prejuicio de que a los desconocidos hay que
tenerles cierta restricción, pues “pueden ser personas perniciosas”. ¿Quién nos
asegura esto? Las probabilidades de encontrar en la calle a alguien tan malo como
tan bueno son las mismas, sin embargo, nos inclinamos a pensar que es más
probable que alguien desconocido sea más peligroso para nuestra integridad y
seguridad personal que algún familiar o algún conocido, aun cuando la evidencia dé
pruebas de lo contrario. En el caso de las mujeres, el instinto sexual aporta otra
prueba solida a esto que digo, pues regularmente su enfoque, va en busca de las
cualidades fuertes, agresivas y primitivas de los hombres; pues como vulgarmente se
dice: “a las mujeres les gusta los cabrones”. Y casi inconscientemente rehúyen al
hombre serio, cortes, amable, educado, circunspecto y limpio; este tipo de hombre
las aburre. Y porque su instinto está intensamente concentrado en las cualidades del
hombre cabrón, casi son imperceptibles para ellas los hombres parsimoniosos que
las andan pretendiendo.
En el caso de las mujeres mexicanas, no sé a qué se refieren con “cabrón”, puesto que
la actitud a la que el mexicano le ha designado cabrón es a la de un fanfarrón,
receloso, pelado, machista, resentido, reprimido, pretencioso y borracho
empedernido, que le resulta muy fácil aparentar lo que nunca ha podido ser en
realidad: un verdadero hombre destetado de mamá. La psicología nos dice que la
verdadera personalidad oculta del “pelado”, es la inversa de la que él presume, de
hecho, por lo mismo presume lo que no es para tratar de ocultar lo que en verdad es,
una nulidad. Es el paria de la sociedad mexicana; pero las que pagan las
consecuencias son las mujeres mexicanas, las que después serán las “chingadas”, y
todo por una falta de dominio y desconocimiento absoluto del instinto sexual a
causa de una malsana interpretación del concepto de bien.
Tu actitud renuente al dial0go revela dos cosas: que no hay necesidad de conocer y
que sientes una subrepticia inferioridad por no tener recursos para refutar y solo
apelas a estratagemas que dan ambages y circunloquios que terminan donde
empezaron… …no es que yo sea moralista y quiera decir lo que está bien y lo que está
mal, y si sueno como uno, es sólo porque soy inmoral, es decir, en contra de la moral
establecida puesto que deriva de la religión y la religión hoy en día sufre de grandes
nebulosidades. Para en lo absoluto no aprobar nada como bueno o malo, tendría que
ser amoral como la naturaleza. Yo no digo que ese comportamiento sea malo (creo
que es algo inevitable), lo que yo pienso es, que, si provoca perjuicio, hay que
mitigarlo poco a poco puesto que lleva a error, y sí, está en la naturaleza del humano
equivocarse; pero hacerlo tan reiteradamente es lo que lo hace malo. En esta época
de nuevas tecnologías y fin del atavismo, por lo tanto, es cuando más se requiere del
surgimiento de un tipo más disciplinado y culto; y para esto no hay que esperar hasta
que se madure: desde pequeño hay que ir moldeándolo poco a poco.
…¿cómo lo ves tú? Como una derrota, pues lo más lógico haya sido no volver; pero
por eso mismo fue una derrota: el amor no combate con armas lógicas; es el
invencible por lo mismo, ataca donde menos se espera; no ataca directo al cuerpo o a
la mente, ataca al corazón la única parte en la que nos hallamos desapercibidos, la
parte más vulnerable y la que no podemos controlar a voluntad.
“El amor se hace más grande y noble en la calamidad”. “Toda convicción es una
cárcel”. “Un filósofo casado es, para decirlo claro, una figura ridícula”. “¿No es la vida
cien veces demasiado breve para aburrirnos?”. “El matrimonio acaba muchas locuras
cortas con una larga estupidez”. “El destino de los hombres está hecho de momentos
felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices”
Nietzsche.
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“el arte no es sólo una descripción o reproducción del mundo empírico sino también
una superabundancia de emociones y pasiones” (E. Cassirer, 1944, p. 210). “…el arte,
aunque reproduce objetos físicos es más un lenguaje indirecto, porque reproduce
nuestra vida interior: la de nuestros afectos y emociones” (ibid, p. 211). “la obra de
arte es un rincón de la naturaleza visto a través de un temperamento” (Emilio Zola,
Ibid, p. 217). “La belleza no es una cualidad de las cosas mismas; existe únicamente
en el espíritu que las contempla” (Hume, p. 224).
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…y ahí estaba redimido del mundo y del descontento conmigo mismo. Despertando
de un largo sueño, pero a la consciencia de que deberé seguir soñando para no
hundirme otra vez… entonces de repente todo era nuevo; por primera vez podía
percibir lo bello; contemplar el ser –que hasta entonces era baladí y superfluo- como
un ancho océano inagotable, o, ¿era que algo en mí se estaba gestando insaciable?
No lo sé, tal vez solo veía el mundo como miran los ojos de una núbil niña
enamorada, o como si para plasmarse más, la naturaleza en mis pupilas se dilatara.
Uno nunca llagará a saber cuánto dure el sueño; un mundo de espectros fugaces que
crese con un suspiro de ensueño, donde uno se llega a sentirse un Siddharta
iluminado, o simplemente un loco, solitario y enamorado. Pero no con una amor
lascivo, sino con un “amor al amor” como fuente de posibilidades y del florecimiento
de uno mismo en pos de lo mejor. “No pude tocar una cosa sin insuflarle mi propia
vida interior, como Wordsworth describió ese don: a toda forma natural, rocas,
frutos o flores, a las mismas piedras que cubren el camino, insuflé una vida moral: la
gran masa quedaba bañada en un alma viva y todo lo que yo veo respira con un
sentimiento interior” (E. Cassirer, 1944; p. 229).
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El que persigamos fines es una ilusión de nuestra misma consciencia, pues sólo
somos el aspecto reflexivo de la naturaleza donde ella se quiso reflejar a sí misma; es
el salto de alegría que dio al manifestarse en algo que percibe que está percibiendo,
es decir, en una consciencia: nosotros somos su espejo. Y ¿Cuál es el fin de un
espejo? La contemplación de algo… nosotros somos ese fin. “El instante lleno no está
en ningún futuro, sino que siempre se encuentra ahí, basta con aprehenderlo, para lo
cual hay que aprender a estar enteramente presente, a tener presencia de espíritu
(Safranski, 2001, P. 129).
8 de septiembre del 2015, 10:17 a.m.
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Cuando te vi en la foto tan feliz con tus amigos, sentí un gusto nostálgico; y a pesar
de las pequeñas felicidades compartidas, me sigo sintiendo apesadumbrado –no por
mí-, sino porque en la satisfacción y en el goce, que me temo, son solo de un lado,
unilaterales, no hay armonía ni reciprocidad. Quizá esta pena se deba a que me
siento como la causa de que esa felicidad no sea del todo recíproca. La idea de que
no encuentres tu florecimiento espiritual o tu realización personal me castiga; cada
que lo recuerdo me turba el ánimo; tu cautiverio no ha cesado de atormentarme
cada noche; no puedo vivir sabiendo que vives frustrada y reprimida; no puedo decir
que te amo sin ser un detonante para tu “voluntad de poder”, porque si yo soy tu
amor, y según se dice que el verdadero amor saca lo mejor de sí mismo, entonces yo
debería despertar en ti los deseos de superación, y creo que lo hago, pero no de la
manera que yo lo pensaba… si mi amor no sirve para insuflarle fortaleza y alegría a tu
alma, entonces quizá no sea amor sino sólo un capricho.
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No le había contestado, no por apatía, sino porque no tengo palabras para expresar
lo que esa melodía evoca a mi espíritu, es simplemente sublime. Muchas gracias
suegra, es el mejor regalo que me haya dado: ¡que canción!, ¡y con qué violinista!,…
David Garret, es uno de los mejores violinistas del mundo, si no es que el mejor, e
interpretando “vive la vida” de Coldplay, ¡genial!
15.1
Apenas vi su Whatsapp porque me dormí temprano ayer, pero gracias a ustedes por
venir; lo que les doy yo es poco pero de corazón y sin esperar nada a cambio, porque
mi mayor regalo es regalar, aunque sea un poco de mi felicidad a mis seres queridos,
y sin duda ustedes ya son mi familia también. Así es que las mejores bendiciones que
me pueden dar son esas pequeñas alegrías y saber que todos estamos sanos y unidos
¡GRACIAS!
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Sí, es evidente que en esta post-modernidad hay más libertad, pero ¿a costas de qué?
Hay más libertad, y la mayoría creerá que es un privilegio, pero no con el mismo
margen de educación e incultura; pues esto ocasionó que el “ajolote 1”, en su etapa
larvaria, se reprodujera con más frecuencia y menos trabas; como si se hallara en
condiciones propicias para proliferar en su subdesarrollo. El capitalismo y su sentido
utilitarista es esa condición propicia para su habitad natural, pues: “para qué sirve el
conocimiento”, “primero lo pruebo ya después lo sabré…”. Es lo que se dice este
promiscuo batracio, es decir, aquí (en México) no se busca el conocimiento porque
no se le ve ninguna utilidad para conseguir el preciado capital; algunos lo buscan ya
con el lastre encima, y está bien pero ya cuando es demasiado tarde.
1
Término utilizado por Roger Bartra, para designar la prolijidad de estancamiento, apatía e inmadurez del
mexicano, es su obra, La jaula de la melancolía identidad y metamorfosis del mexicano; XI, El axolotófago,
pp. 113-117.
melancólico estancamiento. Si quisiera salir de ese estado, se deberá aplicar el
mismo utilitarismo, pero para el individuo mismo, es decir, para que en lo que
decida no le repercutan inconvenientes que estanquen su superación individual;
pero para esto, hace falta un largo juego entre Dionisio y Apolo, es decir, en el arte.
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Yo hace unos pocos años no sabía que quería estudiar, y eme aquí, arrobado por la
filosofía tratando de ser mejor persona. Así es que no te preocupes tanto, sólo vive la
vida y encontraras algo que te llene esa cruel sensación de vacío…
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El poco esfuerzo, y, por tanto, la poca práctica que se hace por pensar por sí mismo
es la causa de todo prejuicio; y con esto se ha llegado a creer en las barbaridades más
absurdas (como en las modas insolentes e incuestionables para la mayoría), y a caer
en los estilos de vida de lo más burdos y monótonos. Distribuir permisos para que
otros piensen por uno mismo me parece contra la naturaleza racional del ser
humano, y sólo acrecienta una contraproducente unanimidad pusilánime, abulia y
anodinia. Los efectos de esta apatía del pensamiento han llegado a crear un juicio
ramplón a priori e inmediato, es decir, casi sin experiencia; que se llega a desestimar
igual, o peor, a un joven ensimismado en su libro por su apremio autodidacta y su
gusto por saber, y su inclinación por el pleno conocimiento, que a otro joven en su
celular, por motivos de esparcimiento y chisme.
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Introdúcele amor a lo que hagas, pues con esto le añades algún cambio a lo que ya de
por sí es necesario e inevitable. Este es el amor fati (paráfrasis de Nietzsche,
Safranski; 2001, P. 188).
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¿Cómo es que los mexicanos han llegado a considerar a la mujer una serpiente
traicionera y digna de vituperar (en su música)? Es cuestión de genética. Primero en
el flirteo y cortejo, como vulgarmente se dice, “le bajan la luna y las estrellas”. Luego
en el matrimonio, una vez desaparecida la pasión (el amor), el mexicano con su
inherente machismo, ha llegado a creer, ya con toda naturalidad, que su mujer está
para servirlo. Tanto es así, que no se da cuenta que le está despertando un encono
tan inmenso, que llegará hasta la siguiente generación para tomar venganza por
transgresiones pasadas. La mujer de hoy solo se está vengando del largo tiempo que
le toco ser la “chingada2”, pero sólo hasta hoy que empieza a haber un poco de
libertad para ella.
