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Mis metas en la vida.

¿Qué quiero lograr?

Pensar en el futuro, innegablemente nos debe llevar a considerar el presente, es decir, reconocer justo lo
que somos ahora, lo que tenemos, lo que podemos hacer o saber, pues así tendremos un punto de partida
que oriente nuestra atención hacia lo que queremos lograr y lo que necesitamos para alcanzarlo.

¿Qué harás el resto de tu vida? Para responder esta pregunta debes pensar en lo que deseas ser, hacer,
tener y conocer en la vida. Es decir, debes pensar en las metas que quieres lograr. Pero, ¿qué es una
meta? Es un fin deseable. Es un propósito u objetivo que una persona desea lograr.

Para que una meta pueda llamarse así, debe cumplir con ciertos requisitos:

1. Debe escribirse.
2. Debe ser específica, concreta: sin ambigüedades que provoquen una mala interpretación.
3. Debe ser medible: es decir, debe ser posible saber si se cumplió o si no se cumplió, y el grado en
que se cumplió según sea el caso.
4. Debe ser realizable y debe explicarse cómo se logrará: no se deben fijar metas que de antemano
sabemos que no podremos cumplir o que definitivamente no dependen de nosotros.

Las metas pueden ser de corto, mediano o largo plazo, se definen conforme al tiempo en que nos
planteamos realizarlas:

 Las de corto plazo implican un tiempo breve, de días o semanas.


 Las de mediano plazo se plantean para un periodo de 6 a 12 meses.
 Las de largo plazo, para un periodo de un año o más.

Al momento de establecer un plan o proyecto de vida, es importante partir de las metas de largo plazo,
pues así será más sencillo identificar las metas de mediano y corto plazo que debemos trabajar para
poder llegar a las de largo plazo.

En el establecimiento de metas deben considerarse valores, nuestra situación actual y personal, los
compromisos que deseamos adquirir, nuestros recursos y los ámbitos que se verán involucrados con la
meta que planeamos lograr (familiar, personal, social, laboral, escolar, etcétera).

En la vida del ser humano existen muchas metas posibles, unas más difíciles de lograr que otras. Pueden
ser tantas que es necesario agruparlas por categorías, aunque éstas no son excluyentes, pues es
importante cuidar que todos los aspectos de nuestra vida estén balanceados.

¿Cómo decidir?

El plan de vida no es algo que pueda elegirse a la ligera, tampoco es un proceso mecanizado y mucho
menos algo que podamos aplazar o tomar sin importancia, como decidir el sabor de un helado o si
preferimos de tal comida o de otra. En esta decisión pueden presentarse tres elementos:

a) Aceptación, es decir, un compromiso personal para elegir un proyecto de vida.


b) Bloqueo, cuando estamos llenos de dudas, deseamos decidir precipitadamente porque tenemos
el tiempo encima, o estamos inmóviles e indiferentes esperando a que algo o alguien más decida
por nosotros.
c) Exploración, por la necesidad o deseo de tomar una decisión, lo que lleva a recabar información
y poder enfrentar la situación.

¿Cuál es mi mejor opción?

Para tener clara la situación sobre la cual se requiere decidir, es necesario considerar las ventajas y
desventajas, considerar tanto los factores internos como externos que se relacionan con la situación,
contemplar la parte objetiva, es decir la situación real tal cual es, y la parte subjetiva o la opinión personal
que podemos emitir nosotros mismos o la gente con la que nos relacionamos en esa situación.

Para poder visualizar diversas opciones de solución antes de hacer una elección se requiere:

a) Analizar ventajas y desventajas de cada solución, hacer anotaciones, no sólo poner lo que más
nos convence, sino las cosas reales tal y como son, y considerar las oportunidades y desventajas
de cada situación.
b) Tomar la referencia de experiencias previas, pensar si hemos atravesado por una situación similar
y el resultado que obtuvimos, eso puede ahorrarnos mucho tiempo y esfuerzo. No debemos
considerar que todas las situaciones son iguales, sino sólo aquellos aspectos donde coincidan.
c) Evitar en lo posible que la decisión traiga consigo un nuevo problema o una nueva elección, o que
el costo sea mayor a los beneficios reales que pueda otorgarnos.

Cuando se han considerado todos los aspectos anteriores, entonces sí estamos listos para actual;
entonces sí podemos empezar a trazar un plan en torno a la decisión tomada, podemos organizar
actividades, contemplar costos y recursos, establecer fechas y objetivos de cumplimiento.

Es muy importante seguir un orden en la toma de decisiones, no podemos pensar que iniciaremos con
una serie de acciones sin saber hacia dónde irán dirigidas, es como elegir ir de vacaciones, hacer la maleta
y tomar un autobús, sin saber a dónde llegaremos, si la ropa que llevamos es la adecuada, si el lugar a
donde iremos está al alcance de los gastos que podemos realizar, etcétera.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Espíndola, C. (2005) Análisis de problemas y toma de decisiones. 3ª ed. México: Pearson.

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