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República Bolivariana De Venezuela


Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad Bolivariana de Venezuela
Programa de Formación de Grado “Estudios Jurídicos”

FACILITADOR: TRIUNFADORES:

ABOG. FAVIO DIAZ SILVIA OLIVERO C.I.V-8.904.107

SUSANA NAVAS C.I.V-16.767.505

AUXILIADORA HERRERA C.I.V-13.058.838

ALFREDO PEREZ CI V-16733719

CARLOS FERMIN CI V-27640940

Puerto Ayacucho, 13 Octubre del 2022


USO, COSTUMBRES Y MODO DE JUSTICIA

A 530 años de la celebración de la Resistencia Indígena en Venezuela,


podemos acotar, que en nuestro Mundo de hoy existen más de 5000 pueblos
indígenas identificados con sus respectivas culturas milenarias, y, representados
por más de 350 millones de personas distribuidas y ubicadas en diversas regiones
del planeta. Por consiguiente, es de mucha relevancia, enunciar que todos estos
pueblos y sus respectivos núcleos comunitarios son reconocidos hoy día, por los
diversos instrumentos internacionales sobre derechos humanos, como los
descendientes de aquellos ocupantes originarios de vastas tierras del planeta y
como portadores de culturas, idiomas, religiones, organizaciones sociales y
económicas, así como de sabidurías, usos y costumbres almacenadas por
milenios y adoptadas progresivamente en el tiempo por otros pueblos o
sociedades del mundo contemporáneo.

Ahora bien, Venezuela ha avanzado a pasos agigantados, ya que una vez


que el Constituyentista, ha plasmado en nuestro Marco Constitucional la
necesidad de reconocer que existen distintas practicas jurídicas, como lo es la
Justicia Indígena y la Justicia Comunitaria, las cuales pueden ser reconocidas
como formas de derecho; dada la existencia de los pueblos y comunidades
indígenas, su organización social, política y económica, sus culturas, usos y
costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre
las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para
desarrollar y garantizar sus formas de vida.

Con la adopción del Convenio 169 de la Organización Internacional del


Trabajo (OIT) sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes en el
año 1989, se abrió un panorama en donde los conceptos de derechos
consuetudinarios, derecho propio, derecho mayor, ley de origen y jurisdicción
especial, como los elementos que conforman el sistema de justicia indígena,
progresivamente se han venido consolidando en el orden jurídico internacional, y
en las legislaciones internas de los Estados de América Latina, así como
Venezuela.

EL DERECHO CONSUETUDINARIO INDÍGENA EN


VENEZUELA:

El derecho consuetudinario indígena, llamado también derecho


tradicional, derecho propio o costumbre jurídica, fue reconocido
expresa y formalmente por la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999, como un derecho colectivo de los
pueblos originarios, asociado al derecho a la propia cultura, usos y
costumbres, cosmovisión y valores, plasmados en el artículo 119 del
Capítulo VIII del Título III dedicado a los derechos humanos de los
pueblos indígenas. Más específicamente, se dispuso como un
elemento esencial de la jurisdicción especial indígena como medio
alternativo de justicia, consagrado en el artículo 260, mediante el
cual las autoridades legítimas de dichos pueblos y comunidades
tienen (y siempre han tenido) la potestad de resolver los conflictos
entre sus integrantes dentro de sus espacios territoriales (hábitat), de
acuerdo a sus tradiciones ancestrales. En otras palabras, se reconoció
algo que ya aplicaban los pueblos indígenas, es decir, la vigencia de
sus normas consuetudinarias, autoridades legítimas y proce
dimientos.
Este paralelismo de sistemas es lo que se ha dado por llamar
“pluralismo jurídico”, conocido también como “pluralismo legal”,
que no es más que una categoría sociológica, y que nace en tanto
coexistan dos o más sistemas normativos dentro de un mismo
espacio social. Esto implica que deberá dársele cabida a las
instituciones y sistemas jurídicos propios de los pueblos indígenas
para solventar los conflictos. Cabe destacar que el enfrentamiento entre las
normas consuetudinarias indígenas con las del sistema de justicia nacional
(“formal”), generan dos niveles de violencia de tipo individual, a
saber:
1) La existencia de conductas prohibidas por el derecho
positivo que para las culturas indígenas no constituyen delito;
2) Al existir doble normatividad, concurre para el indígena doble sanción,
es decir, la que le impone el sistema positivo dominante y la
impuesta por su grupo étnico.
Tal confrontación es lógica suponerla pues el Estado, concebido
como un ente todopoderoso, cree ser el único que posee los
mecanismos de control y equilibrio social para preservar su propio
sistema; es por esta razón que todo agente social que no se incorpore
al equilibrio hegemónico, es discriminado inmediatamente por la
misma ley. Sin embargo, la existencia de los diferentes pueblos
indígenas y demás grupos étnicos asentados a lo largo del territorio
venezolano, como organizaciones sociales con elementos de
autonomía, han permitido entender que sus normas consuetudinarias,
como parte de su cultura, también producen derecho y, en
consecuencia, control social dentro de su grupo. Por ello cabe recalcar que
el Seminario de Expertos sobre Pueblos Indígenas y Admi-
nistración de Justicia realizado en noviembre de 2003 en la ciudad de
Madrid y convocado por la Oficina del Alto Comisionado de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, identificó algunos factores
que aún contribuyen a la discriminación de los pueblos indígenas en
la administración de justicia, entre los que destacan: el creciente
desequilibrio y desigualdad en sus derechos económicos, sociales y
culturales, la falta de reconocimiento y protección de sus territorios
ancestrales, el trato discriminatorio por parte de autoridades
judiciales hacia miembros indígenas, la participación limitada o nula
de indígenas dentro del sistema de justicia (abogados, jueces,
fiscales, etc.), falta de servicios de traducción disponible en todas las
fases del sistema de administración de justicia.
Por otro lado, con la finalidad de reforzar la visión intercultural y
el carácter pluralista de la justicia, la Comisión Permanente de
Pueblos Indígenas de la Asamblea Nacional impulsó la ratificación
del “Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales” de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), mediante el cual el
Estado Venezolano se obliga a respetar las normas del derecho
consuetudinario, instituciones y métodos de control social de los
pueblos indígenas. Por consiguiente, cabe destacar el gran alcance que se ha
obtenido una vez aprobada la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades
Indígenas (LOPCI–2005) , que regula todo lo concerniente a la aplicación del

derecho indígena y su incidencia con la jurisdicción ordina ria, y que

en su artículo 124 reconoce el “... Derecho Propio de los pueblos


indígenas”.
Siendo entonces el derecho consuetudinario indígena un derecho
colectivo de aplicación inmediata por mandato del artículo 23
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