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Roger Bartra, XXII A la chingada, op. Cit. p. 191.
20 de septiembre del 2015, 2:43 p.m.
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No, para nada me encuentro molesto, mi sentimiento es otro muy diferente: es una
mezcla entre nostalgia y una resignada serenidad, que fue voluntaria. Pero a la vez es
una crueldad que me subyuga con inclemencia: la sensación del fracaso. No es fácil
para mí asimilar el fracaso de lo que trataba de inculcarme a mí mismo: una
“sabiduría dionisiaca”. A decir verdad, la conservación de la vitalidad y el entusiasmo
de vivir, a pesar de las crueldades, de lo horroroso, de lo monstruoso y trágico de la
realidad. Cuando en verdad me encontré así me vi tan flaco y débil, tan afectado y
vulnerable que vi tambaleando y cuestionadas mis convicciones más fuertes y
sólidas, que hasta ahora había alcanzado con tanto esfuerzo (pero ahora ya sé por
qué “toda convicción es una cárcel”). Se supone que yo era el que sabía de los
orígenes inmorales de la moral, y por lo tanto estaría más apto para enfrentarme a
las artimañas y efectos de esta… Pero fui un tonto en creer que porque había
descifrado un poco de su “naturaleza” engañosa, ya podría estar exento o evadir con
facilidad sus embrollos: no me atreví a ser lo suficientemente “malo”, o devolver mal
por mal; fui un impotente, algo tan inviable y tan humillante para mí (y también
porque, supuestamente, la racionalidad me haría ver, con mirada fría y calculadora,
en la distorsión amorosa que nos estábamos sumergiendo y sus repercusiones con
respecto a las pugnas y pleitos de toda laya que, día con día, se suscitan, por los
inevitables recuerdos lacerantes que hieren la dignidad y el orgullo). Tal vez porque
carecía de las fuerzas o de valor suficiente para despeñarme y disiparme, también, en
las concupiscencias; al contrario, decidí como todo un bonachón moralista, y actúe
con un blando humanismo tan detestable para mí, ¿por qué? Tal vez porque “no
puedo ni de lejos ser tan cruel, duro y desconsiderado como me lo estaba exigiendo
(…), sufro el alto grado precisamente por mi capacidad de perdonar” (R. Safranski,
2001; P. 177). Es imposible borrar los malos recuerdos cuando hay algunas cosas
insidiosas que te los evocan y hacen que regresen siempre a ti de la oquedad y lejanía
como ecos estridentes.
19 de septiembre del 2015, 1:28 p.m.
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Nietzsche hizo sus pensamientos de tal manera, que por más que intentes encontrar
una solución con ellos, no la encuentres y pienses por ti mismo… no es algo para
tomarse como un imperativo categórico, ni como afirmaciones, sino, como
consideraciones intempestivas.
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“El color es la forma en que los ojos perciben cuan energética son las ondas de luz”:
luz roja, onda larga baja energía, luz violeta, onda corta y energía más alta. Galileo en
1609, invento el primer telescopio; Newton a los 20n años descubrió el espectro de la
luz, espectro, que viene del latín: fantasma o aparición. 150 años después, William
Hershek descubriría, accidentalmente la luz infrarroja. Años después Josef Frank
Jofer, descubriría que la longitud de onda determina la diferencia de color: al viajar
en el aire todos los colores son del mismo color blanco, pero al doblarse la luz con
un prisma en ángulo, la luz desacelera, se dobla y cambia de dirección; porque
dentro del prisma cada color se mueve a una velocidad diferente. Frecuencia y
energía definen el color de las cosas percibidas al provocar cierta reacción.
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La solidaridad, es cuando se presenta una situación donde puedo ofrecer mi apoyo,
dentro de mis posibilidades, para un bien mutuo. Es un imperativo categórico: “obra
de tal manera que lo que hagas se pueda hacer una ley universal”, es decir, no hagas
lo que no quieras que te hagan… para decirlo más coloquialmente.
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Viene la aurora, se ven los primeros rayos resplandecer; su luz se siente como una
lacerante caricia ígnea; su abrasador calor es un acogedor abrazo invisible, sí, a
muchos depauperados molesta: reclamos, dicterios, injurias, improperios, agravios y
hasta calumnias resuenan en tropel. Sin embargo, el sol sale cada mañana
alumbrando y aluzando hasta el más recóndito resquicio de inmundicias, como si
todo eso no hiciera el menor efecto en él, y de hecho es así. Hay que hacer tal como
el Sol. Ya otro antes que yo se había dado cuenta de esta inmensa resistencia; de esta
abundancia de energía y fuerza, de esos pies ligeros que bailan por encima de lo
fangoso y pesado; de ese arte que es preciso desarrollar para vivir plena e
intensamente, y generar esa fuerza portentosa “con la cual se haría evidente lo digno
de vivirse y amarse. Zarathustra quiere traer luz y alegría, lo mismo que el Sol”
(Safransky, 2001; p. 296).
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Para mamá. El hecho de que esté reacia a comprender los fenómenos naturales en sí,
y así poder explicarlos con inteligibilidad, no es razón suficiente –ni siquiera
necesaria- para que el conocimiento no exista o la voluntad de alcanzarlo. Y así,
abandonarse de lleno a la superstición, cuando esta postura, de obvio dogmática,
sólo es mero desagrado personal y evidentemente arbitrario, y no una ley
lógicamente necesaria y universalmente valida… que se emite como condena llena de
venganza, vejación y resentimiento. Mi postura en cambio, y para con usted, es
diferente, pues no la veo como mi adversario; y cuando argumento con usted, no lo
hago con la subrepticia intención de luego decir: “la supero, o yo me basto mí
mismo”. No, sino un ansia infinita de integración de mi individualidad con la
totalidad del mundo que me rodea inmediato y distante, y también por el infinito
amor que le tengo, que es tan grande que ni siquiera lo puede percibir, ni yo
describir. Porque lo que yo entiendo por amor es dar lo mejor de sí sin restricciones
ni miramientos… pero, ¿acaso usted, en su religión del “amor”, me estará dando una
parte de lo mejor de sí, o sólo es que lo hace por una obligación impuesta y
desinteresada? En caso de que no odie a nadie, ¿será entonces que se odie a sí
misma, por vivir en esa falsedad de tomar a la servidumbre como salvación?
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(La gente me niega la inteligencia porque soy pobre, pero se persuaden de eso,
porque lo que es riqueza para ellos, para mí es pobreza, y esta les impide percibir mi
gran riqueza que es espiritual) La gente cree que no soy inteligente –o que soy un
necio tonto- porque no ambiciono el dinero ni voy en busca de acumularlo, pero no
se dan cuenta que mi inteligencia radica, precisamente, en demostrar que hay otras
maneras de ser feliz; son unos “primitivos”, porque “el hombre civilizado busca
aumentar su valor por la cultura espiritual, ya que sólo en ese ambiente los cambios
de forma, de conducta y de todos los demás aspectos exteriores son el resultado de
esa cultura espiritual” (Hegel, 2015; p. 61). Y ellos piensan, que algo exterior a ellos –
como el dinero, autos o casas-, les va a dar, de buenas a primeras, más valor y más
cultura: esto sólo los des espiritualiza; los hace muy mundanos, y por lo tanto,
ansiosos y ávidos de poseer lo que a cada paso se les está yendo.
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“Es duro ser un pensador constante cuando tienes una visión limitada”
6 de noviembre de 2015, 8:07 a.m.
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“…
profundo es el dolor.
Pero el placer es más profundo
que el sufrimiento.
El dolor dice: ¡pasa!
Todo placer quiere eternidad.
¡Quiere profunda, profunda eternidad!
¡Eternidad de alegría y de dolor!”
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El futuro está hecho por lo pasado, pero el pasado a la vez se creó de percepciones
presentes. De los tres uno es más falso. El hecho de que podamos hablar de un
futuro me parece una duplicación del verbo; no cabe duda de que el tiempo es un
constante flujo como un río, pero es una ilusión hablar de previsibilidad, puesto que
la vista de la imaginación es tan corta y limitada como la vista de los ojos: alcanza a
ver algo adelante, pero las lejanías de la causalidad se le escapan y no puede más que
proyectar el entresijo compuesto de impresiones pasadas que lo fortuito desbarata;
como dice Kant: “no hay nada en el entendimiento que no provenga de los sentidos”,
es decir, que simplemente sería imposible imaginarse algo que jamás se ha visto. Y si
se dice que el futuro se puede predecir, no es porque se tenga una capacidad especial
y sobrenatural de ver hacia el futuro, sino, que más bien se puede saber alguna
posibilidad futura porque se ha visto hacia lo pasado; pues es lo que ha entrado por
los sentidos y se ha instaurado en la memoria para formar estructuras de imágenes
con movimiento, lo cual produce la expectativa (o expectación) y se crea la sensación
de poder ver hacia el futuro; pero esto sólo es lo que se ha ido acumulando en la
memoria, por eso entre más experiencia se tiene con más exactitud se calcula el
porvenir –pero nunca es exacto- , en cambio, entre más joven se es más contingente
le resulta la realidad, por tanto más propenso de incurrir en error. No se puede saber
nada de lo que todavía no pasa, esta es la causa molesta de que en prospectiva se
planea una cosa y resulta otra muy diferente porque no se contaba con que la
contingencia del constante devenir trae consigo el impredecible azar que todo lo
cambia, por tanto, el futuro es el conjunto de impresiones acumuladas que entran
por los sentidos en la memoria o en inconsciente, crean una experiencia que se
recuerda en pretérito y se recurre y se proyecta a ellas como futuro; pero el futuro y
el pasado son uno mismo, añadiendo que esto sólo puede pasar en presente, o el
futuro no existe sino como construcción de hechos ya rememorados en el pasado y
su proyección en el presente. A mí en lo personal, el futuro me desconcierta, ya no
sólo el mío, el futuro en general. Y con esto me refuto a mí mismo, puesto que a
pesar de todo me preocupa lo que va a pasar, es decir, algún posible futuro. Entonces
¿existe el futuro?
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Solución al vacío y sin sentido existencial 3. … ¿Y cómo sabrás cuándo estás viviendo la
vida? Sencillamente nunca lo sabrás de buenas a primeras, el tiempo es constante
fluir, el presente no se puede acotar y fraccionar en un instante: es pasado, presente
y futuro a la vez. Lo único que sabrás, es cuanto valor tiene –para ti- el tiempo desde
entonces… ¿qué es lo único que queda de la existencia de un hombre? Es el tiempo
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Supra, aforismo 17.
que vivió. Por eso el tiempo es lo más importante; y es cierto que para vivir no hace
falta dinero, sino valor… “no hace falta pasar el tiempo sino emplearlo”.
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¡Sí!, estoy loco, pero mi locura es una locura necesaria, ¿Quién no quisiera estar loco
por lo que estoy yo? ¿Quién no quisiera haber enloquecido por saber? ¿Quién no
quisiera perder la “cordura” cuando ésta ya es más absurda que la locura? Pero
¿quién quiere seguir en la locura de los menos cuando la cordura es cordura sólo
porque es de los más? Y es que el sabio ha enloquecido a falta de receptores, pero
mejor es hacer un elogio de la locura que una diatriba del rencor contra la vida…
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Una vez le reprocharon a un sabio el “que vivía como si todo fuera una ficción”.
