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Procedimiento: Ordinario.

Materia: Indemnización de perjuicios.


Código: i 03
Demandante: Javier Andrés Jofré Rivas
Cédula nacional de identidad: 11.908.718-K
Patrocinante: Mauricio Baeza Henríquez
Cédula nacional de identidad: 7.958.883-0
Demandado: Servicio de Salud Araucanía Sur.
RUT: 61.602.232-6
Representante: Milton Moya Krausse.
Cédula nacional de identidad: 8.697.600-5

EN LO PRINCIPAL: Demanda de indemnización de perjuicios, en juicio ordinario, por falta de


servicio.
PRIMER OTROSÍ: En subsidio, demanda de indemnización de perjuicios, en juicio ordinario,
fundada en responsabilidad extracontractual.
SEGUNDO OTROSÍ: En subsidio, demanda de indemnización de perjuicios, en juicio ordinario,
fundada en responsabilidad contractual.
TERCER OTROSÍ: Acredita cumplimiento proceso de mediación.
CUARTO OTROSÍ: Personería.
QUINTO OTROSI: Se tenga presente.

SEÑOR JUEZ DE LETRAS EN LO CIVIL DE TEMUCO

MAURICIO ALFREDO BAEZA HENRÍQUEZ, abogado, domiciliado en calle Montt n° 850


oficina 202 de Temuco, en nombre y representación, según se acreditará, de don Javier Andrés
Jofré Rivas, arquitecto, domiciliado en calle Cataluña n° 540 de la ciudad de Temuco, a V.S. con
respeto digo:

Que en la representación que invoco, vengo en presentar demanda en juicio ordinario de


indemnización de perjuicios por falta de servicio en contra de SERVICIO DE SALUD ARAUCANÍA
SUR, representado legalmente por su Director don MILTON MOYA KRAUSSE o quien le subrogue
en el cargo, ambos domiciliados en calle Arturo Prat n° 969, de la ciudad de Temuco, en
consideración a los siguientes argumentos de hecho y de derecho que a continuación paso a
exponer.
I.- LOS HECHOS:

A.- Primera intervención. Periodo desde 2 de diciembre de 2014 al 2 de marzo de 2015.

El día 2 de diciembre de 2014, mi representado presentó una serie de síntomas que


inequívocamente daban cuenta de tener un padecimiento médico. En efecto, tal día amaneció con
dolor abdominal severo, hinchazón, vómitos, náuseas, rectorragia interminente, etc.

Ante ello, ese mismo día -en horas de la mañana- concurrió al Servicio de Urgencia del
Hospital Regional de Temuco (en adelante, “el hospital”) donde luego de enterados de los referidos
síntomas, personal del centro médico le efectuó una “Tomografía Axial Computarizada”, conocida
coloquialmente por la sigla “TAC” o “escáner”, prueba diagnóstica en la que a través del uso de
rayos X se pueden obtener imágenes radiográficas del interior del organismo en formas de cortes
transversales, o incluso, de ser necesario, en imágenes tridimensionales, la que permite determinar
la concurrencia de diversas patologías.

Gracias al referido “TAC”, se pudo determinar que el Sr. Jofré padecía una obstrucción
intestinal secundaria a una masa a nivel del sigmoides (cuarta zona del colon, la que se denomina
así por su forma de letra “S”) y una masa sospechosa en el mismo lugar. Ante ello se le indicó al
paciente que debía ser intervenido quirúrgicamente, a fin de tratar la obstrucción intestinal, extraer
una muestra de la referida masa y determinar luego la posible existencia o no de un cáncer en el
intestino, pues éste presentaba una obstrucción.

Así las cosas, dos días después, EL 4 DE DICIEMBRE DE 2014, se realizó al Sr. Jofré una
cirugía exploratoria (laparatomía exploradora), con el objeto de tratar la obstrucción y extraer la
masa intestinal, sin embargo, dicha extracción no se realizó por decisión médica, pues estaba muy
adherida. En efecto, el médico tratante Sr. Mariano Flores, decidió limitarse a sacar dos muestras
(biopsias) del tejido comprometido, para determinar la causa de inflamación y detectar la posible
concurrencia de cáncer. Posterior a la intervención, mi representado quedó hospitalizado.

Durante los 15 días de recuperación en “unidad de cirugía” del Hospital Regional, se le


efectuó al Sr. Jofré una “colonoscopía”, ocasión en que además se obtuvieron diversas muestras
para biopsia, las que finalmente dieron resultado negativo a un eventual cáncer.

Luego de unos días de efectuado tal procedimiento y una vez dado de alta, mi representado
observó que desde dos de los puntos con que fue suturado –los que no cerraron bien- emanaba un
líquido verde de aspecto viscoso, pero que no era pus infeccioso, sino que un líquido seroso sin olor
desagradable. Preocupado consultó al médico que le realizó la intervención el motivo de aquello,
señalándole el aludido profesional que era normal que eso sucediera. Ante tal respuesta mi
representado no se preocupó mayormente, y comenzó a hacerse curaciones todos los días en el
Consultorio Metodista de Temuco, centro médico donde no se explicaban el por qué emanaba el
referido líquido desde la herida.
B) Detección de textiloma al interior del abdomen del Sr. Cofre.

Al cabo de 60 días, en un control de rutina en el hospital de Temuco, se le efectuó a mi


mandante un nueva Tomografía Axial Computarizada, (“TAC” abdominal), exámen QUE PERMITIÓ
DETECTAR LA PRESENCIA DE UNA COMPRESA QUIRÚRQUICA (TEXTILOMA” CON PERFIL
METÁLICO), LA QUE HABIA SIDO OLVIDADA DE RETIRAR EN LA INTERVENCIÓN QUE SE LA
HABÍA PRACTICADO, QUEDANDO ASÍ ALOJADA EN LA CAVIDAD ABDOMINAL.

Ante ello, decidieron los profesionales tratantes que era necesario operarlo, para extraerle el
mencionado textiloma, fijándose como fecha de la intervención el día 3 de marzo de 2015, es decir
90 días posteriores al hecho. Se le indicó además a mi representado que sería una operación
sencilla, y que tendría como máximo 3 días de reposo, postoperatorio.

