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J. J.

ROUSSEAU – El Contrato Social (1762)


Introducción La obra en cuestión se encuentra influenciada por Maquiavelo y
Montesquieu.
La invención de su obra se encuentra en:
1. La libertad y la igualdad del Estado de naturaleza, intenta
encontrarlas en el Estado de sociedad, pero transformadas una
especie de desnaturalización. Su eje está en la concepción misma
de soberano, de la soberanía y de la ley, que el autor hace derivar
del contrato social.
2. Hace una distinción radical entre el soberano y el gobierno.
Presenta a su vez una nueva clasificación de las formas de
gobierno, así como una desconfianza radical hacia el gobierno.
1. El Soberano La obligación social se funda en la convención establecida entre todos los
miembros del cuerpo que se trata de construir en sociedad, y cada uno de
los cuales contrata consigo mismo. El pacto social es legitimo cuando nace
del un consentimiento obligadamente unánime.
Cada asociado se enajena totalmente y sin reserva en favor de la
comunidad. Así la condición es igual para todos. Cada uno se
compromete para con todos. Cada uno adquiere sobre cualquier otro
exactamente el mismo derecho que le cede sobre sí mismo. Cada uno
gana el equivalente de lo que pierde, y más fuerza para conservar lo que
tiene.
Cada miembro del cuerpo político es ciudadano y súbdito.
- Ciudadano: en cuanto participa de la actividad del cuerpo político.
(activo: soberano. Pasivo: Estado)
- Súbdito en cuanto obedece las leyes votadas por este cuerpo
político, por este soberano del cual es miembro.
Todo está coronado por la voluntad general
Voluntad general: no es la adición de simples voluntades particulares.
Debe intervenir un elemento de moralidad. Así el interés particular es el
mundo del pecado, mientras que el mundo de la voluntad general, del
interés general, es del mundo de la redención.
El soberano quiere el interés general, por ende tiene voluntad general.
Los miembros de la sociedad pueden tener dos clases de voluntad:
- como hombre individual, se ve tentado a seguir su interés
particular.
- Como hombre social, busca y quiere el interés general.
La libertad es la facultad que posee cada uno de hacer predominar sobre
su voluntad particular, su voluntad general, que elimina el amor a sí
mismo en provecho del amor al grupo.
Reducir a la obediencia por la fuerza quien rehúsa someterse a la voluntad
general, es forzarle a ser libre. Exigir la sumisión a la minoría sobre las
leyes de la mayoría es realizar la libertad, no violarla.
Porque si la opinión contraria a la mía prevalece esto prueba que yo me
había engañado y que lo que yo estimaba ser la voluntad general no lo
era. Esto hace necesario que la voluntad general se conoce solo después
del voto.
La condición humana es dependiente y el hombre natural está sometido
a:
- Las cosas: esta dependencia no altera la libertad
- Los hombres: sí altera la libertad. Es así que solo la ley, expresión
de la voluntad general, es capaz de paliar los males de que el
hombre dependa del hombre. La ley hace que la dependencia de
los hombres se convierta en dependencia de las cosas.
Con respecto a la igualdad: el hombre social recobra el equivalente de la
igualdad natural. Todos los ciudadanos se comprometen bajo las mismas
condiciones y deben gozar de los mismos derechos. El soberano jamás
tiene de derecho a gravar a un súbdito más que a otro. Se sustituye la
igualdad natural por una igualdad moral y legitima. Lo que la naturaleza
hubiera podido poner en desigualdad física entre los hombres se hacen
todos iguales por convención y de derecho. No es una igual dad de hecho
pero tampoco puramente formal.
Propiedad: el Estado es dueño de todos los bienes de sus miembros por el
contrato social. Pero no los despoja de estos, sino que les asegura su
legítima posesión, su verdadera propiedad. Los poseedores son
respetados en sus derechos y mantenidos con todas sus fuerzas contra el
extraño, puede decirse que han adquirido todo lo que dieron.