Esperando que les diera una respuesta razonable y pormenorizada que aclarara lo
que les pareció una incongruencia por parte de él. Pero el asombro les embargo
cuando el sabio solo les respondió: “¿hay alguien aquí entre ustedes que pueda
convencerme de que el hombre no es una ficción? que me explique pues, ¿qué parte
de él puede demostrarse como una realidad “única y estática?” Nietzsche ya se había
percatado de esta invertida ficción, y entonces llego a una paradoja muy parecida a la
de Epiménides, quien sentencio: “Todos los cretenses son mentirosos” (John Allen
Paulos, 2009, p. 51). Lo que quiere decir, que una sentencia generalizada o universal,
si expresa que hay una falsedad universal, por lo que está diciendo se torna en una
verdad, es decir, que si todos los cretenses son mentirosos, y el que sentencia el
enunciado también es cretense, entonces posiblemente sea una mentira también y
no todos los cretenses sean mentirosos porque puede ser que lo que sentencio
Epiménides sea una mentira y haya creyentes que dicen la verdad; o tal vez por lo
que dice sea verdad, y entonces hay cuando menos un cretense que no dice
mentiras, y así, se rompe la universalidad del enunciado. En cualquier caso, lo
importante aquí es señalar, que cuando me refiero a que todo es una ficción, no me
refiero a que hay una ficción absoluta y única, sino siempre con relación a una
verdad. Pero queda claro entonces, que tampoco hay una verdad absoluta “porque
de hecho no hay verdad solo interpretaciones”. Todo lo que sucede en nosotros es en
sí otra cosa, que no conocemos (…) …como una fantasía del ‘yo’ y de todo ‘no-yo’”
(Safransky, 2001; p. 241).
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¿Qué pasaría si volvieras a vivir lo mismo pero desde otras circunstancias que te
dieran diferentes perspectivas, es decir, desde otro cuerpo percatarse que quizá ya
viviste incontables veces parecidos momentos, porque si el tiempo es circular e
infinito y, que por eso mismo, algún día todo se repetirá igual una y otra vez: se
invertirá tu vida tal cual fue, cada acción, cada alegría, cada tristeza, cada placer,
cada dolor, cada satisfacción, cada desgracia, cada felicidad y cada tragedia
infinitamente. Pero ¿qué pasaría si cada repetición fuera un ascenso o descenso de
niveles en la escala de manifestaciones de un ser orgánico-espiritual; las
circunstancias en las que un ser está colocado influyen mucho en su desarrollo
biológico-psicológico. Puede ser que las circunstancias determinen lo característico
de un individuo más de lo que uno se puede imaginar, y estas conformen el tipo de
destino que habrá de adquirir. Al darse cuenta del eterno retorno, el hombre, no
tiene que ser embargado por un horror descomunal y tremebundo que lo angustie,
no tiene que reconocerse como “el perro que se muerde su propia cola por siempre
jamás”, sino, considerarse como un segundo nacimiento para ser más selectivo en los
momentos y no asimilarse como determinado sino como determinante; aprenderse
nuevo como lo que menciona Safransky de la primera y segunda naturaleza, la cual
consiste, la primera, en que hay algo de lo cual no podemos escapar, nuestra
herencia, lo que ya nace con uno como el lugar, la familia, el idioma, etc., y la
segunda naturaleza es cuando se acepta lo que ya se tiene, cuando se abrasa el
destino deseado o no y se empieza a construir algo con ello: el amor fati del que
Nietzsche nos habla: Con esta segunda naturaleza uno empieza a ser consciente de
que hay conciencia, así se empieza a auto-determinarse, y por ello mismo, el tipo de
destino que se quiere tener, si ascendente o descendente en esta escala arriba
mencionada; pues las combinaciones que puede crear una circunstancia también
pueden ser infinitas?
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“soy lo que soy y no quiero ser yo… soy como nadie, soy como soy pero doy lo que
doy porque no voy a bailes, soy irritante, cantante, soy relevante muy motivante; no
para que te levantes sino para que lo hagas y pienses bien…”
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Se puede vivir siendo contradictorio con las propias creencias, y quizá no pase nada.
Pero no hay duda de que se está viviendo en la falsedad, y lo falso lleva a error, y el
error puede dañar y si algo daño supuestamente es “malo”. Quizá el equivocarse
lleve a una enseñanza o lección o al aprendizaje, y esto es bueno, lo que lo hace malo
es seguir cometiéndolo sin aprender nunca. Y es así porque es una negación
obstinada que raya en la necedad y a sabiendas de lo que sería lo correcto y se elige
siempre lo dañino.
4 de diciembre del 2015, 6:50 a.m.
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He llegado al grado de que mis pensamientos son tan profundos y complejos que se
me han agotado las palabras para hacerlos cobrar existencia, se han vuelto inefables
¡y bendigo el silencio que los arroba! He llegado a donde los pensamientos ya no
tienen expresión, donde se diluyen en la oscuridad del silencio como estrellas de
inmensa gravedad que reabsorben su propia luz. Mis pensamientos han llegado a ser
tan desconocidos y extraños que no encuentran salida si no en un bello lenguaje de
metáforas, porque no coincide en nada este interior con ese exterior. Esa ha de ser la
consecuencia trágica del que tiene que ser un verdadero libre pensador, del que ha
de tomarse en serió lo que es pensar, del verdadero filósofo. O también puede que
esta inexpresabilidad la haya causado mi diligencia por huir de la muchedumbre;
este silenció ensordecedor no es más que el bálsamo que yo mismo, a propósito, me
prescribí para salir de un necio proceder que me estaba desbaratando más que
elevando, esto yo mismo lo descubrí cuando me propuse que “No he de ser pastor ni
sepulturero. No le hablaré nunca más a la gente. Esta es la última vez que hablo con
un muerto. Voy a unirme a los que crean, a los que cosechan, a los que celebran
fiestas. Les mostraré el arco iris y todos los peldaños que hay que escalar hasta llegar
al superhombre” (Así habló Zaratustra, Discurso preliminar, 2014; p.17).
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No puedo negar que cierto desdén por la deshonestidad se anida en los rincones más
prístinos de mi espíritu porque me interesa lo que es muy de mí, así es que sería un
hipócrita del espíritu si dijera que no soy interesado: decir que uno mismo se sustrae
de las propias motivaciones en aras del bien ajeno es una mentira, ya que si alguien
tiene la moral de la renuncia, no es para “quedar bien con los demás”, sino que hace
esto y aquello en goce o satisfacción de sí mismo, aún el más abnegado goza y se
regocija haciéndose actos altruistas, es decir, hace esto o aquello para quedar bien
tranquilo consigo mismo, es decir, por pura vanidad. Y si se adopta esa moral no es
para ser feliz sino porque se es desgraciado, ya que se da más importancia de lo que
se debe a la opinión ajena; y esto es el resultado de esa irrefrenable vanidad, y de ese
irrefrenable auto-disgusto y auto-desprecio consigo mismo.
Se me censura y se me vitupera por sacar a la luz la predisposición inconsciente, y
hasta se me quisiera castigar, pero al desear esto y al hacer caso omiso o ignorar mis
reflexiones, es un auto-castigo que también se dan ellos.
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En todo caso, mi desgracia es saber que los demás son infelices y no poder ayudarlos
insuflándoles a su alma un poco de la mía.
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Mi amor por ti me hizo detestar la luz que hay en mí; esa fuerza irreductible que me
hace flotar por encima del fango y del cieno que para la gran mayoría es puro
sufrimiento y dolor, y que mi sana alegría y mi desapego a esos pequeños placeres,
goces y honores que persiguen con suma codicia, hace que fuera imperceptible para
mí, lo que la mayoría con inmunda avaricia persiguen y ansían poseer y que esta
búsqueda infructuosa los disipa. Tu amor es tóxico y nocivo. Fue un amor que quizá
saco néctar y floreció en tierras adecuadas con el abono de la concupiscencia, pero
sólo fue.
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Para el Charis. Siempre me quisiste imitar, me volví demasiado imposible para ti, y
se te hizo más fácil llamarme loco, te agradezco.
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El tráfico. Como la voz del pueblo es la voz de la democracia y por tanto de la ley, el
que de servicio al pueblo se sentirá casi exento de aplicarse a esa ley y a la igualdad,
tal es el caso de los camioneros y taxistas; y lo que demuestra esto es la prepotencia y
arrogancia con la que conducen: por tan solo ofrecer un servicio público se sienten
reyes del camino, y les son tan indiferentes los objetivos de los demás que ni entre
ellos mismos se soportan ni se respetan. Cuando sólo es el resultado del miedo a los
peligros que ninja se han atrevido a afrontar, de la vida que no se atrevieron a vivir.
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― ¿Qué piensas de lo arriba mencionado? ―Como Marcus Crasus le dijo a
Espartaco: “No hay justicia, no al menos en este mundo”. Sólo una fuerza que se
impone a otra fuerza hasta que cobra apariencia por el grado de voluntad que posee.
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Las vidas sin emociones fuertes, sin sensaciones profundas y sin pasiones más allá de
lo que podemos explicar (inefables) son canciones muy efímeras; son canciones que
no calan y no sacuden el alma. A partir de esto deducir las inspiraciones de la
ramplona música mexicana.
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¿Saben por qué una religión tan absurda e irracional como el cristianismo ha
triunfado en este mundo? “Esto es así porque la vida es voluntad de poderío y no es
el intelecto el que produce la voluntad, sino al revés”; el intelecto, cosa tan sagrada y
noble para los griegos y por el cual deducían la verdad, y por tanto la realidad. Es por
eso que al judío le resulto más fácil vencer que al griego perseverar. Dolorosamente
me pude percatar de esto en los “Antecedentes del cristianismo de Leopoldo Zea”, Al
entender las diferencias de cómo consideraban el griego y el judío: “para el griego la
verdad depende del raciocinio; para el judío depende de la voluntad” (p. 148). El
judaísmo, es decir, el cristianismo, ha vencido, se ha impuesto como la verdad
absoluta; la voluntad de ser mediocre fue más grande (o quizá menos difícil) que la
voluntad de intelecto. El que sea mayor la unanimidad no implica más verdad.
58
Aclarando, para mí vulgar no significa lo mismo que para toda la gente, para mí
vulgar significa, con respecto a una persona, alguien que no aspira a algo serio,
alguien que tiene prejuicios corrientes, es decir, pasados por tradición y que es
impotente para criticarlos, y que se adapta por instinto a las ideas y costumbres que
hay a su alrededor. Por lo tanto, si digo que una mujer es vulgar, no me refiero a su
manera de vestir, ni por que sea una prostituta o porque tenga un mal lenguaje, sino
porque no aspira a ser una excepción; porque no se atreva a cuestionar lo establecido
convencionalmente, y si destaca, es tan solo porque es muy fácil aparentarlo
remando a favor de la corriente.
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Enseñarle filosofía a alguien que no tiene un interés por cómo funcionan las cosas
por debajo de la superficie, sino que sólo se deja llevar por la “corriente” impulsiva
llena de sentimientos frívolos y ramplones; a alguien que no busca causas, principios
ni razones para realizar algo, ése tiene cauterizado del verdadero sentimiento de lo
infinito, es decir, de lo divino que está compuesto por la emoción de conocer y la
embriaguez por los enigmas. Este tipo de seres distorsionan el sentido de las cosas y
la realidad, abusando de su subjetivismo impenetrable que lo hace deshonesto por
necesidad, pues que con su in-criterio puede ser el fin de todas las cosas… En fin,
enseñarle filosofía a un ganso es estarse retroalimentando de su indolencia y de su
déficit de empatía, es como querer enseñarle a ver a un ciego por medio de un
lenguaje gestual.