Debe resaltarse que lo anteriormente señalado constituye un acto de negligencia médica,


donde claramente se infringieron los protocolos de la más elemental praxis quirúrquica, los que de
haberse cumplido, no habrían permitido que quedara olvidada esa compresa en el cuerpo de mi
representado.

Estimamos , además, que la falta de pericia, la detectación tardía de la exitencia de


esta compresa olvidada, así como la prolongación del plazo para retirarla (90 días) , también
constituyen actos de negligencia funcionaria complementarios, que han contribuido a
incrementar las dolencias y transtornos físicos y síquicos a mi representado.

C) Intervención quirúrgica de retiro de textiloma. Perforaciones y cortes en el


intestino e ileostomía. Fecha 3 de marzo de 2015.

Tras la realización de la intervención el día programado, el 3 de Marzo de 2015, mi


representado, al despertar de la anestesia, sintió fuertes dolores abdominales, e inmediatamente se
percató de que su zona abdominal se encontraba totalmente alterada: Una herida abierta cubierta
con una especie de esponja, con un parche transparente, de donde salían algunas mangueras, a
modo de drenaje. Fue fácil advertir para mi mandante que, en definitiva, la operación a la que se le
había sometido, no había sido tan sencilla como se le había indicado y, por lo mismo, no tuvo como
resultado una simple extracción del textiloma en comento.

En efecto, al recobrar la consciencia, mi mandante se enteró que al ser retirada la compresa


o textiloma se le habían ocasionado SENDAS PERFORACIONES EN SU INTESTINO, lo que había
devenido en múltiples fistulas enterocutáneas, ocacionadas por el retiro del compresoma en el
intestino, lo que por lo mismo permitían el escape o filtración de los contenidos en él. Cabe destacar
que las fístulas enterocutáneas son aberturas anormales en el instestino, que permiten la filtración
de los contenidos o líquidos existentes en el mismo, a través de un conducto o tubo fistular, y que
pasan directamente a la piel, generando perforaciones hacia el área exterior del cuerpo.(Dicho de
forma mas sencilla salida de deposiciones liquidas a la piel del abdomen)
Estimamos que, lo que verdaderamente ocurrió, es que los médicos intervinientes
detectaron en esta intervención, una inflamación aguda en el instestino, la que se había producido
precisamente por la presencia de este cuerpo extraño (compresoma). En palabras médicas, una
peritonitis con un proceso inflamario agudo, de tipo reacción por cuerpo extraño.

Esta situación llevó a los médicos a practicar una intervención distinta a la programada, que
consistió en el corte o seccionamiento parcial del intestino delgado (30 cm.). Además, le habían
realizado una ileostomía, esto es, se había desviado el “ileon” (sección final del intestino delgado)
hacia la pared del abdomen, quedando esa porción del intestino hacia el exterior conectado a una
bolsa que se une a la piel mediante un adhesivo especial, bolsa que tiene como objeto finalmente
ser recipiente de los desechos intestinales o fecas que circulan a través del ileón hasta ella.

Naturalmemente, esta situación significó para mi representado, una disminución sustancial


en todas sus funciones, al estar la piel de su zona abdominal e interior totalmente dañada, sin
posibilidades de cicatrización en corto ni mediano plazo; conectado a máquinas y sondas, con
movilidad reducida a su mínima expresión; dolores y molestias agudos; deterioro síquico al máximo
nivel, sintiendo impotencia y rabia por todo lo que le había sucedido y mucha incertidumbre de lo que
estaba por venir.

D) Postoperatorio. Hospitalización durante 8 meses y trombosis. Periodo que abarca


desde el 3 de marzo de 2015 al 2 de octubre del mismo año.

Tras esta grave experiencia, los médicos tratantes indicaron que se debía desfuncionalizar
todo el sistema digestivo, todo con el objeto de desinflamar la zona afectada por la compresa.
Básicamente este proceso consistía en reposo absoluto y alimentación vía parenteral, conectado
directamente a la vena cava por medio de un cateter.

En suma, no pudo beber ni comer por la via oral durante 6 meses, generándole un impacto
sicológico prácticamente insoportable para un ser humano. En concreto, el paciente debió
permanecer hospitalizado durante ocho meses, con una evolución tormentosa de las heridas, las
fístulas y los drenajes, lapso en que se realizaron una serie de “reintervenciones” quirúrgicas, que
tenían por objeto ir cerrando las fístulas y realizar aseo quirúrgico.

Debe señalarse, que a fines del quinto mes de esta hospitalización, mi representado sufrió
otra complicación en su evolución, a tal extremo que estuvo con riesgo vital (septicemia). En
efecto, se produjo una trombosis (formación de un coágulo de sangre infectado), alojado en la vena
cava, a dos centímetros del corazón, por lo que debió ser trasladado a la UTI del Hospital Regional,
donde estuvo una semana en observación y con tratamiento antibiótico y anticoagulante. Durante
ese lapso estuvo en estado febril permanente.

Esta nueva dificultad médica, trajo como consecuencia, además, el postergar una cirugía de
reconstrucción intestinal, que era la que correspondía realizarse frente a este caso. Ello, debido a
que para someterse a cualquier nueva intervención, según la praxis médica (indicaciones de cirujano
vascular), debían transcurrir más de seis meses desde el inicio del tratamiento anticoagulante. Ante
ello se decidió otorgarle un “alta relativa”, la que se produjo en el mes de octubre de 2015.

Al abandonar el centro hospitalario en octubre del 2015 el Sr. Jofré, como es comprensible,
se encontraba en condiciones físicas y anímicas muy deplorables. Sólo a modo de ejemplo,
podemos señalar lo siguiente:

1° Abandonó el centro hospitalario con una fístula activa enterocutánea, como se ha


explicado anteriormente. Es decir, en la zona abdominal se genera un conducto anormal entre el
intestino y la pared exterior del abdomen, producto de la fisura intestinal , para el control de esta
fístula, queda instalado un tapón (de silicona) el que sirve para contener parcialmente el líquido
intestinal en su fase primaria.- Debe destacarse que en innumerables ocasiones posteriores -
dependiendo de alguna comida o movimiento- dicho tapón se sale ligeramente del lugar y permite
que por la fistula emana el aludido líquido, el que con su acidez, daña la piel circundante y mancha
la ropa, provocando mucha incomodidad, y muy mal olor provocando mucha vergüenza ante la
gente que puede advertir el hecho.

