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Byung Chul-Han

Sociedad del Cansancio – Sociedad del Rendimiento

Han elabora una relectura del mito de Prometeo y con ésta, nos acerca a una
imagen en la que nos resulta innegable su percepción de la sociedad
contemporánea como una sociedad narcisista y de auto referencia.
La forma de curar esa depresión (producto de la sociedad del cansancio) es dejar
atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de su presencia.
Porque frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el
uso de anticuerpos contra nosotros mismos.

El mito de Prometeo puede reinterpretarse considerándolo una escena del aparato


psíquico del sujeto de rendimiento contemporáneo, que se violenta a sí mismo, que
está en guerra consigo mismo. En realidad, el sujeto de rendimiento, que se cree en
libertad, se halla tan encadenado como Prometeo. El águila que devora su hígado en
constante crecimiento es su álter ego, con el cual está en guerra. Así visto, la
relación de Prometeo y el águila es una relación consigo mismo, una relación de
autoexplotación. El dolor del hígado, que en sí es indoloro, es el cansancio. De esta
manera, Prometeo, como sujeto de autoexplotación, se vuelve presa de un
cansancio infinito. Es la figura originaria de la sociedad del cansancio.

Esta reinterpretación del mito de Prometeo nos acerca a entender aquellos castigos
autoimpuestos a los que nos sometemos, dejando de poner fuera sobre el destino
los dolores que sentimos y obligándonos a poner la vista en la sociedad-destino que
hemos creado.

Una nueva sociedad de gimnasios, torres de oficina, laboratorios genéticos, bancos y


grandes centros comerciales componen lo que el autor denomina la sociedad de
rendimiento. El anterior “sujeto de obediencia” ha sido reemplazado por el “sujeto de
rendimiento”. Aquellos viejos muros que delimitaban lo normal de lo anormal y toda la
negatividad de la dialéctica que encerraba la sociedad disciplinaria han caído, hoy la
sociedad positiva de rendimiento ha reemplazado la prohibición por el verbo modal
“poder”, con su plural afirmativo “Yes, we can”. Las motivaciones, el emprendimiento,
los proyectos y la iniciativa han reemplazado la prohibición, el mandato o la ley.

El sujeto de rendimiento se encuentra en guerra contra sí mismo, sentencia Byung-


Chul. Libre de un dominio externo que lo obligue a trabajar o lo explote, sometido sólo
a sí mismo, “el sujeto de rendimiento se abandona a la libertad obligada o la libre
obligación de maximizar su rendimiento. El exceso de trabajo se agudiza y se convierte
en autoexplotación. Esta es mucho más eficaz que la explotación por otros, pues va
acompañada de un sentimiento de libertad”.

El exceso de positividad también ha variado la estructura y la economía de la atención,


la superabundancia de estímulos e informaciones ha provocado la fragmentación y la
dispersión de la percepción. Esta fragmentación o atención “multitasking”
(multitarea) a la que se somete el sujeto contemporáneo es una capacidad que no solo
aparece en el ser humano, explica el autor, sino que está ampliamente extendida en
los animales salvajes. El multitasking es una técnica de supervivencia vital en la selva:
un animal salvaje debe estar atento en todo momento a los diferentes elementos de
su entorno para evitar ser devorado por otros depredadores. Esto imposibilita
sumergirse en la contemplación. La capacidad de atención profunda y contemplativa,
de la cual descienden los grandes logros de la humanidad, está siendo reemplazada
progresivamente por la hiperatención y la hiperactividad.

Por otro lado, la violencia de la positividad, resulta de la superproducción, del


superrendimiento y de la supercomunicación. El agotamiento, la fatiga, la asfixia, y
la sobreabundancia, no son reacciones inmunológicas, es decir, la violencia de la
positividad no presupone ninguna enemistad, pero permite la emergencia de
nuevas formas de violencia, que son inmanentes al sistema mismo.

En realidad, lo que enferma no es el exceso de responsabilidad e iniciativa, sino el


imperativo del rendimiento, como nuevo mandato de la sociedad del trabajo
tardomoderna con lo cual, convierte al hombre en víctima y verdugo de sí mismo, se
explota a sí mismo, voluntariamente, sin coacción externa “No-poder-poder-más
conduce a un destructivo reproche de sí mismo y el depresivo es inválido de esta
guerra interiorizada. La depresión es la enfermedad de una sociedad que sufre bajo
el exceso de positividad. Refleja aquella humanidad que dirige la guerra contra sí
misma.” Siguiendo esta línea de pensamiento sugiere que el efecto de eficacia
radica en la sensación de libertad, una libertad paradójica puesto que se convierte
en una violenta prisión.

El hecho de posicionarse en el ego, le convierte en individualista y le aleja de la fe, la


religión y la trascendencia, la moderna perdida de creencias, convirtiendo a la
experiencia de ser humano, en algo efímero ergo el mundo es efímero, nada es
constante ni duradero “La desnarrativización general del mundo refuerza la
sensación de fugacidad: hace la vida desnuda” y a esta se reacciona con mecanismos
como la hiperactividad, la histeria del trabajo y la producción.

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