63
Tu actitud renuente a las explicaciones largas y profundas revela dos cosas: que crees
que no hay necesidad de conocimiento y que sientes una gran inferioridad por no
tener recursos para refutar y sólo apelas a estratagemas que se reducen a dar puros
ambages y circunloquios que terminan donde empezaron. No es que yo sea
moralista y pretenda decir lo que está bien y lo que está mal; y si sueno como uno
con esto que digo, es porque soy inmoral, es decir, en contra de la moral establecida
porque es una moral derivada de la religión. Para en lo absoluto no aprobar nada
como bueno o malo, tendría que ser amoral como la naturaleza. Yo no digo que ese
comportamiento sea malo (creo que es algo inevitable ser así), lo que yo pienso es
que hay que irlo mitigando poco a poco, puesto que lleva al error. Y sí, está en la
naturaleza del humano equivocarse, pero hacerlo tan reiteradamente, es lo que lo
hace malo. En esta época de nuevas tecnología y fin del atavismo, por lo tanto, es
cuando más se requiere del surgimiento de un tipo más disciplinado y culto; y para
esto no hay que esperar hasta la madurez: desde pequeño hay que ir moldeando el
carácter y el temperamento enfocándolos al gusto por el conocimiento.
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Ilusión y verdad en el arte. —“Hacer las cosas tal como son”, ni que fuera naturaleza;
es más, sólo sería una triste imitación, sólo sería la sombra traslúcida de ésta. Sólo la
sensación de lo bello eleva al alma en su más pura expresión; aspiremos todos a ser
artistas, así seremos creadores y aniquiladores al mismo tiempo: creadores de
nuestra existencia y aniquiladores del sin sentido de ésta. Es complicado entender
que nos entreguemos a una “mentira verdadera” (porque quien es un artista crea un
objeto de apreciación artística, no el objeto mismo en sí, sino una bella
representación de él), ¿Qué es, lo que es tan falso e ilógico como un sueño, pero a la
vez provoca una sensación verdadera? Sólo el arte. No puedo renunciar a esa
sensación, la verdad es un concepto que se olvidó que era una metáfora. Renuncio a
la
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Eso de “nacer no elegimos, vivir no sabemos y morir no queremos”, no es algo
universal en cualquier individuo, es algo característico de lo mexicano; ya que en
esta mi nación se reproducen como conejos: sin planificación, sin llegar aun a la
madurez ya que quieren heredar su forma incompleta, y sobre todo, la concepción
del nuevo ser es producto del mero instinto, del puro deseo y la calentura precoz. No
es una victoria de la libertad, con lo cual, la progenie de este tipo de generación,
como resultado del deseo y desaparecido éste, es cuando la generación del nuevo ser
aparece como atamiento y refreno inclemente para todos los instintos y pasiones del
hombre desenfrenado y salvaje; es decir, del mexicano. Entonces el desprecio a la
vida es inherente a la contención de los instintos y luego viene la infelicidad por el
no saber vivir, o sea, por el no saber soltar o apretar los instintos. Pero como nunca
llegó a la madurez el mexicano, lo que ha conseguido lo ha conseguido por medio de
la falsedad que es la etapa de la veleidad juvenil y el genio de la especie tratando de
asegurar su progenie en la siguiente generación, o sea, la etapa del enamoramiento
desenfrenado donde todo es pura apariencia; pues propio del que n ha llegado a ser
algo por sí cuando menos aparentarlo (como los adolescentes aparentan ser adultos
para que se les tome en cuenta), y la mayoría de los mexicanos encajan
perfectamente en el perfil del pelado de Samuel Ramos, que le gusta alardear
precisamente lo opuesto de lo que es: un cobarde, un fanfarrón, un resentido, un
reprimido y estancado en la adolescencia de sus deseos pueriles. Todo este mundo
interior del mexicano, lo puedo inferir o derivar a partir de los sentimientos
ramplones, oprimidos y de rencor que sacan a la luz a través del ruido desafinado
que llaman música regional; sí ahí se presumen de valientes, que no le temen a nada
y que incluso llegan hasta a anhelar la muerte, pero se nota a leguas que esta
fanfarronería es producto del sentimiento opuesto que en verdad subyace en su
interior; es decir, el de un profundo y enconad miedo a la muerte… Está claro que
para mí el verdadero conocimiento no se puede alcanzar excluyendo los instintos y
derivándolo sólo de la razón pura, ya no estamos en la época de las luces. El
problema con el mexicano no son sus desbordantes instintos con los que produce su
deplorable música, el problema es que nunca ha disciplinado su razón. Ya que sólo
mediante ésta podemos alcanzar y reconocer el mundo de nuestra interioridad, es
decir, de los instintos más profundos que hay en nosotros y así dominarlos y
utilizarlos como; al mexicano sus instintos lo aniquilan y él nunca llaga a saber por
qué o qué fue lo que le pasó. Sólo muere como nizticuil: sin pena ni gloria
(complementar con Crepúsculo de los ídolos, incursiones de un intempestivo, Cap.,
41; pp. 155-156).
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Nada más para hacértelo saber (aclaro, no te he escrito esto con la intención de
reprenderte, de ofenderte, de suscitar pleito ni para hacerte sentir mal o humillarte,
ni como escusa oportuna para separarnos, simplemente es una crítica a considerar).
El motivo de mi disgusto (que a nadie le importa) es la falsedad en las inclinaciones y
en la voluntad, ya que comprobé que venden su afecto al mejor postor… Y en base a
esto te volviste, estos últimos días, todo por lo que no había elegido a otras y te elegí
a ti: banda, narcos, corridos, bailes de banda, gallos, indiscreción, celos
injustificados, resentimientos, chismes, etc., en sí todo lo propio de lo mexican0.
Considero que de vez en cuando es bueno darle rienda suelta a la embriaguez y al
alborozo, pero ¿por qué tratar de imponer el propio gusto ante en de los otros? Yo
no niego que este mal divertirse, es más considero esto como un éxtasis necesario,
siempre y cuando uno esté consciente de que en este cotorreo haya unanimidad, de
que los demás sean parte también de ello, y de que todos los del grupito estén en la
misma sintonía, o simplemente se estén divirtiendo igual; y para que haya esto debe
haber amistad, y si la hay entonces hay respeto por el gusto de los demás, pues el
ánimo de todos es el mismo. Yo no quiero imponer sólo el mío, pero tampoco quiero
que se impongan sobre mí; pues se supone que nos estamos divirtiendo en grupo.
Entonces ¿por qué estar sometidos todos a los caprichos de una sola persona, en este
caso Érica o tú? No niego que los gustos de Lupita sean vulgares, pero los de Érica no
eran muy finos. Érica anhela lo mexicano porque no puede evitar el resentimiento y
el complejo de inferioridad que trae dentro, pero nosotros ¿qué acaso no estamos
hartos de ello? Y si tratamos de arreglarlo así, de cuál gusto es mejor, no vamos a
llegar a ningún arreglo; ya que los sentimientos y emociones de cada quien, en
determinada situación, son únicos. Pero yo me pregunto, ¿por qué decidieron estar
de parte de ella cuando los dos gustos eran igual de trillados y triviales? no me lo
explicaba, hasta que imaginé: cierto es que si Lupita las haya colmado de regalos
hasta dispuestas con diligencia estarían a soportar las canciones del chavo y otras
cuantas pendejadas más. Y no me pongo de parte de Lupita ni es que me caiga mal
Érica, pero como pasó lo contrario, prefirieron estar a favor de la injusticia, de estar
de condescendientes con cualquier fruslería que dijera Érica, aun sin cuestionarse,
aun cuando eran igual de estúpidas que las cosas que hacía o decía Lupita; por
ejemplo, la música igual de repugnante, la altanería ante otras personas y juzgar de
feos e idiotas a casi todos los demás. Pero esto fue sólo una parte de lo que me
molestó, lo que me molestó más fue que te dejaras dominar por las inclinaciones de
los demás, o a falta de una personalidad, así nada más, te adaptas a la de otra y te
dejas dirigir por esa persona. Incluso me demostraste que mis gustos no eran
apropiados para la ocasión y que mejor era necesario suspender mis emociones, que
con mi música sacaba a flote; no obstante, ustedes sí pudieron dar desenfreno a sus
actos al menor signo de estímulo, y uno a fingir que se estaba divirtiendo. Las
decisiones que tomamos construyen nuestro destino, pero también dan muestra de
nuestra firmeza y determinación de nuestra fuerza de voluntad y de la confianza que
tenemos a nosotros mismos; de lo contrario seriamos como un madero a la deriva,
dejándose llevar por el vaivén de las olas del inmenso océano de cabezas que sienten,
y por ende, piensan diferente que uno. Yo siempre procuro no decepcionar a mis
seres queridos pero al mismo tiempo utilizando los valores que yo mismo voy
creando; pero creo que tus valores son beneficiarte a ti misma sin importarte a parte
nada ni nadie, y es cuando, en determinado momento, decides estar de parte de la
persona que te sea más útil. Yo sé que tienes ganas de sacar, mediante la
embriaguez, las cosas que tienes aprisionadas en el inconsciente y que solamente así
sacas a la luz, y de hecho nada malo en sí, sino a larga sólo para ti. De mi parte no
tengo nada que sacar o hacer que no lo pueda hacer consciente y sobrio, pues soy
feliz y creo que el emborracharse es escapar un rato de la infelicidad; y como yo no
ando en un estado infeliz, casi nunca he tenido menester de recurrir a este estupor y
anestésico momentáneo: “Un hombre o mujer puede sentirse tan contrariado que no
busque otras satisfacciones que la distracción y el olvido. Entonces se convierte en
un devoto del placer; es decir, procura hacer llevadera la vida sintiéndose menos
vivo. La embriaguez, por ejemplo, es un suicidio temporal; la felicidad que produce
es puramente negativa, es una cesación momentánea de la infelicidad”. Bueno es
todo, si algo se me escapo, si tienes una objeción o si quieres argumentar en contra,
eres libre de hacerlo porque yo no estoy exento de error, y si me equivoco, con todo
gusto y respeto aceptaré ser corregido por los que saben, puesto que me considero
un aprendiz y todo aprendiz es a su vez un ignorante. No me mal intérpretes, yo te
amo, pero por eso mismo hago esto.
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Al leer este mensaje hágalo con el honesto compromiso de hacerlo bajo juramento
de, en su respuesta, decir la verdad también porque es lo único que aquí se va
exponer. Insinúas que soy un imbécil o qué, quieres aclarar conceptos, está bien
aclarémoslos. Y para nada me avientes tu prejuicio de que esto es “cosa de filósofos”;
lo que te escribí era para gente común y corriente, o acaso no te diste cuenta que me
entendiste, o tuviste que recurrir a un libro de filosofía para descifrar mi mensaje.
Ese argumento es una falacia para ocultar el remordimiento, el cual es el síntoma de
que sí sientes algo de culpa pero no la quieres aceptar, puesto que no te gusta perder
y saber que a veces te equivocas, como yo o como cualquier persona; y por eso te
defiendes contra mí como si haya sido muy cruel contigo; lo infiero porque omitiste
las preguntas del mensaje e invertiste lo demás a tu favor. Tratar de hacerse la
victima cuando no se es en realidad, para mí es ofensivo. Mi querida, no soy un
tonto, sé lo que es reprender; dime en qué parte del mensaje intente corregir tu
conducta; soy inmoral, y sabes, yo sólo quiero saber por qué, sólo quiero respuestas.
La reprimenda es de carácter moral, y mientras no ponga un “tú debes” me puedo
liberar fácilmente de que me acuses de haberte REPRENDIDO con severidad; ¿pues
dime en qué momento emití una censura de tipo diciéndote: “no debes hacer esto o
debes hacer aquello”? Por eso te dije: “te lo dejo a consideración”.
