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Geografía política 71 (2019) 10–25

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'Agro sí, mina NO!' la mina de cobre Tía María, el terrorismo de estado y la guerra T
social por todos los medios en el Valle de Tambo, Perú
Alejandro Dunlap
Centro para el Desarrollo y el Medio Ambiente de la Universidad de Oslo, Noruega

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO RESUMEN

Palabras clave: La mina de cobre Tía María, situada sobre el valle agrícola de Tambo, al suroeste de Perú, ha provocado casi diez años
Perú de conflicto prolongado. Este conflicto comenzó en 2009, sin embargo, Southern Copper Perú o Southern, una subsidiaria
Conflicto ambiental de Grupo México, ha enfrentado una fuerte resistencia. Este artículo explora las 'reacciones políticas desde arriba',
contrainsurgencia examinando cómo Southern y el gobierno peruano han negociado el rechazo popular a la mina. Los residentes han
Resistencia
organizado una consulta popular, manifestaciones a gran escala, bloqueos de carreteras y huelgas generales, que han
Minería
sido respondidas con una represión violenta. Revisando la ecología política de la contrainsurgencia, que estudia las
responsabilidad social corporativa
técnicas de guerra socioecológicas empleadas para controlar los recursos humanos y naturales, y relacionándola con el
discurso de la guerra social, esta sección sienta las bases teóricas para discutir la coerción y el 'componente de guerra
social' presente en los recursos naturales. extracción. Esto conduce a una descripción general de la relación entre las
fuerzas de seguridad peruanas y las industrias extractivas, seguida de una breve cronología del conflicto de Tía María.
Las dos secciones subsiguientes ofrecen un análisis de ecología política de varias técnicas de contrainsurgencia 'duras'
y 'blandas' empleadas por el estado peruano y Southern en un intento de pacificar el malestar social y socializar la
aceptación del proyecto. La sección final analiza el enfoque de contrainsurgencia de 'gobierno completo' empleado,
reconociendo cómo los arreglos institucionales actuales y los imperativos comerciales están diseñados para anular las
preocupaciones socioecológicas populares. Apoyando el discurso de la guerra social, el artículo sostiene que el aparato
estatal y la política misma sirven como un instrumento de pacificación social y explotación ecológica independientemente
de las preocupaciones ecológicas y climáticas generalizadas.

Pacificación: el proceso militar, político, económico y social de establecer o
restablecer un gobierno local que responda a la participación del pueblo y que
implique su participación. Incluye la provisión de seguridad territorial sostenida y
creíble, la destrucción del gobierno clandestino del enemigo, la afirmación o
reafirmación del control político y la participación del pueblo en el gobierno, y el inicio
de una actividad económica y social capaz de autosostenerse. y expansión. El
elemento económico de la pacificación incluye la apertura de caminos y vías fluviales
y el mantenimiento de líneas de comunicación importantes para la actividad
económica y militar.
Coronel Erwin Brigham, junio de 1968
grupos de la sociedad civil, esta última declaró una huelga indefinida el 23 de marzo de
2015. Esta es la segunda vez que cientos de personas comenzaron a protestar para
evitar que la mina ingrese al Valle de Tambo en la provincia de Islay, suroeste de Perú
(Fig. 1). Las manifestaciones y los bloqueos de carreteras se extenderían por todo el
Valle. La plaza San Francisco, en la ciudad de Cocachacra, fue un punto central de
reunión, con bloqueos de caminos hechos de piedras y palos con personas ondeando
sus banderas verde neón sobre sus cabezas que decían: '¡Agro sí, mina NO!'—Agricultura
sí, el mio NO! A las dos de la tarde del 28 de marzo de 2015, la policía comenzó a
disparar bombas lacrimógenas contra la multitud para dispersar la protesta y romper la
barricada: 'con los gases lacrimógenos la gente no podía respirar y había que correr',
explica 'Kali', quien continúa:

1. Introducción
El 1 de agosto de 2014, el Ministerio de Energía y Minas (MEM) de Perú aprobó el
segundo estudio de impacto ambiental (EIA), que permitió el inicio de la explotación
minera de la Mina de Cobre Tía María. Cuando fracasó el diálogo entre el Gobierno
peruano y
Todo el mundo estaba corriendo y saltó la acequia y no pude llegar. Cuando quise
saltar, me caí al agua y sentí que otra persona me caía encima y era un policía. El
agua nos llevó treinta metros río abajo y el policía me soltó, porque los dos
forcejeábamos y el agua nos llevaba. La corriente de agua era fuerte y la acequia de
riego estaba

Dirección de correo electrónico: alexander.a.dunlap@gmail.com.

https://doi.org/10.1016/j.polgeo.2019.02.001 Recibido
el 13 de septiembre de 2018; Recibido en forma revisada el 29 de enero de 2019; Aceptado el 1 de febrero de
2019 Disponible en línea el 16 de febrero de 2019 0962-6298/ © 2019 The Author. Publicado por Elsevier Ltd. Este
es un artículo de acceso abierto bajo la licencia CC BY (http://creativecommons.org/licenses/BY/4.0/).
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Fig. 1. Perú, Valle del Tambo y proyecto Tía María. Fuente: La República.
2,5 m de ancho y el agua era así de profunda, aquí [sobre la altura del
pecho]. Nosotros tampoco aguantamos, así que me soltó y se agarró
de una rama…. El agua me llevó más lejos, como ochenta metros,
hasta una balsa de riego y un puente de cemento. Allí me esperaban
muchos policías y no tenía otra opción, tenía que pasarlos.
Justo antes de pasar por debajo del puente, unos seis o siete policías
saltaron al agua y no fue para sacarme del agua, eso hubiera sido
bueno. En cambio, comenzaron a golpearme, ¡fuerte, duro, duro!
Intentaban ahogarme y cuando estaba en muy mal estado me llevaron
al borde del canal. Entonces uno de los policías dice: “Ese tipo casi se
muere”. En ese momento, piensa en mis pantalones, ¿dónde voy a
tener unas piedras y un Honda [tiro de honda de largo alcance]?
Estuvimos en ese lugar como cinco minutos y me levantaron y me
arrastraron en dirección a la comisaría.
Y en ese momento aparece el policía que estaba en el agua conmigo
y los otros policías dicen: “¡Comandante! ¡Atrapamos uno!”
[Comandante:] “Este hijo de puta (conchasumadre) se me escapó”. Y
luego me llevaron a la comisaría y el Comandante Raúl Genaro Acosta
llegó quince minutos después y entre insultos me dijo: “Manos de puta
en la pared” y siento que me mete las manos en el bolsillo izquierdo.
Así que miro hacia abajo y veo que está poniendo piedras y un Honda
en mi bolsillo. Así que golpeo su mano y digo: “¿Qué haces
Comandante? ¿Por qué me pones eso cuando nunca tuve eso? Y le
dice a otro oficial, “póngale esto, escriba esto en el informe policial y
voy a firmar”. Y eso fue lo que hizo: Raúl Genaro Acosta. Pasé catorce
meses en prisión y salí de ese lugar el 4 de noviembre de 2016.1
Esta práctica policial de plantar armas a los manifestantes una vez
detenidos fue común durante el conflicto de Tía María. Este conflicto
comenzó en 2009, pero Southern Copper Perú, subsidiaria de Grupo México,
1
Entrevista 2, 01-12-2018. Nota: Esta larga pena de prisión también estaba
relacionada con la violación de la libertad condicional al no presentarse en la comisaría el componente de guerra social dentro del proyecto Tía María, el artículo
todos los lunes.
11
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ya comenzó a evaluar la reserva mineral situada sobre el valle agrícola
de Tambo en 2000. Negoció con funcionarios gubernamentales y
funcionarios públicos en 2005 y luego brindó tres consultas (audiencias)
al valle de Tambo. La tercera consulta en agosto de 2009, sin embargo,
es cuando estalló el conflicto abierto. La gente comenzó a amotinarse, a
arrojar piedras y sillas de plástico a los representantes de Southern
Copper Perú (en adelante, Southern) luego de que la empresa anunciara
su preferencia de usar agua subterránea y de río, no agua de mar con
una planta desalinizadora en la mina (Jaskoski, 2014; Romero, 2017). Lo
que comenzó aquí se convertiría en un conflicto prolongado que, desde
2011, ha resultado en ocho muertos, siete manifestantes y un oficial de
policía, cientos de heridos y el presidente Ollanta Humala declaró un
estado de emergencia de sesenta días el 9 de mayo de 2015.
Basándose en la literatura sobre ecología política y estudios agrarios
críticos (Ulloa, 2013/2005, 2017; Fairhead, Leach y Scoones, 2012; Borras
et al., 2012; Sullivan, 2013; Aguilar-Støen, 2016; Cavanagh y Benjaminsen,
2017) ), este artículo busca explorar las 'reacciones políticas desde
arriba' (Geenen & Verweijen, 2017: 2) a través de la lente de la
contrainsurgencia. Examinará las estrategias, tácticas y enfoques
empleados por y entre Southern Copper y el Estado peruano para mitigar
y reprimir el rechazo popular al proyecto Tía María. Al hacerlo, el artículo
contribuye al estudio de la 'minería militarizada' (Gedicks, 2015: 146),
la criminalización de la defensa de la tierra (Middeldorp, Morales, &
der Harr 2016; Birss, 2017; Rasch, 2017; Dunlap, 2018/ 2017; Brock &
Dunlap, 2018; Middeldorp & Le Billon, 2019) y la militarización más allá
del campo de batalla en general. Atendiendo al llamado de Marta Conde
y Philippe Le Billon (2017: 693) para una mayor investigación sobre 'la
criminalización de la disidencia por parte del Estado y la represión de la
resistencia por parte de las empresas mineras', este artículo aborda los
conflictos ambientales a través de la contrainsurgencia para diseccionar
críticamente las relaciones de la fuerza y los esfuerzos de ingeniería social
empleados en el pasado y en el presente (en diversas intensidades) para
abrir y mantener sitios de extracción de recursos naturales. Destacando
argumenta que el gobierno peruano y Southern Copper están empleando una contrai
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enfoque articulado a través de asociaciones público-privadas formales e informales2 para
la ingeniería social de la extracción del subsuelo.
El artículo se basa en una investigación de campo en el Valle de Tambo realizada
entre el 28 de diciembre de 2017 y el 22 de febrero de 2018, que empleó
observación participante, entrevistas semiestructuradas e informales.
Las entrevistas se realizaron en varios pueblos del Valle de Tambo:
Cocachacra, El Fiscal, Pampilla, Punta de Bombón, Nuevo Arenal, La
Curva y Mejía (Fig. 1). Las entrevistas se abordaron a través de una red preestablecida de
intermediarios (de confianza) de la región, que
facilitó hacer contactos iniciales a través de sus redes familiares y comerciales en el Valle
de Tambo. Esto fue seguido por oportunistas
muestreo en espacios públicos (calles, taxis, mercados, tiendas y restaurantes) que, previa
explicación del proyecto de investigación y anonimización
de nombres en el texto final,3 los participantes identificarían preferencia por
entrevistas informales o semiestructuradas. Esto incluyó numerosos inter
puntos de vista con representantes de la empresa, ansiosos por explicar su versión de
evento, y agentes municipales a los que me acerqué o fui presentado por
intermediarios En total se realizaron sesenta entrevistas informales y cuarenta y siete
semiestructuradas grabadas junto con un amigo e intérprete, Carlo Eduardo Fernández
Valencia, quien tiene raíces de muchos años.
en el Valle del Tambo. Hubo más de 1308 min4 de audio grabado de
entrevistas semi-estructuradas. La mayoría de los participantes en la investigación fueron
mujeres, al mismo tiempo que incluye una amplia gama de ocupaciones: agricultores,
pescadores, comerciantes, almaceneros, funcionarios, representantes de empresas,
líderes actuales y/o ex-líderes de grupos de la sociedad civil, conservacionistas, un
abogado y un contratista de seguridad privada. Si bien se registra la ubicación de las
entrevistas, no indica dónde están los participantes de la investigación.
en vivo, como por ejemplo un taxista entrevistado informalmente en Punta
Vivo en Mollendo. Preguntas centradas en lo que los participantes de la investigación
reflexionó sobre la mina Tía María, su experiencia con el conflicto
y las acciones de Southern en el Valle para imponer la mina. Investigar
los participantes estaban desproporcionadamente en contra de la mina: semi-estructurados
entrevistas articularon 35 puntos de vista 'anti-mina' y 11 'pro-mine' (y uno
exentos), mientras que las entrevistas informales tuvieron 41 antiminas y 19 prominas.