ANTECEDENTES DEL DERECHO CONSUETUDINARIO INDÍGENA EN


VENEZUELA

A muchos resulta exagerada y riesgosa la posibilidad de darle la


potestad de administrar justicia a los dirigentes naturales sobre los
miembros de una comunidad indígena. Sin embargo, ya la
Recopilación de Indias, como cuerpo legislativo que pretendía
atenuar los efectos de la conquista, permitió que los indios
mantuvieran sus usos y costumbres para resolver sus problemas, siempre que no
fueran injustas en el trato con el blanco. En 1542,
esta legislación ordenó al Tribunal o Audiencia de Indias lo
siguiente: “... no den lugar a que en los pleitos entre indios, o con
ellos, se hagan procesos ordinarios, ni hayan largas, como suele
acontecer por la malicia de algunos abogados y procuradores, sino
que sumariamente sean determinados, guardando sus usos y
costumbres no siendo claramente injustos ...”.
Esta autonomía jurisdiccional distinta a la jurisdicción ordinaria,
había sido reconocida con anterioridad con la creación de la Ley de
Misiones en 1915, seguida por su Reglamento de 121, mediante el
fuero eclesiástico otorgado a los misioneros religiosos sobre los
indígenas. Así tenemos que la Consultoría Jurídica del Ministerio de
Justicia, según Dictamen Nº 167–1, de fecha 14 de diciembre de
1962, dejó por sentado que las Misiones son “... organismos de
carácter público que se presentan con autonomía funcional,
realizando labores de civilización de indígenas” , a quienes además
se les dió poder de policía especial “... bajo las condiciones que
juzguen convenientes” . De igual modo, este mismo Organismo
estableció que “... los indígenas no están sometidos a otra
jurisdicción distinta de la del respectivo Superior o Vicario”,
afirmando que la “Misión está separada de toda otra jurisdicción
distinta de la del Ejecutivo Nacional y, en consecuencia, sobre el
indígena no tienen competencia, ni por la materia, ni por razón de la
persona, los jueces ordinarios ni los especiales”. En igual sentido se
pronunció la Dirección de Justicia del Ministerio de Relaciones
Interiores, cuando sostuvo lo siguiente: “Corresponde exclu-
sivamente a la misión juzgar, con el altísimo sentido moral que el
caso requiere, el grado de responsabilidad que pudiera presumirse en
el indígena delincuente no civilizado y aplicarle las sanciones que
estime adecuadas, ya que sería inadmisible que un ser en estado
primitivo fuese sometido a la jurisdicción penal ordinaria” .
De manera pues, que la Ley de Misiones, hoy derogada
implícitamente por las normas constitucionales, constituyó un verdadero retroceso
en cuanto a la aplicación del derecho
consuetudinario, pues las autoridades naturales fueron sustituidas
durante mucho tiempo por personas (religiosos y religiosas) que, si
bien es cierto les movía un espíritu filantrópico y de rectitud moral,
eran ajenas a sus prácticas sociales, costumbres y cosmovisión.
No obstante, queremos significar que se ha venido reconociendo
implícitamente el derecho consuetudinario de los pueblos indígenas,
a través de los múltiples arreglos levantados mediante actas por
funcionarios de las Oficinas Regionales de Asuntos Indígenas del
país, la Guardia Nacional y la Confederación de Indígenas de
Venezuela, en los cuales por medio del diálogo de las partes
involucradas en el conflicto, se ha puesto fin a innumerables casos
por vía pacífica, sin mediar autoridad judicial alguna.

La constitución de 1999 y los derechos indígenas

En el Preámbulo del Texto Constitucional se declaró al Estado


Venezolano como una nación multiétnica, pluricultural y
m u l t i l i n g ü e, reconociendo de manera expresa un capítulo que
consagra los derechos propios y vitales de los distintos pueblos y
comunidades indígenas.

JURISDICCIÓN ESPECIAL INDÍGENA, UNA HERRAMIENTA PARA


PROTEGER LOS SABERES ANCESTRALES Y SUS TIERRAS

En Venezuela los derechos indígenas, se inician desde la Asamblea Constituyente


de 1999, hasta la promulgación de la Constitución desbordante de Derechos
específicos
En el artículo 260 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela reconoce la jurisdicción especial indígena, como componente esencial
del Sistema de Justicia, dando la posibilidad a las autoridades legítimas indígenas
de aplicar instancias de justicia en aquellos conflictos que se presenten entre
integrantes de una misma comunidad ocurridos dentro de su hábitat. La norma
constitucional antes citada posibilita hablar propiamente de un Estado pluricultural,
es decir, se reconoce de manera oficial a una sociedad que no es homogénea, y
permite a su vez un doble reconocimiento: en primer lugar, reconoce la función
jurisdiccional ejercida por las autoridades legítimas de los distintos pueblos y
comunidades indígenas, y en segundo lugar, reconoce el uso del derecho
consuetudinario indígena para resolver sus conflictos”.

Como desarrollo de este postulado constitucional, nació la Ley Orgánica de


Pueblos y Comunidades Indígenas, conformada por 166 artículos, 6 disposiciones
transitorias, una disposición única derogatoria, y 2 disposiciones finales.

Dentro de esta ley orgánica, se establece todo lo concerniente a la administración


de justicia indígena, específicamente en su titulo VII, Capítulo I, denominado “De
la Jurisdicción Especial Indígena”.

Como componente esencial de esta jurisdicción especial, tenemos el uso del


derecho consuetudinario indígena, llamado también derecho tradicional,
costumbre jurídica o derecho propio para otros, que no es más que el conjunto de
normas de tipo tradicional con valor cultural, no escritas ni codificadas, que están
perpetuadas en el tiempo y que son transmitidas oralmente por los miembros de
una comunidad para luego ser reconocidas y compartidas por el grupo social,
como es el caso de los pueblos indígenas
LA JURISDICCIÓN ESPECIAL INDÍGENA

La jurisdicción especial indígena es la facultad que tienen las autoridades


de los pueblos indígenas para resolver conflictos al interior de sus colectividades
de acuerdo con sus propios procedimientos, usos y costumbres.

