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EFECTOS DE MALNUTRICIÓN COMO LA ANEMIA, LA DESNUTRICIÓN CRÓNICA, LA OBESIDAD Y EL

SOBREPESO, POR CRISIS ALIMENTARIA.

INTRODUCCION; Las alertas por la inminente crisis alimentaria global por la guerra en Ucrania no son en
vano. Debido al aumento de precios y la escasez de alimentos que se sumarían a la situación de vulnerabilidad
en la que cayeron miles de familias a raíz de la pandemia por el COVID-19 en el Perú y el mundo, la FAO
(Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura) ha advertido que la crisis mundial
de hambre podría afectar a nivel nacional a 15.5 millones de peruanos que se encuentran en situación de
inseguridad alimentaria debido al aumento de la pobreza y la inflación. A estas formas de malnutrición se
suman el sobrepeso y la obesidad, consecuencias de una malnutrición por exceso

DESARROLLO: Nuestro Perú está lejos de superar los efectos de la malnutrición, si bien los índices de
condiciones como la anemia y la desnutrición crónica han disminuido a través de los años, las cifras continúan
siendo preocupantes. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) del Instituto Nacional de
Estadística e Informática (INEI), para el 2021 los índices de anemia en niños de entre 6 y 35 meses fue de
38,8%. de no tomarse las medidas adecuadas, la crisis alimentaria podría llevar a que, por primera vez desde
el 2018, la tendencia en la reducción de la anemia se invierta. Entre los principales efectos de la anemia infantil
es la deficiencia de hierro trayendo como consecuencia la falta de desarrollo a nivel intelectual de los niños,
actualmente, la anemia infantil es mayor en zonas rurales (48,7%) que en las urbanas (35,3%). Asimismo,
predomina en la región selva (49,8%) y en el quintil inferior de riqueza (50,2%), y la desnutrición crónica en
niños menores de 5 años, por su parte, fue de 11,5%.
Otro efecto de la malnutrición que se incrementaría con la crisis alimentaria es la desnutrición crónica. Al igual
que en el caso de la anemia infantil, este tipo de malnutrición tiene como efecto que las personas tengan talla
baja por falta de proteína y está más presente en el área rural (24,4%). La diferencia con el área urbana (6,8%)
es significativa. De igual modo, es predominante en la sierra (20,5%). Pero además de elevar los índices de los
actuales problemas de malnutrición la hambruna global podría significar el retorno de tipos de desnutrición
extintas en el país desde la década de 1990, como el marasmo (carencia grave de calorías y proteínas en los
lactantes y en los niños de temprana edad produce pérdida de peso, perdida de músculos, grasa y
deshidratación siendo la lactancia materna, por lo general la que protege contra el marasmo si es que la madre
no presenta cuadro de desnutrición) y el kwashiorkor ( forma de desnutrición que ocurre cuando no hay
suficiente proteína y calorías en la dieta, generalmente se manifiesta en personas que viven en regiones
geográficas con recursos alimenticios limitados)
El hecho de que la mitad de la población peruana tenga algún nivel de inseguridad alimentaria ya es
preocupante, porque significa que a los problemas que ya tenemos se pueden agregar otros más.
En una entrevista que le realizaron al decano del Colegio de Nutricionistas del Perú, Antonio Castillo, sostuvo
que en el Perú ya existe una “situación epidemiológica nutricional preocupante” que podría verse agravada
ante una eventual crisis alimentaria.
“Tenemos casi un 40% de anemia en niños menores de tres años a nivel nacional y aproximadamente un 10%
de desnutrición crónica en menores de cinco años. También tenemos un riesgo de desnutrición crónica en
niños menores de cinco años de 35%. Entonces, el panorama nutricional tampoco es tan bueno que digamos.
Si se presentase alguna crisis alimentaria, obviamente esto se va a acentuar y la situación va a ser mucho más
grave”, señala.
Otro aspecto de la malnutrición es la obesidad y el sobrepeso principalmente, debido al acceso de alimentos
industrializados o con un alto contenido de sodio (salsas, snacks, etc.), grasas saturadas (mantequilla, helados,
etc.) y grasas trans como pasteles, galletas dulces, manteca vegetal, pizza congelada, frituras, etc. pueden
resultar más accesibles, entre los principales riesgos del sobrepeso y obesidad que advierte la Organización
Mundial de la Salud (OMS) están las enfermedades cardiovasculares como la enfermedad de las arterias
coronarias, la diabetes, los trastornos del aparato locomotor como la artritis, osteoporosis, etc. y algunos tipos
de cáncer que pueden aumentar el nivel de ciertas hormonas e inflamación. .
Según detalla un informe del medio especializado “Salud con lupa” (plataforma digital dedicada a la salud
publica en el Perú y América Latina) solamente en Lima hay más de 800 mil niños obesos menores de 17 años.
La misma nota informó que, en la última década, los casos de obesidad infantil se han más que duplicado y,
hoy en día, el Perú es el país con la tasa más alta de crecimiento de obesidad infantil en la región. Actualmente,
los mayores índices de masa corporal indicador que se utiliza para identificar el sobrepeso y la obesidad se
encuentran en la costa del país. A nivel nacional, la tasa de sobrepeso en personas mayores de 15 años fue de
36,9% en el 2021, según ENDES (Encueta Demográfica y de Salud Familiar). Por su parte, la obesidad en
personas mayores de 15 años alcanzó el 25,8% en el 2021. Esta fue mayor en zonas urbanas (28,4%) que en
zonas rurales (15%). Las regiones más afectadas por la obesidad son Tacna (37, %), Ica (35%), Moquegua
(34,8%), Madre de Dios (31,9%) y Lima (31,1%).
Por ejemplo, una mamá o papá para calmar la sed de su hijo o hija acude a lo más fácil y practico: ve que una
gaseosa cuesta S/1 va a preferir dársela a su hijo sin tener en cuenta que esa esa gaseosa tiene exceso de azúcar,
como ocurre con muchos de los alimentos más baratos.

CONCLUCION. Es por ello que para dar solución al avance de la malnutrición el gobierno debe focalizar
esfuerzos en asegurar el acceso a los alimentos “que tengan la calidad nutricional suficiente” en los segmentos
que se encuentran en especial situación de vulnerabilidad.
Deben tomarse medidas que contribuyan a estimular el mercado y a asegurar la alimentación, especialmente
en zonas deprimidas, a través de programas sociales como comedores populares y ollas comunes que son
importante pero no suficiente.
Es necesario implementar políticas públicas destinadas a educar a la población en materia nutricional. Para
ello, el gobierno, a través del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, debe de informar cuál es la producción
de alimentos por región, además de publicar un informe de precios de alimentos que se actualice de manera
diaria, para asegurar el acceso a alimentos que se tienen “a la mano” para las poblaciones que realmente lo
necesitan, las personas con una posición más acomodada posiblemente no lo van a sentir tanto (el efecto de
una posible crisis alimentaria)
Además, los medios de comunicación deben cumplir un rol clave en la difusión de la información nutricional
es por ello que:
“Es importante que en esta crisis alimentaria aseguremos una alimentación saludable, y no hay que pensar en
alimentación saludable como una alimentación cara. Hay que aprender a combinar los alimentos, pero para
eso necesitamos enseñarle a la población. No tenemos una educación alimentaria instaurada como política
pública ni una comunicación nutricional”.

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