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Ante ello, ese mismo día -en horas de la mañana- concurrió al Servicio de Urgencia del
Hospital Regional de Temuco (en adelante, “el hospital”) donde luego de enterados de los referidos
síntomas, personal del centro médico le efectuó una “Tomografía Axial Computarizada”, conocida
coloquialmente por la sigla “TAC” o “escáner”, prueba diagnóstica en la que a través del uso de
rayos X se pueden obtener imágenes radiográficas del interior del organismo en formas de cortes
transversales, o incluso, de ser necesario, en imágenes tridimensionales, la que permite determinar
la concurrencia de diversas patologías.
Gracias al referido “TAC”, se pudo determinar que el Sr. Jofré padecía una obstrucción
intestinal secundaria a una masa a nivel del sigmoides (cuarta zona del colon, la que se denomina
así por su forma de letra “S”) y una masa sospechosa en el mismo lugar. Ante ello se le indicó al
paciente que debía ser intervenido quirúrgicamente, a fin de tratar la obstrucción intestinal, extraer
una muestra de la referida masa y determinar luego la posible existencia o no de un cáncer en el
intestino, pues éste presentaba una obstrucción.
Así las cosas, dos días después, EL 4 DE DICIEMBRE DE 2014, se realizó al Sr. Jofré una
cirugía exploratoria (laparatomía exploradora), con el objeto de tratar la obstrucción y extraer la
masa intestinal, sin embargo, dicha extracción no se realizó por decisión médica, pues estaba muy
adherida. En efecto, el médico tratante Sr. Mariano Flores, decidió limitarse a sacar dos muestras
(biopsias) del tejido comprometido, para determinar la causa de inflamación y detectar la posible
concurrencia de cáncer. Posterior a la intervención, mi representado quedó hospitalizado.
Luego de unos días de efectuado tal procedimiento y una vez dado de alta, mi representado
observó que desde dos de los puntos con que fue suturado –los que no cerraron bien- emanaba un
líquido verde de aspecto viscoso, pero que no era pus infeccioso, sino que un líquido seroso sin olor
desagradable. Preocupado consultó al médico que le realizó la intervención el motivo de aquello,
señalándole el aludido profesional que era normal que eso sucediera. Ante tal respuesta mi
representado no se preocupó mayormente, y comenzó a hacerse curaciones todos los días en el
Consultorio Metodista de Temuco, centro médico donde no se explicaban el por qué emanaba el
referido líquido desde la herida.
B) Detección de textiloma al interior del abdomen del Sr. Cofre.
Ante ello, decidieron los profesionales tratantes que era necesario operarlo, para extraerle el
mencionado textiloma, fijándose como fecha de la intervención el día 3 de marzo de 2015, es decir
90 días posteriores al hecho. Se le indicó además a mi representado que sería una operación
sencilla, y que tendría como máximo 3 días de reposo, postoperatorio.
Esta situación llevó a los médicos a practicar una intervención distinta a la programada, que
consistió en el corte o seccionamiento parcial del intestino delgado (30 cm.). Además, le habían
realizado una ileostomía, esto es, se había desviado el “ileon” (sección final del intestino delgado)
hacia la pared del abdomen, quedando esa porción del intestino hacia el exterior conectado a una
bolsa que se une a la piel mediante un adhesivo especial, bolsa que tiene como objeto finalmente
ser recipiente de los desechos intestinales o fecas que circulan a través del ileón hasta ella.
Tras esta grave experiencia, los médicos tratantes indicaron que se debía desfuncionalizar
todo el sistema digestivo, todo con el objeto de desinflamar la zona afectada por la compresa.
Básicamente este proceso consistía en reposo absoluto y alimentación vía parenteral, conectado
directamente a la vena cava por medio de un cateter.
En suma, no pudo beber ni comer por la via oral durante 6 meses, generándole un impacto
sicológico prácticamente insoportable para un ser humano. En concreto, el paciente debió
permanecer hospitalizado durante ocho meses, con una evolución tormentosa de las heridas, las
fístulas y los drenajes, lapso en que se realizaron una serie de “reintervenciones” quirúrgicas, que
tenían por objeto ir cerrando las fístulas y realizar aseo quirúrgico.