Las entrevistas se complementaron con investigaciones secundarias: libros,
artículos, periódicos, blogs y material de relaciones públicas. Información
se trianguló a partir de material de investigación secundario, discusiones de verificación
con intermediarios, temas repetidos de entrevistas y
preguntas de seguimiento con varios actores. Por el nivel de conflicto
en esta región, preservar la confidencialidad de los participantes en la investigación es un
prioridad en esta contribución.
El resto de este artículo está estructurado de la siguiente manera. la siguiente sección
revisa la ecología política de la contrainsurgencia, discutiendo su relación con el discurso
de la guerra social y la violencia dentro de la investigación extractiva. Esto lleva a revisar
la relación entre las fuerzas de seguridad peruanas y las industrias extractivas, a lo que
sigue una breve
Cronología del conflicto de Tía María. Las dos secciones siguientes profundizan
analizar las diversas técnicas de contrainsurgencia 'duras' (directas) y 'blandas' (indirectas)
empleadas por el estado peruano y el Sur en un
intento de apaciguar el malestar social y la ingeniería social de la aceptación de
el proyecto Tía María. La sección final analiza la contrainsurgencia de "todo el gobierno"
como la ingeniería social de extracción,
reconocer cómo los arreglos institucionales actuales y los imperativos comerciales están
diseñados para anular las preocupaciones socioecológicas populares
sobre la extracción industrial de minerales (ver Orozco & Veiga, 2018).
Apoyando el discurso de la guerra social, el artículo sostiene que el estado
aparato y la política misma sirven como instrumento de pacificación social
y explotación ecológica independientemente de las condiciones ecológicas y climáticas.
preocupaciones
2 con frecuencia, como sugiere el discurso de la guerra social, el ataque preventivo y
Sobre las asociaciones público-privadas, véase Hildyard (2016).
3 sistemático a los manifestantes no violentos (Dunlap,
Nota: una entrevista no está fechada a propósito para evitar la triangulación de ubicación.
Además, algunas personas entrevistadas insistieron en usar su nombre real
independientemente del consejo en contrario.
4
La duración media de la entrevista fue de 28 min.
12
Geografía política 71 (2019) 10–25
2. La ecología política de la contrainsurgencia
El equipo, las técnicas y las estrategias militares siguen siendo fundamentales para
control de la tierra y extracción de recursos naturales. Las tecnologías coercitivas son
instrumental a lo que Tania Murray Li (2014: 592) llama, 'rendir tierra
invertibles', que están creando las condiciones para la inversión y el desarrollo del paisaje.
Hacer que la tierra sea invertible, Le Billon y
Sommerville (2017: 214), requiere tres factores: crear un
narración que exclama los beneficios financieros y sociales del proyecto de desarrollo;
construir y hacer cumplir un marco legal adecuado a los intereses transnacionales,
nacionales y de élite (a menudo a expensas
de comunidades rurales); y movilizar la mano de obra, la infraestructura y el
recursos necesarios para llevar a cabo la extracción de recursos naturales. Esfuerzos
gubernamentales y corporativos para controlar la tierra y hacerla invertible
han llevado a un aumento de la investigación que examina la militarización de la naturaleza.
Destacado por el trabajo académico sobre las relaciones imperiales / coloniales
(Galeano, 1997/1973; Rodney, 2009/1972), la geopolítica de los recursos
guerras (Le Billon, 2001, 2012), encuadres de nacional y ambiental
discursos de seguridad (Huff, 2017; Peluso & Watts, 2001), ambientales
conflictos (Gedicks, 2015; Martínez-Alier, 2002), movimiento social
teoría (Bebbington et al., 2008: 2888–2905; Middeldorp et al., 2016;
Verweijen, 2017: 1–17) y vigilancia (Williams, 2007/2004; Dunlap,
2014b) ha sentado lentamente las bases para que surja la contrainsurgencia
como foco en los conflictos ambientales.
El surgimiento de la contrainsurgencia también se superpone con investigaciones
recientes sobre la 'militarización verde' (Lunstrum, 2014; Massé & Lunstrum,
2016), 'violencia verde' (Büscher & Ramutsindela, 2016), 'Green Wars'
(Büscher & Fletcher, 2018) y la 'reverdecimiento de las fuerzas armadas' (Bigger &
Neimark, 2017; Dunlap, 2017a). La investigación de la ecología política sobre la
contrainsurgencia reveló que no solo es fundamental para el estado nación
formación, sino también la creación de 'bosques nacionales', ciudades actuales
y la producción del espacio en general (Peluso & Vandergeest,
2011). La contrainsurgencia y el crecimiento económico conservan una profunda afinidad
con respecto a las formas en que los esfuerzos de seguridad militar crean las condiciones
para la acumulación de capital, ya sea en relación con los parques de conservación
(Verweijen & Marijnen, 2018; Ybarra, 2012); esquemas de desarrollo
(Copeland, 2012; Devine, 2014; Grajales, 2013; Marijnen, 2017; Paley,
2014; Precio, 2014); la economía verde o 'productos básicos del cambio climático'
(Dunlap & Fairhead, 2014: 938; Dunlap, 2018/2017). Es más,
la contrainsurgencia y la extracción de recursos naturales, como se desarrollará más
adelante, mantienen una relación que es a la vez un matrimonio ilustre
y asunto secreto.
La contrainsurgencia es definida por Kilcullen (2006: 29, 31) como 'una
competencia con el insurgente por el derecho y la capacidad de ganar la
corazones, mentes y aquiescencia de la población', donde 'corazones' son
explicado como 'persuadir a la gente de que sus mejores intereses son atendidos por su
éxito' y 'mentes', 'convenciéndolos de que puedes protegerlos, y
que resistirte no tiene sentido'. La contrainsurgencia es un tipo de
guerra —combate de 'baja intensidad' o 'asimétrico'— y estilo de guerra
que enfatiza redes de inteligencia, operaciones psicológicas, medios
manipulación, provisión de seguridad y desarrollo social para mantener
legitimidad gubernamental y, en el caso a continuación, extractiva (FM3-24,
2014; Dunlap, 2018a). Pacificación y establecimiento del control político,
como lo demuestra el Coronel Erwin Brigham (1968: 27) más arriba, no se centra tan
sólo en la fuerza coercitiva, sino en iniciar "reacciones económicas y sociales".
actividades' relacionadas con la apertura de caminos, cursos de agua 'y el mantenimiento
de líneas de comunicación importantes para la actividad económica y militar». La
contrainsurgencia combina la fuerza bruta de la guerra convencional 'dura' y las estrategias
de guerra social 'suave' que forman una estrategia más amplia.
reforzándose mutuamente la estrategia gubernamental-corporativa, disciplinando,
encantar y diseñar los 'corazones' y las 'mentes' de las poblaciones objetivo. Esto incluye
2014b, 2016, 2018a; Brock & Dunlap, 2018) para hacer cumplir el presente
trayectoria de la economía política.
Las ideas del campo emergente de la ecología política de
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A. Dunlap
la contrainsurgencia son importantes, pero sus perspectivas teóricas aún pueden
desarrollarse más. La literatura existente conserva ideas y hallazgos variados
basados en análisis históricos, énfasis en operaciones policiales-militares
coercitivas 'duras' o tecnologías sociales cívico-militares 'blandas', entre otros.
Mientras que la literatura sobre militarización verde y guerra, hasta cierto punto,
sirve como excepciones, la erudición sobre conflictos ecológicos rara vez reconoce
el alcance de la violencia o la importancia de un 'componente de guerra social'.
Este componente se define como el reconocimiento, en su totalidad o en parte, de
las diversas estrategias, técnicas y tecnologías de guerra entrelazadas con la
configuración de los paisajes, las transacciones de tierras y la protección de las
operaciones extractivas 'verdes' o convencionales existentes. El término 'guerra
'
social; tiene su República
origen en la Guerraaprendió
romana Social Romana (91-89 a. C.),de
la indispensabilidad donde la
las concesiones
políticas y el desarrollo de técnicas para la estabilidad interna, en contraposición a
las técnicas de guerra convencionales excluyentes (Dunlap, 2014a; Trocci, 2011).
Se desarrollaron técnicas de inclusión, interviniendo en las relaciones
socioculturales de las personas mediante el despliegue de comodidades sociales,
derechos y ciudadanía para pacificar la insurrección y estabilizar internamente una
república en crecimiento, que son fundamentales para los procesos de
territorialización (ver Rasmussen & Lund, 2018: 388–399) y técnicas de
contrainsurgencia 'suaves'. La guerra social, podría decirse, fue una de las
primeras estrategias biopolíticas concesionarias para consolidar y hacer avanzar
el poder imperial.
Realizando el estudio genealógico del dicho de von Clausewitz (2007/1827:
7): 'la guerra no es más que la continuación de la política con otros medios' (énfasis
original), Michel Foucault (2003: 60) encuentra 'el gran tema y la teoría de la
guerra' como el discurso central que sustenta las afirmaciones de von Clausewitz.
El discurso se resume mejor en sus defensores del siglo XVII, los Diggers:
Tenemos que defendernos de nuestros enemigos porque los aparatos de
Estado, la ley y las estructuras de poder no solo no nos defienden de nuestros
enemigos; son los instrumentos que utilizan nuestros enemigos para
perseguirnos y subyugarnos (Foucault, 2003: 62).
El discurso de la guerra social es un reconocimiento temprano de la biopolítica,
articulando una desconfianza radical en el poder estatal e institucional, mientras
ofrece una antipolítica que , a diferencia de la de Ferguson (1994), ve el sistema
político, su economía, las divisiones del trabajo y la jerarquía como un sistema de
subyugación (ver Anónimo, 2012; Dunlap, 2014a; Shahin, 2016). Relevante para
la ecología política anarquista (Springer et al., 2019), el discurso de la guerra
social se dedicó históricamente a revelar 'la guerra interna o la guerra social'
librada contra las poblaciones (Foucault, 2003: 89), mientras que la
contrainsurgencia es la ciencia de esta guerra. , o 'la guerra del progreso', diseñada
para afirmar el aparato estatal, la economía política/acumulación primitiva y la
sumisión cognitiva a la ideología del progreso (tecno-industrial) (Dunlap, 2014b:
55). Mientras algunos afirman que 'no hay base para esta concepción' de la política
(Owens, 2017: 7), el teniente coronel retirado David Kilcullen (2012: 130) nos
recuerda que 'la contrainsurgencia, entonces, o contrainsurrección, parece ser una
es durante la institución social humana que ha sido parte del papel de prácticamente
todos los gobiernos en la historia y quizás incluso define en parte lo que queremos
decir con la palabra "estado".' Además, Kilcullen (2012: 145), reconociendo el
estado actual de y tecnología, afirma que 'las contrainsurgencias de hoy pueden
ser 100 por ciento políticas'.
El discurso de la guerra social es el reconocimiento de las operaciones de
contrainsurgencia, mientras que la ecología política de la contrainsurgencia
disecciona las técnicas de guerra socioecológica empleadas, pasadas y presentes,
para controlar los recursos humanos y no humanos. Se trata de desentrañar la
'violencia (estructural) lenta' necesaria para construir (Gamu & Dauvergne, 2018;
Nixon, 2011; Springer & Le Billon, 2016), lo que Foucault (1995: 168-9) llama el
'sueño militar de sociedad' trabajando para perfeccionar una 'paz y un orden
internos' basados en 'el mecanismo del ejército perfecto, de la masa disciplinada,
de la tropa dócil y útil, del regimiento en campamento'. Este 'sueño militar de la
sociedad' es la sociedad industrial, que busca perfeccionar la economía política de
las poblaciones, el crecimiento económico y la extracción de recursos. La ecología
política de la contrainsurgencia cuestiona estas relaciones de fuerza —coerción—
e ingeniería social
13
Geografía política 71 (2019) 10–25
necesarios para la sociedad industrial, sus iniciativas de desarrollo y las
operaciones de extracción de recursos. Por lo tanto, la ecología política de la
contrainsurgencia disecciona los arreglos institucionales, así como la política
misma, a medida que los entornos militarizados se normalizan progresivamente
en la vida cotidiana de los investigadores, los participantes de la investigación y
los paisajes de todo el mundo.
