Está en la página 1de 202

2015

Juan Medrano, Luis Pacheco. Historia clínica electrónica y confidencialidad

REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRÍA


Olga Pérez Ibáñez, Cristina García Pedrajas, Nuria Grases, Espe Marsó, Inés Cots, Sonia Aparicio,
Susana Ochoa, Cristina Ventura. Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de
concordancia diagnóstica entre médico/a de atención primaria y psicólogo/a
Begoña Mazagatos, Sandra Ingles-Borda, Amanda López-Picado. El cuerpo como objeto de deseo en
obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual
José Manuel López-Santín, Patricia Álvaro Serón, Ferrán Molins Gálvez. Cambios formales en la
entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo?
José Manuel Bertolín Guillén. Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la
conciencia plena (MBSR): actualización
Manuel Hernanz Ruiz. Adolescente y nuevas adicciones
María Dolores Sánchez García, Beatriz Pecino Esquerdo, Enrique Pérez Martínez. Manía inducida
por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico
Rafael del Pino López. Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía
Nicolás Vucínovich, Juan Otero Rodríguez. Dora según Lacan
Miren Aiala Gatón Moreno, Miguel Ángel González Torres, Moisés Gaviria. Trastornos afectivos
estacionales, “winter blues”

Rosa María Espinosa Gil, María José Campillo Cascales, Ascensión Garriga Puerto, Julio César
Martín García-Sancho. Psicoterapia grupal en duelo. Experiencia de la psicología clínica en Atención
primaria

Juan Medrano, Reflexiones nerviosas. De huecos y de rellenos

Olga Villasante, El Manual del enfermero en los manicomios (1909) de Vicente Goyanes: preludio de
la formación en enfermería psiquiátrica

PARA LEER

PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN

Órgano de la A.E.N., fundada en 1924


126
126

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRÍA Año 35, Abril - Junio, 2015


Junta Directiva AEN:
Presidenta: Eudoxia Gay Pamos
Año 35, n.º 126. Abril - Junio, 2015 Vicepresidente: José Leal Rubio
Secretario: José Carmona Calvo
Vicesecretaria: Ana Moreno Pérez
Director: Óscar Martínez Azumendi (Red de Salud Mental Bizkaia - Osakidetza, Bizkaia). Tesorera: Amalia Tesoro Amate
Secretaria de Redacción: Nekane Sagasti Legarda (Hospital de Galdakao - Osakidetza, Bizkaia). Director de Publicaciones: Óscar Martínez Azumendi
Consejo de Redacción: Sergi Andrés Fradera (PIR Red de Salud Mental Bizkaia – Osakidetza, Vocales: Natalia González Brito, Mikel Munárriz Ferrandis, Candela Santiago Alfaro.
Bizkaia). Paz Arias García (CSM I. Gijón, Asturias). Alberto Fernández Liria (Hospital Uni- Presidentes de Asociaciones Autonómicas: Mercedes Castro García (Andaluza), Ana
versitario Príncipe de Asturias, Madrid). Manuel Gómez Beneyto (Universidad de Valencia, Martínez Calvo (Aragonesa), Paz Arias García (Asturiana), Catalina Sureda García
Valencia). Irantzu González Llona (MIR Hospital de Basurto - Osakidetza, Bizkaia). Juan (Balear), Francisco Rodríguez Pulido (Canaria), Deirdre Sierra Biddle (Cántabra), José
Francisco Jiménez Estévez (Hospital Universitario San Cecilio - Servicio Andaluz de Salud, María Redero San Román (Castellano-Leonesa), Juan A. Estévez Salinas (Castella-
Granada). Lola López Mondéjar (Psicoanalista. Escritora, Murcia). Iñaki Markez Alonso
(Red de Salud Mental Bizkaia - Osakidetza, Bizkaia). Juan Medrano Albéniz (Salud Mental no-Manchega), Francisco Villegas (Catalana), Alfonso García-Ordás (Extremeña), Iván
Álava - Osakidetza, Álava). Encarnación Mollejo Aparicio (Hospital Universitario del Sures- de la Mata Ruiz (Madrileña), María José Lozano Semitiel (Murciana), Ana Sánchez Gue-
te, Madrid). José Juan Uriarte Uriarte (Red de Salud Mental Bizkaia - Osakidetza, Bizkaia). rrero (Valenciana), Jose Antonio Inchauspe Aróstegui (Vasco-Navarra).
Consejo Asesor: Yrjö O. Alanen (Finlandia); Tiburcio Angosto (Vigo); Víctor Aparicio (Oviedo);
Enrique Baca (Madrid); Eduardo Balbo (Madrid); Germán Berrios (Reino Unido); José Miguel
Caldas de Almeida (Portugal); Fernando Colina (Valladolid); Valentín Corcés (Madrid); Manuel
Desviat (Madrid); Julián Espinosa (Madrid); Alberto Fernández Liria (Madrid); Juan Fernández
Sanabria (Huelva); Ramón García (Valencia); José García González (Oviedo); Elena Garralda
La REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRIA es la publicación
(Reino Unido); Onésimo González (Huelva); Manuel González de Chávez (Madrid); José Gui-
món (Bilbao) Rafael Huertas (Madrid); Nobuko Kobayashi (Japón); Alberto Lasa (Bilbao); Isaac oficial de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) - Profesionales de Salud Mental.
Levav (Israel); Fernando Lolas Stepke (Chile); Fernando Marquínez (Bilbao); Odette Masson
(Suiza); Federico Menéndez (La Coruña); Vicente Mira (Madrid); Marcos Pacheco de Toledo Dirigida a un público profesional en el ámbito de la salud mental, la Revista AEN considerará
(Brasil); Tomás Palomo (Madrid); Francisco Pereña (Madrid); Pierre Pichot (Francia); Fabri- preferentemente para su publicación trabajos relacionados con la Psiquiatría, la Psicología y
cio Potestad (Pamplona); Giuliana Prata (Italia); Luis Prieto (Madrid); Antonio Rey González cualquier otro campo relacionado con la salud y enfermedad mental, recogiendo aportaciones
(Valencia); Jaime Rodríguez Sacristán (Sevilla); Maria E. Ruiz de Velasco (México); Benedetto de las ciencias médicas, psicológicas y sociales, básicas y aplicadas, así como desde otras áreas
Saraceno (Italia); Jaime Szpilka (Madrid); J. Manuel Susperregui (Valladolid); Michele Tanse- de la cultura que permitan entender mejor al ser humano y su funcionamiento desde una
lla (Italia); G. H. Ten Horn (Holanda); Amalia Tesoro (Almería); Jorge Luis Tizón (Barcelona); perspectiva no reduccionista.
J. Thierry Tremine (Francia); Ernesto Venturini (ltalia).
Edita: Asociación Española de Neuropsiquiatría (www.aen.es). Sólo los autores son responsables de la opinión que libremente exponen en sus artículos.
Magallanes, 1, sótano 2, local 4. 28015 Madrid, España. Los contenidos de la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría se en-
Tel. 636 725 599. Fax 918 473 182. correo-e aen@aen.es cuentran bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin
Página web: www.RevistaAEN.es Derivadas 3.0 Unported por la que se puede compartir, copiar, distribuir, ejecutar y comunicar
Depósito legal: M. 17149-1981 ISSN: 0211-5735 públicamente la obra, bajo las condiciones siguientes:- Atribución — Debe reconocer los créditos
Periodicidad: Trimestral / N.° ejemplares: 2.150
de la obra, es decir autoría y cita completa de su publicación, al menos la de su versión impresa.
Maquetación: Cristina Díez Fernández
Impresión: Imprenta Arenas. Ezequiel Aguirre 15. 48930 Las Arenas-Getxo (Bizkaia) - No Comercial — No puede utilizar esta obra para fines comerciales. - Sin Obras Derivadas —
Suscripción anual: incluido envíos (4 números): Socios: gratuita. No socios: España 100 € (la No se puede alterar, transformar o generar una obra derivada a partir de esta obra. Puede ampliarse
suscripción a la revista, si se acompaña de la hoja de solicitud de ingreso en la AEN, permite esta información en http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/deed.es
la incorporación plena como socio, con derecho al resto de publicaciones de la asociación
y otros beneficios añadidos); Resto del mundo 120 €. Para cualquier consulta sobre los números de esta revista, véase www.RevistaAEN.es
Número suelto: 25 €.
Suscripciones y números sueltos disponibles en: www.tienda-aen.es
La Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría está incluida en los siguientes
índices y bases de datos: Índice Médico Español (IME), Índice Bibliográfico Español Ilustraciones:
en Ciencias de la Salud (IBECS), Índice Ciencias Sociales y Humanidades (ISOC), “Las maravillas de la creación”, de Zakarīyā Ibn Muḥammad al-Qazwīnī (circa
Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud 1203–1283). Versión del S. XIX.
(BIREME/OPS/OMS), Latindex, Scientific Electronic Library Online (SciELO España),
Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc),
Dialnet, EBSCOhost, Plataforma Open Access de Revistas Científicas Electrónicas
Españolas y Latinoamericanas - CSIC (e-revistas), Directory Open Access Journals
(DOAJ), Psicodoc, Dulcinea, MEDicina en ESpañol (MEDES), Anuario de Publicaciones
de Psicoterapia en Lengua Española - FEAP. Open Archives Initiative (OAI).
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 247-445.

SUMARIO
EDITORIAL
Juan Medrano, Luis Pacheco. Historia clínica electrónica y confidencialidad.............................. 249

ORIGINALES Y REVISIONES
Olga Pérez Ibáñez, Cristina García Pedrajas, Nuria Grases, Espe Marsó, Inés Cots, Sonia Aparicio,
Susana Ochoa, Cristina Ventura. Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de
concordancia diagnóstica entre médico/a de atención primaria y psicólogo/a ........................... 257
Begoña Mazagatos, Sandra Ingles-Borda, Amanda López-Picado. El cuerpo como objeto de deseo
en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual.................................................................... 267
José Manuel López-Santín, Patricia Álvaro Serón, Ferrán Molins Gálvez. Cambios formales en la
entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo?.................................................................................... 277
José Manuel Bertolín Guillén. Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado
en la conciencia plena (MBSR): actualización ........................................................................... 289
Manuel Hernanz Ruiz. Adolescente y nuevas adicciones ........................................................... 309
María Dolores Sánchez García, Beatriz Pecino Esquerdo, Enrique Pérez Martínez. Manía indu-
cida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico................... 323
Rafael del Pino López. Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de
Andalucía....................................................................................................................... 341
Nicolás Vucínovich, Juan Otero Rodríguez. Dora según Lacan.................................................. 355
Miren Aiala Gatón Moreno, Miguel Ángel González Torres, Moisés Gaviria. Trastornos afectivos
estacionales, “winter blues”...................................................................................................... 367

ORIGINALES BREVES
Rosa María Espinosa Gil, María José Campillo Cascales, Ascensión Garriga Puerto, Julio César
Martín García-Sancho. Psicoterapia grupal en duelo. Experiencia de la psicología clínica en
Atención primaria ............................................................................................................................. 383

MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES


Juan Medrano, Reflexiones nerviosas. De huecos y de rellenos ................................................ 389

HISTORIAS CON HISTORIA


Olga Villasante, El Manual del Enfermero en los Manicomios (1909) de Vicente Goyanes: prelu-
dio de la formación en enfermería psiquiátrica ........................................................................ 403

PARA LEER
VV. AA., Libros ............................................................................................................................. 423
Juan Medrano, Documentos en la red .......................................................................................... 425

PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN
Constituida la Junta Gestora de la nueva Asociación Autonómica de Galicia de la AEN-PSM...... 437
Comunicado de la Asociación Española de Neuropsiquiatría - Profesionales de Salud Mental en
relación con la reforma de la Ley del Aborto.................................................................................. 438

Fe de erratas: En el artículo de M. Jiménez Cubero, V. Aguilar Noguera, V. Pol Viedma et al.


Seguimiento de las recomendaciones sobre psicofarmacología y su repercusión conductual en la
discapacidad intelectual. Publicado en Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq, 2013, 33(119), 479-95, en la en
tabla 1 (pág. 484), donde pone “mujeres” debe decir “varones” y viceversa, donde dice “varones”
debe decir “mujeres”.
TABLE OF CONTENTS

EDITORIAL
Juan Medrano, Luis Pacheco. Electronic medical records and confidentiality................................ 249

ORIGINAL PAPERS AND REVIEWS


Olga Pérez Ibáñez, Cristina García Pedrajas, Nuria Grases, Espe Marsó, Inés Cots, Sonia Aparicio,
Susana Ochoa, Cristina Ventura. Program support to primary: A descriptive analysis and diagnos-
tic concordance between primary care physician and psychologist ................................................ 257
Begoña Mazagatos, Sandra Ingles-Borda, Amanda López-Picado. The body as an object of desire in
morbidly obese patients with a history of sexual abuse.................................................................... 267
José Manuel López-Santín, Patricia Álvaro Serón, Ferrán Molins Gálvez. Formal changes in the
psychiatric interview. What’s the background?................................................................................... 277
José Manuel Bertolín Guillén. Efficacy-effectiveness of mindfulness based stress reduction
(MBSR) programme: an update................................................................................................ 289
Manuel Hernanz Ruiz. Teen and new addictions......................................................................... 309
María Dolores Sánchez García, Beatriz Pecino Esquerdo, Enrique Pérez Martínez. Corticoste-
roid-induced mania: a case study and review............................................................................ 323
Rafael del Pino López. Bioethical strategy in the comprehensive mental health plan of Andalucia... 341
Nicolás Vucínovich, Juan Otero Rodríguez. Dora according to Lacan........................................ 355
Miren Aiala Gatón Moreno, Miguel Ángel González Torres, Moisés Gaviria. Seasonal Affective
Disorders, “winter blues”.......................................................................................................... 367

BRIEF REPORTS
Rosa María Espinosa Gil, María José Campillo Cascales, Ascensión Garriga Puerto, Julio César
Martín García-Sancho. Group psychotherapy in a grief. Experience of clinical psychology in Pri-
mary Health Care................................................................................................................................ 383

ON THE VERGES OF PSYCHIATRY AND HUMANITIES


Juan Medrano, Reflections nerve................................................................................................. 389

STORIES WITH HISTORY


Olga Villasante, Vicente Goyanes “Manual del enfermero en los manicomios”: prelude to training
in psychiatric nursing................................................................................................................ 403

FOR READING
VV. AA., Libros ............................................................................................................................. 423
Juan Medrano, Documents on the web ........................................................................................ 425

OFFICIAL ACTIONS ....................................................................................................................... 437


Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 249-253 doi: 10.4321/S0211-57352015000200001

EDITORIAL

Historia clínica electrónica y confidencialidad.

Juan Medrano y Luis Pacheco

Uno de los más notables acontecimientos recientes de nuestra realidad sa-


nitaria es la progresiva importancia que ha adquirido la confidencialidad (clásica
y corporativamente englobada en el llamado secreto médico) y, en paralelo, los
temores de que la historia clínica electrónica (HCE) se convierta en una especie de
libro abierto al que pueda acceder cualquier persona, comprometiendo el derecho
del paciente a que sus confidencias queden exclusivamente en el marco de la rela-
ción asistencial.
El Art. 18 de la Constitución Española garantiza el derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar y a la propia imagen, así como el secreto de las co-
municaciones, y prevé que la Ley “limitará el uso de la informática para garantizar
el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de
sus derechos”, algo que no deja de tener su mérito en una Carta Magna aprobada
en 1978, una época en la que los ordenadores todavía eran computadoras y era di-
fícil de atisbar que terminaran haciéndose omnipresentes o que llegara a existir la
figura de los hackers. Posteriormente, en 1999, la Ley Orgánica de Protección de
Datos (LOPD) estableció el marco general para consagrar el derecho a la intimi-
dad y la privacidad en materia de datos de carácter personal, lo que se terminaría
de configurar con el Real Decreto 1720/2007 que la desarrolla. Ambas normas
establecen que los datos de salud tienen una especial protección. Paralelamente, el
derecho a la intimidad y la confidencialidad ha estado protegido por disposiciones
penales que castigan su quebrantamiento, como en los Arts. 197 y siguientes del
actual Código Penal, con previsión de penas más graves cuando quien revela se-
cretos es un funcionario público (Art. 198) o un profesional (Art. 199).
La legislación sanitaria reconoce el derecho de los pacientes a la confiden-
cialidad e intimidad y/o el deber de los profesionales a garantizarlo, que aparece
en el Art. 10 de la Ley General de Sanidad, así como en la Ley de Ordenación de
las Profesiones Sanitarias o en el Estatuto Marco del personal estatutario de los
Servicios de Salud. Sin embargo, en materia de confidencialidad, el texto sanita-
rio fundamental es la Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la
autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información
y documentación clínica (LBRAP), que en su Art. 7 proclama el derecho de toda
persona a que se respete el carácter confidencial de los datos referentes a su salud,
y a que nadie pueda acceder a ellos sin previa autorización amparada por la Ley,
al tiempo que responsabiliza a los centros sanitarios de la adopción de las medidas
250
EDITORIAL

oportunas para garantizar esta confidencialidad. Complementariamente, el paciente


tiene derecho a que los centros sanitarios establezcan un “mecanismo de custodia
activa y diligente de las historias clínicas” que permita “la recogida, la integración,
la recuperación y la comunicación de la información sometida al principio de con-
fidencialidad” (Art. 19).
La LBRAP, que se ha complementado con las legislaciones autonómicas que
derivan de ella, establece para la historia clínica “criterios de unidad y de integra-
ción, en cada institución asistencial como mínimo”, con el fin de facilitar “el mejor
y más oportuno conocimiento por los facultativos de los datos de un determinado
paciente en cada proceso asistencial” (Art. 15.4). Esta medida, unida a las exigentes
condiciones de custodia de archivos determinada por la LOPD, hace que la HCE
más que un signo de los tiempos sea una necesidad ineludible.
Pero como muchas veces sucede, los desarrollos informáticos no se han he-
cho de manera coordinada, estableciéndose diferentes sistemas de HCE y de receta
electrónica en las diversas comunidades autónomas, que habrá que ir haciendo in-
teroperables de la misma manera que se avanza con dificultades en la elaboración
de un único sistema a nivel europeo. Pero lo que es peor, estos desarrollos se han
producido con más atención a las características técnicas de los diferentes sistemas
y aplicaciones que al material humano que los maneja, lo que ha facilitado una si-
tuación que por momentos se hace caótica.
Las organizaciones sanitarias han ido implantando la sanidad electrónica o
e-Salud pasando por alto que muchos de sus trabajadores de mayor edad proceden
de un universo analógico y no digital, y tienen dificultades para manejarse con los
sucesivos programas y aplicaciones que les van cayendo. Tampoco han tenido en
cuenta las organizaciones que si bien sus profesionales sanitarios saben aproxima-
damente escribir a mano, no todos tienen una habilidad mecanográfica suficiente
como para dar el salto del bolígrafo al teclado sin que se resienta la calidad de la
historia clínica en forma (por errores) o en fondo (por la menor extensión de las
anotaciones al ser más costoso para muchos teclear que caligrafiar). Finalmente,
han ignorado también que muchos profesionales no saben escribir en el teclado
sin mirar directamente a dicho instrumento, provocando esto que - en los últimos
tiempos - los profesionales apenas miremos directamente a la cara de nuestros pa-
cientes, con todos los inconvenientes que esto tiene en general para la relación entre
el profesional y el enfermo y de manera quizás mucho más particular, en el ámbito
de la Salud Mental.
Pero es más notable aún la forma en que la HCE se ha introducido en muchos
lugares, sin el necesario acompañamiento de una formación adecuada de los pro-
fesionales. No es solo que falte información acerca de la normativa sobre aspectos
tales como el derecho de acceso a la historia por parte de profesionales y pacientes,
sino que ni siquiera se ha aprovechado la ocasión para refrescar y en su caso infun-
251
EDITORIAL

dir unos conocimientos adecuados sobre qué es una historia clínica, cuál es su fina-
lidad y cómo ha de redactarse. Lamentablemente, a juzgar por la mínima formación
e información que aportan entre su gente en torno a aspectos normativos básicos en
la relación asistencial, las organizaciones sanitarias parecen estar convencidas de
que sus profesionales son perfectos conocedores de todas estas cuestiones, tal vez
por leer cada día los diversos boletines oficiales que les afectan mientras toman el
café del desayuno. La confusión sobre qué contenidos de la historia pueden facili-
tarse a los pacientes surge en buena medida de una insuficiente información sobre
el tema a los profesionales.
La introducción de la HCE hubiera sido un buen momento para recordar (o
en su caso informar) a sus trabajadores que esta es, según la LBRAP, el conjunto
de los documentos relativos a los procesos asistenciales de cada paciente, con la
identificación de los médicos y de los demás profesionales que han intervenido en
ellos, con objeto de obtener la máxima integración posible de la documentación
clínica de cada paciente, al menos, en el ámbito de cada centro (Art. 14.1), y que tan
importante en ella es la recogida de los datos y confidencias del paciente como de
la justificación de las decisiones de quienes le atienden. Tampoco hubiera estado de
más señalar que siendo el fin principal de la historia facilitar la asistencia sanitaria,
dejando constancia de todos aquellos datos que, bajo criterio médico, permitan el
conocimiento veraz y actualizado del estado de salud (Art. 15.2), la HCE debe ser
completa, pero al mismo tiempo ha de recoger datos pertinentes y no superfluos
o que resulten irrelevantes para la prestación sanitaria. En una asistencia sanita-
ria integrada, además, deben sobrar las abreviaturas idiosincráticas, o en general
cualquier forma de elaboración que la acerque más a ser el cuaderno de bitácora o
al diario de actividades del profesional, en lugar de a ser un documento comparti-
ble y compartido por quienes deben garantizar una atención adecuada al paciente.
Dicho de otra manera, la inacción en este terreno hace pensar que al igual que las
organizaciones sanitarias presumen que sus profesionales saben mecanografiar y se
desenvuelven perfectamente en el universo digital a nivel de usuario, también pre-
sumen que saben qué es una historia clínica y, sobre todo, saben cómo elaborarla.
Por último, la HCE, en tanto que compartida y abierta a diferentes niveles asis-
tenciales, incluido “personal sanitario debidamente acreditado que ejerza funciones
de inspección, evaluación, acreditación y planificación” (Art. 16.5 de la LBRAP)
despierta en muchas personas la duda de si las confidencias de los pacientes pueden
llegar a ser conocidas por personas que el paciente no desearía que tuvieran acceso
a ellas. Incluso cabe preguntarse si los datos de algunas especialidades deberían ser
accesibles a las demás (el ejemplo paradigmático es la Salud Mental, algunos de cu-
yos contenidos, parecen apriorísticamente más delicados que los de la generalidad
de las especialidades, pero seguramente podría pensarse también que otras ramas
de la Medicina, como Ginecología, Dermatología, Pediatría, Medicina Interna o la
252
EDITORIAL

propia Atención Primaria, entre otras, que son ricas en contenidos sensibles). Otras
veces son profesionales asistenciales quienes acceden a determinadas historias ani-
mados por emociones tan básicamente humanas como la curiosidad o el cotilleo, a
pesar de los sistemas de traza que detectan los accesos potencialmente inapropiados
y también del cada vez mayor número de sentencias y resoluciones administrativas
que vienen castigando esta práctica.
Ante el riesgo de accesos indebidos, o simplemente de que confidencias o
datos del paciente lleguen a ser conocidos por quienes no deben o no necesitan
conocerlos, algunos profesionales se resisten a emplear la HCE aduciendo que el
compromiso ético con el paciente les impide utilizar un instrumento tan permeable,
y siguen escribiendo en la clásica historia en papel, que en materia de protección de
datos tiene la “ventaja” de que la caligrafía de algunos sanitarios la convierte en un
documento con un nivel de encriptación que la hace indescifrable. No debe olvidar-
se, sin embargo, que el respeto a la confidencialidad es un integrante básico del com-
promiso ético, pero no el único, ya que en una época caracterizada por la fragmenta-
ción asistencial es esencial y exigible toda medida que, como la HCE, contribuya a
una integración que redunde en una mejor atención. Otra reacción, menos drástica,
pero surgida igualmente del recelo, es reducir al máximo las anotaciones propias en
la HCE o confidencializar ciertos contenidos, si las aplicaciones lo permiten. Esta
estrategia, no obstante, desvirtúa el sentido de la HCE y la acerca, de nuevo, a no ser
más que un diario o un cuaderno de bitácora para quien la escribe, por lo que pierde
el valor que tiene para el paciente, al no permitir que se compartan datos necesarios.
Y eso, sin contar con que dado que en materia de responsabilidad profesional la his-
toria es el documento probatorio básico, una HCE incompleta, telegráfica o que por
estar muy confidencializada resulta inasequible a otros profesionales implicados en
el caso, termina siendo un instrumento perfecto para generar(se) problemas.
Las posibilidades de la Informática aplicada a la asistencia sanitaria son enormes.
Es esperable, y casi exigible, que se corrijan los errores de concepto y de diseño de la
HCE, permitiendo que puedan establecerse contenidos esenciales y otros de acceso
limitado a determinados profesionales o niveles asistenciales, algo que, sin duda, es
técnicamente factible. Y una vez definidos niveles de confidencialidad sería posible,
además, que cada paciente pudiera decidir cuál aplicar a un dato concreto, determi-
nando qué profesionales podrían acceder al mismo pero sabiendo también qué conse-
cuencias puede tener limitarlo en extremo. Las más triviales podrían ser que necesitaría
volver a revelar el dato cada vez que sea atendido por profesionales sin acceso al mismo
pero que deban conocerlo, algo que, por otra parte, es lo que ha sucedido cuando solo
existían historias en papel custodiadas en cada centro. Las más graves tendrían que ver
con la posibilidad de que por no tener acceso a un determinado dato de salud, exista la
posibilidad de que la intervención profesional sea insuficiente, inadecuada o errónea,
algo que también sucedía con la historia en papel pero que la HCE puede evitar.
253
EDITORIAL

En la tensión entre las ventajas e inconvenientes de cualquier innovación ha


de tenerse en cuenta cómo reaccionará ante ella quien debe utilizarla, por lo que
además de la dimensión puramente técnica, no debe perderse de vista que la rela-
ción asistencial es una forma de interacción entre personas, y que quien está en la
función profesional no deja de ser tan persona como su paciente. Y las personas
tenemos dificultades para adaptarnos a novedades, especialmente a partir de cierto
momento de la vida. También funcionamos a menudo más por costumbres ema-
nadas de décadas de escribir historias que por un conocimiento real de su sentido,
contenido y elementos básicos. Tenemos derecho a recibir información y formación
sobre aspectos que pueden ser trascendentales en nuestra actividad profesional, y
tenemos derecho a esa formación y a esa información porque las necesitamos. Y,
finalmente, –ay, cómo somos las personas…- no dejamos de tener ciertas debilida-
des y vicios que conviene corregir instaurando un clima de respeto a la intimidad de
los pacientes que yugule para siempre la curiosidad y el cotilleo, fruto ambos más a
menudo de la ignorancia y de la falta de una cultura de valores que de una auténtica
mala intención.
Todavía estamos a tiempo de corregir los errores de fondo y forma cometidos
en la implantación de la HCE. Cuanto antes nos pongamos a ello antes conseguire-
mos generar un instrumento útil, que beneficie al paciente y generándole la misma
seguridad y confianza que necesita el profesional.
ORIGINALES Y REVISIONES
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 257-266. doi: 10.4321/S0211-57352015000200002

Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo


y de concordancia diagnóstica entre médico/a de atención
primaria y psicólogo/a.
Program support to primary: A descriptive analysis and diagnostic concordance between
primary care physician and psychologist.

Olga Pérez-Ibáñez a, Cristina García-Pedrajas b, Nuria Grases c, Espe Marsó d, Inés Cots e,
Sonia Aparicio f, Susana Ochoa g, Cristina Ventura h.
a
Centro de Salud Mental Castelldefels, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. b Residente de Psi-
cología Clínica, Centro de Salud Mental de Cornellà, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. c Re-
sidente de Psicología Clínica, Centro de Salud Mental Cerdanyola, Parc Sanintari San Joan de Déu, Barcelona,
España. d Centro de Salud Mental Ripollet, Cerdanyola y Montcada i Reixach, Parc Sanitari San Joan de Déu,
Barcelona, España. e Centro de Salud Mental El Prat de Llobregat, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona,
España. f Centro de Salud Mental Garraf, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. g Coordinadora de
la Unitat de Recerca i Desenvolupament, Parc Sanitari Sant Joan de Déu, Barcelona, España. h Centro de Salud
Mental Cornellà, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España.

Correspondencia: O. Pérez Ibáñez (operez@pssjd.org)


Recibido: 24/02/2014; aceptado con modificaciones: 23/07/2014

RESUMEN: Objetivos: Describir las características ABSTRACT: Background: The objective is to describe
del Programa de Soporte a la Primaria (PSP) y analizar characteristics of Program Support to Primary(PSP)
la concordancia diagnóstica entre Médicos de Aten- and analyze diagnostic concordance between Primary
ción Primaria (MAP) y Psicólogos/as del programa. Care Physicians(PCP) and psychologists.
Metodología: Estudio descriptivo longitudinal reali- Method: A descriptive, longitudinal study conducted
zado en 2010 en 7 CAPs de Barcelona. La muestra in 2010 in 7 Barcelona’s primary care centers. The
son 769 pacientes derivados a psicología. Se utilizan sample of 769 patients referred to psychology(referral
estadísticos descriptivos para analizar las variables form issued by doctors). Descriptive statistics, Co-
sociodemográficas y la kappa de Cohen para valorar hen’s kappa and percentage agreement were used to
la concordancia. analyze demographic variables, to assess agreement.
Resultados: El tiempo de espera medio entre deriva- Results: The average waiting time between referral
ción y primera visita es 28 días. La media de interven- and first visit is 28 days. Mean interventions per pa-
ciones por paciente es 3 visitas. Un 27% son dados de tient is 3 visits. 27% of patients are discharged, 20%
alta, un 20% abandonan. Existe una baja concordancia drop. It is a low overall concordance between PCP and
global entre MAP y Psicólogo/a.El diagnóstico más psychologist, the most common diagnosis made by the
frecuentemente realizado por los MAP es Trastorno PCP is anxiety disorder.Psychologists diagnosed with
de Ansiedad. Los psicólogos/as diagnostican con igual the same frequency anxiety disorders (21%), depres-
frecuencia Trastornos Ansiosos (21%), Depresión sion (20.2 %) and adaptive disorders (19.6 %).
(20.2%) y Trastornos Adaptativos (19.6%). Conclusions: PSP offers brief and specialized inter-
Conclusiones: El PSP ofrece intervenciones breves y ventions in Primary Care.Low concordance indicates
especializadas desde Atención Primaria.La baja con- a need to increase opportunities for communication
cordancia indica la necesidad de aumentar espacios between professionals through tools such as consulta-
de interconsulta. tion.
Palabras clave (DeCS): Salud Mental; Aten- Key words (MeSH): Mental Health; Primary
ción Primaria; Psicólogo; Concordancia diagnóstica; Care; Psychologist; Diagnostic concordance; Phy-
Médico de Atención Primaria. sician of Primary Care.

Agradecimiento:
A la Dra.E.Lobo, Directora de Servicios Cominitarios del Parc Sanitari St. Joan de Déu en 2010.
258 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura
ORIGINALES Y REVISIONES

Introducción

La Atención Primaria de Salud (AP) es la puerta de entrada de la población al


Sistema Sanitario de Salud. Es el recurso al que acceden en primera instancia, no solo
la mayoría de personas con patología somática, sino también aquéllas con problemas
de salud mental y/o psicosociales. Constituye el acceso al sistema de salud mental
para el 70% de la población (1)
La gran prevalencia de trastornos de salud mental no graves, las adicciones y
los denominados “problemas de la vida”, generan una alta demanda de atención a los
Equipos de Atención Primaria (EAP) (2-4) . En Europa, la prevalencia de los trastor-
nos mentales en este contexto ha estado estimada entre el 20-55% (5).
A nivel internacional, existe un reconocimiento claro por parte de numerosos
expertos/as y sociedades científicas acerca de la necesidad de incorporar profesio-
nales de la Salud Mental a los equipos de Atención Primaria (6-7). Tal y como cita
Bower (8), uno de los modelos más estudiados y con mayor respaldo científico es el
de la asistencia integrada, el modelo “collaborative care”, que se basa en la asistencia
especializada y atención formativa al equipo de Atención Primaria.
En este sentido, a nivel nacional se han realizado varios estudios que evalúan la
coordinación entre la Atención Primaria y la especializada, evaluando variables como
son las características de la derivación (motivo de consulta, datos sociodemográficos),
tiempo de espera y concordancia diagnóstica entre profesionales de primaria y especia-
listas (9). En estos estudios, como los realizados por Miranda-Chueca (10) o Martín-Ju-
rado y col. (11), el contexto desde donde intervienen los especialistas son los servicios
de salud mental, ya que en la gran mayoría de estos estudios los Centros de Atención
Primaria (CAP) no cuentan con el Programa de Soporte a la Primaria (9-13). Sánchez
González y col. (14) también encuentran una baja concordancia entre el médico/a y los/
as psicólogos/as del CSMA. La diferencia en nuestro estudio es que hemos evaluado la
concordancia entre el psicólogo /a y el médico/a, ambos en el mismo contexto físico: el
CAP.
En el año 2006 en Catalunya se crea el Programa de Soporte a la Primaria
(PSP), dentro del Plan Director de Salud Mental y Adicciones. Éste propone un mo-
delo de colaboración y apoyo entre el CAP y el Centro de Salud Mental de Adultos
(CSMA) con el objetivo de mejorar la atención a las necesidades psicológicas de los
usuarios/as. Esta labor se lleva a cabo a través de un equipo de profesionales especia-
listas, formado por un/una psiquiatra, psicólogo/a, y enfermero/a que se desplazan al
CAP. El programa tiene una doble vertiente: formativa-apoyo técnico y terapéutica-
asistencial. La intervención formativa se concreta en sesiones clínicas y espacios de
interconsulta (asesoramiento al profesional). La intervención terapéutica-asistencial
comprende desde visitas conjuntas con los profesionales de AP hasta intervenciones
psicoterapéuticas breves.
Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica... 259
ORIGINALES Y REVISIONES

El programa permite la detección y derivación de patologías que requieren un


abordaje especializado desde el CSMA, potencia los recursos de AP para la atención
psicológica de complejidad leve-moderada y ofrece soporte asistencial a los CAP con
intervenciones psicofarmacológicas y terapias psicológicas breves.
El presente artículo tiene como objetivo analizar las intervenciones que realiza
el/la psicólogo/a dentro de este programa, excluyendo la intervención de Psiquiatría
y Enfermería en Salud Mental. Se exponen las características sociodemográficas y
clínicas de los pacientes atendidos por psicólogo/a en 7 CAPs de la provincia de
Barcelona a lo largo del año 2010. También se analiza el índice de concordancia
diagnóstica entre los MAP y los/las psicólogos/as del programa. Desde la imple-
mentación de este programa no se han descrito estudios que evaluaran el impacto de
éste. Este proyecto pretende conocer cuáles son las características de la intervención
del psicólogo en el programa y tener una base que permita planificar intervenciones
futuras dirigidas a su mejora.

Material y método

Se trata de un Estudio Descriptivo Prospectivo realizado a lo largo del año 2010


en siete Centros de Atención Primaria (CAP) de la provincia de Barcelona.
Aquellos/as pacientes derivados al psicólogo/a del programa PSP a través de la
hoja de derivación emitida por los MAPS (N= 769) fueron seguidos durante un año
o final del proceso con la intención de recoger información sobre la intervención.
Se excluyeron del estudio aquellos/as pacientes derivados exclusivamente del
MAP a otro profesional especializado no psicólogo/a (psiquiatría PSP, enfermería
PSP) o cualquier profesional del Centro de Salud Mental Adultos.
Para la recogida de datos basal se utilizó la información de la hoja de deriva-
ción (donde se reflejan el motivo de consulta y el diagnóstico CIE 10 de derivación
a criterio del MAP). En la primera visita se recogieron una serie de datos por parte
del psicólogo/a, incluyendo la revisión del diagnóstico realizado por el MAP. Todos/
as los/as pacientes fueron seguidos durante su vinculación al PSP y en las sucesivas
visitas se siguió cumplimentado la información del estudio (ver figura 1).
En el protocolo de evaluación se recogió la siguiente información. En el mo-
mento basal:

• Características socio-demográficas de la muestra (edad, sexo, situación laboral,


antecedentes psicopatológicos y motivo por el que se consulta).
• Motivo de consulta por parte del MAP. Esta variable la clasificamos en tres gru-
pos: por clínica psicopatológica, por problemas familiares, laborales y/o sociales
y finalmente por otros motivos (tribunal médico, informes, etc.)
260 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura
ORIGINALES Y REVISIONES

• Fuente de derivación: Médico de cabecera o derivación a través de otro profesio-


nal del equipo PSP (enfermero o psiquiatra)
• Diagnóstico de derivación del MAP basados en criterios CIE-10. Se utiliza el
diagnóstico principal en el caso de comorbilidad.
• Diagnóstico CIE 10 por parte del psicólogo/a del PSP
Figura 1:
Secuencia para la recogida de datos del perfil de pacientes atendidos

En las siguientes visitas se recogió información sobre:


• Número total de visitas de la intervención psicológica (primera visita más visitas
sucesivas)
• Tipos de visitas (individual, familiar, mixta, interconsulta)
• Cierre de proceso (no presentado primera visita, por alta, abandono o derivación
a otro recurso)

El análisis estadístico se llevó a cabo a través de estadística descriptiva. Se cal-


culó la kappa de Cohen y el Porcentaje de Acuerdo para valorar el acuerdo entre los
diagnósticos de los profesionales de Atención Primaria y de Salud Mental.
El proyecto de investigación fue aprobado por el comité de investigación y de
ética del Parc Sanitari Sant Joan de Déu (PSSJD). A todas las personas participantes
se solicitó el consentimiento informado.
Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica... 261
ORIGINALES Y REVISIONES

Resultados

La muestra la componen 769 pacientes, de los cuales 224 son varones (29%) y
545 son mujeres (71%), todos ellos mayores de 18 años. La media de edad es de 41
años (DE=13,46).
En la Tabla 1 se presentan las características sociodemográficas (edad, sexo,
situación laboral) de la muestra. Respecto a la situación laboral resaltar que un 30%
están en situación de Incapacidad Laboral Transitoria (ILT). De éstos un 38,1% cum-
plen criterios de Trastorno Mental Leve/Moderado (CIE-10) y un 61,9% presentan
síntomas no clasificables dentro de ningún trastorno mental. En la misma tabla, se
incluyen las variables clínicas, como son antecedentes psicopatológicos del usuario
previos a la consulta y los tipos de motivo de consulta.
Tabla 1:
Características sociodemográficas y clínicas de la muestra

Media Desviación típica


Edad 41 13,46
N %
Género Varón 224 29
Mujer 545 71
Situación laboral ILT* 222 30
No ILT 508 70
Antecedentes Tratado por MAP 195 29
psicopatológicos Tratado por otros** 226 34
personales Sin antecedentes 247 37
No explorados*** 110 13,2
Motivo consulta Psicopatológicos 452 59
Problemas familiares 267 35
Otros**** 45 6

*ILT: Incapacidad Laboral Transitoria


**Tratado por otros profesionales sanitarios
***Casos no explorados al pertenecer a los casos que no acuden a primera visita
****Otros: problemas laborales, sociales, demandas de informes o duelos.

En la Tabla 2 se detallan las características del trabajo del psicólogo/a dentro


del programa, valorando el número de visitas por intervención, el tipo de visitas y el
cierre del proceso. La media del número de visitas ha sido de 2,53. El tipo de visita
más frecuente ha sido la visita individual (70%), seguida de las interconsultas (24%).
Respecto al cierre de proceso, un 38% de pacientes fueron derivados a otros disposi-
tivos, mientras que el 27% de pacientes fueron dados de alta del programa. El tiempo
de espera medio entre la derivación y la primera visita es de 28,97 días.
262 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura
ORIGINALES Y REVISIONES

Tabla 2:
Tipo de atención por parte del psicólogo del PSP

Media Desviación típica


Número de visitas 2.53 2.04
N %
Tipo de visita individual 462 70
familiar 32 5
mixta 6 1
interconsulta 160 24
Cierre alta 196 27
no presentado a 1ª visita 110 15
abandono 140 20
derivación 277 38

En la Tabla 3 se especifican los diagnósticos principales que fueron valorados


tanto por el/la MAP (previo a la derivación al PSP) como del psicólogo/a una vez que
el/la paciente se incluye dentro del programa. Además se indican los índices de co-
rrelación entre los diagnósticos valorados por ambos profesionales. Los diagnósticos
más frecuentes realizados por los/as MAP son: Trastorno de Ansiedad (28,4%), sin
diagnóstico (18,6%) y Trastorno depresivo (14,6%), y los diagnósticos más frecuen-
tes realizados por los psicólogos/as fueron: Trastorno Ansiedad (21,4%), Trastorno
Depresivo (20,2%), y Trastorno Adaptativo (19,6%). Para analizar la correlación se
incluye el índice de kappa y el índice de acuerdo. El acuerdo entre el/la MAP y el
psicólogo/a fue bajo en todos los diagnósticos, especialmente en los trastornos de
personalidad, trastorno por dependencia de tóxicos y trastorno psicótico, en los que
el kappa de acuerdo es inferior a 0,1.
Tabla 3:
Tabla 3: Diagnósticos según MAP y psicólogos/as
Diagnósticos según MAP y psicólogos/as
Diagnostico MAP Diagnóstico PSP % de acuerdo Kappa
N % N % N %
Depresión 112 14,6 103 20,2 43 41,7 ,303
Tóxicos 5 ,7 11 2,2 0 0 0
Psicosis 13 1,7 2 ,4 0 0 0
T.Ansiedad 217 28,4 109 21,4 68 62,4 ,282
T.Mixto 69 9,0 32 6,3 13 40,6 ,213
T.Adaptativo 53 6,9 100 19,6 19 19 ,174
T.Alimentación 14 1,8 7 1,4 2 28,6 ,181
T.Personalidad 13 1,7 29 5,7 2 6,9 ,074
T.Somatomorfo 42 5,5 4 ,8 4 100 ,166
Probl.familiares 76 9,9 91 7,8 31 34,1 ,295
Probl.laborales 9 1,2 14 2,7 4 28,6 ,338
Sin diagnóstico 142 18,6 8 1,6 3 37,5 ,021
Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica... 263
ORIGINALES Y REVISIONES

Discusión

En el presente trabajo hemos analizado tanto las características descriptivas


de la muestra, como la concordancia diagnóstica entre los profesionales implicados
en el PSP. Así, encontramos una baja concordancia global entre los diagnósticos del
MAP y del psicólogo/a en el programa. Estos resultados coinciden con otros estu-
dios, sin embargo la diferencia es que en este caso el psicólogo/a está ubicado en el
CAP, mientras que en el resto de estudios el psicólogo/a está ubicado en el CSMA
(15-19).
La diferencia de correlación es esperable ya que se trata de dos equipamientos
profesionales distintos, con formación, procedimientos y fines de valoración diferen-
ciados: El/la MAP diagnostica para derivar correctamente, y el psicólogo/a diagnos-
tica para intervenir adecuadamente. Por ello partimos del principio de que alcanzar
una mayor concordancia contribuye a una mejor derivación, y por tanto a un trabajo
más eficaz y efectivo.
El principal motivo de consulta, son los problemas psicopatológicos, lo que nos
hace pensar que la derivación ha sido adecuada dado que el objetivo del programa es
atender Trastorno Mental Leve/Moderado. Cuando nos referimos a este tipo de pro-
blemas aludimos a aquellos síntomas clasificables dentro de los criterios diagnósticos
de la CIE- 10 (Clasificación Internacional Europea). La bibliografía revisada constata
que los trastornos emocionales son el motivo de consulta más habitual en AP (1, 3-4,
20-21). Estos resultados concuerdan con los del presente estudio, donde el trastorno
más prevalente es el de ansiedad y seguidamente el trastorno depresivo.
Cuando nos referimos a problemas familiares u otros (laborales, sociales, de-
mandas de informes…), aludimos a problemas de la vida cotidiana que están contem-
plados en la codificación adicional CIE–10 códigos Z. Esto forma parte del trabajo
que empieza abordando el/la MAP y que requiere de consulta puntual por parte del
psicólogo/a especialista. El intervenir en estas dificultades emociones asociadas a
factores socio-familiares forma parte de la labor preventiva del psicólogo/a, evitando
que las dificultades se transformen en trastornos.
El diagnóstico más frecuente en los médicos/as ha sido el de trastorno de ansie-
dad. Sin embargo, los psicólogos/as diagnostican con mayor frecuencia el trastorno
de ansiedad, junto con el trastorno depresivo y los trastornos adaptativos. Se observa
que en muchos de estos casos orientados como Trastorno de Ansiedad o Trastorno
Depresivo por el médico/a, acaban siendo diagnosticados por el psicólogo/a como
Trastorno Adaptativo, coincidiendo con otros autores (15). Esto podría entenderse
desde la consulta médica, que ha de centrarse en el síntoma, a diferencia de la con-
sulta psicológica que hace una evaluación psicodiagnóstica.
La categoría registrada de “sin diagnóstico definitivo” puede significar que el
MAP tenga dudas para poder concretar un diagnóstico psicopatológico; hay que tener
264 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura
ORIGINALES Y REVISIONES

en cuenta la presión asistencial a la que se ve sometido el/la MAP que dificulta la


tarea. También destaca la mayor dificultad para diagnosticar trastornos de personali-
dad, dado que entendemos que se trata de un diagnóstico más específico que corres-
ponde al profesional de Salud Mental.
El 37% de la muestra no había consultado previamente en ningún dispositivo
por sintomatología psicopatológica. Este dato es importante ya que indica que un
tercio de la población que atendemos debuta por primera vez con dicha clínica, con
lo cual las intervenciones de los psicólogos/as en este momento pueden ser decisivas
en para evitar la cronicidad (3).
A nivel descriptivo se encuentran similitudes con respecto a la bibliografía pu-
blicada (4, 6, 8). Así, se observa una mayor prevalencia de mujeres que consultan en
Atención Primaria (22), lo cual también se objetiva en las derivaciones realizadas al
psicólogo/a. La media de intervenciones para cada paciente que es de tres, se explica
debido a que la intervención es prioritariamente focalizada, breve, y centrada en la
demanda: Desde la primera visita el psicólogo/a está realizando intervención psico-
terapéutica. Otro aspecto importante es la función de cribaje que desde el programa
realiza el psicólogo/a para discriminar la patología leve/moderada de la grave, dado
que esta última debe ser atendida desde un CSMA. Además, a través de la intercon-
sulta, el psicólogo/a orienta hacia otros recursos de la comunidad. Esto nos explica
el número de intervenciones breves y concisas que realiza el psicólogo/a en los dos
niveles: interconsulta y asistencia directa. Hay que tener en cuenta que en ocasiones
la primera visita ya consta como alta al no detectarse clínica psicopatológica que
justifique intervención. Este punto nos hace plantear la importancia de mejorar la
vertiente formativa y de comunicación entre profesionales en cuanto al análisis de las
derivaciones a través de la interconsulta. Por otro lado, el propio rol del psicólogo/a
como especialista permite en muchos casos encuadrar el motivo de demanda del
paciente en un contexto de normalización y contención que a veces desencalla y
resuelve el cuadro en una única visita sin necesidad de seguimiento.
El porcentaje de absentismo (pacientes no presentados a primera visita) sugiere
la importancia de reformular cuál ha sido el criterio de derivación del MAP y sus
expectativas así como profundizar en las motivaciones del paciente. Por nuestra ex-
periencia clínica la impresión es que podría estarse dando el efecto de derivaciones
motivadas por el médico/a más que por el propio/a paciente. El poder optimizar los
espacios de interconsulta podría mejorar la adecuación de la derivación y su interven-
ción en el programa. Otra hipótesis podría ser que durante el tiempo de espera previo
a la primera visita, el paciente resolviera con sus propios recursos la conflictiva por la
cual consultaba. Aunque el tiempo de espera entre la derivación del médico y la pri-
mera visita con psicología es de menos de un mes, el tratamiento realizado a partir de
la primera visita suele ser intensivo ofreciendo un tiempo entre visitas más reducido.
Durante el proceso de tratamiento algo menos de una cuarta parte de los pacientes
Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica... 265
ORIGINALES Y REVISIONES

abandonan, esto podría deberse entre otros motivos, a que el paciente atendido en un
contexto médico/a, es menos grave y puede tener la idea de una consulta puntual y
aislada de remisión sintomática.
El impacto de este trabajo conjunto en las ABS es un trabajo pendiente de
operativizar, si bien la impresión subjetiva por parte de los psicólogos/as que partici-
pamos en el programa es de una satisfactoria aceptación y adaptación. Los/as MAP
se muestran cada vez más receptivos a participar en los espacios de interconsulta de
reunión general, así como a propiciar espacios de interconsulta de casos individuales,
se implican más en los casos en los que hay impacto emocional con o por la enferme-
dad que les traen, lo que hace que soliciten más formación sobre manejo de entrevista
para afinar más en la derivación a la especializada. Por otro lado, la impresión sobre
la respuesta del paciente es la de la vivencia de recepción de una atención integral
y global, abordándose las distintas dimensiones que como persona trae a consulta
como fruto de su malestar, físico y/o psíquico.
El objetivo del PSP ha sido desde su implementación, ofrecer una cartera de
servicios compartida entre AP y SM propiciando un mayor diálogo interno entre
profesionales para mejorar la concordancia (23), reformular criterios de derivación a
través de la interconsulta y optimizar la exploración sintomática por parte del MAP.
Integrar la figura del psicólogo/a especialista en el CAP para analizar la demanda de
problemas emocionales, de la vida y/o problemas de salud mental está siendo una
experiencia enriquecedora. El poder compartir, sirve de ayuda y soporte mutuo en la
tarea de reflexión sobre qué le sucede al paciente, y aportar herramientas que permi-
tan la gestión y el manejo del malestar de la vida de los pacientes.

BIBLIOGRAFÍA

(1) Pastor, J. El psicólogo en AP: un debate necesario en el sistema nacional de salud. Pa-
peles del psicólogo 2008; 29 (3): 271-290.
(2) Generalitat de Catalunya. Departament de Salut. Salut mental i qualitat de vida. Pla
Director i Addiccions. Departament de Salut 2006.
(3) Ortiz-Lobo A, González-González R, Rodríguez-Salvanés F. La derivación a Salud Men-
tal de pacientes sin un trastorno psíquico diagnosticable. Atención Primaria 2006; 38 (10): 563-569.
(4) Martínez M, Dolz M, Alonso J, Luque I, Palacín C, Bernal M, et al. Prevalencia de los
trastornos mentales y factores asociados: resultados del estudio ESEMeD-España. Medicina Clínica
2006; 12 (126): 445 – 451.
(5) Serrano-Blanco A, Palao DJ, Luciano JV, Pinto-Meza A, Luján L, Fernández A, et-al.
Prevalence of mental disorders in primary care: results from the diagnosis and treatment of mental
disorders in primary care study (DASMAP). Soc Psychiatry Psychiatr Epidemiol 2010; 45: 201-10.
(6) Thielke S. Health psychology in primary care: recent research and future directions.
Psychology Research and Behavior Management 2011; 4: 59-68.
266 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura
ORIGINALES Y REVISIONES

(7) Tanielian TL, Pincus HA, Dietrich AJ, Williams JW Jr, Oxman TE, Nutting P, et al. Re-
ferrals to psychiatrists. Assessing the communication interface between psychiatry and primary care.
Psychosomatics 2000; 41: 245-52.
(8) Bower, P. Primary care mental health workers: models of working and evidence of
effectiveness. British Journal of General Practice 2002; 52: 926-933.
(9) Espinosa-Sabina L, Castilla-Pérez MP. Estudio descriptivo de las derivaciones urgentes
a una unidad de salud mental. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq 2002; 22 (83): 111-123.
(10) Miranda-Chueca I, Peñarrubia-María MT, García-Bayo I, Caramés-Durán E, Soler-Vila
M, Serrano-Blanco A. ¿Cómo derivamos a salud mental desde AP? Atención Primaria. 2003; 32 (9):
524-530.
(11) Martín-Jurado A, de la Gándara Martín JJ, Castro Carbajo S, Moreira Hernández A,
Sánchez-Hernández J. Análisis de concordancia de las derivaciones de Atención Primaria a Salud
Mental. Semergen 2012.
(12) Franquelo P, García D, Moya P, Lema J. Tasa de derivación y factores asociados a la
calidad de la hoja de derivación en Atención Primaria. Rev Clin Med Fam 2008; 2 (5): 199-205.
(13) Goñi A, García E, Landa N, Lizasoain E. Análisis de las derivaciones desde atención
primaria a salud mental. Anales de Psiquiatría 2008; 24(2)
(14) Sánchez-González D, Vega-Moreno D, Soto-Lumbreras A, Andreu i Gràcia A, Castells-
Rovira M, Navarro-Martín D, et al. ¿En qué ocasiones el médico de familia solicita un tratamiento
psicológico para sus pacientes?: análisis descriptivo y de concordancia entre diagnósticos. C. Med.
Psicosom 2011; 97: 31-37.
(15) Landa N, Goñi A, García de Jalón E, Lizasoain E. Concordancia en el diagnóstico entre
atención primaria y salud mental. Atención Primaria. 2008; 40 (6): 285-289.
(16) Cano-Vindel. Intervención psicológica en atención primaria: una experiencia piloto. In-
focop 2013; 60: 7-9
(17) Marsó E, Ventura C, García-Pedrajas C, Pérez, O. y Grases, N. (2012, Febrero). ¿Hay
concordancia entre los diagnósticos de los médicos/as de AP y los psicólogos/as?. Paper presented at
Mental Health and Family Medicine working together, Granada, España
(18) Ordoñez MP, Gómez-Ullate C. Estudio de la demanda a nuestra Unidad de salud Mental:
la calidad de los partes de interconsulta y la concordancia. Anales de psiquiatría 2009; 25(2): 70-78.
(19) Rodríguez-Caravaca G, Villar del Campo I. Concordancia diagnóstica entre atención
primaria y atención especializada tras consulta urgente. Atención Primaria 2000; 25(5): 292–296.
(20) Ventura C, Pérez O, Marso E, Grases N, Cots, I, Ochoa, S. y García-Pedrajas C. Di-
ferencias de género entre las personas atendidas en el PSP en el año 2010. Póster presentado en III
Congreso Català de la Dona i Salut Mental, Barcelona, España. Octubre, 2012.
(21) Grases N, Pérez O, Marso E, Ventura C, Cots I, Ochoa S, García-Pedrajas C. Concor-
dancia en el diagnóstico en función del género de los médicos de Atención Primaria. Póster presenta-
do en III Congreso Català de la Dona i Salut Mental, Barcelona, España. Octubre, 2012.
(22) Rodríguez-Muñoz C, Cebrià-Andreu J, Corbella-Santomà S, Segura-Bernal J, Sobre-
ques-Soriano J. Rasgos de personalidad y malestar psíquico asociados a los pacientes hiperfrecuenta-
dores de consultas de Atención Primaria. Atención Primaria, 2003; 13: 143-150.
(23) Cuesta L, Alberto M, Prat J, Simón O, Marcos R. Adecuación del diagnóstico, trata-
miento y derivación de la patología psiquiátrica en asistencia primaria. Utilidad y/o necesidad de
coordinación. En: V Congreso Nacional de Psiquiatría; Zaragoza 18-21 de octubre 2000.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 267-275. doi: 10.4321/S0211-57352015000200003

El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con


antecedentes de abuso sexual.
The body as an object of desire in morbidly obese patients with a history of sexual abuse.

Begoña Mazagatos a, Sandra Ingles-Borda b, Amanda López-Picado c.

Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario Araba. Vitoria-Gasteiz, España. a Psicoanalista miembro


a, b

de la Asociación Psicoanalítica de Madrid perteneciente a la IPA (International Psychoanalytical Associa-


tion), España. c Unidad de Investigación de Araba. Hospital Universitario Araba. Vitoria-Gasteiz, España.

Correspondencia: Amanda López-Picado (Amanda.lopezpicado@osakidetza.net)


Recibido: 03/04/2014; aceptado: 06/07/2014

RESUMEN: Introducción: La imagen corporal del obe- ABSTRACT: Background: Morbid obesity may
so mórbido puede ser usada como factor de protección use their body image in order to avoid attracting
frente a la sexualidad. Se ha hipotetizado que los sujetos erotic attention. Some authors have suggest that
con antecedentes de abuso sexual serían más proclives a people who have been sexually abused are likely to
utilizar la obesidad mórbida en este sentido. Acercarnos used their body image in that way. We try to attempt
a la verificación de esta hipótesis en una muestra de 398 to verify this hypothesis in a sample of 398 morbid-
pacientes con obesidad mórbida que solicitan interven- ly obese patients who requested bariatric surgery.
ción de cirugía bariátrica. Method: A semi-structured interview with system-
Método: Entrevista semiestructurada con recogida sis- atic collection of information regarding the abuse
temática de datos, de los abusos sufridos y de las vi- suffered and the experiences and repercussions of
vencias y repercusiones de la obesidad en las relaciones obesity on the patients’ sexual relations.
sexuales de los pacientes. Results: The majority of patients interviewed with
Resultados: la mayoría de los pacientes entrevistados a history of abuse were women (n=39; 88.6%). Pa-
con antecedentes de abusos sexuales eran mujeres tients with a history of sexual abuse presented high-
(n=39; 88,6%). Los pacientes con antecedentes de abu- er psychiatric comorbidity and lower self-esteem
sos sexuales presentaban una comorbilidad psiquiátri- (2.60 (1.32-5.13)), although the belief and convic-
ca mayor y menor autoestima (2.60 OR (1,32-5,13)) tions of interference of their body image in their
aunque la obesidad no representaba un problema en sus sexuality was similar to those who had not suffered
relaciones sexuales 1.52 (0,71-3,24)). sexual abuse (1.52 (0.71-3.24)).
Conclusión: La utilización de la imagen corporal del Conclusion: The use of an obese subject’s body im-
obeso como barrera de protección ante la sexualidad no age as a protective barrier against sexuality does not
requiere del antecedente de abuso sexual. require a history of sexual abuse.
Palabras clave: imagen corporal, obesidad Key words: body image, morbid obesity, sex-
mórbida, abusos sexuales. ual abuse.