2° Abandonó el centro hospitalario con una Ileostomía, es decir una bolsa plástica que
recibe los desechos, que se debe cambiar cada 48 horas.- La ileostomía, en términos concretos,
implica tener un ano en el abdomen, por medio de la proyección del instestino delgado, el que puede
visualizarse en uno a dos centímetros en el exterior. En otras palabras las deposiciones se
eliminaban por esta Ileostomía abdominal.

3° Abandonó el centro hospitalario con una Colostomía desfuncionalizada (sin bolsa), que
es similar a la Ileostomía, relativa al intestino grueso, que entonces también queda conectado hacia
la pared exterior del abdomen. Esta, como queda desfuncionalizada, está tapada con un parche.
Naturalmente este sistema requiere curaciones cada 24 horas.

4° Abandonó el centro hospitalario con una Ostomía no funcional en otra sección del
intestino delgado bajo la ileostomía, la que puede visualizarse en la pared exterior del abdomen, la
que también se encuentra tapada con un parche y que requiere aseo y curación diaria.-

5° Abandonó el centro hospitalario con una gran herida abdominal (unos 20 cms. de largo a
6 cms. de ancho) en proceso de cicatrización. La herida es de forma amorfa, semiovalada,
erosionada, roja. Esta herida o cicatriz formará en lo sucesivo permanentes y múltiples úlceras
(pequeñas llagas o lesiónes sobre la misma cicatriz).

6° Abandonó el centro hospitalario con la zona abdominal completamente amorfa, en una


situación estética deplorable, producto de las condiciones antes señaladas y las múltiples hernias
provocadas por las intervenciones a las que fue sometido.-
7º Abandonó el hospital con innumerables transtornos físicos y síquicos producto de todo lo
anteriormente narrado y, principalmente, con gran angustia, incertidumbre, rabia, impotencia,
ansiedad, etc,

E) Convalecencia. Periodo que va desde octubre del año 2015 al 30 de mayo de 2016.

Al ser dado de alta, mi representado obligadamente tuvo que irse a la casa de sus padres,
dehaciendóse del hogar que había construido (un departamento de 135 metros cuadrados en el
sector de av. Alemania, que además ocupaba de oficina para el libre ejercicio de su profesión de
arquitecto). Todo ello, por cuanto ya no podía valerse por sí mismo, necesitando de la asistencia
permanente de sus familiares.

Debido a que la herida fistular aumentó considerablemente, ya en el primer mes de


convalecencia, mi representado debió recurrir nuevamente al equipo médico tratante, siendo
atendido por el cirujano de turno del Hospital de Temuco, quien intentó suturarle la herida
efectuándosele éste procedimiento sin anestesia, lo que le originó un dolor severo, tanto en la
intervención como posteriormente, durándole la solución no más de 2 horas, volviéndose a abrir por
la parte suturada y emanando abundante contenido intestinal.

Ante ello, y el cúmulo de errores e impericias médicas anteriormente señaladas, unido a la


incertidumbre de su situación médica, mi representado decidió que su caso fuera evaluado por
profesionales de la ciudad de Santiago, puntualmente en la Clínica las Condes, por el Dr. Carlos
García (Gastroenterólogo), quien ya lo había evaluado en el tiempo que estuvo internado en el
Hospital.

Así, mi mandante debió concurrir a la ciudad de Santiago, y en esta ocasión dicho médico le
sugirió a mi representado internarse inmediatamente para tratar el tema, pero finalmente mi cliente
descartó su proposición, por los riesgos que podía implicar, conforme a las recomendaciones del
cirujano vascular, quien le había señalado de que debía esperar a lo menos 6 meses del tratamiento
de anticoagulación para ser sometido a cualquiera intervención. Entretanto, fue mi propio
representado, el que utilizando sus conocimientos, encontró un “solución artesanal” (uso de pasta
stomahesive y gasa) a las constantes salidas del tapón de silicona, lo que le permitió un control
parcial de la fístula.

Posteriormente, a sugerencia de los médicos Luis Fonseca (gastroenterólogo de la Clínica


Alemana de Temuco) y Patricio Marró (Internista de la Clínica de la Universidad Católica de
Santiago), mi mandante decidió consultar a un equipo médico del Hospital Clínico de la Universidad
de Chile, consulta efectuada el mes de Febrero del año 2016, ocasión en que fue atendido allá por
el cirujano gástrico intestinal, Doctor Mario Abedrapo. Este le confirmó la idea de realizar una
intervención de reconstitución de su sistema gastrointestinal, intervención quirúrgica mayor y de alta
complejidad (que implicaba la realización de al menos dos operaciones).
Obviamente, para poder evaluar concretamente esta posibilidad, mi mandante debió
someterse a varios nuevos exámenes, de alto costo costo monetario y no exentos de molestias e
incomodidades, como por ejemplo, el de enema baritao, que es un exámen radiológico, de
contrastes y donde se introduce aire en el intestino, sin ningún tipo de anestesia; se realiza
colonoscopía, y otras serie de exámenes bastante incómodos y dolorosos.

F) Cirugía de reparación. Hospital Clínico U. de Chile. Mayo de 2016.

Finalmente, mi mandante se hospitalizó en Santiago para ser intervenido por los médicos del
Hospital Clínico de la Universidad de Chile, llevándose a cabo la cirugía el día 30 Mayo de 2016. En
dicha intervención, de carácter “reconstitutiva parcial del tránsito intestinal”, se reparan dos fístulas;
se reconstituye el tránsito previo con anastomosis terminal; se realiza ileostomía de protección para
ambas anastomosis. En concreto, se extrajeron tramos de intestino dañado y luego se suturaron las
partes afectadas. Se realiza ilestomia para ambas anastomosis, con el objeto de evacuar el
contenido intestinal.