La ecología política de la contrainsurgencia emerge como un estudio de la
guerra social, 'ampliando la noción de conflicto' y profundizando los enfoques
metodológicos de la coerción dentro de la investigación extractiva (Huff, 2017:
168), ofreciendo cuatro pilares preliminares. Primero, la ecología política de la
contrainsurgencia cuestiona las relaciones de fuerza o los métodos de violencia
científica empleados para dominar, controlar y pacificar a las personas ante los
imperativos de gobiernos, empresas o facciones de élite. Un componente central,
relacionado con la gubernamentalidad (Andreucci & Kallis, 2017), es examinar la
construcción y normalización de la legitimidad, que está vinculada a la focalización
e intervención en la sociabilidad y las relaciones socioculturales de las personas,
por lo tanto, la guerra social (ver Dunlap, 2014a). En segundo lugar, estas
intervenciones en las personas, como documentan Peluso y Vandergeest (2011) ,
suelen ir acompañadas de intervenciones en los paisajes, las naturalezas no
humanas y el espacio en general. En tercer lugar, esta perspectiva desentraña la
horizontalidad del conflicto comunal o interétnico, trazando la economía política de
las divisiones sociales y cómo los discursos raciales, de casta y de género y las
líneas divisorias se ponen en práctica al servicio del control de la tierra y la
extracción de recursos naturales. Y estrechamente relacionada con las tres, la
cuarta perspectiva pregunta si y cómo las reacciones políticas desde arriba son
diseñadas socialmente al servicio del control estatal, la acumulación de capital u
otras agendas políticas y de élite.
'La invasión es una estructura, no un evento', nos recuerda Patrick Wolfe
(2006: 388), que es el argumento del discurso de la guerra social y, en gran parte,
el foco de la ecología política de la contrainsurgencia. Al cuestionar las técnicas
de guerra socioecológicas empleadas para controlar los recursos naturales y
humanos, la ecología política de la contrainsurgencia ofrece afinidad con la teoría
del posdesarrollo y la descolonización al interrogar activamente la modalidad
pasada y presente de esta estructura de invasión, que puede llamarse la 'matriz
colonial de poder', 'el estado', 'capitalismo', 'industrialismo' o el 'sistema tecno-
industrial' dependiendo de la perspectiva de cada uno. El enfoque central es
examinar el control político y ambiental, y las técnicas y estrategias (de guerra)
utilizadas para asegurarlo. Dicho de otra manera, la ecología política de la
contrainsurgencia pregunta cómo puede cualquier entidad (externa), a menudo en
menor número, ingresar a una región para capturar recursos, establecer
gobernabilidad y mantener un nivel relativamente alto de legitimidad real o
imaginaria (ver Foucault, 2003 ). ; Dunlap, 2014a, 2019)? Esta es la pregunta que
se explora en torno a la mina Tía María, que detalla cómo esta mina popularmente
disputada y controvertida está invadiendo y tratando de establecer la legitimidad
para explotar los recursos minerales en las colinas del Valle de Tambo.
3. Perú: conflictos ambientales y servicios de seguridad
La Defensoría del Pueblo del estado peruano5 registró 224 conflictos sociales
en 2013, 149 (67 por ciento) fueron conflictos socioambientales y 108 relacionados
con actividades mineras (Lust, 2014). Para el 2014, las concesiones mineras
ocupaban el 20,42% del país (Romero, 2017: 15), mientras que la inversión minera
en el Perú aumenta un 3,8%, totalizando USD 2.833 millones en agosto de 2017
(MEM, 2018). Al organizar el país en torno a un modelo extractivista de desarrollo,
una estrategia de crecimiento económico centrada en la demanda y extracción de
recursos naturales basada en el mercado (Bebbington, 2012; Brundenius, 1972),
Perú ha estado plagado de varios proyectos de extracción y, en consecuencia,
una plétora de conflictos ambientales con poblaciones rurales e indígenas
(Bebbington et al., 2008: 2888–2905; Bebbington, 2012; Bebbington & Bury, 2013;
Jaskoski, 2014; Arce, 2014; Gustafson y Solano, 2016). Este modelo de desarrollo
extractivista, y los conflictos resultantes, han hecho que las fuerzas armadas y
militares peruanas
5
Ver https://www.defensoria.gob.pe/.
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policías, especialmente la Policía Nacional del Perú (PNP), compañeros de
empresas extractoras.
En la década de 1980, el arma maoísta Sendero Luminoso
de elección fue la dinamita robada de las minas, más tarde utilizada para atacar a civiles y
infraestructura extractiva (McClintock, 2005). Sendero Luminoso sumergido
Perú a la guerra revolucionaria en mayo de 1980, que se convirtió en una prolongada
'Guerra Sucia' que duró hasta el año 2000 (ver Stern, 1998). El despliegue
de las tácticas terroristas de las fuerzas de Sendero sirvieron de pretexto para una serie de
leyes, Ley del Sistema de Defensa (1987), Ley Orgánica del Ministerio de Defensa
(1987) y una serie de decretos de 1991, 2002 y 2007, que permiten la
militares no sólo para 'asumir el control del orden interno' durante los Estados de
Emergencia (Jaskoski, 2013: 65), pero también para contratar con particulares
compañías. En Política Militar y Democracia en los Andes, Maiah
Jaskoski (2013) revela la aversión de los militares a involucrarse en
operaciones de contrainsurgencia, que convirtieron a la Policía Nacional del Perú (PNP)
en los practicantes preferidos. En la década de 1990 y principios de la de 2000, "la
la policía nacional aumentó considerablemente su participación en la contrainsurgencia'
contra las fuerzas de Sendero, explica Jaskoski (2013: 75), al
señalar que 'la policía nacional ha ampliado su capacidad de contrainsurgencia
actividades, invadiendo potencialmente el dominio del ejército y amenazando su futura
participación en el presupuesto». Mientras que el PNP se convirtió en el principal
especialista en operaciones de contrainsurgencia, la relación de los militares
con las empresas extractivas creció. Además, la constitución alentó, bajo contratos de
'recursos directamente recaudados' (RDR), la
militar para alquilar equipo (vehículos, helicópteros y equipo especializado,
etc.), infraestructura y personal a empresas privadas de petróleo y minerales.
Se redactaron contratos con los comandantes del ejército local y entre los
años 2003-2005, RDR comprendió aproximadamente ocho a once por ciento del
presupuesto de defensa y podría cubrir entre 5 y 50 por ciento de
gastos de funcionamiento de la base militar. Este trabajo resultó muy lucrativo para
comandantes militares y ofreció beneficios para los soldados, como medicamentos, pasajes
aéreos con descuento y acceso a alimentos y alojamiento más deseables
(Jaskoski, 2013). Las empresas de extracción se volvieron cada vez más influyentes
en la dirección de patrullas militares, la contratación de 'unidades del ejército peruano para realizar
patrullas de contrainsurgencia' y, en algunos casos, el ejército 'realizó
trabajo policial para empresas' (Jaskoski, 2013: 168). Destaca entre estos
empresas, según 'un ex oficial de seguridad privada' fue
Southern Copper Perú (Jaskoski, 2013: 171), que 'recibió ejército
protecciones, lo que sugiere que las empresas mineras privadas han demostrado
excepcionalmente influyente en términos de afectar el comportamiento del ejército'. La
'curitización de los recursos estratégicos' entonces, como destaca Middeldorp
et al. (2016: 934), se convierte en un proceso recíproco que se autorrefuerza: 'el
militar se despliega para proteger la extracción en curso, y el recurso
los ingresos de la extracción se invierten a su vez en el ejército». Este ciclo de autorrefuerzo
no se limita al sector extractivo y es más
ampliamente implicado en la creciente militarización y mercantilización de
naturaleza antes mencionada.
Bajo el presidente Alan García (2006-2011) seguridad pública y privada
las alianzas se expandirían para incluir a la Policía Nacional del Perú
(PNP). La construcción de los defensores de la tierra indígena como la 'interna
enemigo' (Andreucci & Kallis, 2017), una vez reservado para Sendero Luminoso
allanó el camino para El Decreto del 11 de julio de 2009 que autorizó 'la prestación de
servicios extraordinarios adicionales por parte de la Policía' (Grufides,
2013: 9), en forma de dos tipos de contratos: institucionales e individualizados. Los
contratos institucionales requieren un acuerdo entre los
Director General de la PNP y las personas o entidades que solicitan la protección, las
cuales pueden clasificarse como servicios permanentes u ocasionales .
El servicio permanente sería por un período de tiempo específico y ocasional
sería para solicitudes cortas entre una y ocho horas. Los 'servicios adicionales
extraordinarios' individualizados son realizados por policías fuera de servicio, que solo
requieren un acuerdo con los oficiales individuales (Grufides, 2013: 9), esto último podría
leerse como legalización del paramilitarismo. La PNP actualmente presta servicio a más de
22 minas en
en 11 regiones con más de 485 policías trabajando con minería
empresas 'para "prevenir, detectar y neutralizar" las amenazas mediante
medidas cautelares, vigilancia y patrullajes' (Grufides, 2013: 10).
14
Geografía política 71 (2019) 10–25
Las amenazas se entienden como 'actos delictivos, agresiones, actos de sabotaje,
y terrorismo', que también podría incluir 'actos de naturaleza amenazante'
especificados como "guerra civil, invasión, insurgencia, huelgas, disturbios internos,
disturbios civiles, rebelión, vandalismo y otras acciones delictivas y terroristas
acción' (Grufides, 2013: 10). Jaskoski (2013) demuestra que la
la policía—específicamente la PNP—han superado al ejército y
han tomado la delantera en las operaciones de contrainsurgencia a nivel nacional.
Dentro de la PNP se destaca la DINOES (División Nacional de Especialistas
Operaciones) capacitados para actividades 'antisubversivas' y desplegados en
apoyar operaciones extractivas (Gustafson y Solano, 2016).
Expansión de la contrainsurgencia por parte de las agencias de seguridad peruanas
encaja con los planes de los Estados Unidos para enviar más de 3000 US
soldados a PERÚ para la interdicción de narcóticos y para combatir a los insurgentes,
que la Escuela de las Américas (SOA) Watch (Bravo, 2015: 1) cree
es 'un disfraz para el control militar y la represión de los movimientos sociales,
especialmente aquellos que defienden sus recursos naturales' (ver también Paley,
2014). Esta proliferación de acuerdos de seguridad público-privada ha
transformó a las fuerzas de seguridad pública en contratistas privados. Además, de acuerdo
con la Ley N° 30151 de enero de 2014, los miembros de
las fuerzas armadas y la PNP están exentas de responsabilidad penal
si causan lesiones o la muerte en el trabajo. Los grupos de derechos humanos han
llamó a la Ley N° 30151 una 'licencia para matar' (FLD, 2017: 2). Estos acuerdos también
son utilizados por Southern Copper, que registró un
acuerdo en 2010 con la PNP XI Dirtepol de Arequipa para 'brindar
servicios extraordinarios' bajo un contrato de 'servicio individualizado'6
(Palomino, 2015). Así se otorga impunidad bajo la Ley N° 30151 a
personal de seguridad, que parece haber tenido efecto durante la Tía
Conflicto de María.
4. El proyecto y el conflicto de Tía María
Southern comenzó a realizar extensos estudios geológicos y geoquímicos
estudios en 2003, que fue seguido por el Ministerio de Energía y
Minas (MEM) otorgando aprobación para un estudio de impacto ambiental (EIA) en 2006
(Castillo Fernández et al., 2011). Sin embargo, desde
2012, el MEM es responsable de aprobar los EIA y no el Ministerio
del Medio Ambiente (Lust, 2014). El proyecto Tía María buscaba
extraer 120 mil toneladas de cátodos de cobre al año durante 18 años
con una inversión de 1.400 millones de dólares y tres proyectos de minería y procesamiento
sitios El primer sitio minero es 'La Tapada' en la Pampa Yamayo, que
se encuentra más cerca de Cocachacra, El Fiscal y el río Tambo. Ejemplificando, la noción
de 'ciencia corporativa' de Stuart Kirsch (2014) ,
Las mediciones del sur afirman que La Tapada está a 3 km7 , mientras que
investigadores independientes demuestran que tiene 1,2 km8 y los lugareños afirman
que la distancia al río Tambo es de 500 a 700 m.9
En segundo lugar está el sitio 'Tía María' en el área de Cachuyo que según el
empresa está a 7 km del Valle de Tambo y, en tercer lugar, el procesamiento y
sitio de lixiviación en la Pampa Cachendo que se encuentra a 11 km de la
Valle (ver Fig. 1).