Y eso de que no quieres considerar mi crítica me demuestra que sólo quieres ver lo
que te conviene, porque no quieres abrir los ojos y te escusas diciéndome que “soy
un testarudo cerrado de la mente que no entiende razones más que las propias”. Si
fuera así, entonces para que estar desmoronando creencias falsas con mi reflexión
que a su vez hace mi autoreflexión; un tipo de criticismo, sería mejor ser un
dogmático creyente de la religión, “ya que mi mente estrecha me impediría ver otras
perspectivas”. Pero al parecer no es así, ¡verdad!
Otra cosa, si es verdad que “sólo es un show para dejarte”, explícame ¿por qué
alguien, regularmente sensato, hace planes a largo plazo para estar al lado de otra
persona: arreglar la camioneta (pues yo no la necesitaba), comprar los regalos para la
Navidad, comprar utensilios domésticos que no me son tan indispensables a mí solo,
etc., he? Te dije que no me fueras a mal interpretar, puesto que deje muy en claro lo
de “vender su afecto”, ya que con esto no me estaba refiriendo a prostituirse con
hombres, sino con Érica; no te “TOMO” por más ni menos de lo que me doy cuenta.
Y si fue mandato de Víctor que te quedaras allá hasta que se fuera Érica (¿o no?).
Pero ¿qué es él para mí?, no más que mi cuñado; aun así decidí ir, y ¿quién era el que
estaba en actitud de dictador AUTORITARIO sin considerar las responsabilidades de
los demás? Quiero que me respondas eso, pues tú tenías algunas responsabilidades
acá.
Hipocresía: “cómo vas a hablar mal de alguien con la que estabas hablando bien”.
Eso me lo dijiste tú misma y caíste en lo mismo. Con respecto a que el Sayer “te
estresa”, lo sé, y tú sabes que hago lo posible por ayudarte y distraerte en lo que está
dentro de mis posibilidades, pues yo también termino agotado por la jornada.
¿Entonces me estas afirmando que sí te quieres distraer, entonces me afirmas que sí
eres infeliz (yo creía que no), y que la forma de sustraerte de esta infelicidad, aunque
por poco tiempo, es emborrachándote; entonces me estás dando la razón en eso (lee
el anterior mensaje otra vez en ese pedazo)? Yo te he invitado a muchas fiestas
familiares y hasta conciertos y tú no quieres ir, pero to no quise ir a un maldito pozo
de la perdición y te pones roñosa, ¿qué te pasa, que acaso ya se te olvidó mi
egoísmo? Y lo que dices que tratas de ACEPTARME es una total mentira y suena un
tanto absurdo, ¿Cuándo has considerado de valor el que yo filosofe coloquialmente?
siempre te has avergonzado o molestado de eso. Tú dices que he dejado de ser
algunas cosas de lo que era, pero el problema es que no das ejemplos de cuales; pues
yo creo que he sido muy recto en mis convicciones desde antes que te conociera, o
¿me has visto que critique a los banderos y buchones y al rato me vuelva uno de
ellos? Creo que ni romántico he dejado de ser, solamente que a ti ya no te parece
igual que antes cuando me comporto así.
Dices que yo te he OFENDIDO, ¿pero no crees que pasa por tonto a alguien por
tanto tiempo y no hablarle con la verdad, es suficiente ofensa? Siempre me hiciste
creer que lo que hacía o decía era importante para ti, pero unos cuantos objetos
útiles que te dan y en un día todo aquello parece inútil y te volteas contra mí. Lo que
descubro es que nunca creíste en mí, porque si lo hicieras, no te parecería tan
ofensiva mi manera tan leal y licita de proceder. Y es que a ti te ofende que uno no se
deje mangonear, que uno sea observador y que señale lo que es de obvio exceso de
arrogancia u otras cosas negativas que requieren refreno; ahora dices que soy
DIFERENTE, pero no dices en qué. ¿Qué no lo que soy y lo que he alcanzado, no es
prueba suficiente de que he sido diferente entre los demás y de ir en línea recta, y de
que lo que hago, lo hago sin titubear, porque creo en mí y de que no he cambiado de
opinión? Por determinado, por mi persistencia, por lo que creo, es decir, por ser lo
que he sido, por ser como soy estoy contigo. Que contradicción tan enorme decirme:
“no eres el mismo” y seguir aun conmigo, ¿entonces por qué estás conmigo? es como
decir, “odio y amo al mismo tiempo”, o un “cuadrado es triangular”. Lo que no es, no
es y ya. La que no es la misma (porque ha mantenido oculta siempre una parte de sí)
eres tú, a eso me refiero con el largo engaño, pero que apenas me doy cuenta. Al
contrario, el ofendido por ello tendría que ser yo; pues a mí me siguen gustando las
mismas cosas; en cambio tú sigues revelando cada vez más gustos que no te conocía,
y sí, tu justificación es que “NO LO HACES TAN SEGUIDO”, está bien, pero ¿por qué
ser tan tremendamente otra cuando pasa? y ¿por qué nunca me cuentas nada? ¿y si
dices que tratas de aceptarme, qué al principio no me habías aceptado ya como era y
elegido porque era el menos fantoche, el menos fanfarrón, el más sincero y
honorable de tus pretendientes? Pero ahora casi me exiges que sea lo contrario a lo
que siempre he sido, no con palabras pero sí con actitud. Y es que me resulta tan
difícil no ser yo hasta por una sola noche. Creo que olvidas muy fácil todo, pero me
valgo de mi memoria y de la evidencia que me respalda para dar mis ejemplos a favor
de mis argumentos. Sabes que poco a poco he llegado a saber que tienes una noción
infundada de superioridad, y me doy cuenta de que esto no es mera suposición, sino
porque eres, a veces, tan desconsiderada y por tu falta de imparcialidad
(IMPARCIAL: que no sacrifica la justicia por su beneficio personal. Justo, objetivo);
esto también puede ser por tu falta de EMPATIA: F. identificación mental y afectiva
de un sujeto con el estado de ánimo de otro; y si no es así, intenta ponerte en mis
zapatos.
69
¿Que sacamos sólo para cubrir las necesidades básicas? ¡Pues qué bueno! y tal vez
me juzguen de hipócrita por esto, pero eso no demuestra que me equivoco, sólo
demuestra la fuerte convicción que tienen arraigada de que muy en el fondo ustedes
no están dispuestos a aceptar eso que digo: porque no tienen fe en sí mismos
desconfían de los demás. Pero su reticencia no demuestra que sea verdad, que para
ser felices tenemos que deslumbrar y hasta opacar a nuestros iguales y por eso
juzgan a los demás de deshonestidad. Pero, ¿Quién es más deshonesto que quien no
quiere criticarse a sí mismo? Y esa falta de fe en sí mismos es el resultado de una vida
sin ser examinada, y con eso sólo demuestran lo envueltos que están, y ni siquiera se
dan cuenta, en la predisposición involuntaria a la competencia y al éxito: a la
mentira. Que a la larga sólo provoca infelicidad; son víctimas propicias del sistema.
Pero calma, yo sé que lo ignoran (complementar con aforismo 63 de H.D.H.: valor
del empequeñecimiento).
70
Sentimiento calcinante.
Aunque sé que eres un fuego joven, pronto inflamaras ardiente, los pastizales secos y
yermos de mi alma, una braza dentro de la muy parda y polvorienta ceniza de mi
calma
Una mirada esquiva devela mi exaltado corazón, un ocultamiento tonto resalta más
mi taciturna y punzante exultación
Y una sola llamarada tuya me acaba el aliento, eres como el viento que te sientes y
no te vez al mismo tiempo
Dame con tus caricias las llamas, que yo encenderé tus llamas con mis caricias
Mi corazón no es ciego, pero necesitará algo más si quiere protegerse de ese ígneo
deseo
Y ese punto eres tú, oh soplo cálido que anulas mi monotonía, te me muestras como
el signo místico de mi hierofanía
Que me sigue cuando intento dejar de seguirlo, pero que me consume al dejar de
hacerlo, porque el amor es como el fuego que quema sin saberlo.
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Yo también tengo una pequeña advertencia: si me vas a entregar tu amor a manos
llenas ¡pues que así sea! Porque no quiero que me digas que me amas y en realidad
sólo me estés soportando resignadamente; no quiero que tu “amor” sea mero miedo,
inseguridad, o por pura vanidad así como titubeante. El hecho de que me dijeras eso
significa que estás intranquila, que hay algo que te inquieta pero que no lo expresas;
en pocas palabras, que no estás a gusto con algo y no estas siendo del todo sincera, y
aunque no estoy seguro, tus sueños me dan un indicio. El que me amenaces no me
agrada del todo, pero supongo que es lo mínimo que se puede hacer para hablar
claro. Pues si te vas a ir, ¡pues vete así sin más y no me estés ilusionando
indebidamente, ya que si te encuentras en un estado de negatividad y alerta contra
mi felicidad, sólo estarás acumulando resentimientos. Pues se me hace una artimaña
(así lo considero) un tanto sórdida y malintencionada el que tú estés comportando,
cuando presupones un posible engaño, condescendiente y favorable con migo
―fíjate, he aquí lo vil― sólo para después decirme (como ya lo hiciste): “Que me
acuerde de cómo eras conmigo, cómo me sobabas”. Eso me parece un placer muy
malsano de tu parte y ofensivo para mí; aparte que el pensar que estas disagusto
también a mí obstaculiza para entregar mi amor sin condiciones de todo corazón,
puro y honesto, puesto que yo tampoco puedo entregarlo todo o negarlo todo sin ser
correspondido en igual medida; ya que también tendría que estar pensando en un
plan de contingencia para prevenirme de un inminente retazo de infundados
desaires o un posible rompimiento inesperado e injustificado de tu parte. Obvio, la
cosa no es sencilla, pero si hemos descubierto que tanto tú como yo nos valoramos
de sobremanera, será muy difícil quebrantar eso por algo que también es muy
inseguro, fluctuante y precario como el deseo de otros. Tranquila, si yo te digo que
estoy contigo bien y que te amo, tenlo por seguro que pondré todo de mi parte para
que así sea.
72
Este punto fijo es sagrado para mí porque está aquí la mujer con la que podría
esparcir la semilla de mi ser, porque está aquí la fusión de mi yoidad con la de otra
en un solo ser; porque está latente la realización, el mejoramiento y la verdadera
conquista de la felicidad “acompañada de una causa exterior” que es esa bella mujer.
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74
Cuando se acusa a Nietzsche de irreligioso. Sobre todo, cuando se hace una mala
lectura de sus obras, o si a cado de un trozo de un libro suyo. Pues Bueno, yo he
leído a Nietzsche y nunca me ha despertado ninguna clase de pensamientos
homicidas contra la religiosidad; tal vez con algunas religiones sí, pero es tan sólo
porque en ellas ya hay más política que religiosidad. Porque, de hecho, su
Zarathustra tiene matices religiosos, puesto que Nietzsche sabía perfectamente que
el humano no puede vivir sin el apoyo de un punto fijo; es decir, de un centro sacro
para orientar su vida hacia un sentido más allá de este mundo sin estar atenido sólo
a las esperanzas; y también sabía a qué es a lo que más le teme el humano. Y ¿cómo
intentó resolver esta dicotomía? Pues muy a su manera, primero, con la teoría del
“Eterno retorno de lo mismo”; pues lo que pretende con esta teoría es sintetizar dos
aspectos espirituales sobresalientes en el humano: 1) conservar el sentimiento
religioso, es decir, no se puede desdeñar porque es muy humano; 2) conservar el
amor a la vida, más que el amor la afirmación de la vida, el apego al ahora y al aquí.