Introducción

La obesidad mórbida es una patología cada vez más frecuente en nuestro


entorno. Hay múltiples factores socioculturales, interpersonales, intrapsiquicos y
orgánicos, incluido los genéticos, que determinan y/o condicionan la evolución
hacia la obesidad mórbida, aunque aún no ha sido posible establecer de forma fe-
haciente el impacto ni la forma de interacción entre cada uno de ellos en la génesis
de la obesidad mórbida (1-5).
Los aspectos psicosociales de esta enfermedad son especialmente importan-
tes, no sólo por cuanto se considera su calidad de vida cuando ya existe la obesi-
268 B. Mazagatos, S. Ingles-Borda, A. López-Picado
ORIGINALES Y REVISIONES

dad severa sino por la posible relación de aspectos socioculturales y dificultades


emocionales durante la infancia, que habrían influido tanto en la adquisición de
comportamientos y hábitos de alimentación no saludables, como en el propio me-
tabolismo (1).
Entre ellos se han descrito los maltratos y abusos sexuales infantiles, que
parecen contribuir en el desarrollo de la obesidad, aunque no específicamente en la
obesidad mórbida (6-14).
Existen diferentes abordajes desde lo sociocultural e intrapsíquico hasta lo
neurobiológico para acercarse a entender esta interacción.
Desde la neurobiología la vivencia del maltrato infantil implica la exposición
del cerebro en desarrollo a un estrés crónico y/o grave, ocasionando la hiperacti-
vación del eje hipotalámico-hipófisis suprarrenal (15), provocando una alteración
anatomofuncional del sistema límbico que generaría niveles elevados de cortisol,
lo que aumenta la capacidad de depósito de grasa en los adipositos (16) y contri-
buiría así al desarrollo de la obesidad (8, 17).
Desde la perspectiva sociocultural, el modelo erótico actual no coincide con
la imagen del obeso (18-20), en este sentido, Glinski (21) se pregunta si la obesi-
dad podría actuar como elemento de protección ante las relaciones interpersonales
estrechas y Näslund (22) considera como datos de mal pronóstico tras cirugía ba-
riatrica, los antecedentes de abusos sexuales en la infancia. Siguiendo en esta línea
argumental las personas que han sido objeto de abuso sexual es previsible que tu-
vieran, en general, una actitud más desconfiada frente a la sexualidad y en algunos
casos de obesidad mórbida podrían utilizar su imagen corporal para no ser reclamo
erótico (1).
En este trabajo, al igual que los de otros autores (19,23), analiza la relación
entre la obesidad y la erotización.
Conscientes de la complejidad del tema nos planteamos en este trabajo la
descripción de los obesos mórbidos, de nuestra muestra, que refieren antecedentes
de abusos sexuales, y estudiamos si existe relación entre estos antecedentes y sus
vivencias de la repercusión de la obesidad en sus relaciones sexuales y así mismo
exploramos las características de estos abusos.

Material y Métodos

Diseño
Estudio prospectivo observacional dentro de la práctica clínica habitual en
una muestra consecutivo de pacientes. Se estudian 393 pacientes con obesidad
mórbida que solicitan intervención de cirugía bariátrica en Hospital Universitario
El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual 269
ORIGINALES Y REVISIONES

de Álava, sede Txagorritxu de Vitoria-Gasteiz (Spain) entre marzo de 2001 y junio


de 2010. De estos un total de 44 (11,2%) pacientes presentaban historia de abuso
sexual.
Método:
Entrevista psiquiátrica semiestructurada encuadrada en la práctica clínica ha-
bitual de evaluación de los pacientes con obesidad mórbida que solicitan tratamien-
to quirúrgico. Donde se recogen entre otros datos, a los que hacemos referencia en
este artículo: características sociodemográficas, índice de masa corporal (IMC),
comorbilidad psiquiátrica (tratamiento psiquiátrico o uso de psicótropos), antece-
dentes de abusos sexuales y características de estos:(edad, frecuencia, si se realizó
por parte de un familiar/allegado o extraño y si hubo ocultismo o no, disminución
de autoestima y si hubo cambios en el entorno como consecuencia) y repercusión
de la obesidad en sus relaciones sexuales y a nivel psicosocial. Todas las entrevistas
fueron realizadas por una única entrevistadora.
Consideramos como abusos sexuales solo los que el paciente refiere como ta-
les siendo preguntados explícitamente por ello en un momento emocional concreto
de la entrevista, cuando está hablando de su biografía. Esto indica que el hecho fue
vivido por el paciente como erotizado e impuesto, lo que nos parece más significa-
tivo para las repercusiones psicológicos que si lo definiéramos de acuerdo a datos
formales externos.
En cuanto a las relaciones sexuales, les preguntamos específicamente si su
obesidad les repercute de alguna forma en sus relaciones sexuales y como. Las
respuestas las agrupamos en 5 apartados: dificultad de movimientos, vergüenza del
propio aspecto, ninguna repercusión, no interés en relaciones y no pareja (incluido
esporádicas). Las 2 últimas categorías, es decir, no interés en relaciones o no tener
o haber tenido pareja siendo obeso, lo recogimos y no se utilizaron para el análisis
ya que en estos casos no se puede constatar la interferencia de la obesidad en las
relaciones. Corresponderían al clásico apartado “no sabe, no contesta”.

Análisis estadístico

Las variables continuas, como la edad y el índice de masa corporal, se des-


cribieron mediante su media, desviación estándar, mientras que, las variables
categóricas se describieron mediante la distribución de frecuencias y porcentual
correspondiente. La comparación de la edad y el IMC entre los pacientes con ante-
cedentes de abusos sexuales y los pacientes sin dichos antecedentes se realizó me-
diante la prueba T Student mientras que la comparación de las restantes variables
(estado civil, nivel de estudios, uso de psicótropos y repercusión en las relaciones
270 B. Mazagatos, S. Ingles-Borda, A. López-Picado
ORIGINALES Y REVISIONES

sexuales entre otras) se utilizó la prueba de Chi cuadrado. En todo el análisis un


valor de p<0,05 fue considerado significativo. El estudio estadístico consta del
análisis descriptivo de las variables mediante SPSS v.18.

Resultados

La muestra global se compone de 393 pacientes de una edad de 41,2±11,0,


con un IMC de 48,4 ±5,5 (rango de 35,0-65,8), predominio de sexo femenino 76,3%
(n=300), bajo nivel educativo, siendo un 64% los que tenían menos de 10 años de
educación formal. De este grupo, 44 (11,2%) pacientes presentaban antecedentes
de abuso sexual. Las características sociodemográficas se muestran en la tabla1,
sin que hubiera diferencias estadísticamente significativas entre los pacientes con
antecedentes de abusos y entre los que no excepto en el sexo, ya que la mayoría de
los abusados eran mujeres (88,6%; n=39).

Tabla1.
Datos demográficos de los 2 grupos de pacientes:
Grupo no abuso sexual
Grupo abuso sexual (n=44) p
(n=349)
Hombres 5 (11,4%) 88 (25,2%)
Sexo 0,042
Mujeres 39 (88,6%) 261 (74,8%)
Edad 46,0±13,2 46,2±11,3 0,904
Primarios 27 (61,4%) 225 (64,7%)
Estudios Secundarios o 0,739
17 (38,6%) 123 (35,3%)
Superiores
Con pareja 14 (31,8%) 225 (64,5%)
Estado civil 0,738
Sin pareja 30 (68,2%) 124 (35,5%)
Activo 17 (38,6%) 177 (50,7%)
Situación laboral 0,151
Parado 27 (61,4%) 155 (49,3%)
IMC 44,8±5,5 46,2±5,6 0,120
IMC: índice de masa corporal

Describiendo las características de los abusos sexuales, se encontró que el


68,2% (n=33) habían sufrido abusos por parte de un familiar, el 70,5%(n=31) había
ocultado el abuso y la edad media de cuando sufrieron los abusos fue entorno a los
10 años (media 9,9 ±5,8).
Dentro del grupo con antecedentes de abuso sexual, el 68,2% (n=30) requi-
rieron tratamiento psiquiátrico previo a la intervención, respecto al 31,8% (n=14)
que no recibieron tratamiento (OR:3,12 (1,60-6,10)). Entre aquellos que han sufri-
El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual 271
ORIGINALES Y REVISIONES

do abusos sexuales, el 70,5% (n=31) refieren disminución de la autoestima por el


hecho mismo de la obesidad, en comparación el 29,5 % (n=13) que no (OR:2,60
(1,32-5,13)).
El 62,5% (n=20) de los que han tenido abuso sexual presentaban repercu-
siones en las relaciones sexuales por la obesidad, frente al 37,5% (n=12) de los
abusado que no constaron este hecho pero la diferencia no es estadísticamente
significativa (OR:1,52 (0,71-3,24)). (Ver tabla 2).

Tabla2.
Repercusiones del abuso sexual:
Abusos sexuales Estadísticos
SI NO Odds Ratio (IC 95%)
SI 30 (68,2%) 142 (40,7%)
Tratamiento psiquiátrico previo 3,12 (1,60-6,10)
NO 14 (31,8%) 207 (59,3%)
SI 18 (40,9%) 58 (16,7%)
Uso psicótropos 3,40 (1,75-6,60)
NO 26 (59,1%) 290 (83,3%)
SI 31 (70,5%) 167 (47,9%)
Disminución autoestima 2,60 (1,32-5,13)
NO 13 (29,5%) 182 (52,1%)
SI 20 (62,5%) 137 (52,3%)
Repercusión relaciones sexuales 1,52 (0,71-3,24)
NO 12 (37,5%) 125 (47,7%)

No se detectaron diferencias estadísticamente significativas (p=0,607) en la


proporción de pacientes que sienten vergüenza por su propio aspecto en las relacio-
nes sexuales entre los que habían sufrido abusos sexuales y los que no.

Discusión

La prevalencia de abusos sexuales en nuestra muestra es análoga a otros estu-


dios de obesos mórbidos con población americana (24). En estudios de prevalencia
de abuso sexual realizados en España, describen que el 18,9% de los adultos había
sufrido abusos sexuales durante su infancia (25). Mientras que en nuestra muestra
solo lo refieren el 11,1%, esta diferencia probablemente corresponde a como se
conceptualiza el abuso sexual (26). En el estudio de Pereda (27) se define el abuso
en función de datos formales y en nuestra muestra consideramos como abusos
sexuales solo los que el paciente refiere como tales en correspondencia con la vi-
vencia subjetiva del hecho como erotizado e impuesto.
272 B. Mazagatos, S. Ingles-Borda, A. López-Picado
ORIGINALES Y REVISIONES

Así mismo las características del abuso sexual en nuestra muestra no difieren
de las encontradas en población general (25, 27).
Que el paciente refiera tener dificultades en las relaciones sexuales por la
vergüenza de su aspecto, nos indica que considera que su imagen corporal de obeso
interfiere en el acercamiento erótico con el otro y evidencia su convicción interna
de que un cuerpo obeso no es sexualmente atractivo. Por lo que tomamos este
ítem como índice de la capacidad de utilizar a nivel inconsciente la obesidad como
protección ante la posibilidad de funcionar como reclamo sexual. Se supone que
los pacientes con antecedentes de abusos sexuales serían más reticentes al acerca-
miento erótico al otro, sin embargo en nuestro estudio la proporción de este ítem es
similar en los que han tenido abusos sexuales y en los que no.
Sí en cambio, es mucho mayor la muy baja autoestima y la consideración
de la obesidad como causa de ella así como la probabilidad de haber precisado
tratamiento psiquiátrico previo en los que han sido objeto de abusos sexuales. Los
pacientes que han sido objeto de abuso sexual tienden a sentir su autoestima dis-
minuida por ser obesos, es decir, viven su obesidad como algo que les resta valor
personal, sin embargo no parece que sientan de forma significativa su obesidad
como algo que les resta valor como reclamo erótico, al menos no más que aquellos
que no han sufrido abusos sexuales.
En nuestra muestra de obesos mórbidos, la prevalencia de comorbilidad psi-
quiátrica en pacientes con antecedentes de abuso sexual es significativamente su-
perior, lo que es coherente con el efecto traumático del abuso sexual. (28-32).
Si bien es cierto que los niños tienen una sexualidad y no hace falta la inter-
vención del adulto para despertarla (30), las cualidades de la sexualidad infantil y
la del adulto son muy diferentes. No es lo mismo que el niño descubra por si mismo
en la interacción con el entorno su propia sexualidad que la estimulación forzada
de una excitación inadecuada y excesiva para la capacidad del cuerpo y psiquismo
en desarrollo del infante de contenerla y elaborarla.
Además el hecho de ser utilizado en la infancia como objeto de deseo por un
adulto para su satisfacción erótica, conlleva en el infante la interiorización en su
psiquismo en formación de una imagen esencialmente (global, general…) desvalo-
rizada de sí mismo. Así la consideración de sí mismo como sujeto se ve trastocada.
Tiene en mayor o menor medida una vivencia de sí mismo como “objeto” de deseo
(lo que se percibe en la clínica como sentimientos de indignidad, suciedad, inade-
cuación etc.…) y no como “sujeto” de deseo, que sería dueño de sí mismo de su
cuerpo y sus deseos. “Alguien” y no “Algo” al servicio del deseo del otro.
En los casos en que el abuso sexual se ha realizado por parte de personas que
son figuras de protección, la representación interna de dichas figuras (p.ej. padres)
como peligrosas e inconsistentes resulta, con frecuencia, intolerable, por lo que esa
vivencia es negada y disociada y en un intento de buscar explicaciones al abuso,
El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual 273
ORIGINALES Y REVISIONES

que salvaguarde a “bondad” de la figura de protección asumen la carga de la culpa


interiorizando la convicción de que ellos son esencialmente malos o indignos y
merecedores por tanto del trato recibido (28, 30, 32).
Además es muy difícil que las víctimas de abusos sexuales (y no sexuales) ad-
quieran un sentimiento interno básico de seguridad, por lo que tienden a ser más de-
pendientes de fuentes externas de confort. Una de esas fuentes puede ser la comida y la
obesidad consecuente, una forma de expresar y perpetuar esa convicción de indignidad.
Entrando así en una espiral que se retroalimenta a sí misma y evoluciona ha-
cia la obesidad mórbida. En los obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual
es muy frecuente la baja autoestima y el sentimiento de indignidad atribuido a la
obesidad. Sin embargo, de acuerdo con nuestros resultados, no parece que sientan
su obesidad como algo que les resta valor específicamente como reclamo erótico,
al menos no más que aquellos que no han sufrido abusos sexuales, ya que la pro-
porción en ambos casos es similar. Lo que concuerda con los hallazgos encontrados
por Oppong et al. (23) en obesos mórbidos intervenidos.
El que los obesos mórbidos refieran baja autoestima por obesidad implica que
han interiorizado la imagen social denigrada del obeso, es decir, viven su obesidad
como algo que les resta valor personal. Lo que, en nuestro estudio, es llamativa-
mente superior en los pacientes que han sufrido abuso sexual en su infancia. Consi-
deramos que es consecuencia de que los pacientes que han sufrido abusos sexuales
interiorizan una imagen desvalorizada de si mismos, por el hecho mismo del abuso,
y secundariamente la atribuyen a la obesidad. Siendo en estos casos la atribución
consciente a la obesidad como causa de la baja autoestima un movimiento psíquico
secundario. La elección de la obesidad como justificación del escaso valor que el
individuo se da a si mismo está muy favorecida por el imaginario social (18).

Conclusión

Aunque es frecuente en los obesos la atribución a la obesidad de una mayor


dificultad de acercamiento erótico al otro y la utilización de esta para evitar la ero-
tización de las relaciones interpersonales no lo es más en los que han sido objeto de
abuso sexual que en los que no lo han sido.
Los abusos sexuales aumentan de forma significativa la probabilidad de co-
morbilidad psiquiátrica, pero no predispone necesariamente a que se use el cuerpo
como barrera de defensa ante las relaciones íntimas.
Los obesos mórbidos que han sufrido abusos sexuales en la infancia tienden
a tener un sentimiento básico de indignidad e inadecuación (baja autoestima) y a
considerar como causa de ese sentimiento su imagen corporal de obeso.
274 B. Mazagatos, S. Ingles-Borda, A. López-Picado
ORIGINALES Y REVISIONES

Se confirma que el abuso sexual infantil tiene en la estructuración del psi-


quismo en formación, un efecto mucho más devastador que la mera reticencia al
establecimiento de relaciones interpersonales estrechas, más o menos erotizadas.
En los obesos mórbidos que no han sufrido abuso sexual, la repercusión de su
imagen corporal en la disminución de su autoestima es significativamente menor
que en los que han sido objeto de abuso.
Para confirmar que en los obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual
la atribución de la causa de su sentimiento básico de indignidad a la obesidad es un
movimiento psíquico secundario, sería interesante estudiar de forma comparativa la
evolución de la autoestima con el cambio de la imagen corporal tras la intervención.

Bibliografía:

(1) Colin A, Ross MD. Psychodynamics of eating disorder Behavior in Sexual Abuse Sur-
vivors. American journal of psychotherapy; 2009; 63, 3, 211.
(2) Isidro ML, Álvarez P, Martinez T, Cordido F. Alteraciones neuroendocrinas en la obesi-
dad. Rev Med Univ Navarra 2004; 48, 2: 24-29.
(3) Eugenio Arteaga U, Manuel Moreno G. El tejido graso como modulador endocrino:
Cambios hormonales asociados a la obesidad. Rev Med Chile 2010; 138: 1294-1301.
(4) Rohde P, Ichikawa L, Simon GE, Ludman J, Linde JA, Jeffery RW and Operskalski BH.
Associations of child sexual and physical abuse with obesity and depression in middle-aged women.
Child Abuse Negl; 2008; 32: 878-887.
(5) Fuemmeler BF, Dedert E, McClernon FJ, Beckham JC. Adverse childhood events are
associated with obesity and disordered eating: Results from a U.S. population-based survey of young
adults. J Trauma Stress. 2009; 22: 329-333.
(6) Gilbert R, Widom CS, Browne K, Fergusson D, Webb E, Janson S. Burden and conse-
quences of child maltreatment in high-income countries. Lancet 2009;373: 68-81.
(7) King TK, Clark MW, Pera V. History of sexual abuse and obesity treatment outcome.
Addict Behav 1996; 21:283–290.
(8) Noll JG. Obesity risk for female victims of childhood sexual abuse: a prospective study.
Pediatrics, 2007; 120: e61-e67.
(9) Vámosi M, Heitmann BL, Kyvik KO. The relation between an adverse psychological
and social environment in childhood and the development of adult obesity: a systematic literature
review. Obesity Reviews, 2010; 11: 177-184.
(10) Grilo CM, Masheb RM, Brody M, Toth C, Burke-Martindale CH, Rothschild BS.
Childhood maltreatment in extremely obese male and female bariatric surgery candidates. Obesity
Research. 2005;13:123.
(11) Williamson DF, Thompson TJ, Anda RF, Dietz WH, Felitti V. Body weight and obesity
in adults and self-reported abuse in childhood. International Journal of Obesity. 2002; 26: 1075-1082.
(12) Greenfield EA, Marks NF. Violence from parents in childhood and obesity in adulthood:
using food in response to stress as a mediator of risk. Soc Sci Med. 2009;68 : 791-798.
El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual 275
ORIGINALES Y REVISIONES

(13) Alvarez J, Pavao J, Baumrind N, Kimerling R. The relationship between child abuse and
adult obesity among California women. Am J Prev Med 2007; 33: 28-33.
(14) Midei AJ, Matthews KA. Interpersonal violence in childhood as a risk factor for obesity:
a systematic review of the literature and proposed pathways. Obesity Reviews, 2011; 12: e159-e172.
(15) Anisman H, Zaharia MD, Meaney MJ, Merali Z. Do early-life events permanently alter
behavioral and hormonal responses to stressors? Int J Dev Neuroscience, 1998; 16: 149-64.
(16) Midei AJ, Matthews KA, Bromberger JT. Childhood abuse is associated with adiposity
in midlife women: Possible pathways through trait anger and reproductive hormones. Psychosomatic
Med 2010; 72: 215-223.
(17) Martín-Martín V, Loredo-Abdalá A. Estado de nutrición en niños víctimas de abuso
físico y de abuso sexual. Rev Invest Clin 201; 62: 524-531.
(18) Contreras J. La obesidad: Una perspectiva sociocultural. Form Contin Nutr Obes 2002;
5:275-86.
(19) Wadden TA, Stunkard AJ. Psychosocial Consequences of obesity and dieting. Obesity
theory and therapy, 2on edition, 1993 New York: Chapter 10; 163-175.
(20) Brownell KD. Behavioural treatment in person vs by mail, obesity, females. Therapist
and group contact as variables in the behavioural treatment of obesity. Journal of Consulting & Clin-
ical Psychology. 6; 46: 593-594.
(21) Glinski J, Wetzler S, Goodman E. The psychology of gastric bypass surgery. Obesity
surgery 2001; 11: 581-8-
(22) Nässlund E, Kkal JG. Patient selection and physiology of gastrointestinal antiobesity
operations. Surg cin N Am 2005; 85: 725-740.
(23) Oppong BA, Nickels MW, Sax HC. The impact of a history of sexual abuse on weight
loss in gastric bypass patients. Psychosomatics 2006; 47: 108-11.
(24) Buser A, et al  . Outcome following Gastric Bypass Surgery: Impact of Past Sexual
Abuse. Obesity Surgery 2004; 14: 170-174.
(25) Redondo-Figuero C, Ortiz-Otero MR. El abuso sexual infantil. Boletín de la sociedad de
pediatría de Asturias, Cantabria y Castilla y León, 2005.
(26) Pereda N. El espectro del abuso sexual en la infancia: definición y tipología. Revista de
Psicopatología y Salud Mental del Niño y del Adolescente. 2010; 16: 69-78.
(27) Pereda N, Foros M. Prevalencia y características del abuso sexual infantil en estudiantes
universitarios españoles. Chile Abuso y Neglect. 2007; 31: 417-426.
(28) Ferenczi S: Psicoanálisis Tomo IV. Confusión de lenguas entre los adultos y el niño.
Espasa-Calpe 1980 Madrid; Capítulo IX;139-149.
(29) Wildes JE, Kalarchian, MA, Marcus,MD, Levine, MD, Courcoulas, AP. Childhood Mal-
treatment and Psychiatric Morbidity in Bariatric Surgery Candidates. Obes Surg. 2008;18: 306–313.
(30) Hazan S. El abuso sexual por una figura paterna:encuentro entre amor y trauma. Cuad-
ernos de Psicoanálisis XXXVII. 2004; 3-4: 20-49.
(31) Berezin de Guiter J. Traumas precoces. Abuso sexual. Daño en la constitución del
psiquismo infantil. Rev. De Psicoanalisis. 2000, Tomo LVII, 2: 405-432.
(32) Glocer L. Tauma, violencia sexual y relaciones de poder. Rev. De Psicoanalisis. 2005.
Tomo LXII, 2: 291-304.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 277-287. doi: 10.4321/S0211-57352015000200004

Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay


de fondo?
Formal changes in the psychiatric interview. What’s the background?

José Manuel López-Santín a, Patricia Álvaro Serón b, Ferran Molins Gálvez c.


a, b y c
Psiquiatra. a INAD, CSMA Martí i Julià, PSM, Barcelona, España. b CSMA Dreta Eixample, Centre
Psicoterapia, Barcelona, España. c Vuxenpsykiatrisk mottagning. Sandviken, Suecia.

Correspondencia: José Manuel López-Santín (25275@parcdesalutmar.cat)


Recibido: 15/04/2014; aceptado: 12/10/2014

RESUMEN: En psiquiatría, más que en ninguna ABSTRACT: This article is a theoretical discussion
otra especialidad médica, el encuentro médico- focused on the philosophical and economical issues
paciente es el centro del proceso diagnóstico y te- that affect the clinical environment. It is claimed that
rapéutico. Lo es por las propias peculiaridades del the manner in which psychiatry’s object is regarded, as
objeto de su estudio, la subjetividad. La actual pers- well as the management of public services, has a direct
pectiva neopositivista en la epistemología de los impact on the diagnostic process and therapeutical in-
síntomas mentales y neoliberal en la gestión de los terventions. Because of the special features of psychia-
servicios que se ocupan de lo psiquiátrico se han try’s object, which is subjectivity, the clinical encounter
generalizado. De aquí se pueden derivar cambios with the patient is at the center of the diagnostic and
fundamentales en diversos aspectos formales de therapeuthic process. The current neopositivistic view
la entrevista psiquiátrica que por fuerza afectan al on the epistemology of mental symptoms, as well as
contenido del acto médico. El lugar y tiempo em- the neoliberal way of managing psychiatric services,
pleados para hacer la entrevista, el entrevistador, la has spread and generalized. They have brought about
forma de entrevistar y la organización que provee el fundamental changes in different formal aspects of the
servicio y dispone los medios para la entrevista son psychiatric interview that have an effect on the medi-
algunos de ellos. cal act. Some of these formal aspects include when and
Palabras clave: Psicopatología, subjetivi- where to conduct the interview, the requested inter-
dad, filosofía, servicios de salud mental, adminis- viewer characteristics, the method of interviewing and
tración de los servicios de salud the kind of organization that provides the services as
well as manages the resources.
Key words: Psychopathology, subjectivity, phi-
losophy, mental health services, health services admin-
istration.

Introducción

La relación médico-paciente conforma uno de los pilares básicos en los que se


sustenta la praxis médica. Supone el telón de fondo sobre el que se aplica la técnica
médica. La recogida de la información relevante, la percepción del estado del otro
de forma directa, empática y contextualizada, la importancia de la estabilidad de esa
relación en lo dialogado con el paciente, la confianza establecida, etc, son todos ellos
factores que contribuyen al correcto diagnóstico y al tratamiento pertinente.
En el ámbito de la psiquiatría esto se hace aún más patente, puesto que su
objeto de estudio es el sujeto experienciante, y el medio fundamental para diag-
nosticar y tratar es el habla y la escucha en el marco del encuentro clínico. Como
278 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins
ORIGINALES Y REVISIONES

afirman Markova y Berrios (1), comprender los trastornos mentales significa apre-
hender su objeto en términos de su contexto histórico, social, biológico y psico-
lógico. La relación como médico con ese objeto implica lo simbólico y lo socio-
histórico. Se trata de un objeto que está en relación con él mismo, con los otros
(incluido el terapeuta) y con el mundo. Como se indica repetidamente desde distin-
tas perspectivas (2–5), el resultado de una evaluación psiquiátrica no sólo depende
de lo aportado por el paciente, sino de una serie de factores que envuelven al hecho
psiquiátrico, que lo modifican y condicionan. Rejón (4) ha resumido las fuentes de
heterogeneidad del síntoma en cuatro:
1.- los provenientes del paciente: naturaleza, intensidad, duración y novedad
de la señal biológica; y actitudes, capacidades, marco cultural y estado de concien-
cia del paciente.
2.- los del clínico: manera de obtener información, marco cognitivo y cultural
propio y conocimientos.
3.- los del ámbito empírico: observacional-corporal reducido, observacional-
corporal expresivo y dialógico-simbólicamente preestructurado.
4.- los del modo de configurar cada ámbito empírico en síntomas: observa-
ción, comunicación e interpretación de la comunicación.
Este artículo reflexiona acerca de los cambios que está sufriendo la atención
psiquiátrica en sus aspectos formales, concretamente en su método fundamental, la
entrevista psiquiátrica, motivados en buena medida por los cambios sociales de las
últimas décadas. Asimismo trata de volver a situar la subjetividad en el centro de
la reflexión y praxis psiquiátricas, con los condicionantes y problemas que puede
suponer su estudio empírico.

El advenimiento del neopositivismo en psiquiatría

Los últimos 50 años revelan un cambio de paradigma en la epistemología de


los síntomas mentales. La transformación progresiva en la ontología de lo mental
(la forma en que se entiende qué son los fenómenos mentales) ha dado lugar a cam-
bios en la epistemología de lo mental (la forma en que se estudian los fenómenos
mentales). En este tiempo se ha impuesto una filosofía de la ciencia que parte de
los presupuestos positivistas y una concepción representacionalista de la mente.
Un positivismo que se caracteriza por poseer un criterio de verdad que va de la co-
rrespondencia estricta de los enunciados con los hechos empíricos a la articulación
más o menos coherente entre los diversos enunciados (6), por una presentación de
los enunciados lo más formalizada posible, y por una metodología basada en la
verificabilidad empírica de los enunciados primando el método inductivo.
Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? 279
ORIGINALES Y REVISIONES

De ello se deriva, en el campo de la psiquiatría, la formación de un corpus


orientado de una forma más instrumental que teórica, y que otorga mayor impor-
tancia a las conductas observables, y las descripciones sintéticas al margen de las
distintas teorías que conforman la necesaria interpretación de las vivencias y con-
ductas del otro. Desde su aparición en 1980, el DSM-III cumplió el criterio de cien-
tificidad requerido por las tendencias científicas del momento con la operacionali-
zación de criterios diagnósticos. Ese operacionalismo significaba que los conceptos
serían definidos en términos de observaciones específicas o medidas (7). Se preten-
día aunar las diversas conceptualizaciones de los síntomas que tienen las varias es-
cuelas que se ocupan de la psicopatología y aumentar la fiabilidad interevaluador.
Pero no se consideraron, al menos en su resultado final, las limitaciones que conlle-
vaba. Obviar el proceso de formación de los términos psicopatológicos, derivado
de una práctica clínica histórica, tiene como consecuencia la naturalización de los
fenómenos mentales (4). Pero además, adoptar el método positivista comporta una
tendencia a la equiparación de lo verdadero con lo útil, una instrumentalización
de la relación de conocimiento, la producción de un distanciamiento de ‘lo otro’ a
causa de esa relación instrumental y una separación de la relación de conocimiento
sujeto-objeto. Y es que la verificabilidad de los conceptos se mide por su uso. Todo
ello contribuye a la visión cosificada del mundo (8). Una reificación que ocurre
también con los diagnósticos psiquiátricos, que en lugar de ser utilizados por su
valor heurístico pasan a ser entendidos como entidades naturales (7). Además, este
proceso de cambio dificulta la investigación etiológica en el campo de lo mental
(9), y conduce a no pocas dificultades en el marco de la reflexión psicopatológica
y en la introducción de nuevas perspectivas terapéuticas que contribuyan a ampliar
y mejorar el panorama psiquiátrico. Y es que concebir el signo psiquiátrico como
producto de una disfunción discreta del cerebro, asumir el valor de los síntomas
prácticamente de forma única por su valencia diagnóstica más que por su papel
constitutivo del proceso patológico, obviar la relacionabilidad e historicidad de un
órgano abierto como es el cerebro, considerar la experiencia como simple epife-
nómeno de lo que ocurre realmente en el cerebro, entre otros, implica ningunear la
ineludible naturaleza mediada de los síntomas psiquiátricos, la necesaria interpre-
tación de los mismos y su indefectible comprensión a la luz de totalidades como
pueden ser la historia vital, la personalidad o la estructura psíquica (10).
Finalmente, una vez cosificada la relación médico-paciente y naturalizados
los fenómenos mentales se pueden operar los cambios formales en el encuentro
psiquiátrico que repasamos más abajo. Es interesante recordar que la separación
entre esos aspectos formales y los de contenido es una separación artificial como
apuntaba Aristóteles (11).
280 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins
ORIGINALES Y REVISIONES

Influencia del neoliberalismo en la praxis clínica

Los cambios sociales del último tercio del siglo XX han influido notable-
mente en la estructuración de los sistemas de salud y por ende de las disposiciones
implícitas en nuestro trabajo (12). La salud se convierte progresivamente en un
bien de consumo, dándose con el tiempo un proceso de clientelización, con todo lo
que esto implica. Juan Irigoyen (13) recorre el camino que ha transitado la praxis
médica y las estructuras que la sustentan durante los últimos 40 años. Los cambios
sociales tras la crisis de los 70 conllevan un proceso de reindustrialización y de
reestructuración económica que implica una redefinición de las necesidades. La
atención a la salud pasa a ser un bien de consumo cuyo valor se deriva de las diná-
micas de los mercados, con expectativas de crecimiento indefinido. De esta forma
aflora el gerencialismo como forma de gestión sanitaria. Éste se caracteriza por la
evaluación (14) y una movilización práctica continua sin espacio para la reflexión,
y movida por la competencia entre individuos evaluados. La evaluación mediante
indicadores se convierte en obligatoria y reguladora de la praxis médica, dejando
de lado la autonomía de los profesionales sanitarios. Se le da a la nueva gestión ‘el
papel de diseñar sistemas de información que faciliten una nueva gobernabilidad
de las personas cuyas conductas sean predecibles, cuantificables y comparables.
Así se construye un sujeto gestionable que responde a estímulos programados y
que es portador de competencias que se renuevan’. Una vez establecidos unos es-
tándares de calidad confeccionados desde la óptica gerencial, y habida cuenta que
los profesionales autónomos y críticos se convierten en problema para el funcio-
namiento fluido del sistema, se dan las condiciones para reconfigurar las organiza-
ciones sanitarias públicas de una forma más adaptada a los patrones de consumo de
servicios.
La concreción de estos cambios sociales en los aspectos formales de la praxis
psiquiátrica se pueden advertir mediante algunas características que enseguida se
muestran.
El tiempo de las entrevistas psiquiátricas adquiere menor importancia, y pro-
gresivamente va reduciéndose. Puesto que se trata de obtención de información
más que de comunicación de la experiencia, se entiende la entrevista como proceso
de extracción de información. Si bien el tiempo depende del contexto de la evalua-
ción (no es igual en urgencias, que en un dispositivo comunitario que en una unidad
de hospitalización), por la propia forma de pensar los fenómenos mentales y por
la propia exigencia de gestión gerencial, ese tiempo tiende a reestructurarse. De
esta forma las escalas o las entrevistas estructuradas, poco aptas a lo abierto de una
conversación entre dos personas y con una cada vez más tecnificación del lenguaje
que dificulta la comunicación entre ambas posiciones, pasan a suplir a la entrevista
abierta. Los riesgos de una aproximación estructurada han sido expuestos reciente-
Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? 281
ORIGINALES Y REVISIONES

mente (15). La respuesta ofrecida se convierte más en un feedback de tipo farma-


cológico o una explicación causal hipotética que el reduccionismo científico más
vulgar pone al alcance de la mano a los que no quieren complicarse, que en una
respuesta comunicada, dialogada y no cerrada en torno a la explicación unilateral
de base teórica más que experiencial. En definitiva, se trata de una separación más
amplia entre los dos polos de la relación, que además implica una relación de poder
más evidente. Creer que eso no afecta al proceso diagnóstico y terapéutico es vivir
en una idealidad alejada de las consecuencias prácticas reales.
El espacio físico donde se da el encuentro clínico se ha transformado a la par
que la sociedad que nos engloba. Vivir en una sociedad de consumo de masas, pos-
tindustrial, del trabajo inmaterial, del conocimiento (dependiendo del autor que la
analice), condiciona el espacio de consulta. Éste, teniendo en cuenta las diferencies
intercentros, puede ser un lugar aséptico, impersonal, al que no se otorgue ninguna
importancia desde una perspectiva gerencial, llegando a ser con frecuencia minús-
culo, prefabricado, con temperaturas mal reguladas y/o cambiante durante el pro-
ceso terapéutico. Otra posibilidad que cada vez más se fomenta desde el ámbito de
la gestión es la de visitas virtuales, que no precisan ya ni del espacio de entrevista
con el ahorro en términos económicos que ello puede suponer, pero sin valorar los
aspectos clínicos que se pierden con el cambio.
El tipo de organización que se encarga de la asistencia, y que oscila entre el
polo individual y el poblacional, tiende a polarizarse. Por un lado, el desarrollo de
las sociedades modernas da lugar a lo que M. Foucault denomina biopolítica (16).
Éste remonta al siglo XIX el desarrollo de este polo de la biopolítica centrada en el
hombre-especie, es decir, el hombre en su capacidad de reproducirse, nacer, morir,
durar, y en la actuación sobre las condiciones que pueden hacer variarlo. Se trata de
una biopolítica que tiene a la población como sujeto y que gestiona su vida como
cuerpo único mediante controles reguladores. De esta forma, la epidemiología se
instituye como método de evaluación al servicio de la gestión poblacional. Es así
que se instituyen métodos de evaluación que cada vez se alejan más de las nece-
sidades personales individuales (centro del proceso asistencial terapéutico) para
centrarse en las necesidades políticas, poblacionales o económicas. Un proceso
que contribuye a la burocratización de las estructuras institucionales, donde es más
fácil mantener el puesto de trabajo de un gestor intermedio al uso, útil para la orga-
nización burocrática del trabajo, que el de un clínico, como hacedor verdadero del
trabajo.
Por otro lado, los procesos de las sociedades de la modernidad tardía orien-
tados hacia el desarrollo de una cultura del individuo y el desenclave de las es-
tructuras tradicionales (familia, trabajo, barrio), provocan una tendencia hacia una
medicina personalizada de gestión privada que trata de dar asistencia desde una
óptica comercial. Desde esta perspectiva se puede entender el enorme crecimiento
282 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins
ORIGINALES Y REVISIONES

de terapias alternativas ofertadas que, con más o menos evidencias científicas, no


es esa la cuestión, aprovechan las condiciones sociales actuales. De las terapias
florales hasta la farmacogenética, pasando por las múltiples medicinas orientales,
todas confieren un trato más individualizado y personal que la medicina tradicional
de ámbito público.
El tipo de profesional que estas organizaciones requieren para mantener tal
funcionamiento cambia necesariamente. Sadler lo ha bautizado como el ‘clínico
genérico’ (17). De ser profesiones con un alto nivel de autonomía profesional pasan
a ser consideradas un obstáculo para el desarrollo de las nuevas fuerzas producti-
vas. Se introduce así la figura de los gestores, que llevan consigo una racionalidad
extraña a la racionalidad clínica de los profesionales. Pero el poder del que se les
dota va contribuyendo a forjar la imagen (concretada en los nuevos profesionales
contratados) de un tipo de psiquiatra válido para este nuevo modo de ejercicio
médico. Ejercicio definido por ‘actos médicos automatizados de baja calidad deter-
minados principalmente por la eficiencia’. De un profesional autónomo, capaz de
tomar sus propias decisiones en base a su formación y pericia clínica, formado no
sólo en el programa de formación estatal requerido sino en otros ámbitos de la vida
(necesarios para la mejora de la comprensión que demanda la psiquiatría), se busca
un profesional heterónomo, que asuma las decisiones de gestión que se le pidan de
forma acrítica y no cause problemas en el funcionamiento de un sistema altamente
jerárquico y politizado y que se quiere casi automatizado. A este profesional le será
precisa una constante adaptación puesto que no son las motivaciones clínicas las
que dirigen los programas de atención, sino motivaciones políticas, económicas o
personales curriculares del gestor institucional.
Cuanto a los métodos, repetir lo que se ha dicho más arriba. Puesto que el
objetivo es el de cartografiar la intimidad del paciente se usan métodos analíticos,
cuantificables y aplicables independientemente del entrevistado o entrevistador por
mor de una mayor fiabilidad estadística. En otro lugar se han desarrollado algunas
limitaciones de esta aproximación a expensas de los modelos dimensionales de
personalidad (18). A pesar de éstas, el desarrollo de escalas no deja de crecer. El
uso de entrevistas estructuradas o semiestructuradas se generaliza. Los programas
informáticos de tratamiento psicológico online se están desarrollando y se presu-
men importantes en un futuro próximo, cosa que plantea un cambio de canal, y las
consecuencias que ello pueda tener, en el acto comunicativo. Es obvia la impor-
tancia en la terapia de algunos elementos del acto médico (como son el contacto
ocular, la gestualidad, el tono de voz, la proximidad, la reciprocidad, la escucha
activa), como acto comunicativo que es y con el objetivo de crear una relación te-
rapéutica adecuada para el propósito común de la mejoría clínica. Algunos estudios
avalan determinadas prácticas comunicativas en psiquiatría para obtener mejores
resultados clínicos (19-20).
Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? 283
ORIGINALES Y REVISIONES

La psicopatología manda. Retorno a la subjetividad

Una mirada panorámica de la actualidad psiquiátrica ofrece una imagen de


cambio cualitativo en el último siglo. Se ha pasado de una comunicación con el
paciente a una extracción de información que el paciente posee, de la pericia clí-
nica individual a los estándares comunes y la uniformización formativa, de una
reflexión idiográfica a un análisis epidemiológico, se ha transitado por distintos
marcos teóricos hasta llegar a la genética y sus promesas futuras, se ha relegado
la experiencia subjetiva en pro de las conductas observadas. Este camino, si bien
puede ofrecer algunos resultados, dificulta otros si no se atienden.
Y es que es preciso para nuestro trabajo entender que la aplicación adecuada
de conceptos del lenguaje psicopatológico tiene una importante dependencia de
elementos contextuales que no se encuentran en la definición de los términos psico-
patológicos, pero que sí están presentes en el caso singular. Existen varios aspectos
que motivan esa importancia contextual. El primero, las relaciones entre el conte-
nido de la proferencia y las cualidades expresivas de la proferencia. Atender sólo al
contenido implica el riesgo de agrupar distintos fenómenos bajo el mismo término
psicopatológico. El segundo, los contextos de proferencia, el contexto comunicati-
vo. En tercer lugar, el contexto histórico-biográfico y social del caso concreto. Y un
último aspecto es el de la copresencia de otros síntomas que modulan la determi-
nación del juicio psicopatológico final. Es por todo ello que la operacionalización
del lenguaje psicopatológico tiene una utilidad limitada. Se mantienen definiciones
observacionales y con un lenguaje pretendidamente ateórico para ganar fiabilidad
interevaluador y combatir las distintas interpretaciones de los fenómenos que cada
escuela psicopatológica hace. Pero la realidad es que el lenguaje psicopatológico
está plagado de expresiones metafóricas por la misma ontología de lo mental, por
su carácter inaprensible y dinámico. Así pues, en ese proceso de operacionaliza-
ción se pierde información relevante para el proceso diagnóstico y terapéutico. El
valor de determinados términos psicopatológicos, no es el de señalar algún tipo de
entidad natural, sino el intento de capturar un fragmento de experiencia y hacerla
comunicable entre una comunidad de profesionales. La correcta aplicación práctica
de los criterios operacionales se da solamente bajo la condición de tener una previa
familiaridad con los términos psicopatológicos. Esa familiaridad está basada en
la experiencia y exige hacer un balance entre la información que incluyen las de-
finiciones de los términos psicopatológicos y los diferentes aspectos contextuales
mencionados antes.
Captar esos elementos contextuales, integrarlos en el relato discursivo del suje-
to que consulta para interpretarlos desde el punto de vista psicopatológico, requiere
del psiquiatra otras cualidades que no se promueven habitualmente en una sociedad
tecnificada como la actual. G. Stanghellini (21) aboga por un aprendizaje humanísti-
284 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins
ORIGINALES Y REVISIONES

co de los psiquiatras, en el sentido del término gadameriano Bildung (algo así como
cultivo o formación, más que educación técnica). Un conocimiento que dotaría de
una capacidad de apertura al otro a través del tacto. Una cualidad que pretende que
sea esencial en el psiquiatra, y que permite ‘sentir lo atmosférico, sintonizar, sin me-
terse en la esfera del otro, evitando las relaciones instrumentales, y dejando al otro
manifestar su singularidad’. Finalmente propone que esta formación es cosa de la psi-
copatología, puesto que en su centro está la persona que experimenta y la experiencia
subjetiva. Y es que hay que tener en cuenta que el paciente es una pareja activa en
el proceso diagnóstico, capaz de teorizar e interpretar sus propias demandas, y ‘los
síntomas deben ser conceptualizados como el resultado de la mediación entre el self
encarnado vulnerable, por un lado, y la persona enferma intentando manejar y dar
sentido a sus propias alteraciones y molestias, por el otro’. En este sentido revisa tres
modelos contemporáneos que sitúan al paciente como sujeto activo en su proceso, en
tanto es capaz de reapropiarse de su experiencia e interpretarla (22). Este proceso que
el paciente realiza, no está al margen del papel que el psiquiatra juega en su relación
con él. Puesto que se trata de un especialista en las alteraciones de la experiencia y el
comportamiento, es una figura importante a la hora de brindar información para las
interpretaciones, para guiar a través de las fases del trastorno, para co-construir las
interpretaciones, etc. Y todo ello requiere de una relación de confianza, mantenida en
el tiempo, de continuidad, que si no se da, muy probablemente reduzca la comunica-
ción de las experiencias anormales y de las interpretaciones a las que el sujeto llega.
Entender la tarea de la psicopatología, como herramienta para dotar de inteli-
gibilidad a la experiencia y conducta de un sujeto, y de la psiquiatría como práctica
que se hace cargo de ésta, es lo que están haciendo algunos psiquiatras en los últi-
mos años (23–26). En estrecha relación con la filosofía, reabren el debate en torno
a lo subjetivo como ámbito propio de la psiquiatría y tratan de aclarar y orientar su
estudio de forma científica, asumiendo los aprioris y limitaciones del mismo. La
apuesta por métodos cualitativos (27) o la confección de nuevos instrumentos que
permitan captar mejor los fenómenos mentales (28) son algunas propuestas que
amplían el panorama conceptual, permiten la formulación de nuevas hipótesis y
de aproximaciones prácticas más amplias, además de controlar la relevancia en el
mundo real de determinadas cuestiones psicopatológicas estudiadas o de evaluar
experiencias en primera persona en condiciones alejadas del laboratorio.

Conclusiones

Se observan dos aspectos históricos de la segunda mitad del siglo XX. Por
un lado, el retorno al positivismo científico concretado en la psiquiatría con el de-
Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? 285
ORIGINALES Y REVISIONES

sarrollo y la publicación del manual diagnóstico DSM-III y sucesivos. Y por otro,


el desarrollo tardocapitalista que promueve la mercantilización de los servicios,
entre ellos el de salud. Si el primero tiene gran influencia en la manera cómo se en-
tienden los trastornos mentales, el segundo lo hace sobre las condiciones en que se
los asiste. Se observa un desplazamiento del peso específico de la subjetividad en
el marco teórico, derivándose una serie de consecuencias importantes (descontex-
tualización de los síntomas, naturalización de los fenómenos mentales, reificación
de los trastornos mentales), y se modifican algunas características de la entrevista
psiquiátrica. Se revisan algunos aspectos formales del encuentro clínico: tiempo,
espacio, profesional, organización y métodos empleados. Éstos no son ajenos a
la propia tarea de la psiquiatría. Más bien son el terreno donde se da la experien-
cia psiquiátrica. Y por ello, marcan el desarrollo del encuentro clínico, tanto en
su vertiente diagnóstica como terapéutica. Si se entiende que las manifestaciones
de la enfermedad mental simplemente son epifenómenos de una patología de los
sistemas cerebrales que el sujeto nos aporta y con la cual el psiquiatra identifica
una entidad natural, se derivan una serie de consecuencias graves: 1) Se obvia el
proceso de formación histórica de los conceptos psicopatológicos por los cuales
identificamos determinados fragmentos de experiencia. De esta forma se reifican
los conceptos del lenguaje psicopatológico y se tiende a naturalizar los síntomas;
2) Se olvida el sujeto como interpretador y modificador activo de sus propias expe-
riencias. Se postula así la ‘psiquiatría sin psique’ que Jaspers anticipaba (29); 3) Se
relativizan los aspectos formales de la entrevista, dando por sentado que el resulta-
do de la experiencia concreta del encuentro psiquiátrico no está influido por éstos.
De esta forma, se crean las condiciones de reproducción de esa misma visión.
Todo esto, deriva en una aprehensión distorsionada de los fenómenos men-
tales y contribuye, como viene siendo regla en las últimas décadas, a fenómenos
como la comorbilidad diagnóstica sin sentido, los umbrales diagnósticos arbitrarios
y las farragosas consideraciones dimensionales (29). Problemas que cada vez es-
torban más nuestra práctica clínica.
En definitiva, la deriva neopositivista en lo psiquiátrico y neoliberal en lo
económico tiene consecuencias de gran calado en la organización formal del en-
cuentro psiquiátrico y sus resultados. Situar la subjetividad en el centro de nuestra
práctica es hacerse cargo de lo que nos ocupa, y tiene consecuencias. Será preciso
adquirir las aptitudes adecuadas para ese manejo, tener el tiempo necesario para
ello, tener en cuenta el espacio más adecuado para esa tarea, pensar la mejor forma
de acercamiento al sujeto para una correcta evaluación. No se puede esperar una
buena praxis en el trato con lo subjetivo si no se entiende que se trata precisamente
con eso y se ponen las disposiciones organizacionales adecuadas. Y es que apre-
hender al otro, su forma de integrar y sedimentar su experiencia, requiere conocer
su biografía, sus vivencias, la interpretación que hace de sí y de su experiencia,
286 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins
ORIGINALES Y REVISIONES

para poder inferir los procesos mentales que motivan las expresiones psicopato-
lógicas y sus cambios en el tiempo. Un trabajo como el de E. Kretschmer en ‘El
delirio sensitivo de referencia’ (30) parece imposible en la actualidad. Por eso,
como clínicos, es importante defender la adecuación del tiempo, ritmo y espacio
de trabajo a nuestro objeto, o demandar una formación más adecuada, o presionar
para que las instituciones que se ocupan de lo mental primen lo clínico por encima
de otros criterios tan en boga ahora, o exigir una valoración del profesional ajusta-
da a su trabajo clínico. Todo ello permitirá hacer nuestra tarea con garantías y los
beneficiados serán los individuos que consultan, a la sazón, cualquiera de nosotros.
­­­­­­­­­­­­­­­­­­­

Bibliografía

(1) Marková IS, Berrios GE. Epistemology of psychiatry. Psychopathology. 2012 Jan;
45(4):220–7.
(2) Vallejo Ruiloba J, Leal Cercós C. Tratado de psiquiatría. Barcelona: Ars Medica; 2010.
(3) Ramos Gorostiza P., Adán Manes J. Misunderstanding psychopathology as medical se-
miology: an epistemological enquiry. Psychopathology. 2011;44:205–15.
(4) Rejón Altable C. Concepción de la psicopatología como lógica : un ensayo de teoría de
la psiquiatría. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid; 2012.
(5) Berrios, G.E., Marková, I.S., Olivares JM. Retorno a los síntomas mentales: hacia una
nueva metateoría. Psiquiatr biológica. 1995;2(2):51–61.
(6) Hempel C. La teoría de la verdad de los positivistas lógicos. Analysis. 1935;
(7) Hyman SE. The diagnosis of mental disorders: the problem of reification. Annu Rev
Clin Psychol. 2010;6:155–79.
(8) Horkheimer M. Crítica de la razón instrumental. Madrid: Trotta; 2002.
(9) Parnas J, Bovet P. Research in psychopathology: Epistemological issues. Compr Psy-
chiatry. 1995;36(3):167–81.
(10) Novella E. Construcción y fragmentación del sujeto psicopatológico. Arch Psiquiatr.
2010;70(1):9–24.
(11) Berrios, G.E., Marková, I., Villagran Moreno JM. ¿ Son los síntomas psiquiátri-
cos fenómenos similares? El problema de la heterogeneidad de los síntomas. Psiquiatr Biológica.
1996;3(6):223–31.
(12) Ortiz Lobo A., Ruiz de la Mata, I. Ya es primavera en salud mental. Sobre la demanda
en tiempos de mercado. Átopos. 15–22.
(13) Irigoyen J. (« el cliente siempre tiene razón »). Salud2000. 2007;(113):20–5.
(14) Irigoyen J. La metamorfosis de la evaluación. Salud2000. 2010;(129):16–9.
(15) Nordgaard J, Sass L a, Parnas J. The psychiatric interview: validity, structure, and sub-
jectivity. Eur Arch Psychiatry Clin Neurosci. 2013 Jun;263(4):353–64.
(16) Foucault M. Historia de la sexualidad.1, La voluntad del saber. Madrid: Biblioteca Nue-
va; 2012.
Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? 287
ORIGINALES Y REVISIONES

(17) Sadler JZ. The instrument metaphor, hiponarrativity, and the generic clinician. In: Phil-
lips J, editor. Philosophical perspectives on technology and psychiatry. New York: Oxford University
Press; 2009. p. 23–33.
(18) López-Santín JM, Molins Galvez F, Litvan Shaw L. Trastornos de personalidad en el
DSM-5: una aproximación crítica. Rev la Asoc Española Neuropsiquiatría. 2013 Sep;33(119):497–
510.
(19) Priebe S, Dimic S, Wildgrube C. Good communication in psychiatry–a conceptual re-
view. Eur Psychiatry. 2011;26:403–7.
(20) Priebe S, Richardson M, Cooney M, Adedeji O, McCabe R. Does the therapeutic rela-
tionship predict outcomes of psychiatric treatment in patients with psychosis? A systematic review.
Psychother Psychosom. 2011;80:70–7.
(21) Stanghellini G. The portrait of the psychiatrist as a globally minded citizen. Curr Opin
Psychiatry. 2013;26:498–501.
(22) Stanghellini G, Bolton D, Fulford WKM. Person-centered psychopathology of schizo-
phrenia: building on Karl Jaspers’ understanding of patient’s attitude toward his illness. Schizophr
Bull. 2013;39:287–94.
(23) Stanghellini G, Ballerini M. What is it like to be a person with Schizophrenia in the
social world? A first-person perspective study on Schizophrenic Dissociality--part 2: methodological
issues and empirical findings. Psychopathology. 2011;44:183–92.
(24) Parnas J, Raballo A, Handest P, Jansson L, Vollmer-Larsen A, Saebye D. Self-expe-
rience in the early phases of schizophrenia: 5-year follow-up of the Copenhagen Prodromal Study.
World Psychiatry. 2011;10:200–4.
(25) Møller P, Haug E, Raballo A, Parnas J, Melle I. Examination of Anomalous Self-Expe-
rience in First-Episode Psychosis: Interrater Reliability. Psychopathology. 2011. p. 386–90.
(26) Raballo A, Sæbye D, Parnas J. Looking at the schizophrenia spectrum through the prism
of self-disorders: an empirical study. Schizophr Bull. 2011;37:344–51.
(27) Stanghellini G, Ballerini M. Qualitative analysis. Its use in psychopathological research.
Acta Psychiatr Scand. 2008 Mar;117(3):161–3.
(28) Parnas J, Møller P, Kircher T, Thalbitzer J, Jansson L, Handest P, et al. EASE: Examina-
tion of Anomalous Self-Experience. Psychopathology. 2005;38(5):236–58.
(29) Parnas J. The RDoC program: psychiatry without psyche? World psychiatry. 2014
Feb;13(1):46–7.
(30) Kretschmer E. El Delirio sensitivo de referencia: contribución al problema de la para-
noia y a la teoría psiquiátrica del carácter. Madrid: Tricastela; 2000.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 289-307. doi: 10.4321/S0211-57352015000200005

Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés


basado en la conciencia plena (MBSR): actualización.
Efficacy-effectiveness of mindfulness based stress reduction (MBSR) programme: an update.

José Manuel Bertolín Guillén a.


a
Servicio de Psiquiatría y Salud Mental, Hospital Arnau de Vilanova, Generalitat Valenciana. Valencia,
España.

Correspondencia: José Manuel Bertolín Guillén (jmbertolin@comv.es)


Recibido: 28/04/2014; aceptado: 03/11/2014

RESUMEN: El programa de reducción del estrés ABSTRACT: The mindfulness based stress
basado en la conciencia plena o mindfulness based reduction (MBSR) programme is a structured,
stress reduction (MBSR) es una intervención ins- multimodal and unespecific instructive or
tructiva o psicoeducativa, estructurada, multimodal e psychoeducative intervention. It has been designed
inespecífica, diseñada para mejorar la conciencia ple- to improve the participants’ mindfulness focused on
na de los participantes con focalización en el presen- the present time. Its effectiveness has been proved
te. Hay pruebas de su efectividad en el dolor crónico in chronic pain (including fibromyalgia), recurrent
(incluyendo la fibromialgia), depresiones recurrentes depression or with residual symptoms, stress in
o con síntomas residuales, el estrés en general y en general and in diverse anxiety disorders, as well
diversos trastornos de ansiedad, así como en ciertas as in certain medical conditions such as cancer,
condiciones médicas diversas como el cáncer, epi- resistant epilepsy, psoriasis and HIV, among others.
lepsia resistente, psoriasis y enfermos con VIH, entre The evidential body that has been accumulated to
otras. El cuerpo probatorio que se ha acumulado has- date is highly promising strongly indicative of the
ta la fecha es muy prometedor y fuertemente indicia- benefits of MBSR in the short and medium term.
rio de los beneficios del MBSR en el corto y medio However, more appropriate studies are needed in
plazo, pero se necesitan más estudios adecuados para order to confirm the benefits of MBSR in the long
confirmar su bondad por tiempos prolongados, y es- term. Powerful studies with good methodological
tudios potentes de buena calidad metodológica que quality are also needed in order to confirm the
confirmen su eficacia y efectividad. efficacy and effctiveness of MBSR.
Palabras clave: mindfulness; conciencia plena; Key words: mindfulness; mindfulness training;
reducción del estrés basado en la conciencia plena; mindfulness-based stress reduction (MBSR);
MBSR; meditacion; evaluación de programa. meditation; program evaluation.