Southern ingresó al Valle de Tambo de manera similar a la eólica
proyectos en México (Dunlap, 2018b, 2019), que consistía en acercarse a cuerpos políticos
nacionales, líderes municipales locales y, eventualmente,
grupos de la sociedad. Presidenta del Frente Amplio de Intereses de Defensa y Desarrollo
de la Provincia de Islay,10 en ese momento, Catalina Torocahua,
explicó que en 2006 la mina se dio a conocer a raíz de la usurpación
límites de la ciudad' y para '2007 la empresa entró formalmente a hablar
6
Con el 20% del importe pagado a comisionados y suboficiales de
transfiere directamente a la cuenta del Banco Nacional PNP.
7
Southern Copper, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=
Pd1OL9EEj4k.
8
Ver minutos 6:30–7:00 de RTVE (2016). La Batalla del Cobre, Disponible en:
http://www.rtve.es/television/20160823/batalla-del-cobre/1296701.shtml.
9
Entrevistas, 1, 30 y 37.
10
Frente Amplio de Defensa y Desarrollo de los Intereses de la Provincial de
Islay.
Machine Translated by Google
A. Dunlap
con las autoridades: Alcaldes y mandatarios'.11 En la época en que Catalina estaba
tratando de iniciar un proyecto de agua potable para el Valle, llamado Plan
Maestro. Eventualmente, una vez que un representante de Southern se acercó
Catalina, explicando que si aceptaba la mina su agua portátil
'plan se logrará, porque la mina va a dar un gran Canon
12
minero, y supuestamente este cañón minero hará de este proyecto un
realidad'.13 Catalina, consciente de los costos ecológicos de la minería, expresó
serias dudas basadas en su conocimiento de la minería en Moquegua,
Tacna y La Oroya. El representante respondió asegurándole que
había una 'abundancia de agua', contaminación y partículas del
el mío no se extendería y cubriría los cultivos. Catalina respondió por
afirmando que 'lo lógico es que ningún alcalde ni líder decida, es
debe ser una consulta popular y nadie debe oponerse a esto', para
a lo que, según Catalina, el representante de Southern respondió: 'Ya hablé con los
alcaldes y líderes y ya acordaron'.
La oposición al proyecto Tía María se arraigó en experiencias pasadas
con las operaciones de Southern y la minería en general. Catalina y otros
participantes de la investigación hicieron referencia a una serie de minas: La Oroya, una
fundición de cobre; Minas minerales Moquegua14 y Toquepala15 operadas
por Southern en la vecina provincia; Tacna operado por Minsur;
mina de cobre Cerro Verde; y, lo más importante, la fundición de Southern
instalación en Ilo. Aseguran que Ilo produjo lluvia ácida en el Tambo
Valley, matando todos los olivos en la década de 1970, que es una historia común
vinculado a la creencia de que Southern autorizó el asesinato de
agrónomo y opositor de la fundición de Ilo, Carlos Guillén Carrerra el
2 de octubre de 1998.16
Experiencias previas con proyectos mineros combinadas con la
La fuerte cultura agraria del Valle de Tambo sentó las bases de una ardiente
resistencia. Hay unas 40.000 personas, afirma José Romero (2017) en su nuevo libro Lo
que los ojos no ven .
Ver)—que están anclados directa o indirectamente en el sistema agrario
economía. La cocachacra, según Romero (2017), consta de 2000
propietarios de plantaciones, 7000 pequeños propietarios y arrendatarios junto con 8000 días
jornaleros (jornaleros). El distrito de Cocachacra, con base en el censo de 2007
datos, consta de un 47,15% de actividad agrícola, un 11,72% de comercio al por menor,
5,63% en transporte, 4,36% en hoteles, 4,16% en construcción y
3,53% en minería y canteras (Romero, 2017: 21). Si bien las personas que se dedican a
la agricultura también se dedican a pequeñas operaciones comerciales, la
La demografía de Cocachacra es similar en otros distritos, a menudo con agricultura en
el percentil 60 (ver Romero, 2017: 21–30). La columna vertebral
y existencia del Valle de Tambo es la agricultura, que conserva no sólo
una economía agraria fuerte, pero también una cultura que la mina es generalmente
entendido como amenazante.
Hay tres razones principales por las que la población rechaza la mina:
(1) uso de agua subterránea; (2) contaminación de las aguas subterráneas y (3)
la contaminación del aire. Southern afirma que el viento sopla en la costa, lo que implica
que el viento no llevará partículas mineras al Valle, pero como
Catalina y otros señalaron los cambios diarios de corriente de viento entre
dentro y fuera de la costa, destacando un concepto erróneo popular propagado por
Sur que afianza la desconfianza existente. En cuanto a lo socioecológico
impacto, era común que los residentes sintieran que 'la mina es solo
11
Entrevista 1, 13-01-2018.
12
La ley del canon minero de 1992 , permite que el 20% del impuesto corporativo
minero se asigne a los territorios donde operan las empresas. En 2001 el canon minero fue
elevó al 50% y extendió este impuesto a otras actividades extractivas (ver
Bebbington, 2012, pág. 92).
13
Entrevista 1, 13-01-2018.
14
http://larepublica.pe/archivo/704641-tacna-fiscalia-investiga-a-sur
por-presunta-contaminacion.http://larepublica.pe/politica/978337-pasto grande-pide-
demolicion-de-cancha-de-relaves-de-suren.http://www.
radiouno.pe/noticias/23662/viceministros-se-negaron-ingresar-embalse
relaves-quebrada-honda.
15
Ver https://ejatlas.org/conflict/cuajone-toquepala-ilo-peru.
dieciséis
http://elpueblo.com.pe/noticia/opinion/quien-mato-carlos-guillen-carrera
& https://www.youtube.com/watch?v=TvC5PARFWGg.
15
Geografía política 71 (2019) 10–25
destrucción', 'es muerte lenta' y, refiriéndose al desarrollo social
fondos: '¿De qué sirve tener escuelas, clínicas médicas, universidades
si nos estarán matando lentamente?'17 El vínculo entre la violencia lenta y
la minería es clara para la mayoría de los residentes (Nixon, 2011; Springer & Le
Billón, 2016). Además, las oportunidades laborales que ofrece Southern
no sólo son limitados en comparación con los que ofrece la agricultura en el
Valley, pero requieren experiencia técnica que discriminará
contra los trabajadores jóvenes, viejos y no calificados. Romero (2017: 46) sostiene que
la 'fase de operación de Tía María apenas emplearía 600
trabajadores, mientras que la economía agraria ofrece trabajo a más de 20.000
familias'. Por último, al igual que otros participantes de la investigación, Catalina rechaza la
idea de que las autoridades aprueben la mina Tía María sin lograr el
consentimiento general de la población o 'licencia social'.
Hubo tres consultas públicas organizadas por Southern en
Noviembre de 2007, julio de 2009 y agosto de 2009. A pesar del escepticismo y la
desconfianza popular arraigada en las experiencias con Ilo, Moquegua y la desinformación
sobre las corrientes de viento, las consultas ganaron fuerza.
y la empresa ofreció tres métodos de uso del agua de la mina, desde el
agua de río, tierra o mar. Durante la consulta de agosto de 2009, el
EIA no favoreció la desalinización del agua de mar y los residentes, según
encontrar tarjetas de identidad que encontraron18—afirmaron que Southern bused
personas en la consulta 'desde afuera', en particular estudiantes de
la Universidad Nacional de San Agustín en Arequipa para fabricar
consentimiento para la mina (Romero, 2017). Consultas como espacios de
el consentimiento de fabricación es común (ver Bebbington, 2012; Dunlap,
2017b: 1–21; Gamu & Dauvergne, 2018), pero esto desencadenó un motín y
agreden a representantes del Sur con piedras, palos y
sillas de plástico19 (Jaskoski, 2014). Ahora el Frente de Defensa e Intereses
del Valle de Tambo inspirado en luchas anteriores en Tambogrand y
Minera Majaz (Arce, 2014), comenzó a implementar la idea de Catalina de sostener
una consulta popular contra Tía María y su EIA.
En octubre de 2009 el Frente de Defensa organizó la consulta popular
en Cocachaca, Punta de Bombón y Deán Valdivia, resultando en 93.4%
rechazo al proyecto Tía María por parte de los votantes (Sullivan, 2015). Este
condujo a la continuación de la organización, protestas generalizadas y huelgas convocadas
contra Southern en 2010 (Bedregal & Scott, 2013), mientras que 4000 PNP
estaban listos para entrar al Valle, el MEM optó por contratar a los Estados Unidos
Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) evaluará la Tía Maria
EIA (Castillo Fernández et al., 2011; Jaskoski, 2014). Luego, en marzo,
justo antes de que UNOPS publicara el informe, se canceló el contrato,
debido a restricciones presupuestarias por parte del MEM (Sullivan, 2015). La UNOPS
informe, sin embargo, se filtró, revelando 138 observaciones incluyendo
falta de un estudio hidrológico y falta de reconocimiento de otros minerales
(ej. molibdeno, plata, oro) en la concesión (Castillo Fernández
et al., 2011: 80-3; Sullivan, 2015). Cuando quedó claro que el
el gobierno ignoraría las 138 observaciones de UNOPS sobre una huelga indefinida
fue organizado para el 23 de marzo de 2011.
El Estado respondió con represión. La PNP inundó la zona,
la policía atacó y las protestas se intensificaron, lo que dio lugar a los ahora famosos
Espartambos (Fig. 2).20 Haciendo referencia a los espartanos de la película
300 en el Valle de Tambo, estos individuos tomaron una posición de combate
autodefensa contra la policía, ampliamente reconocida por apoderarse de grandes
láminas de estaño y madera para usar como escudos para bloquear las balas de goma, aves
tiro y piedras de la policía. El conflicto escaló, con la policía
disparando y matando a cuatro: Adrés Taipe Chuquipuma el 4 de abril seguido de Néstor
Cerezo Patana, Aurelio Huarcapuma Clemente y
Miguel Ángel Pino el 7 de abril de 2011 (Sullivan, 2015). Esto condujo a la
gobierno de retirarse temporalmente del proyecto Tía María como el
la huelga paralizó el valle y el conflicto sembró el terror y el resentimiento.
17
Entrevista 11, 13-01-18; Entrevista 20, 15-01-18; & Entrevista 34, 17-01-18. 18
Entrevista, 42, 18-01-2018.
19
Consulte https://www.youtube.com/watch?v=xzAKk_snE-E.
20
Entrevista 2, 01-12-2018.
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A. Dunlap
Fig. 2. Espartambos en primera línea luchando contra la policía y sus vehículos blindados, 2015. Foto: Miguel Mejía Castro.
Esta victoria, sin embargo, duró poco. Southern lanzó una campaña de información
para reingresar al Valle, que luego, según
Carlos Aranda, jefe nacional de 'relaciones comunitarias' de Southern, en
finales de 2012 fueron 'convocados por el Ministerio de Energía y Minas' y
'nos dijeron que: "estamos dispuestos a darle otra oportunidad, así que vamos
adelante con Tía María.”21 El gobierno impuso tres condiciones a
Sur: (1) una planta desalinizadora; (2) rehacer el estudio de impacto social; y
(3) cumplir con las observaciones de UNOPS. Aranda, explica: 'Hicimos todos
tres de ellos'.22 En enero de 2013, Southern comenzó un espectro completo
campaña de relaciones públicas, y comenzó una nueva EIA en noviembre de 2013.
Mientras tanto, la gente inició huelgas de hambre contra la Tía María en
Arequipa en diciembre y octubre de 2013 (Romero, 2017). Finalmente,
sin embargo, el nuevo EIA fue aprobado en agosto de 2014, como afirmó el MEM
que todas las observaciones fueron resueltas. A pesar de las muertes, la inversión
riesgo y oposición popular, el gobierno decidió permitir la
proyecto.
El Observatorio de Conflictos Mineros (OCM), sin embargo, encontró lo mismo
cuestiones como en el EIA anterior con respecto a la hidrogeológica y
análisis del subsuelo, y la falta de información sobre el tanque de limpieza y
planta de trituración. Otras objeciones relacionadas con las partículas de la construcción
y el riesgo de evaporación de ácido sulfúrico que podría causar
lluvia. Además, el nuevo estudio evadió las evaluaciones sobre la desalinización
los impactos de la planta en la conservación de los humedales cercanos,23 y también se descuidó
participación comunitaria en el estudio (Romero, 2017; Sullivan, 2015).