Pues se dio cuenta de que sería imposible suprimir de tajo el intrínseco deseo de
trascendencia provocado por el miedo más apremiante de todos: el dejar de existir,
que el budismo intenta combatir con el Nirvana. Es casi connatural al humano tener
alguna idea de esperanza para que su existencia no cobre sentido y no viva
“desamparado” a su libertad, sino que sea recto y creador de sus propósitos,
responsable de su destino sea cual fuere. Cualquiera de las hipótesis que se han
prometido al humano, con respecto a seguir existiendo, han sido algún tipo de
aliciente de peso en su vida; pues hasta el propio infierno es preferible a dejar de
existir del todo y para siempre. Y Nietzsche, con su teoría demostró, o intenta
demostrar, que tal vez se podría desprender un dogma sano de ella; pues de hecho el
mensaje de Zarathustra es en tono profético.
76
El argumento de la galleta. Mi crítica ajena no la hago por pura pretensión, sino por
mi búsqueda de una vida más plena, por mi amor a la vida. ¿Cómo esperar que sea
más indulgente?, si en ello poco me guío por el sentimiento y más bien por el
conocimiento. Siempre se me va desdeñar como un crítico, pero es sólo porque
ahora el término “crítica” denota entremetimiento inoportuno. Mas la crítica en
sociedades disolutas, haraganas y, por lo tanto, negligentes es inevitable en, cuando
menos, uno de sus miembros; no puede no hacerlo porque esa actitud además de
afectarlos a ellos me afecta a mí; uno no es egoísta tan sólo cuando las acciones
ajenas también representan una ganancia o un beneficio, o cuando no nos van ni nos
viene sus efectos. Pero una actitud egocéntrica también genera sufrimiento
individual y social, pero ¿Cuál es este tipo de egoísmo? el que ignora que su
sentimiento de especialidad es sólo un dolo para que su existencia no le resulte
insulsa, insípida y aburrida y le tome cariño y sentido a cualquiera que sea la
trivialidad a la que, por azares del destino, le tocó. La gente que pelea contra la
crítica ajena, bien intencionada, no pelea contra la objetividad, sino contra sí misma
y su prejuicio.
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78
Si quieres revelar el sentimiento de agrado por ti en otra persona, utiliza, así como
último recurso, el brillo en la mirada; igual con ese brillo puedes descubrir si el
sentimiento no es por ti. Pues precisamente por la mirada es por la que sabemos
cuándo alguien sonríe sinceramente o no, porque la sonrisa falsa sólo utiliza los
músculos de la boca y mejillas: la mirada en estos casos es la puerta del alma. El
signo más preciso para delatar al alma es ese brillo en la mirada que destella en
aquella persona cuando ve acercarse al objeto de su amor. Si aprendemos a notarlo,
por ella podremos saber si una persona tiene afecto, deseo o amor por uno mismo o
por otros. Si quieres darte cuenta si le agradas a la persona que te interesa, apela, así
como último recurso, al brillo en su mirada. Aunque por ella también tengas que
saber después, con quién se active el brillo y te duela saber que no eres tú el que lo
provoca.
79
Prefiero ser el más modesto y labriego de todos los mortales, que el rey del mundo
de los muertos; prefiero perder honestamente en el infierno que ganar el cielo con
trampa.
27 de marzo de 2016, 6:11 p.m.
80
Entregar mi vida a la filosofía era para mí motivo de gran orgullo ¡oh qué ingenuo
fui! pues ignoraba el papel que actualmente jugaba la filosofía: una disciplina inútil y
ociosa, que quedó rebasada en cuanto sus campos de estudio se volvieron
autónomos separándose de ella. Pero esta superación radica para mí, también en un
supuesto, el de que el conocimiento debe servir para algo, en el sentido más
pragmático de nuestra época y, por tanto, tiene que estar al servicio de algo. Bajo
este supuesto se encuentra la clave de la verdadera esencia de la filosofía; pues si a
estas alturas de la historia a resultado una cosa de más en asuntos epistemológicos,
es porque su principal interés no se circunscribe sólo a dar soluciones con el
conocimiento, es decir, dar las respuestas ultimas de los enigmas, ni se agota ahí,
sino que va más allá y su interés es aún más profundo, su interés es la vida misma, y
no en sentido biológico, sino en todo lo que en ella hay de misterioso para el ser
humano, remitido e n la experiencia propia que es la unidad de la contemplación
con el todo; pues el conocimiento no necesariamente tiene que ser experiencia
propia, pues se puede adquirir porque se ha trasmitido. La filosofía tiene más que ver
con una actitud que con una disciplina académica al servicio de otro fin ulterior, y
como una actitud es ella misma una forma de ser, la filosofía es una forma de ser
con respecto al conocimiento. Pero ¿Cuál es esa actitud que tiene hacia el
conocimiento? Nietzsche decía, que cundo una cosa es descubierta deja de tener
valor porque se acaba en ella el enigma, queda concluida, resuelta y ya no hay más
que decir. Y como la filosofía es el deseo que se place en el conocimiento, o sea, que
el filósofo encuentra una fuente de placer entre más conoce; por lo tanto, tiene una
actitud de conocer y que no quiere que todas las preguntas queden resueltas y
solucionadas, puesto que así el mismo conocimiento se iría reduciendo y con ello,
los temperamentos que lo buscan. Por eso el mismo tiene un estilo de insinuación
para mantener el entusiasmo vivo hacia el conocimiento, y lo más importante, que
eso implica la propia búsqueda personal de él; es decir, por experiencia propia. La
verdadera filosofía no quiere que el conocimiento sirva para la utilidad misma, sino
el conocimiento por sí mismo como fuente de experiencia propia, como fuente de
experiencia de vida y como fuente de experiencia bella. Por eso la filosofía tiene más
parecido con una bella arte, porque su impulso es en sí mismo por el impulso del
bello sentimiento que produce el conocer y el éxtasis que se vive como experiencia
estética; la ciencia por esto, está más propensa a subordinarse al servicio de las
ideologías políticas y, por lo tanto, a sus intereses rapaces que atentan contra la
humanidad de “los otros”.
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¿Por qué amor sintético a priori? ―Porque cuando falta en la experiencia ahí está en
el pensamiento: la razón pura no es muy buena para crear un amor, pero sí para
llevarlo más allá de sus límites; o sea, se en la pura idea. Pues sin venir del exterior
aporta algo nuevo al sujeto. No como un bello ideal, sino en la razón pura: porque es
a priori, es decir, explicativo sólo para el sujeto que es prendido por este amor
causado por una propiedad no comprendida en las características de él mismo: otra
persona intocable, inalcanzable, in-acercable; algo nuevo no compuesto en dicho
sujeto, pero que lo extrémese, porque le expresa una sensación universal y necesaria
en él. Si aquel eremita de Konishber pudo ver su síntesis en la razón pura, un
hombre que su mayor amor fue el saber, ¿por qué yo no voy a poder sintetizar la
pureza del amor con la razón, o la pureza de la razón con el amor? Al fin de cuentas
todo es paradójico, todos los contrarios en un punto siempre chocan. Además en
todos, el amor primero se da como sintético a priori, pues todos estamos en potencia
de amar a alguien o a algo que no conocemos, pero del cual podemos añadir algo
nuevo a nuestro pensamiento; y esto es lo que lo hace universal.
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No para tu adoración
Un esteta
Un músico
Un filósofo
Un poeta
un centauro incomprendido
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¿Qué pienso del señor Trump? ―Que algún día los mexicanos se lo vamos a
agradecer por habernos insultado, ya que, en lo que a mí concierne, es un buen
despertador del “sueño dogmático”, en que esta sociedad ha estado ya por largo
tiempo y que para mí son: la apatía, la indiferencia, la pasividad, el nimio y eximio
conformismo, la corrupción, la tranza, la desidia, la morosidad y una tendiente
inclinación a la disipación y al libertinaje. Todo esto son anestésicos en los que se
refugian y que se han convertido en un rasgo patriótico para México según los
extranjeros.
En lo que a mí concierne, ya se habían tardado en que alguien atacara a los
mexicanos con tal crudeza y severidad, con una diatriba sin miramientos, y se podría
decir, sin miramientos y, se podría decir, que hasta vituperante y ofensiva; pues sólo
así, y no con críticas eufemísticas ni discursos melifluos, se iba a exacerbar el alma
hosca, fanática, pesada y somnolienta del mexicano. Sí, puede ser un ataque fuerte y
denigrante contra la dignidad de la mexicana. Pero tal vez sólo así el mexicano podrá
reconocer y entender su penosa y lastimera idiosincrasia, su irrefrenable auto
desprecio, su sentimiento de inferioridad, su arraigado hermetismo, sus
resentimientos reactivos y, por lo tanto, su enconado malinchismo. Y por fin, así
darse cuenta de su irresponsabilidad ante la vida y ante el mundo, para empezar a
disolver sus perogrulladas, contrarrestar su rasgo pedestre y animarse a crecer
valorándose por lo que es y no puede evitar, es decir, por su amor fati: por la
aceptación y participación con la alegría verdadera (no con el común anestésico de la
estulta embriaguez de nuestros desaforados y falsos festejos) de nuestro destino.
Pues darse cuenta, de la peor manera, del desprecio que siempre nos ha tenido el
anglosajón, por su noción testaruda e insolente de su supuesta superioridad racial,
de que nos tenemos que independizar de Estados Unidos, de que se comienza a
luchar contra la indolencia patria, de que se despierta el aprecio por lo de aquí y el
rechazo por lo extranjero, de que las posibilidades del comercio internacional
crezcan o sean de aquí y por tanto, llegue el momento que la economía nacional esté
a la altura de las grandes potencias, de que nos volvamos más críticos con nosotros
mismos, y no sólo eso, sino creadores, de que el mexicano luche por su dignidad por
haberle señalado sus defectos, de que se vea el gran potencial, de que, con la
solidaridad; los pueblos latinoamericanos pueden formar un gran bloque que nos
hermana de verdad (porque ya basta de ser siempre los “otros” y nosotros mismos), y
del largo letargo en el que el mexicano se rehusó a ver esto, eran cosas, que en lo
personal, y para otros pensadores del siglo pasado, ya desde hace mucho tiempo se
tenía que hacer.
Yo no sé por qué se lloran y se lamentan tanto, a veces es mejor la dureza que estarse
auto compadeciendo; pues no siempre lo que nos agrada es bueno ni es
necesariamente malo lo que nos desagrada. Hay que ser fuertes y comprometidos
con nuestra nación por nosotros, por nuestros hijos y por el mundo. Sí, estamos
padeciendo una crisis dura y que quizá no estamos aptos para enfrentar y darle una
solución, pues no tenemos una cultura que nos brinde ese apoyo. Pero este es el
momento perfecto para empezar a construir una, porque tarde que temprano nos
íbamos a topar con grandes adversidades que traerían grandes dificultades y, por lo
tanto, grandes retos. Pero es normal que en toda transición se den grandes
problemas, pues nadie nos dijo que el cambio iba a ser fácil, benigno y ordenado.
Estas son las consecuencias de un cambio que tenía que darse, era necesario, para
mejora de los mexicanos y, por tanto, de México. Y algo que me da la ligera
impresión, positiva, de que en un futuro posible, de aquí para abajo ya no será
Latinoamérica, sino México el blasón que representara y englobara con orgullo esa
dignidad que enarbolaba el antiguo Hispano. Ya está hecho.
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Los “like” no valen tanto por la cantidad sino por la calidad de las personas que nos
los dan. Así es que diez like de mis amistades reales valen más que quinientos like de
personas que ni conoces, y que sólo agregaste por tu pueril, obstinado y ramplón
deseo de popularidad.