Introducción

El programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena o mindful-


ness based stress reduction (MBSR) está fundamentado en la meditación vipassa-
na y fue la primera de las intervenciones terapéuticas que se desarrolló basada en la
conciencia plena. Se trata de un programa psicoeducativo, no de un verdadero tra-
tamiento psicoterapéutico per se y representa un enfoque genérico o inespecífico de
intervención. El programa se inició hace más de treinta años en EEUU para aliviar
el dolor y el estrés relacionado con ciertas enfermedades crónicas. Su fundador fue
Jon Kabat-Zinn, quien encuadra su programa dentro de la denominada medicina
290 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

del comportamiento o medicina conductual (1). El programa está basado en la co-


munidad y parece relativamente costo-efectivo. Consta de ocho sesiones semanales
de unas dos horas o dos horas y media de duración, además de trabajo en casa, pero
se conjetura si una forma abreviada del mismo sería igualmente eficaz para ciertos
pacientes (2). El componente de conciencia plena o mindfulness del programa, que
es completamente secular, consta de tres prácticas diferentes: meditación sentada o
caminando, exploración del cuerpo o body scan y hatha yoga. Además se practica
la meditación informal, que consiste en aplicar la conciencia plena a todas las acti-
vidades de la vida cotidiana.
La literatura especializada acerca del MBSR es de cantidad creciente pero de
calidad irregular, de modo que sigue siendo necesario examinar la mejor informa-
ción disponible sobre el tópico de este trabajo para disminuir la incertidumbre y
contradicciones relacionadas. El objetivo del presente estudio es analizar la litera-
tura especializada publicada en artículos de revista de la mejor calidad disponible
para interpretar críticamente la eficacia-efectividad del programa en el momento
actual.

Material y método

El punto de partida es una búsqueda en PubMed hasta julio de 2013 del conjun-
to de artículos obtenido con el descriptor mindfulness based stress reduction mbsr (n=
186). Se han añadido otros metaanálisis y revisiones sistemáticas que no aparecían en
la búsqueda citada. Desglosados por tipos, los artículos hallados quedan distribuidos
así: metaanálisis (n= 8); revisiones sistemáticas (n= 13); ensayos clínicos controlados
y aleatorizados (n= 52); ensayos clínicos (n= 15). Por regla general se han eliminado
los artículos que no se incluían en las categorías citadas. En el cómputo se han depu-
rado los duplicados: cuando un artículo está incluido en un tipo superior (es superior
si apare por delante en el listado anterior) se elimina del tipo inferior en que aparece
también. Los ensayos clínicos controlados aleatorizados incluidos en este trabajo se
señalan con un asterisco [*] al final de cada referencia en el apartado de bibliografía;
las revisiones sistemáticas se señalan con dos y los metaanálisis con tres. Los ensayos
clínicos no controlados, por último, se señalan con [+].
El estudio es una revisión narrativa, no sistemática, de tipo cualitativo, con
componentes integradores, agregativos e interpretativos. Para la exposición de los
resultados y su discusión se ha tenido en cuenta el total de artículos hallados, aña-
diendo otros trabajos (n= 48) de menor calidad metodológica (“literatura gris”)
pero que aportan datos complementarios o avances de interés, no incluidos en los
anteriores, con lo que el total de trabajos incluidos en esta revisión es finalmente de
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 291
ORIGINALES Y REVISIONES

n= 136. Las revisiones sistemáticas y metaanálisis consultados permiten mejorar


la exhaustividad del tópico investigado y controlar el sesgo de publicación. Los
ensayos clínicos proporcionan buenas pruebas de intervención, de hipótesis y de
evaluación, y representan el núcleo fundamental de esta revisión. La literatura gris
ha permitido ampliar aún más, subjetivamente, el rango de búsqueda y contribuir a
mejorar el sesgo del idioma.

Resultados

Se recogen estudios de calidad científica variable que han mostrado eficacia


o efectividad del MBSR en trastornos y condiciones médicas muy diversas, inclu-
yendo la cronicidad (3-4), y en mejorar la salud mental en general (5) y de los ado-
lescentes en particular (6). Dos metaanálisis han estudiado los efectos de MBSR en
la salud mental (7-8). El de Grossman et al. (8) se basó en 20 trabajos controlados
y no controlados sobre los efectos de MBSR en la salud física y mental de muestras
médicas y no médicas. Se halló un tamaño del efecto de 0,54, pero es posible que
estuviera sobrestimado al haberse incluido estudios cuasi-experimentales.
1. Dolor crónico
Ha sido bien establecida (9) la eficacia de las intervenciones psicoterapéuti-
cas en general y de los tratamientos cognitivo-conductuales y de autorregulación
en concreto, tanto en el dolor crónico lumbar no canceroso como en la discapaci-
dad y alteraciones anímicas consiguientes. Con respecto al MBSR hay ciertas prue-
bas de que es también eficaz en la tolerancia al dolor y específicamente en el dolor
crónico (10-15), incluyendo la fibromialgia (16-19). En relación con esta última se
ha hallado (20) mejora de los síntomas depresivos asociados a la fibromialgia, pero
algunos autores (21) no han probado la eficacia del MBSR en ella, aunque sí ciertos
beneficios inespecíficos. Morone et al. (22) han mostrado resultados prometedores
del MBSR en una población de adultos mayores de 65 años de edad con dolor cró-
nico lumbar. Wong et al. (23) hallaron mejora en la intensidad del dolor y angustia
relacionada, pero que no fue superior a una intervención interdisciplinar sobre el
dolor. En la revisión sistemática de Cramer et al. (24) sobre un total acumulado de
117 pacientes con dolor lumbar crónico tampoco hubo pruebas concluyentes de la
efectividad del MBSR en la mejora de la intensidad del dolor o de la discapaci-
dad asociada, y sí pruebas limitadas de que puede mejorar la aceptación del dolor.
En el metaanálisis de Veehof et al. (25) el MBSR no fue superior al tratamiento
cognitivo-conductual, pero sí podía ser una alternativa eficaz.
Baer (7) incluyó en su revisión estudios controlados y no controlados sobre po-
blaciones con diversas enfermedades. En general, los pacientes con dolor crónico pre-
292 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

sentaron mejoras estadísticamente significativas en las calificaciones de dolor, otros


síntomas médicos y síntomas psíquicos generales. Muchos de esos cambios se mantu-
vieron en las evaluaciones de seguimiento. La mayoría de estas comparaciones utilizó
diseños pre-post sin grupo control. Se ha sugerido en un estudio piloto en que se com-
paraba el MBSR con el masaje en pacientes con dolor crónico, que el primero puede
ser más efectivo y de efectos más duraderos en la mejoría del humor mientras el masaje
puede serlo más en reducir el dolor (26). El MBSR puede ser también una intervención
clínicamente útil en el “síndrome de cirugía fallida de espalda” (failed back surgery
syndrome o FBSS), que se define como dolor de espalda o pierna que persiste o reapa-
rece después de uno o más procedimientos quirúrgicos en la columna lumbosacra (27).
2. Estrés y ansiedad
En un ensayo clínico controlado aleatorizado de pequeño tamaño muestral
(28) se analizó si los individuos con grados más altos de conciencia plena pretra-
tamiento se beneficiarían más de la intervención con el programa. Los resultados
mostraron que los participantes con mayor grado de conciencia plena pretratamien-
to presentaron también mayor incremento en la atención, bienestar subjetivo, em-
patía y esperanza, y presentaron asimismo más disminución del estrés percibido
hasta un año después de la intervención. La utilidad del programa sobre el desa-
rrollo de la empatía ya se había sugerido antes (29-30). En escolares mejora la
sensación subjetiva de bienestar (31). También en escolares (32) y en estudiantes
de enfermería (33-34) parece una intervención eficaz para disminuir el estrés y la
ansiedad. Por último, el programa ha sido eficaz asimismo para mejorar el grado de
autocompasión en un estudio realizado con psicoterapeutas en formación (35).
En el metanálisis de Chiesa y Serretti (36) se revisaron las evidencias acerca
de que el MBSR fuera eficaz para reducir el estrés en poblaciones no clínicas. Sin
embargo, las importantes limitaciones de los estudios incluidos en esta revisión, así
como la escasez de pruebas sobre los posibles efectos específicos del programa en
comparación con otros tratamientos no específicos (como la relajación estándar)
siguen haciendo necesarias más investigaciones. A pesar de estas limitaciones, es
interesante comentar brevemente sus principales resultados. Estos, basados en los
estudios de Shapiro et al. (30, 35, 37), Rosenzweig et al. (38), Jain et al. (39), Vie-
ten y Astin (40) y Klatt et al. (41), fueron que el programa tuvo un efecto positivo
inespecífico significativo en comparación con la ausencia de cualquier tratamiento
(lista de espera). Pero en el único estudio (39) en el que se pudo comparar el pro-
grama con controles con tratamiento activo no hubo diferencias significativas entre
ambos. Posteriormente concluyeron los mismos autores, con iguales limitaciones
por la irregular metodología de los estudios, que el MBSR ha demostrado eficacia
para muchas condiciones psiquiátricas y físicas y también en sujetos sanos (42).
El programa se ha mostrado efectivo en reducir el estrés, ansiedad y depre-
sión (5) y se ha usado exitosamente en distintos trastornos de ansiedad (43-44) y
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 293
ORIGINALES Y REVISIONES

en el estrés general (36, 45-46) en tanto que es capaz de reducir sus grados en las
personas sanas. Se ha constatado su efectividad específicamente en el estrés de
los profesores españoles de educación secundaria (47). Es beneficioso en la fobia
social (48), el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno por angustia, en
particular, observándose una mejoría significativa (49-51). El tratamiento cogniti-
vo-conductual parece ser el tratamiento de elección en la fobia social, pero se ha
sugerido (52) que el MBSR puede tener también algún beneficio en esos pacientes
y que puede reducir en ellos la reactividad emocional mejorando la regulación de
la misma (48, 53). El MBSR parece tener, en efecto, un impacto positivo clíni-
camente relevante en los procesos de regulación emocional (54). También se ha
evidenciado (55) que la práctica de la meditación se asocia con disminuciones de
las emociones negativas y la gravedad de los síntomas de ansiedad social, y que el
MBSR supera a la intervención basada solo en el ejercicio físico aeróbico (13, 55).
La bondad de las técnicas meditativas en los trastornos de ansiedad fue analizada
en la revisión Cochrane de Krisanaprakornkit et al. (56) con resultados inconclu-
yentes. El pequeño número de estudios incluidos en la revisión no permitía extraer
conclusiones sobre la eficacia de los programas de meditación en los trastornos de
ansiedad. Las tasas de abandono durante las investigaciones fueron altas y no se
informaron efectos adversos con la meditación. Algunos estudios sugieren que el
MBSR puede ayudar a reducir ciertos factores (como la preocupación) que con-
tribuyen a los problemas del sueño, según el estudio de revisión sistemática de
Winbush et al. (57). Sin embargo, en su análisis de siete trabajos sobre el MBSR y
trastornos del sueño, los autores no hallaron pruebas suficientes de que el programa
mejorara significativamente la calidad del sueño y su duración. Más recientemente
se ha propuesto el MBSR en un ensayo clínico piloto como una intervención útil
en el insomnio crónico (58). Para la ansiedad en personas afectas de enfermedades
crónicas, Bohlmeijer et al. (59) hallaron un moderado tamaño del efecto del MBSR
de 0,47, con considerable heterogeneidad.
3. Depresión recurrente, resistente y residual
El MBSR puede ser de utilidad en la depresión y la depresión resistente al
tratamiento (12, 60-61), en los trastornos del estado de ánimo y el estrés perinatales
maternos (49), y hay indicios de que podría ser un recurso interesante para la idea-
ción suicida (62). El programa disminuye asimismo los pensamientos rumiadores
en los trastornos del estado de ánimo (63) y en poblaciones no clínicas (64). Los
efectos de la introducción del programa al inicio de la psicoterapia, así como su
efecto sobre el logro de las metas autodirigidas en contextos no psicoterapéuticos
es superior a la psicoterapia sola (65). Bohlmeijer et al. (59) hallaron en personas
afectas de enfermedades crónicas un pequeño tamaño del efecto medio global de
0,26 (IC del 95%: 0,18-0,34) en seis estudios sobre la depresión, con ausencia de
heterogeneidad. En el metaanálisis de Klainin-Yobas et al. (66) se ha constatado
294 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

que las intervenciones basadas en conciencia plena son eficaces para aliviar sín-
tomas depresivos en adultos con trastornos mentales y que dichas intervenciones
podrían ser usadas de forma concurrente con otros tratamientos. Por último, parece
que el MBSR puede ayudar a mejorar la calidad de vida relacionada con la salud y
reducir los síntomas de depresión en los sujetos de residencias de ancianos (67).
4. Cáncer
Con relación al cáncer el MBSR es el programa de intervención más estudia-
do, a pesar de lo cual se necesitan más investigaciones para poder sacar conclusio-
nes sobre su ayuda potencial. Hay hasta la fecha al respecto un metaanálisis (68),
cinco revisiones sistemáticas (69-73) y una revisión narrativa (74), además de nu-
merosos ensayos clínicos controlados. Speca et al. (75) comprobaron que mejoraba
las alteraciones anímicas y los síntomas de estrés en una población heterogénea de
enfermos de cáncer. Carlson et al. (76-77) usaron relajación, yoga suave y prác-
tica diaria de meditación en casa en una investigación preliminar y concluyeron
acerca de los beneficios del MBSR mediante la regulación de las concentraciones
plasmáticas hormonales del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal en pacientes con
cáncer. Shapiro et al. (78) sugirieron que el MBSR parecía ser una intervención
prometedora para mejorar la calidad del sueño en mujeres con cáncer de mama
cuyas quejas de sueño eran debidas al estrés. Carlson y Garland (79) hallaron bene-
ficios sobre la calidad del sueño en un grupo heterogéneo de pacientes con cáncer,
corroborado con posterioridad (80). Por otra parte, Carlson et al. (81) demostraron
también los beneficios del programa en la reducción del estrés y el aumento de la
calidad de vida en los pacientes con cáncer de mama o próstata. Con relación al
cáncer recurrente de próstata ya se había sugerido los beneficios del MBSR asocia-
do a una dieta adecuada (82). El MBSR es viable para las mujeres recientemente
diagnosticadas de cáncer de mama en estadio precoz y los resultados han propor-
cionado ciertas pruebas, asimismo preliminares, de sus efectos beneficiosos sobre
la función inmune, calidad de vida, mejora en el estilo de afrontamiento de las
pacientes (83) y en la mejora de su salud mental (84-85).
Otros estudios siguen sugiriendo que es una intervención beneficiosa en las
pacientes con cáncer de mama, mejorando su ajuste psicosocial más allá de los
efectos del tratamiento habitual y de una condición de control creíble (programa de
educación nutricional) (86-87). Se ha propuesto, en fin, como ayuda para mejorar
la calidad de vida en mujeres supervivientes a cáncer de mama (88-89) y como in-
tervención de elección para tratar las secuelas psíquicas relacionadas con el cáncer
(80). El programa puede mejorar en los pacientes con cáncer el ajuste psicosocial
a su enfermedad (68), el estado psicológico y en particular el estado de ánimo
(73,90), algunos de los síntomas (como la fatiga), la inmunidad (91) y la calidad
de vida (81,92-95). Los resultados beneficiosos sobre la ansiedad y depresión re-
lacionadas con supervivientes al cáncer de mama se han mantenido, con tamaño
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 295
ORIGINALES Y REVISIONES

del efecto medio-grande, a los 12 meses de seguimiento en el ensayo controlado de


Würtzen et al. (90). Sin embargo, para la mayoría de los síntomas físicos es impro-
bable una mejoría significativa con el MBSR (73). Hay evidencias preliminares de
que el MBSR en modo audio-individual para pacientes con cáncer y quimioterapia
puede beneficiar el estado de ánimo y la calidad de vida (96). Por último, Matousek
et al. (97) hallaron mejoras significativas de los grados de tensión autorrelatados,
sintomatología depresiva y otros síntomas médicos en mujeres afectas de cáncer
de mama tras el programa MBSR. Dicha mejoría era concordante con los resulta-
dos de la “respuesta de cortisol al despertar” (CAR, del inglés cortisol awakening
response), que se ha propuesto como marcador biológico fiable del funcionamiento
del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal.
5. Otras enfermedades y ámbitos clínicos
La revisión de Bishop (98) basada en los estudios controlados sobre pobla-
ción general de Astin (99) y Shapiro et al. (30), y los estudios sobre población
clínica de Speca et al. (75) y Teasdale et al. (100), además de en otros estudios
no controlados, constató que no había suficientes evidencias para recomendar en-
carecidamente el MBSR, pero reconocía que había mejora, en los pacientes con
enfermedades crónicas, de la autogestión del estrés y de los síntomas del estado
de ánimo asociados. En un conjunto de 83 pacientes con enfermedades crónicas,
el aumento en la conciencia plena tras la práctica de MBSR estuvo relacionado
significativamente con la reducción de los síntomas depresivos, estrés, síntomas
médicos y con aumento en la sensación general de coherencia (101).
Davidson et al. (102) hallaron que los sujetos meditadores del programa
MBSR tenían un incremento significativamente mayor de anticuerpos que los no
meditadores del grupo control (lista de espera con un entrenamiento comparable),
de modo que se concluyó que la meditación puede influir positivamente en la in-
munidad. La mejora en el bienestar psíquico posterior al MBSR se asoció, en una
muestra heterogénea de pacientes sin trastornos autoinmunes, con mayor actividad
citolítica de las células natural killer y disminución de las concentraciones plasmá-
ticas de proteína C reactiva (103).
En un grupo reducido de epilépticos resistentes a los anticonvulsivantes la
práctica de la meditación continuada durante un año fue de ayuda sustancial en
la mejora de los trazados electroencefalográficos (104). En pacientes con psoria-
sis tratados con protocolo de luz ultravioleta, una meditación guiada por cinta de
audio, dentro del MBSR, aumentó la tasa de resolución de las lesiones psoriásicas
(105). En la interconsulta hospitalaria psiquiátrica en cardiología, la intervención
grupal basada en la conciencia plena puede proporcionar a los pacientes medios
adicionales de manejo de su angustia al tiempo que les ofrece contacto social y
apoyo (106). La meditación por sí sola puede ser eficaz en los pacientes afectos
de insuficiencia cardíaca crónica reduciendo la activación simpática, evaluada por
296 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

la concentración plasmática de norepinefrina (107). En particular el MBSR podría


tener un papel importante en los pacientes afectos de esa patología, según los re-
sultados del estudio acerca del apoyo, educación e investigación en la insuficiencia
cardíaca crónica (SEARCH) (108). El programa MBSR ha demostrado eficacia en
la reducción de síntomas de ansiedad y depresión, estrés percibido, presión arterial
e índice de masa corporal en pacientes con cardiopatía coronaria (109).
Bohlmeijer et al. (59) concluyen en su revisión metaanalítica basada en ocho
estudios controlados y aleatorizados que en personas afectas de enfermedades cró-
nicas el MBSR tiene un tamaño del efecto pequeño de 0,32 de mejora para el estrés
psíquico (IC del 95%: 0,13-0,50), con ausencia de heterogeneidad. El denominado
“síndrome de angustia corporal” (bodily distress syndrome) (110) incluye la ma-
yoría de pacientes con trastornos somatomorfos, y el MBSR se ha propuesto como
un programa de prevención específica para ese grupo de pacientes de alto riesgo.
El MBSR ya se había sugerido como una intervención útil en mujeres afectas de
síndrome de intestino irritable (111).
En relación con el virus de la inmunodeficiencia humana (Vih) el programa
MBSR podría tener un efecto positivo en los ámbitos relacionados con la hos-
tilidad, relaciones interpersonales, rendimiento escolar y salud física en jóvenes
urbanos infectados (112). Hay también algunas pruebas preliminares de que el en-
trenamiento en meditación puede amortiguar la disminución de linfocitos T cd4 en
pacientes adultos con el tipo Vih1 (113), puede mejorar la actividad de las células
natural killer en pacientes con Vih (114) y mejorar los síntomas médicos autorre-
feridos (115). En el ensayo clínico de Duncan et al. (116) los pacientes con Vih
que siguieron el programa experimentaron a los tres y seis meses de finalizado una
reducción de la frecuencia de efectos secundarios atribuibles a los tratamientos
antirretrovirales y mejoraron la angustia relacionada con los síntomas de la enfer-
medad. En varones homosexuales con Vih el programa ha mostrado también que
los incrementos en conciencia plena correlacionaban significativamente a los seis
meses con disminución en la evitación experiencial, el afecto positivo y con mejo-
ría de los síntomas depresivos (117).
El programa parece mejorar la calidad de vida y el estrés en los pacientes
con artritis reumatoide (118), asma persistente (119), diabetes tipo II (120-121)
e hipertensión arterial (122), entre otras enfermedades, y parece disminuir la res-
puesta inflamatoria provocada por estrés (123). También puede reducir la expre-
sión proinflamatoria de genes en adultos mayores (124). Puede ser asimismo un
recurso eficaz para disminuir las molestias cognitivas y no cognitivas relacionadas
con los sofocos y sudores nocturnos en mujeres peri y posmenopáusicas (125). En
pacientes con traumatismo craneoencefálico, el MBSR mejoró tanto la fatiga men-
tal como el funcionamiento neuropsicológico (126). Pero estudios preliminares, a
falta de ensayos controlados, no han mostrado efectividad del programa en obesos
con conductas de ingesta impulsiva y dietas inadecuadas (127).
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 297
ORIGINALES Y REVISIONES

Estudios recientes epidemiológicos han demostrado una asociación entre el estrés


mental percibido y el ictus isquémico. Las intervenciones basadas en conciencia
plena, en general, han mostrado efectos beneficiosos en los pacientes que han sufri-
do ictus transitorios, según la revisión sistemática de Lawrence et al. (128) basada
en 160 pacientes de cuatro ensayos clínicos. En sujetos que habían recibido órga-
nos trasplantados el MBSR redujo la ansiedad, depresión y sueño poco reparador,
y mejoró su calidad de vida durante un año de seguimiento (129).
6. Otros ámbitos no clínicos
En la aplicación del programa a un grupo de personas, mayoritariamente pro-
fesionales de la asistencia primaria de salud de Palma de Mallorca, la reducción
en el malestar psíquico conllevó una disminución de la rumiación mental y de
la afectividad negativa. Los resultados confirman, según los autores, la utilidad
del programa (130) y confirman también hallazgos de estudios previos del mismo
equipo investigador (131-132). El programa reduce el burnout y la disforia, y au-
menta la conciencia plena y la empatía en profesionales de la asistencia primaria,
y también produce cambios en esos profesionales hacia un mejor autocuidado y un
mayor profesionalismo (133). Shapiro et al. (35) habían observado una disminu-
ción significativa en las cavilaciones respecto del valor basal en el grupo de MBSR,
mientras que no se observaron diferencias en el grupo control. Estos resultados
se confirmaron en el estudio realizado por Jain et al. (39). Por otra parte, el pro-
grama mejora el umbral de percepción consciente y la capacidad de memoria de
trabajo visual (134), y mejora asimismo la disminución del pensamiento reflexivo
en comparación con el entrenamiento de relajación (39). El programa aumentó
significativamente la empatía en estudiantes de enfermería (29). En esta población
parece, como ya se ha comentado, una intervención eficaz para disminuir el estrés
y la ansiedad (34).
En el metaanálisis de Chiesa y Serretti (36), agregando los resultados pre y
postratamiento el MBSR fue significativamente más eficaz en la mejora de la espi-
ritualidad que los controles sin tratamiento activo. Usando el cuestionario «Indice
de experiencias espirituales principales» (Inspirit) hubo una mejora significativa
en los valores de espiritualidad en el grupo que recibió el programa de tratamiento
-según los estudios de Astin (99) y Shapiro et al. (30)- frente a los controles inac-
tivos. Cuando el comparador del programa fue otro tratamiento activo, el MBSR
estaba correlacionado con un aumento significativo en los valores de espiritualidad
que eran comparables, aunque no superiores, al tratamiento de comparación activo
adicional (39). El estudio posterior de Geary y Rosenthal (135) ha mostrado que el
MBSR reduce la tensión percibida y aumenta experiencias espirituales diarias, si
bien su muestra era reducida y el grupo control no era activo.
298 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

Discusión y conclusiones

A pesar de la abundancia de ensayos clínicos controlados su calidad es in-


constante, de modo que los resultados no pueden ser conclusivos por más que haya
buenas revisiones sistemáticas y metaanálisis. La mayoría de los ensayos analiza-
dos son de tamaño muestral reducido y de diseño clásico o en paralelo (el grupo
control recibe otra intervención similar a la vez que el grupo experimental), pero se
echan en falta estudios con diseño de no-inferioridad. En general, los resultados de
nuestra revisión avalan la hipótesis subyacente al MBSR de que el programa ense-
ña a observar situaciones y pensamientos sin hacer juicios ni reaccionar ante ellos
de manera impulsiva, ayuda a las personas a desarrollar la atención selectiva (134),
una conciencia más reflexiva de las experiencias internas y externas, y por eso
parece ser un instrumento eficaz para la reducción del estrés global. En efecto, el
estudio de Hölzel et al. (136) parece confirmar que el programa MBSR aumenta la
concentración de materia gris en el hipocampo izquierdo, que se ha postulado jue-
ga un papel central en la mediación de algunos de los beneficios de la meditación
debido a su implicación en la modulación de la excitación cortical y la capacidad
de respuesta.
El MBSR puede ser de utilidad en un gran número de personas, tanto si su-
fren problemas clínicos como si no (8). Pero principalmente en la actualidad, igual
que sucede con el tratamiento cognitivo basado en la conciencia plena (mindful-
ness based cognitive therapy o MBCT) y buscando aplicaciones terapéuticas cada
vez más específicas el programa se utiliza, además de en enfermedades crónicas
diversas, en pacientes que sufren episodios depresivos recurrentes, y en los que
presentan síntomas depresivos residuales y son resistentes a otros tratamientos. En
relación con las depresiones, el MBSR partió desde enfoques inespecíficos a otros
más específicos incluyendo las depresiones, pero el MBCT nació específicamente
para tratar las depresiones recurrentes. De hecho, este último y no el MBSR es el
tratamiento basado en conciencia plena o mindfulness para las depresiones que más
claramente está avalado por estudios empíricos de calidad suficiente.
Los pasos que se dan en la aplicación de la conciencia plena con el dolor
crónico son, en primer lugar, ver y conocer qué siente el sujeto tanto corporal como
emocionalmente en relación con ese dolor. En segundo lugar, se pretende recono-
cer las reacciones emocionales al mismo. Por último, se intenta aceptar el dolor
momento a momento, sin pretender alejarnos de él. Además de mejorar el manejo
del dolor y del estrés en condiciones médicas muy diversas, las pruebas sugieren
que el MBSR es eficaz o efectivo como intervención adyuvante en los síntomas de
ansiedad y salud mental en general, y en ciertos trastornos mentales, y que contri-
buye a mejorar la salud en general en poblaciones no clínicas. La relación entre los
grados de estrés percibido y la espiritualidad sigue siendo incierta.
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 299
ORIGINALES Y REVISIONES

Como conclusiones se puede decir que el programa MBSR es una interven-


ción instructiva o psicoeducativa, estructurada, multimodal, diseñada para mejorar
la conciencia plena de los participantes con focalización en el presente. El progra-
ma tiene muchos componentes activos, además de la meditación vipassana. Es, por
tanto, una intervención inespecífica en la que no es posible discriminar cuál es su
componente más activo. Hay pruebas de su efectividad en el dolor crónico (inclu-
yendo la fibromialgia), depresiones recurrentes o con síntomas residuales, el estrés
en general y en diversos trastornos de ansiedad, así como en ciertas condiciones
médicas diversas como el cáncer, epilepsia resistente, psoriasis y enfermos con
Vih, entre otras. En particular, con relación al dolor hay pruebas de que aceptarlo
correlaciona con mejores resultados funcionales y emocionales que la reducción
o distracción de la atención y de la vigilancia frente al mismo. Para terminar, el
cuerpo probatorio que se ha acumulado hasta la fecha es muy prometedor y fuer-
temente indiciario de los beneficios del MBSR en el corto y medio plazo, pero se
necesitan más estudios adecuados para confirmar su bondad por tiempos prolonga-
dos, y estudios potentes de buena calidad metodológica que confirmen su eficacia
o efectividad.

Bibliografía

(1) Kabat-Zinn J. Full catastrophe living: using the wisdom of your body and mind to face
stress, pain and illness. Nueva York (EEUU): Delacorte Press; 1990. [Traducción: Vivir con plenitud las
crisis. Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y de la mente para afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad.
4ª ed. Barcelona: Kairós; 2010.]
(2) Carmody J, Baer RA. How long does a mindfulness-based stress reduction program need to
be? A review of class contact hours and effect sizes for psychological distress. J Clin Psychol. 2009;65:627-
38.
(3) Niazi AK, Niazi SK. Mindfulness-based stress reduction: a non-pharmacological approach
for chronic illnesses. N Am J Med Sci. 2011;3:20-3. [**]
(4) Simpson J, Mapel T. An investigation into the health benefits of mindfulness-based stress
reduction (MBSR) for people living with a range of chronic physical illnesses in New Zealand. N Z Med
J. 2011;124:68-75. [*]
(5) Fjorback LO, Arendt M, Ornbøl E, Fink P, Walach H. Mindfulness-based stress reduction
and mindfulness-based cognitive therapy: a systematic review of randomized controlled trials. Acta Psy-
chiatr Scand. 2011;124:102-19. [**]
(6) Biegel GM, Brown KW, Shapiro SL, Schubert CM. Mindfulness-based stress reduction for
the treatment of adolescent psychiatric outpatients: a randomized clinical trial. J Consult Clin Psychol.
2009;77:855-66. [*]
(7) Baer RA. Mindfulness training as a clinical intervention: a conceptual and empirical review.
Clin Psychol Sci Prac. 2003;10:125-43.
300 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

(8) Grossman P, Niemann L, Schmidt S, Walach H. Mindfulness-based stress reduction and


health benefits. A meta-analysis. J Psychosom Res. 2004;57:35-43. [***]
(9) Hoffman BM, Papas RK, Chatkoff DK, Kerns RD. Meta-analysis of psychological interven-
tions for chronic low back pain. Health Psychol. 2007;26:1-9.
(10) Kabat-Zinn J. An outpatient program in behavioral medicine for chronic pain patients based
on the practice of mindfulness meditation: theoretical considerations and preliminary results. Gen Hosp
Psychiatry. 1982;4:33-47.
(11) Kabat-Zinn J, Lipworth L, Burney R, Sellers W. Four year follow-up of a meditation-
based program for the self-regulation of chronic pain: treatment outcomes and compliance. Clin J Pain.
1986;2:159-73.
(12) Kingston J, Chadwick P, Meron D, Skinner TC. A pilot randomized control trial investi-
gating the effect of mindfulness practice on pain tolerance, psychological well-being, and physiological
activity. J Psychosom Res. 2007;62:297-300.
(13) Merkes M. Mindfulness-based stress reduction for people with chronic diseases. Aust J Prim
Health. 2010;16:200-10.
(14) Rosenzweig S, Greeson JM, Reibel DK, Green JS, Jasser SA, Beasley D. Mindfulness-based
stress reduction for chronic pain conditions: variation in treatment outcomes and role of home meditation
practice. J Psychosom Res. 2010;68:29-36.
(15) MacCoon DG, Imel ZE, Rosenkranz MA, Sheftel JG, Weng HY, Sullivan JC, et al. The
validation of an active control intervention for Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR). Behav Res
Ther. 2012;50:3-12. [*]
(16) Kaplan KH, Goldenberg DL, Galvin-Nadeau M. The impact of a meditation-based stress
reduction program on fibromyalgia. Gen Hosp Psychiatry. 1993;15:284-9.
(17) Grossman P, Tiefenthaler-Gilmer U, Raysz A, Kesper U. Mindfulness training as an inter-
vention for fibromyalgia: evidence of postintervention and 3-year follow-up benefits in well-being. Psy-
chother Psychosom. 2007;76:226-33.
(18) Smith BW, Shelley BM, Dalen J, Wiggins K, Tooley E, Bernard J. A pilot study comparing
the effects of mindfulness-based and cognitive-behavioral stress reduction. J Altern Complement Med.
2008;14:251-8.
(19) Lush E, Salmon P, Floyd A, Studts JL, Weissbecker I, Sephton SE. Mindfulness medita-
tion for symptom reduction in fibromyalgia: psychophysiological correlates. J Clin Psychol Med Settings.
2009;16:200-7.
(20) Sephton SE, Salmon P, Weissbecker I, Ulmer C, Floyd A, Hoover K, et al. Mindfulness
meditation alleviates depressive symptoms in women with fibromyalgia: results of a randomized clinical
trial. Arthritis Rheum. 2007;57:77-85. [*]
(21) Schmidt S, Grossman P, Schwarzer B, Jena S, Naumann J, Walach H. Treating fibromy-
algia with mindfulness-based stress reduction: results from a 3-armed randomized controlled trial. Pain.
2011;152:361-9. [*]
(22) Morone NE, Greco CM, Rollman BL, Moore CG, Lane B, Morrow L, et al. The design and
methods of the aging successfully with pain study. Contemp Clin Trials. 2012;33:417-25. [*]
(23) Wong SY, Chan FW, Wong RL, Chu MC, Kitty Lam YY, Mercer SW, et al. Comparing
the effectiveness of mindfulness-based stress reduction and multidisciplinary intervention programs for
chronic pain: a randomized comparative trial. Clin J Pain. 2011;27:724-34. [*]
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 301
ORIGINALES Y REVISIONES

(24) Cramer H, Haller H, Lauche R, Dobos G. Mindfulness-based stress reduction for low back
pain. A systematic review. BMC Complement Altern Med. 2012;12:162. [**]
(25) Veehof MM, Oskam MJ, Schreurs KM, Bohlmeijer ET. Acceptance-based interventions for
the treatment of chronic pain: a systematic review and meta-analysis. Pain. 2011;152:533-42. [***]
(26) Plews-Ogan M, Owens JE, Goodman M, Wolfe P, Schorling J. A pilot study evaluating
mindfulness-based stress reduction and massage for the management of chronic pain. J Gen Intern Med.
2005;20:1136-8. [*]
(27) Esmer G, Blum J, Rulf J, Pier J. Mindfulness-based stress reduction for failed back surgery
syndrome: a randomized controlled trial. J Am Osteopath Assoc. 2010;110:646-52. Fe de erratas en: J Am
Osteopath Assoc. 2011;111:3 y J Am Osteopath Assoc. 2011;111:424. [*]
(28) Shapiro SL, Brown KW, Thoresen C, Plante TG. The moderation of Mindfulness-based
stress reduction effects by trait mindfulness: results from a randomized controlled trial. J Clin Psychol.
2011;67:267-77. [*]
(29) Davis M. A multidimensional approach to individual differences in empathy. JSAS Catalog
of Selected Documents in Psychology. 1980;10:85.
(30) Shapiro SL, Schwartz GE, Bonner G. Effects of mindfulness-based stress reduction on men-
tal and premedical students. J Behav Med. 1998;21:581-99.
(31) Shapiro SL, Oman D, Thoresen CE, Plante TG, Flinders T. Cultivating mindfulness: effects
on well-being. J Clin Psychol. 2008;64:840-62. [*]
(32) Oman D, Shapiro SL, Thoresen CE, Plante TG, Flinders T. Meditation lowers stress and sup-
ports forgiveness among college students: a randomized controlled trial. J Am Coll Health. 2008;56:569-
78. [*]
(33) Cohen-Katz J, Wiley S, Capuano T, Baker DM, Deitrick L, Shapiro S. The effects of min-
dfulness-based stress reduction on nurse stress and burnout: a qualitative and quantitative study, part III.
Holist Nurs Pract. 2005;19:78-86. [*]
(34) Kang YS, Choi SY, Ryu E. The effectiveness of a stress coping program based on mindful-
ness meditation on the stress, anxiety, and depression experienced by nursing students in Korea. Nurse
Educ Today. 2009;29:538-43.
(35) Shapiro SL, Brown KW, Biegel GM. Teaching self-care to caregivers: effects of min-
dfulness-based. stress reduction on the mental health of therapists in training. Train Educ Prof Psychol.
2007;1:105-15.
(36) Chiesa A, Serretti A. Mindfulness-based stress reduction for stress management in healthy
people: a review and meta-analysis. J Altern Complement Med. 2009;15:593-600. [***]
(37) Shapiro SL, Astin JA, Bishop SR, Cordova M, Mindfulness-based stress reduction for
health. Care professionals: results from a randomized trial. Int J Stress Manag. 2005;12:164-76. [*]
(38) Rosenzweig S, Reibel DK, Greeson JM, Brainard GC, Hojat M. Mindfulness-based stress
reduction lowers psychological distress in medical students. Teach Learn Med. 2003;15:88-92.
(39) Jain S, Shapiro SL, Swanick S, Roesch SC, Mills PJ, Bell I, et al. A randomized controlled
trial of mindfulness meditation versus relaxation training: effects on distress, positive states of mind, rumi-
nation, and distraction. Ann Behav Med. 2007;33:11-21. [*]
(40) Vieten C, Astin J. Effects of a mindfulness-based intervention during pregnancy on prenatal
stress and mood: results of a pilot study. Arch Womens Ment Health. 2008;11:67-74.
(41) Klatt MD, Buckworth J, Malarkey WB. Effects of low-dose mindfulness-based stress reduc-
tion (MBSR-ld) on working adults. Health Educ Behav. 2009;36:601-14. [*]
302 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

(42) Chiesa A, Serretti A. A systematic review of neurobiological and clinical features of mind-
fulness meditations. Psychol Med. 2010;40:1239-52. [**]
(43) Vøllestad J, Sivertsen B, Nielsen GH. Mindfulness-based stress reduction for patients with
anxiety disorders: evaluation in a randomized controlled trial. Behav Res Ther. 2011;49:281-8. [*]
(44) Arch JJ, Ayers CR, Baker A, Almklov E, Dean DJ, Craske MG. Randomized clinical trial of
adapted mindfulness-based stress reduction versus group cognitive behavioral therapy for heterogeneous
anxiety disorders. Behav Res Ther. 2013;51:185-96. [*]
(45) Nyklícek I, Kuijpers KF. Effects of mindfulness-based stress reduction intervention on psy-
chological well-being and quality of life: is increased mindfulness indeed the mechanism? Ann Behav
Med. 2008;35:331-40. [*]
(46) Praissman S. Mindfulness-based stress reduction: a literature review and clinician’s guide. J
Am Acad Nurse Pract. 2008;20:212-6. [**]
(47) Franco C, Mañas I, Cangas AJ, Moreno E, Gallego J. Reducing teachers’ psychological
distress through a mindfulness training program. Spanish J Psychol. 2010;13:655-66.
(48) Goldin P, Ramel W, Gross J. Mindfulness meditation training and self-referential processing
in social anxiety disorder: behavioral and neural effects. J Cog Psychother. 2009;23:242-57.
(49) Kabat-Zinn J, Massion AO, Kristeller J, Peterson LG, Fletcher KE, Pbert L, Lenderking
WR, Santorelli SF. Effectivenes of a meditation-based stress reduction program in the treatment of anxiety
disorders. Am J Psychiatry. 1992;149:936-43.
(50) Miller JJ, Fletcher K, Kabat-Zinn J. Three-year follow-up and clinical implications of a
mindfulness meditation-based stress reduction intervention in the treatment of anxiety disorders. Gen
Hosp Psychiatry. 1995;17:192-200.
(51) Lee SH, Ahn SC, Lee YJ, Choi TK, Yook KH, Suh SY. Effectiveness of a meditation-based
stress management program as an adjunct to pharmacotherapy in patients with anxiety disorder. J Psycho-
som Res. 2007;62:189-95.
(52) Koszycki D, Benger M, Shlik J, Bradwejn J. Randomized trial of a meditation-based stress
reduction program and cognitive behavior therapy in generalized social anxiety disorder. Behav Res Ther.
2007;45:2518-26. [*]
(53) Goldin PR, Gross JJ. Effects of mindfulness-based stress reduction (MBSR) on emotion
regulation in social anxiety disorder. Emotion. 2010;10:83-91. [+]
(54) Robins CJ, Keng SL, Ekblad AG, Brantley JG. Effects of mindfulness-based stress reduction
on emotional experience and expression: a randomized controlled trial. J Clin Psychol. 2012;68:117-31. [*]
(55) Goldin P, Ziv M, Jazaieri H, Hahn K, Gross JJ. MBSR vs aerobic exercise in social anxiety:
fMRI of emotion regulation of negative self-beliefs. Soc Cog Affect Neurosci. 2013;8:65-72.
(56) Krisanaprakornkit T, Krisanaprakornkit W, Piyavhatkul N, Laopaiboon M. Meditation ther-
apy for anxiety disorders. Cochrane Database Syst Rev. 2006;(1):CD004998. [**]
(57) Winbush NY, Gross CR, Kreitzer MJ. The effects of mindfulness-based stress reduction on
sleep disturbance: a systematic review. Explore (NY). 2007;3:585-91. [**]
(58) Gross CR, Kreitzer MJ, Reilly-Spong M, Wall M, Winbush NY, Patterson R, et al. Mind-
fulness-based stress reduction versus pharmacotherapy for chronic primary insomnia: a randomized con-
trolled clinical trial. Explore (NY). 2011;7:76-87. [*]
(59) Bohlmeijer E, Prenger R, Taal E, Cuijpers P. The effects of mindfulness-based stress reduc-
tion therapy on mental health of adults with a chronic medical disease: a meta-analysis. J Psychosom Res.
2010;68:539-44. [***]
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 303
ORIGINALES Y REVISIONES

(60) Kenny MA, Williams JM. Treatment-resistant depressed patients show a good response to
mindfulness-based cognitive therapy. Behav Res Ther. 2007;45:617-25.
(61) Harley R, Sprich S, Safren S, Jacobo M, Fava M. Adaptation of dialectical behavior therapy
skills training group for treatment-resistant depression. J Nerv Ment Dis. 2008;196:136-43.
(62) Birnbaum L, Birnbaum A. In search of inner wisdom: guided mindfulness meditation in the
context of suicide. ScientificWorldJournal. 2004;4:216-27.
(63) Ramel W, Goldin PR, Carmona PE, McQuaid JR. The effects of mindfulness meditation on
cognitive processes and affect in patients with past depression. Cognit Ther Res. 2004;28:433-55.
(64) Deyo M, Wilson KA, Ong J, Koopman C. Mindfulness and rumination: does mindful-
ness training lead to reductions in the ruminative thinking associated with depression? Explore (NY).
2009;5:265-71. [+]
(65) Weiss M, Nordlie JW, Siegel EP. Mindfulness-based stress reduction as an adjunct to outpa-
tient psychotherapy. Psychother Psychosom. 2005;74:108-12. [+]
(66) Klainin-Yobas P, Cho MA, Creedy D. Efficacy of mindfulness-based interventions on depres-
sive symptoms among people with mental disorders: a meta-analysis. Int J Nurs Stud. 2012;49:109-21. [***]
(67) Ernst S, Welke J, Heintze C, Gabriel R, Zöllner A, Kiehne S, et al. Effects of mindful-
ness-based stress reduction on quality of life in nursing home residents: a feasibility study. Forsch Kom-
plementmed. 2008;15:74-81. [*]
(68) Ledesma D, Kumano H. Mindfulness-based stress reduction and cancer: a meta-analysis.
Psychooncology. 2009;18:571-9. [***]
(69) Ott MJ, Norris RL, Bauer-Wu SM. What is the evidence for the use of mindfulness-based
interventions in cancer care? A review. Integr Cancer Ther. 2006;5:98-108.
(70) Smith JE, Richardson J, Hoffman C, Pilkington K. Mindfulness-Based Stress Reduction as
supportive therapy in cancer care: systematic review. J Adv Nurs. 2005;52:315-27. [**]
(71) Matchim Y, Armer JM. Measuring the psychological impact of mindfulness meditation on
health among patients with cancer: a literature review. Oncol Nurs Forum. 2007;34:1059-66. [**]
(72) Shennan C, Payne S, Fenlon D. What is the evidence for the use of mindfulness-based inter-
ventions in cancer care? A review. Psychooncology. 2011;20:681-97.
(73) Musial F, Büssing A, Heusser P, Choi KE, Ostermann T. Mindfulness-based stress reduction
for integrative cancer care: a summary of evidence. Forsch Komplementmed. 2011;18:192-202. [**]
(74) Mackenzie MJ, Carlson LE, Speca M. Mindfulness-based stress reduction (MBSR) in onco-
logy: rationale and review. Evid Base Integr Med 2005;2:139-45.
(75) Speca M, Carlson LE, Goodey E, Angen M. A randomized, wait-list controlled clinical trial:
the effect of a mindfulness meditation-based stress reduction program on mood and symptoms of stress in
cancer outpatients. Psychosom Med. 2000;62:613-22. [*]
(76) Carlson LE, Speca M, Patel KD, Goodey E. Mindfulness-based stress reduction in relation
to quality of life, mood, symptoms of stress, and immune parameters in breast and prostate cancer outpa-
tients. Psychosom Med. 2003;65:571-81.
(77) Carlson LE, Speca M, Patel KD, Goodey E. Mindfulness-based stress reduction in relation to
quality of life, mood, symptoms of stress and levels of cortisol, dehydroepiandrosterone sulfate (DHEAS)
and melatonin in breast and prostate cancer outpatients. Psychoneuroendocrinology. 2004;29:448-74. [+]
(78) Shapiro SL, Bootzin RR, Figueredo AJ, Lopez AM, Schwartz GE. The efficacy of mindful-
ness-based stress reduction in the treatment of sleep disturbance in women with breast cancer: an explora-
tory study. J Psychosom Res. 2003;54:85-91. [*]
304 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

(79) Carlson LE, Garland SN. Impact of mindfulness-based stress reduction (MBSR) on sleep,
mood, stress and fatigue symptoms in cancer outpatients. Int J Behav Med. 2005;12:278-85. [+]
(80) Garland SN, Carlson LE, Antle MC, Samuels C, Campbell T. I-CAN SLEEP: rationale and
design of a non-inferiority RCT of mindfulness-based stress reduction and cognitive behavioral therapy for
the treatment of insomnia in cancer survivors. Contemp Clin Trials. 2011;32:747-54. [*]
(81) Carlson LE, Speca M, Faris P, Patel KD. One year pre-post intervention follow-up of
psychological, immune, endocrine and blood pressure outcomes of mindfulness-based stress reduction
(MBSR) in breast and prostate cancer outpatients. Brain Behav Immun. 2007;21:1038-49. [+]
(82) Saxe GA, Hébert JR, Carmody JF, Kabat-Zinn J, Rosenzweig PH, Jarzobski D, et al. Can
diet in conjunction with stress reduction affect the rate of increase in prostate specific antigen after bioche-
mical recurrence of prostate cancer? J Urol. 2001;166:2202-7. [+]
(83) Witek-Janusek L, Albuquerque K, Chroniak KR, Chroniak C, Durazo-Arvizu R, Mathews
HL. Effect of mindfulness based stress reduction on immune function, quality of life and coping in women
newly diagnosed with early stage breast cancer. Brain Behav Immun. 2008;22:969-81. [+]
(84) Cramer H, Lauche R, Paul A, Dobos G. Mindfulness-based stress reduction for breast can-
cer-a systematic review and meta-analysis. Curr Oncol. 2012;19:e343-52. [***]
(85) Zainal NZ, Booth S, Huppert FA. The efficacy of mindfulness-based stress reduction on
mental health of breast cancer patients: a meta-analysis. Psychooncology. 2013;22:1457-65. [***]
(86) Henderson VP, Clemow L, Massion AO, Hurley TG, Druker S, Hébert JR. The effects of
mindfulness-based stress reduction on psychosocial outcomes and quality of life in early-stage breast can-
cer patients: a randomized trial. Breast Cancer Res Treat. 2012;131:99-109. [*]
(87) Henderson VP, Massion AO, Clemow L, Hurley TG, Druker S, Hébert JR. A randomized
controlled trial of mindfulness-based stress reduction for women with early-stage breast cancer receiving
radiotherapy. Integr Cancer Ther. 2013;12:404-13. [*]
(88) Lengacher CA, Johnson-Mallard V, Post-White J, Moscoso MS, Jacobsen PB, Klein TW,
et al. Randomized controlled trial of mindfulness-based stress reduction (MBSR) for survivors of breast
cancer. Psychooncology. 2009;18:1261-72. [*]
(89) Lerman R, Jarski R, Rea H, Gellish R, Vicini F. Improving symptoms and quality of life of
female cancer survivors: a randomized controlled study. Ann Surg Oncol. 2012;19:373-8. [*]
(90) Würtzen H, Dalton SO, Elsass P, Sumbundu AD, Steding-Jensen M, Karlsen RV, et al. Min-
dfulness significantly reduces self-reported levels of anxiety and depression: results of a randomised contro-
lled trial among 336 Danish women treated for stage I-III breast cancer. Eur J Cancer. 2013;49:1365-73. [*]
(91) Lengacher CA, Kip KE, Post-White J, Fitzgerald S, Newton C, Barta M, et al. Lymphocyte
recovery after breast cancer treatment and mindfulness-based stress reduction (MBSR) therapy. Biol Res
Nurs. 2013;15:37-47. [*]
(92) Lengacher CA, Johnson-Mallard V, Barta M, Fitzgerald S, Moscoso MS, Post-White J, et
al. Feasibility of a mindfulness-based stress reduction program for early-stage breast cancer survivors. J
Holist Nurs. 2011;29:107-17.
(93) Lengacher CA, Reich RR, Post-White J, Moscoso M, Shelton MM, Barta M, et al. Mind-
fulness based stress reduction in post-treatment breast cancer patients: an examination of symptoms and
symptom clusters. J Behav Med. 2012;35:86-94. [*]
(94) Hoffman CJ, Ersser SJ, Hopkinson JB, Nicholls PG, Harrington JE, Thomas PW. Effec-
tiveness of mindfulness-based stress reduction in mood, breast- and endocrine-related quality of life, and
well-being in stage 0 to III breast cancer: a randomized, controlled trial. J Clin Oncol. 2012;30:1335-42. [*]
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 305
ORIGINALES Y REVISIONES

(95) Hoffman CJ, Ersser SJ, Hopkinson JB. Mindfulness-based stress reduction in breast cancer:
a qualitative analysis. Complement Ther Clin Pract. 2012;18:221-6. [*]
(96) Altschuler A, Rosenbaum E, Gordon P, Canales S, Avins AL. Audio recordings of mindful-
ness-based stress reduction training to improve cancer patients’ mood and quality of life--a pilot feasibility
study. Support Care Cancer. 2012;20:1291-7. [**]
(97) Matousek RH, Pruessner JC, Dobkin PL. Changes in the cortisol awakening response
(CAR) following participation in mindfulness-based stress reduction in women who completed treatment
for breast cancer. Complement Ther Clin Pract. 2011;17:65-70. [+]
(98) Bishop SR. What do we really know about mindfulness-based stress reduction? Psychosom
Med. 2002;64:71-83. Fe de erratas en: Psychosom Med. 2002;64:449. [**]
(99) Astin JA. Stress reduction through mindfulness meditation. Effects on psychological symp-
tomatology, sense of control, and spiritual experiences. Psychother Psychosom. 1997;66:97-106.
(100) Teasdale JD, Segal ZV, Williams JM, Ridgeway VA, Soulsby JM, Lau MA. Prevention of
relapse/recurrence in major depression by mindfulness-based cognitive therapy. J Consult Clin Psychol.
2000;68:615-23.
(101) Dobkin PL, Zhao Q. Increased mindfulness--the active component of the mindfulness-based
stress reduction program? Complement Ther Clin Pract. 2011;17:22-7. [+]
(102) Davidson RJ, Kabat-Zinn J, Schumacher J, Rosenkranz M, Muller D, Santorelli SF, et
al. Alterations in brain and immune function produced by mindfulness meditation. Psychosom Med.
2003;65:564-70.
(103) Fang CY, Reibel DK, Longacre ML, Rosenzweig S, Campbell DE, Douglas SD. Enhanced
psychosocial well-being following participation in a mindfulness-based stress reduction program is asso-
ciated with increased natural killer cell activity. J Altern Complement Med. 2010;16:531-8. [+]
(104) Deepak KK, Manchanda SK, Maheshwari MC. Meditation improves clinicoelectroenceph-
alographic measures in drug-resistant epileptics. Biofeedback Self Regul. 1994;19:25-40.
(105) Kabat-Zinn J, Wheeler E, Light T, Skillings A, Scharf MJ, Cropley TG, et al. Influence of a
mindfulness meditation-based stress reduction intervention on rates of skin clearing in patients with mod-
erate to severe psoriasis undergoing phototherapy (UVB) and photochemotherapy (PUVA). Psychosom
Med. 1998;60:625-32.
(106) Nickels MW, Privitera MR, Coletta M, Sullivan P. Treating depression: psychiatric consulta-
tion in cardiology. Cardiol J. 2009;16:279-93.
(107) Curiati JA, Bocchi E, Freire JO, Arantes AC, Braga M, Garcia Y, et al. Meditation reduces
sympathetic activation and improves the quality of life in elderly patients with optimally treated heart
failure: a prospective randomized study. J Altern Complement Med. 2005;11:465-72. [*]
(108) Sullivan MJ, Wood L, Terry J, Brantley J, Charles A, McGee V, et al. The Support, Educa-
tion, and Research in Chronic Heart Failure Study (SEARCH): a mindfulness-based psychoeducational
intervention improves depression and clinical symptoms in patients with chronic heart failure. Am Heart J.
2009;157:84-90.
(109) Parswani MJ, Sharma MP, Iyengar S. Mindfulness-based stress reduction program in coro-
nary heart disease: A randomized control trial. Int J Yoga. 2013;6:111-7. [*]
(110) Fjorback LO. Mindfulness and bodily distress. Dan Med J. 2012;59:B4547. [**]
(111) Gaylord SA, Whitehead WE, Coble RS, Faurot KR, Palsson OS, Garland EL, et al. Mindful-
ness for irritable bowel syndrome: protocol development for a controlled clinical trial. BMC Complement
Altern Med. 2009;9:24. [*]
306 J.M. Bertolín
ORIGINALES Y REVISIONES

(112) Sibinga EM, Kerrigan D, Stewart M, Johnson K, Magyari T, Ellen JM. Mindfulness-based
stress reduction for urban youth. J Altern Complement Med. 2011;17:213-8.
(113) Creswell JD, Myers HF, Cole SW, Irwin MR. Mindfulness meditation training effects on
CD4+ T lymphocytes in HIV-1 infected adults: a small randomized controlled trial. Brain Behav Immun.
2009;23:184-8. [*]
(114) Robinson FP, Mathews HL, Witek-Janusek L. Psycho-endocrine-immune response to mind-
fulness-based stress reduction in individuals infected with the human immunodeficiency virus: a quasiex-
perimental study. J Altern Complement Med. 2003;9:683-94. [+]
(115) SeyedAlinaghi S, Jam S, Foroughi M, Imani A, Mohraz M, Djavid GE, et al. Randomized
controlled trial of mindfulness-based stress reduction delivered to human immunodeficiency virus-positive
patients in Iran: effects on CD4+ T lymphocyte count and medical and psychological symptoms. Psycho-
som Med. 2012;74:620-7. [*]
(116) Duncan LG, Moskowitz JT, Neilands TB, Dilworth SE, Hecht FM, Johnson MO. Mindful-
ness-based stress reduction for HIV treatment side effects: a randomized, wait-list controlled trial. J Pain
Symptom Manage. 2012;43:161-71. [*]
(117) Gayner B, Esplen MJ, DeRoche P, Wong J, Bishop S, Kavanagh L, et al. A randomized
controlled trial of mindfulness-based stress reduction to manage affective symptoms and improve quality
of life in gay men living with HIV. J Behav Med. 2012;35:272-85. [*]
(118) Pradhan EK, Baumgarten M, Langenberg P, Handwerger B, Gilpin AK, Magyari T, et
al. Effect of Mindfulness-Based Stress Reduction in rheumatoid arthritis patients. Arthritis Rheum.
2007;57:1134-42. [*]
(119) Pbert L, Madison JM, Druker S, Olendzki N, Magner R, Reed G, et al. Effect of mindfulness
training on asthma quality of life and lung function: a randomised controlled trial. Thorax. 2012;67:769-
76. [*]
(120) Rosenzweig S, Reibel DK, Greeson JM, Edman JS, Jasser SA, McMearty KD, et al. Mind-
fulness-based stress reduction is associated with improved glycemic control in type 2 diabetes mellitus: a
pilot study. Altern Ther Health Med. 2007;13:36-8. [+]
(121) Hartmann M, Kopf S, Kircher C, Faude-Lang V, Djuric Z, Augstein F, et al. Sustained effects
of a mindfulness-based stress-reduction intervention in type 2 diabetic patients: design and first results of a
randomized controlled trial (the Heidelberger Diabetes and Stress-study). Diabetes Care. 2012;35:945-7. [*]
(122) Palta P, Page G, Piferi RL, Gill JM, Hayat MJ, Connolly AB, et al. Evaluation of a mindful-
ness-based intervention program to decrease blood pressure in low-income African-American older adults.
J Urban Health. 2012;89:308-16. [*]
(123) Rosenkranz MA, Davidson RJ, Maccoon DG, Sheridan JF, Kalin NH, Lutz A. A comparison
of mindfulness-based stress reduction and an active control in modulation of neurogenic inflammation.
Brain Behav Immun. 2013;27:174-84. [*]
(124) Creswell JD, Irwin MR, Burklund LJ, Lieberman MD, Arevalo JM, Ma J, et al. Mindful-
ness-Based Stress Reduction training reduces loneliness and pro-inflammatory gene expression in older
adults: a small randomized controlled trial. Brain Behav Immun. 2012;26:1095-101. [*]
(125) Carmody JF, Crawford S, Salmoirago-Blotcher E, Leung K, Churchill L, Olendzki N. Min-
dfulness training for coping with hot flashes: results of a randomized trial. Menopause. 2011;18:611-20. [*]
(126) Johansson B, Bjuhr H, Rönnbäck L. Mindfulness-based stress reduction (MBSR) improves
long-term mental fatigue after stroke or traumatic brain injury. Brain Inj. 2012;26:1621-8. [*]
Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. 307
ORIGINALES Y REVISIONES

(127) Kearney DJ, Milton ML, Malte CA, McDermott KA, Martinez M, Simpson TL. Participa-
tion in mindfulness-based stress reduction is not associated with reductions in emotional eating or uncon-
trolled eating. Nutr Res. 2012;32:413-20.
(128) Lawrence M, Booth J, Mercer S, Crawford E. A systematic review of the benefits of min-
dfulness-based interventions following transient ischemic attack and stroke. Int J Stroke. 2013;8:465-74.
(129) Gross CR, Kreitzer MJ, Thomas W, Reilly-Spong M, Cramer-Bornemann M, Nyman JA, et
al. Mindfulness-based stress reduction for solid organ transplant recipients: a randomized controlled trial.
Altern Ther Health Med. 2010;16:30-8. [*]
(130) Martín Asuero A, García Banda G. The mindfulness-based stress reduction program (MBSR)
reduces stress-related psychological distress in healthcare professionals. Span J Psychol. 2010;13:897-905.
(131) Martín Asuero A, García Banda G, Benito Oliver E. Reducción del estrés mediante atención
plena: la técnica MBSR en la formación de profesionales de la salud. An Mod Conducta. 2005;31:557-71.
(132) Martín Asuero A, García Banda G. Las ventajas de estar presente: desarrollando una con-
ciencia plena para reducir el malestar psicológico. Int J Clin Health Psychol. 2007;7:369-84.
(133) Martín Asuero A, Rodríguez Blanco T, Pujol Ribera E, Berenguera A, Moix Queraltó J.
Evaluación de la efectividad de un programa de mindfulness en profesionales de atención primaria. Gac
Sanit. 2013;27:521-8.
(134) Jensen CG, Vangkilde S, Frokjaer V, Hasselbalch SG. Mindfulness training affects attention-
or is it attentional effort? J Exp Psychol Gen. 2012;141:106-23. [*]
(135) Geary C, Rosenthal SL. Sustained impact of MBSR on stress, well-being, and daily spiritual
experiences for 1 year in academic health care employees. J Altern Complement Med. 2011;17:939-44. [+]
(136) Hölzel BK, Carmody J, Vangel M, Congleton C, Yerramsetti SM, Gard T, Lazar SW. Min-
dfulness practice leads to increases in regional brain gray matter density. Psychiatry Res. 2011;191:36-
43. [+]
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 309-322. doi: 10.4321/S0211-57352015000200006

Adolescente y nuevas adicciones.