Por otra parte, como consecuencia de que la piel de la zona abdominal de mi representado
estaba muy dañada (debido a las negligencias médicas en que había incurrido los médicos del
Hospital de Temuco en las múltiples intervenciones ya narradas) se produjo una abertura
(“dehiscencia”) de la herida operatoria, situación que complicó esta intervención y que prolongó la
convalecencia del paciente.-

En definitiva, la herida no pudo cerrarse quirúrgicamente, no pudo suturarse, de manera que


se le instaló un sistema “vac”, que es una esponja absorvente con un máquina portátil, que va
aspirando el contenido y cicatrizando la herida, incurriendo así en nuevos gastos y molestias,
requiriendo atención permanente de supervisión y control por espacio de aproximadamente 10 días.
En concreto, el paciente tras la operación, debió permanecer 10 días internado en convalecencia y,
al tercer día sufrió este impasse, donde se efectuaron las maniobras antes señaladas.

Después de los 10 días tuvo alta relativa, debiendo concurrir al centro asistencial, quedando
nuevamente internado por 5 días más, con tratamiento antibiótico y una punción para sacar el líquido
acumulado. Luego de estos 5 días, quedó con alta parcial, debiendo concurrir nuevamente día por
medio a nuevos controles.

De esta forma, mi representado pudo regresar a la ciudad de Temuco a fines del mes de
Junio de 2016.

G) La insuficiencia renal. Agosto de 2016.

Estando ya en la ciudad de Temuco, en su “alta relativa”, con su ileostomía (que generaba


abundante salida de contenido intestinal hacia la piel), mi mandante comenzó a sufrir una
deshidratación de carácter permanente, llegando un bajo flujo de sangre a los riñones,
provocándose así en su organismo una INSUFICIENCIA RENAL AGUDA, situación que se detecta
el día 23 de Agosto de 2016, con ocasión de un exámen de sangre general que se realiza en el
Hospital Clínico de la Universidad Mayor.

Esta situación lo lleva a someterse a un tratamiento que se practicó por orden del Doctor
Marcelo Salvatici, realizándose en forma domiciliaria en la ciudad de Temuco, con una enfermera.
Este procedimiento consistió básicamente en el aumento de volumen sanguíneo por medio de la
colocación de suero, las dos primeras semanas en forma diaria y, luego tres veces por semana, por
un espacio de tres meses. Este suero le permitió obtener la cantidad de agua necesaria que su
organismo requería.

Además, producto de estás punciones en la vena, se le produjo un kiloma edematoso, ello


porque las venas se dañan por punción reiterada, mientras más puncionan más difícil es encontrar la
vena, las que se engrosan y ponen duras, los brazos adquieren el aspecto de brazo de drogadicto.
Esta insuficiencia renal es reversible por el momento con los cuidados debidos y, requería cerrar
ileostomía para poder recuperar el líquido corporal que va perdiendo y de esa forma evitar una
dialización.

H) Cirugía de cierre y reconstitución de tránsito. Diciembre de 2016.

Por último, se logra hacer la cirugía de cierre, el día 20 de Diciembre de 2016, en el Hospital
de Temuco, con el doctor Juan Andrés Mansilla (cirujano gastrointestinal), donde se cierra
definitivamente la ileostomía preventiva, la cual, sin embargo, no estuvo exenta de problemas.

Debe destacarse que esta operación se llevó a efecto en el Hospital regional de Temuco,
debido a que el doctor Mario Abedrapo (del Hospital Clínico de la Universidad de Chile) no se
encontraba disponible y, por otra parte, el Doctor Mansilla logró generar las confianzas necesarias
para el objeto señalado.

COROLARIO:

Mi mandante, ha experimentado, a partir del día 4 de Diciembre del año 2014, en que se le
deja alojado en el interior su cuerpo (abdomen) una compresa quirúrgica, una secuela de
complicaciones médicas y trastornos que se han narrado, los que finalmente le han producido una
severa deformidad de sus órganos tanto interior como exteriormente; en este último aspecto, su
zona abdominal se aprecia actualmente deforme, con múltiples cicatrices, teniendo que usar una faja
por un tiempo indefinido.

En el plano afectivo o sicológico ha experimentado dolores y sufrimientos graves, donde


actualmente está sometido a una dieta estricta de por vida, ha perdido ya una considerable cantidad
de peso y su ánimo aunque es mejor, no está libre de angustias e incertidumbres de lo que le espera
para el resto de su vida, siéndole difícil proyectarse y realizar planes concretos.
Desde el punto de vista de su vida cotidiana, mi mandante se encuentra reinsertándose
lentamente en su ocupación laboral (más de dos años sin hacer nada al respecto) y, en el plano
familiar, residiendo con sus padres, retomando los lazos afectivos con sus dos hijos y su pareja, con
todas las incomodidades que esta nueva forma de vivir trae consigo.

Como resulta patente de lo relatado, los actos de impericia y negligencia son múltiples, y
ellos generan responsabilidad del Servicio Salud Araucanía Sur, de quien depende el Hospital
Hernán Henríquez de Temuco, que fue la institución en que trabajan todos los responsables de los
padecimientos sufridos por mi mandante, cuyas secuelas persisten hasta el día de hoy.