Debe señalarse, que a fines del quinto mes de esta hospitalización, mi representado sufrió
otra complicación en su evolución, a tal extremo que estuvo con riesgo vital (septicemia). En
efecto, se produjo una trombosis (formación de un coágulo de sangre infectado), alojado en la vena
cava, a dos centímetros del corazón, por lo que debió ser trasladado a la UTI del Hospital Regional,
donde estuvo una semana en observación y con tratamiento antibiótico y anticoagulante. Durante
ese lapso estuvo en estado febril permanente.
Esta nueva dificultad médica, trajo como consecuencia, además, el postergar una cirugía de
reconstrucción intestinal, que era la que correspondía realizarse frente a este caso. Ello, debido a
que para someterse a cualquier nueva intervención, según la praxis médica (indicaciones de cirujano
vascular), debían transcurrir más de seis meses desde el inicio del tratamiento anticoagulante. Ante
ello se decidió otorgarle un “alta relativa”, la que se produjo en el mes de octubre de 2015.
Al abandonar el centro hospitalario en octubre del 2015 el Sr. Jofré, como es comprensible,
se encontraba en condiciones físicas y anímicas muy deplorables. Sólo a modo de ejemplo,
podemos señalar lo siguiente:
2° Abandonó el centro hospitalario con una Ileostomía, es decir una bolsa plástica que
recibe los desechos, que se debe cambiar cada 48 horas.- La ileostomía, en términos concretos,
implica tener un ano en el abdomen, por medio de la proyección del instestino delgado, el que puede
visualizarse en uno a dos centímetros en el exterior. En otras palabras las deposiciones se
eliminaban por esta Ileostomía abdominal.
3° Abandonó el centro hospitalario con una Colostomía desfuncionalizada (sin bolsa), que
es similar a la Ileostomía, relativa al intestino grueso, que entonces también queda conectado hacia
la pared exterior del abdomen. Esta, como queda desfuncionalizada, está tapada con un parche.
Naturalmente este sistema requiere curaciones cada 24 horas.
4° Abandonó el centro hospitalario con una Ostomía no funcional en otra sección del
intestino delgado bajo la ileostomía, la que puede visualizarse en la pared exterior del abdomen, la
que también se encuentra tapada con un parche y que requiere aseo y curación diaria.-
5° Abandonó el centro hospitalario con una gran herida abdominal (unos 20 cms. de largo a
6 cms. de ancho) en proceso de cicatrización. La herida es de forma amorfa, semiovalada,
erosionada, roja. Esta herida o cicatriz formará en lo sucesivo permanentes y múltiples úlceras
(pequeñas llagas o lesiónes sobre la misma cicatriz).
E) Convalecencia. Periodo que va desde octubre del año 2015 al 30 de mayo de 2016.
Al ser dado de alta, mi representado obligadamente tuvo que irse a la casa de sus padres,
dehaciendóse del hogar que había construido (un departamento de 135 metros cuadrados en el
sector de av. Alemania, que además ocupaba de oficina para el libre ejercicio de su profesión de
arquitecto). Todo ello, por cuanto ya no podía valerse por sí mismo, necesitando de la asistencia
permanente de sus familiares.
Así, mi mandante debió concurrir a la ciudad de Santiago, y en esta ocasión dicho médico le
sugirió a mi representado internarse inmediatamente para tratar el tema, pero finalmente mi cliente
descartó su proposición, por los riesgos que podía implicar, conforme a las recomendaciones del
cirujano vascular, quien le había señalado de que debía esperar a lo menos 6 meses del tratamiento
de anticoagulación para ser sometido a cualquiera intervención. Entretanto, fue mi propio
representado, el que utilizando sus conocimientos, encontró un “solución artesanal” (uso de pasta
stomahesive y gasa) a las constantes salidas del tapón de silicona, lo que le permitió un control
parcial de la fístula.