Teen and new addictions.

Manuel Hernanz Ruiz a.


a
Psicólogo clínico. Centro de Salud Mental del Niño y Adolescente de Uribe, Red de Salud Mental de
Bizkaia. Profesor Doctor asociado de la Facultad de Psicología y Educación de la Universidad de Deusto.
Bilbao, España.

Correspondencia: Manuel Hernanz Ruiz (mhernanz@cop.es)


Recibido: 23/04/2014; aceptado: 03/11/2014

RESUMEN: El autor reflexiona sobre la adolescencia ABSTRACT: The author reflects on adolescence
como momento evolutivo en el que se puede entender as a period in the development in which addiction
la adicción como un modo de relación en la que éste can be considered as a way of relationship. The
busca resolver situaciones o estados conflictivos de adolescent tries to solve troubled situations or
manera poco adecuada. Se plantea cuáles son los fac- states in an inappropriate way. He contemplates
tores que pueden influir en la utilización abusiva de las the factors that may influence the abusive use
nuevas tecnologías, los problemas derivados de su cla- of new technologies, the issues about their clas-
sificación y los aspectos propios de la personalidad así sification and the specific personality aspects, as
como de los mecanismos que deben de ser contempla- well as the mechanisms that should be taken into
dos tanto para su abordaje como para su tratamiento. account for approaching and treating it.
Palabras clave: Adolescencia. Adicción. Nue- Key words: Adolescence. Addiction. New
vas tecnologías. technologies.

La adolescencia:

La adolescencia es una época especialmente sensible a experimentar nuevas


vivencias. Busca nuevos retos que le acerquen a una mayor comprensión de si
mismo. Quiere ver han dicho una y otra vez que no le va bien hacerlo o que no le
conviene.
Un movimiento hacia la búsqueda de nuevos retos, le va a llevar a realizar
diferentes actividades. Unas podríamos decir que responderán a un deseo autentico
por avanzar, por hacer aquello que piensa que le hará ser o estar mejor, que le acer-
que a ese ideal con el que ha soñado. Así aceptará o se propondrá retos de mejora
por ejemplo de su estado corporal o de su desarrollo intelectual o cultural querien-
do aprender sobre un área de interés o tratando de resolver ecuaciones o acertijos.
En otras ocasiones ante estos nuevos retos, se puede sentir incapaz de poder
afrontarlos de forma adecuada y su actitud lejos de ser valiente, o progresiva, será
más bien una actitud que podríamos calificar de regresiva, Es decir tendrá compor-
tamientos ya superados que en su día fueron útiles y adaptativos pero que ahora no
lo van a ser de una forma clara, sino que por el contrario le van a enlentecer en su
desarrollo.
310 M. Hernanz
ORIGINALES Y REVISIONES

Es por estas conductas regresivas por las que puede por ejemplo pedir de for-
ma voluntaria y consciente ayuda o beneficios extras de sus padres porque siente
que él solo es incapaz de superar los retos. Puede pedir acompañamiento, consejo o
apoyo para realizar sus tareas mientras él va cogiendo fuerzas o seguridad suficien-
te. En la práctica clínica vemos como en alguna ocasión es él el pide un profesor
particular para superar los exámenes o incluso acudir al psicólogo “porque estoy
muy liado y o como hacer”.
Pero puede también que esa conducta regresiva sea una conducta realizada de
forma involuntaria, inconsciente cuando sin darse cuenta mantiene comportamien-
tos que inevitablemente van a forzar la intervención de los padres para frenar una
conducta indeseada o autoagresiva.
Así podemos ver como la regresión puede ser utilizado como un mecanismo
adaptativo, que refuerza al sujeto en su desarrollo, o como un mecanismo inmaduro
cuando su reacción y generalmente su conducta no es vista por el adolescente como
tal, ya que él piensa que ese hacer, esa conducta es fruto de su libertad y capacidad
de decisión y no un reclamo para que intervenga el adulto.
Una manera entre comillas sofisticada de conducta regresiva la podemos ver
al observar el consumo de drogas o sustancias que alteran el estado de consciencia
colocando al sujeto en un estado de confusión en el que se diluye la realidad y
se desdibujan los límites de la persona. La búsqueda de esas sustancias podemos
entenderla como la búsqueda de una situación o vivencia psicológica en la que el
sujeto no tenga que tolerar el dolor de la falta o la dureza de la frustración.
Hay otras experiencias tienen que ver con el contacto o la búsqueda de obje-
tos que puedan satisfacer las necesidades desde el “llenar el espacio vacío” hasta
adicciones a sustancias, a comportamientos o situaciones. La adicción comporta-
mental es definida por Didia (1) como, “a una actividad que en principio puede ser
placentera o útil para la vida de una persona, pero luego se convierte en algo dañino
para el individuo. Aún consciente de esta cualidad, no puede abandonarla y pierde
de esta manera la capacidad de elegir y controlar su conducta. Ello da lugar a una
obsesión que cobra el lugar de un deseo constante, inevitable que ocupa la mayoría
de los intereses o actividades del sujeto, dejando a las demás de lado”
El sujeto se plantea entonces que sin ese comportamiento no voy a poder ser
el mismo. Necesita mantener ese comportamiento para sentirse, para reconocerse o
para ser. A lo largo de la historia, las diferentes épocas han tenido y tienen objetos o
sustitutos que han sido especialmente deseados y por ello buscados, para satisfacer
esa necesidad de complitud o para calmar diferentes angustias. Estos objetos han
ido cambiando a lo largo de la historia de la humanidad. Entre muchos otros en un
momento fue el caballo, la espada, la bicicleta, el coche y ahora la nueva tecnología
han sido vistos como objetos que van a calmar o completar aquello que el sujeto ve
que no tiene o que le incomoda en demasía
Adolescente y nuevas adicciones. 311
ORIGINALES Y REVISIONES

En estas nuevas épocas, los deseos están enganchados a la red, a la maquinita


o al móvil. No es extraño ver a la nueva tecnología como el diablo, como en su
momento la radio, Todos ellos tienen en común algo, han sido una amenaza, unos
instrumentos que iban a romper aquello que había costado tanto conseguir. O ¿es
que no fue la televisión algo que iba a romper la comunicación y el acercamiento
entre las personas (2).
No quiero entrar en el debate de buenos y malos porque podríamos estar
además de horas, dando pie a una discusión que quizás no sea realmente muy útil.
Las nuevas tecnologías o si lo preferimos los “nuevos cacharros”, tienen en común
con todos los cacharros la dificultad que ha supuesto para las antiguas generaciones
aceptarlos como algo positivo ya que siempre han sido vistos como algo poten-
cialmente peligroso que sólo va a acarrear mayores conflictos y dificultades en el
hombre.
Las nuevas tecnologías no se libran de ello y traen asociados a ellas pro-
blemas relativos a la intimidad, a la comodidad, al cambio en nuestra estructura
cerebral, etc. Y además de ello traen también la cuestión que nos ha reunido hoy: la
fuerza que tienen para generar adicciones.

¿Cuáles son los factores que influyen y favorecen la adicción a las nuevas tecnologías?

Clásicamente, como señala Hayez (3), se habla de tres elementos que interre-
lacionados favorecen la adicción: el producto, el entorno y el sujeto:
1-El producto: en este caso es abundante, barato y de fácil acceso. Se considera
que es casi imprescindible para que el sujeto se pueda desarrollar de forma adecuada.
Se ha convertido en un instrumento y herramienta imprescindible en cualquier hogar
y centro escolar. Los chicos tienen su blog en la escuela, su ordenador y su conexión
wifi, libre de las ataduras de la mesa del ordenador familiar (que empieza a ser un
objeto en extinción) para poder trabajar, sin ello sienten que no pueden hacer sus tra-
bajos escolares. La importancia del producto es tan grande que incluso a nivel social,
la escuela sin esos medios se ve incapacitada para poder competir.
Además el diseño de los instrumentos es muy “amable” que se puede trans-
portar para llevarlo a todas partes y no dejarlo nunca de lado. Ha sido realizado
para fomentar una gran dependencia con sus grandes gráficos, sonidos y con sus re-
tos y reforzadores tan bien estudiados y calibrados y con una gran autonomía para
poder disponer de él durante largas horas en los viajes, desplazamientos o incluso
a lo largo de las comidas familiares en las que el adolescente está más pendiente de
las conversaciones con su grupo de amigos o resultados de su equipo de futbol que
de los temas hablados por sus mayores.
312 M. Hernanz
ORIGINALES Y REVISIONES

2 El entorno: Muy favorecedor a través de las campañas publicitarias hace que


se vuelva muy comprensivo y tolerante ante estos dispositivos y los comportamien-
tos que generan. Lo preocupante puede resultar que no se pone en duda la necesidad
de tolerar estos dispositivos. También manifiestan la tendencia de la sociedad en ale-
targar las experiencias de los jóvenes. Favorecedora de vivir sensaciones dentro de la
casa, sin romper los parámetros conocidos, que permiten al adolescente e incluso al
adulto entrenarse para la vida sin tener que soportar los riesgos.
3. El sujeto, el tercer elemento. En él podemos encontrar toda una serie de
factores que favorecen la tendencia y la dependencia hacia el producto con el que va
a establecer la adicción. Sin duda hay elementos que tienen que ver por un lado con
aspectos fisiológicos, pero además hay otros aspectos derivados de la personalidad
del sujeto, los aspectos intrapsíquicos de los que hablaremos más tarde con detalle.

Delimitar el concepto de adicción

La primera cuestión que se nos plantea es la de diferenciar entre la adicción y


la patología. Estallo (4) señala cómo la línea entre la adicción a las nuevas tecnolo-
gías y la patología puede llegar a ser muy débil. En términos coloquiales podríamos
incluso plantearnos la línea de división entre una conducta hobby y una conducta
expresión de una dependencia. Sin duda somos capaces rápidamente de establecer
la frontera entre el Síndrome de Diógenes y el coleccionista, pero ¿es en todos los
casos una cuestión tan sencilla?.
En relación con los videojuegos por ejemplo, S. Tisseron (5) plantea incluso
una línea de pensamiento muy interesante cunado se refiere a las relaciones que se
generan entre los jugadores, que comparten con los compañeros de juegos los di-
ferentes trucos y estrategias que ayudan a superar pantallas o a resolver enigmas y
los vecinos de la urbanización que comparten trucos de las actividades de bricolaje.
Nos señala cómo se pueden ver en ambas actividades un intento de socialización
del sujeto, además de una actitud de compartir estrategias que le ayudan a resolver
los problemas y a rentabilizar los esfuerzos.
Podríamos decir en este sentido como los hobbies han podido ser el refugio
y han favorecido la organización psíquica del sujeto en algunos casos y en otros,
han sido la “tapadera” de cuadros psicopatológicos más o menos definidos. Co-
leccionar sellos o especializarse en hacer sudokus puede ser un modo de descarga
pulsional del sujeto, que le ayude a relajarse, a reprimir en ocasiones o a suprimir
en otras determinados contenidos psíquicos. En otros casos puede ser la expresión
de una conducta patognomónica de un cuadro de aislamiento por ejemplo.
Adolescente y nuevas adicciones. 313
ORIGINALES Y REVISIONES

Diferentes etiologías

Además del problema que señalamos, el de la delimitación del concepto de


dependencia, nos encontramos también con la cuestión de la etiología y las con-
secuencias que ello tiene en las actividades terapéuticas que llevaremos a cabo.
Lógicamente la posición teórica elegida, nos marcará inevitablemente un camino
terapéutico.
Desde las posiciones más biologicistas se habla de una necesidad o falta or-
gánica que requiere de estimulaciones extras del sujeto. Y también del descenso del
autocontrol que se observa entre los 15 y los 19 años.
Desde posiciones más cognitivistas-conductuales, vemos como en su mo-
mento Echeburúa (6) planteó la comprensión de la adicción a Internet considerán-
dola como una adicción específicamente psicológica (como la adicción al sexo,
las compras, el trabajo, los videojuegos, la televisión, etc...), con características
comunes a otro tipo de adicciones: pérdida de control, aparición de síndrome de
abstinencia, fuerte dependencia psicológica, interferencia en la vida cotidiana y
pérdida de interés por otras actividades (7).
Para estas corrientes, el “éxito” en la adicción a las nuevas tecnologías, se logra
debido a las conductas reforzantes ya que son las que tienen la capacidad de produ-
cir dependencia. Evidencia de ello son las conductas como la del escaso tiempo de
espera entre la acción propuesta y su ejecución tanto en cuanto a acciones propuestas
(disparar, girar el volante, etc) como en la obtención de un rápido acceso a aquello
que busco (desde una palabra en el diccionario hasta la cartelera del cine)
Desde posiciones más psicodinámicas se habla de las bases o predeterminantes
emocionales o de personalidad Para esta corriente las nuevas tecnologías o la red en la
que estás se basan, no es la que provoca la adicción ni la dependencia. Es la unión entre
estos elementos y personalidad del sujeto la que va a marcar o determinar esta adicción.
Independientemente de las posiciones teóricas que mantengamos, lo cierto es
que desde la atención clínica, podemos observar:
1. Cómo hay una psicopatología asociada.
2. Cómo muy frecuentemente observamos una franca patología previa en la
que se liga la dependencia a uno u otro instrumento o actividad a través de
la cual expresa su necesidad y su malestar.
3. Cómo hay una tendencia en la elección del objeto en función del tempe-
ramento del sujeto lo que nos permitiría entender porque hay sujetos con
tendencia a adicciones más activas (juegos PC, surfeo en internet) o más
pasivas (visualización de TV) (4).
Ello no ha de hacernos olvidar la importancia de la interrelación entre lo
psíquico y lo corporal. El reconocimiento de “las series complementarias” concep-
tualizadas por S. Freud (8).
314 M. Hernanz
ORIGINALES Y REVISIONES

Propuesta de clasificación

Sobre las propuestas de criterios diagnósticos hay que mencionar al psiquia-


tra Ivan Goldberg quien en 1995 fue (9) como el primero en hablar de la adicción
a internet. Lo que empezó siendo una “broma”, se convirtió en una discusión y
debate. Luego ya diferentes autores han hablado sobre la adicción a las nuevas
tecnologías y se ha abierto el debate de cómo y dónde incluirlas. ¿Se deben incluir
dentro del espectro de los trastornos obsesivo-compulsivos (10)?, ¿debemos de
considerar como diferencial el hecho de que se utilice la conexión a internet o tam-
bién podemos incluir el uso de tecnología no conectada a internet?
Han sido varios los trabajos que se han propuesto para valorar el nivel de
dependencia a internet. Recientemente se ha publicado en la revista Trastornos
Adictivos un texto original titulado “Análisis de las propiedades psicométricas de
la versión en español del Internet Addiction Test” firmado por D.X. Puerta-Cortes
y otros (11) en el que demuestran una alta fiabilidad en el instrumento y donde tam-
bién señalan que es necesario continuar la investigación para ver otras dimensiones
aún no exploradas. En este artículo muestran diferentes propuestas de clasificación
que en resumidas cuentas vienen a plantear una escala de tres puntos.
1. El primero denominado como uso normal, o mínimo o controlado.
2. El segundo considerado como uso problemático, moderado o con tenden-
cia a la adicción según los diferentes autores y un
3. Tercer nivel ya referido al uso adictivo, excesivo o severo.
Esta dificultad en encontrar nomenclaturas o señalar con concreción la gra-
duación del nivel de dependencia refleja finalmente la complejidad del tema. Ha-
yez (3) plantea una escala también basada en tres categorías:
1. Consumo menor:
Hace referencia a ese consumo que suele ser esporádico, en un determinado
momento. El sujeto mantiene con normalidad el resto de actividades de su vida, las
placenteras y las que le suponen esfuerzo y continúa con sus amigos.
El uso de estas tecnologías le va a aportar una satisfacción adicional, no susti-
tutiva de placeres ni será ejecutado de forma mecánica repetitiva. Será capaz por ello,
de mantener su adecuación a la realidad, su esfuerzo por el logro de nuevas metas.
2. Consumo preocupante:
Se observa cuando empieza a haber un interés excesivo por la actividad en
si misma. El sujeto empieza a estar demasiado interesado y empieza a limitar su
círculo de relaciones para estar con aquellos que comparten su afición. La afición
se vuelve única y omnipresente en sus lecturas, conversaciones y reflexiones.
Se puede detectar también como el sujeto retrasa para poder seguir con el
juego, las actividades que previamente había planificado por ejemplo comer más
rápido, dejar de salir con los amigos, etc.
Adolescente y nuevas adicciones. 315
ORIGINALES Y REVISIONES

Este consumo expresa también rasgos del carácter del sujeto, al empezar a
desinvestir otros temas, también empieza a ser más despectivo con las personas que
no comparten sus interés (o incluso su nivel de juego) y puede empezar a expresar
descontroles en su expresión agresiva.
3. Consumo dependiente:
El consumo está presente en todo momento de su vida. Todo lo demás pasa a
un segundo nivel, todo lo que antes le reportaba placer ahora es rechazado. Esta vía
de satisfacción se ha vuelto como la única vía.
En relación a la dependencia hay diversos estudios que hablan de los diferen-
tes niveles adictivos de las distintas plataformas (móvil, “play”, pc), de las distintas
actividades desarrolladas en ellas (sms, whatsapp, hablar…) y también de los dife-
rentes niveles adictivos y /o significaciones de las tareas desarrolladas. Por ejemplo
se habla del distinto carácter adictivo de los juegos de acción y los de reflexión.

Conductas observadas en el consumo dependiente de las nuevas tecnologias en


adolescentes.

La valoración de la dependencia se deberá de hacer teniendo en cuenta varios


aspectos:
1. Valorar el tiempo que ocupa dentro de las actividades que desarrolla el sujeto.
El adolescente es incapaz de controlar su tiempo y por lo tanto de planificar
sus actividades. Exploramos si esa actividad le resta tiempo para las otras cosas
que se ha comprometido a realizar o que debe hacer inevitablemente esto nos va a
permitir pensar como el adolescente no es capaz de adecuarse a la realidad, con lo
que eso supone de fracaso en su organización psíquica.
Veremos también como los padres se indignan cuando observan que sus hijos
no son capaces de mantener los compromisos adquiridos en los diferentes ámbitos
de la vida.
En la entrevista que mantengo con Luis, paciente de 13 años, le pre-
gunto si sale con amigos. Me mira como sorprendido y su respuesta
es tajante ¿cómo voy a salir si estoy jugando con la Play?. No es fácil
transmitir el sentimiento que genera su respuesta: pero la sensación
fue algo así como si me dijera ¿tú eres tonto no te das cuenta que eso
no es posible? Vemos como no se plantea ni siquiera la posibilidad de
interrumpir el juego para compartir el tiempo con los amigos.

a. quizás al principio se hablaba de las horas recomendadas pero ahora la


cantidad de horas no es un valor en sí mismo que nos indique gran cosa.
316 M. Hernanz
ORIGINALES Y REVISIONES

Internet, el móvil y las pantallas en general son utilizadas para una amplia
gama de actividades que van desde la obtención de documentación, la
visualización de películas o documentales hasta la pérdida de tiempo con
el denominado surfeo en la red.
b. Puede ser difícil además acotar las actividades que desarrollan con las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), porque en un
mismo momento se puede estar leyendo una noticia en un periódico, con-
sultar un diccionario, contestar un mail o recibir una invitación para co-
menzar un juego on-line.
c. A estos dos aspectos hay que añadir los generados por la subjetividad que
está implícita en la pregunta de cuanto es el tiempo adecuado para estar
en la red. Sin duda hay tiempos y usos que están claramente desaconse-
jados (13) pero en muchas ocasiones nos encontramos como los límites
temporales están en función de las expectativas, tolerancia y comprensión
por parte del entorno (tanto padres, como amigos como profesores). Hay
adultos asustados por el uso de las TIC y otros más tolerantes.
Es frecuente que los padres nos trasladen sus inquietudes y nos pre-
gunten ¿pero es normal que pase tanto tiempo con el ordenador?. La
madre de otro paciente me dice cómo en su casa están todos viendo
la televisión desde que llegan por la tarde hasta que se acuestan. Se
sorprende, y ¡más me sorprende a mí! cuando me cuenta indignada que
su hijo no para de mirar todo el rato el móvil. ¡No lo puede entender,
¡todo el rato mirando su móvil! Otro paciente cuenta como en su casa
con su padre está muy bien porque juegan todo el rato con el móvil o
con la play, “¡mis amigos me dicen que tengo mucha suerte!”.

2. La actitud hacia su uso Podemos plantearnos la pregunta ¿Cuál es la acti-


tud hacia las TICs? porque podemos encontrar números estilos de consumidores.
a. Algunos hacen un uso basado en atracones, cuando pueden sentarse de-
lante de cualquier pantalla son incapaces de regularse, es como si dijeran
¡ahora que ha llegado el momento voy a aprovechar!. Son insaciables
como el niño que no puede parar de comer chucherías o el adolescente
que no puede dejar de bailar en la discoteca, o el comprador compulsivo
b. En otras ocasiones, el sujeto niño o adulto, utiliza las nuevas tecnologías
para poder ocultarse de sus compañeros o iguales o incluso de sí mismo.
Aprovechan el contacto con la pantalla para refugiarse de otras activida-
des llegan incluso a poner como excusa el no salir con los amigos porque
“ahora no puedo estoy acabando la partida”, como el niño que se esconde
detrás de una tarea o de la pierna de su mamá para no tener que saludar, o
como el adulto se entretiene con su móvil en la consulta a la espera de ser
atendido “anestesiando” así la ansiedad de la espera.
Adolescente y nuevas adicciones. 317
ORIGINALES Y REVISIONES

c. Puede ser también la forma en que se refugia para no realizar otras ac-
tividades. Puede repetir compulsivamente el juego o la actividad con el
móvil como el niño que una y otra vez no cesa de dar vueltas a la rueda
o de chutar el balón contra la pared para estar “haciendo algo sin hacer
nada” como vacío.

3. Sentido de su uso.
d. Conductas repetitivas y persistentes, “de la búsqueda del placer” Juega
de manera compulsiva para sentirse vivo sino lo hace siente que no tiene
nada, que no está despierto o incluso que no está vivo “necesito hacerlo
para sentirme vivo!”
e. Búsqueda de los objetos que calman al sujeto (desde los porno hasta el
vagabundo en la red) Se vive para ellos, me relajan
f. En ocasiones nos preguntamos ¿lo utiliza para defenderse de forma poco
adaptativa ante las dificultades?
g. Nos podemos preguntar también si ¿es para alcanzar algo? en cuyo caso
podríamos hablar de algún mecanismo más adaptativo. O es quizás utili-
zado para encontrar un canal de comunicación con sus iguales o incluso
con el terapeuta?

4. Consecuencias de su uso:
a. Limitaciones en la capacidad de simbolización. Sus emociones estarán
asociadas a imágenes y restos mnesicos
b. Abundarán comportamientos primitivos poco específicos propios del pro-
ceso primario en lo concreto
c. Funcionamiento a base de la obtención inmediata del placer (mentir, cam-
biar/confundir la realidad, no adecuarse a horarios, etc.
d. Ruptura con la dinámica familiar
e. incluso cuando se está inmerso en él, puede hablar de Internet con uno o
el otro amigo que ha mantenido va a comprar un ordenador, obtener infor-
mación sobre nuevos juegos, etc.

Comprensión psicodinámica de la adicción a las nuevas tecnologías en adolescentes.

Hemos visto como las TIC, resultarán ser un soporte para que el sujeto pueda
desarrollar toda una serie de capacidades saludables. Podrá por ejemplo obtener
información sobre cuestiones que investiga a través de buscadores especializados,
también podrá desarrollar tendencias pulsionales como la curiosidad o la compe-
318 M. Hernanz
ORIGINALES Y REVISIONES

titividad. Lo que para un sujeto puede ser una fuente de crecimiento y desarrollo,
para otro puede ser una fuente de tensión y una actividad de alto riesgo.
Podrán revivir sensaciones corporales incluso a nivel sensorioperceptivo
con esas pantallas de alta definición, la sonoridad sonround, etc. De nuevo el joven
bien integrado podrá disfrutar con el juego de sentirse tenso o de sentir en su mano
la vibración del mando al salir su coche de la pista o el ruido generado por el gatillo
presionado de forma intensa, o podrá sentir la confusión en las actividades realiza-
das sintiéndose culpable por haber disparado.
También va a poder descargar de una forma algo activa pulsiones agresivas
y sexuales. Digo algo activa para diferenciar la forma pasiva de descargar la agre-
sividad viendo películas en el sofá sin más requerimiento que esperar el desenlace
propuesto por el director. Mediante las nuevas tecnologías, se le va a exigir reac-
cionar de forma activa incluso hoy con movimientos de piernas, manos y ojos. “Si
no me muevo o si no disparo me matan”.
Se podrá contrastar la solidez de las normas interiorizadas. En muchos de los
juegos por ejemplo, se le propondrán al adolescente transgredir normas que ha ido
recibiendo a lo largo de su educación. Sólo a través de esa transgresión conseguirá
puntos o mejoras en su valoración como jugador. Justo al revés que en la vida real.
Se podrá constatar también el nivel de solidez en su imagen para así poder
afrontar esas tareas. Algunos no soportarán ser el chico débil que necesita ayuda o
ser aconsejado para ir poco a poco resolviendo los retos y buscarán la manera de
ahorrarse esos pasos (pedir a sus amigos que les pasen pantallas para conseguir más
poderes, etc).
Podremos verificar cómo despliega sus habilidades sociales ya que en oca-
siones le permitirá aumentar la comunicación con sus amigos y compañeros, podrá
hablar con ellos de sus últimos avances y descubrimientos y en otras ocasiones le
facilitará como ya hemos visto el aislamiento.
Veremos el impacto que las nuevas tecnologías tendrán en el adolescente.
Todas estas emociones y autopercepciones únicamente en caso de que el sujeto
este equilibrado sarán inocuas, en todos los demás casos tendrán una repercusión
negativa que posiblemente obligue al terapeuta a intervenir.
El adolescente está en una posición más peligrosa que el joven. Su organiza-
ción psíquica está a la vez cristalizándose y adaptándose a los nuevos retos. El gran
riesgo viene marcado por la incapacidad de su estructuración psíquica, así puede
utilizar el objeto adictivo, como un objeto que va a calmar las tensiones que su psi-
quismo no es capaz de tolerar. No es capaz de encontrar el sujeto un soporte mental
que le haga tolerable lo intolerable. No puede soportarlo y recurre a él para mitigar
toda la tensión. Podríamos hablar de cierto paralelismo entre el consumo guloso
que plantea Hayez y los mecanismos y fallos estructuras que plantea P. Puertas al
hablar de la Comprensión Psicoanalítica de las Adicciones (13)”
Adolescente y nuevas adicciones. 319
ORIGINALES Y REVISIONES

Desde el punto de vista psicoanalítico, se trata de ver la adicción a las nuevas


tecnologías, no como el resultado de una conducta, sino como el resultado de una
organización psíquica que expresa en ese comportamiento un modo de ser.

Mecanismos implicados

En el consumo más dependiente, podemos entrever una organización psíqui-


ca en las que destacaríamos como el sujeto se ve alienado en su propia actividad.
La conexión, la utilización de la nueva tecnología no le deja hacer su vida, sino que
necesita de ella para sentirse. Cuando se encuentra con ella, se confunde y se ve tan
inmerso que deja de sentirse de ser capaz de ocuparse de si mismo.
Por ejemplo recibir muchos me gustas, aumentar los amigos en Face-
book, etc. El paciente necesita oír o sentir vibrar su móvil para sentirse
“vivo” entre sus amigos. No ser aceptado genera un importante nivel
de angustia que desborda al sujeto
Su temor ante las cosas nuevas, le hacen no atreverse a nuevas experiencias
vividas como un riesgo intenso que puede poner en peligro su propia existencia.
Sin duda esa misma protección va a ser la causante de su empobrecimiento al no
permitir conocer nada nuevo.
El adolescente que nos cuenta que él no sale de casa que a él lo que
le gusta es jugar al ordenador con esos juegos “ya sabes” de guerras
y todo eso, si queda con sus amigos, en muy contadas ocasiones, es
también cuando no únicamente para jugar unas partidas. Por lo menos
sabe de los otros y se permite algún contacto con los otros.
Cuando la angustia es grande puede utilizar la nueva tecnología al igual que
un objeto fetiche que le calma los estados o angustias más primitivas.
Juan me dice “estoy deseando llegar a casa me pongo la play y me
harto de disparar y de jugar a peleas, dejo de pensar en todas las co-
sas que me han hecho en el instituto, se me olvida todo!, me pongo los
cascos y ya está!”
La tensión interna no encuentra una manera adecuada para poder ser evacua-
da. No puede mentalizar, pensar sobre lo que le ocurre. Busca imágenes concretas
pantallas que resolver, etc. Las relaciones con los demás se vuelven complejas por-
que al paciente no le interesa nada más que la resolución del problema planteado
en el juego que no logra superar. La relación con sus iguales estará limitada a la
que pueda tener con sus compañeros de juego o de afición, el resto de iguales no le
interesará tanto como para mantener una relación con ellos.
320 M. Hernanz
ORIGINALES Y REVISIONES

Qué se puede hacer ante la adicción?

Desde el trabajo más social y familiar:


Cuando nos planteamos el trabajo con el adolescente, hemos de ser conscientes
de que él se sitúa frente a la sociedad y al adulto con un espíritu observador y crítico.
Como buen observador, llamará la atención al adulto y a la sociedad en general sobre
las incoherencias que observa. Nos preguntará por ejemplo, cómo si el alcohol es
malo los adultos lo consumen sin problema. Cuando se trata de las nuevas tecnolo-
gías el adolescente observará también como la adicción a las TIC puede ser una copia
de las adicciones a las otras tecnologías más antiguas, como la televisión, cuyo uso es
bien aceptado por los adultos (cosa que a los jóvenes les llama la atención).
El adulto ha utilizado y utiliza ese recurso el de la televisión para “desconec-
tar” de todo lo ocurrido durante el día, como si no hubiera otra manera de poder
elaborar lo ocurrido.
La coherencia del adulto a la hora de dirigirse al adolescente puede ser la
primera piedra para poder mostrarle un camino o forma distinta para poder enfren-
tarse al malestar. El adulto, modelo que utilizará el niño y el adolescente, debería de
mostrarle las formas adecuadas para hacer frente al malestar. Por ejemplo a través
del diálogo, de la presencia en la casa, del afrontamiento de los problemas. Es decir
a través del mensaje claro: El malestar o la incomodidad puede afrontarse mediante
formas saludables que ayuden al sujeto a progresar
Desde el trabajo más individual:
Ayudar el sujeto a que organice de forma sólida su personalidad. Eso le per-
mitirá hacer frente a las insatisfacciones y frustración que sin duda va a encontrar
en a lo largo de su desarrollo. Fortalecer el Yo es dotarle de las herramientas ne-
cesarias para poder responder de manera adecuada a los retos externos e internos
con los que el adolescente se ha de enfrentar. Podemos llamarle autoconfianza, o
seguridad en si mismo o autoestima, al final fortaleza de su Yo.
Sabemos que el recurso al objeto o comportamiento adictivo viene a resultar
por la incapacidad de encontrar satisfacciones en el objeto esperado y adecuado.
El adolescente en el mejor de los casos se equivoca al buscar en el objeto adictivo
una satisfacción propia de otro objeto. La búsqueda de fuentes de satisfacción más
sublimadas será sin duda uno de los objetivos del tratamiento.
Ajustar la imagen de si mismo a la realidad. Adecuarla a la realidad. Hacerle
ver como alguien con capacidad de destrucción y también destructible. Sometido
por tanto a las leyes de la realidad.
Ayudar al adolescente a buscar fuentes de derivación de las tensiones de
forma que estas no vean vividas con una intensidad peligrosa Conseguir que tanto
la sexualidad como la agresividad puedan ser integradas dentro de una forma de
actuar y de ser saludable.
Adolescente y nuevas adicciones. 321
ORIGINALES Y REVISIONES

Ayudarle a utilizar la palabra como una forma prioritaria de comunicación a


través de la cual se pueda expresar e intercambiar todo tipo de sentimientos con el otro.

Como conclusión

Hay que tener en cuenta que el objetivo final del tratamiento no es la absti-
nencia, sino la reorganización de la personalidad en el sentido de que el sujeto se
vea capaz de poder dirigir su propia vida y hacer elecciones saludables.
Esto sólo va a ocurrir cuando el adolescente tenga deseo de cambio o cuando
una nueva relación le dé la posibilidad de reestablecerse.
Cuando no haya deseo de cambio y la relación no sea suficientemente estimu-
lante, habrá que programar un trabajo basado en metas realistas y ajustadas que le
facilite una buena reinserción.

Bibliografía

(1) Didia J, Dorpinghaus A, Maggi C, Haro G. Adicciones a Internet: Una posible inclusión
en la nosografía Rev Psiquiatr del Urug 2009; 73(1):73-82.
(2) Pereira R. Adolescentes en el siglo XXI. Entre impotencia, resiliencia y poder. Madrid.
Ed. Morata 2011.
(3) Hayez J.Y. Quand le jeune est scotché à l’ordinateur: les consommations estimées ex-
cessives. When teens waste their time to computer use: do they have limits? Neuropsychiatrie de
l’enfance et de l’adolescence 2006; 54:189-199.
(4) Estallo-Marti J.A. Ciberadicción: ¿Una nueva ludopatía? Disponible en http://www.
ub.edu/personal/psicopat.htm
(5) Tisseron S. Internet, videojuegos, televisión: manual para padres preocupados. Barcelo-
na. Ed. Grao, 2006.
(6) Echeburúa E, Corral P. Adicciones psicológicas: más allá de la metáfora. Clínica y Sa-
lud 1994; 5:251-258.
(7) Echeburúa E, Corral P. Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en
jóvenes: un nuevo reto. Adicciones, 2010; 22(2):91-96.
(8) Freud, S. (1915) Introducción. Lección I. En “Lecciones introductorias al psicoanálisis”
Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1981, Tomo II.
(9) Navarro-Mancilla Á, Rueda-Jaimes G. Adicción a Internet: revisión crítica de la litera-
tura. Rev. Colomb. Psiquiatr. 2007; 36(4):691-700.
(10) Infocop online Adicción a Internet - Nueva propuesta para el DSM-5. Disponible en
Internet http://www.infocop.es/view_article.asp?id=1960, fecha publicación 09/07/2008.
322 M. Hernanz
ORIGINALES Y REVISIONES

(11) Puerta-Cortes DX, Carbonell, Chamarro A. “Análisis de las propiedades psicométricas


de la versión en español del Internet Addiction Test”. Trastornos adictivos. 2012; 14(4):99-104.
(12) Tisseron S Prévention des traumatismes liés aux médias chez l’enfant Prevention of me-
dia’s traumas on children. Prevention of media’s traumas on children Neuropsychiatrie de l’enfance
et de l’adolescence (2012) 60, 377-382.
(13) Puertas P. La función narcisizante del objeto en la psicoterapia de los trastornos adicti-
vos. Cuad, Psiquiatr, Psicoter, Niño Adolesc, 2012; 54: 35-4010;49:79-90.

Otra biliografía:

Madrid López, RI. La Adicción a Internet. Psicología Online. 2000, disponible en: http://www.
psicologia-online.com/colaboradores/nacho/ainternet.htm
Balaguer Prestes R. “La adicción a Internet”. Adicción, Montevideo: Cuadernos de la Co-
ordinadora de Psicólogos del Uruguay. 2001, disponible en: http://www.cibersociedad.net/archivo/
articulo.php?art=2
Ciberadicción: ¿Una nueva ludopatía? Disponible en: http://www.ub.edu/personal/psicopat.htm
Luengo López A. Adicción a Internet: conceptualización y propuesta de intervención. Revista
Profesional Española de Terapia Cognitivo-Conductual. 2004; 2:22-52.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 323-340. doi: 10.4321/S0211-57352015000200007

Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides:


revisión a partir de un caso clínico.
Corticosteroid-induced mania: a case study and review.

María Dolores Sánchez García a, Beatriz Pecino Esquerdo b, Enrique Pérez Martínez c.

Servicio de Psiquiatría. a Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, España. b Hospital Clínico


a, b y c

de San Juan de Alicante, España. c Hospital General Universitario de Alicante, España.

Correspondencia: Enrique Pérez Martínez (eperezmar@yahoo.es)


Recibido: 29/04/2014; aceptado con modificaciones: 28/12/2014

RESUMEN: Los corticoides son fármacos muy usa- ABSTRACT: Corticosteroids are drugs widely used
dos en la práctica clínica habitual que, sin embargo, se in routine clinical practice that are however as-
asocian a frecuentes efectos adversos neuropsiquiátri- sociated with neuropsychiatric adverse effects. This
cos. Se describe el caso clínico de un varón de setenta paper describes the case of a seventy-one- year man
y un años que desarrolló síntomas maníacos tras toma who developed manic symptoms after taking with
de corticoides y que fue tratado de forma satisfactoria corticosteroids and was successfully treated with
con quetiapina. A partir de este caso, se realiza una re- quetiapine and, on the other hand, reviews corticos-
visión de la manía inducida por corticoides. teroid-induced mania.
Palabras clave: trastorno bipolar, episodio ma- Key words: bipolar disorder, mania, adrenal
níaco, corticoides, oncología médica, quetiapina. cortex hormones, medical oncology, quetiapine.

1. Introducción.

La prescripción de los glucocorticoides (en adelante se utilizará de forma indistin-


ta glucocorticoide, corticoide y corticosteroide), como la prednisona o la metilpredni-
solona, se lleva realizando desde hace sesenta años. Sus propiedades antiinflamatorias
e inmunosupresoras los han convertido en un tratamiento muy extendido y altamente
efectivo para un importante número de patologías médicas, que incluyen los trastornos
inmunológicos e inflamatorios, el lupus eritematoso sistémico, las vasculitis sistémicas,
el asma y las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, el cáncer, el dolor agudo
y crónico de espalda, la prevención de la inflamación tras cirugía de cuello y cabeza
así como para evitar el rechazo post-transplante (1). Pero a pesar de todas estas propie-
dades beneficiosas, también están asociados a múltiples efectos no deseados como la
pérdida ósea, glaucoma, cataratas, infecciones, diabetes y problemas psiquiátricos en
un cierto número de pacientes. Las primeras reacciones psiquiátricas inducidas por cor-
ticoides fueron descritas a principio de la década de los años 50 del siglo pasado y se de-
nominaron como “psicosis esteroideas”, ya que presentaban el aspecto de una bouffée
delirante aguda con síntomas disfóricos (2-3). Posteriormente empezaron a aparecer en
la literatura casos de depresión, manía y delirium. Aunque el dato más sorprendente en-
contrado fue el incremento del riesgo de suicidio y de intento de suicidio en seis veces,
especialmente en la gente más joven (4).
324 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

Tabla 1:
Síntomas neuropsiquiátricos originados por la corticoterapia.

Síntomas neuropsiquiátricos originados por la corticoterapia


-Depresión.
-Hipomanía.
-Manía.
- Psicosis.
-Ideas de suicidio.
-Irritabilidad.
-Agresividad.
-Ansiedad.
-Trastornos del sueño.

Cambios emocionales: Son difíciles de evaluar pero a menudo están presen-


tes previamente al inicio del tratamiento y pueden estar relacionados con la dismi-
nución en la calidad de vida que origina la enfermedad concomitante.
Crisis de agresividad: Se ha observado que en niños son más frecuentes y
aparecen tempranas alteraciones comportamentales.
Depresión: La sintomatología depresiva se incrementa durante la terapia.
Crisis de agitación o manía: Es frecuente observar que los primeros días los
pacientes presentan síntomas de agitación y que pueden estar dentro del contexto
de episodios hipomaníacos o maníacos.
Ideas de suicidio: Se ha apuntado a que también eran dosis-dependientes y
que no mostraban relación con la severidad de la patología médica concomitante ni
con antecedentes psiquiátricos previos.
Trastornos de la memoria: Existen compromisos de la memoria verbal y de
la memoria a corto plazo (5).
Se calcula que la incidencia de complicaciones psiquiátricas secundarias a
corticoides oscila entre un 6% de reacciones severas, un 28% de reacciones mo-
deradas, y puede alcanzar hasta el 72% si incluimos las reacciones leves (5- 8). La
asociación entre los corticoides exógenos y los síntomas afectivos está bien esta-
blecida y en estudios retrospectivos encontramos tasas que oscilan entre el 1 y el
50% (9).
El DSM-IV incluye los siguientes trastornos inducidos por corticoides: tras-
tornos del ánimo (manía, hipomanía, depresión y trastornos mixtos), trastornos de
ansiedad, psicosis y delirium. Los cuadros más frecuentes son depresión (28-41%)
y manía (29-35%), seguidos de psicosis (11-14%), delirium (10-13%) y estados
mixtos (8-12%) (10-12). Se ha descrito también la existencia de un cuadro de de-
mencia reversible inducido por corticoides (1), así como una amplia variedad de
síntomas como disforia, síntomas de abstinencia, síntomas del espectro obsesivo-
compulsivo, heteroagresividad, catatonia y mal uso/abuso de corticoides (7). En
2012 se publicó un estudio (9) cuyo objetivo era describir las tasas de incidencia
Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 325
ORIGINALES Y REVISIONES

de depresión, manía, delirium, trastorno de pánico y suicidio consumado / gestos


suicidas en pacientes tratados con corticoides en comparación con un grupo de
pacientes sin tratamiento. Comparado con población no expuesta, el riesgo de tras-
torno depresivo aumenta dos veces; de cuatro a cinco veces el de manía o cuadros
confusionales, y el de suicidio o gestos suicidas aumenta de cinco a siete veces en
el grupo de pacientes en tratamiento corticoideo.
Hemos de tener en cuenta que estos datos pueden estar infraestimados ya que
con frecuencia los clínicos no reportan todos los efectos adversos que aparecen
durante el tratamiento.
A pesar de que es bien conocido el riesgo de desarrollar síntomas psiquiátri-
cos durante el tratamiento corticoideo, la fisiopatología de estas reacciones adver-
sas no es bien conocida en la actualidad, pero clínicamente es importante conocer
su existencia así como los posibles métodos de prevención y tratamiento de las
mismas.
En el caso de los pacientes oncológicos, e independientemente del uso de
corticoides, encontramos que aproximadamente la mitad presentan sintomatología
psiquiátrica, siendo los trastornos adaptativos, la depresión y el delirium los tras-
tornos más prevalentes, mientras que los cuadros maniformes son mucho menos
frecuentes (13).
Pese a que la evidencia es escasa, algunas investigaciones apuntan a que los
corticoides podrían tener un papel en el comienzo del trastorno bipolar tipo I pri-
mario (12).

2. Síntomas y síndromes maníacos inducidos por corticoesteroides.

Los síntomas y síndromes maníacos inducidos por corticoesteroides se clasi-


fican como “Trastorno maníaco orgánico” en la CIE-10 (14) y como “Trastorno del
estado de ánimo inducido por sustancias, con síntomas maníacos” en el DSM-IV-
TR (15).
Hasta el 75% de los pacientes tratados con corticoides pueden desarrollar
síntomas psiquiátricos leves, mientras que los problemas graves oscilan entre el
5-18% de los casos (3, 5, 12, 16). El riesgo aumenta a partir de una dosis diaria de
40 mg/día, pasando de un 1,3% de reacciones psiquiátricas en dosis inferiores a 40
mg/día, a un 4,6% en dosis de 40 mg/día y alcanzando el 18,4% en dosis superiores
(17).
Los trastornos del humor son los problemas más frecuentes y documentados
en la literatura, algunos estudios señalan que son los cuadros de características
hipomaníacas y maníacas los predominantes en la toxicidad psiquiátrica por corti-
326 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

coides (1, 12, 18). Los síntomas psicóticos se observan con frecuencia en el curso
de los episodios maníacos. Solamente en un estudio de pacientes oncológicos trata-
dos con altas dosis de corticosteroides, los autores encontraron una predominancia
de aparición de cuadros de delirium en lugar de síndromes afectivos. Esto podría
deberse a las complicaciones médicas de éstos pacientes, el frecuente uso de nar-
cóticos y a los propios efectos neurológicos del cáncer (19).
En los casos de manía/hipomanía, la dosis media de dosis equivalente de
prednisona fue de 44.8±45.6mg/día y el tiempo necesario para la recuperación de
21±18.8 días. Sugieren además que los síntomas maníacos aparecen con dosis me-
nores de corticoide respecto al delirium (1).
La duración de la sintomatología se encuentra entre 2 y 60 días con una me-
dia de 21 días, no habiéndose encontrado diferencias significativas entre cuadros
depresivos, maníacos o psicóticos, salvo en el delirium que es el de menor du-
ración. La recuperación es completa en el 93% de los casos, el 4% continúa con
sintomatología o presenta ésta de forma recurrente y el 3% se suicida (20).

3. Incidencia de cuadros maníacos.

Ya en 1952 Rome and Braceland publicaron tasas de incidencia de efectos


secundarios por corticoides en los que un 60% de casos desarrollaban cuadros de
euforia o manía (3). En una revisión de 139 tratamientos en una muestra de 135 pa-
cientes con LES, sin síntomas de afectación neurológica, tratados con corticoides
aparecieron nueve casos de novo de episodios maníacos (6,5%) (21).
En el estudio clásico de Lewis y Smith (11) sobre 79 casos con alteraciones
psiquiátricas encontraron que 22 correspondían a cuadros de manía (28%) y 6 a
cuadros mixtos (7%). En la revisión de Sirois sobre publicaciones de casos de
psicosis esteroideas entre 1970 y 1983 (22), se describe la aparición de un 35% de
casos de manía y un 12% de manía y depresión.
En un servicio psiquiátrico hospitalario los corticoides causaron el 54% de
las manías orgánicas. En un estudio prospectivo de 50 pacientes, 13 de ellos de-
sarrollaron hipomanía (26%) (12). Otro estudio prospectivo con 50 pacientes que
ingresaron en una unidad de medicina interna y que recibieron tratamiento con
corticoides, encontró 14 casos de hipomanía (28%) administrando la escala de
hipomanía de Angst (3).
Clásicamente se aceptaba que era en los tratamientos breves con corticoides
donde la incidencia de cuadros maníacos era mayor mientras que en los tratamientos
a largo plazo se describían síntomas depresivos con mayor frecuencia (23-24). Sin
embargo estudios recientes utilizando escalas autoadministradas como la Internal
Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 327
ORIGINALES Y REVISIONES

State Scale (ISS), que es más sensible a los efectos de los corticoides sobre el humor,
detectan que hasta el 60% de sujetos tratados a largo plazo cumplían criterios de hi-
pomanía/manía (que las escalas clínicas como la YMRS no detectaban) (23).

4. Debut de la sintomatología maníaca.

Los síntomas maníacos pueden aparecer en un período que va desde menos


de 24 horas del inicio del tratamiento corticoideo hasta varios meses después de
iniciado el tratamiento. Dicho período no parece correlacionar con las característi-
cas del tratamiento corticoideo ni con la enfermedad somática de base (25).
Los estudios clásicos establecen su aparición entre los tres y cuatro días, con
una media de once días tras iniciar el tratamiento (12-13), pero pueden aparecer
hasta los 54 días. La mayor parte de los pacientes los desarrollan durante la prime-
ra semana (43%), el 57% en las dos primeras semanas y el 93% dentro de las seis
primeras (11).
Naber et al presentaron un estudio prospectivo de una cohorte de 50 pacientes
que recibían tratamiento con metilprednisona o fluocortolona con dosis iniciales de
119±41 mg/día y 75±22 mg/día durante más de ocho días, encontrando síntomas
maníacos en un 26% de los participantes, la mayoría de ellos comenzaron en los
tres primeros días del tratamiento y continuaron, a pesar de la disminución, hasta
los 8 días del estudio (26).
En un estudio prospectivo con 50 pacientes que tomaron corticoides durante
un período de seis meses a cinco años, los síntomas aparecieron en el primer mes
de tratamiento (3) y eran vividos positivamente por los pacientes que los interpre-
taban como un signo de mejoría.
La dexametasona y la betametasona tienen vidas medias de 36-54 horas por
lo que pueden acumularse e inducir la aparición de síntomas psiquiátricos con pos-
terioridad a la última dosis administrada (1).
Tras la discontinuación de la terapia esteroidea los síntomas de manía pueden
persistir durante tres semanas (12-13).
Se ha apuntado a que los síntomas neuropsiquiátricos que se observan du-
rante la terapia corticoidea simulan un trastorno bipolar, ya que pueden comenzar
con síntomas depresivos y compromiso de la memoria y días más tarde aparece un
cuadro de agitación maníaca franca. No hay que olvidar que además de estos sín-
tomas, se encuentran los físicos como son el aumento de peso, facies de luna llena,
ardor epigástrico, enrojecimiento facial y/o síndrome de Cushing.
328 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

5. Correlación entre dosis de corticoesteroides y aparición de síntomas maniacos.

Revisando la literatura, la mayoría de los estudios coinciden en afirmar que el


riesgo de desarrollar síntomas psiquiátricos inducidos por los corticoides presenta
una relación dosis-respuesta, especialmente con dosis a partir de 30-40 mg/día o 1
mg/kg/dia de prednisona o equivalente (1, 3, 16), no encontrándose relación con
el tiempo, la severidad o la duración del efecto (1, 6, 8, 27) y concluyéndose que
la dosis diaria inicial de corticoides puede ser predictiva de los efectos adversos
psiquiátricos (9). Nishimura et al publicaron que con dosis mayores de 40mg de
prednisolona/día se incrementaba el riesgo de desarrollar clínica. Además si habla-
mos de dosis altas, en este caso de metilprednisolona (500-100mg), se incrementa
la probabilidad de hipomanía/manía (7). Si se trata de dexametasona, según Kenna
et al, la dosis media con la que aparecen los síntomas es de 9.1mg/día (7, 13).
Como se ha apuntado anteriormente, los síntomas suelen aparecer en las pri-
meras semanas de tratamiento y generalmente revierten tras la interrupción del
mismo (6). Sin embargo, es importante señalar que al suspender la terapia corticoi-
dea también pueden presentarse alteraciones del afecto y de la cognición, parecidos
a los que se observan tras el inicio de ésta, describiéndose cuadros de confusión
mental, agitación e incluso clínica alucinatorio-delirante en pacientes con trata-
miento crónico a los que se les ha suspendido la medicación. En este caso, los
síntomas mejoran al reintroducir el corticoide, o uno similar a dosis bajas. En este
momento no existe una explicación clara para este hecho clínico (5).

6. Otros factores de riesgo.

Mientras que la dosis es un factor de riesgo conocido, el papel de otros fac-


tores como la edad, el sexo y antecedentes de patología médica, no han podido
considerarse consistentes (6, 9). Los antecedentes psiquiátricos en general no se
consideran un factor de riesgo por la mayoría de autores (1, 25, 27), aunque algún
estudio si que ha encontrado relación entre patología psiquiátrica previa y desarro-
llo de secundarismos (9).
Especialmente analizado ha sido el género, ya que algunos autores hacen
referencia a un mayor riesgo en mujeres (1, 27). Este hallazgo podría explicarse en
el contexto de que muchas enfermedades que precisan tratamiento con corticoides
son más frecuentes en ellas, como por ejemplo el lupus eritematoso sistémico o la
artritis reumatoide, pudiendo ser el sexo un factor de confusión. Además el sexo
femenino suele desarrollar depresión y en el caso de ellos, manía o delirium.
Por último, también se ha visto que el riesgo de reacciones adversas aumenta en
Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 329
ORIGINALES Y REVISIONES

ciertas situaciones clínicas: utilización de fármacos que elevan los niveles circulan-
tes de corticosteroides (como es el caso de la claritromicina que inhibe el citocromo
P450), en aquellos pacientes en cuyo LCR está disminuida la tasa de albúmina
(marcador de daño en la barrera hematoencefálica) y en casos de hipoalbuminemia
e hipoalbuminuria (1).
Si consideramos aquellos pacientes que reciben múltiples tandas de corticoi-
des, una historia previa de trastornos psiquiátricos inducidos se asocia con mayor
riesgo de recurrencia del secundarismo, aproximadamente un aumento del 32%
según datos obtenidos (4). Por eso, aunque algunos autores proponen que un único
trastorno psiquiátrico secundario a corticoides no debe ser una contraindicación
para tratamientos corticoideos futuros (9), otros apoyan la contraindicación de te-
rapia corticoidea en pacientes con historia previa de psicosis (11).
Por otro lado, los pacientes que no experimentaron efectos secundarios por
corticoides en el pasado no parecen estar protegidos si vuelven a necesitar un tra-
tamiento con esteroides, pues un estudio de 17 casos de trastornos psiquiátricos
inducidos por corticoides en pacientes que tenían antecedentes de tratamientos pre-
vios, encontró que seis de ellos tuvieron problemas psiquiátricos previos cuando
tomaron corticoides y once de ellos no (l2-13).

7. Fisiopatología.

La fisiopatología subyacente a los efectos neuropsiquiátricos de los corticoi-


des no ha sido bien definida, habiéndose propuesto diferentes mecanismos. Parece
que los corticoides actúan sobre distintos receptores específicos, siendo los de tipo
II, que predominan en el cerebro anterior, los que parecen modular la respuesta
emocional. Así, una sobreexpresión de estos receptores podría estar en la base de la
fisiopatología del trastorno maníaco. Otra explicación es el efecto en los sistemas
dopaminérgico, colinérgico y serotoninérgico, donde estaría implicada la hiperac-
tividad de la vía dopaminérgica y la disminución en la liberación de serotonina. En
los últimos años se está prestando especial atención al papel del sistema inmune,
sobre todo en relación con los niveles de factor alfa de necrosis tumoral (TNF-ἀ),
IL-1, IL-6 y factor de TNF soluble de los receptores, aunque de momento los resul-
tados son preliminares (1, 10, 13). Especialmente importantes parecen los estudios
sobre el efecto de los corticoides en el hipocampo, siendo ésta la estructura diana
de la actividad cerebral de los corticoides y que parece ser la responsable de los
cambios en el afecto, pensamiento y comportamiento de los pacientes. Los corti-
coides producirían una atrofia y disminución del volumen hipocampal, cambios
descritos en enfermedades como los trastornos afectivos, la enfermedad de Alzhei-
330 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

mer y el trastorno por estrés postraumático (20). En primates y roedores se ha visto


que el exceso de corticoides produce atrofia de las dendritas, astrogliosis y pérdida
de neuronas hipocampales. En humanos no se han obtenido los mismos resultados
aunque se han señalado cambios en la organización de las sinapsis y patrones de as-
trogliosis reactiva de algunas áreas (5, 20). El hipocampo está implicado en la con-
solidación de la memoria a corto plazo y déficits en ésta se han descrito en sujetos
expuestos a altas dosis de corticoides tanto exógenos como endógenos (20). Una
exposición prolongada a corticoides se asocia a déficits en memoria declarativa,
obteniéndose también peores resultados en diversas pruebas cognitivas (20, 27).
Respecto al tiempo necesario de exposición a los corticoides para que tengan lu-
gar los cambios morfológicos, en ratas la atrofia hipocampal aparece sólo después
de 3 semanas de intenso estrés. En el hombre, es evidente la alteración cognitiva
después de una única dosis de 1 mg de dexametasona o de 10 mg de cortisol. Este
efecto no es debido a la neurodegeneración pero parece ser mediado por la acción
agonista de los corticosteroides y sus metabolitos en los receptores GABAa. Es
realmente imposible estimar cuál es la duración crítica y necesaria de una hiperex-
posición a corticoides para que ocurran los cambios estructurales en el hipocampo.
Respecto a si este tipo de neurodegeneración es reversible, la reducción del volu-
men hipocampal es visible en pacientes con historia de trastornos afectivos años
después del último episodio depresivo e incluso en sujetos con niveles normales de
cortisol, por lo que estos hallazgos sugieren que al menos una parte de la neurode-
generación inducida por los corticoides, sería irreversible (20).