II.- EL DERECHO:
La responsabilidad civil del Estado por falta de servicio, se encuentra regulada en las
siguientes disposiciones legales.
El artículo 1 de la Constitución Política de la República establece que: “El Estado está al
servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir
a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la
comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los
derechos y garantías que esta Constitución establece”.
El artículo 3 de la Constitución Política de la República establece que la administración
del estado será funcional y territorialmente descentralizada o desconcentrada en su caso.-
Los artículos 6 y 7 de la Constitución Política del Estado, obliga a los órganos del estado
a someter su acción a la Constitución y las Normas dictadas conforme a ella. La infracción genera
las responsabilidades y sanciones que determine la Ley.
El artículo 38 de la carta fundamental dispone en su inciso 2º, que cualquier persona que
sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado o de sus Organismos o de las
municipalidades, podrá reclamar ante los Tribunales que determine la ley, sin perjuicio de la
responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño.
Por su parte, el artículo 4 de la Ley 18.575, Orgánica Constitucional sobre las Bases
Generales de la Administración del Estado, reitera que: “El Estado será responsable por los
daños que causen los órganos de la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de
las responsabilidades que pudieren afectar al funcionario que los hubiere ocasionado”.
Asimismo, el artículo 42 de la Ley 18.575, Orgánica Constitucional sobre las bases
generales de la Administración del Estado, dispone que “los órganos de la administración serán
responsables del daño que causen por falta de servicio, responsabilidad esta que corresponde a los
órganos centralizados y descentralizados del Estado regulados por el Derecho Público. No obstante,
el Estado tendrá derecho a repetir en contra del funcionario que hubiere incurrido en falta personal”.
La referida responsabilidad civil del Estado se encuentra consagrada, además, en forma
especial, en el artículo 38 de la ley n° 19.966, que establece un Régimen de Garantías de Salud en
los siguientes términos: “Los órganos de la Administración del Estado en materia sanitaria serán
responsables de los daños que causen a particulares por falta de servicio”.
Por último, el artículo 17, de la ley n° 19.880 establece Bases de los procedimientos
administrativos que rigen los actos de los órganos de la administración del Estado, precave:
“Derechos de las personas. Las personas, en sus relaciones con la Administración, tienen derecho
a: g) Exigir las responsabilidades de la Administración Pública y del personal a su servicio, cuando
así corresponda legalmente”;
Las normas anteriormente aludidas configuran el núcleo Constitucional y legal de la
responsabilidad civil del Estado por Falta de Servicio.
En materia jurisprudencial, la Corte Suprema de Justicia, viene resolviendo reiteradamente
que la falta de servicio se produce cuando se presenta una deficiencia o mal funcionamiento del
servicio en relación con lo que debería haber sido su comportamiento normal, y que de ellos se siga
un daño.
Se ha precisado que ello ocurre con ocasión de las siguientes circunstancias: a) Cuando el
servicio no funcionó debiendo hacerlo; b) Cuando el servicio funcionó irregularmente y, c) Cuando el
servicio funcionó tardíamente y de la demora se han seguido perjuicios (Corte Suprema, Casación
fondo Civil N°6118-2005, Muñoz Hermosilla, Ramón con Fisco de Chile, (considerando quinto).

III.- EL DAÑO
La lesión a los intereses patrimoniales origina un daño patrimonial o material, en tanto que el
menoscabo de los intereses extrapatrimoniales hace surgir un daño extrapatrimonial o moral.
El concepto de interés lo ha entendido la doctrina y la jurisprudencia, como lo que es útil por
cualquier causa, aunque no sea pecuniariamente avaluable, con tal que signifique un bien para el
sujeto, satisfaga una necesidad, que le cause una felicidad o le inhiba un dolor, lo cierto es que el
conjunto de preceptos que rigen las indemnizaciones provenientes del daño, se desprende que su
procedencia presupone ese interés de parte de quien lo experimente y sufra, surgiendo la obligación
de indemnizarlo por parte de la entidad que ha tenido la obligación de adoptar las medidas de
prevención específicas para los hechos de autos.
El daño material en la persona, se traduce en las lesiones causadas a mi representado,
quien no sólo experimentó y sigue experimentando un dolor físico, sino que cabe agregar el
sufrimiento de un menoscabo psíquico atendida su edad, y un desmedro económico familiar.
El daño moral como noción básica e imperante en Chile, se concibe como sinónimo de
sufrimiento, molestia, malestar, dolor o sea un daño que afecta a la psiquis de la persona y a su
estabilidad emocional, y derivada principalmente de las secuelas que ha dejado el hecho.
El actual estado de salud de mi mandante ha derivado en una verdadera discapacidad
parcial.
En efecto, mi mandante está lejos de poder realizar su vida con completa normalidad,
teniendo una serie de limitaciones y dificultades en sus actividades de la vida cotidiana.
Sólo a modo de ejemplo podemos señalar que: durante gran cantidad de tiempo, le costó
caminar, pudiendo hacerlo sólo en tramos pequeños; no pudo dormir, debiendo haberlo hecho
muchas veces sólo de espalda, para no cargar la ileostomía o la colonostomía (la primera ubicada al
lado derecho del abdomen y la segunda ubicada al lado izquierdo, mientras que al centro del
abdomen se encuentra la fistula), teniendo a consecuencia de ello muy mal dormir y largas jornadas
de insomnio; que no pudo hacer algo tan sencillo como agacharse, ni realizar algún tipo de fuerza;
donde vivió momentos de máximo sufrimiento y angustia al no poder ingerir siquiera alimentos
líquidos y mucho menos sólidos, más de cinco meses en esta situación y, así una serie de trastornos
físcos y síquicos, algunos de los cuales, ya se han pormenorizado.
A lo anterior cabe añadir que tuvo ocho meses de abstinencia sexual con su actual pareja y
las escasas que ha podido tener, son absolutamente anormales; su vida sentimental, afectiva se vio
sumamente trastocada, no pudiendo realizar las actividades normales de su vida cotidiana.
Desde luego, no pudo ni puede por el momento practicar ningun tipo de actividad física o
deportiva, ni concurrir sin gran sentimiento de abstinencia a reuniones sociales de tipo
gastronómicas o celebraciones especiales, donde le ha tocado experimentar cuando ha concurrido,
una gran impotencia, al no poder ingerir los alimentos que allí se ofrecen, ni beber alcohol, ni tomar
café, ni comer carnes y otros alimentos normales para una persona cualquiera. En lo deportivo baste
mencionar que mi mandante solía salir a trotar entre tres a cuatro veces a la semana, también
practicaba tenis mesa, natación, buceo, trekking, etc.
En tales circunstancias mi mandante no ha podido desenvolverse normalmente en los
diversos ámbitos de su vida cotidiana, de su vida familiar, de su vida profesional.
Su vida en la esfera alimenticia obviamente tampoco ha vuelto a ser la misma, debiendo
limitar la misma de acuerdo a una dieta estricta y liviana.
Debe señalarse que mi mandante, al tiempo de ocurrir la primera cirugía donde se le dejó
alojado el compresoma, prestaba servicios al SERVIU de la Novena Región, con un honorario o
remuneración fija de $1.345.133.
En el ámbito laboral, cabe precisar en primer término que durante todo el tiempo que
permaneció hospitalizado obviamente no pudo trabajar y generar ingresos para su sustento y el de
su familia. Conforme lo anterior, perdió trabajos. Recordemos que al momento de la intervención
programada para el retiro de la compresa “olvidada”, se le dijo que el alta no sería mayor a 3 días,
fue por ello que mi mandante decidió participar en una licitación para la empresa Aguas Araucanía,
donde no se presentaron más oferentes, labores que implicarían un ingreso cercano a los
$80.000.000 (ochenta millones de pesos).- Paralelamente también estaba participando en una
licitación del Ministerio de Obras Públicas, por cerca de $15.000.000.- (quince millones) en la cual
había avanzado a la fase de entrevista personal, a la cual no finalmente se pudo presentar por los
padecimientos médicos de que se viene hablando, más tarde se enteró que quedó dicha licitación
desierta.
En el ámbito personal ligado al económico, se puede destacar que la merma económica que
los hechos que se denuncian trajo aparejada, redundó en que mi representado no pudo pagar las
pensiones alimenticias de sus hijos, uno de 11 años y otra de 24 años de edad, ambos estudiantes.