Estas irregularidades llevaron al Frente de Defensa a solicitar a UNOPS que revisara
el nuevo EIA, que fue denegado.
Una vez que se rompieron las negociaciones, se convocó una huelga indefinida.
23 de marzo de 2015. Nuevamente el Valle estalló en protestas, bloqueos de carreteras
y eventualmente combatir con la PNP. Luego, la jefa de departamento de Tía María de Southern
'relaciones comunitarias', declaró Julio Morriberón el 27 de marzo una vez
nuevamente, el retiro del proyecto Tía María, primero por, 'la embestida de un nuevo
tipo de terrorismo, el terrorismo antiminero' y 'en segundo lugar,
la parálisis del Estado en su rol de promover inversiones y dar
las garantías necesarias para ponerlos en marcha' (Daly, 2015, np). Aprovechando el
discurso socio-político del terruco, o terrorista, sureño
21
Entrevista 24, 16-01-18.
22
Entrevista 24, 16-01-18.
23
Entrevista 47, 18-02-18.
dieciséis
Geografía política 71 (2019) 10–25
emplea un dispositivo cultural de la Guerra Sucia que construyó a los pueblos
indígenas y rurales (de piel oscura) como subhumanos, fanáticos y
terroristas violentos (Aguirre, 2011), criminalizando y justificando así
tácticas de contrainsurgencia de tierra arrasada contra las poblaciones de las
tierras altas durante la guerra. Esta tendencia ha continuado desde (Bebbington,
2012; Andreucci & Kallis, 2017), y recientemente después de Primitivo Evanán
exposición, en el Museo de Arte de Lima (MALI), fue calumniada como 'apología del
terrorismo', Periodista Gabriela Wiener
(2018), destacando este dispositivo sociopolítico acuñó el verbo 'terru quear' para
referirse a una 'estrategia política que utiliza el miedo al terrorismo para
su beneficio' (Trelles, 2018: np). Morriberón y, más tarde, Aranda (ver La
República, 2018: sn), podemos decir que son 'terruqueadores', personas que son
operacionalizar el discurso del terrorismo de la Guerra Sucia para alentar, y
posteriormente, justificar, la intervención policial y militar para
hacer cumplir la operación de la mina Tía María.
En abril, el conflicto se intensificó aún más. Tres vecinos fueron asesinados por las
fuerzas de seguridad: Victoriano Huayna Nina, Henery Checlla
Chura y Ramón Colque, y un policía, Alberto Vásquez, fue
delicado. Esto finalmente dio paso a que el presidente Ollanta Humala declarara
Estado de Emergencia el 9 de mayo de 2015, con la presencia de 3000
policías y 2000 militares (Romero, 2017). la siguiente sección
explorará el terrorismo de estado y las tácticas 'duras' de contrainsurgencia
desplegados durante las invasiones policiales y el Estado de Emergencia para hacer cumplir
extraccion de minerales
5. Aterrorizando el valle: el estado, PNP y militares
La impugnada aprobación del EIA y el despliegue de la PNP
y, más tarde, militar contra la huelga sólo reforzó la creencia existente
que los políticos a nivel nacional y local habían sido comprados por Southern.
'Los políticos solo quieren llenarse los bolsillos porque no les importa
sobre las consecuencias, las consecuencias que afectarán a todos, no van a vivir aquí',
explica una madre descontenta,
'nos prometen [despedir a Tía Maria] cada vez que vienen aquí,
pero cuando entran como presidentes empiezan a pactar los contratos
y todo eso, son trampas.24 El presidente Humala vino al Tambo
Valley antes de las elecciones de 2011 proclamando que Tía Maria 'debe ser
24
Entrevista 10, 13-01-2018.
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revocada' y que la 'voz del pueblo tiene carácter vinculante ante cualquier
decisión política'25, luego, cuatro años más tarde, declaró el Estado de Emergencia
contra el Valle pidiendo que 'caiga todo el peso de la ley sobre
estos criminales, asesinos y extorsionadores'.26 Políticos locales y
Los administradores tienden a tener una dinámica más antagónica con los
mía, pero, como revela Romero (2017: 54), hay 'candidatos mineros'
patrocinado por Southern 'con el objetivo de legitimar y promover
sus intereses'. En diciembre de 2017, Yamila Osario, actual gobernadora
de Arequipa, aceptó una donación de 770.000 soles (aprox. USD 235.503)
una semana antes de anunciar que Tía María iniciará operaciones en marzo
2018.27 El escándalo de los sobornos de Odebrecht, que colocó al expresidente
Humala y su esposa en prisión preventiva y provocaron que el presidente Pedro
Pablo Kuczynski a renunciar, sirve como un recordatorio de alto perfil de la
corrupción política sistémica asociados de vecinos con la Tía María
proyecto.28 La desconfianza y el desprecio por los políticos caracterizarían el
mayoría de las entrevistas, pero, en un régimen neoliberal (ver Springer, 2016),
la línea entre el soborno y las negociaciones de contratos, el público y
El sector privado transnacional es cada vez más fino.
Los pobladores del Valle de Tambo están convencidos de que la PNP y los militares
trabajo para el sur. “En realidad no es el Estado el que declaró el Estado de
Emergencia, es el proyecto que indujo al estado a través del poder
tienen que declarar Estado de Emergencia, ¿para qué? ¿Por qué? … a
minimizar las protestas', dice un conservacionista que continúa: 'hay
ciudades con crimen, robo y muchas cosas malas, pero no hay policía'.
pero 'hay policías para defender un proyecto, un cerro, pero no hay policías para
defender y cuidar a la población, eso es extraño, ¿no?'29 Sin embargo, Carlos Aranda, de
South ern, describe la situación en 2011 de esta manera:
Tuvimos tres personas que murieron en este proceso. No porque
estaban en nuestra propiedad o en parte del proyecto, fueron asesinados
porque la mafia decidió bloquear las carreteras y en Perú eso es ilegal. Cuando fueron
a bloquear una carretera importante, como la Panamericana
Sur, y lo bloquearon durante días, entró la policía y la violencia
se apoderó del Valle y murieron tres personas.30
Los representantes de Southern enfatizan que Southern se adhiere a las 'regulaciones
ambientales' y al 'estado de derecho', mientras que los manifestantes no lo hacen.
Lo' pasado es lamentable, tus muertitos, descansa en
paz, que murieron en estas protestas', dice la jefa de Comunidad de Tía María
Relaciones continúan afirmando que 'es cierto que Southern, como todos
ser humano, también tiene la capacidad de decir, “detente”.31 Aparte de los pobres
elección de palabras, 'muertitos', esta declaración defiende la transnacional
el derecho de la corporación a detener la oposición popular a sus operaciones.
El paro indefinido de 2015 desató la furia del Estado (Fig. 4). Eso
comenzó con marchas y bloqueos de carreteras (Fig. 3), con mujeres, niños
y los ancianos encabezando las manifestaciones, cuando, según la mayoría
cuentas, 'la policía vino y empujó, usó sus bastones y luego el
la gente también usó palos de caña de azúcar y la policía comenzó a usar gases lacrimógenos
bombas Entonces la gente respondía con lo que tenía'. En 2011
y las acciones policiales de 2015 fueron brutales: golpear a la gente; disparando gases lacrimógenos,
lanzando piedras desde Hondas e incluso disparando balas a la gente. Sobre el
frente táctico desplegaron policías encubiertos e informantes;
25
Véase Mollendinostv (2016). Ollanta Humala ¿traicionó a su palabra?
Consulta Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=oFr2PEVToWY &
Reuters (2018). La Batalla del Cobre, disponible en: http://www.rtve.es/
television/20160823/batalla-del-cobre/1296701.shtml.
26
Ver Tv Perú (2015). Mensaje a la Nación del Presidente Ollanta Humala.
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=bselvRy_cjY.
27
Véase La República (2017). Disponible en: http://larepublica.pe/politica/
1154229-gra-recibira-donacion-de-s770-mil-de-sur.
28
Ver BBC (2017) Caso Odebrecht: Políticos en todo el mundo sospechosos de soborno
escándalo. Disponible en: http://www.bbc.com/news/world-latin-america 41109132. 29
Entrevista 26, 16-01-2018.
30
Entrevista 24, 16-01-2018. 31
Entrevista 43, 18-01-2018.
17
Geografía política 71 (2019) 10–25
monitoreó el área con drones; y patrulló el aire con helicópteros
que también lanzaron gases lacrimógenos y arrojaron piedras sobre los manifestantes. Ellos
se comprometió además en actos diseñados para crear depredación y estrés psicológico
quemando campos de arroz; e incluso atacando procesiones fúnebres
con gases lacrimógenos por las personas muertas durante las manifestaciones; así como el
relatos repetidos de policías que incriminan a personas una vez que fueron arrestadas.
Recordando el evento de Kali descrito en la introducción, otra instancia es el caso de
Antonio 'Miguelito' Coasaca. El 23 de abril de 2015 el
División DINOES de la PNP golpeó y arrastró a Coasaca por la carretera,
luego, conmocionado, la policía le rompió la mano y le forzó un abrojo.
Posteriormente, llamaron a un periodista cercano para tomar una fotografía.
como evidencia. Esta acción policial fue documentada en video32 y posteriormente
desestimado en la corte.33 El abogado Héctor Herrera, quien defendió a Coasaca
y más de 120 personas del Valle durante este período, recuerda: 'Yo
también tengo gente que fue sembrada de balas, dinamita y todos los días me llega alguien
con piedras, palos y hondas y la
policía diciendo: “Yo lo vi con eso”, continúa Herrera, “aquí hay un estado delincuente que
ordenó a la policía sembrar pruebas y los fiscales
que colaboraron con ellos'.34 Esta acción legal fue precedida por
personas que afirman que la policía encubriría pruebas tomando cuerpos
de los hospitales, lo que además retrasaría e impediría la atención médica
cuidado. '[N]o solo nos mataron', explica Kali, 'sino que cuando quisimos
sacar el cuerpo de nuestro hermano le tiraron bombas lacrimógenas y le
nos impidió llevarnos a nuestros muertos'.35 Afirmar que Ramón Colque 'se desangró
hasta la muerte' y 'mucha gente quería ayudarlo, pero 'la policía no
permítanos', explica una mujer que continúa diciendo que la policía 'robó el cuerpo
de la clinica y creo que querian desaparecerlo o algo asi
así'.36 Las refriegas por cadáveres y heridos en clínicas y hospitales fueron frecuentes
durante las huelgas indefinidas.
El comportamiento violento de la policía solo se intensificó durante el Estado de
Emergencia. La policía cortó las luces en el Valle, arrojó piedras y
gas lacrimógeno en casas y realizó redadas nocturnas en casas de presuntos
organizadores o Espartambos. Dos mujeres explican:
M1: Fue un maltrato terrible, maltrato terrible e hicieron lo que fuera
querían con nosotros. Entraban en las casas a las cuatro de la mañana.
mañana para sacar a todos los jóvenes, porque los soplones estaban
susurro.
M2: Al señalar a la gente… entraron a la casa de María en el
medio de la noche para sacar a su marido.
P: ¿Con qué razón?
M2: Dijeron que era un Espartambo.
Más adelante en la conversación, esta segunda mujer cuenta que la policía le dijo
ella para 'cállate, terrorista de mierda', cuando ella les suplicaba que no lo hicieran.
arrojar gases lacrimógenos a su casa donde su madre enferma de bronquitis y 'una
corazón delicado' estaba viviendo. La policía lo hizo de todos modos y tuvieron que llevarla a
el hospital de Arequipa.37 El trauma dejado por la policía afloraría con
ojos de rabia, miedo y lágrimas. Durante las entrevistas, las mujeres mayores rompían a
llorar repetidamente al recordar cómo la policía perseguía, golpeaba y
arrastraba a la gente por la calle o cuando la policía allanaba las casas en
noche sacando a la gente de la cama, mientras los niños estaban desnudos en la calle
32
La República (2015). Video muestra que policía “sembró” arma a mani festante contra
Tía María | VIDEO. Disponible en: http://larepublica.pe/politica/
872285-video-muestra-que-policia-sembro-arma-a-manifestante-contra-tia maria-video.