8. Resultados de nuestra revisión de casos.



Se realiza un resumen de nuestra revisión de casos (tabla 2), así como de la
revisión llevada a cabo por parte de Lewis y Smith en 1983 (tabla 3).
Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 331
ORIGINALES Y REVISIONES

Tabla 2.
Resumen de nuestra revisión de casos.
Enfermedad Dosis de prednisona o
Hipomanía/manía Sexo Edad
subyacente equivalente
Benyamin et al 2008 Varón 67 Dolor cervical crónico 100mg
Dexametasona 6.6
Mototsugu et al. 2012 Mujer 66 Neoplasia gástrica
mg/día
Zapata E., Castiella A.,
Mujer 58 Hepatitis autoinmune Prednisona 60mg/día
Zubiaurre L. 2010
100mg/día (dosis
Milton G. Roxanas et Hombres y mujeres.
Múltiples patologías media equivalente de
al. 2012 n=20
prednisona 336mg/día)
Cerullo. 2008 Hombre 69 Linfoma no Hodgkin ?
Hombres y mujeres.
Kenna et al. 2011. 18-93 (44.5 +-17.7) Multiples patologías 15-666,7 mg
n=27
Kenna et al. 2011 Mujer 85 años Arteritis de la temporal Prednisona 60mg/día
Kalambokis G, 30 mg hidrocortinosa
Enfermedad de
Konitsiotis S, Pappas Varón 56 + 0,1 mg de
Addison
D, Tsianos EV.2006 fludrocortisona/día
Adenocarcinoma
26.67mg/día de
broncopulmonar
Nuestro caso Varón 71 prednisona durante
en tratamiento con
dos días
quimioterapia
Ayadi N.,
7 casos de LES y
Cheikhrouhou MR., Hombres y mujeres: 60-100 mg /día (dosis
Edad media: 43,35 años 7 casos de diversas
Kechaou M., Bahloul 14 media de 77,14 mg/día)
patologías
Z., Jawa A. 2007
Kimmel RJ.,
Cáncer de mama con
Combs H. Mujer 55 años Dexametasona 4 mg/d
metástasis cerebrales
2012
Siddiqui Z., Metilprednisona50 mg
Ramaswamy S., iv/6 horas (4 dosis) y
Hombre 52 años Transplante hepático
Petty F. después, 40 mg iv (4
2005 dosis).

Tabla 3.
Resumen de la revisión de casos de Lewis y Smith (1983).

Lewis DA., Smith RE. 1983 Revisión de 14 casos


Hombre 62 años Transplante renal Prednisona 29 mg/día (54 días) Manía
Mujer 61 años Púrpura Trombótica Idiop Prednisona 40 mg/día (2 días) Depresión
Mujer 48 años Asma Prednisona 60 mg/día (5 días) Manía
Hombre 62 años Enf. Crohn Prednisona 60 mg/día (8 días) Manía
Mujer 58 años EPOC Prednisona 60 mg/día (4 días) Delirium
Mujer 47 años Asma Prednisona 60 mg/día (4 días) Manía
Hombre 48 años Cáncer pulmón Dexametasona 8 mg/día (7 días) Manía
Mujer 53 años Asma Prednisona 100 mg/día (21días) Manía
Mujer 22 años Lupus Erit. Sist. Prednisona 70 mg/día (21 días) Psicosis
Mujer 18 años Lupus Erit. Sist. Prednisona 60 mg/día (14 días) Psicosis
Hombre 53 años Púrpura Trombótica Idiop Prednisona 97 mg/día (34 días) Manía
Hombre 62 años EPOC Prednisona 20 mg/día (1 día) Delirium
Hombre 71 años Lupus Erit. Sist. Prednisona 60 mg/día (21 días) Delirium
Hombre 36 años Púrpura Trombótica Idiop. Prednisona 48 mg/día (32 días) Delirium
332 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

9. Caso clínico.

• Motivo de consulta y antecedentes:


oo Motivo de consulta: Desde el servicio de oncología se realiza una intercon-
sulta al servicio de Psiquiatría por agitación psicomotriz.
oo Antecedentes personales médicos: no RAMc, no DM, no dislipemia. Hiper-
tensión arterial. Tratamiento habitual: bisoprolol/hidroclorotiazida 10/25mg,
omeprazol, alprazolam, ibuprofeno. Desde hace unos meses mantiene se-
guimiento por Oncología Médica por Adenocarcinoma broncopulmonar con
metástasis pleurales (estadío IV), estando en tratamiento a nivel ambulatorio
con ciclos de quimioterapia con cisplatino y permetrexed, además de corti-
coides en las primeras horas tras el ciclo (4mg/día de dexametasona, equi-
valentes a 26.67mg/día de prednisona). En el momento del ingreso había
recibido el cuarto ciclo de quimioterapia.
oo Antecedentes personales toxicológicos y psiquiátricos: ex-fumador de 10-15
años/paquete, abstinencia de 30 años de evolución. No otros hábitos tóxicos.
Personalidad premórbida con tendencia a la introversión. Su familia lo des-
cribe con el apelativo de “El callao”.
oo Antecedentes biográficos: Casado, con 3 hijos. Vive con su esposa. Buenas
relaciones familiares. Actividad laboral en la industria del calzado, jubilado.
oo Antecedentes familiares: múltiples antecedentes familiares de tipo oncológi-
co (madre LLC; hermana con neoplasia uterina; hijo con linfoma cutáneo).
Padre con demencia vascular. Sin antecedentes familiares psiquiátricos de
interés.
• Enfermedad actual y exploración psicopatológica:
oo Enfermedad actual: hombre de 71 años de edad que ingresa en Oncología
Médica por alteraciones conductuales en el domicilio de dos semanas de
evolución, llegando a precisar ingreso por dificultades para la contención
ambulatoria. Realizan IC al servicio de Psiquiatría para valoración y ajuste
farmacológico. En la entrevista inicial mantenida con los familiares destacan:
verborrea, agitación psicomotriz, desorientación, temblor y alucinaciones de
intensidad creciente, con empeoramiento en los últimos cuatro días previos
al ingreso en los que aparecieron insomnio, discurso verbal y escrito inco-
herente, tics verbales y posturales, irritabilidad y verbalizaciones de ideas de
contenido místico y megalomaníaco. En los días iniciales del ingreso se había
pautado tratamiento con haloperidol 4 mg/día, lorazepam 1mg/12h, halope-
ridol ½ ampolla de rescate, tiaprida y midazolam, sin mejoría de la clínica.
Los familiares recordaban alteraciones conductuales en relación con ciclos
previos de quimioterapia: en los primeros 3-4 días tras la administración del
tratamiento el paciente se mostraba hipertímico, logorreico, con aumento de
Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 333
ORIGINALES Y REVISIONES

energía y realización de diferentes actividades. Posteriormente, durante 10


días, había un cambio en la clínica predominando el ánimo triste, la apatía, la
astenia y la tendencia a la clinofilia. Pasados estos días, normalización afec-
tiva y conductual, con retorno a su estado habitual.
oo Exploración psicopatológica al ingreso: el paciente estaba consciente e hipo-
proséxico, no siendo posible valorar orientación. Ecopraxias y temblor leve.
Discurso incoherente, con tendencia a la tangencialidad, pararrespuestas,
ecolalia y disfemia, del que podrían desprenderse ideas de contenido místi-
co. Probables alucinaciones visuales.Labilidad emocional marcada y afecto
incongruente, sin signos de ansiedad. Empeoramiento vespertino-nocturno.
Como primera hipótesis diagnóstica nos planteamos un cuadro confusional,
procediendo a la ampliación del estudio orgánico y al ajuste farmacológico,
introduciéndose haloperidol gotas: 15-15-30 y una dosis extra de rescate.
• Pruebas complementarias:
oo Análisis de sangre: hemograma, bioquímica incluyendo perfil ferrocinético y
tiroideo, ácido fólico y vitamina B12, dentro de parámetros normales. VSG
86 mm.
oo Serología VHB, VHC, VIH, Sífilis: negativo.
oo Análisis de orina: sin alteraciones.
oo Punción lumbar: GRAM y cultivo negativos.
oo RMN cerebral: sin hallazgas significativos.
oo Electroencefalograma: resultados dentro de la normalidad.
• Diagnóstico diferencial:
oo Metástasis a nivel cerebral o en líquido cefalorraquídeo: diagnóstico que que-
dó descartado con el estudio orgánico.
oo Delirium: si bien en la primera valoración predominaba la clínica confusio-
nal, en las siguientes 24-48 horas la clínica afectiva pasó a un primer plano.
oo Manía primaria vs secundaria.Aunque podríamos plantearnos la posibilidad
de una manía primaria, sabemos que su debut en un paciente de más de 35
años de edad, sin antecedentes personales ni familiares de trastornos del es-
tado de ánimo y coincidiendo con las primeras sesiones de tratamiento con
quimioterápicos y corticoides la hacen altamente improbable. Además son
síntomas característicos de una manía secundaria el deterioro cognitivo mo-
derado, que en nuestro paciente fue un delirium franco los primeros días, la
labilidad anímica, las alucinaciones visuales y los delirios (28).
»» Manía secundaria a cisplatino: nos planteamos como posibilidad diagnós-
tica un secundarismo debido al cisplatino. Esta opción fue descartada rápi-
damente por el servicio de oncología responsable del paciente, al no hallar
correlatos en la literatura. Mototsugu et al (13) publicaron el caso de una
mujer de 66 años con síntomas maníacos, planteando como hipótesis diag-
334 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

nóstica que el cuadro pudiera deberse al tratamiento antineoplásico con


cisplatino; no obstante, rechazaron esta hipótesis al no hallar referencias
bibliográficas similares o relacionadas con su caso, que se trataba de un
cáncer gástrico metastásico.
»» Manía secundaria a corticoides: el diagnóstico de los trastornos psiquiátri-
cos inducidos por corticoides es un diagnóstico de exclusión. En pacientes
geriátricos, como nuestro caso, deben descartarse una gran variedad de
patologías médicas que pueden dar síntomas similares a la psicosis, el deli-
rium, la manía y la depresión. Entre las entidades a descartar se encuentran
(1, 10): trastornos psiquiátricos primarios (descartado en nuestro paciente
dada la ausencia de antecedentes personales psiquiátricos); encefalopatías
tóxicas, metabólicas e infecciosas (se planteó como posibilidad diagnósti-
ca la presencia de metástasis a nivel cerebral o espinal, por lo que se rea-
lizó una punción lumbar, una RMN cerebral, EEG y diversos análisis que
arrojaron resultados normales); delirium (presente en los primeros días del
ingreso); accidentes cerebrovasculares (la clínica no lo sugería, y las prue-
bas complementarias eran normales); otros trastornos neuropsiquiátricos
(como Parkinson, la clínica no lo sugería y la evolución tampoco); trauma-
tismos (no lo refería ni el paciente, ni la familia ni el servicio de oncología)
y neoplasias (descartados con las pruebas de imagen).
oo Reacción vivencial anormal de características maníacas. Frente a las reaccio-
nes vivenciales que Jaspers (29) delimitó en base a tres criterios principales
(que la situación reactiva no hubiera surgido a no ser por la vivencia que la
originó, que su contenido se halla en relación comprensible con respecto a
su causa y que la situación es temporalmente dependiente de su causa y, por
tanto, cesará cuando ésta desaparezca), las reacciones vivenciales anormales
se caracterizan por su alejamiento del promedio de las normales a causa de su
extraordinaria intensidad, de su falta de adecuación respecto al motivo que las
provoca o bien por la anormalidad de su duración. En general, las reacciones
a vivencias exteriores (como puede ser una enfermedad grave) son parcial-
mente independientes del carácter individual. Estas reacciones son descritas
de acuerdo con los cuadros clínicos que más llamativos resultan al exterior
(30). En el caso concreto de las manías reactivas podemos decir que son
cuadros que suelen carecer de importancia clínica pues no suelen alcanzar
proporciones anormales. Aunque nuestro paciente presentó una negación de
la grave enfermedad de su hijo (linfoma cutáneo) en años previos y podamos
interpretar la reacción maníaca actual como un mecanismo de defensa, en el
sentido descrito por Klein (31), ante una situación vital altamente estresante
y difícilmente asumible por el individuo, lo cierto es que la intensidad de los
síntomas maníacos desarrollados, que llegan a acompañarse de síntomas psi-
Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 335
ORIGINALES Y REVISIONES

cóticos, lo hacen poco plausible. Además la relación temporal entre el inicio


de la enfermedad (varios meses antes) y la aparición del cuadro maníaco no
es clara. Siendo más estrecha la correlación entre los episodios de hipomanía
que presentó en los tres ciclos previos de quimioterapia y el episodio maníaco
descrito tras el último tratamiento quimioterápico.
• Juicio clínico: una vez descartadas otras posibilidades etiológicas y diagnós-
ticas, consideramos la clínica como un episodio maníaco inducido por corti-
coides (Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, con síntomas
maníacos).
• Tratamiento y evolución: en los días siguientes el paciente fue valorado regu-
larmente pasando de un estado de delirium a un episodio de características ma-
niformes; durante la evolución presentó episodios de agitación, desinhibición
sexual, ideación delirante de corte místico-religioso y megalomaníaco, dificul-
tad para mantener límites interpersonales, asociaciones laxas e interpretaciones
de corte delirante puntuales. Se retiró el tratamiento previo, que no había sido
efectivo, y se introdujo tratamiento con quetiapina a dosis máximas de 150mg/
día (25mg-25mg-100mg) y clonazepam 3mg/día (0.5mg-0.5mg-2mg). Decidi-
mos usar quetiapina ante el fracaso de los neurolépticos clásicos utilizados, sus
propiedades antimaníacas, eutimizantes y sedantes, así como su buena tolera-
bilidad y escasos efectos adversos en pacientes con patología médica comórbi-
da, como nuestro paciente. Para valorar la eficacia del tratamiento, además de
la exploración psicopatológica, decidimos utilizar la escala de Young por ser
un instrumento sencillo, sensible y efectivo para la valoración de los síntomas
maníacos. Es una escala que tiene 11 ítems (ánimo elevado, psicomotricidad,
interés sexual, sueño, irritabilidad, lenguaje, contenido del pensamiento, agresi-
vidad, aspecto físico e insight) y que había sido usada en otros casos similares al
nuestro (7). Al ingreso, la puntuación de Young era de 31 puntos; a los seis días
de ingreso, 33 puntos; al alta 2 puntos. Como se puede ver, progresivamente la
sintomatología maníaca remitió; al alta el paciente estaba eutímico y realizaba
crítica de la clínica. Decidimos mantener el tratamiento con clonazepam 3mg/
día (0.5-0.5-2mg) y quetiapina 125mg/día (25-0-100mg), con pauta descenden-
te según evolución. En las sucesivas revisiones mantenidas con el servicio de
Oncología el paciente estaba asintomático psicopatológicamente.
336 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

10. Prevención, vigilancia y tratamiento de las manías secundarias a terapia con


corticoesteroides.

• Tratamiento:
Según las fuentes consultadas, el tratamiento de primera línea de la manía
secundaria a corticoides es la reducción de la dosis del corticoide o la interrup-
ción del mismo; cuando esto no es posible o la sintomatología es severa puede ser
necesario el uso de fármacos adyuvantes (1, 3, 6, 8, 12-13). Entre estos se incluyen
antipsicóticos típicos (si bien se han relacionado con alteraciones en el hipocampo,
sumado al riesgo de síntomas extrapiramidales) (5) y atípicos (sobre todo olanza-
pina, risperidona y quetiapina), litio (que incluso se ha usado profilácticamente con
buenos resultados) (7, 32), carbamazepina, ácido valproico, clonazepam, lamotri-
gina, gabapentina, fenitoína y TEC, según la gravedad de la clínica (1, 7-8, 10, 13,
27). Parece que a nivel farmacológico los neurolépticos atípicos son los fármacos
de primera línea, siendo el litio un fármaco de segundo nivel.
oo Antipsicóticos de segunda generación:
La olanzapina ha demostrado ser un fármaco eficaz y bien tolerado en el tra-
tamiento de los trastornos del estado de ánimo inducidos por corticoides. En 2004
el grupo de Brown publicó un estudio en el Journal of Affective Disorders (32) en
el que se incluyeron 12 pacientes de entre 18 y 65 años de edad, sin antecedentes
psiquiátricos personales, que presentaron síntomas maníacos o mixtos (definidos
como una puntuación mayor o igual a 10 en la escala de Young) en relación a un
tratamiento previo con corticoides. Además de la escala de Young utilizaron esca-
las como la Hamilton y otras para medir los secundarismos del neuroléptico (Simp-
son Angus Extrapyramidal Rating Scale, Abnormal Involuntary Movement Scale,
Barnes Akathisia Scale). A los pacientes se les administró inicialmente 2.5mg de
olanzapina, dosis que se fue aumentando de forma progresiva (aumentos de 2.5-
5mg) semanalmente según la respuesta y los efectos secundarios. El tratamiento
con olanzapina se mantuvo durante cinco semanas, mostrando los resultados una
mejora importante en la escala de Young (pasando de 15.25 de media inicial a
5.83), sin cambios significativos en las escalas que medían los efectos adversos. Se
midieron también los niveles de glucosa en sangre al principio y al final del estudio,
siendo la elevación no significativa. Concluyen, por tanto, que la olanzapina es un
fármaco eficaz y bien tolerado en este tipo de pacientes (32).
Las dosis utilizadas de risperidona oscilan entre 1 y 4mg diarios, con tiempos
de mejora de días-semanas. Se ha utilizado en gran variedad de síntomas, sobre
todo en hipomanía y alucinaciones.
Respecto a la quetiapina, está publicado el caso de un varón de 52 años que
desarrolló síntomas maníacos tras el tratamiento con corticoides. Inicialmente pre-
sentaba 31 puntos en la escala de Young; se inició tratamiento con quetiapina 25mg
Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 337
ORIGINALES Y REVISIONES

en dosis única nocturna, asociando 12.5mg/12h de rescate. En las primeras horas


del tratamiento se evidenció una clara mejoría clínica; pasados 5 días la puntuación
en la escala de Young era de 5 puntos. Se decidió introducir quetiapina por sus
propiedades antimaníacas y eutimizantes, su poder sedativo y su vida media corta,
siendo útil en pacientes complejos con patología médica asociada, pudiendo consi-
derarse un fármaco útil como tratamiento profiláctico de la manía corticoidea (33).
Respecto al uso de aripiprazol hemos consultado el caso clínico de una mujer
de 55 años con cáncer de mama y metástasis cerebrales que había recibido trata-
miento con dexametasona 4mg y que presentó agitación, insomnio, irritabilidad,
verborrea, ánimo expansivo e ideas delirantes de perjuicio. Se introdujo tratamien-
to con aripiprazol 10mg/día y clonazepan 0.5mg/día en toma nocturna. Tras cinco
días de tratamiento se normalizó la clínica. La paciente estuvo en tratamiento con
aripiprazol durante cinco semanas; tras su retirada, no volvió a presentar síntomas
psiquiátricos. Este caso pone de manifiesto que el aripiprazol constituye un fárma-
co eficaz para el tratamiento de la psicosis y la manía inducida por corticoides (26).
oo Eutimizantes/antiepilépticos:
El ácido valproico es un eutimizante caracterizado por su amplio margen
de seguridad, es fácilmente medible en sangre y causa menos efectos secundarios
neurológicos en comparación con otros estabilizadores. Presenta la ventaja frente a
carbamazepina que no induce el metabolismo glucocorticoideo, lo que lo hace un
fármaco útil y seguro en el tratamiento de la manía esteroidea (7), tal y como con-
cluye Roxanas en un estudio realizado con 20 pacientes con síntomas maniformes
derivados del tratamiento con corticoides a los que se administró valproato como
tratamiento. Este estudio incluye 20 pacientes (8 hombres y 12 mujeres), con una
media de edad de 53 años, que fueron tratados con valproato. Ninguno de ellos
tenía antecedentes psiquiátricos. La dosis media de corticoides fue de 100mg/día
(dosis media equivalente de prednisona 336mg/día), y la de valproato 500mg dos
veces al día. El primer día la media en la escala de Young era de 25 puntos, siendo
al tercer día de 2,5. Concluyen, por tanto, que el valproato produce un descenso
significativo en la escala de Young, mejorando los síntomas maníacos, y sugieren
que podría ser un buen tratamiento profiláctico de la manía inducida por corticoi-
des (7).
La carbamacepina y gabapentina pueden ser útiles en la prevención de la
aparición de cuadros maníacos en pacientes en tratamiento con dosis repetidas de
corticoides (34-35).
Parece que la lamotrigina atenúa los efectos atróficos de los corticoides sobre
la amígdala, pero no queda tan claro su efecto a nivel sintomático, al no evidenciar-
se cambios en la escala de Young al ser comparada con placebo (36).
El levetiracetam no parece ser efectivo en el tratamiento de los síntomas de-
presivos y/o maníacos secundarios a corticoides (37).
338 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

Respecto a otros fármacos es posible que en el futuro se abra el abanico de


posibles tratamientos, por ejemplo que actúen específicamente sobre los receptores
GR o de CRH o que interaccionen con los sistemas serotoninérgico, gabaérgico o
glutamatérgico, con el objetivo de prevenir los efectos neurotóxicos de los corticoi-
des (20).
• Prevención.
A nivel preventivo es importante que el clínico informe a paciente y familia-
res sobre el riesgo de desarrollar síntomas psiquiátricos al iniciar un tratamiento
con corticoides (1, 25), así como mantener una supervisión estrecha durante las
primeras semanas del tratamiento (1, 16) con el objetivo de detectar precozmente
la sintomatología.
A nivel farmacológico, parece que el litio presenta eficacia terapéutica como
tratamiento preventivo (11, 38, 39); la quetiapina, el ácido valproico, la carbama-
zepina y la gabapentina también serían fármacos a considerar (7, 12, 33-35). Pese
a que no existen guías que indiquen cuando iniciar un tratamiento preventivo, se
consideran candidatos al mismo aquellos pacientes con historia personal de com-
plicaciones psiquiátricas secundarias a corticoides y en aquellos en los que la apa-
rición de síntomas psiquiátricos suponga un grave riesgo (12).

11. Conflicto de intereses.

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

12. Bibliografía.

(1) Kenna HA, Poon AW, de los Angeles P, Koran LM. Psychiatric complications of
treatment with corticosteroids: review with case report. Psychiatr Clin Neurosci 2011; 65: 549-560.
(2) Clark LD, Bauer WD, Cobb S. Preliminary observations on mental disturbances occur-
ring in patients under therapy with cortisone and ACTH. New Engl J Med 1952; 246: 205-216.
(3) Ayadi N, Cheikhrouhou MR, Kechaou M, Bahloul Z, Jawa A. Hypomanie sous cortico-
therapie. À propos de 50 cas. Therapie 2007; 5:443-447.
(4) Brown ES. An Epidemiological Approach to “Steroid Psychosis”. Am J Psychiatry
2012; 169(5):447-449.
(5) Téllez-Vargas, J. Trastornos neuropsiquiátricos inducidos por la terapia con corticoides.
http://www.presenciaactiva.com/contingut/m_pujadocuments/documents/File/Trastornos_neurop-
siquiatricos_inducidos_por_la_terapia_con_corticoides.pdf.
(6) Zapata E, Castiella A, Zubiaurre L. Corticosteroid-induced mania in a patient with au-
toimmune hepatitis. European Journal of Gastroenterology & Hepatology 2010; 22: 500-501.
Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 339
ORIGINALES Y REVISIONES

(7) Roxanas MG., MB BS., FRANZCP., Hunt GE., Ph D. Rapid reversal of corticoste-
roid-induced mania with sodium valproate: a case series of 20 patients. Psychosomatics 2012; 53:
575-581.
(8) Muzyk AJ, Holt S, Gagliardi JP. Corticosteroid psychosis: stop therapy or add psycho-
tropics? Current Psychiatry 2010; vol. 9, nº1.
(9) Fardet L, Petersen I, Nazareth I. Suicidal behavior and severe neuropsychiatric disor-
ders following glucocorticoid therapy in primary care. Am J Psychiatry 2012, AiA: 1-7.
(10) Cerullo MA. Expect psychiatric side effects from corticosteroid use in the elderly. Geri-
atrics January 2008; volume 63, number 1.
(11) Lewis DA, Smith RE. Steroid-induced psychiatric syndromes. A report of 14 cases and
a review of the literature. J Affect Disord 1983;5:319-32.
(12) Cerrullo MA. Corticosteroid-induced mania: Prepare for the unpredictable. Current
Psychiatry 2006; 5(6): 43-50.
(13) Mototsugu Matsunaga et al. Hypomaniac episode during recurrent gastric cancer treat-
ment: report of a rare case and literature review. Jpn J Clin Oncol 2012; 42(10): 961-964.
(14) Organización Mundial de la Salud. Clasificación de los Trastornos Mentales y del com-
portamiento 10ª edición. Madrid: Panamericana. 2000.
(15) American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical manual of mental disor-
ders DSM-IV-TR. Washington: American Psychiatric Association. 2000.
(16) Cornic F, Rousset I. Troubles neuropsychiatriques liés aux corticoids. Rev du Practicien
2008; 58:469-475.
(17) The Boston Collaborative Drug Surveillance Programm. Acute adverse reactions to
prednisone in relation to dosage. Clin Pharmacol Ther 1972; 13: 694-698.
(18) Wada K, Yamada N, Sato T, et al. Corticosteroid-induced psychotic and mood disorders:
diagnosis defined by DSM IV and clinical pictures. Psychosomatics 2001; 42: 461-466.
(19) Stiefel FC, Breibart WS, Holland JC. Corticosteroids in cancer: neuropsychiatric com-
plications. Cancer Invest 1989; 7: 479-491.
(20) Hoschl C, Hajek T. Hippocampal damage mediated by corticosteroids- a neuropsychiat-
ric research challenge. Eur Arch Psychiatry Cli Neurosci 2001; 251: Suppl.2:II81-88.
(21) Nishimura K, Harigai M, Omori M, Sato E, Hara M. Blood-brain barrier damage as a
risk factor for corticosteroid-induced psychiatric disorders in systemic lupus erythematosus. Psycho-
neuroendocrinology 2008; 33: 395-403.
(22) Sirois F. Steroid psychosis: a review. Gen Hosp Psychiatry. 2003; 25: 27-33.
(23) Bolanos SH, Kahn DA, Hanczyc M, Bauer MS, Dhanavi N, Brown ES. Assesment of
mood status in patients receiving long-term corticosteroid therapy and in controls with patient-rated
and clinician-rated scales. Ann Allergy Asthma Immunol 2004; 92: 500-505.
(24) Brown ES, Woolston DJ, Frol A, Bobadilla L, Khan DA, Hanczyc M et al. Hippocampal
volume, spectroscopy, cognition and mood in patients receiving corticosteroid therapy. Biol Psychia-
try 2004; 55: 538-545.
(25) Patten SB, Neutel CI. Corticosteroid-induced adverse psychiatric effects. Drug Safety
2000; 22: 111-122.
(26) Kimmel RJ, Combs H. Steroid-Induced Mania Treated with Aripiprazole. Psychosomat-
ics 2012;53:181-183.
340 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez
ORIGINALES Y REVISIONES

(27) Brown E.S. Effects of glucocorticoids on mood, memory and the hippocampus. Ann.
N.Y. Acad. Sci 2009; 1179: 41-55.
(28) Mc Daniel JS, Johnson KM, Rundell JR. Mania. En Rundell JR, Wise MG. editors.
Fundamentos de la psiquiatría de enlace. Barcelona: Psiquiatría editores SL, 2002; p.179-198.
(29) Jaspers K. Psicopatología general. 2ª ed. Mexico: Fondo de cultura económica, 1993.
(30) Schneider K. Patopsicología clínica. 4ª ed. Madrid: Paz Montalvo,1975.
(31) Laplanche J, Pontalis J-B. Diccionario de psicoanálisis. 3ª ed. Barcelona: Labor, 1983.
(32) Brown E.S, Chamberlain W, Dhanani N, Paranjpe P, Carmody T.J, Sargeant M. An
open-label trial of olanzapine for corticosteroid-induced mood symptoms. Journal of Affective Disor-
ders 2004; 84: 277-281.
(33) Siddiqui Z, Ramaswamy S, Petty F. Quetiapine therapy for corticosteroid-induced ma-
nia. Can J Psychiatry 2005;50:77-8.
(34) Wada K, Yamada N, Yamauchi Y, Kuroda S. Carbamazepine treatment of corticoste-
roid-induced mood disorder. J Affect Dissord 2001; 65: 315-317.
(35) Ginsberg DL, Sussman N. Gabapentin as prophylaxis against steroid-induced mania.
Can J Psychiatry 2001;46: 455-456.
(36) Desai S, Khanami S, Shad MU, Brown ES. Attenuation of amígdala atrophy with lam-
otrigine in patients receiving corticosteroid therapy. J Clin Psychopharmacology 2009; 29: 284-287.
(37) Brown ES, Frol AB, Khan DA, Larkin GL, Bret ME. Impact of levetiracetam on mood
and cognition during prednisone therapy. Eur Psychiatry 2007; 22: 448-452.
(38) Falk WE, Mahnke MW, Poskanzer DC. Lithium prophylaxis of corticotrophin-induced
psychosis. JAMA 1979; 241: 1011-1012.
(39) Brown ES. Management of psychiatric side effects associated with corticosteroid. Ex-
pert Rev Neurother 2003; 3: 69-75.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 341-353. doi: 10.4321/S0211-57352015000200008

Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental


de Andalucía.
Bioethical strategy in the comprehensive mental health plan of Andalucia.

Rafael del Pino López a.


a
Médico Psiquiátra. Director Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental. Hospital Universitario Virgen
de la Victoria. Málaga, España.

Correspondencia: Rafael del Pino López (rafael.pino.lopez@gmail.com)


Recibido: 12/05/2014; aceptado: 31/12/2014

RESUMEN: Las personas que padecen un trastorno ABSTRACT: Persons with a mental disorder may
mental pueden sufrir problemas de exclusión social y suffer problems of social exclusion and their rights
sus derechos humanos pueden ser violados en diferen- can be violated in different spheres. By paternalism,
tes esferas. Por paternalismo, prejuicio o ignorancia, ignorance or prejudice, this situation can also occur
esta situación puede darse también en la atención que in the care provided by professionals. The provision
prestan los profesionales.
of high quality professional services implies an ap-
La provisión de servicios profesionales de calidad
implica un enfoque que promueva el conocimiento proach that promotes the knowledge and the protec-
y la protección de los derechos fundamentales de las tion of the fundamental rights of persons attended,
personas atendidas, facilitándose así la lucha contra el facilitating in this way the fight against stigma and
estigma y el desarrollo de un modelo de recuperación. the development of a recovery model. The aim in
A través del presente artículo de revisión: though this review is:
1. Se Reflexiona sobre la protección de los derechos y 1. Reflect on the protection of the rights and the
las consecuencias sobre el estigma y la recuperación de consequences of stigma in the recovery process of
las personas que padecen un trastorno mental. persons suffering from a mental disorder.
2. Son considerados algunos de los aspectos relacio- 2. Consider some aspects related to capacity, in-
nados con la capacidad, el consentimiento informado formed consent and the Psichiatric Advance Direc-
y la planificación anticipada de decisiones.
tives.
3. Se plantean elementos de discusión sobre el Tra-
tamiento Ambulatorio Involuntario (TAI) y sus posi- 3. Bring up elements for discussion on involuntary
bles alternativas. outpatient treatment and possible alternatives.
Palabras clave: Bioética. Trastornos Mentales. Key words: Bioethics. Mental Disorders. Hu-
Derechos Humanos. Estigma Social. Consentimiento man Rights. Social Stigma. Informed Consent.
Informado. Autonomía Personal. Personal Autonomy.

Agradecimientos:
A la Escuela Andaluza de Salud Pública y al Grupo Intersectorial de Derechos Humanos y Salud Men-
tal2, dependiente del II Plan Integral de Salud Mental de Andalucía, que vienen trabajando comprome-
tida e ininterrumpidamente en tareas de revisión, formación y asesoramiento sobre los derechos de las
personas que padecen trastornos mentales y son atendidas en el Sistema Sanitario Público Andaluz.

2
Grupo de Derechos Humanos y Salud Mental. II PISMA. José Manuel Arévalo López (Usuario. Presidente
Federación Andaluza de Asociaciones de Usuarios/as de Salud Mental En Primera Persona), María José Ariza Conejero
(Enfermera especialista en salud mental. Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental Hospital de Virgen de Valme.
Servicio Andaluz de Salud), Águila Bono del Trigo (Socióloga. Profesora Área Ciudadanía, Ética y Participación. Escuela
Andaluza de Salud Pública), Carlos Dueñas Abril (Psiquiatra. Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental. Hospital de
Virgen Macarena. Servicio Andaluz de Salud), Pablo García-Cubillana de la Cruz (Enfermero especialista en salud mental
y Psicólogo. Programa de Salud Mental. Servicio Andaluz de Salud), Evelyn Huizing (Enfermera especialista en salud
mental. Programa de Salud Mental. Servicio Andaluz de Salud), Vicente Ibáñez Rojo (Psiquiatra. Unidad de Gestión
Clínica de Salud Mental Hospital Torrecárdenas. Servicio Andaluz de Salud), Ana Martín Mingorance (Abogada. FEAFES-
Andalucía), Bibiana Navarro Matilla (Psicóloga. Profesora colaboradora de la Escuela Andaluza de Salud Pública), Javier
Romero Cuesta (Psiquiatra. Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental Intercentros de la provincia de Huelva), Fernando
Santos Urbaneja (Fiscal. Fiscalía de Córdoba), Teresa del Sol Chicharro (Terapeuta Ocupacional. Ex-Responsable
Provincial de Málaga. Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental).
342 R. del Pino
ORIGINALES Y REVISIONES

“Si nos hundimos antes de nadar


no soñarán los peces con anzuelos,
Si nos rendimos para no llorar,
declarará el amor huelga de celo.”
Joaquín Sabina

1. Introducción

Históricamente, la institucionalización manicomial, al margen de pretendidas


funciones terapéuticas, supuso una barrera de protección social respecto al “loco”,
exento este de los derechos más fundamentales. La estrecha asociación histórica
entre movimientos de cambio social y político y los distintos procesos de refor-
ma psiquiátrica, encuadran un contexto de búsqueda continua de alternativas a la
“institución total”, a través de complejos sistemas de atención en la comunidad,
desarrollándose un progresivo consenso técnico en relación, tanto a tipos de inter-
venciones efectivas, como a estructuras y organización de los recursos sanitarios y
sociales que deben sustentarlas.
Aunque existen diferencias conceptuales y organizativas en los distintos sis-
temas de atención a los problemas de salud mental, desde un Modelo de Atención
Comunitario destacan el enfoque de compromiso en la recuperación, una red de
dispositivos, (que incluye tanto servicios sanitarios, como sociales), y el trabajo de
equipos multidisciplinares, que aseguran un abordaje integral del trastorno mental
y garantizan el respeto a los derechos fundamentales de las personas atendidas.
Pero, la mera existencia de códigos deontológicos, leyes y normas no asegu-
ran que se lleve a cabo una práctica asistencial ética por parte de los profesionales
sanitarios y sociales, incluidos los de salud mental. Además, la mayor parte de las
violaciones de los derechos de las personas que padecen un trastorno mental, a tra-
vés de prácticas erróneas o aplicación inadecuada de protocolos, se llevan a cabo
sin intención ni conciencia de que se está violando un derecho. Velar por el respeto
a los derechos de las personas atendidas en los servicios sanitarios y sociales no
significa culpabilizar a los profesionales, sino hacer conscientes a todos los impli-
cados de que se puede estar incumpliendo la normativa vigente (1).
Para avanzar en una cultura ética a nivel de los servicios asistenciales y favo-
recer una conciencia de responsabilidad en el comportamiento ético de los profe-
sionales se consideran claves la formación y el debate permanentes, al igual que el
adecuado desarrollo normativo que suponga mayores garantías para la aplicación
práctica de todos los derechos (apoyos para la toma de decisiones que respeten la
autonomía y las preferencias de las personas, consentimiento informado, ingresos
involuntarios, uso de medidas coercitivas… etc.). Así mismo, importa la difusión
entre las personas con problemas de salud mental de información sobre los dere-
Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. 343
ORIGINALES Y REVISIONES

chos que legalmente les asisten y a qué instancias recurrir en caso de que estos sean
vulnerados.
En el marco del II Plan Integral de Salud Mental de Andalucía (PISMA) (2),
y a la vez de la primera edición de la Estrategia de Bioética del Sistema Sanitario
Público Andaluz (SSPA) (3), se crea el Grupo Intersectorial de Derechos Humanos
y Salud Mental, con el objetivo de analizar y proponer medidas de mejora que
garanticen que los derechos humanos de las personas que padecen problemas de
salud mental atendidas en el SSPA, sean respetados y protegidos, tal como se exige
en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD)
(4). El presente artículo de revisión está condicionado en buena medida por el tra-
bajo realizado por dicho Grupo y plasmado en el informe: “Derechos Humanos y
Salud Mental en Andalucía” (5), que adelanta una aproximación estratégica sobre
los derechos de las personas que padecen una enfermedad mental para ser desarro-
llada en un próximo PISMA.

2. Justificación y objetivos

En el II PISMA (2) se enfatiza la necesidad de proteger los derechos de las


personas que padecen una enfermedad mental. Concretamente, en el quinto objeti-
vo se expresa la necesidad de mejorar la calidad de vida de estas personas y de su
entorno, velando por el cumplimiento de sus derechos.
Además, el II Plan de Acción Integral para Personas con Discapacidad de
Andalucía (PAIPDA) (6), fue concebido de conformidad con la CDPD y algunos
de sus principios se relacionan de forma especial con la protección de derechos:
el respeto de la dignidad, la autonomía individual, la autodeterminación y la in-
dependencia de las personas, la no discriminación por motivos de discapacidad
e igualdad de oportunidades, la calidad de vida (bienestar emocional, relaciones
interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeter-
minación, inclusión social y derechos), el respeto por la diferencia y la cooperación
institucional.
En el Plan de Calidad 2006–2010 de la Fundación Pública Andaluza para la
Integración Social de las Personas con Enfermedad Mental (FAISEM) (7), se esta-
blecieron, entre otros, como valores fundamentales: la atención al usuario basada
en las necesidades globales y orientada a la igualdad y el respeto de los derechos de
ciudadanía, en base a principios que incluyen el respeto de la intimidad, privacidad,
confidencialidad, individualidad, autonomía y normalización.
Las posibles violaciones de los derechos de personas que padecen un Trastor-
no Mental Grave (TMG) no son exclusivas de instituciones cerradas, sino que pue-
344 R. del Pino
ORIGINALES Y REVISIONES

den ocurrir en el entorno de servicios sanitarios basados en la atención comunitaria,


y también en el ámbito de servicios sociales generales o de apoyo específicos. La
reproducción de prácticas manicomiales puede conllevar situaciones de maltrato,
distrato, violencia y sufrimiento, incluso en el más estricto ámbito comunitario (8).
El mayor riesgo de atentar contra los derechos reside en la propia relación
asimétrica que se estable entre los profesionales y las personas que necesitan asis-
tencia y cuidados en salud mental (9). Sólo a través de una nueva cultura de prác-
tica ética profesional, cuya base es el respeto hacia los derechos humanos de estas
personas, podrán desterrarse abusos, que en muchas ocasiones pasan de manera
desapercibida (1).
Como se recoge en el Libro Verde (10) de la Comisión de las Comunidades
Europeas “Mejorar la Salud Mental de la Población. Hacia una estrategia de la
Unión Europea en materia de Salud Mental”: sin salud mental no hay salud. Para
los ciudadanos constituye el recurso que les permite desarrollar su potencial inte-
lectual y emocional, así como encontrar y desempeñar su papel en la sociedad, la
escuela y el trabajo.

3. Desarrollo metodológico

3.1 Estigma y Modelo de Recuperación

3.1.1 El estigma asociado a los trastornos mentales

En el mundo occidental, una de cada cuatro personas padece una enferme-


dad mental a lo largo de su vida, lo que conlleva un elevado coste personal, social
y económico. En muchos casos puede ser un proceso largo y doloroso, no sólo
atendiendo a la gravedad de su patología, sino también por las consecuencias de la
imagen negativa que la sociedad tiene de estas personas.
La percepción social de la enfermedad mental está sesgada por el desconoci-
miento y la desinformación, e influye en el aislamiento de quienes la padecen. El
estigma de la enfermedad mental, sustentado en prejuicios y causante de discrimi-
nación social, se debe combatir por injusto, cruel y por no tener base científica (11).
Este debate debe extenderse al ámbito de la propia sociedad, donde el escenario
educativo toma una especial relevancia (12).
El estigma afecta directamente a la persona (disminuye su autoestima, favo-
rece el aislamiento y dificulta la petición de ayuda), e indirectamente como barrera
al acceso a servicios (empleo, vivienda, servicios sanitarios y sociales…) (13).
También los profesionales sanitarios, incluidos los de salud mental, pueden ser
Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. 345
ORIGINALES Y REVISIONES

fuente de estigmatización en la práctica asistencial diaria. Podría ser el caso de


atribuir de forma errónea síntomas físicos al propio trastorno mental y no realizar
las oportunas pruebas diagnósticas cuando, además, la evidencia demuestra que
las personas que padecen una enfermedad mental tienen peor salud general que
el resto de la población: mayor prevalencia, alta comorbilidad, mayores tasas de
infecciones, de enfermedades cardiacas y respiratorias, mayor mortalidad (sobre
todo cardiovascular) y peor acceso a servicios y cuidados.
Un ejemplo de intervención para luchar contra el trato discriminatorio de las
personas que padecen una enfermedad mental, atendidas en distintos niveles del
Sistema Sanitario, es el documental realizado en el seno de la Estrategia anti-estig-
ma 1decada4 (14), donde se ponen de manifiesto las falsas creencias y prejuicios
sobre la salud general de las personas que padecen una enfermedad mental.
En Andalucía, en relación a la lucha contra el estigma y a favor del enfoque
de la recuperación de las personas que padecen un TMG, tienen actualmente un
importante papel los Movimientos Asociativos de Familiares (15) y los Movimien-
tos Asociativos de Usuarios (16).

3.1.2 El modelo de recuperación

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que muchas violacio-


nes de derechos de las personas que padecen una enfermedad mental pueden produ-
cirse en el ámbito de los propios servicios sanitarios, de modo que la atención pres-
tada puede dificultar la recuperación de la persona a costa de que esté “bajo control”,
mermando su autonomía, la mejora de su bienestar y su calidad de vida (17).
Recuperación no significa curación en el sentido de desaparición de los sínto-
mas o la vuelta a niveles de funcionamiento previos a la enfermedad, sino alcanzar
una forma de vida en la que es posible sobreponerse a la propia enfermedad, asu-
miendo y definiendo una expectativa personal de vida.
En todo caso, el concepto de recuperación plantea el proyecto de vida, una
vez han aparecido las consecuencias de la enfermedad. Supone apoyarse en las
capacidades y fortalezas de la persona y de su entorno, para conseguir un proyecto
rehabilitador que cuente con la participación del afectado y no esté exclusivamente
definido por los estándares de salud que plantean los profesionales.
Una de las críticas más extendidas al enfoque de recuperación hace refe-
rencia a que aumentan los riesgos para los pacientes y las responsabilidades para
los profesionales. Sin embargo, el riesgo es inherente a todo servicio de salud. En
los servicios “orientados a la recuperación” los riesgos pueden aumentar, pero en
ocasiones es necesario asumirlos. Deben distinguirse los riesgos que se deben mi-
nimizar, como por ejemplo de auto y heterolesiones, de los riesgos que las personas
tienen derecho a experimentar. El enfoque de la recuperación fomenta las opor-
346 R. del Pino
ORIGINALES Y REVISIONES

tunidades de cambio y crecimiento, “la dignidad de arriesgarse”, pero de forma


responsable. (18).
El empoderamiento de las personas que padecen una enfermedad mental
constituye un elemento esencial de cara a su recuperación, dirigido a ayudar en la
autodeterminación, la autoestima y la autonomía personal (19). Empoderar debe
significar promover autonomía, delegar poder de decisión y desarrollar capacida-
des. Este es el escenario donde la persona puede motivarse e implica una mejora de
sus expectativas en el proceso terapéutico.

3.2 Discapacidad, Salud Mental y Derechos Humanos

Los tiempos cambian y con ellos han ido naciendo paulatinamente núcleos
de opinión y pensamiento laicos que adoptan posturas y expresan opiniones sobre
la visión de las personas con discapacidad, sobre sus derechos, su discriminación y
sobre campos del pensamiento, entre los que se encuentra la bioética (20).
En 1975 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU)
propone la Declaración sobre los Derechos de las Personas Impedidas (21), desa-
rrollándose posteriormente una serie de documentos para la protección y promoción
de los derechos de las personas con discapacidad, como son en 1982 el Programa de
Acción Mundial para las Personas Impedidas (22) y en 1993 los Estándares sobre la
igualdad de oportunidades para las Personas con Discapacidad (23).
Sobre la protección de los derechos humanos de las personas que padecen una
enfermedad mental destacan en la década de los 90 una serie de documentos específi-
cos que, aunque sin garantizar el derecho al consentimiento de tratamiento y sin carác-
ter vinculante a nivel legal, son referentes para desarrollos normativos y formulación
de políticas para los distintos países (5): ONU: Principios para la Protección de las
Personas con Enfermedades Mentales y la Mejora de la Atención de Salud Mental
(24), OMS: Directrices sobre los derechos humanos de las personas con trastornos
mentales (25), OMS: Atención a la salud mental: diez principios básicos (26).
A nivel europeo, y en relación a la protección de los derechos, es de destacar
la Recomendación 2004 del Consejo de Europa (27), que consagra los principios
de restricción mínima y establece criterios para la aplicación del internamiento y
del tratamiento involuntario, exige el control médico de medidas coercitivas (aisla-
miento y contención) e introduce la importancia de la valoración ética.
La discapacidad, incluida la que sufren las personas con enfermedad mental,
es un concepto que ha evolucionado con el tiempo. No sólo se entiende como un
problema de la persona causado por la enfermedad, sino que son determinantes los
obstáculos y las actitudes sociales del entorno, en relación a su participación plena
y efectiva en la sociedad, incluyendo los deseos, metas y objetivos en su vida coti-
diana (28).
Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. 347
ORIGINALES Y REVISIONES

La Convención de la Organización de Naciones Unidas sobre los Derechos


de las Personas con Discapacidad (CDPD), aprobada el 13 de diciembre de 2006
por la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue ratificada por España y pu-
blicada en el Boletín Oficial del Estado el día 21 de Abril de 2008 (29).
La CDPD se aleja del modelo médico dominante y adopta un enfoque amplio
del concepto de discapacidad, considerando las políticas relativas a las personas
con discapacidad, no como una cuestión recomendable o altruista, sino como una
absoluta exigencia basada en el respeto a todos los derechos humanos y las liberta-
des, lo que supone el logro de muchas de las reivindicaciones históricas.
La Convención expone los principios de participación, respeto por la dife-
rencia y la no discriminación. Refiere, así mismo, las obligaciones de los Estados
sobre la necesidad de adoptar medidas legales en la lucha contra la discriminación,
sobre la necesidad de formación de profesionales y personas cuidadoras, así como
la importancia de sensibilizar a todos los implicados, incluidos familias y profesio-
nales, sobre el respeto a los derechos y a la dignidad de las personas que padecen
una discapacidad. Supone un nuevo enfoque sobre la discapacidad, haciendo espe-
cial hincapié en los derechos humanos de las personas y en los decisivos factores
de exclusión que se plantean desde el ámbito social (30).

4. Discusión

4.1 El Tratamiento Ambulatorio Involuntario

Los Tratamientos Ambulatorios Involuntarios (TAI) en salud mental, con


distintos desarrollos en las últimas décadas en el Reino Unido, Canadá y EEUU
(31), se definen desde criterios diversos, pero precisan en todos los casos una clara
situación clínica de incapacidad del paciente para acceder voluntariamente a un
determinado tratamiento y su supervisión en el medio comunitario, de tal manera
que el tratamiento forzoso pueda prevenir recaídas y evitar posibles daños al propio
paciente y/o a terceros. Cuando se plantean como una intervención preventiva en
ausencia de crisis o aparente riesgo, continúan planteando un intenso debate.
La propuesta de la Federación de Asociaciones de Familiares (FEAFES) en
2006 de un proyecto de modificación de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC),
consistente en añadir un artículo más al 763: “podrá también el tribunal autorizar
un tratamiento no voluntario por razón de trastorno psíquico o un periodo de ob-
servación para el diagnóstico, cuando así lo requiera la salud del enfermo, previa
propuesta razonada del facultativo, audiencia del interesado, informe del forense
y del Ministerio Fiscal”, hace eclosionar en nuestro país un intenso debate entre
348 R. del Pino
ORIGINALES Y REVISIONES

partidos políticos, Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) y Defensor del


Pueblo. La posición de la AEN, apoyada en su día por la totalidad de los partidos
políticos, fue clara (32): no asumir la promulgación de leyes específicas que puedan
estigmatizar a personas que padecen trastornos mentales, sin suficiente evidencia
científica, sin referencias en el marco Europeo sobre este tipo de reformas legales
específicas y con serias dudas sobre las consecuencias de la “judicialización” del
tratamiento a nivel de responsabilidad e implicación de profesionales y pacientes,
tanto en el plan, como en el “contrato terapéutico”.
Sorprende la escasa sensibilidad prestada a importantes aspectos éticos que se
plantean en los TAI (33). La mayoría de las posiciones más proclives esconden una
doble polémica: en relación a la peligrosidad de los pacientes y sobre la falta de re-
cursos asistenciales adecuados. Sin embargo, el debate se enmarca fundamentalmente
en aspectos clínicos, en la reorientación de los recursos disponibles y en las propias
capacidades de los pacientes, teniendo en cuenta una óptica de “ética de mínimos” de
no maleficencia y justicia (34), asumida profesionalmente más allá del mantenimiento
del orden, del modelo biomédico imperante y de la discriminación de las personas.
En diciembre de 2012, a través del proyecto de Evaluación de la Estrategia de
Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (35), se volvió a plantear la no conve-
niencia de modificación de la LEC en relación a los TAI, existiendo un amplio con-
senso de los Comités Científico y e Institucional. Desde la coordinación del Comité
Científico de la Estrategia, fueron aportados entonces una serie de argumentos clíni-
cos en contra de los TAI (36), al no haberse demostrado su eficacia en la reducción
de actos violentos e ingresos involuntarios en pacientes que padecen un TMG y que
previamente hubiesen rechazado el tratamiento. Estas situaciones pueden abordar-
se a través de programas de detección precoz, tratamiento asertivo comunitario ó
programas de tratamiento para pacientes con trastorno dual, además de reorientar y
desarrollar plenamente los recursos disponibles de atención comunitaria.
Los tratamientos antipsicóticos, siendo relativamente eficaces, tienen efectos
secundarios destacables que pueden condicionar la calidad de vida del paciente
y conducir a los profesionales a serias encrucijadas éticas. La mayor parte de las
Guías de Práctica Clínica utilizadas en la actualidad plantean explícitamente la
necesidad de instaurar en los TMG Planes Individualizados de Tratamiento (PIT),
que cuenten con la colaboración del paciente y contemplen, además de los fárma-
cos, el entrenamiento en la adquisición de habilidades sociales, la psicoterapia, la
rehabilitación cognitiva y distintas técnicas de intervención familiar (37).

4.2 El Consentimiento Informado y la Planificación Anticipada de Decisiones

El modelo de decisiones compartidas se está extendiendo en la práctica sa-


nitaria y constituye un factor fundamental para una adecuada relación terapéutica.
Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. 349
ORIGINALES Y REVISIONES

El modelo médico tradicional prioriza la opinión y las decisiones de quien posee el


saber médico para determinar las intervenciones que deben realizarse, primando en
muchas ocasiones el tratamiento psicofarmacológico, de modo que pueden estarse
limitando los espacios de autonomía y decisión. Por esta razón, la creación de nue-
vos recursos y su diversificación, deben estar acompañados de prácticas destinadas
al empoderamiento de las personas usuarias (19).
Son muchos los conflictos éticos que pueden suponer la vulneración de de-
rechos en la atención a personas con enfermedad mental en intervenciones que no
cuentan con el consentimiento del paciente o se realizan en contra de su voluntad;
¿se pueden hacer tratamientos involuntarios exclusivamente por indicación clínica,
anulando cualquier tipo de elección del sujeto? (38) (hospitalización involuntaria,
determinados tratamientos farmacológicos, medidas coercitivas como la conten-
ción mecánica ó el aislamiento…).
Un derecho habitualmente vulnerado tiene que ver con el consentimiento del
tratamiento. Aunque la Ley de Autonomía del Paciente en España (39) vela por el
derecho de disponer de información escrita o verbal de cualquier tipo de tratamien-
to en lenguaje y formato entendible, para posteriormente ser autorizado ó rechaza-
do, pueden existir vulneraciones o interpretaciones que transgredan el principio de
autonomía.
El derecho al consentimiento del tratamiento conlleva la evaluación de la
competencia para decidir, la cual podría comprometer el libre ejercicio de la liber-
tad (40). Históricamente se ha identificado enfermedad mental con capacidad limi-
tada, pero enfermedad mental e incapacidad no deben ser planteadas como sinóni-
mos. Toda persona es capaz mientras no se demuestre lo contrario y, además, no se
puede decir de ninguna persona que sea plenamente incapaz o plenamente capaz
para todos los actos de su vida (41). De esta manera, la capacidad no se entiende
como un absoluto, así como su evaluación debe referirse a situaciones concretas en
el ámbito clínico.
Una necesaria adaptación al nuevo paradigma que propugna la CDPD supo-
ne modificar la visión tradicional y paternalista de discapacidad de modo que nos
basemos, no sólo en la persona, sino también en el entorno que dificulta el desa-
rrollo de posibilidades reales. Si la situación transitoria de su enfermedad mental
no lo permite, deberían proveerse instrumentos de apoyo que anticipen su voluntad
cuando la persona se halle en disposición de hacerlo, de forma que siempre quede
protegido su derecho a la autonomía (42).
En los últimos años, se está avanzando en la defensa de los derechos de au-
tonomía y decisión de los pacientes, mediante la elaboración de documentos que
puedan recoger las instrucciones previas o voluntades anticipadas para los mo-
mentos en los cuales no tengan control sobre sus vidas. Pese a que no existe una
experiencia consolidada en todo el territorio español, están surgiendo experiencias
350 R. del Pino
ORIGINALES Y REVISIONES

muy interesantes, como las que se proponen desde la Federación Andaluza de Aso-
ciaciones de Usuarios/as de Salud Mental “En Primera Persona” (16).
Actualmente, en Andalucía están colaborando la Estrategia de Bioética del
SSPA y el PISMA en líneas de trabajo que promuevan el respeto a los derechos
de las personas que padecen un trastorno mental en relación a sus preferencias de
tratamiento en situaciones de crisis con pérdida de competencia. En este sentido,
se está valorando en la historia clínica digital, además del registro de la planifica-
ción anticipada de decisiones en el Plan Individualizado de Tratamiento (PIT), una
nueva adaptación para la próxima edición de la Guía para hacer la Voluntad Vital
Anticipada (43).
Una vez que el nivel de competencia de las personas que padecen un TMG
fluctúa con el tiempo, puede plantearse entre el profesional y el paciente la formali-
zación de una declaración previa personal y por escrito en la que se expresan, en el
caso de sufrir una crisis, las preferencias negociadas de tratamiento sobre hospita-
lización, medicación, medidas coercitivas o cualquier otra intervención, contando
preferiblemente con una tercera persona designada por el paciente para que actúe
como mediadora.
La planificación anticipada de decisiones en Salud Mental, tanto en el ámbito
hospitalario como ambulatorio, debe constituir una herramienta para proteger los
derechos de las personas, mejorar la relación clínica y adaptar la asistencia a sus
preferencias y necesidades (44). No debe nunca limitarse a la cumplimentación de
un documento, sino formar parte de un proceso continuado de información, co-
municación y apoyo a la toma de decisiones relacionadas con la atención de salud
mental, e incluye el derecho de la persona a modificar o anular su contenido. Se re-
quieren nuevos recursos, pero también mayores referencias empíricas y un cambio
de cultura en profesionales, pacientes y familiares, siendo una alternativa al TAI
más eficaz clínicamente y más coherente con la normativa actual sobre protección
de los derechos y libertades fundamentales de las personas que padecen un TMG.

5. Conclusiones

Únicamente desde la óptica del respeto a los derechos humanos de las per-
sonas que padecen un trastorno mental, es posible luchar contra el estigma que
padecen y puede intervenirse profesionalmente desde un enfoque asistencial y de
cuidados centrado en la recuperación.
Este debate no se centra exclusivamente en relación a las personas que pade-
cen un TMG. En los mal llamados Trastornos Mentales Menores, pueden también
vulnerase derechos, de modo que se mantengan situaciones estigmatizantes, se
Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. 351
ORIGINALES Y REVISIONES

obstaculice el proceso de recuperación y se agrave el sufrimiento personal, fami-


liar y social.
Un procedimiento de planificación anticipada de decisiones en salud mental,
integrado documentalmente a nivel clínico y adecuadamente garantista, constituye
una herramienta decisiva para un proyecto terapéutico enfocado en la recuperación
de las personas que padecen un TMG.
El diseño de un Plan Integral de Salud Mental que contenga como ejes trans-
versales estos tres principios, derechos de las personas – lucha contra el estigma
– enfoque de recuperación, podrá considerarse en todos sus términos un Plan Inte-
gral, Integrado, Intersectorial y con auténtica vocación de Salud Pública.