No pudo tampoco seguir pagando el arriendo del departamento en la Avda. Alemania, y tuvo
que resciliar este contrato, perdiendo el hogar que había establecido para su residencia y trabajo.

En cuanto a sus relaciones afectivas, éstas naturalmente se han visto alteradas; no ha


podido tener la relación directa y regular con sus hijos, pues el menor vive en Villarrica con su madre
y la mayor en Santiago por motivos de estudio. Antes de que se internara mi representado tenía un
régimen de visitas periódico, ya que él iba a buscar y a dejar a su hijo menor, después de que
quedara internado por 8 meses, la madre vino con el menor solo en 3 oportunidades a verlo. Tras el
alta relativa, la madre decidió romper con el régimen normal de visitas por considerar que “no era
bueno que el hijo viera en esas condiciones al padre”, situación que suma a la precariedad del
estado anímico del paciente. En la actualidad en las condiciones invariadas del paciente la situación
sigue igual.

IV.- CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO


Los daños producidos son de carácter patrimonial, esto es daño emergente y lucro cesante,
y además, daño moral.
A) Daño emergente:
En lo tocante al daño emergente, podemos señalar que éste asciende a las sumas de dinero
que implicaron sus intervenciones quirúrgicas, exámenes, consultas, traslados, lo cual suma
actualmente un total de aproximadamente $12.000.000.- Sin perjuicio, de otros gastos que pueden
producirse durante la secuela del juicio.
B) Lucro cesante:
En cuanto al lucro cesante, podemos señalar que éste lo avaluamos en la suma de
$60.000.000.- que es lo que mi mandante pudo haber obtenido con mediana inteligencia y actividad,
realizando las mismas labores que efectuaba al tiempo de ocurrir el hecho, considerando sólo un
lapso de 30 meses de inactividad, que por cierto, ha sido más. Hay que tener presente que el
honorario que obtenía sólo por trabajar para el Serviu era al tiempo del hecho de $1.345.133.-
C) Daño moral.
Sin duda, consecuentemente con los hechos expuestos, el mayor daño que ha tenido mi
cliente, ha sido de naturaleza moral.
Para cuantificar este daño US. dispone de las más amplias atribuciones, entendiendo que
ésta es la única forma objetiva de poder compensar, en parte, un daño de esta naturaleza. Sólo
puedo indicar la suma que en concepto de mi mandante podría palear de algún modo este item, la
cual estima en la suma de $180.000.000, pudiendo US., fijarla en una mayor o menor.
No pretende esta parte que el dinero repare el daño causado a mi representada; sólo se
espera una compensación para suplir los trastornos físicos y síquicos que han ocurrido en este caso
y, de paso sirva esta como prevención para hechos futuros de la entidad, de modo que la la
responsabilidad en este aspecto, cubra así todos sus objetivos.
POR TANTO
A V.S. RUEGO, en mérito de lo expuesto, disposiciones legales citadas, artículos 1, 3, 6, 7,
38 de la Constitución Política de la República; artículos 4, 42 de la Ley 18.575; el artículo 38 de la ley
n° 19.966; artículos 254 y siguientes del Código de Procedimiento Civil y demás normas legales
pertinentes, se sirva tener por interpuesta demanda de indemnización de perjuicios en juicio
ordinario en contra de Servicio de Salud Araucanía Sur, representado legalmente por su Director
don Milton Moya Krause o quien le subrogue en el cargo, ya individualizados, y, previos los trámites
de rigor, en definitiva, acogerla, declarando:
1) Que en los hechos reseñados, la demandada ha incurrido en responsabilidad por los
daños causados, por falta de servicio.
2) Que, por consiguiente, se le condene a pagar a título de indemnización de perjuicios, las
sumas señaladas, por daño patrimonial de daño emergente: $12.000.000 (doce millones de pesos);
lucro cesante: $60.000.000 (sesenta millones); y, daño moral: $180.000.000 (ciento ochenta
millones); o la suma mayor o menor que determine Usía de acuerdo al mérito de los antecedentes.
3) Que dicha suma, o la que US. determine, deberá ser reajustada según la variación que
experimente el Índice de Precios al Consumidor, determinado por el Instituto Nacional de
Estadísticas, o el organismo que haga sus veces entre la fecha de la notificación de la demanda y el
mes precedente al pago de la indemnización, más intereses para operaciones reajustables,
contados desde iguales fecha, o a lo menos, desde la dictación de la sentencia de primer grado, por
los reajustes e intereses que US. determine y las fechas que US. señale.
4) Que se condena a la demandada al pago de las costas de la causa.

