Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A lia n z a
E d ito r ia l
C a p ít u lo 3
EL M E S I A N I S M O D E L O S P O B R E S D E S O R I E N T A D O S
52
En pos del Milenio 53
Alegraos con Jerusalén y jubilad con ella todos los que la amáis... para que
maméis y os saciéis... del pecho de su gloria. Pues así dice Yahvéh: He aquí
que dirijo hacia ella como un río la paz y como torrente desbordado las ri
quezas de los pueblos, y sus niños serán llevados sobre la cadera y acariciados
sobre las rodillas. Como cuando a uno le consuela su madre, así os consolaré;
enjerusalén seréis consolados.
70
Kn pos del Milenio 71
el victorioso avance del Islam , unos pocos clérigos hab ían concluido
con tristeza q u e M ahom a tuvo qu e ser el «precursor» d e u n Anticristo
sarraceno y veían en los m usulm anes en general a los «ministros» del
A nticristo. A hora bien, cuando la cristiandad lanzó su contraofensiva
fren te a u n Islam ya en retirada, los cantos épicos populares p in taro n a
los m usulm anes como m onstruos con dos pares d e cuernos (delan te y
detrás) y les llam aban dem onios sin n in g ú n derecho a la vida. Pero
au n q u e el sarraceno (y su sucesor el turco) m antuvo d u ran te largo
tiem p o en la im aginación p o p u lar u n a cierta cualidad dem oníaca,
fu ero n los judíos los qu e p resen tab an u n a apariencia todavía más n e
gativa. T anto judíos com o sarracenos fueron considerados p o r lo gene
ral com o m uy afínes, si no idénticos; pero com o los judíos vivían
disgregados po r to d a Europa cristiana, vinieron a desem peñar u n p a
pel más im p o rtan te en la dem onología p o p u lar. A dem ás lo des
em peñ aro n po r m uch o más tiem p o —con consecuencias qu e h a n p er
d u rad o d u ran te generaciones y q u e incluyen la m atan za d e m illones
de judíos europeos en p leno siglo x x .
C u and o em pezaron a adjudicárseles atrib u to s dem oníacos los
judíos no eran ni m uchísim o m enos unos recién llegados a Europa oc
cidental. D espués del desgraciado levantam iento contra R om a y de la
destrucción de la nación ju d ía en Palestina, em igraciones en m asa y
deportaciones h ab ían llevado a gran cantid ad de ju díos a Francia y al
valle del R hin. A u n q u e en estas tierras n o consiguieron ni la em in en
cia cultural ni la influencia política de sus herm anos de sangre en la
España m usu lm ana, su suerte en la alta E dad M edia no era especial
m en te dura. A partir del período carolingio h u b o judíos q u e se d e d i
caron al comercio entre Europa y el O rien te próxim o com erciando ar
tículos de lujo, especias, incienso y m arfil tallado; m uchos otros judíos
eran artesanos. N o tenem os n in g u n a p ru eb a de qu e en estos prim eros
tiem pos los judíos fueran considerados por sus vecinos cristianos con
odio o tem or especiales. Por el contrario, las relaciones sociales y eco
nóm icas entre judíos y cristianos eran arm oniosas, y no eran desconoci
das las am istades personales y asociaciones comerciales entre ellos. C u l
turalm en te los judíos recorrieron u n largo cam ino para adaptarse a los
diversos países en los qu e h ab itab an . D e todos m odos, con tinuaron
siendo judíos, negándose a ser absorbidos por las poblaciones entre las
qu e vivían; este hecho fue decisivo para la suerte de sus descendientes.
Esta negativa a ser asim ilados, qu e se ha repetido d u ran te tantas
generaciones de judíos desde las prim eras dispersiones en el
siglo Vi a. de C ., representa u n fenóm eno m uy extraño. A excepción, en
cierta m edida, de los gitanos, parece q u e no hay n in g ú n otro p u eblo
q u e, disperso po r todas partes, sin ten er ni territorio ni nacionalidad
propios, ni tan siquiera u n a gran hom ogen eid ad étnica, haya sobrevi
vido in definidam en te como en tid ad cultural. Parece que la solución
“ 6 Norman Cohn
económ ica, sino tam b ién p o r la falta de las relaciones sociales trad i
cionales con las qu e antes, e incluso e n peores tiem p os, los cam pesinos
p u d iero n contar.