Referencias Bibliográficas

(1) The ITHACA Project Group (2010). ITHACA Toolkit for Monitoring Human Rights
and General Health Care in Mental Health and Social Care Institutions. Health Service and Population
Research Department, Institute of Psychiatry, King´s College London, London. Disponible en:
http://www.mdac.info/sites/mdac.info/files/ithaca_toolkit_english.pdf
(2) Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. II Plan Integral de Salud Mental de
Andalucía 2008-2012. Sevilla. La Consejería. 2008. Disponible en: http://www.sas.junta-andalucia.
es/library/plantillas/externa.asp?pag=../../publicaciones/datos/473/pdf/PISMA_2008_2012.pdf
(3) Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Estrategia de Bioética del Sistema
Sanitario Público Andaluz 2011-2014. Sevilla. La Consejería. 2011. Disponible en:
http://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/Libro_estrategia_Bioetica_SSPA.pdf
(4) ONU. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD).
Nueva York. 2006.
(5) Consejería de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Derechos
Humanos y Salud Mental en Andalucía. Sevilla. La Consejería. 2013. Disponible en: http://
www.sas.junta-andalucia.es/library/plantillas/externa.asp?pag=../../publicaciones/datos/551/pdf/
DerechosHumanosSaludMental20121203.pdf
(6) Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. II Plan de
Acción Integral para Personas con Discapacidad de Andalucía 2011-2013. Sevilla. La Consejería.
2011. Disponible en: http://juntadeandalucia.es/export/drupaljda/Personas_Discapacidad_plan_
accion_integral_IIPAIPDA.pdf
(7) FAISEM, Fundación Pública Andaluza para la Integración Social del Enfermo Mental
(2006). Plan de Calidad 2006 – 2010. http://www.faisem.es/ficheros/PlanCalidad.pdf
(8) Leal, J. (2009). Violencia, maltrato y sufrimiento en las instituciones. Asociación
Española de Neuropsiquiatría. Violencia y salud mental. Ponencia del XXIV Congreso de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría. Cádiz, 3-6 de junio de 2009.
(9) Asociación de usuarios de Salud Mental de Cataluña (ADEMM). (2009). La relación
entre las personas usuarias y profesionales en el ámbito de la salud mental. La opinión desde el
352 R. del Pino
ORIGINALES Y REVISIONES

colectivo de usuarios y profesionales. Proyecto ADEMM: Concienciación y empoderamiento de los


usuarios. Divulgación de sus opiniones. Barcelona
(10) Libro Verde: Mejorar la Salud Mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión
Europea en Salud Mental. Comisión de las Comunidades Europeas, 2005.
(11) Díaz del Peral, D. El Estigma de la Enfermedad Mental. Tribuna Sanitaria. EL PAÍS.
Publicado 15 de mayo de 2007.
(12) Escuela Andaluza de Salud Pública. Informe Evaluación de la intervención Lo
hablamos. Sensibilización en las aulas. Granada. EASP. 2012. Disponible en: http://www.1decada4.
es/adolescenciayestigma/lohablamos/Informe_Eval.pdf
(13) Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Las personas
con Trastornos Mentales Graves y los medios de comunicación. Sevilla. La Consejería. 2008.
(14) Bono del Trigo, A. Estigma y atención a la salud general de las personas con enfermedad
mental. Estrategia contra el estigma 1decada4. Sevilla. Consejería de Salud. Junta de Andalucía. 2011
(15) FEAFES Andalucía http://www.feafesandalucia.org/images/stories/reivindicaciones_
FEAFES_A_2012.pdf
(16) Federación Andaluza de Asociaciones de usuarios/as Salud Mental. En Primera Persona.
www.enprimerapersona.org
(17) WHO. QualityRights tool kit to assess and improve quality and human rights in mental
health and social care facilities. Geneva, World Health Organization, 2012.
(18) Shepherd G., Boardman J. Making Recovery a Reality. London: Centre for Mental
Health. 2008. Disponible en: http://www.centreformentalhealth.org.uk/pdfs/Making_recovery_a_
reality_policy_paper.pdf
(19) OMS. Empoderamiento del usuario de salud mental. Declaración de la Oficina Regional
para Europa de la OMS. 2010.
(20) Romañach J. y Arnau MS. Omisiones bioéticas sobre discapacidad. Cuenta y Razón del
Pensamiento Actual. 2004. 134: 65-72. Disponible en: http://www.cuentayrazon.org/revista/doc/134/
Num134_010.doc
(21) ONU. Declaración sobre los Derechos de las personas Impedidas. Nueva York:
Asamblea General de las Naciones Unidas. 1975.
(22) ONU. Programa de Acción Mundial para las Personas Impedidas (Resolución 37/52).
Nueva York: Asamblea General de las Naciones Unidas. 1982.
(23) ONU. Estándares sobre la igualdad de oportunidades para las Personas con Discapacidad
(Resolución 48/96). Nueva York: Asamblea General de las Naciones Unidas. 1993.
(24) ONU. Principios para la Protección de las Personas con Retraso Mental, La enfermedad
y la Mejora de la Atención de Salud Mental (Resolución 46/119). Nueva York: Asamblea General de
las Naciones Unidas. 1991.
(25) OMS. Directrices sobre los derechos humanos de las personas con trastornos mentales.
Ginebra: OMS. 1996.
(26) OMS. Atención a la salud mental: diez principios básicos. Ginebra: OMS. 1996.
(27) Recomendación Rec 10 del Consejo de Europa, relativa a la protección de los derechos
humanos y a la dignidad de las personas aquejadas de trastornos mentales, de 22.9.2004.
(28) United Nations Human Rights FORGOTTEN EUROPEANS-FORGOTTEN RIGHTS.
Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos para Europa. 2010.
Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. 353
ORIGINALES Y REVISIONES

(29) Instrumento de Ratificación de la Convención sobre los derechos de las personas con
discapacidad. Boletín Oficial del Estado, 21 de abril de 2008, núm. 96, p.20648-20658.
(30) OMS. Manual de Recursos de la OMS sobre Salud Mental, Derecho Humanos y
Legislación. Ginebra: OMS. 2006.
(31) Medrano Albéniz J. Tratamiento ambulatorio involuntario. News. (Soc. Esp. Psiquiatr.
Legal) 2005; 12. Disponible en: http://www.psiquiatrialegal.org/TAI2.htm
(32) AEN http://www.portalsaludmental.com/Article326.html Noviembre 2006.
(33) Romero J., Gorrotxategui M. Aproximación al debate sobre el tratamiento ambulatorio
involuntario desde una perspectiva bioética. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2009; 104:423-436.
(34) Gracia D. La deliberación moral: el método de la ética clínica. Med Clin (Barc) 2001;
117: 18-23. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/S0025-7753(01)71998-7
(35) Ministerio de Sanidad y Consumo. Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de
Salud 2009-2013. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2007. Disponible en:
h t t p : / / w w w. m s s s i . g o b . e s / o r g a n i z a c i o n / s n s / p l a n C a l i d a d S N S / d o c s / s a l u d m e n t a l /
SaludMental2009-2013.pdf
(36) Gómez Beneyto M. Informe sobre el Tratamiento Ambulatorio Involuntario. Estrategia
en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud. Madrid 2012.
(37) Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Proceso Asistencial Integrado Trastorno
Mental Grave. Sevilla. La Consejería. 2006
(38) Seoane, JA. Derecho y Salud Mental. Capacidades, derechos, justicia. Cuad. Psiquiatr.
Comunitaria. 2006; 6: 21-38.
(39) Boletín Oficial del Estado. Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la
autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación
clínica. BOE 274, de 15 de noviembre de 2002, p.p. 40136-40132
(40) Cartagena FS. y Manrique MH. Los comités de ética asistencial en el campo de la salud
mental. Norte de Salud Mental. 2010. 3(10).
(41) Simón-Lorda P.: “Diez mitos en torno al consentimiento informado” An. Sist. Sanit.
Navar.2006, vol 29 Suplemento 3.
(42) Simón-Lorda P.: “La capacidad de los pacientes para tomar decisiones: una tarea todavía
pendiente”. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2008 vol. XXVIII, nº 102, pp. 325-348
(43) Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Guía para hacer la Voluntad Vital
Anticipada. Sevilla. La Consejería. 2012. Disponible en: https://rv2.csalud.junta-andalucia.es/salud/
rv2/descargasCiudadano.action?0=0&idMenu=58
(44) Gorrotxategi M, Cuesta JR. Voluntades psiquiátricas: Una herramienta terapéutica.
Norte de salud mental 2012; 10(42):11-17
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 355-366. doi: 10.4321/S0211-57352015000200009

Dora según Lacan1.


Dora according to Lacan.

Nicolás Vucínovich a, Juan Otero Rodríguez b.


a
Psiquiatra. b Psicólogo Clínico. ayb
Unidad de Salud Mental Comunitaria “Oriente”, H.U.V. del Rocío,
Sevilla, España.

Correspondencia: Nicolás Vucínovich (comansemichave@yahoo.com)


Recibido: 01/06/2014; aceptado: 31/12/2014

RESUMEN: Lacan ha utilizado el “caso Dora” en ABSTRACT: Lacan has made different uses about
múltiples ocasiones para desarrollar diferentes con- Dora in many situations to explain some concepts
ceptos durante su enseñanza. Analizaremos en esta of his teaching. We are going to analyze some texts
revisión bibliográfica algunos textos del período 1951- in this bibliographical review from 1951-1963 and
1963, deteniéndonos en las diferentes articulaciones to focus on some points that are based on the case
que Lacan hace apoyándose en el caso de Freud. study about Dora (Freud).
Palabras clave: Psicoanálisis, Caso Dora, La- Key words: case study about Dora, Psychoa-
can. nalysis, Lacan.

Introducción:

Sabemos que la histeria ha tenido mucho que ver con el nacimiento del psicoa-
nálisis, y que las construcciones psicoanalíticas se soportan en gran medida sobre el
trabajo freudiano con las histéricas. Los casos contenidos en “Los Estudios sobre la
Histeria” (1), “el Caso Dora” (2) y el sueño de la Bella Carnicera son retomados mu-
chas veces por Lacan en sus escritos y seminarios para desarrollar cuestiones centra-
les como el deseo, la transferencia, el síntoma, la feminidad o el complejo de Edipo.
Este papel central que ha tenido para el psicoanálisis, contrasta con la vo-
luntad actual de velamiento y desconocimiento de su especificidad clínica y con la
desaparición de la histeria del discurso médico/ científico. Contrasta a su vez con su
dispersión en la nosología actual y con los nuevos abordajes cognitivo- conductua-
les propuestos para tratar sus síntomas, estrategias idénticas a las empleadas para
tratar otros cuadros clínicos. Esta “nueva” perspectiva, pre- freudiana a nuestro en-
tender, puede interpretarse como un triunfo de la represión, como el producto de la
defensa que el médico pone en juego al toparse con la demanda de la histeria, con la
claudicación del practicante frente a lo que se resiste a ser curado. Si para Freud la
histeria y sus incógnitas funcionaron transfiriendole un deseo de saber que culminó

1 La idea de esta revisión surge en el espacio del seminario psicoanalítico (conocido como “El Seminario de
Manolo Conde”) del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, espacio en el cual participamos psiquiatras
y psicólogos, facultativos y residentes, en activo y jubilados. Es aquí donde proponemos trabajar sobre “el Caso
Dora” desde la visión de J. Lacan.
356 N. Vucínovich, J. Otero
ORIGINALES Y REVISIONES

con el nacimiento mismo del psicoanálisis, para el discurso psiquiátrico actual la


histeria es incómoda, insaciable, mentirosa e indomable, e invita a la coerción y a
su educación. Los que trabajamos con ésta clínica (inmortal como el deseo) sabe-
mos que la histeria se ríe de este abordaje, de los esfuerzos bienintencionados del
clínico que quiere saturar su demanda, de la forma que sea.

Recordatorio

Intentaremos resumir en este trabajo, no la concepción lacaniana de la histe-


ria, sino el uso que Lacan hizo del Caso Dora. Esta revisión acarrea, por lo tanto,
un trabajo, que no es menor, para el lector: “deberá” releer el escrito de Freud
“El Caso Dora”, ya que no es posible resumirlo en el marco de éste análisis por
la extensión que adquiriría. En su lugar, transcribiremos un breve “recordatorio”
que Lacan hace en el Seminario 4 (3): “Se trata de una pequeña histérica que le
llevan por algunos síntomas que ha tenido, menores sin duda, pero aún así inequí-
vocos. La situación se ha hecho intolerable tras una especie de demostración o
de intención de suicidio que ha acabado alarmando a su familia. El padre se la
presenta a Freud como una enferma, y este mismo paso, la propia consulta, es un
elemento que de por sí denota, sin lugar a dudas, una crisis en el conjunto social
que hasta entonces se había mantenido en cierto equilibrio. Sin embargo, este sin-
gular equilibrio se había roto ya dos años atrás, con motivo de una situación que
de entrada le ocultaban a Freud, a saber que el padre tenía como amante a una
tal Sra. K., casada con un señor llamado Sr. K. Esta pareja vive en una especie de
relación de cuarteto con la pareja formada por el padre y la hija. La madre está
ausente de la situación. ( ) Lo chocante es que Dora le indica enseguida a Freud su
reivindicación extremadamente intensa del afecto de su padre, que, según ella, le
fue arrebatado por la relación en cuestión. Le demuestra inmediatamente a Freud
que siempre estuvo al corriente de la existencia de tal relación, de su permanen-
cia y de su carácter preferente, y que ha llegado a resultarle intolerable. Todo su
comportamiento denota su reivindicación frente a esa relación. Freud da entonces
un paso, el primero de la experiencia freudiana, el más decisivo por su cualidad
propiamente dialéctica. Lleva a Dora hasta la siguiente pregunta – Esto que le
subleva a usted como si de una disipación se tratara ¿acaso no es algo de lo que
usted misma ha participado? Y en efecto, Freud pone al descubierto rápidamente
que, hasta ese momento crítico, la situación había sido sostenida de la forma más
eficaz por la misma Dora. Ella se había mostrado mucho más que complaciente
con esa situación singular, en realidad había sido incluso su pieza clave, había
protegido los apartes de la pareja del padre y la dama, incluso había sustituido
Dora según Lacan 357
ORIGINALES Y REVISIONES

en una ocasión a la dama en sus funciones, cuidando a sus hijos, por ejemplo.
Por otra parte, a medida que nos adentramos en la estructura del caso, se revela
incluso que Dora tiene una relación muy especial con la dama, que resulta ser su
confidente y, al parecer, ha llegado muy lejos en sus confidencias. Este caso es tan
rico, que todavía permite hacer descubrimientos, y este rápido recordatorio no
puede de ningún modo sustituir a una lectura atenta” (3) (pág. 140).

Dora según Lacan

Lacan retoma el “Caso Dora” a lo largo de toda su enseñanza. Nos ceñiremos


a algunos textos, los comprendidos en la primera mitad de su seminario, lo que
convierte a esta revisión en un análisis recortado en extensión y por lo tanto incom-
pleto:
• El escrito titulado “Intervención sobre la Transferencia” (4).
• “Seminario 1º: Los Escritos Técnicos de Freud”, en el capítulo “Las fluctuacio-
nes de la libido” (5).
• “Seminario 3º: Las psicosis”, los capítulos dedicados a “La pregunta Histérica”
(6).
• “Seminario 4º La Relación de Objeto”, el capítulo dedicado a “Dora y la Joven
Homosexual” (3).
• “Seminario 8º: La transferencia” (7), el capítulo titulado “El símbolo Phi”.
• “Seminario 10º: La angustia”, el capítulo dedicado al “Pasaje al Acto y Acting
Out” (8).
En estos trabajos Lacan utiliza el caso Dora para desarrollar diferentes con-
ceptos:
• La histeria: la pregunta por la feminidad en la histeria, su lugar en la neurosis,
el complejo de Edipo en la mujer, las identificaciones en juego en la histeria
femenina.
• Para establecer un contrapunto entre la neurosis (“Caso Dora”), la perversión
(“La joven Homosexual” (9)) y la psicosis (“Caso Schreber”), mostrando a par-
tir de estos ejemplos la forma que adquiere la pregunta por la feminidad en las
tres grandes estructuras clínicas.
• Para abordar el problema de la transferencia, de la posición del analista, sus
prejuicios e interferencias en la progresión de la cura psicoanalítica.
Esta lectura lacaniana del caso Dora se nos presenta como una lectura exhaus-
tiva y sistemática, profundamente respetuosa con el caso que Freud nos expone. Ate-
niéndose a la letra Freudiana, nos ofrece una comprensión del caso que desborda, por
la coherencia interior y por la relación que se establece a partir de ella con otros textos
358 N. Vucínovich, J. Otero
ORIGINALES Y REVISIONES

de Freud, la anterior lectura: la del propio Freud. Esta lectura al detalle se apoya en
algunos elementos que adquieren un nuevo valor, fundamental y revelador:
• Una nota al pie de página: “pasa el tiempo y más me doy cuenta que mi error
técnico consistió en la siguiente omisión: no acerté a colegir en el momento
oportuno y comunicárselo a la enferma que la moción de amor homosexual
hacia la Sra. K. era la más fuerte de las corrientes inconscientes de su vida
anímica” (2) (pág. 104). La relevancia que adquiere esta “nota” en la lectura
que Lacan hace del caso, permite el abordaje del Edipo en la mujer y la función
del objeto homosexual en la histeria.
• El lugar prioritario concedido al “mi mujer no es nada para mí” del Sr. K. Es a
partir de esta frase y de la inmediata reacción de Dora (bofetada) como Lacan
re-significa:
1. hacia atrás: la función de la escena que sostenía Dora desde su posición
intermedia entre el padre y la Sra. K.
2. hacia adelante: cómo la bofetada junto al lago pone fin a esta escena, des-
equilibrando así profundamente la posición de Dora y precipitándola en el
cuadro que motivó su análisis.
• Los sueños de Dora, centrales para Freud, son mencionados por Lacan en pocas
ocasiones y para reforzar otras cuestiones como su preguntas por la feminidad
o por el órgano femenino.
Recorreremos ahora los textos arriba mencionados.

Intervención sobre la Transferencia:

Lacan busca precisar en este texto su idea acerca de la trasferencia partiendo


de los avatares en la cura de Dora. Habla de la relación analítica como una relación
“dialéctica”: “En un psicoanálisis, en efecto, el sujeto, hablando con propiedad,
se constituye por un discurso donde la mera presencia del psicoanalista aporta,
antes de toda intervención, la dimensión del diálogo” (4) (pág. 205). Explica que
este diálogo analítico es un “artificio de hidráulico con el fin de asegurar el paso
de ciertos diques, y que su curso debe proseguir según las leyes de una gravitación
que le es propia y que se llama la verdad” (4) (pág. 205).
Se avanza en el análisis por “inversiones dialécticas”. Estas inversiones pue-
den entenderse como las que encontramos en el procedimiento socrático: por me-
dio del diálogo, Sócrates confrontaba a sus oponentes con las contradicciones de
su discurso, reduciéndolos a un estado de confusión y desamparo, favoreciendo así
un nuevo desarrollo de la verdad, entendida esta como la posición del sujeto desde
donde constituye sus objetos.
Dora según Lacan 359
ORIGINALES Y REVISIONES

Para Lacan, el caso Dora está expuesto por Freud como una sucesión de in-
versiones dialécticas y nuevos desarrollos de la verdad, entendida esta como una
nueva posición subjetiva. Resumiremos estas inversiones:
1º desarrollo de la verdad: es el primer relato de Dora, su queja y la denuncia
en cuanto a que su padre y la Sra. K son amantes y que ella cree que es entregada
como un objeto de intercambio al Sr. K. Tras este relato, Freud interroga a Dora por
su posición allí, provocando la:
1º Inversión dialéctica: “¿Cuál es tu propia parte en el desorden del que te
quejas? Da paso así al:
2º Desarrollo de la verdad: No solo por su silencio, sino gracias a la participa-
ción activa de Dora, se sostiene la relación entre su padre y la Sra. K: le cuida a los
hijos para que pueda verse con su padre, no los interrumpe cuando sabe que están
juntos. Pero, entonces: ¿Qué significa que súbitamente surjan los celos en Dora y
el reclamo que le dirige a su padre? Esta contradicción posibilita la:
2º Inversión dialéctica: los celos hacia su padre enmascaran un interés por
el sujeto rival (la Sra. K), interés que, por ser reprimible, se expresa de esta forma
invertida. Se despliega entonces el:
3º Desarrollo de la verdad: la atracción fascinada de Dora por la Sra. K., “su
cuerpo blanquísimo”, las charlas y confesiones entre ambas, el desplazar al Sr. K.
de la alcoba matrimonial. ¿Por qué, entonces, no se enfadó Dora con la Sra. K., si
de esta última partieron los “embustes” acerca de sus lecturas sexuales? Esto hu-
biera motivado una:
3º Inversión dialéctica: “la que, de haberse producido, nos hubiera dado el
valor real del objeto que es la Sra. K para Dora” (4) (pág. 209): un misterio, el
misterio de su propia feminidad.
Esta inversión no se produce, y es en este punto donde se detiene el análisis.
No se produce la tercera inversión dialéctica por la insistencia de Freud en el ena-
moramiento de Dora por el Sr. K.. Lacan señala que, para esto, Dora debería haber-
se podido constituir como objeto de un hombre, aceptarse como objeto deseable.
Y esto solo hubiese sido posible “después de que hubiera agotado el sentido de
lo que buscaba en la Sra. K” (4) (pág. 211). La Sra. K es la mujer adorada por los
que la rodean (como la Madonna Sixtina en el segundo sueño de Dora), punto de
fascinación de Dora y lugar donde se presenta su pregunta: ¿qué es lo adorable, lo
deseable en una mujer?
Hay entonces un tope en Freud que provoca la detención del análisis antes de
la 3º inversión dialéctica. Este límite para Freud es el componente homosexual de
la constitución del objeto en la histeria femenina: “Freud confiesa que durante mu-
cho tiempo no pudo encontrarse con esta tendencia homosexual (que sin embargo
es tan constante en los histéricos) sin caer en un desaliento, que le hacía incapaz
de actuar sobre este punto de manera satisfactoria” (4) (pág. 212). En el texto de
360 N. Vucínovich, J. Otero
ORIGINALES Y REVISIONES

Freud encontramos un párrafo que claramente nos orienta hacia este límite, que se-
ñala el dique que no pudo ser saltado: “Ahora consideraré una complicación… el
elemento que ahora apuntaré no podrá menos que enturbiar y borrar la belleza y
la poesía del conflicto que podemos suponer en Dora; la censura del literato lo sa-
crifica con acierto, pues sin duda él simplifica y abstrae cuando hace las veces de
psicólogo… tras el reclamo al padre se escondía una moción de celos, cuyo objeto
era esa mujer, vale decir una moción que solo podía basarse en una inclinación
hacia el mismo sexo” (2).
Prosiguiendo con la interpretación de la escena junto al lago, Lacan no sus-
cribe la de Freud, por la cual Dora se hubiera sentido ofendida por ser objeto de la
misma propuesta que antes le hubiera hecho el Sr. K. a su asistenta. La atención
está puesta ahora en el “mi mujer no es nada para mí” y la bofetada funcionaría
como una réplica “si ella no es nada para Ud., qué es Ud. para mí?” (4) (pág.
213). La bofetada da cuenta entonces del triángulo instituido entre ellos tres, de lo
necesario que estaba en juego para poder ser cortejada por el Sr. K: ser deseada por
el Sr. K. más allá de la Sra. K, pero sólo en tanto esta última fuera “algo” para él.
La bofetada cierra entonces la caída de la escena sostenida hasta entonces por los
cuatro participantes.
La doble hipótesis acerca de las dificultades de Freud que precipitaron la
transferencia negativa que puso fin a la cura, es:
• La homosexualidad femenina como tope que detiene el flujo del análisis.
• La identificación de Freud al Sr. K: “Freud, en razón de su contratransferencia
vuelve demasiado constantemente sobre el amor que el Sr. K inspiraría a Dora”
(4) (pág. 213). Por éste efecto Freud terminará “despedido”, abofeteado, como
el Sr. K.
En cuanto a la pregunta por la transferencia, Lacan es categórico: la trans-
ferencia negativa es en el caso Dora “relativa a la contratransferencia definida
como la suma de los prejuicios, de las pasiones, de las perplejidades… del analista
en el proceso dialéctico” (4) (pág. 214). La transferencia negativa surge por las
dificultades contratransferenciales en Freud que impidieron la progresión del aná-
lisis. Por otra parte, para acentuar la dimensión intersubjetiva de la transferencia,
y retomando la idea de Freud en “Recordar, repetir y reelaborar” (10), Lacan dice:
“La transferencia no es nada real en el sujeto, sino la aparición, en un momento
de estancamiento de la dialéctica analítica, de los modos permanentes según los
cuales constituye sus objetos” (4) (pág. 214).
Por este motivo, la transferencia tendría el valor de indicarnos los momentos
de errancia del analista, así como el valor para llamarnos al orden de nuestra fun-
ción: “un no actuar positivo, con vistas a la ortodramatización de la subjetividad
del paciente” (4) (pág. 215). Es fundamental ofrecer nuestra escucha atenta y si-
lenciosa para que algo de la escena inconsciente pueda desplegarse en el análisis.
Dora según Lacan 361
ORIGINALES Y REVISIONES

Seminario 1: Las fluctuaciones de la libido

En este capítulo Lacan discrimina dos vertientes de la transferencia. Por un lado


la imaginaria: es la que prevalece en el Caso Dora, ya que Freud interviene aquí desde
sus ideas previas, sus prejuicios, acerca de lo que una muchacha debería desear. Dora
ama al Sr. K. “Y quizá, de paso, ama también un poco a Freud” (5) (pág. 272). Al per-
manecer en este plano imaginario obstruye el paso de la palabra verdadera y la posibili-
dad del reconocimiento del deseo inconsciente. Esta última sería la vertiente simbólica
del análisis. Desde el lugar del discurso común, Freud favorece la represión del deseo:
“Simplemente le habla del Sr. K. ¿Qué significa esto sino que le habla desde el lugar
de la experiencia de los otros? Es en este nivel donde el sujeto debe reconocer y hacer
reconocer sus deseos. Y si no son reconocidos están pues prohibidos, y allí empieza, en
efecto, la represión” (5) (pág. 272). En este punto Lacan plantea una cuestión ética en
juego en la práctica analítica: trabajar ofreciendo el ego del analista para la identifica-
ción y modelado del yo del analizante (esta es la propuesta de Balint que Lacan critica
en este seminario, y en esto radicaría el mal- hacer de Freud con Dora), o, propuesta
diferente, facilitar que la palabra verdadera y el deseo inconsciente se abran paso y sean
reconocidos por analista y analizante. Este sería uno de los primeros movimientos en
el análisis, y su efecto sobre el analizante es nombrado por Lacan como Verliebtheit,
enamoramiento. Es un movimiento que, partiendo de lo simbólico (reconocimiento de
la palabra verdadera), constituye, estructura lo imaginario. El enamoramiento sería esta
constitución, precipitación de la imagen que incumbe al yo, el yo- ideal desde donde
son investidos por el sujeto los objetos: “la primera fase del análisis está constituida
por el paso de lo que, del yo, le es desconocido al sujeto a esa imagen en la cual re-
conoce sus cargas imaginarias” (5) (pág. 275). Así es como, en esta primera fase del
análisis, este movimiento doble, simbólico e imaginario, instituye al analista en el lugar
del ideal del yo y permite la transferencia. Lacan escoge a Dora, y la interrupción de su
análisis, para ilustrar este hecho: “Si Freud hubiera revelado a Dora que ella estaba
enamorada de la Sra. K. (reconocimiento del deseo inconsciente) efectivamente ella
se hubiera enamorado (por el efecto antes mencionado de la Verliebtheit). ¿Es este el
objetivo del análisis? No, solo es su primera etapa. Y si ustedes pierden este momento,
o bien interrumpen el análisis como Freud, o bien hacen otra cosa, ortopedia del ego.
En ambos casos no hacen un análisis” (5) (pág. 274).

Seminario 3: La pregunta histérica.

En estos capítulos Lacan aborda la cuestión del síntoma en la histeria como


una pregunta, como una interrogación desde el inconsciente que incumbe y que
362 N. Vucínovich, J. Otero
ORIGINALES Y REVISIONES

cuestiona al sujeto. En este seminario desarrolla también el esquema “L”, y la re-


lación entre el eje simbólico (eje de la pregunta, entre S y A, los lugares del Sujeto
y del Otro, respectivamente) y el eje imaginario (entre a y a´, el yo y el otro como
semejante). El simbólico es el eje de la pregunta, del síntoma, y el imaginario el
eje que vela, oculta, esta pregunta, el eje del desconocimiento de la sujeción al
inconsciente. La pregunta que se abre paso en la histeria, en la femenina y en la
masculina, es la pregunta por la feminidad. Esto mismo es lo que destaca Lacan en
el “Caso Schreber”, ampliamente desarrollado en este seminario, en relación a su
construcción delirante, que también pone en juego la cuestión de la feminidad (“ser
la mujer de Dios”) aunque desde la vertiente del delirio.
En relación a la pregunta, dice: “La estructura de una neurosis es esencial-
mente una pregunta” (6) (pág. 249), que en el obsesivo gira en torno a la muerte y
en el histérico en torno a la sexualidad.
Lacan destaca la importancia del Edipo como aparato estructurador de la po-
sición sexual del sujeto, y por el cual “el reconocimiento de la posición sexual
del sujeto está ligada al aparato simbólico” (6) (pág. 242). Este aparato es el que
instaura la dimensión de la ley en su sexualidad: “El edipo quiere decir esto, y si el
análisis no lo supiese no habría descubierto nada” (6) (pág. 242).
Es esta dimensión del Edipo, de lo simbólico que se organiza durante el atra-
vezamiento del Edipo, la que permite que se articule la pregunta por el ser sexuado,
por ser hombre o mujer. Para Lacan esta pregunta por la feminidad, por la posición
de la mujer, se debe a la asimetría del significante: hay un símbolo prevalente en
torno al cual se organizan las dos posiciones, tanto la de la niña como la del niño.
Esto significa que el falo esté en el plano simbólico: se lo supone, se lo espera
donde no está, se lo piensa como “faltando” donde no se lo ve. Esta función sim-
bólica es precedida por el efecto imaginario, por la Gestalt fálica, que permite por
su prevalencia erigirse en su función significante2 (11). Es la función del falo como
único organizador simbólico de la sexualidad, para el niño y para la niña, lo que
justifica esta asimetría del complejo de Edipo. Extraemos aquí una cita de Freud:
“El carácter principal de esta organización genital infantil es, al mismo tiempo,
su diferencia respecto de la organización genital de los adultos. Reside en que,
para ambos sexos, solo desempeña el papel un genital, el masculino. Por tanto no
hay un primado genital sino un primado del falo” (12) (pág. 146). La razón para
esta dismetría se encontraría en el significante: en lo simbólico, se trata de tener (y
poder perder) o de no tener (y estar a la espera de) el falo. Masculino y femenino,

2 En su análisis del Seminario sobre Las Psicosis, Moustapha Safouan dice en relación a esto: “En efecto, solo la
Gestalt fálica provee a la sociedad humana el significante que sirve para diferenciar los dos sexos como marcado y no
marcado. Si se me permite trasladar aquí lo que Lacan dijo a propósito del día y de la noche, diré que el hombre no se
coloca sobre un fondo de mujer concreta, sino sobre un fondo de ausencia posible del hombre, donde la mujer se aloja”.
Dora según Lacan 363
ORIGINALES Y REVISIONES

para el niño y la niña en el Edipo, no se soportan sobre “A” para uno y “B” para el
otro: hay un único símbolo, precedido de un + o un -. Esta falta en el significante
para simbolizar positivamente la posición de la niña en el Edipo es lo que acarrea,
lo que pone en marcha la pregunta por la feminidad, por lo propio de su posición
sexual a partir del Edipo.
Lacan resume esta asimetría diciendo: “No hay simbolización del sexo de la
mujer en cuanto tal. Lo imaginario solo proporciona una ausencia donde en otro
lado hay un símbolo muy prevalente” (6) (pág. 251). Esta asimetría de lo simbólico
es lo que pone a trabajar al inconsciente y a su pregunta: el síntoma así concebido
sería la consecuencia de una falta en el significante para simbolizar la posición
sexual (neurosis histérica) y la muerte (neurosis obsesiva).
En cuanto al esquema “L”, en sus cuatro extremos Lacan ubica a los integran-
tes del cuarteto: en el eje simbólico coloca a la Sra. K. y al padre, como el lugar de
la mujer que está más allá de Dora y el deseo en juego en relación a ésta. En el eje
imaginario, al yo de Dora y al Sr. K.: “en tanto el yo de Dora es el Sr. K.” (6) (pág.
249). Esta identificación le sirve a Dora para acercarse a la Sra. K. introduciendo el
elemento masculino, y es lo que explica, según Lacan, la afonía de Dora (interpre-
tada por Freud de manera inversa, como una forma de identificación a la Sra. K.):
“en tanto Dora es el Sr. K., la afonía de Dora cobra sentido” (6) (pág. 250). Por
otro lado, es por no haber atendido a esta identificación en juego por lo que Freud
erró su interpretación: “se pregunta qué desea Dora antes de preguntarse quién
desea en Dora” (6) (pág. 249).

Seminario 4: “Dora y la Joven Homosexual”

En este capítulo Lacan hace un contrapunto entre el “Caso de la Joven Homo-


sexual” (9) y Dora. Hace un resumen conjugando ambos casos y observa las coin-
cidencias que entre ellos existen. Una de estas, toca al error de manejo del caso, que
en la Joven Homosexual termina con la derivación de la paciente a otra analista y
en Dora con el abandono del tratamiento. Los avatares de la transferencia en el caso
Dora son los antes señalados: la contratransferencia en Freud y el desplazamiento
que operaba entre él y el Sr. K. En el caso de la joven homosexual, Freud no atendió
a la vertiente simbólica de la transferencia, deteniéndose, a partir del sueño de la
paciente, en la posibilidad del engaño repetido: “me quiere ilusionar y desilusionar
como a su padre”.
Aunque en ambos casos encontramos los mismos elementos (la joven, el pa-
dre y la dama), la configuración y los movimientos de estos personajes son diferen-
tes. Esta diferencia radica, en parte, en un rasgo del padre, central en Lacan para
364 N. Vucínovich, J. Otero
ORIGINALES Y REVISIONES

justificar el destino de la mujer en el complejo de Edipo: que el padre sea impotente


(“caso Dora”) o potente (“Joven Homosexual”). En la primera constelación, am-
bas jóvenes esperarían del padre un don, cuyo valor es ser un signo de amor. Esta
impotencia del padre en Dora precipita el amor por él. Esto se manifiesta en los
primeros síntomas conversivos de Dora, que surgen con la enfermedad del padre y
sus cuidados. Dice Lacan: “no hay mayor don posible, mayor signo de amor, que
el don de lo que no se tiene” (3) (pág. 142) (¿cuánto valdría el don de alguien que
todo lo tiene?): “Lo ama precisamente por lo que él no le da” (3) (pág. 143). El
padre impotente potencia entonces ese amor en Dora, mientras que el padre potente
de la Joven Homosexual (potente en tanto le da un hijo a la madre de la joven, al
tiempo que la frustra a ella de este don fantaseado) precipita la crisis de la Joven
Homosexual. La escena que la Joven Homosexual representa frente a su padre tie-
ne como objeto mostrarle el verdadero amor: dar lo que no se tiene: “ese amor que
el padre le ha negado” (3) (pág. 147).
En cuanto a Dora, en este capítulo Lacan hace un esquema muy simple y escla-
recedor, que ilustra la posición intermedia entre la Sra.K. y su padre, y por otro lado
la necesidad de mantener a la Sra. K. como figura interpuesta entre ella y el Sr K.

SRA. K-----------------------DORA---------------------PADRE
DORA------------------------SRA. K.-------------------SR. K.

Desde esta posición, “en algún lugar entre su padre y la Sra. K” (3) (pág.
143), retoma así la cuestión de la pregunta histérica y el deseo de su padre: “qué
ama mi padre en la Sra. K.?” (3) (pág. 143). La Sra. K. es lo amado más allá de
Dora, y esto causa cierta curiosidad en ella. La Sra. K. es el centro de la adoración
en la que ella participa, adoración que atañe a la feminidad como un misterio para
ella. Para hacerse la pregunta por esto amado más allá de ella, debe identificarse al
Sr. K.: “El Sr. K. es su forma de normativizar esta posición, tratando de reintegrar
en el circuito el elemento masculino” (3) (pág. 145).
La bofetada ratifica el funcionamiento previo de esta estructura de a tres, y la
frase “mi mujer no es nada para mí”, entendida desde esta estructura previa, cobra
su verdadero peso en el caso. Su padre ama a la Sra. K. más allá de Dora, y durante
este período no existen celos en Dora por este amor de su padre hacia otra. Esta
estructura de a tres, con una mujer interpuesta y otra destinataria final del deseo, la
reproduce colocando a la Sra. K. entre ella y el Sr. K. El Sr. K. la amaría a ella más
allá de la Sra. K. Cuando el Sr. K dice que su mujer no es nada para él, sobreviene
la catástrofe: la Sra. K. cae de esta posición intermedia, dejándola, por un lado,
en relación directa con el Sr. K. (posición insostenible para Dora por no haberse
constituido como deseable para un hombre), y por otro lado cayendo ella misma
de la posición intermedia entre su padre y la Sra. K.: ya no es más allá de ella que
Dora según Lacan 365
ORIGINALES Y REVISIONES

es amada la Sra. K., o sea: ella podría no-ser-nada para su padre. Si el Sr. K. solo
está interesado en ella, es porque su padre sólo está interesado por la Sra. K.. Es
en este momento (y no antes, cuando funcionaba el aparato de a tres) cuando Dora
denuncia: “mi padre me entrega como objeto a otro” y comienza a reivindicar el
amor de su padre.
Vemos cómo de necesaria es para Dora esta estructura de a tres, donde se
representa un deseo del hombre más allá de ella misma o de la Sra. K., deseo abor-
dado a través de la pregunta histérica.

Seminario 8: “El símbolo Phi”.

Más tarde, en el Seminario 8, sobre La Transferencia, Lacan aborda de forma


renovada esta cuestión del trío y de la posición intermedia: Dora, como toda histérica,
intenta responder a la pregunta por la feminidad. Frente a la falta en lo simbólico,
pone en juego el falo imaginario: “deslizando donde es preciso el phi minúscúla del
falo imaginario” (7) (pág. 280). Se identifica al falo, que en esta posición intermedia,
garantizaría la cópula donde ésta no está. Es una nueva interpretación de esta posi-
ción intermedia, posición donde encontramos tan frecuentemente a los sujetos histé-
ricos: interpuestos en los dramas sentimentales, renovando y revitalizando el amor.
Dice Lacan: “¿Su padre es impotente con la Sra. K.? Pues bien, qué importa, ella es
quien hará la cópula. Se consagrará a ello. Será ella quién sostendrá esta relación.
Y como todavía no es suficiente, hará intervenir la imagen – que la sustituye a ella
como ya les he mostrado hace tiempo, y demostrado- del Sr. K., que ella precipitará
a los abismos, que expulsará a las tinieblas en el momento en que ese animal le dirá
lo único que no debería decirle- mi mujer no es nada para mí. A saber, no me la pone
tiesa. Si ella no te la pone tiesa, entonces, ¿para qué sirves?” (7) (pág. 281). Esta
posición tercera apunta entonces al deseo del Otro, al del padre de Dora, a permitir
desde su identificación al falo imaginario esta función de cópula.

Seminario 10: “Pasaje al acto y acting out”

En el Seminario 10, dedicado a La Angustia, en el capítulo IX titulado “Pasa-


je al Acto y acting out”, Lacan utiliza la bofetada de Dora como un ejemplo de pa-
saje al acto (así como la precipitación de la Joven Homosexual): en el pasaje al acto
hay una caída de la escena, el sujeto sale repentinamente de la escena: “Dora pasa
al acto en el momento del embarazo en que la pone la frase- trampa… Pero seme-
jante bofetada es uno de aquellos signos … con su valor de cambio de agujas en
un destino” (8) (pág. 129). Esta salida repentina de la escena es lo que lo diferencia
366 N. Vucínovich, J. Otero
ORIGINALES Y REVISIONES

del acting out, cuya función sería la de poner en escena, mostrar la escena al Otro,
escena donde se representa algo del deseo, del objeto del deseo como sustituto, del
objeto como faltante. Este acting out, a diferencia del síntoma, convoca al Otro,
necesita de él para la puesta en escena, y llama a la interpretación. También esto lo
diferencia del pasaje al acto: “En el caso de homosexualidad femenina, mientras la
tentativa de suicidio es un pasaje al acto, toda la aventura con la dama de dudosa
reputación elevada a la función de objeto supremo, es un acting out. Mientras que
la bofetada de Dora es un pasaje al acto, todo su comportamiento paradójico con
la pareja de los K., que Freud descubre enseguida con tanta perspicacia, es un
acting out” (8) (pág. 136).

Bibliografía:

(1) Breuer J, Freud S. Obras completas tomo II: Estudios sobre la histeria. Buenos Aires:
Amorrortu, 2004.
(2) Freud S. Obras completas tomo VII: Fragmentos de análisis de un caso de histeria
(Dora). Buenos Aires, Amorrortu, 2004.
(3) Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 4: La Relación de Objeto. Buenos Aires:
Paidos, 2004.
(4) Lacan J. Escritos 1: Intervención sobre la transferencia. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003.
(5) Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 1: Los Escritos Técnicos de Freud. Bue-
nos Aires: Paidos, 2004.
(6) Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 3: las Psicosis. Buenos Aires: Paidos,
2002.
(7) Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 8: La Transferencia. Buenos Aires: Pai-
dos, 2006.
(8) Lacan J: El Seminario de Jacques Lacan: Libro 10: La Angustia. Buenos Aires: Paidos,
2006.
(9) Freud S. Obras completas tomo XVIII: Sobre la psicogénesis de un caso de homosexua-
lidad femenina. Buenos Aires: Amorrortu, 2004.
(10) Freud S. Obras completas tomo XII: Recordar, repetir y reelaborar. Buenos Aires: Amo-
rrortu, 2004.
(11) Safouan M. Lacaniana: Los Seminarios de Jacques Lacan 1953- 1963. Buenos Aires,
Paidos, 2003.
(12) Freud S. Obras completas tomo XIX: La organización genital infantil. Buenos Aires:
Amorrortu, 2000.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 367-380. doi: 10.4321/S0211-57352015000200010

Trastornos afectivos estacionales, “winter blues”.


Seasonal Affective Disorders, “winter blues”.

Miren Aiala Gatón Moreno a, Miguel Ángel González Torres b, Moisés Gaviria c.
ayb
Servicio de Psiquiatría Hospital Universitario de Basurto, Bilbao, España. c Departamento de Psiquia-
tría. Universidad de Illinois-Chicago, Estados Unidos.

Correspondencia: Miren Aiala Gatón Moreno (aiagaton@hotmail.com)


Recibido: 10/06/2014; aceptado con modificaciones: 12/10/2014

RESUMEN: El Trastorno Afectivo Estacional es una ABSTRACT: Seasonal Affective Disorder (SAD)
patología frecuente en la práctica clínica habitual, is a common condition in clinical practice, the
cuya prevalencia se halla entre el 1 y el 10% de la prevalence is 1 to 10% of the population. SAD is
población. Se define como la presencia de episodios defined as the presence of recurrent major depres-
depresivos mayores recurrentes en una época deter- sive episodes at a particular time of the year with
minada del año con remisión total posterior cuando total remission when that season has passed. Dif-
es superada dicha estación. En su fisiopatología están ferent mechanisms are involved in the pathophysi-
implicados diferentes mecanismos tales como: la al- ology such as alteration of the circadian rhythm,
teración del ritmo circadiano, la sensibilidad retiniana
changes in retinal sensitivity to light, abnormal
a la luz, el metabolismo anormal de la melatonina y
metabolism of melatonin and decreased secretion
la disminución de la secreción de neurotransmisores,
sobre todo de la serotonina. El tratamiento se basa en of neurotransmitters, especially serotonin. The
la fototerapia o farmacoterapia, optando por uno u otro treatment is based on phototherapy or pharmaco-
según las características clínicas del paciente. therapy, selection depending on the characteristics
El objetivo de este artículo, es hacer una revisión clíni- of the patient.
ca sobre dicho trastorno para su mejor reconocimiento The aim of this article is to review on this disorder
y manejo. clinic for better recognition and management.
Palabras clave: Depresión, estacional, clínica, Key words: Depression, seasonal, clinical,
patología, tratamiento. pathology, treatment.

Introducción

Los episodios depresivos son uno de los mayores problemas con los que los
profesionales nos encontramos en nuestra práctica clínica diaria. Algunos de es-
tos episodios depresivos siguen un patrón estacional, ocurriendo en invierno, con
cambios a periodos de eutimia o manía en primavera o verano. Estos trastornos del
estado del ánimo con patrón cíclico estacional han sido llamados Trastornos Afec-
tivos Estacionales (TAE) (1-2).
Norman E. Rosenthal, psiquiatra sudafricano, fue quien describió por pri-
mera vez la depresión estacional en el año 1980. Cuatro años más tarde, acuñó el
término de trastorno afectivo estacional, por el que describía depresiones que se
producen en otoño e invierno alternando con periodos asintomáticos en primavera
y verano; comenzó a estudiar la fototerapia como tratamiento, siendo el pionero en
368 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria
ORIGINALES Y REVISIONES

su uso (1). La investigación de Rosenthal con el TAE le llevó a escribir “Winter


Blues” dirigido a pacientes que sufren este trastorno en el 2005.
Hoy en día, el Trastorno Afectivo Estacional es reconocido por el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM 5), con algunas modi-
ficaciones respecto a ediciones anteriores (3-4) que recogemos más adelante.
En el presente trabajo, revisaremos la fisiopatología, clínica y tratamiento de
la los Trastornos Afectivos Estacionales, con objetivo facilitar al clínico su diag-
nóstico y manejo. Para ello, se realizó una búsqueda en Pubmed incluyendo el pe-
riodo entre diciembre de 1971 y junio de 2014. Las palabras clave que se utilizaron
fueron depresión, estacional, clínica, patología y tratamiento.

Epidemiología

La prevalencia de los trastornos afectivos estacionales en la población ge-


neral se sitúa entre el 1-10% (5). Su incidencia en mujeres es mayor, aproximada-
mente el doble de frecuente que en hombres. La edad de aparición media ronda los
20-35 años y su incidencia decrece con la edad (5). Algunos estudios sugieren que
la prevalencia es menor en niños y adolescentes, aunque los datos son contradicto-
rios. Siendo la depresión mayor muy prevalente en población anciana, existen muy
pocos estudios en esta edad sobre el TAE (6). Un estudio sugirió que la depresión
estacional en población anciana no es mayor que la que no sigue este patrón cíclico,
y esto podría deberse a que los pacientes ancianos (particularmente los que están
institucionalizados) están crónicamente expuestos a bajos niveles de luz solar, tien-
den a salir menos y viven en residencias sociales con baja luminosidad. Todo esto
predispondría a padecer un trastorno depresivo en la edad geriátrica pero sin seguir
un patrón estacional (7).
El trastorno afectivo estacional es más común en las latitudes norte altas (8),
siendo su incidencia más frecuente en los países nórdicos (Finlandia, Dinamarca,
Suecia y Noruega), aunque se ha visto que la influencia de la latitud es débil, y exis-
ten otros factores que contribuyen considerablemente a su incidencia tales como el
clima, dieta, factores socio-culturales y genéticos (8). Se realizó un estudio en Islan-
dia con pacientes de entre 20 y 70 años, midiendo la variación estacional de síntomas
tales como ansiedad y depresión. En contra de lo esperable, no se encontró variacio-
nes en dicha sintomatología entre invierno y verano para ambos sexos (9).
La prevalencia de TAE en un área geográfica concreta no solo depende de la
cantidad de luz irradiada (duración y claridad). Existen otros factores como polu-
ción, nubosidad y la escasez de luz debido a la construcción, que la afectan. Los
pacientes con TAE prefieren días fríos pero luminosos que días nublados calurosos,
Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” 369
ORIGINALES Y REVISIONES

lo que sugiere que la temperatura es menos importante que la luz natural para el
desarrollo de los síntomas en estos pacientes (10).

Etiología

La etiología del TAE no está clara. Hoy en día, se tiende a pensar que es un
trastorno multifactorial, en el que intervienen tanto factores ambientales (clima, la-
titud, factores sociales y culturales ya mencionados previamente) como genéticos.
En los últimos años, hay evidencias que sugieren que la personalidad juega
un papel importante en el desarrollo y expresión del TAE. Enns et al, realizaron un
estudio en el que se valoraba diferentes áreas de la personalidad, encontrándose
que los pacientes afectados por TAE, comparados con sujetos sanos, presentaban
más rasgos de neuroticismo, pero eran menos extrovertidos y concienzudos. Al
comparar pacientes afectados de TAE con pacientes con depresión no estacional,
se encontró que estos últimos eran más abiertos a nuevas experiencias pero menos
neuróticos. Se valoraron así mismo, los pacientes antes y después del tratamiento,
se logró menos rasgos de neuroticismo y más extroversión que antes de recibir
tratamiento. Su nivel de curiosidad así como su deseo de nuevas experiencias no se
veía modificado con el tratamiento. En resumen, la personalidad de los pacientes
con TAE parece tener características diferenciales de los que padecen depresiones
no estacionales o de los sujetos sanos (11).
Existen numerosos trabajos en los que se han investigado la influencia gené-
tica en el TAE. Se ha visto que muchos pacientes con TAE tienen también fami-
liares de primer grado afectados con la misma patología. En el TAE intervienen
diversos neurotransmisores: serotonina, noradrenalina, dopamina, melatonina….
Se han realizado diversos estudios genéticos para investigar la heredabilidad tanto
de éstos como de sus transportadores (12). En uno de ellos, en los que se cogió
un muestra de 97 pacientes frente a 71 controles, se encontró que el polimorfismo
del transportador de serotonina (5HTTLPR) está asociado tanto al TAE como a la
estacionalidad (cambios anímicos leves que ocurren de forma estacional sin que
lleguen a cumplir criterios de este trastorno) (13). El polimofismo -14386/A en la
región promotora del gen 5HT2A también se ha encontrado asociado al TAE, pero
no a la estacionalidad (14).
370 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria
ORIGINALES Y REVISIONES

Fisiopatología

La fisiopatología del TAE es todavía desconocida. Se han propuesto varios


mecanismos que influyen en su génesis de manera complementaria. Entre las hipó-
tesis existentes estarían: la alteración del ritmo circadiano, la sensibilidad retiniana
a la luz, el metabolismo anormal de la melatonina y la disminución de la secreción
de neurotransmisores.
Ritmo circadiano:
El principal marcapasos del ritmo circadiano son los núcleos supraquiasmáti-
cos (SCN), los cuales se encuentran situados en el hipotálamo anterior. La duración
de la secreción nocturna de la melatonina está controlada por un proceso endógeno
mediada por los SCN. La estimulación de los SCN pasa por una vía multisináptica
que atraviesa el núcleo paraventriculal del hipotálamo. Según los cambios en la
duración de la noche, el SCN produce ajustes proporcionales en la duración de la
secreción de melatonina, de forma que ésta es mayor en invierno y menor en vera-
no. El SCN recibe información sobre la cantidad de luz diurna a través del tracto
retinohipotalámico. Los receptores de melatonina en el hipotálamo posterior y en
el pars tuberalis de la glándula pituitaria median la mayoría de las respuestas que
tienen lugar ante los cambios en la secreción de ésta, como las alteraciones en el
estado de ánimo (15).
La base de los cambios en el estado de ánimo en los pacientes afectados por
un TAE descansa sobre la hipótesis de una alteración del ritmo circadiano relacio-
nada con un incremento en la secreción nocturna de melatonina, de forma que la
fototerapia ejercería un efecto antidepresivo corrigiendo estas alteraciones (16-17).
Esta hipótesis se apoya sobre la idea de que el TAE, con frecuencia, se inicia en
otoño, época en la cual el periodo de luz solar comienza ha disminuir (18). Existen
estudios más cercanos que validaron esta teoría al encontrar mayor prevalencia de
TAE en las latitudes altas donde el fotoperiodo es menor en invierno (19). Sin em-
bargo, otros estudios, como ya se ha comentado previamente han encontrado poco
efecto de la latitud en el desarrollo del TAE (20).
Otra hipótesis, propuesta por Lewy et al, sugiere que existe un retardo en las
fases de los ritmos circadianos, siendo esto responsable del desarrollo del TAE. Por
otra, parte, postulan que la terapia lumínica ejerce su efecto terapéutico corrigiendo
dicho desfase, hecho que no se revertiría con la luz artificial habitual (21-22).
En esta teoría también se asienta el hecho de que la fototerapia es más efecti-
va si se da por la mañana que por la tarde o la noche, de forma que la respuesta an-
tidepresiva se acompañaría de un avance en el inicio de producción de melatonina
nocturna, no ocurriendo esto si la luminoterapia se administra por la tarde (23).
De esta forma, otros factores que afecten al retardo del ciclo, como cambios
en el hábito del sueño o ciertos medicamentos, podrían ser efectivos para el TAE.
Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” 371
ORIGINALES Y REVISIONES

Existen algunos estudios a favor de administrar pequeñas dosis de melatonina, lo


que provocaría un avance de la fase circadiana, correlacionándose así mismo el
grado de respuesta clínica con el nivel de avance alcanzado (24).
Metabolismo de la melatonina:
La melatonina es sintetizada de forma rítmica por la glándula pineal a partir del
triptófano, el cual es transformado en serotonina y ésta en melatonina en la glándula
pineal que aporta la información del día y la noche a todos los tejidos del organismo.
Como ya se ha dicho anteriormente, existen niveles elevados de secreción al inicio de la
noche, comportándose como un marcador del ritmo circadiano. La fototerapia ejercería
su efecto induciendo un descenso en la secreción de melatonina durante la noche (25).
Se cree que los cambios en la duración de la luz diurna que se dan en otoño
e invierno alteran la liberación de melatonina, con un aumento de la duración del
periodo de secreción nocturna en invierno comparada con la época de verano, lo
que podría llevar a provocar alteraciones en el comportamiento y los cambios de
estado de ánimo en personas predispuestas a este trastorno (15).
Se han llevado acabo varias pruebas para validar las hipótesis acerca de la
melatonina en el desarrollo del TAE, entre las que se encuentran la manipulación
sobre la duración de la terapia lumínica, la administración de melatonina oral a
pacientes respondedores a fototerapia y la administración de betabloqueantes los
cuales suprimen la producción de melatonina.
Los estudios son contradictorios acerca del efecto de los fármacos betablo-
queantes como antidepresivos para el tratamiento del TAE, ya que su efecto blo-
queante betaadrenérgico ejerce una supresión de la secreción de melatonina. De
este modo se explica su efecto antidepresivo. Existen estudios tanto a favor como
en contra de su efectividad (25-26).
Por otra parte, volviendo a la hipótesis sobre el retraso de la fase circadiana
referida con anterioridad, como es de suponer se han planteado teorías que apoyan
un retardo en la secreción cíclica de melatonina, corregida ésta al administrar tera-
pia lumínica (27).
Disminución en la secreción de neurotransmisores:
Se han estudiado algunos neurotransmisores y sus metabolitos en lo referente
a la etiopatogenia del TAE. La hipótesis más sostenida actualmente es la que se
refiere a la serotonina.
La serotonina es un neurotransmisor sintetizado en el cerebro, con acciones
a su vez en los sistemas cardiovascular, renal, inmune y gastrointestinal. Ésta es
sintetizada a partir del amino ácido esencial triptófano. Se encuentra almacenada
en tres tipos de células: células serotoninérgicas del SNC y del plexo mientérico in-
testinal, células enterocromáticas de la mucosa gastrointestinal y en las plaquetas.
Las neuronas serotoninégicas y las células enterocromáticas son las encargadas de
su síntesis a partir del amino ácido L-triptófano (2).
372 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria
ORIGINALES Y REVISIONES

El mecanismo de acción de la fototerapia, consiste en parte, en disminuir la


depleción de triptófano presente en los pacientes con TAE. Existen estudios, en los
que han encontrado mayores niveles de triptófano en abril y mayo, mientras que
disminuye considerablemente al final del verano y principios del otoño (28).
Los contenidos de triptófano y por tanto de serotonina en el hipotálamo de
humanos postmortem tienen una variación estacional, con los mínimos niveles en-
contrados durante los meses de diciembre y enero (29). Dado el rol de la seroto-
nina hipotalámica en la regulación del apetito y satisfacción, esto podría explicar
el hecho de que los pacientes con TAE tengan mayor apetencia por carbohidratos
y aumenten de peso durante los episodios depresivos. El craving de carbohidratos
en pacientes con TAE podría definirse como una especie de automedicación, al
aumentar éstos los niveles de serotonina, de forma que se intentaría aportar precur-
sores para su síntesis (30).
Se ha encontrado que la restricción en el triptófano de la dieta está relacionada
con una disminución en la actividad de la serotonina cerebral y consecuentemente
con la aparición de síntomas depresivos. En un estudio realizado en pacientes con
TAE en fase de remisión durante los meses de verano, se administró a una parte de
los mismos una bebida rica en aminoácidos que no contenía triptófano, con lo que
experimentaron una rápida reducción en la serotonina cerebral que desencadenó un
episodio depresivo. Al resto se les administró una bebida que sí contenía triptófano,
no viéndose alterada su serotonina cerebral y no presentando recurrencia alguna (31)­.
Otros datos que van a favor de la implicación de la serotonina en el desarro-
llo de este trastorno, serían la hipersensibilidad a los agonistas serotoninérgicos,
la remisión de los síntomas con agentes serotoninérgicos, y la mejoría clínica con
fármacos precursores de la serotonina.
Además de la serotonina, se han estudiado otros neurotransmisores que podrían
estar implicados en el desarrollo de los TAE como la noradrenalina y la dopamina. Se
ha encontrado una disminución de los valores de eliminación urinaria de noradrenali-
na en pacientes tratados con fototerapia, de forma paralela a la mejoría clínica (32).
Respecto al sistema dopaminérgico, hay autores que consideran que podría
estar involucrado en el desarrollo del TAE, de forma que un estado hipodomami-
nérgico en el área nigroestriatral sería la responsable de a una regulación al alta
de receptores dopaminérgico en el córtex prefrontal (33). Sin embargo, Oren et al,
llevó a cabo estudios con fármacos dopaminérgicos (combinación de levodopa y
carbidopa) sin observarse mejoría alguna (34).
Otra hipótesis versa acerca de la acción de la dopamina sobre la prolactina.
La dopamina inhibe la secreción de prolactina por la vía tuberoinfundibular. Se
han publicado estudios contradictorios respecto a esto. Según Depue et al, parece
existir un déficit de prolactina nocturna en pacientes afectados por TAE, el cual no
se corregiría con la fototerapia a diferencia de lo que ocurre con la serotonina. Este
Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” 373
ORIGINALES Y REVISIONES

déficit de prolactina iría en correlación con la disfunción del sistema dopaminérgi-


co antes explicado (33,35).
Otras evidencias a favor de la disfunción dopaminérgica van en la línea de
la termorregulación. Comparado con sanos, los pacientes que sufren un TAE,
presentan con mayor frecuencia una alteración en su termorregulación, en for-
ma de pérdida de calor corporal durante el ejercicio en épocas de invierno, un
resultado que se normaliza después de la fototerapia y en las épocas de eutimia.
Tanto la fototerapia como las épocas de verano, podrían facilitar la funcionalidad
dopaminérgica central y normalizar así la termorregulación en estos pacientes
(36).
A nivel hormonal, se han encontrado alteraciones en los niveles de corti-
sol, tirotropina y prolactina, este último ya comentado con anterioridad. Oren
et al. realizaron un estudio para comparar sus niveles en pacientes afectados de
un TAE con respecto a sanos, así como valorar el efecto de la terapia fotolu-
mínica. Encontraron que el cortisol no diferiría entre pacientes y controles, ni
éstos se veían alterados con la fototerapia, a pesar de que generalmente en pa-
cientes con depresión los niveles de cortisol se han visto más elevados que en la
población general. Respecto a la tirotropina, tampoco existían diferencias entre
casos y controles, pero los niveles diminuían en los enfermos tras ser sometidos
a fototerapia. Por último, midieron los niveles de prolactina y se objetivaron
menores valores de prolactina, pero no se veía modificada con el tratamiento
(37).
Sensibilidad retiniana a la luz:
Algunas evidencias sugieren que los pacientes con TAE tienen déficits en
el procesamiento de la luz, llegando a desarrollar síntomas por la falta de una luz
adecuada y respondiendo favorablemente a una iluminación intensa. Se han rela-
cionado los síntomas atípicos del TAE con el déficit a la exposición a una luz diur-
na, los sujetos que se exponen a valores bajos de iluminación presentan síntomas
depresivos atípicos con más frecuencia que los más expuestos (38).