Ningún ciudadano puede ser bastante opulento para poder comprar a
otro, y ninguno bastante pobre para verse obligado a venderse.
2. La Soberanía El soberano es el pueblo como cuerpo que decreta la voluntad general,
cuya expresión es la ley.
La soberanía es el poder del cuerpo político sobre todos sus miembros,
que se confunde con la voluntad general y sus caracteres son los mismos:
inalienable, indivisible, infalible y absoluta.
- Inalienable: el poder puede cederse, la voluntad no. El conjunto
de ciudadanos, desde el instante en que haya cedido su voluntad,
dejará de ser un pueblo. La soberanía no puede ser representada.
Una voluntad no puede darse cadenas para el porvenir en la
forma de un representante o diputado.
Toda ley que el pueblo en persona no ha ratificado es nula, no es
una ley.
- Indivisible: la voluntad es general o no lo es. Es la del cuerpo del
pueblo, o solamente de una parte y la voluntad de una parte es
solo voluntad particular. Dividir la soberanía es matarla.
- Infalible: la voluntad general no puede errar. Es siempre recta y
tiende siempre a la utilidad pública.
En necesario que la voluntad sea general, sin infiltración alguna
de voluntades particulares. Cada ciudadano no opine más que
según él.
- Absoluta: el pacto social da al cuerpo político un poder absoluto
sobre todos los suyos.
Lo que intenta hacer es distinguir los derechos de los ciudadanos y del
sobreaño y los deberes que tienen que cumplir los ciudadanos en calidad
de súbditos, del derecho natural, del cual deben gozar en calidad de
hombres.
También es necesario convenir que el soberano es el único juez de
importancia. Los súbditos obedecen al soberano y al hacerlo obedecen a
su propia voluntad.
3. La Ley Ve en la ley el único remedio al capricho, a la arbitrariedad de los hombres
particulares detentadores del poder.
El gran problema de la política es encontrar una forma de gobierno que
ponga a la ley por encima del hombre.
La ley no puede ser una expresión de voluntad arbitraria del soberano.
El objeto de la ley es siempre general, es decir que la ley considera a los
súbditos como un cuerpo y a las acciones como abstractas, nunca a un
hombre como individuo ni a la acción en particular. Puede establecer
privilegios pero no otorgárselos a nadie. Toda función que se refiere a un
objeto individual no pertenece al poder legislativo.
Solo el soberano (que es el pueblo como cuerpo) esta cualificado para
hacer la ley. Por ende, esta no puede ser injusta porque si cada uno de
nosotros es soberano y nadie es injusto consigo mismo, la ley no puede
ser injusta.
Ningún soberano puede estar por encima de las leyes, puesto que todo
gobierno es un delegado del soberano. Estando sometidos a las leyes,
somos libres puesto que ellas no son más que registros de nuestras
voluntades.
El pueblo por si mismo quiere siempre el bien, pero no lo ve siempre por
sí mismo. La voluntad general es siempre recta, pero el juicio que la guía
no es siempre claro. Hay que hacerle ver los objetos tales como son,
mostrarle el buen camino, garantizarle contra la seducción de las
voluntades particulares.
El legislador nace por la necesidad de una guía, una concurrencia de
partes y la mayor fuerza de todos.
Este ser extraordinario lo es tanto por su genio como por su empleo:
- Por su genio: para descubrir las mejores reglas de sociedad que
convienen a las naciones será necesario una inteligencia superior
que vea todas las pasiones de los hombres y no experimente
ninguna.
- Por su empleo: el legislador no es soberano. No manda a los
hombres. Solo manda las leyes. El constituye al Estado, pero no
forma parte de la constitución del Estado. El legislador no le
puede dar fuerza ejecutiva a las leyes.