Finalmente, mi mandante se hospitalizó en Santiago para ser intervenido por los médicos del
Hospital Clínico de la Universidad de Chile, llevándose a cabo la cirugía el día 30 Mayo de 2016. En
dicha intervención, de carácter “reconstitutiva parcial del tránsito intestinal”, se reparan dos fístulas;
se reconstituye el tránsito previo con anastomosis terminal; se realiza ileostomía de protección para
ambas anastomosis. En concreto, se extrajeron tramos de intestino dañado y luego se suturaron las
partes afectadas. Se realiza ilestomia para ambas anastomosis, con el objeto de evacuar el
contenido intestinal.
Por otra parte, como consecuencia de que la piel de la zona abdominal de mi representado
estaba muy dañada (debido a las negligencias médicas en que había incurrido los médicos del
Hospital de Temuco en las múltiples intervenciones ya narradas) se produjo una abertura
(“dehiscencia”) de la herida operatoria, situación que complicó esta intervención y que prolongó la
convalecencia del paciente.-
Después de los 10 días tuvo alta relativa, debiendo concurrir al centro asistencial, quedando
nuevamente internado por 5 días más, con tratamiento antibiótico y una punción para sacar el líquido
acumulado. Luego de estos 5 días, quedó con alta parcial, debiendo concurrir nuevamente día por
medio a nuevos controles.
De esta forma, mi representado pudo regresar a la ciudad de Temuco a fines del mes de
Junio de 2016.
Esta situación lo lleva a someterse a un tratamiento que se practicó por orden del Doctor
Marcelo Salvatici, realizándose en forma domiciliaria en la ciudad de Temuco, con una enfermera.
Este procedimiento consistió básicamente en el aumento de volumen sanguíneo por medio de la
colocación de suero, las dos primeras semanas en forma diaria y, luego tres veces por semana, por
un espacio de tres meses. Este suero le permitió obtener la cantidad de agua necesaria que su
organismo requería.
Por último, se logra hacer la cirugía de cierre, el día 20 de Diciembre de 2016, en el Hospital
de Temuco, con el doctor Juan Andrés Mansilla (cirujano gastrointestinal), donde se cierra
definitivamente la ileostomía preventiva, la cual, sin embargo, no estuvo exenta de problemas.
Debe destacarse que esta operación se llevó a efecto en el Hospital regional de Temuco,
debido a que el doctor Mario Abedrapo (del Hospital Clínico de la Universidad de Chile) no se
encontraba disponible y, por otra parte, el Doctor Mansilla logró generar las confianzas necesarias
para el objeto señalado.
COROLARIO:
Mi mandante, ha experimentado, a partir del día 4 de Diciembre del año 2014, en que se le
deja alojado en el interior su cuerpo (abdomen) una compresa quirúrgica, una secuela de
complicaciones médicas y trastornos que se han narrado, los que finalmente le han producido una
severa deformidad de sus órganos tanto interior como exteriormente; en este último aspecto, su
zona abdominal se aprecia actualmente deforme, con múltiples cicatrices, teniendo que usar una faja
por un tiempo indefinido.
Como resulta patente de lo relatado, los actos de impericia y negligencia son múltiples, y
ellos generan responsabilidad del Servicio Salud Araucanía Sur, de quien depende el Hospital
Hernán Henríquez de Temuco, que fue la institución en que trabajan todos los responsables de los
padecimientos sufridos por mi mandante, cuyas secuelas persisten hasta el día de hoy.
II.- EL DERECHO:
La responsabilidad civil del Estado por falta de servicio, se encuentra regulada en las
siguientes disposiciones legales.
El artículo 1 de la Constitución Política de la República establece que: “El Estado está al
servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir
a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la
comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los
derechos y garantías que esta Constitución establece”.
El artículo 3 de la Constitución Política de la República establece que la administración
del estado será funcional y territorialmente descentralizada o desconcentrada en su caso.-
Los artículos 6 y 7 de la Constitución Política del Estado, obliga a los órganos del estado
a someter su acción a la Constitución y las Normas dictadas conforme a ella. La infracción genera
las responsabilidades y sanciones que determine la Ley.
El artículo 38 de la carta fundamental dispone en su inciso 2º, que cualquier persona que
sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado o de sus Organismos o de las
municipalidades, podrá reclamar ante los Tribunales que determine la ley, sin perjuicio de la
responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño.
