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La historia de la energía nuclear en España comenzó en octubre de 1948, cuando un grupo de

militares y científicos españoles se reunieron en el Laboratorio y Taller de Investigación del


Estado Mayor de la Armada (LTIEMA) con el objetivo de constituir el organismo denominado
Junta de Investigaciones Atómicas, que se enfocaría en tres actividades principales: la
formación de personal de alta cualificación, el estudio de la explotación de yacimientos
uraníferos y el desarrollo de técnicas relacionadas con la extracción, metalurgia y física del
uranio. Para dotar a la Junta de Investigaciones Atómicas de mayor solidez técnica, se creó la
Sociedad de Estudios y Proyectos de Aleaciones Especiales (EPALE), ampliando sus actividades
en las áreas de geología, minería, física, química y metalurgia.

En 1951, el organismo se rebautizó como la Junta de Energía Nuclear (JEN) como centro de
investigación y desarrollo de la tecnología nuclear en España. En 1967, la JEN puso en marcha
una pequeña instalación piloto llamada Planta Caliente M-1 para el tratamiento de los
primeros combustibles irradiados producidos en España y procedentes del reactor JEN-I.

Entre los años 1968 y 1970 se pusieron en marcha las centrales nucleares de José Cabrera,
Vandellós I y Santa María de Garoña que constituyeron la primera generación de centrales
nucleares en España.

En 1972 fue constituida la Empresa Nacional de Uranio (Enusa), encargada de la gestión del
aprovisionamiento de concentrados de uranio y de los servicios de conversión y
enriquecimiento, así como del abastecimiento a todas las centrales nucleares españolas. Sus
actividades de explotación estuvieron centradas en yacimientos existentes en la provincia de
Salamanca.

En 1980, con la ley de creación del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), se separó la JEN en
dos organismos: el CSN se encargaría de las funciones reguladoras en materia de seguridad
nuclear y protección radiológica, y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales
y Tecnológicas (CIEMAT), se encargaría de los proyectos de investigación y desarrollo en cuatro
áreas diferenciadas: investigación Básica (fusión y altas Energías), tecnología nuclear,
Protección radiológica y Medio ambiente y energías renovables.

En 1984 se constituyó por Real Decreto la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa),
con la responsabilidad de establecer planes para la gestión de los residuos radiactivos y poner
en marcha un sistema de gestión de los residuos de baja y media actividad generados en
España. En 1992 entró en funcionamiento el Centro de Almacenamiento de Residuos de Baja y
Media Actividad de El Cabril, en la provincia de Córdoba.

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