33
Redacción (2017). Absuelven a agricultor a quien 'sembraron' arma dur ante protestas
contra Tía María. Disponible en: http://rpp.pe/peru/arequipa/
absuelven-a-agricultor-a-quien-sembraron-arma-durante-protestas-contra-tia
maria-noticia-1071324.
34
Entrevista 42, 18-01-2018. 35
Entrevista 2.2, 19-01-2018.
36
Entrevista 12, 14-01-2018. 37
Entrevista 17, 15-01-2018.
Machine Translated by Google

A. Dunlap Geografía política 71 (2019) 10–25

Fig. 3. Los manifestantes se paran detrás de una barricada en Cocachacra. Foto: Miguel Mejía Castro.

Fig. 4. La PNP y DINOES' con vehículos de transporte blindados al estilo sudafricano. Foto: Miguel Mejía Castro.

gritando en lágrimas. Mientras tanto, los militares se quedaron mirando con rifles de asalto (Fig. 5) los militares se abstienen de las operaciones domésticas, pero también las primeras observaciones
y, según algunos relatos, incluso criticaron el comportamiento de la policía. Una persona contó de Hanna Arendt (1962/1951: 289) sobre las capacidades mejoradas de la policía para dispensar
que un oficial militar incluso dijo, 'a veces quiero agarrar mi arma y dispararle a la policía. Porque terror.

no me gusta cómo tratan a las ancianas: las empujan y las patean'.38 Esto no solo resuena con Debido al comportamiento brutal y asesinatos por parte de la policía, además de tener 'cabello
relatos anteriores de Jaskoski (2013), que las largo, cicatrices en la cara, barbas [y] tatuajes'39, la gente estaba convencida de que no se trataba
de policías, sino de seguridad de la mina.

38 39
Entrevista 40, 18-01-2018. Entrevista 1, 2, 17, 19, 26, 40 y 41.

18
Machine Translated by Google
A. Dunlap
Fig. 5. Helicóptero militar sobrevuela las tortas de arroz, mientras los soldados montan guardia. Foto: Miguel Mejía Castro.
"No eran policías, eran mineros vestidos como policías, sí, contratados por
Southern ". aquí en Perú existen los famosos mercenarios' que son enviados
a la 'primera línea' de los conflictos, 'porque cuando la policía comete
excesos, se mete en problemas'. Según Jim, la policía contrata mercenarios
con fines de negación plausible, lo que complementa los relatos de 2015 de
que la PNP tenía etiquetas con nombres desconocidos que decían
'FilosofeXXX' (Palomino, 2015). Al preguntarle a Jim sobre esto, respondió:
'En algunos casos, se visten solos como policías, porque también quieren
protegerse'. Esta preocupación se superpuso con el despliegue de policías
encubiertos e informantes en las manifestaciones; muchos fueron atrapados
y confesaron que les pagaban 100 soles para asistir a reuniones y
manifestaciones.41 Isabel explica: 'Cuando la gente capturaba a los
infiltrados, más de tres o cuatro personas, también mujeres, los castigaban
porque la mina les pagaba para infiltrarse. , pero ya sabíamos quiénes eran.
Cuando vemos gente que no conocemos, ya sabemos que son ellos'.42
Durante el Estado de Emergencia también se utilizaron informantes para
señalar las casas de los organizadores de las protestas y Espar tambos
—'Entonces había policías infiltrados y tomaban notas donde la gente vivían,
y en la noche la policía secuestraba a la gente'.43 Herrera sugiere la posible
presencia del Grupo Terna, una división de policía encubierta. Jim, sin
embargo, explicó que no sólo en 'la mayoría de los casos' las empresas
mineras 'trabajan con DINOES', sino que 'cada empresa minera y petrolera
tiene su propio servicio [secreto] que llamamos servicios especiales'. Este
contratista de seguridad continuó explicando cómo todas las empresas de
extracción de recursos en Perú tienen algo llamado 'Asuntos internos' , que
es el 'servicio de inteligencia' de las empresas de extracción, integrado en
gran parte por ex militares y personal de seguridad, que se especializa en '
contrainteligencia' y es responsable de neutralizar la oposición contra la mina
y sofocar los intentos de espionaje corporativo y robo de concesiones. Jim
explicó que el trabajo de asuntos internos era pacificar a la oposición, lo que
incluía negociar 'un millón' de soles con los líderes de la oposición local para
detener las protestas por un tiempo determinado y continúa: 'Entonces los
engañan con una clínica médica, yo no saben, con una donación de ropa
para niños, o frazadas, algo que se ve muy bien para la comunidad, pero en
40
Entrevista 19, 15-01-2018.
41
FN, 14-01-2018; Entrevista 2.2, 01-12-2018.
42
Entrevista 12, 14-01-2018.
43
Entrevista 2, 01-12-2018.
19
Geografía política 71 (2019) 10–25
la realidad no es nada. Así que lo manejan de esta manera. Entonces, ¿qué
hace un Asuntos Internos? Empiezan a controlar al líder' y si el líder comienza
a pedir más o rompe su trato protestando para negociar más dinero con la
empresa extractora, entonces 'a veces se encargan de desaparecerlo del
mapa'. Esto resuena con el caso de Pepe Julio Gutiérrez, exlíder del Frente
de Defensa del Valle del Tambo, quien en enero de 2018 fue condenado a
treinta años y seis meses por negociar 1,5 millones de 'lentejas' para poner
fin al paro indefinido con un abogado de Southern en 2015.44 Romero
(2017 : 99) sostiene que esta fue una estrategia para fragmentar el
movimiento social, lo que sigue siendo plausible ya que el abogado de
Southern no fue llevado ante los tribunales. Este caso resuena con las
recomendaciones del general Kitson (2010/1971: 69-71) sobre cómo usar la
ley como método para neutralizar a los activistas y 'deshacerse de miembros
no deseados del público' (ver también Churchill, 2002/1989: 44). Sin embargo,
se revela el lado oscuro de los conflictos ambientales: la cooptación, el
asesinato y la 'neutralización' por todos los medios. Finalmente, refiriéndose
a esta investigación, Jim concluyó: 'Las cosas que ustedes están haciendo
son trabajos de inteligencia y, por lo que tienen su equipo de contrainteligencia,
espero que esta [investigación] no sea detectada en ningún momento; de lo
contrario vas a tener problemas muy serios'.
Al hablar de la violencia política en el Valle durante 2011–2015, las
personas en las manifestaciones o las familias de los muertos estaban
convencidas de que los francotiradores estaban presentes en las
manifestaciones. Por ejemplo, Néstor 'recibió un tiro en la cabeza, que no es
una bala perdida o accidental. No somos tan tontos, nos dimos cuenta de
que había un francotirador allí'.45 Plantearle esta pregunta a Jim provocó esta respuesta
Eso es lo que llamamos guerra asimétrica. Entonces con esto te dicen [la
empresa], “si me sigues irritando, te va a pasar lo mismo”. Esa es otra
forma de debilitar al grupo, si tú eres el jefe principal [líder de las
protestas] y mueves a veinte personas, no lo voy a matar [a otra persona],
te quiero matar a ti. Porque cuando te neutralizo, los debilito a todos. Y
ahora, ¿quién los va a dirigir? Nadie los va a dirigir, entonces este grupo
tiene que crear otro y yo vuelvo y lo vuelvo a matar.
P: Y para la guerra asimétrica, ¿qué tan involucrada está la minería?
44
La República (2018) Tía María: Piden 30 años de prisión para Pepe Julio
Gutiérrez. Disponible en: http://larepublica.pe/sociedad/1172269-piden-30-anos-de-
prision-para-pepe-julio-gutierrez .
45
Entrevista 36, 17-01-2018.
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A. Dunlap
empresas en estrategias de guerra asimétrica?
Siempre lo hacen, siempre lo usan. Como te dije lo usan para
debilitar al grupo.
P: ¿La guerra asimétrica es parte de lo que tienen que hacer?
Es parte del proceso.
P: ¿Siempre es parte del proceso?
Este caso es más el último recurso. Cuando la situación se pone muy difícil…
cuando se ha creado un problema que no se puede controlar.
Cuando no pueden controlar la situación con dinero, esta es la última
recurso y especialmente cuando el líder, por ejemplo, recibe 1 millón
[soles], pero a los dos o tres meses va y pide más
dinero.
Esto anima dónde y cómo se acerca el 'blando' y luego el 'duro'
para gestionar el encuentro de la oposición, demostrando la intrincada relación
entre la contrainsurgencia y las operaciones de extracción de recursos. Tiempo
Jim no trabajaba para Southern, confirma que hay gente 'todavía en
el ejército… trabajando inteligencia… con ellos'.46 Está claro, sin embargo,
que 'sin técnicas de guerra asimétrica los manifestantes pueden paralizar las operaciones
mineras, y en un día la compañía perderá
millones' (ver Franks et al., 2014). Esto enfatiza íntimamente la importancia de la
contrainsurgencia en la investigación extractiva, ofreciendo detalles
en las técnicas de violencia política empleadas en un intento de
convertir la tierra en invertible y los minerales en extraíbles.
6. Desarrollo del valle: relaciones públicas, desarrollo social y
valleunido
La intensidad de la violencia policial fue igualada por las 'campañas de información',
los equipos de 'relaciones comunitarias' y el desarrollo de Southern.
programas que, dijo una mujer, '¡entraban en todo!'47 Catalina
está de acuerdo, 'están en todo, están en educación, están en salud
cuidado'.48 Las operaciones de Southern han entrado en casi todas las facetas
de la vida del Valle de Tambo, manifestando una biopolítica extractiva, arraigada en
tácticas de contrainsurgencia para asegurar el acceso a los recursos del subsuelo. Este
El enfoque biopolítico socialmente integrador es consistente y está animado por
investigaciones previas sobre la contrainsurgencia 'blanda' y las corporaciones.
iniciativas de responsabilidad social (RSE) (Brock & Dunlap, 2018; Dunlap,
2018a,b; Dunlap y Fairhead, 2014; Marijnen, 2017; Verweijen &
Marijnen, 2018). La investigación ha relacionado las intervenciones sociales de las
empresas extractivas con el Manual de Campo de Insurgencias y Contrainsurgencias (FM3-
24, 2014) capítulo titulado 'Métodos indirectos para contrarrestar las insurgencias',
específicamente el enfoque conocido como 'operaciones integradas de configuración
monetaria' (Dunlap, 2018a,b; Brock & Dunlap, 2018). 'Monetario integrado
Las operaciones de configuración son el uso coordinado de dinero, bienes o servicios.
para apoyar' los objetivos de las fuerzas de seguridad (o empresas mineras), utilizando
'Asistencia al desarrollo, infraestructura y apoyo a la gobernabilidad
proyectos para ganar el apoyo de una población indígena y erosionar el apoyo al
adversario' (FM3-24, 2014: 10–11). Existe una fuerte relación entre la contrainsurgencia
estadounidense y la peruana (Koven, 2016), que
incluso se extiende a FM3-24 (2014: 8-1) haciendo referencia explícita a Perú como
empleando con éxito operaciones integradas de configuración monetaria:
Perú demuestra que se pueden integrar capacidades de inteligencia
con operaciones de información y operaciones integradas de configuración monetaria
para socavar con éxito una insurgencia. el peruano
Finalmente, el gobierno logró utilizar el desarrollo económico y una campaña de
información para debilitar a Sendero Luminoso.
insurrección.
46
Esta cita está fragmentada para evitar la identificación de esta investigación.
partícipe.
47
Entrevista 36, 17-01-2018. 48
Entrevista 1, 01-12-2018.
20
Geografía política 71 (2019) 10–25
El enfoque de Southern en el Valle de Tambo se parecía mucho al
principios de operaciones integradas de configuración monetaria para 'ganar' el
'corazones' y 'mentes' de la población para mitigar la resistencia y ganar
'licencia social' para el proyecto Tía María.
En enero de 2013, Southern Copper inició una 'intervención'49 de amplio espectro
en la vida social del Valle de Tambo. Este primero comenzó con
'Plan Reencuentro' que invertiría 100 millones de soles (aproximadamente
USD 30,6 millones) en la difusión de información de Tía María con 46
voluntarios yendo de puerta en puerta, ofreciéndose a pintar y dando nuevos pisos de
concreto a las casas (Romero, 2017). Aranda, explica: '[E]mpezamos
haciendo cosas, como pintar tu casa, porque después de la violencia mucha
las casas quedaron en muy mal estado con graffiti y eso lo sabes
tipo de cosas'.50 La pintura de casas, especialmente después de 2015, cumplió un doble
propósito de las relaciones comunitarias, sino también para pintar sobre el graffiti anti
sureño en la región. El desarrollo social, las relaciones públicas mineras y la teoría de
las 'ventanas rotas': la teoría de que los símbolos visibles
de desórdenes civiles, u oposición política, alientan más delitos (ver
Williams, 2007: 211–212), entra en confluencia en la estrategia de contrainsurgencia.