Presentación clínica

El trastorno afectivo estacional es un trastorno caracterizado por alteraciones


del humor comunes en la depresión (tristeza, ansiedad, irritabilidad, anhedonia,
astenia, dificultad para concentrarse…) que suceden habitualmente en invierno y
se resuelve en primavera. El TAE suele estar caracterizado por síntomas atípicos:
aumento del apetito, hipersomnia y aumento de peso. El deseo sexual suele estar
disminuido (39-40).
374 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria
ORIGINALES Y REVISIONES

Dentro del espectro del trastorno de la conducta alimentaría, se encuentran


síntomas del trastorno por atracones, el cual se haya asociado a los síntomas depre-
sivos atípicos, prediciendo la gravedad de éstos la gravedad de los atracones (41).
Característicamente, los episodios depresivos mayores estacionales suelen
ser más severos que los que no cumplen esta condición. La presentación es más
frecuente en mujeres, y un tercio de las mismas presentan alteraciones menstruales.
Por último, suele ir acompañado por dificultades en las relaciones interpersonales
que conlleva una repercusión funcional en la vida social, familiar y laboral de los
pacientes (tabla 1).
Tabla 1
Síntomas comunes en el Trastorno Afectivo Estacional (6,8,12)
CLÍNICA DEL TAE
Disminución de la actividad física 96%
Tristeza 96%
Ansiedad 86%
Aumento del apetito 65%
Disminución del apetito 15%
Craving por Hidratos de Carbono 70%
Aumento de peso 74%
Disminución de peso 7%
Disminución del deseo sexual 68%
Aumento del tiempo total de sueño 76%
Alteraciones menstruales 66%
Dificultades laborales 84%

Dentro de la comorbilidad del TAE, las enfermedades más frecuentemente aso-


ciadas son el trastorno de ansiedad generalizada, fobias específicas, fobia social y
el Trastorno de la personalidad de tipo evitativo. Se ha visto también que muchas
pacientes con Bulimia Nerviosa presentan síntomas de depresión estacional (42-43).

Diagnóstico

El diagnóstico del trastorno afectivo estacional es básicamente clínico, ba-


sado en un patrón recurrente de depresiones invernales. La realización de pruebas
complementarias está indicada para descartar posibles patologías orgánicas cau-
santes del cuadro.
Los criterios clínicos más utilizados son los del Manual Diagnóstico y Esta-
dístico de los Trastornos Mentales (DSM 5) (3-4). (cuadro 1). El TAE aparece en el
DSM 5 como un especificador del trastorno depresivo mayor recurrente (3).
Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” 375
ORIGINALES Y REVISIONES

Cuadro 1.
Criterios diagnósticos para el trastorno afectivo estación en DSM- 5 (3,4)
Criterios diagnósticos para TAE

A. Ha habido una relación temporal regular entre el inicio de los episodios de depresión mayor en el trastorno
de depresión mayor y un momento del año particular (por ej en otoño o invierno).
B. Las remisiones totales (o un cambio de depresión mayor a manía o hipomanía) también se producen en un
momento del año característico (por ej la depresión desaparece en primavera).
C. En los últimos dos años se han producido dos episodios de depresión mayor que demuestran la relación
estacional definida más arriba y episodios de depresión mayor no estacional durante el mismo periodo.
D. El número de episodios de depresión mayor estacionales supera notablemente el de episodios de depresión
mayor no estacionales que pueden haber sucedido a lo largo de la vida del individuo.

Tratamiento

Para el tratamiento del TAE existen hoy en día diferentes herramientas tera-
péuticas, entre las que se encuentra la fototerapia, farmacoterapia y la psicoterapia.
Terapia lumínica:
Gollen et al, realizaron un meta-análisis con objetivo de consolidar la base
de pruebas existentes sobre la eficacia de la terapia lumínica en los trastornos afec-
tivos. En total 20 se incluyeron 20 estudios en el metaaálisis. Se encontró que la
fototerapia estaba asociada a una disminución significativa en la sintomatología
depresiva tanto en trastornos afectivos estacionales como en no estacionales (44).
Las indicaciones de la fototerapia se recogen en las tablas 2 y 3 (45).
Tabla 2.
Indicaciones de la fototerapia (44)
• Depresión estacional no psicótica bien documentada.
• Episodios depresivos en invierno, sin existencia un trastorno depresivo mayor recurrente.
• Episodios depresivos en invierno, sin existencia de un TAB II
• Episodios depresivos estacionales leves

Tabla 3.
Fototerapia como primera línea de tratamiento (44)
• No existencia de riesgo suicida.
• Contraindicación médica para toma de antidepresivo.
• Antecedentes personales de buena respuesta.
• El paciente lo requiere.
• Indicado por un terapeuta experto.

La dosis inicial de administración debe ser de 15-20 min al día y gradualmen-


te ir aumentando hasta 30-45 min de exposición a 10000 lux (unidad photométrica)
(luz de oficina: <500 lux, luz solar en un día nublado: <5000, luz natural en un día
soleado: >50000). Esta dosis es suficiente para revertir los síntomas en la mayoría
de los pacientes. La duración del tratamiento media debe ser de unas 2-4 semanas,
376 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria
ORIGINALES Y REVISIONES

ya que el efecto antidepresivo pleno de la fototerapia tarda unas 3 semanas en apa-


recer (46).
Los estudios sobre la hora de administración de la luminoterapia han encon-
trado resultados contradictorios. Parece que las sesiones por las mañanas produ-
cen mejores resultados que las administradas por las tardes, aunque éstas sí son
superiores al placebo. La terapia lumínica debe ser siempre administrada por un
terapeuta experto y documentado (45).
Los efectos secundarios más comunes de la terapia lumínica son: enrojeci-
miento ocular, dolor de cabeza, fatiga, irritabilidad, sensibilidad a la luz, y riesgo
de precipitar un episodio maniaco en pacientes bipolares (45).
Tratamiento farmacológico:
Las indicaciones de tratamiento farmacológico para el TAE quedan reflejadas
en la tabla 4 (45).
Tabla 4.
Indicaciones de tratamiento farmacológico (44)
• Riesgo alto de suicidio
• Antecedentes de buena respuesta a antidepresivos.
• Daño funcional significativo.
• Antecedentes de Trastorno Afectivo moderado-severo.
• Preferencia del paciente.
• Tratamiento fallido con terapia lumínica

Los fármacos más estudiados para el tratamiento del TAE han sido los ISRS,
especialmente la fluoxetina. Un estudio comparó la fluoxetina a 20mg/día frente al
placebo, hallando una mejoría en cuanto a la tasa de respuesta clínica (mejoría en
un 50% respecto a la situación basal), pero sin significación estadística en cuanto
a la mejoría en el conjunto de las puntuaciones de la depresión según la escala de
Hamilton Depresión Rating Scale (47).
El estudio CAN-SAD comparó la eficacia de la fototerapia frente a la fluoxeti-
na. La fototerapia mostró respuesta más temprana y menor número de efectos secun-
darios, pero sin diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la respuesta
clínica entre las dos medidas terapéuticas. En este estudio, se sugería que para la
elección de uno u otro tratamiento debe tenerse en cuenta otros aspectos como: fac-
tores clínicos añadidos, enfermedades concomitantes o preferencia del paciente (48).
Otros ISRS que cuentan con estudios positivos son: sertralina (49) y escita-
lopram (50). Se han estudiado también ISRN como la reboxetina con resultados
positivos en cuanto a respuesta clínica pero con mayores efectos secundarios que
los ISRS (50).
Recientemente, se comprobó en tres estudios prospectivos, randomizados,
controlados con placebo, que el bupropion es eficaz tanto como tratamiento para el
Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” 377
ORIGINALES Y REVISIONES

episodio depresivo agudo como medida profiláctica, reservándose en este caso para
pacientes con episodios depresivos frecuentes y/o daño significativo. Se recomien-
da iniciar a dosis de 150 mg/día durante una semana y posteriormente aumentar a
300mg/día. El tratamiento profiláctico debe empezarse en otoño, cuando los pa-
cientes están todavía asintomáticos, y retirarse progresivamente en primavera. Las
recurrencias de depresión fueron menores en pacientes tratados con bupropion en
comparación con los que fueron asignados a placebo (13% vs 21%, 19% vs 30%,
16% vs 31%) Actualmente, éste es el único fármaco aprobado para este uso por
la FDA. (51, 52). El bupropion podría ser una buena opción terapéutica dado su
eficacia para los síntomas atípicos de la depresión (53).
Existen escasos datos sobre el beneficio de mantener el tratamiento farmaco-
lógico más allá del episodio depresivo agudo. La mayoría de los estudios publica-
dos, se han realizado en un corto periodo de tiempo (8 semanas) y no aportan datos
a este tema. Hay algunos estudios que aconsejan mantener el tratamiento después
del episodio, ya que sugieren una recurrencia del 50-70% en el momento de la sus-
pensión farmacológica (54).
Otros tratamientos:
Otros fármacos como los betabloqueantes (26), o medidas psicoterapeúticas
como la terapia cognitivo-conductual (55) han sido menos estudiadas pero también
podrían ser eficaces.
Se aconseja, así mismo, pasar por los menos 30 minutos al día fuera de casa,
hacer ejercicio al aire libre y aumentar la iluminación interior del hogar o lugar de
trabajo.
Tratamiento futuro:
Se debe realizar más estudios sobre el trastorno afectivo estacional para lle-
gar a un mejor conocimiento tanto de su fisiopatología como de su tratamiento y
manejo.
Es necesario concienciar de la existencia de los trastornos afectivos estacio-
nales para lograr un mejor reconocimiento del trastorno entre los médicos de aten-
ción primaria, especialistas y pacientes.

Bibliografía:

(1) Rosenthal NE, Sack DA, Gillin JC, Lewy AJ, Goodwin FK, Davenport Y, et al. Seasonal
affective disorder: a description of the syndrome and preliminary findings with light therapy. Arch
Gen Psychiatry 1984; 41:72-80.
(2) Gupta A, Sharma PK, Garg VK, Singh AK, Mondal SC. Role of serotonin in seasonal
affective disorder. European Review for Medical and Pharmacological Sciences 2013;17:49-55
378 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria
ORIGINALES Y REVISIONES

(3) American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disor-
ders (DSM 5). Washington, DC: American Psychiatric Association 2013.
(4) Rosenthal NE. Issues for DSM-V: Seasonal Affective Disorder and Seasonality. Am J
Psychiatry 2009; 166:8.
(5) Magnusson A. An overview of epidemiological studies on seasonal affective disorder.
Acta Psychiatr Scand 2000; 101-176.
(6) Partonen T, Lönnqvist J. Seasonal affective disorder. The Lancet 1998; 352: 1369-74.
(7) Holloway LE, Evans S. Seasonality of depression referrals in older people. Community
Ment Health J 2014; 50:336-338.
(8) Mersch PP, Middendorp HM, Bouhuys Al, Beersma DG, Van den Hoofdakker RH. Sea-
sonal affective disorder and latitude: a review of the literature. J Affect Disord 1999; 53 (1):35.
(9) Magnusson A, Axelsson J, Karlsson MM, Oskarsson H. Lack of seasonal mood change
in the Icelandic population: results of a cross sectional study. Am J Psyquiatry 2000; 157(2)234-8.
(10) Danilenko KV, Levitan RD. Seasonal affective disorder. En: Handbook of clinical Neu-
rology. Neurobiology of Psychiatric Disorders, 2012; p. 279-289.
(11) Enns MW, Cox BJ, Levitt AJ, Levitan RD, Morehouse R, Michalak EE, et al. Personali-
ty and seasonal affective disorder: Results from the CAN-SAD study. Journal of Affective Disorders
2006; 35-42.
(12) Sher L. Genetic Studies of Seasonal Affective Disorder and Seasonality. Comprehensi-
ve Psychiatry 2001; 105-110.
(13) Rosenthal NE, Mazzanti CM, Barnett RL, Hardin TA, Turner EH, Lam GK, et al. Role
of serotonin transporter promoter repeat length polymorohism (5-HTTLPR) In seasonality and seaso-
nal affective disorder. Molecular Psychiatry 1998; 3:175-7.
(14) Enoch MA, Goldman D, Barnett R, Sher L, Mazzanti CM, Rosenthal NE. Association
between seasonal affective disorder and the 5-HT2A promoter polymorphism, -1438G/. Mol Psychia-
try 1999; 4:89-92.
(15) Wehr TA, Duncan WC, Sher L, Aeschbach D, Schwartz PJ, Turner EH, Postolache TT,
et al. A circadian signal of change of season in patients with seasonal affective disorder. Arch Gen
Psychiatry. 2001; 58:1108-1114.
(16) Sher L. Aetiology and pathogenesis of mood disorders. Q J Med. 2003; 96: 309-313.
(17) Desan PH, Oren DA. Is seasonal affective disorder a disorder of circadian rhythms?
CNS Spectrums. 2001; 247-58.
(18) Rosenthal NE, Sack DA, Gillin JC, Lewy AJ, Goodwin FK, Davenport Y, et al. Seasonal
affective disorder: a description of the syndrome and preliminary findings with light therapy. Arch
Gen Psychiatry. 1984; 41:72-80.
(19) Rosen LN, Targum SD, Terman M, Bryant MJ, Hoffman H, Kasper SF, et al. Prevalence
of seasonal affective disorder at tour latitudes. Psychiatry Res. 1990; 31:131-44.
(20) Mersch PP, Middendorp HM, Bouhuys AL, Beersma DG, Van den Hofdakker RH. Sea-
sonal affective disorder and latitude: a review of the literature. J Affective Disord. 1999; 53 :35-48.
(21) Lewy AJ, Sack RL, Singer CM. Treating phase-typed chronobiological sleep and mood
disorders using appropriately timed bright artificial Light. Psychopharmacology Bull. 1985; 21: 368-72.
(22) Lewy AJ, Sack RL, Singer CM, White DM, Hoban TM. Winter depression and the
phase-shift hypothesis for bright light´s therapeutic effects: history, theory, and experimental eviden-
ce. J Biol Rhythms 1988; 3:121-34.
Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” 379
ORIGINALES Y REVISIONES

(23) Lewy AJ, Sack RL, Miller LS, Hoban TM. Antidepressant and circadian phase-shifting
effects of light. Science 1987; 235:352-4.
(24) Lewy AJ, Bauer VK, Bish HA, Evces CE, Hasler BP, Emens JS et al. Antidepressant
response correlates with the phase advance in winter depressives. Soc Light Treatment Biol Rhythms
Abst 2000; 12:22.
(25) Lewy AJ, Sack RL, Singer CM, White DM. The phase shift hypothesisi for bright light´s
therapeutic mechanism of action: theoretical considerations and experimental evidence. Psychophar-
macol 1987; 23 :349-53.
(26) Rosenthal NE, Jacobsen FM, Sack DA, Arendt J, James SP, Pary BL, et al. Atenolol in
seasonal affective disorder: a test of the melatonin hypothesis. Am J Psychiatry 1988; 145:52-6.
(27) Schlager DS: Early-morning administration of short-acting beta blockers for treatment
of winter depression. Am J Psychiatry 1994; 151:1383-5.
(28) Terman M, Terman JS, Quintkin FM, Cooper TB, Lo ES, Gorman JM, et al. Response
of the melatonin cycle to phototherapy for Seasonal Affective Disorder. Short note. J Neural Transm
1988; 72: 147-65.
(29) Carlsson A, Svennerhom L, Winblad B. Seasonal and circadian monoamine variations
in human brain examined post mortem. Acta Psychiatr Scand (suppl) 1980;280:75-83.
(30) Fernstrom JD, Wurtman RJ. Brain serotonin content: increase following ingestion of
carbohydrate diet. Science 1971; 174: 1023-1025.
(31) Neumeister A, Turner EH, Matthews JR, Postolache TT, Barnett RL, Rauh M, et al.
Effects of Tryptophan Depletion vs Catecholamine Depletion in patients with seasonal affective di-
sorder in remission with light therapy. Arch Gen Psychiatry. 1998; 55(6):524.
(32) Anderson JL, Vasile RG, Money JJ, Bloomingdale KL, Samson JA, Schildkraut JJ.
Changes in norepinephrine output following light therapy for fall/winter seasonal depression. Biol
Psychiatry 1992;32:700-4.
(33) Depue RA, Arbisi P, Spoont MR, Leon A, Ainsworth B, Dopamine functioning in the
behavioral facilitation system and seasonal variation in behavior: normal population and clinical stu-
dies. En: Rosenthal NE, Blehar MC; editors. Seasonal affective disorders & phototherapy. New York:
The Guidford Press; 1989.
(34) Oren DA, Moul DE, Schwartz PJm Wehr TA, Rosenthal NE. A controlled trial of le-
vodopa plus carbidopa in the treatment of winter seasonal affective disorder: A test of the dopamine
hypothesis. J Clin Psychopharmacol 1994; 14:196-200.
(35) Oren DA, Levendosky AA, Kasper S, Duncan CC, Rosenthal NE. Circadian profiles of
cortisol, prolactin, and thyrotropin in seasonal affective dirsorder. Biol Psychiatry 1996; 39:157-70.
(36) Arbisi PA, Depue RA, Krauss S, Spoont MR, Leon A, Ainsworth B, et al. Heat-loss
response to a termal challenge in seasonal affective disorder. Psychiatry Res 1994; 52:199-214.
(37) DA, Levendosky AA, Kasper S, Duncan CC, Rosenthal NE. Circadian profiles of corti-
sol, prolactin, and thyrotropin in seasonal affective disorder. Biol Psychiatry 1996; 39:157-170.
(38) Fresno D, Pedrejón C, Benaberre A, Valle J, Arrauxo A, Vieta E. Trastorno Afectivo
Estacional. JANO. 2006; 14-20.
(39) Wirz-Justice A, Graw P, Kräuchi K, Wacker HR. Seasonality in affective disorders in
Switzerland. Acta Psychiatr Scand. 2003; 10 (8 Suppl) 418:92-5.
(40) Tam EM, Lam RW, Robertson HA, Stewart JN, Yatham LN, Zis AP. Atypical depressive
symptoms in seasonal and non-seasonal mood disorders. J Affect Dis. 1997;44:39-44.
380 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria
ORIGINALES Y REVISIONES

(41) Donofry SD, Roecklein KA, Rohan KJ, Wildes JE, Kamarck ML. Prevalence and corre-
lates of binge eating in seasonal affective disorder. Psychiatr Research. 2014; 30; 217 (1-2):47-53.
(42) Reichborn-Kjennerud T, Lingjaerde O, Dahl AA. Personality disorders in patients with
winter depresión. Acta Psychiatr Scand 1994;90:413-19.
(43) Lam RW, Solyom L, Tompkins A. Seasonal mood symptoms in bulimia nervosa and
seasonal affective disorder. Compr Psychiatry 1991; 32:552-58.
(44) Golden RN, Gaynes BN, Ekstrom RD, Hamer RM, Jacobsen FM, Suples T, et al. The
efficacy of Light therapy in the treatment of mood disorders: a review and meta-analysis of the evi-
dence. Am J Psychiatry 2005;162 (4): 656-662.
(45) Lam RW, Levitt AJ. Clinical guidelines for the treatment of seasonal affective disorder.
Vancouver: Clinical & Academic Publishing; 1999.
(46) Eastman CI, Young MA, Fogg LF, Liu L, Meaden PM. Bright light treatment of winter
depression: a placebo-controlled trial. Arch Gen Psychiatry 1998; 55 (10): 883.
(47) Lam RW, Gorman CP, Michalon M, Steiner M, Levitt AJ, Corral MR, et al. Multicenter,
placebo-controlled study of fluoxetine in seasonal affective disorder. Am J Psychiatry 1995; 152 (12): 1765.
(48) Lam RW, Levitt AJ, Levitan RD, Enns MW, Morehouse R, Michalak EE, et al. The
Can-SAD study: a randomized controlled trial of the effectiveness of light therapy and fluoxetine in
patients with winter seasonal affective disorder. Am J Psychiatry 2006; 163:805-812.
(49) Moscovitch A, Blashko CA, Eagles JM, Darcourt G, Thompson C, Kasper S, et al. A
placebo-controlled study of sertraline in the treatment of outpatients with seasonal affective disorder.
Psychopharmacology (Berl) 2004; 171: 390-7.
(50) Pjerk E, Konstantinidis A, Assem-Hilger E, Praschak-Rieder N, Willeit M, Kasper S, et
al. Therapeutic effects of escitalopram and reboxetine in seasonal affective disorder: A pooled analy-
sis. Journal of Psychiatric Research 2009; 792-797.
(51) Modell JG, Rosenthal NE, Harriett AE, Krishen A, Asgharian A, Foster VJ, et al, Wight-
man DS. Seasonal affective disorder and its prevention by anticipatory treatment with bupropion XL.
Biol Psychiatry 2005; 58(8):658.
(52) Niegmegeers P, Dumont GJ, Patteet L, Neels H, Sabbe Bg, Bupropion for the treatment
of seasonal affective disorder. Expert Opin Drug Metab Toxicol 2013; 9 (9): 1229-40.
(53) Seo HJ et al. An open-label, rater-blinded, 8-week trial of bupropion hydrochloride
extended-release in patients with major depressive disorder with atypical features 2013; 46(6): 221-6.
(54) Thompson C, Raheja SK, King EA. A follow-up study of seasonal affective disorder. Br
J Psychiatry 1995; 167:380.
(55) Rohan KJ, Roecklein KA, Lindsey KT, Johnson LG, Lippy RD, Lacy TJ, et al. A ran-
domized controlled trial of cognitive-behavioral therapy, light therapy, and their combination for
seasonal affective disorder. Journal of Consulting and Clinical Psychology 2007; 489-500.
ORIGINALES BREVES
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 383-386. doi: 10.4321/S0211-57352015000200011

Psicoterapia grupal en duelo. Experiencia de la psicología


clínica en Atención primaria.
Group psychotherapy in a grief. Experience of Clinical Psychology in Primary Health Care.

Rosa María Espinosa Gil a, María José Campillo Cascales b, Ascensión Garriga Puerto c, Julio
César Martín García-Sancho d.

ayb
Psicóloga Interna Residente. Unidad Docente Multiprofesional de Salud Mental de la Región de Murcia, Es-
paña. c y d Psícologo clínico. Subdirección General de Salud Mental. Servicio Murciano de Salud, Murcia, España.

Correspondencia: Rosa María Espinosa (rmariaeg@yahoo.es)


Recibido: 07/04/2014; aceptado: 24/07/2014

RESUMEN: La “Estrategia en Salud Mental del Sis- ABSTRACT: The “Strategy for Mental Health
tema Nacional de Salud” recomienda crear recursos NHS” group recommends creating resources for
grupales para los trastornos mentales comunes y ha- common mental disorders in primary care. The
cerlo en atención primaria, siendo el duelo motivo de grief is a complaint frequently. By introducing
consulta frecuente. psychological interventions in primary care in
Al introducir las intervenciones psicológicas en Aten- Murcia, the team introduced brief psychological
ción Primaria en Murcia, se propone al equipo de treatments proven to common disorders. The work
médicos tratamientos breves de probada eficacia para with a group of psychotherapy focused on the duel
trastornos frecuentes. El trabajo realizado con un grupo has been aimed, for to avoid chronicity.
de psicoterapia grupal centrado en el duelo ha tenido
The treatments are applied by a resident in clinical
como finalidad, evitar la cronicidad. Los tratamientos
psychology. The group format as the most efficient
son aplicados por un residente de psicología clínica. Se
elige el formato grupal por ser el más eficiente. is chosen.
El grupo se desarrolla en 6 sesiones, con evaluación The group develops in 6 sessions, with (pre-post)
(pre-post) estandarizada. En el duelo se utilizan el standardized assessment. In the duel the BDI, the
BDI, el STAI y el Inventario de Texas Revisado de STAI and the Texas Revised Inventory of Grief
Duelo. Las sesiones son de corte cognitivo conductual, are used. The sessions are of cognitive behavioral
teniendo en cuenta el componente emocional. court, considering the emotional component. Re-
Se exponen los resultados y reflexiones del trabajo. sults and reflections of the work are presented.
Palabras Clave: duelo, atención primaria, psi- Key Words: grief, primary health care,
coterapia. psychotherapy.

Introducción

La “Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud” recomienda


crear recursos grupales para los trastornos mentales comunes y hacerlo en atención
primaria A.P. El duelo es motivo de consulta muy frecuente siendo habitual, aplicar
tratamiento farmacológico. Con el fin de introducir por primera vez las interven-
ciones psicológicas en AP por parte de los residentes de psicología clínica, se pro-
pone al equipo del centro una serie de tratamientos breves de probada eficacia. Uno
de ellos, va dirigido al duelo con la finalidad de evitar la cronificación. Se elige el
formato grupal por ser el más eficiente y los tratamientos son aplicados por un resi-
dente de psicología clínica. Consideramos que en el servicio público el duelo debe
384 R.M. Espinosa, M.J. Campillo, A. Garriga, J.C. Martín
ORIGINALES BREVES

ser abordado por especialistas en psicología clínica. Si la competencia profesional


no es la adecuada, las intervenciones pueden ir en detrimento de la evolución del
duelo, Payás (1).Los predictores de riesgo de mala evolución del duelo deben ser
considerados a la hora de aplicar un tratamiento psicoterapéutico y/o farmacoló-
gico. Landa y García (2) consideran que la AP es el lugar ideal para intervenir en
duelo, siendo el médico de familia el primer eslabón. Un estudio realizado por la
Generalitat de Catalunya, apoyo la creación de servicios de atención al duelo espe-
cializado, más allá de lo que proveen las redes sanitarias y de atención primaria.

Objetivos

Detectar los posibles indicadores de riesgo. Evitar la “patologización” del


mismo junto al inevitable sufrimiento. Evitar el uso de medicación innecesaria.
Tratar un número elevado de pacientes con una frecuencia óptima (semanal).

Método Instrumentos

En la primera sesión se realizó la recogida de datos cuya finalidad fue de-


tectar posibles factores de riesgo: Inventario de depresión de Beck (3), Inventario
de ansiedad estado rasgo (4), Inventario Texas revisado de duelo (adaptación al
castellano), (5) y Cuestionario de satisfacción.

Participantes: Se formó un grupo terapéutico con los pacientes derivados por


los médicos de familia, constituido por siete personas (6 mujeres y 1 hombre). La
edad estuvo comprendida entre 21 y 60 años y nivel sociocultural medio. Al inicio
del grupo cuatro de los siete (57%), se encontraban de baja laboral por sintomatolo-
gía de duelo “ansioso depresiva” y otro 57% habían iniciado tratamiento psicofar-
macológico con antidepresivos. Dos presentaban antecedentes de depresión leve.
Procedimiento: El grupo se desarrolla en 6 sesiones, semanalmente, de una
hora de duración, con evaluación (pre-post) estandarizada. Psicoterapia de corte
cognitivo conductual, con ejercicios vivenciales. El objetivo principal del grupo se
centró en el asesoramiento, (aquella ayuda psicológica dirigida a facilitar un duelo
normal, con el objetivo de aliviar el sufrimiento, proveer confort, normalizar la
vivencia y reducir el aislamiento), Payás(6).
Descripción de las sesiones: Primera sesión: Presentación, normas grupales
según Worden (7), objetivos y expectativas. Evaluación previa. Segunda sesión:
Psicoterapia grupal en duelo. Experiencia de la psicología clínica en atención primaria 385
ORIGINALES BREVES

Profundización en el componente emocional, mediante ejercicios vivenciales.


Tercera sesión: Psicoeducación sobre qué emociones eran predominantes en ese
momento. Aunque las fases descritas por Kübler Ross y Kessler (8), han podido
quedar obsoletas tras la investigación que se ha ido desarrollando en los últimos
años sobre duelo, en éste grupo sirvieron de guía y de mayor clarificación que otras
fases descritas. Cuarta sesión: “Casa de las tres paredes” :Metáfora de alguien que
ha perdido un hijo y que debe reconstruir de nuevo una casa, haciendo alusión a las
personas que quieren olvidar el suceso pronto y los que realmente comprenden el
proceso y están dispuestas a ayudar, Neimeyer (9).Junto a esto se realizó análisis de
los apoyos principales. Se produjo espontáneamente una conducta altruista. Quin-
ta sesión: Reflexiones sobre la vida actual y diseño de la nueva vida. Tras cuatro
sesiones fueron capaces de elaborar una nueva narrativa. Sexta sesión: Recapitula-
ción, conclusiones y evaluación final.
Resultados: Tras las seis semanas de intervención psicológica se aprecian las
siguientes mejoras clínicas subjetivas: Los sujetos manifestaron haberse sentido
más comprendidos y escuchados por parte del grupo, considerando el grupo bene-
ficioso. A su vez se generó una respuesta altruista, desde los sujetos con mayores
fortalezas y apoyo social hacia los que menos posibilidades presentaban. Manifes-
taron cambios respecto a cómo se sentían al principio y al finalizar el grupo. En
el cuestionario de satisfacción se obtuvo una puntuación media del 95,6%. De los
cuatro sujetos que presentaron incapacidad laboral transitoria, un 75% consiguen
reincorporarse a su trabajo en el transcurso del grupo. De los cuatro pacientes que
iniciaron tratamiento farmacológico antidepresivo, se consiguió una reducción en
el 75% de los casos, si bien la suspensión del tratamiento no fue posible dada la
corta duración del grupo. Se observa una reducción en las puntuaciones después
del tratamiento grupal tanto en el STAI estado y rasgo como en el Inventario de
Texas revisado para duelo, no alcanzando significación estadística, no obstante en
el inventario de Texas se observa un considerable aumento en la percepción de los
sentimientos que sucedieron en el momento de la pérdida afectiva, que podría te-
ner relación con el trabajo psicoterapéutico realizado a nivel experiencial, y no ser
indicativo de un empeoramiento del proceso, sino como una forma de asimilación
del duelo. Si aparecen diferencias significativas en los niveles de depresión (p <
0,000), obteniendo una importante mejoría. Dos sujetos abandonaron el grupo. El
más joven tras la primera sesión y en la quinta otra usuaria por sufrir otra nueva
pérdida. El resto de sujetos realizaron el tratamiento grupal completo.
Conclusiones: La intervención grupal en duelo en AP, mejora la relación
coste-beneficio, por la inmediatez del servicio, la no patologización del mismo, la
reducción psicofarmacológica en algunos casos y la reincorporación laboral que se
consigue. Se observa que existe una alta predisposición a prescribir psicofármacos
Sería recomendable seguir las recientes investigaciones sobre duelo que señalan la
386 R.M. Espinosa, M.J. Campillo, A. Garriga, J.C. Martín
ORIGINALES BREVES

conveniencia de evitar la intervención farmacológica como primera elección. Una


limitación del estudio es lo reducido de la muestra, pero pone de manifiesto un
modelo de intervención eficiente y de breve duración en AP que requiere mayores
estudios para obtener resultados estadísticamente más robustos.

Bibliografía

(1) Payás, M. Intervención grupal en duelo. Duelo en Oncología. Sociedad española de


oncología médica,2007.pp169-182.
(2) Landa, V. y García, J.A. Guía Clínica sobre el Duelo. Guías clínicas; 2007;7:26.
(3) Beck AT, Ward CH, Mendelson M, Mock J y Erbaugh J. An inventory for measuring
depression. Arch Gen Psychiatry 1961, 4,pp 561-571.
(4) Spielberger CD, Gorsuch RL y Lushene RE. Manual for the State-Trait Inventory. 1970.
Palo Alto: Consulting Psychological Press.
(5) García JA, Landa V, Trigueros MC y Gaminde I. Inventario Texas Revisado de Duelo
(ITRD): adaptación al castellano, fiabilidad y validez. Atención Primaria. 2005; 35. pp 353-8.
(6) Payás, M. Intervención grupal en duelo. Duelo en Oncología. Sociedad española de
oncología médica 2007.pp169-182.
(7) Worden JW. El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona
Paidós, 1998.
(8) Kübler Ross E, Kessler D. The five stages of grief. En Library of Congress Catalogin in
Publication Data (Ed.), On grief and grieving (pp 7-30). New York: Scribner, 2005.
(9) Neimeyer R. Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo. Barcelona: Paidos,
2002.
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA
Y HUMANIDADES
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 389-400. doi: 10.4321/S0211-57352015000200012
389
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

Reflexiones nerviosas
De huecos y de rellenos.
Juan Medrano
Médico psiquiatra. Red de Salud Mental de Bizkaia.
oban@telefonica.net

Neil deGrasse Tyson es un astrofísico, arco iris o que se sucedieran las estaciones.
escritor y divulgador científico estadouni- Pero con el paso del tiempo y con el progre-
dense que en la actualidad dirige el Planeta- so de lo que llamamos Ciencia, personaliza-
rio Hayden en el Centro Rose para la Tierra do en figuras como Theodoric von Friberg
y el Espacio, en Nueva York. Es especial- (descubridor del fundamento del arco iris en
mente conocido por sus intervenciones en el siglo XV), Copérnico, Galileo, Newton,
medios de comunicación, en las que con un Faraday, Halley, Darwin, Einstein y tantos
estilo ameno y desenfadado se afana por ex- otros, el conocimiento humano se ha ido ex-
tender información científica sobre temas no pandiendo, haciendo que esos huecos sean
siempre fáciles de digerir. Viene a ser, para cada vez más angostos o simplemente se re-
que nos entendamos, un a modo de Carl Sa- llenen de conocimiento. De esta manera los
gan contemporáneo, pero en afroamericano, parones de la explicación científica son me-
zumbón y con bigote. En sus charlas Tyson nos frecuentes e insuperables y por lo tan-
habla a menudo de lo que llama el “Dios de to, es menos necesaria la invocación a una
los huecos” (God of gaps), para referirse al voluntad de orden superior para dar cuenta
recurso histórico a Dios para rellenar la falta algo que la Ciencia es incapaz de esclarecer.
de conocimiento científico del ser humano; Paréntesis: en la asistencia sanitaria,
lo cuenta, por ejemplo, en: https://www. la psique, lo psicosomático o simplemente
youtube.com/watch?v=pwCt7WWiPXA. los nervios, vienen a ser el equivalente del
Según su razonamiento, a lo largo de la Dios de los huecos de Tyson. Esto sucede a
Historia, el desconocimiento sobre el meca- menudo, primero, al nivel particular del pa-
nismo de funcionamiento de los fenómenos ciente con síntomas de expresión somática
naturales ha hecho necesario recurrir a la para los que por el motivo que sea no se en-
figura de Dios (o de los dioses) para expli- cuentra un origen y que es por ello remitido a
car cualquier evento cuyo sentido no fuera Salud Mental con la etiqueta de somatizador
asequible al conocimiento humano. Así, los a pesar de que con el tiempo, la dedicación
días y las noches se sucedían por volun- y el interés suficientes pudiera encontrársele
tad divina, como era designio de Dios que una enfermedad física claramente relaciona-
los seres humanos caminaran y hablasen da con su malestar (1). Puede así diagnosti-
y tuvieran una marcada aversión hacia las carse de “histeria” a una mujer portadora de
serpientes, quienes, por supuesto, reptaban dos síntomas somáticos peculiares (boca ar-
porque así lo había dictado el plan divino, al diente y vulvodinia) para los que por su apa-
igual que había determinado que el sol diera rición en la misma persona y de una manera
luz y calor, que tras la lluvia apareciera el prácticamente simultánea también podría
390 J. Medrano
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

considerarse como explicación alternativa ¿La mirada torva de mi vecina? ¿Puede ser
un desequilibrio microbiano inducido por que olvidase santiguarme al salir de casa?).
amoxicilina-clavulánico o alguna otra bom- Otro divulgador científico, Michael
ba antibacteriana. A un nivel más general, Shermer, habla de que la estructura cogniti-
la “Psicosomática” ha sido un eficaz relle- va de nuestra especie nos obliga de alguna
nahuecos en la explicación, entre otras, de manera a encontrar lo que él llama “agen-
la úlcera gástrica (considerada ahora una ticity” y “patternicity” (4). La primera, que
enfermedad infecciosa, lo que, por cierto, traduciremos libre y cacofónicamente como
borra de un plumazo diferencias individua- “agentidad”, es la tendencia humana a creer
les), mientras que la atribución a factores que el mundo está controlado por agentes
psicológicos del origen de la fibromialgia -la invisibles intencionales, es decir, dotados de
enfermedad que gozó de menos considera- una intención, de una disposición o voluntad
ción en una encuesta entre médicos y estu- a hacer que las cosas que vemos y vivimos
diantes de Medicina de un país serio como sean de una determinada forma. La agentidad
Noruega (2)- sirve para que las personas está en la base de la atribución a los dioses (o
afectadas sufran no solo los síntomas, sino al Dios judeocristiano) de la estructura y el
el hecho de ser muy frecuentemente etique- funcionamiento del cosmos, por lo que enla-
tadas de marineuras y que sean sistemática- za con el Dios de los huecos de Tyson, pero
mente derivadas a centros de Salud Mental, también sirve para atribuir determinados su-
en una actitud que sería parangonable a la cesos al diablo, a los espíritus, a las ánimas,
derivación a Medicina Interna o Infecciosas a las meigas o a las sorgiñes, según de donde
de toda persona diagnosticada de esquizo- sea cada cual. El segundo elemento lo tradu-
frenia, basándonos en una no demostrada ciremos por “búsqueda de estructura”; sí: es
teoría vírica de la enfermedad. En el caso una traducción horrible, pero no me ocurre
de la fibromialgia, además, se trata de un nada mejor, y suena menos mal que agenti-
padecimiento mayoritariamente femenino, dad, ¿no? Para que no haga tanto daño a la
con lo que para algunos se resuelve el enig- vista al leerlo lo convertiré en BdE. La BdE
ma de dónde se ha escondido la “histeria” es la tendencia a encontrar patrones o estruc-
en nuestros tiempos. Y ya tenemos el hueco turas significativas en lo que en realidad es
rellenado, sin necesidad de invocar a más un ruido sensorial o perceptivo carente de
dioses que a la tradición psiquiátrica (que, significado. Esta tendencia cognitiva está
hay reconocerlo, es una divinidad poderosa). claramente emparentada con la apofenia de
Cerrado el paréntesis, el Dios de los Conrad, esa experiencia consistente en ver
huecos de Tyson revela, en el fondo, la ne- patrones, conexiones, o ambos, en sucesos
cesidad humana de encontrar respuestas y aleatorios o datos sin sentido y que sirve para
explicaciones. El humán, como llama Jesús que creamos encontrar vinculaciones entre
Mosterín al ser humano individual (3), ob- sucesos que sustentan, por ejemplo, creen-
serva, descubre, y busca relaciones entre sus cias supersticiosas, como en los ejemplos
observaciones. No solo percibe que al día le del párrafo anterior. Evidentemente, la expe-
sigue la noche, sino que siempre ha inten- riencia delirante, por lo mucho que tiene de
tado buscar una explicación para esta suce- encaje forzado de piezas, no deja de ser una
sión. O para la sucesión de eventos desfavo- expresión máxima de la BdE, y la ideación
rables que le ha golpeado durante un tiempo de influencia, una variante patológica de la
(¿será ese gato negro con el que me crucé? agentidad.
Reflexiones nerviosas 391
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

¿A qué viene este rollo? Pues a allá donde antes no los imaginábamos (por
comentar que la Ciencia, el conocimiento ejemplo, en la depresión, y volveremos so-
humano, está siempre en construcción, y que bre ello). Siento repetirme, pero los hallaz-
los humanos no siempre nos acordamos de gos de Poynard y colaboradores (8) vienen
ello cuando tenemos que explicar nuestros al pelo a este respecto. Los autores selec-
hallazgos. En términos de Tyson, tal vez cionaron artículos originales y metaanálisis
rellenemos los huecos precipitadamente, publicados entre 1945 y 1999 acerca de las
creyendo erróneamente que ya hemos dado hepatitis y las cirrosis. Una vez reunido tan
con la respuesta al enigma de que se trate. voluminoso cuerpo de saber, lo evaluaron a
Los humanes tenemos una tendencia más la luz de los conocimientos en este campo
que sospechosa a considerar que lo que en 2000, y encontraron algo ciertamente de-
sabemos a cada momento es lo definitivo, moledor: sólo el 60% de las conclusiones de
lo cual es un craso error. En Medicina, los trabajos estudiados originales eran cier-
incluso en la seria, objetivable y tangible tas y el restante 40% se repartía casi a la par
(es decir, no ya en la menos concreta, más entre conclusiones obsoletas y meramente
etérea y menos medible Psiquiatría), lo falsas, de modo que pudieron calcular que
que hoy es cierto mañana puede no serlo. la vida media de las verdades en Medicina
Recientemente se ha puesto en cuestión que (en un campo “objetivable” como es la he-
la dieta grasa sea perjudicial para la salud (5) patología) no pasa de 45 años, y que al rit-
o que el ejercicio mejore la supervivencia mo actual dentro de 50 años sólo pervivirá
en relación con el sedentarismo (6). Y un el 26% de los dogmas actuales. Uno tiene
cercanísimo trabajo realizado en el Reino la impresión de que si intentásemos replicar
Unido (7) concluye que los pregonados estos hallazgos en Psiquiatría los resultados
efectos provechosos de la ingesta de no serán mejores, ni mucho menos. Una
cantidades moderadas de alcohol solo son vez más, hay que concluir que los valores
aplicables a un grupo muy definido de que deberían presidir nuestra práctica son la
humanes: el de las mujeres mayores de 65 prudencia y la humildad.
años, lo que contraviene esa pieza de saber Pues bien: retomando a Tyson y Sher-
popular que dice que “ahora que estamos mer, uno podría aventurar que de la misma
solos, ahora que nadie nos ve, beberemos manera que en el pasado se invocaba a Dios
un buen vino, igual que hacía Matusalén”, para rellenar la laguna de nuestros cono-
ya que si bien es cierto que el humán a quien cimientos, en nuestros días, con la consa-
alude la canción tenía bastantes más que 65 gración de la Ciencia como la llave para el
años, a juzgar por las fuentes consultadas conocimiento, se tiende a explicar cualquier
era varón. Este wealth of evidence que des- hallazgo acudiendo a dogmas que no son
monta dogmas previos no termina de impre- sino verdades provisionales que no han su-
sionar, sin embargo, a los jurásicos que por perado la categoría de hipótesis. El dios de
llevar unos cuantos años en esto ya hemos los huecos, no es el conocimiento científico,
asistido a revelaciones como que –lo men- sino lo que creemos conocer de la Ciencia.
cionábamos antes- de repente hay bacterias Para ilustrar esto, nada mejor que el ejemplo
en el estómago, de un día para otro resulta del siempre cumplidor litio, por el que uno
que las neuronas se regeneran o de pronto debe reconocer que siente debilidad. A este
tenemos que empezar a hacernos a la idea simple (en el mejor de los sentidos) elemen-
de que existen mecanismos inflamatorios to le ha descubierto una riada de efectos bio-
392 J. Medrano
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

químicos y biológicos, si bien algunos de que ver con su acción indirectamente anti-
ellos solo acontecen a concentraciones tó- inflamatoria (20). Puesto que ahora mismo
xicas del producto. Como señala Belmaker está en la cresta de la ola el interés por los
(9), esa versatilidad ha permitido al litio ali- mecanismos inflamatorios en los trastornos
nearse con las teorías al uso a cada momen- afectivos y en particular en la depresión, se
to en materia de la fisiopatología y fisiología confirma aunque no sabemos qué hace el
del trastorno bipolar. En la década de 1960- litio, podemos estar seguros de que ningún
70, en que las monoaminas eran el objeto de otro fármaco es más capaz que él de com-
moda en investigación, se pudo demostrar placer a los investigadores, ya que da senti-
que el litio incrementaba los metabolitos do a la hipótesis en boga a cada momento.
desaminados de la noradrenalina (10). En la Quod erat demostrandum. Y, para asombro
de 1970-1980, en la que los receptores de de quien sea capaz de asombrarse, esta des-
neurotransmisores eran lo más de lo más, interesada actuación en pro de la Ciencia y
se pudo probar que el litio prevenía la su- de los científicos la lleva a cabo el litio sin
persensibilidad de los receptores dopami- darse importancia, sin pasar de ser un mi-
nérgicos (11). En torno a 1980-1990, la era núsculo elemento con número atómico 3 al
de los segundos mensajeros, se descubrió que no promocionan ni sus fabricantes. En
la acción del litio tanto sobre la adenil ci- reconocimiento a este detalle le voy a de-
clasa (12) como sobre la inositol monofos- dicar la primera tabla que incluyo en estos
fatasa (13). En la recta final del siglo XX, comentarios después de varios años dando
en que se impuso la investigación sobre los la vara, hombre; es la Tabla 1, no tiene pér-
terceros mensajeros, se observó que el litio dida, seguro que el lector avezado o la lec-
afecta al c-fos y c-jun (14) e incrementa la tora avezada la encuentra con facilidad. Por
unión del DNA a la proteína CREB DNA retomar a Tyson, las sucesivas explicacio-
influyendo en la actividad de determinados nes son una manera de rellenar la sorpresa
genes ligados supuestamente al trastorno bi- por la efectividad del litio. Y si recordamos
polar (15). Y llegado el siglo XXI, y en con- a Shermer, la manera de dar un sentido al
sonancia con lo que mola en la actualidad, patrón de respuesta al producto que se ha
se ha demostrado el efecto neuroprotector apreciado desde su introducción en la tera-
del litio a nivel neurocientífico (16) y clí- péutica psiquiátrica.
nico (17). Esta propiedad abre la posibili- Un detalle interesante es que estas
dad de que el litio pueda tener utilidad en el hipótesis tienen su traducción en eslóganes.
tratamiento de la enfermedad de Alzheimer Una vez que la Psicofarmacología ha alcan-
(18). Además, el litio inhibe la glucógeno zado un cierto marchamo científico, ¿qué
sintasa quinasa 3 (GSK-3, para los amigos), mejor forma de transmitir respetabilidad
una enzima que se postula implicada en el científica y evidencia de seriedad para un
trastorno bipolar y que también se supone producto que ligarlo a una teoría en boga? Y
que se dedica a tiempo parcial a enredar en boga quiere decir lo que a cada momento
en relación con el péptido beta-amiloide convenga. Cualquiera que haya dispuesto de
y la proteína τ hiperfosforilada, a su vez una suficiente perspectiva habrá comprobado
implicados en la fisiopatología del Alzhei- que alguna empresa que vendió que detrás de
mer (19). Además, la GSK-3 es una enzima la depresión había una disfunción serotoni-
proinflamatoria, por lo que –bingo- alguno nérgica no tuvo problemas para años después
de los efectos clínicos del litio podrían tener remarcar la importancia de la noradrenalina
Reflexiones nerviosas 393
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

Tabla 1:
El complaciente litio (completada a partir de Belmaker)
Época Teoría en boga Cumplimiento por Litio
1960-70 Monoaminas Sí: Litio incrementa derivados desaminados de noradrenalina
1970-80 Receptores SÍ: litio previene la supersensibilidad de los receptores dopaminérgicos
1980-90 Segundos mensajeros Sí: Acción sobre la adenil ciclasa y sobre la inositol monofosfatasa
1990-2000 Terceros mensajeros Sí: el litio afecta al c-fos y c-jun e incrementa la unión del DNA a la
proteína CREB DNA
2000-10 Neuroprotección Sí: Efecto neuroprotector
2010… Inflamación Sí: Acción antiinflamatoria

a la hora de promocionar su antidepresivo po las empresas interesadas en el producto


“dual”. La pena es que un producto que tenía expondrían a los prescriptores las sucesi-
en cartera como inhibidor de la recaptación vas teorías que recoge la Tabla 1. La teoría,
de noradrenalina se ha quedado en el camino cuando se usa en la promoción de los fár-
(21), porque de lo contrario, el foco de la ex- macos, rellena (Tyson) la necesidad de dar
plicación –de su explicación- de la depresión base a la propuesta de usar el medicamento,
habría pasado a estar en la noradrenalina. Y o pretende dar sentido al patrón (Shermer)
a uno le da la impresión de que muchos pres- de efectividad o cuando menos de creciente
criptores habrían aceptado sin la menor crí- uso de los medicamentos en Psiquiatría.
tica ese viraje. El producto en cuestión, por Pues bien, para redondear todas estas
cierto, se está empezando a estudiar como divagaciones, comentaremos tres artículos
una alternativa en el TDAH (22), recuperan- recientes que al suprascrito le parece que
do un camino ya recorrido por otra molécula vienen al pelo para ilustrar estos asuntos;
del mismo propietario, que tras ser probado bueno, no se lo diga el lector o la lectora
como un antidepresivo noradrenérgico en los a nadie o a nadia, pero en realidad, todo el
80 (23) pasó después a convertirse en uno rollo previo viene a ser una forma para es-
de los medicamentos de referencia para esa tirar lo que hubiera sido un comentario más
indicación; en su viaje hacia una nueva in- breve de haberse reducido a los tres trabajos
dicación adquirió una “a” al comienzo del en cuestión. Las cosas, a veces, son así de
nombre con el que previamente era conocida. tristes y de simples (aquí, lo de simple tiene
La reconversión de moléculas de an- un sentido menos honroso que el del litio).
tidepresivos en medicamentos anti-déficit Vamos allá: Caída en desgracia, por
de atención no es reprochable en sí misma. diversos motivos, la hipótesis dopaminérgi-
Los primeros IMAOs no fueron sino tuber- ca de la esquizofrenia, o la serotoninérgica
culostáticos a los que se apreció una acción de la depresión, ahora se dirige la mirada
timoléptica, como recordaremos, y la trans- hacia las vías glutamatérgicas. El glutama-
formación a que dio lugar es mérito de los to, como se sabe, es aminoácido y el neu-
clínicos que apreciaron ese efecto. Lo que rotransmisor excitatorio por excelencia.
es llamativo es la invocación a teorías para También dio nombre a un grupo pop de los
sustentar el uso de los fármacos en deter- 80, al que uno recuerda sobre todo por su
minadas indicaciones. Si el litio fuera un versión en español (https://www.youtube.
medicamento de interés comercial, que no com/watch?v=0zSl0lg92Eo) del déserteur
lo es, para justificar su uso, cada cierto tiem- de Boris Vian (https://www.youtube.com/
394 J. Medrano
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

watch?v=gjndTXyk3mw&list=RDgjndTX dría ejercer sus variopintas acciones psico-


yk3mw#t=0). Y en su momento su sal mo- farmacológicas a través de la modulación
nosódica fue ligada al llamado “síndrome de vías glutamatérgicas (27). Sí, sin duda,
del restaurante chino”, un cuadro caracteri- el glutamato es actualmente el neurotrans-
zado por un cortejo sintomático que puede misor de los huecos. En la esquizofrenia,
incluir  migraña, rubefacción, sudor, y sen- en concreto, se trataría de potenciar la ac-
sación de presión en la boca o cara. Por si ción del receptor NMDA. Una forma ha-
el glutamato no reuniera ya pocos méritos, cerlo sería inhibir la D-amino ácido oxidasa
el síndrome del restaurante chino llegó a (DAAO, en corto), un enzima con tan mala
alcanzar honores de pregunta estúpido- idea que se dedica a metabolizar la D-seri-
rebuscada de oposición al ser incluido en na, que a su vez es un potente neurotransmi-
un examen MIR. Todo un carácter, pues, el sor coagonista en el receptor glutamatérgico
glutamato, a pesar de que con el paso del NMDA.
tiempo se haya ido descartando que fuera el Pues bien, otro producto con una po-
responsable del citado cuadro (24). sible acción glutamatérgica ensayado en la
Hace algún tiempo comentábamos un esquizofrenia es el benzoato de sodio. Esta
estudio frente a placebo de Hallak y colabo- sustancia, además de estar presente en la
radores (25) en el que la infusión intraveno- naturaleza en productos como la leche, es
sa del arcaico antihipertensivo nitroprusiato un quelante del amonio y como tal se em-
se tradujo en una rápida (en materia de ho- plea como medicamento en enzimopatías
ras) y duradera (semanas) remisión de sínto- del ciclo de la urea (28). Pero también tiene
mas positivos y negativos de esquizofrenia. un uso industrial como conservante, por sus
La rápida y sorprendente mejoría, que evo- propiedades antimicrobianas y antifúngicas.
ca la observada en depresiones graves con Como el benzoato sódico sólo es efectivo
ketamina, no se ha podido relacionar con en condiciones ácidas, es un conservante
certeza con ningún mecanismo farmacodi- alimentario adecuado sobre todo en conser-
námico, aunque los autores señalaban la po- vas, en el vinagre, en bebidas carbonatadas
sible implicación de los receptores NDMA (ricas en ácido carbónico), en productos ri-
y el sistema glutamatérgico. ¿Por qué? ¿Tal cos en ácido cítrico (mermeladas y zumos)
vez porque ahora el neurotransmisor que y en salsas de comida china (soja, mostaza).
encontramos en todos los huecos es el glu- Cada vez que el lector o lectora ingiere estos
tamato? Por cierto, teniendo en cuenta que alimentos, que sepa que si son procesados
las sinapsis no dejan de ser huecos, gaps, en es más que posible que se esté metiendo
inglés, esta paridilla que se me ha ocurrido benzoato sódico para el cuerpo. Y como
no deja de ser en ese idioma un pun, un jue- nadie es perfecto, ni siquiera los produc-
go de palabras. ¿O será porque en nuestra tos naturales quelantes del amonio que se
BdE encontramos glutamato por doquier? emplean conservantes, el benzoato ha sido
Chi lo sa… relacionado con diversos males, entre ellos,
La ketamina, a la que nombrábamos la posibilidad de que facilite la aparición de
hace unas líneas, es un antagonista NMDA, TDAH o esté relacionado con un incremen-
lo que abre la posibilidad de que se desarro- to en la prevalencia del TDAH (si es que el
llen nuevos compuestos para la depresión aumento de los casos de este trastorno es un
que actúen de manera similar (26). También hecho epidemiológico y no una moda diag-
se ha considerado que la acetil cisteína po- nóstica) (29-31).
Reflexiones nerviosas 395
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