La costumbre, los usos y la opinión: entre las leyes hay una categoría más
importante que las leyes políticas o fundamentales, que las civiles y
criminales, mas importante que todas estar porque de ella depende su
buena observancia: la costumbre, los usos y la opinión. De ellas depende
el éxito de todas las demás.
4. El Gobierno Plantea una distinción radical entre el soberano y el gobierno.
Soberano: pueblo en corporación que vota leyes
Gobierno: grupo de hombres particulares que ejecuta las leyes.
Mientras el soberano quiere, él es la voluntad general que determina el
acto general. El gobierno obra, él ejecuta por medio de actos particulares
el acto general. El es la fuerza al servicio de la voluntad. El gobierno es el
ministro del soberano, el cuerpo intermedio. Los miembros de este
cuerpo se llaman magistrados o reyes, gobernantes.
Entre el pueblo y estos magistrados no existe ningún contrato.
Los depositarios del poder ejecutivo son oficiales del pueblo, este puedo
estableceros y destruirlos cuando le plazca.
5. Formas de gobierno Gobiernos legítimos:
- Democracia: el depósito del gobierno es confiado a todo el
pueblo o a su mayor parte;
- Aristocracia: si se le confiere a un pequeño numero
- Monarquía: si se le confiere a un solo magistrado. Eta es la más
común.
Solo esta legítimamente constituido un Estado si el pueblo como cuerpo
como soberano ejerce directamente el poder legislativo. Las formas
legítimas de gobierno se clasifican según el número de miembros que
constituyen el cuerpo intermedio encargado de ejecutar las leyes.
- En la democracia el pueblo no solo vota las leyes, sino que decide
las medidas particulares para su ejecución. El poder ejecutivo está
unido al legislativo. Este es un mal gobierno, porque las coas que
deben ser distinguidas no lo son. No es bueno que el que hace las
leyes las ejecute. Ni que se desvié la atención de los untos de vista
generales para dirigir asuntos particulares.
- En la aristocracia, se confía el gobierno a un pequeño número de
personas. Puede ser electiva o hereditaria. La hereditaria es peor
que la electiva. El espíritu del cuerpo puede correr peligro de ser
demasiado acentuado, a expensas de la voluntad general.
- Monarquía: el príncipe es un hombre real, unidad moral y física.
Todo camina hacia un mismo fin, no hay movimientos opuestos
que se destruyan entre sí.
Pero todo cambia hacia un mismo fin, pero ese fin no es el de la
felicidad pública, y la fuerza misma de la administración obra sin
cesar en perjuicio del Estado.
Luego de describir el deber ser, enfrenta la monarquía legítima a la
monarquía de hecho, ilegitima, que existe fuera de todo pacto social, la
que preconizaban los absolutistas. El interés del monarca absoluto no es
el amor al pueblo, sino que su interés es hacer un pueblo débil, miserable
y que no pueda nunca resistirles.
6. El vicio esencial del Así como la voluntad del particular obrar sin cesar contra la voluntad
gobierno general, así el gobierno se esfuerza continuamente contra la soberanía.
El gobierno es un cuerpo intermedio entre el soberano y los súbditos. Un
cuerpo es un grupo restringido de hombres en el interior del gran cuerpo
político. Un cuerpo que tiene naturalmente tendencia a aumentar su
fuerza propia, mientras nada venga a detenerle, a expensas de la gran
sociedad, a usurpar la soberanía.
No podemos hacer que un gobierno sea eterno solo podemos darle tanto
tiempo como sea posible. Mantener la autoridad soberana es
esencialmente preservar la voluntad general contra las voluntades
particulares, y para ello existen medios normales y medio excepcionales.
- Medios normales: asambleas frecuentes de los cuidadnos. En el
instante que se abre, todo poder del gobierno cesa.
- Medios excepcionales: a través del individuo excepcional para
una tarea excepcional. Se nombra un jefe supremo que haga callar
todas las leyes y suspenda por un momento la autoridad
soberana.
7. La religión civil
8. Sentido e Influencia del
Contrato

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