Frecuentem ente eran ellos las prim eras víctimas propiciatorias de
los desastres y los q u e m enos po d ían hacer po r evitarlos. T am bién
fueron ellos quienes, enfrentados con problem as am enazadores y ato r
m entados p o r intolerables ansiedades, se vieron en la necesidad de
buscarse caudillos mesiánicos y a considerarse guerreros santos. El re
sultado fu e u n a fantasía fácilm ente in tegrable a la an tig u a escatología
proced ente de las tradiciones ju aninas y sibilinas; y de este m odo se
convirtió e n u n m ito social coherente. El m ito n o facilitó, desde luego,
a las masas la solución de sus problem as, y a m en u d o les im pulsó a
m étodos de acción casi suicidas; p ero , de todos m odos, sirvió para
neutralizar sus ansiedades, haciéndoles creerse inm ensam ente im p o r
tan tes y poderosos. Esto es lo q u e le dab a irresistible po der d e fascina
ción.
De este m od o, las m u ltitu d es in terp retaro n con fiera energía u n a
fantasía com ú n q u e , au n q u e engañosa, les ofreció u n escape em o
cional ta n in ten so q u e sólo p o d ían vivir gracias a él, estando to talm en
te dispuestos a m atar y m orir p o r él. Este fen ó m en o reapareció m uchas
veces, en diversas partes de Europa occidental y central, en tre los si
glos xii y x v i.
C O N C L U S IO N
281
282 Norman Cohn
m ostrado en o tra obra * la gran sim ilitu d existente entre la fantasía nazi
sobre u n a conspiración ju d ía a escala m u n d ial con fines destructivos,
y la fantasía q u e inspiró a Em ico de Leiningen y al M aestro de
H u ng ría; h a expuesto asim ism o cóm o la desorientación y la inseguri
d ad d e las masas alen taron el proceso d e dem onización (atribución de
características dem oníacas) d e los judíos en éste com o en siglos m uy
anteriores. El paralelism o y, tam b ién , la co n tin u id ad , son incontes
tables.
Pero podem os asim ism o extender la reflexión a las revoluciones iz
quierdistas y a los m ovim ientos revolucionarios de nuestro siglo. Esto
es posible p o rq u e, igual q u e los artesanos m edievales integrados en los
grem ios, los obreros industriales en las sociedades técnicam ente des
arrolladas se han m ostrado ávidos de m ejorar su situación; su objetivo
ha ten id o u n carácter em in en tem en te práctico: asegurar u n a participa
ción m ayor en la prosperidad económ ica, en las m ejoras sociales, en el
p o d er político, o en cualquier com binación de estos tres elem entos.
Sin em bargo , las fantasías de u n a lucha apocalíptica y final, o d e un
m ilen io igualitario, am bas de elevado con ten ido em ocional, h an ten i
do para éstos u n a atracción m uch o m enor. Q uienes están fascinados
po r estas ideas son, p o r u n a p arte, las poblaciones d e ciertas sociedades
tecnológicam ente atrasadas q u e no sólo se hallan en u n a situación de
superpoblación y pobreza desesperada, sino q u e se ven tam b ién e n
vueltas en u n a problem ática transición al m u n d o m od ern o, y están,
consecuentem ente, dislocadas y desorientadas; y, p o r o tra, ciertos ele
m entos po líticam ente m arginados en las sociedades tecnológicam ente
avanzadas: p rin cipalm ente obreros jóvenes o sin em pleo y u n a p e
q u eñ a m inoría de estudiantes e intelectuales.
Se p u ed en distin gu ir aú n dos tendencias bastante distintas y
contrapuestas. Por u n lado, los trabajadores han p o d id o , en ciertas
partes del m u n d o , m ejorar su suerte sobrepasando cualqu ier previsión,
a través de la m ediación de los sindicatos, las cooperativas y los p arti
dos parlam entarios. Por otro lado, d u ran te el m edio siglo transcurrido
desde 1917, se ha producido un a constante repetición, y a escala in clu
so superior, de aquel proceso socio-psicológico qu e en u n d eterm in ado
m o m ento u n ió a los sacerdotes taboritas o a Thom as M ü ntzer con los
pobres más desorientados y desesperados en las fantasías de u n a lucha
final y exterm inadora contra «los poderosos» y de u n m u n d o perfecto
del qu e desaparecería para siem pre el interés egoísta.
Y si m iram os en u n a dirección algo d iferente, hallarem os u n a ver
sión pu esta al día de aquella ru ta alternativa hacia el M ilenio qu e era
el culto al Espíritu Libre. Pues el ideal d e un a em ancipación total del
J O
IT a rr a n t ot e n o c id e : t h e m y t h o j t h e J e w is h w o r ld co n sp ira c y a n d t h e P rotocols
o j th e E ld ers o j Z io n . Londres y N ueva Y ork, l% 7 .
En pos del Milenio 287