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En realidad no importa los muchos libros que hayas leído en tu vida, lo que importa,
e interesa para ti, son los libros que pueden influir en tu vida a tal grado de cimbrarla
de una manera decisiva que la trasforman: importan en los que te auto descubres, en
los que surgen personajes con los que te identificas hasta la médula; los que te hacen
polifacético, con autores que te compenetras, los que son afines con tu situación
sentimental o circunstancial y te determinan a algún propósito o simplemente te
vuelven loco; pues son los que estructuran tu psique. Leer nunca se debe mal
interpretar con un ocio cualquiera, como “no hacer nada”. Los libros pueden ser
peligrosos o terapéuticos como cualquier droga psicoactiva: o son sustancias nocivas
y tóxicas, o son remedios para el espíritu.
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Yo no sueño con nadie, a menos que ese alguien sea mi acometedor insomnio: “si el
sueño no fuera hermoso, sería posible olvidarlo rápidamente” (Milan Kundera, p.
64). El sueño nos revela el desengaño de lo que en vigilia es intransigente y
recalcitrante, el sueño es lo que en lo exterior provoca el largo insomnio silencioso,
que llega hasta el subconsciente con fuertes estruendos.
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Lo que yo hago es una mezcla de las dos: la ciencia convierte la realidad en una
escala “objetiva” escrutable a la medida de la razón humana; y la religión, trata de
darle un consuelo a la humanidad basado en causas metafísicas. Las dos nacen de
buscar una respuesta a los “por qué” (ontológicos)para darle sentido a la realidad y a
la existencia, que surgen como un lenguaje simbólico y metafórico desde tiempos
arcanos en el mito para desarrollarse en demostraciones lógicas. Y la filosofía no es
ciencia, porque ésta sólo es un método que da para avalar algo nuevo como digno de
confianza; y no es religión porque le gusta preguntar, cuestionar, problematizar,
criticar, reflexionar y no quedarse estancada en un dogma agradable o favorable; y
por lo tanto, la filosofía es una mezcla de las dos en cuanto siempre trata de
restringir a la religión dentro de los límites de la razón, se sirve de la ciencia para esto.
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Sólo el filósofo se sumerge en la profundidad de las cosas que todos hablan sin ser
comprendido. Tienen que entender que el filósofo no es alguien superior,
sobrehumano, alguien superdotado, con alguna capacidad sobrenatural, y que no
está por encima de los demás; pues con esto trato de limpiarlo de ese cruel fastidio
que le adjudican prejuiciosamente de ser “un sabelotodo”, y esto como en tono
despectivo. Sus capacidades son como las de cualquier otro ser humano normal: sólo
es un hombre con un dominio regular del lenguaje (ver la filosofía y el niño,
humano, demasiado humano, aurora y un apunte de este ultimo semestre, de la
filosofía latinoamericana…).
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¿Alcanza uno a tener una reminiscencia del eterno retorno? Tal vez sí, y si en algo se
comprueba ese súbito dejavú; esa repentina sensación de que algo en el destino
quedó pendiente y tal vez se tiene que cambiar, es el amor casi a primera vista: la
intensidad de ese fuerte sentimiento es la chispa destellante de un recuerdo de algo
infinitamente vivido. Es como si la voluntad se quisiera liberar de un eterno
encadenamiento frente a la bifurcación de la elección. Tal vez el amor sea el único
que rompa con el infinito ciclo de repeticiones: de que un suceso deje de ser
ordinario. Tal vez en el fondo la verdad no sea más que belleza y ésta en el fondo no
sea más que vida, y la vida no sea en el fondo más que voluntad y ésta más que amor.
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En realidad no importa los muchos libros que hayas leído en tu vida, lo que importa,
e interesa para ti, son los libros que han influido en tu vida de una manera decisiva a
tal grado que la trasforman: importan, en los que te auto descubres, en los que
surgen personajes o autores con los que te identificas hasta la médula, los que te
hacen polifacético, con los que te compenetras, los que son afines con tu situación
sentimental o circunstancial y te determinan a algún propósito; pues son los que
estructuran tu psique. Leer nunca se debe mal interpretar como un ocio cualquiera,
como “no hacer nada”, leer es tan peligroso que el poder detrás de las sombras ha
abogado por la ignorancia y ésta casi siempre viene sin lectura. Además, los libros
pueden ser peligrosos o terapéuticos como cualquier droga psicoactiva: o son
sustancias nocivas y tóxicas o son remedios para el espíritu, todo depende de la
intención, entendimiento e interpretación de quien lee.
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Lo que yo hago es una mezcla de religión y de ciencia: la ciencia convierte la realidad
en una escala escrutable a la medida de la razón humana; y la religión trata de dar un
consuelo a la humanidad basado en causas metafísicas. Las dos nacen de dar una
respuesta a los “por qué” (ontológicos) para darle sentido a la realidad y a la
existencia, que surgen como un lenguaje simbólico y metafórico desde tiempos
arcanos en el mito, para desarrollarse en demostraciones lógicas. Y la filosofía no es
ciencia, porque ésta es sólo un método que da para crear algo nuevo, pero también
un estilo de vida; y tampoco es religión porque le gusta preguntar, cuestionar,
problematizar, criticar, reflexionar y no quedarse estancada en un dogma agradable
y favorable, por lo tanto, la filosofía es una mezcla de las dos en cuanto siempre ha
tratado de restringir a la religión dentro de los límites de la razón, y para esto se sirve
de la ciencia; pero a veces, la ciencia se convierte en dogma y la religión en una
ciencia.
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Sólo el filósofo se sumerge en la profundidad de las cosas que todos hablan sin ser
comprendido. Tienen que entender que el filósofo no es alguien superior,
sobrehumano, con alguna capacidad sobrenatural y que no está por encima ni por
debajo de los demás; pues con esto trato de limpiarlo de ese cruel fastidio que le
adjudican, prejuiciosamente, de ser “un sabelotodo”, y esto, como en tono
despectivo. Sus capacidades son como las de cualquier otro ser humano normal: sólo
es un hombre con un dominio regular del lenguaje (ver la filosofía y el niño,
humano, demasiado humano, Aurora y un apunte de este último semestre, de la
filosofía latinoamericana).
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¿Alcanza uno a tener una reminiscencia del eterno retorno? Tal vez sí, y si en algo se
comprueba ese súbito dejavú, esa repentina sensación de que algo en el destino
quedó pendiente y tal vez tiene que cambiar, es el amor casi a primera vista: la
intensidad de ese fuerte sentimiento es la chispa destellante de un recuerdo de algo
infinitamente vivido. Es como si la voluntad se quisiera liberar de un eterno
encadenamiento frente a la bifurcación de la elección. Tal vez el amor sea el único
que rompa con el infinito ciclo de repeticiones: de que un suceso deje de ser
ordinario. Tal vez en el fondo la verdad no sea más que belleza, y ésta en el fondo no
sea más que vida, y la vida no sea en el fondo más que voluntad, y ésta, más que
amor.
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Es chistoso, todos se sienten únicos y especiales en sus redes sociales, en su realidad
virtual, pues se nota en las cursilerías pedestres (y plagiadas) que expresan en sus
presuntuosos estados. Pero sólo basta con escribir invertida la causa de su supuesta
noción de superioridad para que todos se vuelvan cuerdos, y uno sea el absurdo, el
orete, el loco, etc. Para ser único y especial, siempre a de ser requisito un poco de
locura; pero no se confunda ésta con la estulticia, con la simpleza, con el disparate o
con la fútil vanagloria productos de la promiscuidad de deseos precoces y ordinarios:
la locura al ser tan incomprendida debe tener algo de genialidad, y viceversa.
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Amor es, sobrepasar la necesidad de salir de sí mismo, para ser un nos necesitamos.
Amor es, haber sobrevivido a la etapa de la necesidad de salirse de sí mismo para
empezar a ser un complemento necesario.
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Amar es, sobrepasar la etapa de la necesidad de haber salido de sí mismo, para ser un
nosotros necesario. Seguir juntos después del estupor y enajenación del
enamoramiento, y aún seguir la amistad, es lo que justifica el amor. Seguir juntos
después de la etapa del enamoramiento y haber superado toda adversidad, reafirma
el amor. Sólo después de esto, podrás decir “TE AMO” y saber, y comprobar, que el
sentimiento es cierto; lo anterior sólo fue deseo precoz y calentura disfrazada de
bello ideal de la ferviente etapa juvenil.
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Para el “Nihilismo en México”: “el sadismo aparece, así como una de las
características de la conciencia opresora, en su visión necrófila del mundo. Es por
eso por lo que su amor es un amor a la inversa; un amor a la muerte y no a la vida”
(pedagogía del oprimido, p. 40). También ver cita de Octavio Paz, p. 26.
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La filosofía latinoamericana, me dio otra perspectiva, otro ángulo para descargar mis
frustraciones, y como otro origen de todos los males de mi nación; a saber, que yo
estaba desquitando mis enojos reprimidos con el populacho, es decir, con las
víctimas, puesto que no me daba cuenta que toda su ramplonería, soez perogrullesca
y tozudez era consecuencia de su inconsciente opresión. Así que desde ahora, con
quien tendré que descargar mi ira será, con los que les han causado tal sentimiento,
con los opresores.
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¿Por qué es apropiada la filosofía de Nietzsche para nuestra cultura? Porque una
filosofía utilitarista no atiende a nuestra realidad sino una filosofía subversiva que sí
atiende a nuestro encubrimiento, subordinación y ajeno dominio.
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Me llegó la eureka de que sólo leyendo lo que han escrito los filósofos del pasado me
la iba a pasar repitiendo, rememorando y que yo siendo mexicano no tenía por qué
estar asimilando lo ajeno a mí, y que sólo en la implicación de mi actuar, estará ahí la
posibilidad, no de hacer algo original totalmente extraño a todo, pero sí mi propia
manera de crear; porque la autenticidad parte no de reproducir lo exactamente igual
lo que otros han pensado, no de ponerse a comparar y a competir con otros, sino de
la combinación de capacidades que hay en uno mismo.
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Este estilo de vida, en esta época que me tocó vivir, es casi un imposible para ser un
escritor; hay tantas distracciones que la concentración es muy difícil de alcanzar.
Pero ¿será por la época, es acaso por las cosas que uno ha decidido tener en la vida?
¿pero si uno no decide tener algunas cosas ni tampoco las puede soltar? ¿qué es lo
que se tiene que hacer? ¿desistir de lo que, a uno de la plenitud, o hacer con lo
inevitable algo digno de plasmar? Es decir, que esto sea el impulso y el propio
material el bruto para ejercer la propia potencia de actuar, hasta despegar el vuelo y
alcanzar la más alta de todas las virtudes: el contento de sí.
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Snnupy, sabes por qué no tengo amigos, —no Charly, ¿por qué? —porque no
soporto la falsedad de las personas —entonces te vas a quedar solo Charly. Porque
para alguien que es honesto y que busca la honestidad, es mejor estar solo; la
falsedad abunda por exceso de estima de sí. —¿sabes cuál es mi clave para buscar
amistad en las personas, —no, ¿cuál? —la honestidad y la autenticidad —entonces te
vas a quedar solo Charly.
19 de marzo de 2019, 7:51 p.m.
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Ahora haciendo memoria, no recuerdo a ninguna persona que me haya hecho sentir
seguro, protegido, valiente, valorado, querido de verdad, etc., hasta que ahora ha
aparecido esa nueva tú, que no haya una forma adecuada de expresarme ese gran
afecto y cariño que a distancia no me lo puede dar directo.