PRIMER OTROSI: Mauricio Alfredo Baeza Henríquez, abogado, domiciliado en calle


Montt n° 850, oficina 202 de Temuco, en nombre y representación, según se acreditará, de don
Javier Andrés Jofré Rivas, arquitecto, domiciliado en calle Cataluña n° 540 de la ciudad de
Temuco, a V.S. con respeto digo:
En subsidio de lo principal, de conformidad al artículo 17 del código de Procedimiento Civil, y
para el caso que V.S. no acoja la demanda interpuesta en lo principal, por estimar que la fuente de
responsabilidad es la responsabilidad extracontractual de los demandados, en la representación que
invisto, vengo en presentar demanda en juicio ordinario de indemnización de perjuicios en contra de
Servicio de Salud Araucanía Sur, representado legalmente por su Director don Milton Moya
Krause o quien le subrogue en el cargo, ambos domiciliados en calle Arturo Prat n° 969, de la
ciudad de Temuco, en consideración a los siguientes argumentos de hecho y de derecho que a
continuación paso a exponer.
I.- LOS HECHOS
Por razones de economía procesal, doy por expresa e íntegramente reproducidos cada uno
de los fundamentos de hecho señalados en lo principal de este escrito.
II.- EL DERECHO
Se demanda la indemnización de los perjuicios en el ámbito de la responsabilidad
extracontractual o cuasidelictual, por cuanto por descuido o negligencia de la demandada (culpa),
en los hechos latamente narrados precedentemente, causaron daño a mi mandante.
A la luz de lo dispuesto en el artículo 2.314 del Código Civil, según el cual el que ha
cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización.
Considerando que a la época en que ocurrieron los hechos mi representado fue atendido por
funcionarios del Hospital Regional de Temuco, y por tanto, dependientes del Servicio Salud
Araucanía Sur, es aplicable el artículo 2320 del Código Civil, el cual dispone que “toda persona es
responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos que estuvieren a su
cuidado”.
Por su parte el artículo 2322 del Código Civil dispone que “los amos responderán de la
conducta de sus criados o sirvientes, en el ejercicio de sus respectivas funciones; y esto aunque el
hecho de que se trate no se haya ejecutado a su vista”.
Por lo tanto, a partir de la aplicación de los artículos 2320 y 2322 del Código Civil, se
sostiene que el Estado de Chile está al cuidado de sus funcionarios por un vínculo de dependencia o
subordinación.
El Servicio Salud Araucanía Sur incurre en responsabilidad civil extracontractual, ya que el
Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco actuó a través de sus funcionarios,
negligentemente, no se le realizaron los procedimientos oportunos y adecuados, resultando con
daños físicos y psicológicos para toda la vida. Además de la falta de información de que fue objeto él
y su familia, y que va en directa contravención al cumplimiento de los protocolos y procedimientos
establecidos en las leyes y reglamentos vigentes.
En estas circunstancias, producido un grave daño a mi mandante, corresponde que el
Servicio de Salud Araucanía Sur, responda de manera directa, estricta y objetivamente por los daños
causados, sin que se le permita ninguna alegación que lo exima de responsabilidad, ya que tiene la
obligación de responder de los Órganos del Estado, por el hecho o hechos de sus funcionarios en el
ejercicio de sus funciones.
El Servicio de Salud Araucanía Sur, que forma parte de la administración del Estado de
Chile, ha incurrido en responsabilidad por las acciones u omisiones en el servicio que debía y debe
prestar el Hospital Hernán Henríquez de Temuco, teniendo en consideración que la responsabilidad
de los Servicios de Salud es orgánica, recayendo la imputación del daño directamente en el órgano
administrativo, sin perjuicio del derecho de la institución de repetir en contra de sus funcionarios.
III.- EL DAÑO
En este acápite me remito a lo señalado en lo principal de esta presentación por cuanto sin
importar el origen de la responsabilidad, la demandada está obligada a pagar en la forma que se dirá
en la parte petitoria los daños y perjuicios causados a mi mandante.
Doy entonces por expresamente e íntegramente reproducidos los acápites referentes a los
daños y su cuantificación contenidos en la demanda principal.
POR TANTO,
A V.S. RUEGO, en mérito de lo expuesto, disposiciones legales citadas, y demás normas
legales pertinentes, se sirva tener por interpuesta demanda de indemnización de perjuicios por
responsabilidad civil extracontractual en juicio ordinario en contra de Servicio de Salud Araucanía
Sur, representado legalmente por su Director don Milton Moya Krause o quien le subrogue en el
cargo, ya individualizados, y, previos los trámites de rigor, en definitiva, acogerla, declarando:

1) Que en los hechos reseñados, la demandada ha incurrido en responsabilidad civil


extracontractual por los daños causados.

2) Que, por consiguiente, se le condene a pagar a título de indemnización de perjuicios, las


sumas señaladas, por daño patrimonial de daño emergente: $12.000.000 (doce millones de pesos);
lucro cesante: $60.000.000 (sesenta millones); y, daño moral: $180.000.000 (ciento ochenta
millones); o la suma mayor o menor que determine Usía de acuerdo al mérito de los antecedentes.
3) Que dicha suma, o la que US. determine, deberá ser reajustada según la variación que
experimente el Índice de Precios al Consumidor, determinado por el Instituto Nacional de
Estadísticas, o el organismo que haga sus veces entre la fecha de la notificación de la demanda y el
mes precedente al pago de la indemnización, más intereses para operaciones reajustables,
contados desde iguales fecha, o a lo menos, desde la dictación de la sentencia de primer grado, por
los reajustes e intereses que US. determine y las fechas que US. señale.
4) Que se condena a la demandada al pago de las costas de la causa.

SEGUNDO OTROSÍ: Mauricio Alfredo Baeza Henríquez, abogado, domiciliado en calle Montt
n° 850 oficina 202 de Temuco, en nombre y representación, según se acreditará, de don Javier
Andrés Jofré Rivas, arquitecto, domiciliado en calle Cataluña n° 540 de la ciudad de Temuco, a
V.S. con respeto digo:

En subsidio de lo principal y primer otrosí, de conformidad al artículo 17 del código de


Procedimiento Civil, y para el caso que V.S. no acoja las demandas interpuestas en lo principal y en
el primer otrosí por estimar que la fuente de responsabilidad es la responsabilidad contractual de los
demandados, en la representación que invisto, vengo en presentar demanda en juicio ordinario de
indemnización de perjuicios por responsabilidad contractual en contra de Servicio de Salud
Araucanía Sur, representado legalmente por su Director don Milton Moya Krause o quien le
subrogue en el cargo, ambos domiciliados en calle Arturo Prat n° 969, de la ciudad de Temuco, en
consideración a los siguientes argumentos de hecho y de derecho que a continuación paso a
exponer.

