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Las inversiones a corto plazo son aquellas que se espera mantener para obtener
retornos en un periodo de alrededor de doce meses o menos.
Es decir, las inversiones a corto plazo son las que se planifican para tiempos de
aproximadamente un año.
Vale aclarar que, aunque el periodo anual es lo usualmente aceptado cuando se habla
de corto plazo, esta no es una regla absoluta.
Cuando nos referimos a un horizonte de corto plazo, este puede variar de acuerdo con
el perfil del inversionista. Para algunos agentes un periodo de corto plazo podría ser
tres años, tomando en cuenta que la mayoría de sus inversiones las están planificando
para mantener cinco años o más.
Sin embargo, para un inversionista que está acostumbrado a operar en el mercado
financiero de manera diaria (Day Trader), especulando en la bolsa de valores, el corto
plazo podría ser una semana o menos.
En todo caso, el corto plazo no tiene una definición absoluta. Sin embargo,
normalmente se le relaciona con periodos anuales.
Otro punto a tener en cuenta es que los inversionistas suelen incluir en su cartera
activos de distinto tipo, tanto de corto como de mediano y largo plazo.
Un factor clave son los objetivos del inversor. Si está buscando principalmente
proteger su capital porque está cerca a la edad de jubilación, por ejemplo, preferirá
inversiones a corto plazo. En cambio, si está comenzando su vida laboral,
probablemente esté más interesado en inversiones a largo plazo que, como veremos
más adelante, ofrecen en periodos más prolongados ganancias más altas.
Pueden ser realizadas tanto por personas (pequeños inversores) como por empresas.
Son transparentes, ya que las cotizaciones de las distintas acciones o títulos públicos
pueden ser consultadas a tiempo real desde internet o con una simple llamada
telefónica. También a través de estos canales se pueden comprar o vender muy
rápidamente.
¿Qué es la inversión?
En economía se entiende por inversión a un conjunto de mecanismos de ahorro, ubicación de
capitales y postergación del consumo, con el objetivo de obtener un beneficio, un rédito o una
ganancia, es decir, proteger o incrementar el patrimonio de una persona o institución.
Tipos de inversión
Según el tiempo:
Inversión a corto plazo: Son aquellas inversiones que se realizan para obtener beneficios a
corto plazo, generalmente menor a un año. En este periodo, el inversor desea recuperar su
inversión inicial y además generar ganancias.
Inversión a largo plazo: Son las inversiones que se realizan pensando en los beneficios a largo
plazo, generalmente superior a un año. En este tipo de inversión, el inversor tiene como deseo
mantener las propiedades adquiridas y esperar las virtudes que una operación a largo plazo
suele ofrecer: menos riesgo, mayor rentabilidad, despreocupación, interés compuesto, etc.
Según su estrategia:
Inversión agresiva: Es una estrategia que consiste en invertir en instrumentos de alta liquidez,
con alto nivel de riesgo y elevados rendimientos, para conseguir beneficios cuantiosos en un
periodo de tiempo corto.
Inversión conservadora: Es una estrategia que busca invertir en instrumentos con baja liquidez,
con bajo nivel de riesgo y modestos rendimientos, para conseguir beneficios estables en el
largo plazo.