Por su parte, el artículo 4 de la Ley 18.575, Orgánica Constitucional sobre las Bases
Generales de la Administración del Estado, reitera que: “El Estado será responsable por los
daños que causen los órganos de la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de
las responsabilidades que pudieren afectar al funcionario que los hubiere ocasionado”.
Asimismo, el artículo 42 de la Ley 18.575, Orgánica Constitucional sobre las bases
generales de la Administración del Estado, dispone que “los órganos de la administración serán
responsables del daño que causen por falta de servicio, responsabilidad esta que corresponde a los
órganos centralizados y descentralizados del Estado regulados por el Derecho Público. No obstante,
el Estado tendrá derecho a repetir en contra del funcionario que hubiere incurrido en falta personal”.
La referida responsabilidad civil del Estado se encuentra consagrada, además, en forma
especial, en el artículo 38 de la ley n° 19.966, que establece un Régimen de Garantías de Salud en
los siguientes términos: “Los órganos de la Administración del Estado en materia sanitaria serán
responsables de los daños que causen a particulares por falta de servicio”.
Por último, el artículo 17, de la ley n° 19.880 establece Bases de los procedimientos
administrativos que rigen los actos de los órganos de la administración del Estado, precave:
“Derechos de las personas. Las personas, en sus relaciones con la Administración, tienen derecho
a: g) Exigir las responsabilidades de la Administración Pública y del personal a su servicio, cuando
así corresponda legalmente”;
Las normas anteriormente aludidas configuran el núcleo Constitucional y legal de la
responsabilidad civil del Estado por Falta de Servicio.
En materia jurisprudencial, la Corte Suprema de Justicia, viene resolviendo reiteradamente
que la falta de servicio se produce cuando se presenta una deficiencia o mal funcionamiento del
servicio en relación con lo que debería haber sido su comportamiento normal, y que de ellos se siga
un daño.
Se ha precisado que ello ocurre con ocasión de las siguientes circunstancias: a) Cuando el
servicio no funcionó debiendo hacerlo; b) Cuando el servicio funcionó irregularmente y, c) Cuando el
servicio funcionó tardíamente y de la demora se han seguido perjuicios (Corte Suprema, Casación
fondo Civil N°6118-2005, Muñoz Hermosilla, Ramón con Fisco de Chile, (considerando quinto).
III.- EL DAÑO
La lesión a los intereses patrimoniales origina un daño patrimonial o material, en tanto que el
menoscabo de los intereses extrapatrimoniales hace surgir un daño extrapatrimonial o moral.
El concepto de interés lo ha entendido la doctrina y la jurisprudencia, como lo que es útil por
cualquier causa, aunque no sea pecuniariamente avaluable, con tal que signifique un bien para el
sujeto, satisfaga una necesidad, que le cause una felicidad o le inhiba un dolor, lo cierto es que el
conjunto de preceptos que rigen las indemnizaciones provenientes del daño, se desprende que su
procedencia presupone ese interés de parte de quien lo experimente y sufra, surgiendo la obligación
de indemnizarlo por parte de la entidad que ha tenido la obligación de adoptar las medidas de
prevención específicas para los hechos de autos.
El daño material en la persona, se traduce en las lesiones causadas a mi representado,
quien no sólo experimentó y sigue experimentando un dolor físico, sino que cabe agregar el
sufrimiento de un menoscabo psíquico atendida su edad, y un desmedro económico familiar.
El daño moral como noción básica e imperante en Chile, se concibe como sinónimo de
sufrimiento, molestia, malestar, dolor o sea un daño que afecta a la psiquis de la persona y a su
estabilidad emocional, y derivada principalmente de las secuelas que ha dejado el hecho.
El actual estado de salud de mi mandante ha derivado en una verdadera discapacidad
parcial.
En efecto, mi mandante está lejos de poder realizar su vida con completa normalidad,
teniendo una serie de limitaciones y dificultades en sus actividades de la vida cotidiana.