I.- LOS HECHOS


Por razones de economía procesal, doy por expresa e íntegramente reproducidos cada uno
de los fundamentos de hecho señalados en lo principal de este escrito.

II.- EL DERECHO
La responsabilidad del Servicio Salud Araucanía Sur puede fundarse en las normas de la
responsabilidad contractual contenidas en el Código Civil, lo que no obsta a aplicar las normas de
derecho público para hacer efectiva su responsabilidad administrativa.
En este evento se genera un contrato de prestación de servicios para con el paciente, el que
posee características particulares: es consensual, en la mayoría de los casos se genera en forma
verbal por la aceptación tácita del paciente al concurrir al centro asistencial, caso en el cual el
servicio de salud actúa dentro de la esfera del derecho privado y no ejecutando un acto en el
ejercicio de una potestad pública.
La obligación del establecimiento hospitalario y por ende del Servicio de Salud, de responder
por los daños causados al paciente, deriva de una obligación tácita de seguridad y de prestación de
servicios que lleva envuelto el contrato, que se genera entre el establecimiento y el paciente.
En consecuencia, la responsabilidad de estos establecimientos por el daño causado por
omisiones u errores en la atención, por la disfunción de los servicios prestados a los pacientes y la
falta al deber de sus funcionarios, configuran la responsabilidad contractual.
Las consecuencias de que la responsabilidad civil médica de carácter contractual, se
encuentran establecidas en los contratos y conforme al artículo 1.545 de nuestro Código Civil,
todo contrato legalmente celebrado es una ley para las partes contratantes y si el deudor incumple
las obligaciones derivadas del contrato, el incumplimiento se presume culpable a la luz de lo
dispuesto en el artículo 1.547 inciso 3° del Código citado, según el cual la prueba de la diligencia
o cuidado incumbe al que ha debido probarlo, es decir, los profesionales médicos y establecimientos
médicos deben acreditar que emplearon en la ejecución de sus obligaciones contractuales la
diligencia o cuidado de vida atendida la naturaleza del contrato.
Existe, una obligación tácita de seguridad y de servicio que emana de lo dispuesto en el
artículo 1546 del Código Civil, que dispone “los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por
consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.
Pero además, esta obligación encuentra asidero en el alcance social que tiene un establecimiento de
salud pública, ya que es un problema de interés general, y en la necesidad de proteger al paciente –
cliente- que es la parte más débil, frente a verdaderas empresas de salud.
Resumiendo, la responsabilidad contractual es la obligación del deudor de indemnizar al
acreedor los perjuicios que le ha originado el incumplimiento, cumplimiento imperfecto o
cumplimiento tardío de una obligación que tuvo como fuente un contrato.
De los hechos narrados se desprende que existió una tardía y/o imperfecta intervención
hacia el paciente, lo que se configura como un incumplimiento de la obligación asumida por la
demandada en el contrato de salud o de prestaciones médicas celebrado en forma consensual por
las partes.

III.- EL DAÑO
En este acápite me remito a lo señalado en lo principal de esta presentación por cuanto sin importar
el origen de la responsabilidad, la demandada está obligada a pagar en la forma que se dirá en la
parte petitoria los daños y perjuicios causados a mi mandante.
Doy entonces por expresamente e íntegramente reproducidos los acápites referentes a los
daños y su cuantificación contenidos en la demanda principal.

POR TANTO,
A V.S. RUEGO, en mérito de lo expuesto, disposiciones legales citadas, y demás normas
legales pertinentes, sirva tener por interpuesta demanda de indemnización de perjuicios por
responsabilidad civil contractual en juicio ordinario en contra de Servicio de Salud Araucanía Sur,
representado legalmente por su Director don Milton Moya Krause o quien le subrogue en el cargo,
ya individualizados, y, previos los trámites de rigor, en definitiva, acogerla, declarando:

1) Que en los hechos reseñados, la demandada ha incurrido en responsabilidad civil


contractual por los daños causados.

2) Que, por consiguiente, se le condene a pagar a título de indemnización de perjuicios, las


sumas señaladas, por daño patrimonial de daño emergente: $12.000.000 (doce millones de pesos);
lucro cesante: $60.000.000 (sesenta millones); y, daño moral: $180.000.000 (ciento ochenta
millones); o la suma mayor o menor que determine Usía de acuerdo al mérito de los antecedentes.
3) Que dicha suma, o la que US. determine, deberá ser reajustada según la variación que
experimente el Índice de Precios al Consumidor, determinado por el Instituto Nacional de
Estadísticas, o el organismo que haga sus veces entre la fecha de la notificación de la demanda y el
mes precedente al pago de la indemnización, más intereses para operaciones reajustables,
contados desde iguales fecha, o a lo menos, desde la dictación de la sentencia de primer grado, por
los reajustes e intereses que US. determine y las fechas que US. señale.
4) Que se condena a la demandada al pago de las costas de la causa.
TERCER OTROSÍ: Sírvase Us. tener por acompañados, para los efectos de acreditar el
cumplimento de la mediación obligatoria que contempla la Ley 19.966, Acta de mediación frustrada
emanada de la Unidad de Mediación del Consejo de Defensa del Estado.

CUARTO OTROSÍ: Sírvase Us., tener por acompañada copia autorizada de escritura
pública de mandato judicial, donde consta mi personería para comparecer en calidad de apoderado
judicial de don Javier Andrés Jofré Rivas.

QUINTO OTROSÍ: Sírvase Us. tener presente que en mi calidad de abogado habilitado para
el ejercicio de la profesión, y con domicilio en esta ciudad, en calle Manuel Montt n° 850 , oficina
202, asumiré personalmente el patrocinio en la presente causa.

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