La gente del Valle, sin embargo, vio lo que estaba pasando y, en
palabras de Aranda, 'algunos de ellos [personal] habían sido expulsados de la
Valle. Se escaparon, hubo amenazas contra sus vidas, personas
intentaron quemar sus casas y [vehículos], por lo que abandonaron el Valle'. Este
puso fin al 'Plan Reencuentro', que luego fue revivido como 'Futuro
Llegó' (El Futuro Llegó) en 2015 mientras se realizaba el segundo EIA
revisión. Esta iniciativa, sin embargo, terminó con la huelga indefinida y
Estado de emergencia: cambio de la guerra social a la ocupación militar del Valle.
Southern 'sacó a todos', cuenta Aranda,
'no hicimos nada en el Valle, pero lo que decidimos hacer fue un
campaña de información muy fuerte fuera de Arequipa, lo hicimos en el
resto del país'. Aranda hizo entrevistas con diarios, radio y
estaciones de televisión, además de comprar espacios publicitarios en los
resto del país, hasta que 'finalmente, el actual Gobernador dijo:
debería estar haciendo esto en Arequipa”. Las radios y la televisión decían:
"Deberías estar haciendo esto aquí". Entonces volvimos, porque uno
la cosa es que vuelvas sin que nadie te pregunte y otro
es cuando alguien te pide que regreses'.51 La principal justificación para regresar
en 2015 provino del Gobernador de Arequipa y de las estaciones de radio y televisión,
esta última de las cuales se sabe que controla Southern. Según Romero (2017: 58),
Southern retiene 'el control sobre más
de trece radios locales que existen en la Provincia de Islay y Tambo
Valle'. Según se informa, un maletín de un periodista principal contenía recibos de miles
de periodistas que fueron pagados por Southern en el
cantidad y calidad de las críticas dirigidas a los opositores a la minería (Romero,
2017: 58). Parece que los medios de comunicación, los gobiernos nacionales y regionales
eran los que estaban a favor del regreso del sur, y menos los residentes
del Valle.
Luego ingresa Valleunido en 2016, 'relaciones comunitarias' de Southern
tercera ola (Fig. 6). Valleunido—'Valle Unido'—consistió en 27
responsables de los 'centros de información', yendo de puerta en puerta
todos los días con folletos informativos e implementando proyectos de desarrollo social
con el objetivo, en palabras del 'Gerente de Relaciones Sociales de Tía María', de que
'el proyecto Tía María sea visto como una oportunidad y no como una amenaza'.
Reclutar en gran medida a personas indígenas de la
Valley, Valleunido desarrolló una cultura corporativa (ver Dugger, 1989)
que permite a los miembros co-crear el nombre del grupo, sesiones de lluvia de ideas
para llegar mejor a la población y una identidad colectiva. 'Así que nosotros
les dimos información, los capacitamos,' dice Aranda, 'en realidad tuvimos
jornadas de formación para ellos donde les explicamos qué es la minería, cuál es la
proyecto fue, cómo hacemos minería en nuestras operaciones, qué impacto ambiental
49
Entrevista 24, 16-01-2018.
50
Entrevista 24, 16-01-2018. 51
Entrevista 24, 16-01-2018.
Machine Translated by Google
A. Dunlap
Fig. 6. Portada del libro 'Project Tía Maria Building Trust' de Southern Copper. Fuente: Valleunido.
inquietudes que tenemos y lo que hacemos por esas inquietudes'.52 Esto también incluye
reuniones de motivación y la medición del impacto de los esfuerzos de Valleunidos.
utilizando consultores censales, sociólogos y antropólogos. Notablemente,
Aranda hace la distinción entre 'relaciones comunitarias' y
'relaciones públicas', explicando que las relaciones públicas 'son principalmente para las
interacciones entre nuestras autoridades superiores en la empresa con el
alcaldes, la iglesia, cosas sociales como festividades', mientras que las relaciones
comunitarias 'son mucho más prácticas: trabajar con los agricultores, trabajar
con los ganaderos y las cosas que hacemos con la población'.
Las intervenciones comunitarias de Valleunido se enmarcan en el programa posterior:
Construyamos Confianza Proyecto Tía Maria
Confianza), que abordó a la comunidad en seis frentes socioecológicos.
Primero, Tambo Agrícola que trabajó para mejorar la calidad del suelo, ofreciendo gratuitamente
fertilizantes, pesticidas y semillas de 'alta calidad', además de clases sobre
técnicas 'mejoradas' de cultivo de arroz. Además, Southern reparó
canales de riego y promovió la mecanización de las técnicas agrícolas. Segundo Tambo
Ganadero fue un programa orientado a mejorar la ganadería
y ganadería ofreciendo talleres educativos, paja gratis, dotación de personal
veterinarios y ofreciendo tanques de nitrógeno para permitir la condición óptima
para la inseminación del ganado. Según Southern, este proyecto ha 'mejorado la calidad
tanto de las vacas como de los cerdos' con 'un incremento de 13
o un poco más de aumento en la producción de leche'.53 En tercer lugar, Mejora tu Vividenda,
ofreció Rotoplas tanques de agua portátiles y pisos de concreto para viviendas,
al mismo tiempo que renueva la infraestructura de agua en ciudades seleccionadas. Cuatro,
Apoyo a la Educación entregó material escolar, computadoras, uniformes,
programas extracurriculares y partes pintadas y reparadas de la escuela.
Quinto, Apoyo a la Salud, invirtió en clínicas médicas, profesionales médicos 24 h,
dentistas, clases educativas e, incluso, 'ha pagado o está por pagar'.
52
Entrevista 24, 16-01-2018.
53
Entrevista 24, 16-01-2018.
21
Geografía política 71 (2019) 10–25
pagar 25 millones de soles' (aproximadamente USD 7,6 millones) por tres
estudios para un hospital en Mollendo. Finalmente, las intervenciones comunitarias
también incluyó tres Oficinas Informativas (centros de información) en Punta
Bombón, Deán Valdivia y Cocachacra (Southern, 2016: 1–55), que
estaban ubicados en avenidas principales y en Cocachacra detrás de la PNP
estación. Estos centros de información eran similares a cibercafés, excepto
tenían un personal listo para discutir los beneficios del proyecto Tía María,
pida que se siente y mire los videos promocionales de Southern, así como
repartir material promocional y afiches de Southern, el MEM,
PNP y Testigos de Jehová. Preguntarle a una madre en Punta Bombón si
alguna vez han oído hablar de estos cibercafés, respondieron: 'Sí, escuché sobre
este lugar, pero nunca voy, pero la gente me dijo que tienes que ir con tu
tarjeta de identificación y firmar y luego puede salir'.54 Si bien esto fue
no es mi experiencia, otras cuentas son similares.
Ha habido tres informes de impacto de Valleunidos que, según
Aranda, se puede resumir así: (1) 'No les gustas; ' (2) 'nosotros
mostró mejoría…. [pero] Sí, no tan bueno; ' y (3) 'este último
es un poco mejor De hecho, estamos... señalando áreas en las que tenemos que
mejorar'. Southern utiliza científicos sociales, antropólogos y, más
con frecuencia, los sociólogos en un intento de guiar las intervenciones de desarrollo y
medir su impacto en convencer a la población para que acepte
el proyecto Tía María. Si bien los estudios revelaron que Deán Valdivia era
irreconciliables, estas operaciones son consistentes con los hallazgos de la investigación
estudiando controvertidos proyectos de energía eólica en México (Dunlap, 2018a,
2019) y recuerda a los antropólogos y otros científicos sociales
medir el impacto de los programas de reasentamiento y desarrollo en
Vietnam y otros lugares (Owens, 2015; Price, 2014). 'La ingeniería de
consentimiento', explica Edward Bernays (1947: 118): 'aprende qué grupo
los líderes saben y no saben, hasta qué punto cooperarán
54
Entrevista 11, 13-01-2018.
Machine Translated by Google
A. Dunlap
con él, los medios de comunicación que les llegan, los recursos que pueden ser válidos, y la
prejuicios, las leyendas o los hechos por los que viven'. Esto demuestra cómo (a menudo
tipos banales de) el conocimiento puede convertirse en un arma y
cómo los científicos sociales son fundamentales para la extracción de ingeniería social.
La guerra social es el proceso de ingeniería social. las operaciones de
Valleunido, Asuntos Internos y su enfoque integrado de configuración monetaria se
especializan en la ingeniería social de las poblaciones para convencerlas de que renuncien
a sus recursos naturales. En este sentido, las intervenciones sobre las personas se
convierten en intervenciones sobre la tierra. El social
la ingeniería de extracción busca entonces romper la oposición, que incluye las conexiones
de la gente con la tierra, el agua y sus medios de vida. Mientras tanto, tratando
progresivamente de aislar, criminalizar y desmoralizar a los defensores de la tierra (ver
Birss, 2017; Gedicks, 2015; Middeldorp
et al., 2016; Rasch, 2017; Verweijen, 2017: 1–17), para ganar 'social
licencia' a través de la aceptación popular o, más probablemente después de que la policía y
intervenciones militares, agotamiento y aquiescencia inducida por el miedo. los
cálculo de la empresa, hay que recordarlo, mide la aceptación
basado en la intensidad de la protesta y la perturbación, o la falta de ella.55
Una tecnología política decisiva, según Aranda, fue la
creación de 'comités comunitarios' que deciden lo que es importante
sus comunidades y lo que necesita ser resuelto. Aranda, resumiendo
su formación inicial, explica: 'Escucha, no vengas a decirnos que
necesitas un aeropuerto que está fuera de discusión, pero si ves algo
que tenga que ver con la salud, la educación, el medio ambiente, la cultura o lo que sea,
tráigalo aquí'.56 Los comités comunitarios permitieron que Southern fuera
estratégica con su distribución de fondos y crear un sistema participativo
cultura. Central para controlar las comunidades locales', Hochmuller y
Muller (2017: 175) nos recuerda, 'es el "aporte de la comunidad", que puede ser
traducido en inteligencia civil-militar. Este desarrollo rural
estrategia merece reconocimiento por abordar los problemas sociales del Valle
necesidades, pero lamentablemente se emplea como arma de persuasión en el
servicio de adquisición de recursos, 'ganancia económica' y 'tener Tia
Maria trabajando,'57 no para apoyar el desarrollo
aspiraciones de la comunidad.
Estas intervenciones sociales contrainsurreccionales que buscaban la aprobación de
la población fueron inteligentes. Sin embargo, el daño fue
hecho. La respuesta local al desarrollo social fue en gran medida negativa:
'Es una estafa', '58 'Chantaje', 59 y su propósito 'es cambiar nuestra mentalidad '. 60 Otra
mujer dice, 'las 'ayudas' son como pequeñas pastillas para calmar
gente abajo'.61 El agua portátil, los pisos de concreto, el fertilizante y demás,
requería una firma que la gente estaba convencida de que se estaba recolectando para
mostrar el MEM como prueba de 'licencia social'. por ejemplo, uno
mujer sostiene que Southern tiene 'una estrategia, dicen 'voy a
darte un piso en tu casa, pero tienes que firmar este papel
con su cédula de identidad.” …. Entonces no te dieron cosas porque es un regalo, 'no', lo
hicieron para recoger firmas para traerlo.
a Lima y presentar los documentos que aquí firmó el pueblo para acordar
con la mina', pero 'todo el mundo sabe que esto es un chantaje tomando
aprovechando las necesidades de la gente'.62 Mientras que un encuestador de Valleunido niega
esto,63 las personas sintieron que Southern se estaba aprovechando de las necesidades de las personas,
que recuerda las observaciones de Karl Polanyi (2001/1944: 118) sobre
'hambre', como instrumento para obligar a la gente a trabajar, o Milford
55
Aranda ofrece este ejemplo abreviado: 'Tuvimos una marcha en contra de eso [el
centro de salud] acuerdo al día siguiente frente a Cocachacra [alcaldía]
y solo aparecieron 50 personas en los últimos 15 minutos y nunca más, nunca más'.