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Elementos para una deontología de la filosofía. —En primer lugar, hay que partir de
un principio ético bien fundado, explicar y comprender por qué es el fundamento del
que se parte para justificar que un acto está conforme o adecuado con la deontología
que se ha establecido para cierto grupo de profesionales, en este caso, los estudiantes
de la carrera de filosofía. Pero la ética profesional debe estar fundada en valores
formes y garantizados: la justicia, la equidad, el respeto, la verdad, el bien común y
otros. La deontología de los profesionales de la filosofía, por un la debe estar fundada
en una ética profesional, es decir, como una ética descriptiva; la cual debe tener
como principio, describir sin juzgar los fenómenos morales; para generar una
reflexión a partir de la explicación y hacer una teoría de la conducta descriptiva, pues
mucho del trabajo filosófico a consistido en describir o cuestionar las practicas
morales de la época y/o grupo social. Por otro lado, inevitablemente remite a una
ética prescriptiva; es decir, una guía de las decisiones y que oriente los juicios de lo
que es correcto hacer; y esto como limite de hasta dónde el filósofo puede llevar una
teoría, una objeción o una crítica, lo que sería la base de su deontología profesional
para no caer en un relativismo o subjetivismo absurdos. En las carreras que están
dirigidas a crear profesionales, está también qué tipo de profesión; en su fin éstas
apuntan a dos objetivos: las que van dirigidas a ofrecer un servicio material, que
consisten en solucionar un problema extrínseco al individuo, y con esto no quiero
decir que no esté en él, sino que está afuera de su capacidad, habilidad y
conocimiento; y las que se dirigen al aspecto del desarrollo espiritual; es decir, las
que pertenecen meramente a la naturaleza de lo humano, no porque los animales no
tengan espíritu, sino porque el humano tiene conciencia de sí, que es lo que lo
diferencia de los animales, y es capaz de expresar sus intenciones; o sea, a desarrollar
sus capacidades que lo hacen alcanzar el mayor mejoramiento como humano; como
del tipo entendimiento, sentimientos, conocimiento, de valores, y de las mismas
cosas que son adecuadas para el crecimiento de lo humano y lo que es prejuicios de
otros, que esto implique un engaño circular. Y la filosofía por pertenecer a estas
últimas, de los cinco elementos de la profesión, el que más requiere es el de la
vocación; porque se puede ser filosofo de profesión, pero para los grandes problemas
se requiere filosofar de vocación… esto también hace del quehacer del filósofo su
propia pasión, y así siendo el deber propio la misma pasión, lo que dificulta la
transgresión de los objetivos, es decir, el desvió de ser tentado por intereses más
ajenos a los fines del filósofo; por ejemplo, la búsqueda del reconocimiento a
expensas de otros, del lucro, de las riquezas que se vuelve como meta de vida y el
placer en exceso. Así el filósofo, como dice Aristóteles, “hará por sí solo lo que otros
hacen por obligación a la ley”. Siendo la filosofía más una vocación que una
profesión, se deberá establecer un artículo que obligue a un colegio profesional, que
sean benéficas tanto para el filósofo como para quien requiere de sus servicios; a
menos que el filósofo por propia cuenta opte por una vida ascética, pero se le deberá
ofrecer diferentes labores profesionales, puesto que es una carrera universitaria. Lo
que significa, que el colegio debe asegurar el prestigio de su profesión para evitar ser
sustituidos por otro de otra profesión; por ejemplo, en la docencia. Para que se
regule y se guie la profesión primero esto, que es la deontología, le debe asegurar
protección al profesional y aplicación al trabajo y lo generado por tal profesión.
Primer punto, las bases para las que está destinado el quehacer filosófico debe tener
como fin el mayor beneficio posible para el pensamiento y que éste esté orientado a
conseguir el mayor mejoramiento, cuidado y perpetuación posible de la totalidad de
entornos en los que se desenvuelve el ser humano, incluyendo el mundo y la
naturaleza; y fomentar paradigmas de vida que ayuden a desarrollar su máximo
potencial y su realización en armonía con sus pareas y con otras especies de la tierra.
Es decir, que la emisión de aspectos filosóficos serán motivos saludables en general.
Un artículo que estipule el deber del filosofo a obrar por a mor a su profesión, con
honestidad y empatía para evitar que la profesión se vaya sólo por la vía interesada,
al grado de convertirse en una actividad de introvertidos y ensimismados. Otro
articulo deberá establecer que los resultados del trabajo filosófico carezcan de un
destino adecuado para su labor, y que no se convierta en una actividad derivada de
una mera pedantería intelectual y de arrogancia que carezca de compromiso social.
La filosofía deberá desarrollar y promover la reflexión ética, para así derivar normas
que regulen su propia actividad dentro y fuera de la universidad, cultivándose y
guiándose bajo el recto sentido de la razón humana, que a su vez estará sostenida
por las fuertes y solidas columnas de el bien honesto, el respeto y la libertad. El
deber filosófico tiene el privilegio de ser moderado por el deber basado en leyes de la
conducta racional, pero también el fin al que se dirigen estos imperativos deben
cumplir como propia satisfacción de lo que quiere el filósofo; así habrá un equilibrio
entre lo que debe hacer y lo que quiere hacer, dando una alternativa a la propuesta
de la ética kantiana basada sólo en el deber como imperativo categórico. Así
tampoco la responsabilidad social no se descompensará en una mera obligación, sino
que también será un gusto servir, con la posibilidad de ser independiente a la hora
de tomar decisiones y también libre de ejecutarlas; ya que lo que a probado más
calidad de eficiencia, es cuando la actividad aparte de ser una actividad
remuneradora, es una actividad satisfactoria. Esto hará una construcción más
efectiva, es decir, más equilibrada entre en ethos (un correcto y saludable estilo de
vida moral), y un alto nivel de profesionalidad técnico-científica. Los valores éticos
que descubra por la propia reflexión el filósofo, deberán de ser la base para
establecer su propia deontología profesional, para fundamentar su aplicación en los
ámbitos de la moral y del derecho. El principio de beneficencia, bajo éste se revisa la
probabilidad de lo que se quiere lograr, cómo se logra y cómo se proporciona estos
bienes como servicio profesional. El principio de autonomía, éste establece el criterio
de un desarrollo, en el fondo, de empatía; pues se debe considerar a las personas
como tales, respetando su dignidad, sus diferencias, su cultura y su raza, con sus
derechos y autonomía. El principio de justicia, éste debe asegurar que la actividad
profesional se organice, se regule y se administre con las demandas y criterios de
justicia. El principio de no maleficencia, éste debe asegurar el no causar daño, ni
perjudicar a nadie que pueda quedar implicado en la actividad profesional.
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Qué difícil es hacer filosofía en este lugar, no hay peor lugar para hacer filosofía que
en el entorno que me encuentro: autos, gallos, caballos, alabanzas al crimen
organizado, etc. Estos son los elogios que la gente anodina de mi entorno, hace en
aras de su ramplón ego; no se diga que exhiben su resentida alma con su música de
banda y canciones provenientes de tipos fanfarrones y de sus sentimientos
pesimistas y enconosos. Tal vez, todas estas cosas son señales que me insinúan que
no me debería dedicar a la filosofía aquí, y sobre todo, porque mi propia madre me
cree un arrogante y soberbio por lo mismo. Mas precisamente por estas cosas es por
lo que no puedo evitar filosofar… que no puedo dejar de hacer una música diferente,
más alegre y ligera para bailar con las alas del alma y elevarme por encima de todo
este lodo.
123
La sociedad mexicana le ha dado tanta rienda suelta a su embriaguez de placer, que
parece que no se puede desprender de su primitivo impulso dionisíaco. Pero no lo es
tampoco porque sea una sociedad llena de júbilo o porque haya alcanzado el
esplendor feliz como sentido de la vida; ha escondido tanto tiempo su malestar tras
su goce que lo ha llevado a la avidez, a ser desenfrenado, lo que ha llagado a
constituir una sociedad disuelta y anquilosada con sus individuos en el desasimiento
de sí; cayendo en el pesimismo, en el nihilismo del “nada importa, del todo vale”, sin
orden, sin justicia, sin reglas, sin propósito y, por lo tanto, sin aspirar a la belleza. Lo
que yo llamo una embriaguez no sublimada, que no a alcanzado las formas plásticas
del arte; y esto por querer anestesiar siempre al sufrimiento, una de las principales
fuentes de creatividad en las grandes civilizaciones, simplemente pesimismo no
superado. Simplemente en mexicano promedio vive lamentándose del goce pasado,
cuando éste era prístino, y excitante, aunque en realidad, esto no lo era en sí mismo,
sino que era la juventud, y el lamento es por la pérdida de ella, es decir, por la
añoranza de la juventud. ¡Qué lejos está todavía de la hazaña que logro la
civilización griega! ¡Qué lejos está todavía de quitarse de encima a ese maldito
trafago enano negador de la vida! Y superar también aquella sabiduría pesimista de
Sileno, que decía, ante los horrores de la vida: “sería mejor no haber nacido, o en
última instancia, morir lo más pronto posible”. Los griegos sí supieron canalizar
estos sentimientos amenazantes y devastadores que provenían del sufrimiento del
fondo de la vida. Y no lo hicieron dejándose llevar por el sentimiento anodino que se
desprende del pesimismo, sino con el arte; con la creación del panteón de los
olímpicos supieron muy bien contrarrestar esos sentimientos, los representaron en
las tragedias y les dieron un propósito opuesto; o sea, la afirmación de la vida por el
bello sentimiento del arte; cosa que aquí no se ha cultivado mucho, sino el
sentimiento religioso que afianza más el desprecio de esta vida por la aspiración a la
del más allá, u otra…
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Mi conocimiento de las culturas antiguas, y mi deseo de aspirar a otra cultura
superior, es decir, mi inactualidad, a la época, me pone en un lugar especial: “entre
los pocos representantes de una cultura nueva…” (Lou Salomé, 2007; p. 48).
125
La vida como impulso ciego, como una fuerza que quiere manifestar sus diferentes
apetitos para perseverar en su ser: la vida como voluntad. Y estas fuerzas no son las
cosas que ésta quiere, como su voluntad de verdad, su voluntad de poder o su
voluntad de ilusión.
126
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Lo que hay de trasfondo del problema mente-cuerpo, aun hoy, son posturas
monistas o dualistas; que, si los estados mentales se reducen a procesos cerebrales, o
que si la mente es resultado de un conjunto de materiales a semejanza de una
computadora…
16 de mayo de 2019, 12:49 p.m.
128
Si usted cree que a mí me impresiona su éxito, y éste es su dinero, sus autos último
modelo, su popularidad pueril y sus viajes por el mundo, entonces usted todavía no
me conoce. A mí sólo me impresionan las personas que han adquirido el éxito pero a
costa de su verdadera riqueza, que es el desgaste de sí en su suma soberbia y que en
esto radica su suma humildad: “los extremos se tocan”, nos dice en Kibalyon. A mí
sólo me impresionan personas como Spinoza, Nietzsche y, si acaso hay uno en
nuestra decadente época, el Doctor Files. Y con impresionar me refiero, a que aspiro
a lograr lo que lograron ellos; puesto que yo no considero que “éxito” sea cualquier
logro de cualquiera; esto es gozo de populacho. Nadie tiene todavía la suficiente
valentía para atreverse a perecer en el fin que es el hombre, más bien se explayan en
sus placeres banales y ordinarios, y aún se jactan de ello, regándolo como pólvora
por sus redes sociales. Para mí sólo hay un éxito: que la propia creación de una obra
propia también, haya sido el ocaso, donde la luminosidad radiante que la originó, se
reabsorba en la oscuridad de nuevo.
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