Sólo a modo de ejemplo podemos señalar que: durante gran cantidad de tiempo, le costó
caminar, pudiendo hacerlo sólo en tramos pequeños; no pudo dormir, debiendo haberlo hecho
muchas veces sólo de espalda, para no cargar la ileostomía o la colonostomía (la primera ubicada al
lado derecho del abdomen y la segunda ubicada al lado izquierdo, mientras que al centro del
abdomen se encuentra la fistula), teniendo a consecuencia de ello muy mal dormir y largas jornadas
de insomnio; que no pudo hacer algo tan sencillo como agacharse, ni realizar algún tipo de fuerza;
donde vivió momentos de máximo sufrimiento y angustia al no poder ingerir siquiera alimentos
líquidos y mucho menos sólidos, más de cinco meses en esta situación y, así una serie de trastornos
físcos y síquicos, algunos de los cuales, ya se han pormenorizado.
A lo anterior cabe añadir que tuvo ocho meses de abstinencia sexual con su actual pareja y
las escasas que ha podido tener, son absolutamente anormales; su vida sentimental, afectiva se vio
sumamente trastocada, no pudiendo realizar las actividades normales de su vida cotidiana.
Desde luego, no pudo ni puede por el momento practicar ningun tipo de actividad física o
deportiva, ni concurrir sin gran sentimiento de abstinencia a reuniones sociales de tipo
gastronómicas o celebraciones especiales, donde le ha tocado experimentar cuando ha concurrido,
una gran impotencia, al no poder ingerir los alimentos que allí se ofrecen, ni beber alcohol, ni tomar
café, ni comer carnes y otros alimentos normales para una persona cualquiera. En lo deportivo baste
mencionar que mi mandante solía salir a trotar entre tres a cuatro veces a la semana, también
practicaba tenis mesa, natación, buceo, trekking, etc.
En tales circunstancias mi mandante no ha podido desenvolverse normalmente en los
diversos ámbitos de su vida cotidiana, de su vida familiar, de su vida profesional.
Su vida en la esfera alimenticia obviamente tampoco ha vuelto a ser la misma, debiendo
limitar la misma de acuerdo a una dieta estricta y liviana.
Debe señalarse que mi mandante, al tiempo de ocurrir la primera cirugía donde se le dejó
alojado el compresoma, prestaba servicios al SERVIU de la Novena Región, con un honorario o
remuneración fija de $1.345.133.
En el ámbito laboral, cabe precisar en primer término que durante todo el tiempo que
permaneció hospitalizado obviamente no pudo trabajar y generar ingresos para su sustento y el de
su familia. Conforme lo anterior, perdió trabajos. Recordemos que al momento de la intervención
programada para el retiro de la compresa “olvidada”, se le dijo que el alta no sería mayor a 3 días,
fue por ello que mi mandante decidió participar en una licitación para la empresa Aguas Araucanía,
donde no se presentaron más oferentes, labores que implicarían un ingreso cercano a los
$80.000.000 (ochenta millones de pesos).- Paralelamente también estaba participando en una
licitación del Ministerio de Obras Públicas, por cerca de $15.000.000.- (quince millones) en la cual
había avanzado a la fase de entrevista personal, a la cual no finalmente se pudo presentar por los
padecimientos médicos de que se viene hablando, más tarde se enteró que quedó dicha licitación
desierta.
En el ámbito personal ligado al económico, se puede destacar que la merma económica que
los hechos que se denuncian trajo aparejada, redundó en que mi representado no pudo pagar las
pensiones alimenticias de sus hijos, uno de 11 años y otra de 24 años de edad, ambos estudiantes.
No pudo tampoco seguir pagando el arriendo del departamento en la Avda. Alemania, y tuvo
que resciliar este contrato, perdiendo el hogar que había establecido para su residencia y trabajo.
SEGUNDO OTROSÍ: Mauricio Alfredo Baeza Henríquez, abogado, domiciliado en calle Montt
n° 850 oficina 202 de Temuco, en nombre y representación, según se acreditará, de don Javier
Andrés Jofré Rivas, arquitecto, domiciliado en calle Cataluña n° 540 de la ciudad de Temuco, a
V.S. con respeto digo:
II.- EL DERECHO
La responsabilidad del Servicio Salud Araucanía Sur puede fundarse en las normas de la
responsabilidad contractual contenidas en el Código Civil, lo que no obsta a aplicar las normas de
derecho público para hacer efectiva su responsabilidad administrativa.
