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RITUAL/COREOGRAFÍA
BIBERON
● Anticipar con la palabra, de manera personal, enseñarle el babero o el biberón.
Esto les permite anticipar y le proporciona seguridad y tranquilidad sobre todo a
los niños y niñas más ansiosos.
El ESPACIO del aula no debe ser un espacio de paso para que la comida sea un
momento de encuentro y de exclusividad entre la educadora y el niño/a.
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ACTITUD DE LA EDUCADORA
● Estar presente, muy atenta a sus manifestaciones (si muestra querer hacer un
descanso, si no quiere más…).
● Procurar que el niño y la niña “tome parte activa” lo que le ayuda a ser
consciente del momento de la alimentación (“esperar a que el bebé se dirija
con su boca hacia la tetina, no seguirle con el biberón cuando ha soltado la
tetina o se salga de la situación, sostener el biberón permitiendo que el niño/a
lo agarre con sus manos”).
● Respetar el ritmo de ingesta de cada bebé.
COMIDA EN REGAZO
Cuando los niños y niñas comienzan con el puré, comen sentados en el regazo de la
educadora.
¿Por qué regazo?
● Ofrece una oportunidad de relación personal con cada niño y niña
● Permite más posibilidades de contacto, de mirada, más proximidad, más
calidad y calidez.
● Respeto a la iniciativa del niño/a para regular su postura y a la libertad de
movimiento. Es posible regular la posición de los dos, se adaptan el uno al
otro para conseguir una posición cómoda, mayor diálogo tónico.
● Mas tranquilidad, concentración y presencia en el niño o la niña a la que
ofrece la comida.
● Mejor tránsito intestinal.
POSICION
Posición 1
El adulto sostiene bol del puré con la mano izquierda (la misma que
sostiene al niño) y con la derecha utiliza la cucharita. Es una
posición práctica y cómoda para el adulto. Puede ser una posición
más cómoda para darles de comer que si se pone el plato sobre la
mesa; además el niño puede mirar lo que está comiendo.
Posición 2
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La otra opción es poner el bol en la mesa, pero la posición del niño/a no es frente a la mesa,
sino una posición lateral para que haya comunicación visual con la educadora.
Cuchara
Cuando los niños son muy pequeños, hay que ajustar la cuchara a la boca de los niños y niñas.
Los tipos de cuchara son moka, café, cadete, adulto. El tipo de cuchara va evolucionando según
evoluciona el tamaño de los niños y niñas. El borde de la cuchara debe ser suave, sin filos que
puedan raspar la boca del niño.
En el regazo no es aconsejable dejarles la cuchara, ya que les interesa agarrar el objeto por el
interés que despierta en sí, pero aún no tiene la capacidad de utilizarla adecuadamente.
Los niños y niñas aprenden a coger el vaso mientras están comiendo sobre las rodillas del
adulto, pero no la cuchara. La posición del niño y la niña no es cómoda para usar su propia
cuchara, porque no está situado frente a la mesa. En el regazo se cuida mantener el contacto
visual entre la educadora y niño, de forma que hay que situarles en una posición lateral
respecto a la mesa.
Lo pertinente es que use la cuchara cuando esté preparado para intentar comer y no para
jugar.
En el regazo aprende a beber en vaso. El adulto se le ofrece sosteniéndole con los dedos por el
culo del vaso. De esta forma el/la niño/a tiene espacio para poner sus manos alrededor y
agarrarlo. La educadora le ayudará a inclinar el vaso hasta que puedan solos. Cuando gestiona
bien beber en vaso es capaz de cogerle de la mano de la educadora, sostenerlo e inclinarlo
para beber de forma autónoma o con una ligera ayuda, la educadora mantiene su mano
sosteniendo la base del vaso.
ACTITUDES
● No forzar
Respetar el apetito del niño/a. Advierte cuando la niña o el niño no quieren comer más (retiran
la cabeza, apartan la mano de la educadora, …). No se fuerza a ningún niño o niña, no se
insiste, ni se le distrae para una cucharada más: “parece que me estás diciendo que no quieres
más” o “es que quieres descansar”. Dejamos que pase un momento y se lo volvemos a ofrecer,
si el niño o la niña dice que no quiere más, se respeta su deseo.
Para algunos adultos esto es difícil y sienten que a lo mejor es necesario que coman “un
poquito más”. Esto a la larga no solo genera rechazo por la comida, sino además la sensación
de que su propio registro de estar lleno no es válido, ya que su educadora no lo reconoce.
El adulto es el que se adapta al ritmo del niño/a y a sus movimientos; tendrá en cuenta cuanto
tiene que llenar la cuchara, cómo inclinar el vaso, a qué velocidad darle de comer.
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Es necesaria una actitud de serenidad, no adelantarse, esperar a que la niña o el niño abra la
boca para meterle la cuchara. No forzar el ritmo.
Algunos niños y niñas disfrutan de comer lentamente sin apuro, otros se impacientan si no se
les da rápidamente una cucharada tras otra. Por ello, es importante adaptarse a cada niño/a,
actuar de acuerdo con sus necesidades.
Acompaña con la palabra. La palabra le permite tomar conciencia de las sensaciones que le
produce la comida. Pone palabra al interés del niño o la niña, reconduciendo a la acción que
están compartiendo, la comida.
El espacio del aula en el que discurra la comida debe ser un espacio no de paso, y tampoco
central en el aula para que el espacio de juego sea el protagonista y esto permita que la
atención de los niños y niñas que no están comiendo esté centrado en su actividad autónoma.
MESA INDIVIDUAL
Los niños y niñas pasan del regazo a la mesa individual cuando observamos las
siguientes señales:
● Pueden sentarse y levantarse de una silla y se mantiene sentado de forma
estable.
● Beben del vaso sin derramar en exceso
● Si tiene interés y comprende que se espera de él