En el estado Amazonas, La Instancia de Justicia del Pueblo Huötüjä (Piaroa), está


constituida en la Comunidad de las Pavas

Los Pueblos Huötüjä (Piaroa) tiene una organización política sencilla pero
bien articulada, que aplica instancias de control social mediante el ejercicio de la
autoridad tradicional, e imparte justicia ancestral dentro de su hábitat y tierras de
acuerdo a sus costumbres, reconociendo además que dichas autoridades
legítimas está constituida por el (Capitán y Consejo de Ancianos) los cuales
imponen distintas sanciones dependiendo de la gravead de los hechos”

LEYES QUE RECONOCEN LA APLICACIÓN DE LA JURISDICCIÓN INDÍGENA


EN VENEZUELA

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

Artículo 260. Las autoridades legítimas de los pueblos indígenas podrán


aplicar en su hábitat instancias de justicia con base en sus tradiciones ancestrales
y que sólo afecten a sus integrantes, según sus propias normas y procedimientos,
siempre que no sean contrarios a esta Constitución, a la ley y al orden público. La
ley determinará la forma de coordinación de esta jurisdicción especial con el
sistema judicial nacional.

Los derechos específicos y vitales de los Pueblos Indígenas contemplados


en el Capítulo VIII del Título III eiusdem (artículos 119 al 126), los cuales están
íntimamente vinculados con el artículo 260 constitucional.
LEY ORGÁNICA DE PUEBLOS Y COMUNIDADES INDÍGENAS

Artículo 130. El Estado reconoce el derecho propio de los pueblos


indígenas, en virtud de lo cual tienen la potestad de aplicar instancias de
justicia dentro de su hábitat y tierras por sus autoridades legítimas y que sólo
afecten a sus integrantes, de acuerdo con su cultura y necesidades sociales,
siempre que no sea incompatible con los derechos humanos establecidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, los tratados, pactos y
convenciones internacionales suscritos y ratificados por la República,
interculturalmente interpretados y con lo previsto en la presente Ley,

Del derecho indígena.

Artículo 131. El derecho indígena está constituido por el conjunto de


normas, principios, valores, prácticas, instituciones, usos y costumbres, que cada
pueblo indígena considere legítimo y obligatorio, que les permite regular la vida
social y política, autogobernarse, organizar, garantizar el orden público interno,
establecer derechos y deberes, resolver conflictos y tomar decisiones en el ámbito
interno.

Artículo 132. La jurisdicción especial indígena consiste en la potestad que


tienen los pueblos y comunidades indígenas, a través de sus autoridades
legítimas, de tomar decisiones de acuerdo con su derecho propio y conforme con
los procedimientos tradicionales, para solucionar de forma autónoma y definitiva
las controversias que se susciten entre sus integrantes, dentro de su hábitat y
tierras.

La jurisdicción especial indígena comprende la facultad de conocer, investigar,


decidir y ejecutar las decisiones, en los asuntos sometidos a su competencia y la
potestad de avalar acuerdos preparatorios como medida de solución de conflictos.
Las autoridades indígenas resolverán los conflictos sobre la base de la vía
conciliatoria, el diálogo, la medición, la compensación y la reparación del daño,
con la finalidad de reestablecer la armonía y la paz social. En los procedimientos
participarán tanto el ofensor como la víctima, la familia y la comunidad. Las
decisiones constituyen cosa juzgada en el ámbito nacional; en consecuencia, las
partes, el Estado y los terceros están obligados a respetarlas y acatarlas, siempre
que no sean incompatibles con los derechos fundamentales establecidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, los tratados, pactos y
convenciones internacionales suscritos y ratificados por la República y de
conformidad con la presente Ley.

Parágrafo Único: A los efectos de este Capítulo, se entenderá por integrante toda
persona indígena que forme parte de una comunidad indígena. También se
considera como integrante toda persona no indígena integrada por vínculos
familiares o por cualquier otro nexo a la comunidad indígena, siempre que resida
en la misma.

Artículo 133. La competencia de la jurisdicción especial indígena estará


determinada por los siguientes criterios:

1. Competencia Territorial: Las autoridades legítimas tendrán competencia para


conocer de cualquier incidencia o conflicto surgido dentro del hábitat y tierras de
los pueblos y comunidades indígenas respectivos.