En este evento se genera un contrato de prestación de servicios para con el paciente, el que
posee características particulares: es consensual, en la mayoría de los casos se genera en forma
verbal por la aceptación tácita del paciente al concurrir al centro asistencial, caso en el cual el
servicio de salud actúa dentro de la esfera del derecho privado y no ejecutando un acto en el
ejercicio de una potestad pública.
La obligación del establecimiento hospitalario y por ende del Servicio de Salud, de responder
por los daños causados al paciente, deriva de una obligación tácita de seguridad y de prestación de
servicios que lleva envuelto el contrato, que se genera entre el establecimiento y el paciente.
En consecuencia, la responsabilidad de estos establecimientos por el daño causado por
omisiones u errores en la atención, por la disfunción de los servicios prestados a los pacientes y la
falta al deber de sus funcionarios, configuran la responsabilidad contractual.
Las consecuencias de que la responsabilidad civil médica de carácter contractual, se
encuentran establecidas en los contratos y conforme al artículo 1.545 de nuestro Código Civil,
todo contrato legalmente celebrado es una ley para las partes contratantes y si el deudor incumple
las obligaciones derivadas del contrato, el incumplimiento se presume culpable a la luz de lo
dispuesto en el artículo 1.547 inciso 3° del Código citado, según el cual la prueba de la diligencia
o cuidado incumbe al que ha debido probarlo, es decir, los profesionales médicos y establecimientos
médicos deben acreditar que emplearon en la ejecución de sus obligaciones contractuales la
diligencia o cuidado de vida atendida la naturaleza del contrato.
Existe, una obligación tácita de seguridad y de servicio que emana de lo dispuesto en el
artículo 1546 del Código Civil, que dispone “los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por
consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.
Pero además, esta obligación encuentra asidero en el alcance social que tiene un establecimiento de
salud pública, ya que es un problema de interés general, y en la necesidad de proteger al paciente –
cliente- que es la parte más débil, frente a verdaderas empresas de salud.
Resumiendo, la responsabilidad contractual es la obligación del deudor de indemnizar al
acreedor los perjuicios que le ha originado el incumplimiento, cumplimiento imperfecto o
cumplimiento tardío de una obligación que tuvo como fuente un contrato.
De los hechos narrados se desprende que existió una tardía y/o imperfecta intervención
hacia el paciente, lo que se configura como un incumplimiento de la obligación asumida por la
demandada en el contrato de salud o de prestaciones médicas celebrado en forma consensual por
las partes.
III.- EL DAÑO
En este acápite me remito a lo señalado en lo principal de esta presentación por cuanto sin importar
el origen de la responsabilidad, la demandada está obligada a pagar en la forma que se dirá en la
parte petitoria los daños y perjuicios causados a mi mandante.
Doy entonces por expresamente e íntegramente reproducidos los acápites referentes a los
daños y su cuantificación contenidos en la demanda principal.
POR TANTO,
A V.S. RUEGO, en mérito de lo expuesto, disposiciones legales citadas, y demás normas
legales pertinentes, sirva tener por interpuesta demanda de indemnización de perjuicios por
responsabilidad civil contractual en juicio ordinario en contra de Servicio de Salud Araucanía Sur,
representado legalmente por su Director don Milton Moya Krause o quien le subrogue en el cargo,
ya individualizados, y, previos los trámites de rigor, en definitiva, acogerla, declarando:
CUARTO OTROSÍ: Sírvase Us., tener por acompañada copia autorizada de escritura
pública de mandato judicial, donde consta mi personería para comparecer en calidad de apoderado
judicial de don Javier Andrés Jofré Rivas.
QUINTO OTROSÍ: Sírvase Us. tener presente que en mi calidad de abogado habilitado para
el ejercicio de la profesión, y con domicilio en esta ciudad, en calle Manuel Montt n° 850 , oficina
202, asumiré personalmente el patrocinio en la presente causa.