Entrevista 24.
56
Entrevista 24, 16-01-2018.
57
Entrevista 24, 16-01-2018.
58
Entrevista 37, 17-01-2018.
59
Entrevista 13, 14-01-2018.
60
Entrevista 27, 16-01-2018. 61
Entrevista 28, 16-01-2018.
62
Entrevista 3, 01-12-2018. 63
Entrevista 21, 15-01-2018.
22
Geografía política 71 (2019) 10–25
Batemans (2010: 74) crítica de las microfinanzas como 'espíritu empresarial impulsado por
la pobreza', donde la pobreza extrema empuja a las personas a las microfinanzas
esquemas Si bien la organización de la privación es una técnica clásica del colonialismo
contrainsurgencia,64 también lo es el despliegue de amenidades sociales y regalos
hacer que la gente acepte el control político. Sin embargo, se registró ampliamente que los
residentes de Tambo Valley tomarían los beneficios, pero permanecieron
en completa oposición a la mina.
Los estudios sobre el terreno humano, las relaciones públicas y la participación en la praxis
del desarrollo social, al combinarse con la represión estatal, también explotan los derechos locales.
prejuicios El primero fue el racismo popularmente concebido, dividiendo la propiedad
campesinos de jornaleros. El discurso racista fue especialmente destacado en
La Punta, entre criollos mayores y administradores municipales. Una
agente municipal afirma:
Los campesinos, los verdaderos campesinos nativos, no son las personas que
hizo las huelgas. Las personas que hicieron las huelgas son los trabajadores.
de los campesinos, son las personas que trabajan todos los días en la
campo—las personas que llenan sus bolsillos con dinero agrícola.65
Los jornaleros son típicamente migrantes de Cusco, Puno y otros lugares de la sierra
(Romero, 2017), que albergan grandes poblaciones indígenas. Este punto de vista estaba
ligado a una narrativa conservadora del bienestar que menospreciaba el sistema alimentario
comunal Payapando.
y afirmó que los jornaleros reciben asistencia social y no soportan el
gastos generales agrícolas de tractores, fertilizantes y pesticidas.66 Esta narrativa crea
una división entre los jornaleros migrantes y los propietarios, y,
además, se combina con afirmaciones de que los Espartambos son agentes
provocadores de fuera del Valle. Esta narrativa de provocador externo es una táctica de
desinformación de libro de texto en todo el mundo (ver
Gelderloos, 2013), lo que según muchos es completamente falso ya que
'los espartambos son de aquí, son hijos de tambeños'.67 Investigación
los participantes afirmaron repetidamente que 'todos estaban unidos'68 y 'todos de aquí
fueron a la protesta, era toda la gente que trabajaba
en la agricultura'.69 Un maestro explica que 'hay muchos racistas
gente', mientras que otra mujer dice que Southern 'se aprovecha de
esto... manejan todo esto',70 lo que sugiere que están explotando una
discurso que culpa a la oposición y/o autodefensa combativa de
jornaleros de piel más oscura y no los llamados 'verdaderos granjeros nativos'.
7. Conclusión: los negocios son la guerra por otros medios
Proporcionar una breve narración cronológica del conflicto y claves
eventos, este artículo ha demostrado las reacciones políticas 'desde arriba'
tanto del estado peruano como de Southern Copper que reflejan un enfoque de
contrainsurgencia de todo el gobierno diseñado para diseñar socialmente un camino para
la extracción de recursos naturales. No en vano, el
La propia empresa lo niega. 'Seamos honestos aquí', le dije a la tía María
jefe de Relaciones Comunitarias, '¿no es el trabajo de Valleunido similar a realizar
contrainsurgencia para esencialmente pacificar a las personas que están en contra?
la mina, para comprar sus corazones y mentes?' Él respondió, 'primero hay
nunca ha habido una insurgencia', aquí 'fue solo una violencia común y corriente',
antes de continuar: 'No somos chupetes; nuestro know-how es ser desarrollistas'.65 Aparte
de los repetidos intentos de Southern de
llamar a la oposición 'terroristas' o 'terroristas anti-minería', participando en
'terrorismo blanco',66 que llega incluso a Carlos Aranda en un acto público
evento, 'Jueves Minero', recordando a la gente que el lugar de nacimiento de Abimael
Guzmán, líder de Sendero Luminoso, es Deán Valdivia, conjurando el
estigma del terruco para dar a entender que los pobladores del Valle de Tambo tienen terrorismo
genes' (La República, 2018: np). Una declaración de la que luego se retractó. los
64
Huff (2017: 157, 167) Sitzkrieg ('guerra sentada'/'guerra lenta de desgaste') es
otra exploración de la construcción de la privación ambiental.
sesenta y cinco
Entrevista 43, 18-01-2018. 66
Entrevista, Huff's (2017) “Terrorismo blanco”, según juez peruano
Duberlí Rodríguez, significa 'generar zozobra y alarma en la población
utilizando los medios de comunicación y las redes sociales'.
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Tambo Valley no solo ha experimentado esfuerzos sostenidos de guerra social, o lo que la compañía
llama 'desarrollismo', sino que la Policía Nacional del Perú (PNP) y DINOES han invadido repetidamente
la región, lo que incluye una ocupación militar de sesenta días bajo el Estado de Emergencia.
Si bien los manifestantes se involucraron en 'violencia común y corriente', esto fue provocado por una
intervención extractiva y se encontró con un enfoque de contrainsurgencia de todo el gobierno
orquestado a través de acuerdos públicos-privados formales e informales.
La línea formulada entre la violencia 'excesiva' dispensada por el PNP y los esfuerzos de Southern
para 'ayudar' a superar sus problemas ambientales y de desarrollo es más delgada de lo que sugeriría
la versión pública oficial del sector privado. La línea se difumina formalmente con las asociaciones de
seguridad pública privada, pero informalmente con las 'relaciones públicas' de Southern con 'los
alcaldes, la iglesia [y] las cosas sociales' que, según muchos especulan, implica sobornar a los líderes
políticos nacionales. Esta división entre los sectores público y privado, bajo el neoliberalismo, comienza
a disolverse cuando las empresas transnacionales negocian contratos con el gobierno, militares y
policías para dispensar la represión contra los deseos populares del Valle. Los intereses creados
ilegales del pasado se están convirtiendo en las normas políticas de hoy bajo la economía política
neoliberal, cimentando un ciclo de auto-reforzamiento de extracción y militarización de los recursos
naturales. La raíz de este conflicto minero radica en un gobierno nacional, regional y, en ocasiones,
local que, por razones de crecimiento económico, desarrollo social y, probablemente, interés propio,
quiere la mina y hace caso omiso de las preocupaciones agrícolas y ambientales populares.
El discurso de la guerra social resuena, cuando el sistema político peruano sirve como 'instrumento [de]
nuestros enemigos', específicamente de los políticos y las empresas mineras, quienes están usando
este sistema 'para perseguir y someter' al Valle de Tambo a los imperativos del desarrollo industrial y
económico. crecimiento.
Esto no quiere decir que no existan problemas en el Valle de Tambo.
La contrainsurgencia 'suave' subsiste en cuestiones sociales y vulnerabilidades, a menudo utilizando
sociólogos, antropólogos y equipos de censos, como parte integral de las operaciones integradas de
configuración monetaria, no solo para mapear el terreno humano, sino también para encontrar las
grietas, fisuras o conflictos comunales existentes para dividir y conquistar poblaciones. En Perú, es
común fijar a las poblaciones urbanas contra las rurales (ver Andreucci & Kallis, 2017), o a los
propietarios de fincas contra los jornaleros. Otra estrategia gubernamental divisiva es aprovechar los
fracasos de la agricultura industrial (marginando la agricultura en pequeña escala) para posicionar a la
minería como una solución. La información y las operaciones civiles o el desarrollo comunitario se
emplean para construir lentamente una armadura social para desviar el ataque del oponente. El agravio,
la necesidad, el deseo o las ambiciones sirven como puntos de intervención para iniciar un proceso de
ingeniería social o ganar los 'corazones' y las 'mentes'. Esta 'necesidad' de la gente, el borrado de
prácticas sustentables y la capacidad de gobiernos y empresas de intervenir con dinero están
produciendo espacios de (baja intensidad) 'militarización por consumo' (Marijnen & Verweijen, 2016:
276). Esta militarización, sin embargo, es la militarización de la vida cotidiana, descrita por Foucault y
destacada por el discurso de la guerra social, que impulsa el progreso tecnoindustrial. En este caso, se
manifiesta en la construcción de recintos, la contratación de personal de seguridad de la mina, la
realización de pruebas de perforación y el intento de apoderarse legalmente de los recursos hídricos
para iniciar la exploración minera. El resultado es un espacio de conflicto social y maniobras
sociopolíticas para diseñar socialmente, lenta y continuamente, la aceptación política de la mina Tía
María.
La ecología política de la contrainsurgencia disecciona la militarización y mercantilización de la
naturaleza. Este campo de estudio está posicionado éticamente para hacer legibles las reacciones
políticas de los actores estatales, corporativos y de élite al revelar tanto las técnicas coercitivas 'duras'
como las tecnologías sociales 'blandas' de control político. Históricamente, la contrainsurgencia ha
intervenido en la 'naturaleza' para despojar a las personas de sus tierras y territorios ilegibles como un
medio para desarrollar los recursos humanos y naturales en el proyecto colonial y, más tarde, estatal
(ver Dunlap & Fairhead, 2014; Peluso & Vandergeest, 2011). ). Ahora, más que nunca, las personas
son el objetivo de la pacificación para persuadirlas —mediante 'zanahorias', 'palos' o depravación— de
que renuncien a sus tierras y recursos naturales. Indígena
23
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pueblos, defensores de la tierra y personas apegadas a la tierra, cada vez más equiparados con los
insurgentes comunistas del pasado, componen el terreno político a ser manejado y moldeado para
acceder a la tierra y los recursos del subsuelo. Southern persiste en orquestar su guerra social de
desgaste para iniciar operaciones. Mientras tanto, los campesinos siguen protestando, lo que les ha
valido penas de prisión y cicatrices físicas y mentales por las palizas y asesinatos de amigos, seres
queridos o conocidos. Se está produciendo un espacio psicogeográfico, no solo a través de la coerción
y la represión, sino también a través de inversiones biopolíticas en el Valle de Tambo en las que las
comodidades, los regalos y las tecnologías se utilizan como método para aprobar la extracción. Los
bosques una vez fueron destruidos para controlar a la gente y ahora la gente debe ser controlada para
adquirir los recursos del subsuelo. El Estado es el marco y la estructura que facilita la conquista
sistemática y continua de los recursos naturales, y mientras "la política es la continuación de la guerra
por otros medios", podemos decir que los negocios son un tipo de guerra por todos los medios para
cautivar cuerpos dóciles y capturar tierras fértiles para maximizar el valor de los accionistas, mantener
la legitimidad y, en consecuencia, afirmar el camino de la rápida pérdida de biodiversidad, las crisis
ecológicas y climáticas.
Conflictos de interés
Ninguna.
Expresiones de gratitud
Esta investigación fue financiada por una pequeña subvención del Departamento de Antropología
Social y Cultural de la Vrije Universiteit Amsterdam, Países Bajos. Este apoyo y subvención
departamentales son profundamente apreciados y crearon las condiciones para leer detenidamente
esta investigación. Esta investigación, sin embargo, no hubiera tenido lugar ni hubiera sido posible sin
Carlo Eduardo Fernández Valencia, cuya incansable traducción
el trabajo y la actitud positiva en situaciones agotadoras y extenuantes permitieron que esta investigación
llegara tan lejos como lo hizo. Este artículo se benefició enormemente del compromiso editorial de
Judith Verweijen, cuya paciencia, cuidado editorial y amistad tengo el privilegio de tener y me complace
compartir.
Del mismo modo, los comentarios editoriales, las conversaciones y el apoyo emocional de Amber Huff
siguen siendo invaluables. Gracias a los tres revisores anónimos por sus comentarios detallados,
desafiantes y de apoyo, que también incluyen reconocer el trabajo administrativo de Tor Arve
Benjaminsen y Philip Steinberg en Political Geography y a todos los participantes de la investigación y
las personas anónimas que ayudaron a hacer posible este artículo.
Apéndice A. Datos complementarios
Los datos complementarios de este artículo se pueden encontrar en línea en https://doi.org/
10.1016/j.polgeo.2019.02.001 .
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