2. Competencia Extraterritorial: Las autoridades legítimas tendrán competencia


extraterritorial respecto de controversias sometidas a su conocimiento, surgidas
fuera del hábitat y tierras indígenas, cuando las mismas sean entre integrantes de
pueblos y comunidades indígenas, no revistan carácter penal y no afecten
derechos de terceros no indígenas. En este caso, la autoridad legítima decidirá
según las normas, usos y costumbres del pueblo o comunidad indígena y lo
dispuesto en el presente artículo, si conoce o no de la controversia y, en caso
negativo, informará a los solicitantes y remitirá el caso a la jurisdicción ordinaria
cuando corresponda.
3. Competencia Material: Las autoridades legítimas tendrán competencia para
conocer y decidir sobre cualquier conflicto o solicitud, independientemente de la
materia de que se trate. Se exceptúan de esta competencia material, los delitos
contra la seguridad e integridad de la Nación, delitos de corrupción o contra el
patrimonio público, ilícitos aduaneros, tráfico ilícito de sustancias psicotrópicas y
estupefacientes y tráfico ilícito de armas de fuego, delitos cometidos con el
concierto o concurrencia de manera organizada de varias personas y los crímenes
internacionales: el genocidio, lesa humanidad, crímenes de guerra y crímenes de
agresión.

4. Competencia Personal: La jurisdicción especial indígena tendrá competencia


para conocer de solicitudes o conflictos que involucren a cualquier integrante del
pueblo o comunidad indígena.

Las personas que no siendo integrantes de la comunidad pero que encontrándose


dentro del hábitat y tierras indígenas cometan algún delito previsto en la
legislación ordinaria, podrán ser detenidas preventivamente por las autoridades
legítimas, las cuales deberán poner al detenido a la orden de la jurisdicción
ordinaria conforme a lo dispuesto en el Código Orgánico Procesal Penal.

CONVENIO 169 DE LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO


(OIT). CONVENIO SOBRE PUEBLOS INDÍGENAS Y TRIBALES

Artículo 8:

1. Al aplicar la legislación nacional a los pueblos interesados deberán tomarse


debidamente en consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario

2. Dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres


e instituciones propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los derechos
fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos
humanos internacionalmente reconocidos. Siempre que sea necesario, deberán
establecerse procedimientos para solucionar los conflictos que puedan surgir en la
aplicación de este principio.
3. La aplicación de los párrafos 1 y 2 de este artículo no deberá impedir a los
miembros de dichos pueblos ejercer los derechos reconocidos a todos los
ciudadanos del país y asumir las obligaciones correspondientes.

Artículo 9

1. En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional y con
los derechos humanos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse los
métodos a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la
represión de los delitos cometidos por sus miembros.

2. Las autoridades y los tribunales llamados a pronunciarse sobre cuestiones


penales deberán tener en cuenta las costumbres de dichos pueblos en la materia.
Artículo 10 1. Cuando se impongan sanciones penales previstas por la legislación
general a miembros de dichos pueblos deberán tenerse en cuenta sus
características económicas, sociales y culturales.

2. Deberá darse la preferencia a tipos de sanción distintos del encarcelamiento.

Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos


indígenas

Artículo 5. Los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus


propias instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales,
manteniendo a la vez su derecho a participar plenamente, si lo desean, en la vida
política, económica, social y cultural del Estado.

Artículo 34. Los pueblos indígenas tienen derecho a promover, desarrollar y


mantener sus estructuras institucionales y sus propias costumbres, espiritualidad,
tradiciones, procedimientos, prácticas y, cuando existan, costumbres o sistemas
jurídicos, de conformidad con las normas internacionales de derechos humanos.

Artículo 35. Los pueblos indígenas tienen derecho a determinar las


responsabilidades de los individuos para con sus comunidades.
Artículo 40. Los pueblos indígenas tienen derecho a procedimientos equitativos y
justos para el arreglo de controversias con los Estados u otras partes, y a una
pronta decisión sobre esas controversias, así como a una reparación efectiva de
toda lesión de sus derechos individuales y colectivos. En esas decisiones se
tendrán debidamente en consideración las costumbres, las tradiciones, las normas
y los sistemas jurídicos de los pueblos indígenas interesados y las normas
internacionales de derechos humanos.

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