No queda ahí la cosa: como muchas 24 horas, y se observó una notable diferen-
otras moléculas pluriempleadas, además cia del efecto del N2O en comparación con
de eliminar microbichos (el benzoato só- el del placebo. Algunos efectos secundarios
dico, que todavía no lo habíamos contado, fueron un poco aparatosos (sobre 20 pacien-
aparece en algunos populares antitusivos tes hubo un ataque de ansiedad, una regur-
comercializados en España) este simpáti- gitación, dos cuadros de ansiedad, uno de
co conservante resulta ser un inhibidor de claustrofobia), pero los autores nos tranqui-
la DAOO, por lo que Lane y colaborado- lizan argumentando que fueron de intensi-
res decidieron estudiar si podría tener valor dad leva a moderada y que no se apreció un
terapéutico añadirlo a la pauta antipsicótica incremento en la homocisteína plasmática,
habitual de un grupo de pacientes con esqui- lo que muestra que el N2O produjo una mí-
zofrenia crónica (32). Según nos cuentan, y nima o nula inactivación del metabolismo
no tenemos por qué dudarlo, en compara- dependiente de vitamina B12. ¿Cómo fun-
ción con quienes tomaron placebo, los pa- ciona el N2O? Pues como su analogía con el
cientes que recibieron benzoato mostraron efecto antidepresivo de la ketamina podría
una mejoría del 21% en la PANSS y tam- sugerir, los autores nos recuerdan que se
bién tuvieron mejores resultados en sinto- trata de un antagonista NMDA, lo que nos
matología negativa, el GAF, en una escala lleva de nuevo al glutamato, neurotransmi-
de calidad de vida y en el CGI, por lo que sor de los huecos. Tiene su aquél, por cierto,
los autores estiman que esta efectividad del que el clásicamente conocido como “gas de
benzoato muestra que merece la pena estu- la risa” sea un antidepresivo de efecto ultra-
diar la posibilidad de desarrollar moléculas rrápido. El día que el dato llegue a la prensa
que se dediquen más específicamente a in- será difícil desmontar esa creencia tan gene-
hibir la DAOO. ralizada en la población de que para ayudar
Otro paréntesis: Como el lector sa- a los deprimidos es útil contarles chistes o
gaz y la lectora sagaza habrán notado, el hacerles gracietas. Es posible que con el fin
benzoato, además de ejercer una sinergia de evitar el recurso al fármaco haya quien
glutamatérgica, está presente en salsas de proponga ir directo al grano y hacer cosqui-
uso frecuente en la comida china, por lo llas a los pacientes para que se rían. Sería
que igual resulta ser el verdadero causan- la cosquilloterapia; más técnico quedaría
te del síndrome del restaurante chino. Que gargaletoterapia (de γαργαλητό, hacer cos-
alguien estudie esto, que si sale que sí, ten- quillas; en griego todo parece de más fuste).
dremos un serio candidato a pregunta ma- Eso que el que un antiséptico tenga
jadera de oposición. una acción terapéutica en la esquizofrenia
Segundo artículo comentable: Na- y el gas de la risa lo tenga en la depresión
gele y colaboradores han demostrado que dejan ciertamente el listón muy alto. Pero el
un clásiquísimo anestésico, el óxido nitro- tercer artículo, mire Ud. por dónde, tiene un
so (N2O), tiene un efecto terapéutico en la no-se-qué (o a lo peor, un sí-sé-qué) que lo
depresión refractaria al tratamiento (33). hace inigualable. Es un estudio relacionado
El procedimiento, en este caso, no es muy con el acamprosato, un fármaco de acción
sport, ya que los pacientes inhalaron duran- consolidante de la abstinencia de alcohol
te una hora N2O al 50% (los que recibieron que parece parcialmente relacionada con el
placebo inhalaron nitrógeno al 50%). Los inevitable glutamato de los huecos y que re-
pacientes fueron evaluados a las 2 y a las sulta más eficaz en pacientes con determina-
396 J. Medrano
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

dos marcadores de un gen que codifica una cierto es que ya que hay al menos un simpá-
porción de –bingo, de nuevo- del receptor tico antecedente, el del ácido valproico, cuya
NMDA (34). actividad antiepiléptica se puso de relieve al
Paréntesis: Lo del glutamato como utilizarlo para disolver otro compuesto del
rellenahuecos y generador de patternicity que se esperaba una acción anticonvulsi-
tiene el sólido apoyo de que, al menos en vante. Puesto que el nuevo producto, que
cerebro de ratas, se ha comprobado que el demostró efectividad efecto en dicha solu-
litio ejerce una acción reguladora sobre el ción, no fue eficaz cuando era disuelto en
sistema glutamatérgico, a la cual se podría otras sustancias, se dedujo que la molécula
atribuir el efecto eutimizante del catión realmente anticomicial era el disolvente (el
(35). De nuevo el litio presto a justificar la valproico) y no el supuestamente activo, lo
invocación a cualquier agente o teoría para que constituye un ejemplo más de los mu-
rellenar nuestros huecos de conocimiento. chos hallazgos casuales o serendípicos que
Tendría que haberlo incluido en la Tabla 1. jalonan la historia de la Farmacología (37).
Pues bien: Spanagel y colaboradores Pero aun contando con este precedente, en
nos cuentan los resultados de un llamativo el caso del acamprosato lo llamativo es que
estudio en el que concluyen que el acam- el descubrimiento se ha producido después
prosato no es la parte activa del acampro- de la comercialización, momento en que,
sato cálcico (36). Y si no lo es, solo cabe como dicen los autores, sus efectos, descri-
que lo sea el calcio, como el lector lince y tos “en más de 450 publicaciones originales
la lectora linza habrán al punto deducido. El y ensayos clínicos y en un millón y medio
acamprosato es la sal cálcica del N-acetil- de pacientes pueden tener que ser atribuidos
homotaurinato, un compuesto relacionado al calcio” en lugar de a la supuesta molécula
con la taurina. A Spanagel y colaboradores activa.
se les ocurrió ver cuál era el efecto de la sal Y ahora, para cerrar, la moralina. El
sódica (es decir, del acamprosato sódico) en conocimiento humano ha avanzado mucho
varios modelos animales, y comprobaron y sigue avanzando, y cada vez es menos ne-
que no era en absoluto efectiva. Eso cesario invocar a designios, planes o actua-
hacía pensar que el secreto de la acción ciones (agentidad) divinos para explicar los
terapéutica estaba en el calcio y, a modo huecos de ignorancia que encontramos en
de verificación, ensayaron otra sal, el glu- nuestro camino, básicamente, porque cada
conato de calcio, en los mismos modelos, vez encontramos menos huecos. Pero eso no
y observaron efectividad antialcohólica. Es quiere decir que no encontremos huecos, ni
más: trasladaron sus pesquisas a la clínica que dejemos de actuar como humanes que
humana y encontraron que los pacientes con necesitan rellenarlos o encontrar estructura
calcemias más elevadas derivadas del trata- (patternicity) en el cosmos para poder apre-
miento con acamprosato cálcico mostraban henderlo y relacionarse con él. La Ciencia
una mejor evolución según parámetros tales y sus hallazgos provisionales se han con-
como el tiempo transcurrido hasta recidiva vertido en los actuales rellenahuecos, con
del consumo o la abstinencia acumulada. modelos, hipótesis y teorías que pretenden
Con estos datos solo podían concluir que dar respuestas definitivas cuando no sabe-
el N-acetil-homotaurinato es una molécula mos si realmente existen tales respuestas.
biológicamente inactiva y que actúa como También se recurre a ellas para entrever un
algo así como de vehículo del calcio. Lo determinado patrón allí donde no es posi-
Reflexiones nerviosas 397
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

ble encontrarlo. Las supuestas respuestas y Brain: From Ghosts and Gods to Politics and
los posibles patrones, además, tienen voca- Conspiracies — How We Construct Beliefs
ción de ser definitivos, únicos, de no con- and Reinforce Them as Truths. New York:
templar otras variables o posibilidades que Times Books, 2011
ellos mismos. Habría que mantenerse alerta (5) Harcombe  Z, Baker JS, Cooper
y no olvidar que el saber está siempre en SM, Davies B, Sculthorpe N, DiNicolantonio
construcción, y por ello tiene más sentido JJ, et al. Evidence from randomised controlled
pensar que nos acercaremos cada vez más a trials did not support the introduction of
cerrar los huecos que a terminar de taparlos dietary fat guidelines in 1977 and 1983: a
definitivamente. Trasladado al ámbito de la systematic review and meta-analysis. Open
relación clínica, no debe perderse de vista el Heart 2015; 2(1): e000196 [Texto completo
conocimiento o la evidencia que sustentan en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/
nuestras intervenciones son siempre provi- articles/PMC4316589/]
sionales, por lo que en realidad más que de (6) Biswas A,  Oh  PI, Faulkner GE,
lo que sabemos habría que hablar de lo que Bajaj RR, Silver MA, Mitchell MS, et al.
a día de hoy creemos saber. Hay que recor- Sedentary Time and Its Association With
dar que lo que sostiene nuestra práctica es lo Risk for Disease Incidence, Mortality, and
que más a mano tenemos para vadear nues- Hospitalization in Adults: A Systematic
tras dudas y nuestra ignorancia y la raciona- Review and Meta-analysis. Ann Intern Med
lidad de la Ciencia queda siempre matizada 2015; 162: 123-32 [Abstract en: http://www.
por nuestra estructura cognitiva necesitada ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25599350].
de rellenar huecos y encontrar respuestas y (7) Knott CS, Coombs N, Stamatakis
patrones fáciles de entender. El obligado co- E, Biddulph JP. All cause mortality and the
rolario es que por todo ello los valores que case for age specific alcohol consumption
han de presidir la actividad asistencial son, guidelines: pooled analyses of up to 10
de nuevo, la prudencia y la humildad. population based cohorts. BMJ 2015
Feb 10;350:h384. doi: 10.1136/bmj.h384
[Texto completo en: http://www.bmj.com/
content/350/bmj.h384].
Bibliografía (8) Poynard T, Munteanu M, Ratziu
V, Benhamou Y, Di Martino V, Taieb J et
(1) Rougier SD. “C’est al. Truth survival in clinical research: an
psychosomatique”. Est-ce le bon diagnostic? evidence-based requiem? Ann Intern Med
Paris: Albin Michel, 2008 2002;136: 888-895 [Texto completo en: http://
(2) Album D, Westin S. Do www.planetadoctor.com/documentos/MBE-
diseases have a prestige hierarchy? A herramienta/13.pdf]
survey among physicians and medical (9) Belmaker RH. Bipolar disorder.
students. Soc Sci Med.  2008; 66: 182- N Engl J Med 2004; 351: 476-86.
8 [Texto completo en: http://www. (10) Knapp S, Mandell AJ. Short- and
sciencedirect.com/science/article/pii/ longterm lithium administration: effects on
S0277953607003929#]. the brain’s serotonergic biosynthetic systems.
(3) Mosterín J. La naturaleza Science 1973; 180: 645-7 [Abstract en: http://
humana. Madrid: Espasa Calpe, 2008 www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/4700609].
(4) Shermer M. The Believing (11) Pert A, Rosenblatt JE, Sivit C,
398 J. Medrano
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

Pert CB, Bunney WE Jr. Long-term treatment Machado-Vieira R, Diniz BS, Gattaz WF. Does
with lithium prevents the development of lithium prevent Alzheimer’s disease? Drugs
dopamine receptor supersensitivity. Science Aging 2012; 29: 335-42 [Abstract: http://
1978; 201: 171-3 [Abstract en: http://www. www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22500970].
ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/566468]. (19) Shulman KI. Lithium for older
(12) Ebstein R, Belmaker R, Grunhaus adults with bipolar disorder: Should it still
L, Rimon R. Lithium inhibition of adrenalin- be considered a first-line agent? Drugs Aging
stimulated adenylate cyclase in humans. 2010; 27: 607-15 [Abstract en: http://www.
Nature 1976; 259: 411-3. ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20658789].
(13) Berridge MJ, Downes CP, Hanley (20) Beurel E, Jope RS. Inflammation
MR. Lithium amplifies agonist-dependent and lithium: clues to mechanisms contributing
phosphatidylinositol responses in brain and to suicide-linked traits. Transl Psychiatry
salivary glands. Biochem J 1982; 206:5 87- 2014; 4: e488 [Texto complete en http://
95 [Texto completo en: http://www.biochemj. www.nature.com/tp/journal/v4/n12/full/
org/bj/206/0587/2060587.pdf]. tp2014129a.html].
(14) Leslie RA, Moorman JM. (21) Ball S, Dellva MA, D’Souza
Potentiation of immediate-early gene c-fos DN, Marangell LB, Russell JM, Goldberger
expression in cerebral cortex by chronic C. A double-blind, placebo-controlled study
lithium treatment after 5-HT2A receptor of edivoxetine as an adjunctive treatment for
activation. En: Manji HK, Bowden CL, patients with major depressive disorder who
Belmaker R, eds. Bipolar medications: are partial responders to selective serotonin
mechanisms of action. Washington, D.C.: reuptake inhibitor treatment. J Affect Disord
American Psychiatric Press, 2000: 249-70. 2014; 167: 215-23 [Abnstract en: http://www.
(15) Unlap MT, Jope RS. Lithium ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24995890].
attenuates nerve growth factor-induced (22) Markowitz JS, Brinda BJ.
activation of AP-1 DNA binding activity in A pharmacokinetic evaluation of oral
PC12 cells. Neuropsychopharmacology 1997; edivoxetine hydrochloride for the treatment of
17: 12-7 [Abstract en: http://www.ncbi.nlm. attention deficit-hyperactivity disorder. Expert
nih.gov/pubmed/9194045]. Opin Drug Metab Toxicol 2014; 10: 1289-
(16) Manji HK, Moore GJ, Chen G. 99 [Abstract: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/
Lithium at 50: have the neuroprotective effects pubmed/25019201].
of this unique catión been overlooked? Biol (23) Zerbe RL,  Rowe H,  Enas
Psychiatry 1999; 46: 929-40 [Abstract en: http:// GG, Wong D, Farid N, Lemberger L. Clinical
www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10509176]. pharmacology of  tomoxetine, a potential
(17) Diniz BS, Machado-Vieira R, antidepressant. J Pharmacol Exp Ther  1985;
Forlenza OV. Lithium and neuroprotection: 232: 139-43 [Abstract: http://www.ncbi.nlm.
translational evidence and implications nih.gov/pubmed/3965689].
for the treatment of neuropsychiatric (24) Geha  RS, Beiser A, Ren C,
disorders. Neuropsychiatr Dis Treat. 2013; Patterson R, Greenberger PA, Grammer
9: 493-500 [Texto completo en: http://www. LC, et al. Review of alleged reaction
dovepress.com/lithium-and-neuroprotection- to monosodium glutamate and outcome of a
translational-evidence-and-implications-fo- multicenter double-blind placebo-controlled
peer-reviewed-article-NDT]. study. J Nutr 2000; 130(4S Suppl): 1058S-62S
(18) Forlenza OV, de Paula VJ, [Texto completo en: http://jn.nutrition.org/
Reflexiones nerviosas 399
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

content/130/4/1058.long]. 1560-7 [Abstract en: http://www.ncbi.nlm.


(25) Hallak JE, Maia-de-Oliveira nih.gov/pubmed/178254050].
JP, Abrao J, Evora PR, Zuardi AW, Crippa (31) Beezhold BL, Johnston CS,
JA, et al. Rapid improvement of acute Nochta KA. Sodium benzoate-rich beverage
schizophrenia symptoms after intravenous consumption is associated with increased
sodium nitroprusside: a randomized, double- reporting of ADHD symptoms in college
blind, placebo-controlled trial. JAMA students: a pilot investigation. J Atten Disord
Psychiatry 2013; 70: 668-76. [Texto completo 2014; 18: 236-41 [Abstract en: http://www.
en: http://archpsyc.jamanetwork.com/article. ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22538314]
aspx?articleid=1686035]. (32) Lane HY, Lin CH, Green MF,
(26) Dutta A, McKie S, Deakin JF. Hellemann G, Huang CC, Chen PW, et al. Add-
Ketamine and other potential glutamate on treatment of benzoate for schizophrenia: a
antidepressants. Psychiatry Res 2014. pii: randomized, double-blind, placebo-controlled
S0165-1781(14)00861-0 [Abstract en: http:// trial of D-amino acid oxidase inhibitor. JAMA
www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25467702] Psychiatry 2013; 70: 1267-75 [Texto completo
(27) Dean O, Giorlando F, Berk en: http://archpsyc.jamanetwork.com/article.
M. N-acetylcysteine in psychiatry: current aspx?articleid=1746121].  
therapeutic evidence and potential mechanisms (33) Nagele  P, Duma A, Kopec
of action. J Psychiatry Neurosci 2011; 36:78- M, Gebara MA, Parsoei A, Walker M, et
86 [Texto completo en: http://www.ncbi.nlm. al. Nitrous Oxide for Treatment-Resistant
nih.gov/pmc/articles/PMC3044191/]. Major Depression: A Proof-of-Concept
(28) Degirmencioglu H, Oncel MY, Trial. Biol Psychiatry. 2014 Dec 9. pii:
Yurttutan S, Ekmen S, Suna Oguz S, Uras S0006-3223(14)00910-X. doi: 10.1016/j.
N, Dilmen U. Citrulinemia de presentación biopsych.2014.11.016 [Texto completo en:
atípica: hipo persistente. A propósito de un http://www.biologicalpsychiatryjournal.com/
caso. Arch Argent Pediatr 2014; 112: e206- article/S0006-3223(14)00910-X/pdf].
8 [Texto completo en: http://www.sap.org. (34) Karpyak  VM, Biernacka JM,
ar/docs/publicaciones/archivosarg/2014/ Geske JR, Jenkins GD, Cunningham JM,
v112n5a15.pdf]. Rüegg J, et al. Genetic markers associated
(29) Bateman B, Warner JO, with abstinence length in alcohol-dependent
Hutchinson E, Dean T, Rowlandson P, subjects treated with acamprosate. Transl
Gant C, et al. The effects of a double blind, Psychiatry 2014; 4: e462 [Texto completo
placebo controlled, artificial food colourings en: http://www.nature.com/tp/journal/v4/n10/
and  benzoate preservative challenge full/tp2014103a.html].
on  hyperactivity  in a general population (35) Dixon  JF,  Hokin  LE. Lithium
sample of preschool children. Arch Dis Child acutely inhibits and chronically up-regulates
2004; 89: 506-11 [Texto completo en: http:// and stabilizes glutamate uptake by presynaptic
adc.bmj.com/content/89/6/506.long]. nerve endings in mouse cerebral cortex.
(30) McCann D, Barrett A, Cooper Proc Natl Acad Sci U S A 1998; 95: 8363-8
A, Crumpler D, Dalen L, Grimshaw K, et al. [Texto completo en: http://www.pnas.org/
Food additives and hyperactive behaviour in content/95/14/8363.full].
3-year-old and 8/9-year-old children in the (36) Spanagel  R, Vengeliene V,
community: a randomised, double-blinded, Jandeleit B, Fischer WN, Grindstaff K,
placebo-controlled trial. Lancet 2007; 370: Zhang X, et al. Acamprosate  produces
400 J. Medrano
MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES

its anti-relapse effects via calcium. in a new  World – 1952-1968”.  En Healy  D


Neuropsychopharmacology 2014; 39: 783-91 (ed): Thepsychopharmacologists Vol 3,
[Texto completo en: http://www.nature.com/ London: Arnold, 2000; p 1-54.]
npp/journal/v39/n4/full/npp2013264a.html].
(37) Comité Lyonnais  de
Recherches Thérapeutiques en Psychiatrie. The
birth ofpsychopharmacotherapy: explorations
HISTORIAS CON HISTORIA
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 403-419 doi: 10.4321/S0211-57352015000200013

El Manual del enfermero en los manicomios (1909) de


Vicente Goyanes: preludio de la formación en enfermería
psiquiátrica.
Vicente Goyanes “Manual del Enfermero en los Manicomios” (1909): prelude to training
in psychiatric nursing.

Olga Villasante a.

a
Psiquiatra. Hospital Universitario Severo Ochoa. Madrid, España.

Correspondencia: Olga Villasante (ovillasante.hsvo@salud.madrid.org)

Introducción del enfermero en los manicomios. La porta-


da de este manual firmado en el Sanatorio de
La consolidación de la enfermería de Conjo (sic) en abril de 1930 fue reproducida
salud mental como profesión autónoma y re- en el mencionado trabajo, sin embargo Cou-
conocida oficialmente es aún muy reciente, ceiro Freijomil en el Diccionario bio-biblio-
por ello es interesante bucear en los primeros gráfico de escritores data el libro de Vicente
intentos de formación, aún poco explorados, Goyanes Cedrón (1865-1954) (3), en 1909
de los cuidadores psiquiátricos en España. Sin (4), por lo que emprendimos la búsqueda de
duda, el proceso estuvo relacionado con la este temprano ejemplar, tan escaso en los
institucionalización de la enfermería general fondos bibliográficos (5). Consideramos de
que experimentó un gran avance durante las gran interés la reproducción de este Manual
primeras décadas del siglo XX, con la crea- editado por la imprenta de José María Paredes
ción de la Escuela Nacional de Sanidad, el en Santiago en 1909, cuando Goyanes ya era
reconocimiento legal de los planes de estudio catedrático de Medicina y médico de Conxo.
oficiales de practicantes y matronas o la aper- La intención del médico gallego fue
tura de las primeras escuelas de enfermería, describir las condiciones que un enfermero, al
entre otros hitos (1). cuidado de enfermos mentales, debía reunir y
Si bien en Primeros intentos de profe- enumerar los deberes de estos cuidadores con
sionalización de la enfermería psiquiátrica: los alienados. Merece la pena un breve análi-
de la Segunda República a la posguerra es- sis del contexto y el contenido de un manual
pañola (2), ya habíamos analizado algunas de ignorado muchas veces en la historia de la en-
las iniciativas formativas surgidas en diferen- fermería, como en la monografía de Francisco
tes ámbitos geográficos españoles, el objetivo Ventosa Esquinaldo (6).
en esta sección es la reproducción del Manual

Agradecimientos:
Al Dr. Emilio González, quien nos ha facilitado esta edición para la reproducción y al Dr. David Simón Lorda por
darme las pistas sobre el Manual del Enfermero en los Manicomios y sus acertados comentarios sobre el texto. Sin
duda, sin la colaboración de los dos compañeros gallegos este trabajo no hubiese sido posible.
Trabajo realizado en el marco de los Proyectos de Investigación HAR2012-37754-C02-01 (Ministerio de Ciencia e
Innovación): Prácticas asistenciales y estrategias de institucionalización de la psiquiatría franquista (1939-1960).
404 O. Villasante
HISTORIAS CON HISTORIA

Vicente Goyanes Cedrón y el Manicomio de 1931, que trataba de organizar la asistencia en


Conxo la institución gallega, al estipular las funciones
no sólo de los médicos, sino también de los
Vicente Goyanes Cedrón, nacido en practicantes. Entre ambas ediciones Goyanes
Ourense en 1865 y emparentado con los Bar- también prologó Las carreras auxiliares médi-
cia –una familia de médicos y psiquiatras que cas (1923) de Emilio Alonso García Sierra, en
llega hasta nuestros días-, dedica el libro a el que se dedicaban unas páginas al cuidado de
su maestro Timoteo Sánchez Freire (1838- los enfermos delirantes (10).
1912), primer director de la institución. Hay Si bien el libro de Goyanes es el pri-
una segunda dedicatoria “a los enfermeros”, mero que hemos localizado dirigido específi-
en la que, además de una alabanza a su trabajo camente a enfermeros psiquiátricos se pueden
y a su noble misión, alude a la necesidad de rastrear otras publicaciones previas en las que
formación de éstos para “hacerles llevar con se ocupaban del cuidado de enfermos menta-
relativa felicidad el desgraciado estado en les como el Prontuario del enfermero de José
que se encuentran”. En la edición de 1930 del Rodrigo (11). El fin de este último manual
Manual, sin embargo, desaparece esta loable publicado por primera vez en 1891, y reedi-
dedicatoria a los enfermeros y la primera pági- tado en 1932 por el director facultativo de los
na está dedicada al Arzobispo de Compostela, manicomios de Ciempozuelos, era enseñar a
Fray Zacarías Martínez y, el ya entonces falle- los Hermanos Novicios ligeras nociones de
cido, Sánchez Freire pasa a la segunda página. fisiología, anatomía, cirugía, así como “los
No se puede desdeñar, tal como han señalado mejores métodos para cuidar como enferme-
diversos autores (7), la poderosa influencia de ros a la diversa clase de enfermos en que han
la Iglesia en la institución gallega que, por una de emplear sus caritativos auxilios”, tal como
Real orden de 1891 (8), había aprobado que la reza el preámbulo. Además, en el capitulo
Fundación Manicomio de Conxo fuera presi- tres dedicado a los manicomios, incluye unas
dida por la Mitra compostelana (9) páginas para establecer unas reglas prácticas
En el momento de la publicación de la para los “enfermeros”, y describe las actitudes
primera edición del libro de Goyanes, Sánchez para tratar a agitados, sucios, encamados, ayu-
Freire que había dirigido la institución desde nadores o desfilachadores. A diferencia del de
1885, ya había sido sustituido por Juan Barcia Goyanes, no es un libro específico de cuida-
Caballero (1852-1926), director desde 1906. dos psiquiátricos y deviene de la necesidad de
Vicente Goyanes, catedrático de Histología y formar a los religiosos que contaban con esca-
Anatomía Patológica en Santiago y formado sa instrucción. Cronológicamente este pron-
junto a Pío del Río Hortega o Pittaluga, había tuario de los Hermanos de San Juan de Dios
trabajado en el manicomio compostelano des- estaba aún distante del proceso de cambio en
de su apertura. La reedición del libro en 1930 el personal de las instituciones psiquiátricas y
coincidió con el breve período en el que Go- de la legislación que iba a permitir la obten-
yanes Cedrón dirigió la institución composte- ción del diploma de enfermero.
lana, en la que acababa de sustituir a Francis- Aunque Goyanes había estudiado
co Bacariza Varela. En este último, el texto se Medicina en Santiago, sin duda, sus viajes a
complementó con Atribuciones y deberes del París, Berlín y Bruselas influyeron en la ela-
personal facultativo en armonía con lo que dis- boración del Manual, ya que la formación de
pone el Reglamento del Manicomio de Conjo la enfermería en Europa había comenzado
(1930), aprobado por la Junta de Gobierno y varias décadas antes. En 1885, la Médico-
Administración del Manicomio en mayo de Psychologique Association había publicado el
El Manual del Enfermero en los Manicomios (1909) de Vicente Goyanes: preludio... 405
HISTORIAS CON HISTORIA

Handbook for the instruction of attendants on transformación de la atención a los enfermos


the insane que, en los años treinta, ya contaba mentales que tuvo lugar durante las prime-
con seis ediciones (12). Llama la atención, sin ras décadas del siglo XX, sin embargo estaba
embargo, que en la edición de 1930, no se aña- aún lejos de los cambios planteados en la re-
da ningún contenido y no cite libros como Der forma psiquiátrica republicana. Separado casi
seelisch kranke Mensch und seine Pflege [El un cuarto de siglo del emblemático manual
enfermo mental y su cuidado], obra finlandesa de Luis Valenciano La asistencia al enfermo
publicada en 1926 y traducida al alemán por mental, publicado en 1933, dista de su riqueza
su propia autora, Neuman-Rahn, Hints to pro- y soporte bibliográfico (15). El libro del neu-
bationer Nurses in Mental Hospitals” editada ropsiquiatra murciano, subdirector del Sana-
en Londres, en 1926 o Geistekrankenpfleger torio Neuropático de Carabanchel Bajo, cita
[El cuidador de los enfermos mentales] que, manuales en lengua inglesa, alemana, francesa
en 1929, ya contaba con una tercera edición. o finlandesa, ausentes en el libro del gallego.
Las iniciativas formativas enfermeras En la introducción y antes de abordar
van a partir, como en la mayor parte de los las “condiciones que debe reunir el enferme-
países, de los médicos que trabajaban en las ro” el facultativo gallego alude a la necesidad
instituciones psiquiátricas, quienes tampoco de la vulgarización de los principios de la per-
en España tenían reconocida oficialmente su turbación mental y remarca que éstos deben
especialidad. Estos alienistas, entonces en ple- ser conocidos por los cuidadores. No se olvida
no proceso de legitimación de la psiquiatría, Goyanes del clásico guiño al “mito fundacio-
tal como recoge Rafael Huertas, en su cono- nal” de los manicomios en España. Parafra-
cido libro Organizar y persuadir. Estrategias seando a un alienista a quien no cita, el mé-
profesionales y retóricas de legitimación de la dico de Conxo enumera las condiciones del
medicina mental española (1875-1936) (13), enfermero que incluyen “moral y prudente,
pertenecieron a la llamada “Edad de Plata” y la cariñoso y buen observador, sobrio y arregla-
Generación de Archivos de Neurobiología. Hay do, inclinado a cumplir con su deber, amigo
que destacar la iniciativa de Goyanes cuya prác- del orden y del aseo, y que tenga iniciativas”
tica se hallaba centrada en una institución galle- (Goyanes, p.8). Estas cualidades asimiladas a
ga bien alejada de Madrid o Barcelona, centros las de un ángel de la guarda están, además,
que clásicamente se han ligado a los avances de cargadas de un sentido religioso propio del
la “ciencia mental”. De hecho, sobre estos dos cuidado de los enfermos hasta entonces.
núcleos pivotaron los cambios generados en el Los problemas con el personal subal-
primer tercio de siglo, cuya su máxima expre- terno fueron identificados en esas décadas y
sión fue el Decreto sobre asistencia a enfermos la Sociedad de Neurología y Psiquiatría, fun-
mentales del 3 Julio de 1931 y la creación del dada en 1911, consideró la organización de un
Consejo Superior Psiquiátrico, que impulsó nu- cuerpo de enfermeros/as en los asilos. En el
merosas reformas ligadas a nombres como José conocido artículo Gonzalo Rodríguez Lafora
Miguel Sacristán, Gonzalo Rodríguez Lafora o La polémica en torno a los manicomios de
Enrique Fernández Sanz (14). 1916, objeto de otra aportación de “historias
con historia” en el número de 112 de esta Re-
Los enfermeros psiquiátricos en el Manico- vista (16), se señalaba a los vigilantes del Ma-
mio de Conxo nicomio de Valencia como “hombres inedu-
cados, sucios desgarbados”(17), destacando
El Manual del enfermero en los mani- la escasa profesionalización de la enfermería.
comios, se podría encuadrar en el proceso de No fue hasta la Segunda República, cuando
406 O. Villasante
HISTORIAS CON HISTORIA

la formación de enfermeros y enfermeras que el enfermero debía atender eran premisas


comienza a adquirir un carácter lacio-profe- del tratamiento moral y físico de los aliena-
sional y se descarga del sentido caritativo- dos y las expone organizadas en las siguientes
religioso previo (18). áreas: limpieza, alimentación, vestido, sueño
La reglamentación de las funciones del y medios de sujeción. Si bien la literatura mé-
personal “enfermero” no mejoró la situación dica de esa época había asimilado teóricamen-
en el Manicomio de Conxo, a juzgar por el in- te el non-restraint, las denuncias de la prensa,
forme de Bacariza, el director al que sucedió como el ya citado artículo de Rodríguez Lafo-
Goyanes, quien señalaba, en 1927, la escasez ra pocos años después, reflejaban institucio-
de empleados y los bajos sueldos, circunstan- nes españolas deplorables con enfermos con
cias que no favorecían una buena atención al grilletes y cadenas. Goyanes argumenta que
enfermo. La reedición del Manual del enfer- los métodos restrictivos podían evitarse con el
mero en los manicomios, en 1930, coincide talento del enfermero y la confianza de éste
con una tentativa de avance asistencial cuando con el enfermo, de modo que la sujeción debía
además trabajaban en la institución el ex di- reducirse a lo mínimo y emplearse sólo con
rector Bacariza Varela, Pérez López Villamil una orden médica.
y Lois Asorey. Sin embargo, la situación aún En las últimas páginas del Manual, el
empeoró en los siguientes años y pudo preci- médico gallego enumera 15 deberes que los
pitar la dimisión de Goyanes en 1931. Sólo distribuye en otros tantos artículos, relaciona-
tres años después, cuando Ramón Rodríguez dos con las disposiciones del Reglamento por
Somoza ocupaba la dirección una denuncia de el que se regía la institución compostelana. En
los empleados criticaba despidos de personal realidad resume el contenido del Manual y su
subalterno y condiciones precarias de las en- lectura nos ilustra sobre los cuidados básicos
fermeras (19). que, si bien un siglo más tarde parecen obvios
El médico de Conxo, después de descri- para una enfermería psiquiátrica especializa-
bir brevemente las condiciones del enfermero da, era preciso reglamentar en instituciones
enumera las diferentes tipologías de “locos”: cuyo personal en esa época, incluido el fa-
agitados, tranquilos -entre los que incluye los cultativo, carecía de una formación básica y
tristes-, epilépticos, sucios o cliniquesas y elemental sobre las enfermedades mentales.
recluidos judicialmente. Estos grupos eran,
en general, separados en departamentos que Los manuales de enfermería durante la Se-
recibían estos mismos nombres –sección de gunda República
tranquilos, de agitados, de sucios…- y se han
mantenido hasta bien entrado el siglo XX, en El breve Manual del enfermero en los
la mayor parte de las instituciones psiquiá- manicomios no es sino el preámbulo de una
tricas españolas. Entre estos grupos advierte serie de publicaciones que trataron de siste-
especialmente de la agresividad de los epilép- matizar los conocimientos necesarios para el
ticos y describe el modo de actuar para pre- cuidado de los enfermos mentales. Décadas
venir el daño en los accesos epilépticos. En después, durante la Segunda República (1931-
el siguiente apartado del libro de Goyanes se 1936) se produjeron numerosos cambios le-
expone “la conducta que los enfermeros de- gislativos que permitieron una mejor forma-
ben observar con los enfermos”, a quienes ción para enfermeros y enfermeras (20), entre
asimila a niños susceptibles de enseñarles las que destaca la regulación del Diploma de
reglas de urbanidad, orden, limpieza y prác- enfermero psiquiátrico, cuyos requisitos fue-
ticas religiosas. Este conjunto de actuaciones ron recogidos en la orden del 16 de mayo de
El Manual del Enfermero en los Manicomios (1909) de Vicente Goyanes: preludio... 407
HISTORIAS CON HISTORIA

1932 (21). En general, los textos de los años bilidad e inquietud del director de Conxo y
treinta trataron de dar respuesta al programa su reproducción interesa en la medida que es
oficial para obtener el certificado de aptitud de un texto casi desconocido y prácticamente ig-
“enfermero psiquiátrico”, que comprendía 24 norado. Consideramos que fue el preludio de
lecciones. un intento de “organización” de la enferme-
El primero del que tenemos constan- ría psiquiátrica en España, que fracasó por la
cia, El enfermero psiquiátrico, fue publicado falta de estructuras asociativas, publicaciones
en Elda por el director del Sanatorio Mental científicas específicas y acusaciones de intru-
López Mora, en 1932 (22). En julio de ese sismo. La guerra civil, sin duda, interrumpió y
mismo año el Consejo Superior Psiquiátrico fragmentó la formación y las condiciones para
convocó un concurso para la presentación de que un grupo de profesionales pudiera reivin-
una obra que se ajustara al programa de for- dicar la especialización.
mación. La asistencia al enfermo mental de
Luis Valenciano resultó premiado y, editado Bibliografía
en 1933, fue recomendado, aunque algunas
instituciones buscaron más alternativas a las (1) Hernández Martín, F (eds.). Historia
carencias formativas del personal, en oca- de la Enfermería en España. Madrid: Síntesis,
siones diferentes en función del género del 1996: 227- 240
cuidador (23). Por ejemplo, el subdirector del (2) Villasante, O. Primeros intentos de pro-
Sanatorio de Ciempozuelos para hombres, fesionalización de la enfermería psiquiátrica:
Eulogio García de la Piñera escribió Leccio- de la Segunda República a la Posguerra Es-
nes teóricas y prácticas para contestar al cur- pañola. En: Simón David et al. (eds) Razón,
so elemental de enfermeros psiquiátricos en locura y sociedad. Una mirada a la historia
1935 (24), mientras que José Salas, el médico desde el siglo XXI, Madrid, AEN, 2013: 315-
del manicomio de Mujeres de Ciempozuelos 329.
publicó, en 1935, Manual de la enfermera (3) Simón Lorda, D. Locura, Medicina
general y psiquiátrica, cuyo fin principal era y Sociedad. 1875-1975, Xunta de Galicia,
la instrucción de las cuidadoras de enfermas 2005: 215-7.
mentales (25). En general, estos libros reco- (4) Couceiro Freijomil, A. Diccionario bio-
gieron las lecciones y cursos organizados en bibliográfico de escritores, Santiago, Editorial
las diferentes instituciones como en la Clínica de los bibliófilos gallegos, 1952: 205-6.
Mental de la Diputación de Barcelona, don- (5) Goyanes Cedrón, V. Manual del
de Ricardo Bordás Jané recopiló las Contes- enfermero en los manicomios. Santiago: Tipo
taciones al programa oficial para obtener el de José Mª Paredes, 1909.
diploma de enfermero psiquiátrico (26), o en (6) Ventosa Esquinaldo F. Cuidados
el Manicomio de Valencia, donde el Prontua- psiquiátricos de enfermería en España (siglos
rio del enfermero psiquiátrico, sintetizó las XV al XX). Una aproximación histórica.
lecciones impartidas por su director Francisco Madrid: Editorial Díaz de Santos, 2000.
Domingo Simó (27). (7) González Fernández, E. A psiquiatría
En resumen, se podría afirmar que el en Galicia. A psiquiatria galega e Conxo, Do
Manual de Goyanes es destacable por ser el Rueiro, Madrid, 1977.
primero de esta serie de interesantes libros, (8) Angosto Saura, T., García Álvarez, M.,
aun por investigar. Su difusión fue práctica- González García, A. Historia del Manicomio
mente nula en la península e incluso escasa de Conxo: sus primeros médicos y sus clasifica-
dentro del ámbito gallego. Traduce la sensi- ciones diagnósticas (un estudio a través de 528
408 O. Villasante
HISTORIAS CON HISTORIA

historias clínicas). Siso-Saúde, 1998, 31, 17-30. psiquiátricas. Enfermería Científica, nº 174-
(9) Torres Cubeiro, M. Equivalentes 175, 1996: 49-53.
funcionales: Catolicismo, Banca y Psiquiatría (19) Simón Lorda, D. La asistencia psiquiá-
privada. La fundación Manicomio de Conxo trica en Galicia en las Segunda República
en Santiago de Compostela (1885-1931), Fes, (1931-1936). En Angosto Saura, T., Rodrí-
Navarra, 2010. disponible en: torrescubeiro. guez López, A., Simón Lorda, D. Setenta y
weebly.com/med-soc.html. cinco años de historia de la psiquiatría 1924-
(10) Alonso García Sierra, E. Las Carreras 1999, AEN- AGS, Ourense, 2001, p. 228.
Auxiliares Médicas, Madrid: Librería (20) Vera Pérez, J. A. Hernández Conesa,
internacional de Romo, 1923: 290-2. J. M. Un análisis educativo de la formación
(11) Rodrigo J. Prontuario del enfermero. enfermera en España durante la Segunda
Madrid: Imprenta y librería de Nicolás Moya, República, Murcia, Diego Marín Librero
1891 editor, 2011.
(12) Handbbook for the instruction of (21) Gaceta de Madrid, 20 mayo de 1932.
attendants on the insane, consultado el 25 de (22) López Mora, M., El enfermero
abril de 2013 en http://archive.org/details/ psiquiátrico, Elda, 1933
handbookforinst01assogoog (23) Miqueo, C., Muñoz Zaragoza, B.
(13) Huertas, R. Organizar y persuadir. La Enfermería Psiquiátrica. En Fernández
Estrategias profesionales y retóricas de Doctor (coord.), Historia de la psiquiatría del
legitimación de la medicina mental española siglo XX en Aragón, 2014: 337-369.
(1875-1936). Madrid: Frenia, 2002. (24) García de la Piñera E. Lecciones
(14) Campos R. Huertas García-Alejo, teóricas y prácticas para contestar al curso
R. Estado y asistencia en España durante el elemental de enfermeros psiquiátricos.
primer tercio del siglo XX, Rev Asoc esp Ciempozuelos: Imprenta hermanos de San
Neuropsiq (Madr) 1998; 65(18):99-108. Juan de Dios, 1935.
(15) Valenciano, L. La asistencia al enfermo (25) Salas, J. Manual de la enfermera gene-
mental. Publicaciones de Archivos de ral y psiquiátrica. Madrid: Hermanas Hospita-
Neurobiología, 1933 larias del Sagrado Corazón de Jesús, 1935.
(16) Villasante, O. La Polémica en torno (26) Bordás y Jané, R. Contestaciones al
a los manicomios, 1916. Rev. Asoc. Esp. programa oficial para obtener el diploma de
Neuropsiq., 2011, 31 (112): 767-89 enfermero psiquiátrico, Barcelona, Librería
(17) Rodríguez Lafora, G. Los manicomios aragonés, 1933.
españoles, España, 12 oct 1916, 90: 8-10. (27) Doming Simó F. Prontuario del
(18) Siles Gonzáles, J. Origen histórico de la enfermero psiquiátrico. Valencia. Imp. V.
profesionalización de los cuidados mentales: Climent Vila, 1936.
los practicantes, enfermeros y visitadoras
PARA LEER

LIBROS

Enrique González Duro. Prácticas e ideas en el tratamiento de la locura.


De la Revolución francesa al final del Nazismo. (Paloma Vázquez de la Torre Escalera).

DOCUMENTOS EN LA RED

Varios. (Juan Medrano).


Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 423-429
423
PARA LEER

LIBROS

Enrique González Duro. mentales en la Alemania nazi. Su lectura,


Prácticas e ideas en el trata- a pesar de las casi cuatrocientas páginas de
miento de la locura. De la Re- extensión, resulta sencilla y amena, lo cual
volución francesa al final del no sorprende en un autor que cuenta con
Nazismo. varios libros divulgativos, entre ellos diver-
eBOOKfacil.es, 2014. sas biografías de personajes relevantes de
374 pp. Edición digital. la historia de España como Fernando VII,
Juan Ramón Jiménez o Franco, entre otras.
El papel que tuvieron los psiquiatras en Sin duda, La historia de la locura en Espa-
la esterilización y exterminio de enfermos ña, a pesar de que ha cumplido ya las dos
mentales en la Alemania nazi y los territo- décadas, sigue siendo un libro de referencia
rios ocupados fue silenciado durante déca- para acercarse a la historia del tratamiento a
das. Es a partir de los años ochenta del siglo los enfermos mentales en nuestro país.
XX cuando comienzan a aparecer los pri- Prácticas e ideas en el tratamiento de
meros estudios y publicaciones sobre este la locura se divide en once capítulos, en-
dramático acontecimiento (inicialmente lle- cabezados por un prefacio. Ya en éste, a mi
vados a cabo por historiadores y no por mé- modo de ver, el autor hace una declaración
dicos). Estas investigaciones han ido proli- de intenciones al iniciar la obra con una car-
ferando en los primeros años del siglo XXI, ta que Antonin Artaud escribió a los direc-
destacando en este sentido los tres números tores de manicomios tras pasar nueve años
monográficos que la revista International internado en diversas instituciones y recibir
Journal of Mental Health dedicó en los numerosas sesiones de terapia electrocon-
años 2006-2007 a los efectos que la ideolo- vulsiva. Artaud denuncia los internamientos
gía nacionalsocialista y la Segunda Guerra arbitrarios, la prepotencia de la ciencia y
Mundial tuvieron en los enfermos mentales el desposeer al loco de su palabra, aunque
y asilos de Europa, centrándose en las polí- sea delirante. Algunas de estas ideas sobre-
ticas de exterminio de pacientes, los efectos vuelan a lo largo de la obra mostrándose de
del hambre en los asilos y la práctica de la nuevo que el conocimiento de la historia es
esterilización forzada. indispensable para evitar la repetición de los
Enrique González Duro, conocido psi- errores y para reflexionar sobre las ideas y
quiatra y escritor, nos presenta a través de prácticas que rigen nuestro tiempo.
Prácticas e ideas en el tratamiento de la Los primeros capítulos están dedicados
locura. De la Revolución francesa al final al desarrollo de la psiquiatría francesa en
del Nazismo, un recorrido histórico de la el siglo XIX. El autor marca el origen de
psiquiatría a lo largo de dicho periodo, tra- la psiquiatría como ciencia en la Revolu-
tando de explicar cómo la evolución y el de- ción francesa, aun reconociendo lo que de
sarrollo de las prácticas e ideas psiquiátri- mito fundacional siempre ha tenido este
cas pudieron llevar a la participación de esta acervo, y si bien dedica un primer capítulo
ciencia médica (y necesariamente también para apuntar los antecedentes pre-revolu-
humanista) en el exterminio de enfermos cionarios que llevaron a un confinamiento
424
PARA LEER

cada vez más generalizado de los locos en Mundial, con la relevancia que tuvo (y tie-
los asilos. Describe González Duro el na- ne) la figura de Kraepelin a través del desa-
cimiento del alienismo con Pinel y cómo rrollo de su nosología, basada en criterios
éste acabó, siguiendo la tesis foucaultiana, evolutivos. El libro describe a continuación
convirtiendo al asilo en un espacio judicial, como, en el contexto histórico del fracaso
y al tratamiento moral, según ha señalado alemán en la Primera Guerra Mundial que
Robert Castel, en una pedagogía moral. llevó al alzamiento del Tercer Reich, las
Se desarrolla a continuación en el libro la teorías degeneracionistas influyeron en los
expansión del alienismo y la proliferación psiquiatras alemanes, junto con la obra de
de asilos, con Esquirol como figura central, Alfred Hoche donde éste abogaba por la eu-
deteniéndose en su concepción de la mo- tanasia negativa de enfermos mentales, por
nomanía y la penetración, a través de ésta, ser consideradas “vidas desprovistas de va-
del alienismo en el aparato judicial. Señala lor”.
también el autor la influencia de Esquirol en Dedica el autor el último capítulo a las
la promulgación en 1838 de una legislación políticas de esterilización y exterminio de
sobre el internamiento de enfermos menta- enfermos mentales en la Alemania nazi. Las
les. teorías eugenésicas, que eran seguidas y
El fracaso del tratamiento moral, con aplicadas en un gran número de países occi-
unos asilos atestados de enfermos a los que dentales, llevaron a la esterilización forzada
no era posible dar un tratamiento individua- de dos millones de personas en Alemania
lizado y donde el trato coercitivo estaba a entre 1933-1945. Por su parte, el Programa
la orden del día, dejó paso al degeneracio- T4 acabaría con la vida de unos cien mil en-
nismo, al que el autor dedica los siguientes fermos en cámaras de gas, continuando con
capítulos. Nos recuerda la concepción de otras formas de muerte en los asilos, como
“degeneración” de Morel de 1857 y su in- la privación de alimentos o las sobredosis
fluencia en el concepto de “criminal nato” de fármacos. Termina el autor denunciando
de Lombroso que, junto con las primeras la impunidad que tuvieron estos crímenes y
investigaciones anatomoclínicas, sumiría a la falta de arrepentimiento de los psiquiatras
la concepción de la enfermedad mental en que participaron en ellos.
el pesimismo terapéutico y la cronicidad. Tal vez el cierre del libro resulte un tan-
Por otro lado, la degeneración trascendería to desasosegante, al hacerlo con uno de los
el campo médico para entrar en el social, episodios más abominables de la historia de
convirtiendo al clínico en garante y guar- la psiquiatría y sin un apunte hacia la evolu-
dián del bien social. Y en este sentido, se ción que ha tenido esta ciencia, ayudada por
apunta cómo la esperada ley de 1838 sirvió el desarrollo de las sucesivas legislaciones
para que se llevaran a cabo internamientos sobre Derechos Humanos tras el fin de la
masivos, algunos con carácter preventivo, Segunda Guerra Mundial. Uno se pregun-
de enfermos, indigentes, o cualquiera que ta si este final perturbador no querrá tener
se consideraba que tenía una conducta so- el efecto, como dicen los psicoanalistas del
cialmente anormal -lo que relaciona el autor final de las sesiones, de inquietarnos y ha-
con el surgimiento de la noción de instinto-. cernos reflexionar a los que nos dedicamos
Los últimos capítulos están centrados en a la clínica.
la psiquiatría alemana, donde el autor ex-
pone los avatares de esta ciencia en Alema- Paloma Vázquez de la Torre Escalera
nia hasta la irrupción de la Primera Guerra
425
PARA LEER

DOCUMENTOS EN LA RED

• Prevención y política sanitaria es una guía editada por la National Guideline


Clearinghouse estadounidense.
The Global status report on violence http://www.guideline.gov/content.
prevention 2014 - Informe sobre la situa- aspx?id=48193
ción mundial de la prevención de la violen-
cia 2014 Siete pasos para prevenir y manejar la
Documento elaborado con datos de 133 violencia en pacientes con trastorno bipolar
países, y que es el primero de su naturaleza - 7 Steps to Prevent and Manage Violence
que evalúa los esfuerzos de los diferentes es- in Bipolar Patients
tados para abordar la violencia interpersonal Presentación en diapositivas disponible en
(es decir, maltrato infantil, violencia juvenil, Psychiatric Times en la que Allison MR Lee e
violencia en la pareja y violencia sexual, y Igor I Galynker formulan algunas propuestas
maltrato a ancianos). Publicado conjuntamen- al respecto.
te por la OMS, el Programa de Desarrollo de http://www.psychiatrictimes.com/
la ONU y la Oficina de la ONU sobre Dro- bipolar-disorder/7-steps-prevent-
gas y Delincuencia, el informe reclama un and-manage-violence-bipolar-
incremento de los programas de prevención patients?GUID=D6A56A7B-1628-49E1-
de la violencia, una legislación más enérgica BCA8-E107E4DB979E&rememberme=1&t
y la proclamación de leyes que contribuyan a s=15112014#sthash.LL10zJ3N.dpuf
la prevención de la violencia, así como a la
creación y mejora de los servicios de atención Factores protectores de la conducta sui-
a las víctimas. Disponible en Internet en su to- cida en Psiquiatría Infantil
talidad en inglés (http://apps.who.int/iris/bitstr Monográfico del Canadian Journal of
eam/10665/145086/1/9789241564793_eng. Psychiatry, de acceso gratuito y libre, organi-
pdf?ua=1&ua=1); se ha divulgado también un zado en comentario introductorio y seis capí-
“resumen de orientación” en español tulos que van analizando la cuestión.
(http://apps.who.int/iris/ http://publications.cpa-apc.org/cjp/2015/
bitstream/10665/145089/1/WHO_ supplement/files/assets/downloads/
NMH_NVI_14.2_spa.pdf?ua=1&u) y publication.pdf
existe una infografía resumen igualmente
en castellano (http://www.who.int/ La depresión como crisis global
violence_injury_prevention/violence/ Discurso del exsecretario general de la
status_report/2014/1579_VIP_Infographic_ ONU, Kofi Anan, en la cumbre “La crisis glo-
Spanish_REV_ACRO.pdf?ua=1). bal de la depresión: el bajón del siglo XXI?”
(The Global Crisis of Depression - The Low
Guía de despistaje de riesgo de suici- of the 21st Century), celebrada en Londres a
dio en adolescentes, adultos y ancianos en finales del pasado mes de noviembre. En ella,
Atención Primaria líderes mundiales, responsables políticos, pro-
Originalmente titulada “Screening for fesionales y académicos han instado a los paí-
suicide risk in adolescents, adults, and older ses de todo el mundo a hacer un mayor esfuer-
adults in primary care: U.S. Preventive Ser- zo para ayudar a los 350 millones de personas
vices Task Force recommendation statement”, que sufren depresión.
426
PARA LEER

http://kofiannanfoundation.org/newsroom/ h t t p : / / w w w. s o b r e v u l n e r a b l e s . e s /
speeches/2014/11/global-crisis-depression sobrevulnerables/ficheros/boletines/
boletinn9.pdf
• Sociedad
El empleo en las personas con discapaci-
Boletín sobre Vulnerabilidad Social dad
Recogemos un número de este boletín, pu- Informe elaborado por el Instituto Nacio-
blicado por Cruz Roja, que incluye datos es- nal de Estadística con datos de 2013. Según
pecíficos sobre la incidencia de enfermedades la Base de Datos Estatal de las Personas con
o problemas crónicos de salud, acceso y aten- Discapacidad, 1.428.300 personas de eda-
ción en el sistema sanitario público y en los des comprendidas entre los 16 y los 64 años
servicios sanitarios privados y accidentalidad, y residentes en hogares familiares tenía cer-
con un análisis que permite inferir la influen- tificado de discapacidad en 2013. Esta cifra
cia de los determinantes sociales en la salud representa el 4,7% de la población española
de las personas encuestadas. El porcentaje de en edad laboral. De este colectivo, un 37,4%
personas en situación de vulnerabilidad social eran activos en 2013, lo que representa una
que ha manifestado tener alguna enfermedad tasa de actividad casi 40 puntos inferior a la
o problema de salud crónico o de larga dura- de la población sin discapacidad. La tasa de
ción asciende al 34%, más del doble que la po- paro para el colectivo fue del 35,0% en 2013,
blación general. La vulnerabilidad social tiene lo que supone nueve puntos más que la de la
consecuencias en el estado anímico: un 37% población sin discapacidad. La tasa de empleo
de las personas encuestadas se sienten tensas de las personas con certificado de discapaci-
o nerviosas “siempre” o “casi siempre”. Entre dad era del 24,3%. El 88,4% de los ocupados
ellas, las mujeres en edad activa son mayoría. eran asalariados y, de éstos, el 79,2% tenía
Un 50% dice tener “siempre la cabeza llena de contrato indefinido. El 26,6% de los ocupados
preocupaciones”. El 32% manifiesta no tener con discapacidad que trabajaban en centros
ilusión por las cosas “nunca” o “casi nunca”. ordinarios contaba con alguna deducción en
El 97,4% de las personas entrevistadas utiliza las contribuciones a la Seguridad Social y el
el sistema público de salud. Más del 70% con- mismo porcentaje tenía un contrato específico
sidera que la atención recibida es buena o muy de discapacidad.
buena. El 35,1% ha tenido dificultades econó- http://www.ine.es/prensa/np883.pdf
micas para cubrir gastos relacionados con su
salud en el último año. Las dificultades más El Observatorio contra la Violencia Do-
frecuentes son los problemas para pagar medi- méstica y de Género
cinas que ya no cubre la Seguridad Social, no Institución creada en el año 2002, cuya
tener capacidad para pagar al dentista y tener finalidad principal consiste en abordar el tra-
que afrontar el copago de medicinas. Un 1,5% tamiento de esta forma de violencia desde la
no tiene tarjeta sanitaria. Estar en riesgo de Administración de Justicia. Está integrado ac-
pobreza y exclusión social (AROPE) influye tualmente por el Consejo General del Poder
negativamente en el estado de salud, algo que Judicial, el Ministerio de Justicia, el Ministe-
se refleja en la mayor incidencia de enferme- rio de Igualdad, la Fiscalía General del Estado,
dades graves y crónicas. También incide en las las CCAA con competencias transferidas en
dificultades económicas para la atención de la Justicia y el Consejo General de la Abogacía
propia salud. Española. Según indica en su página web, el
427
PARA LEER

Observatorio contra la Violencia Doméstica y por el Comité Ejecutivo del CERMI de 22 de


de Género es un instrumento de análisis y de mayo de 2013. Incluye en su texto un análi-
actuación que, en el ámbito de la Administra- sis de la situación por artículos de la Conven-
ción de la Justicia, promueve iniciativas y me- ción, un análisis estadístico de las consultas y
didas dirigidas a erradicar el problema social quejas recibidas en el CERMI en el año, los
de la violencia doméstica y de género. informes presentados en 2013 por otras ins-
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/ tituciones y el resultado de la Clínica Jurídica
Temas/Violencia-domestica-y-de-genero/El- sobre el Derecho a una Educación Inclusiva.
Observatorio-contra-la-violencia-domestica- http://www.convenciondiscapacidad.
y-de-genero es/Informes_new/V%20INFORME%20
DDHH%202013.pdf
El coste del estrés laboral y los riesgos
psicosociales - Calculating the cost of work-
related stress and psychosocial risks • Ética
Informe elaborado por encargo de la Agen-
cia Europea de Seguridad y Salud en el Tra- Guía sobre conflictos éticos en Psiquia-
bajo que resume los resultados de una revi- tría y Psicoterapia
sión de la literatura centrada en los costes del Bajo la dirección de Diego Gracia y Juan
estrés relacionado con el trabajo, la carga de José Rodríguez Sendín, y con la participación
trabajo excesiva, la violencia en el trabajo y de Beatriz Baón, Alfredo Calcedo Barba, Ma-
otros riesgos psicosociales. Las comparacio- ría Muñoz-Grandes, Blanca Morera, Fernan-
nes entre países, e incluso dentro del mismo do Santander, José Antonio Seoane y Tirso
país, resultan muy difíciles debido a múltiples Ventura, esta guía tiene como objetivo ayudar
problemas. Los autores consideran, sin em- a resolver problemas éticos que pueden surgir
bargo, que las cifras dadas en su informe son en este ámbito clínico. La obra, que contem-
extremadamente conservadoras y que los cos- pla 30 casos prácticos agrupados en cuatro
tes reales son considerablemente mayores que secciones, pretende formar a los profesionales
sus estimaciones, lo que justifica ampliamente en el manejo de una metodología para después
la adopción de medidas preventivas. poder aplicarla a su práctica clínica diaria.
https://osha.europa.eu/en/publications/ http://www.medicosypacientes.com/
literature_reviews/calculating-the-cost-of- articulos/archivos/imagenes/Conflictos_
work-related-stress-and-psychosocial-risks Eticos_PsiquiatriaPsicoterapia.pdf

Declaración del Comité de Bioética de


• Derechos Humanos Aragón sobre las sujeciones físicas y far-
macológicas en el ámbito social y sanitario
Derechos Humanos y Discapacidad. In- Documento que partiendo de que la suje-
forme España 2013 ción entraña un conflicto ético entre los prin-
Elaborado por la Delegación del CERMI cipios de autonomía (limitación de la libertad
(Comité Español de Representantes de Per- del paciente en contra de su voluntad), de be-
sonas con Discapacidad) para la Convención neficencia (deseo bienintencionado de protec-
de la ONU y para los Derechos Humanos, in- ción al paciente, a su entorno y autoprotección
formado por el Comité de Apoyo del CERMI física y legal del personal), de no maleficencia
para la Convención de la ONU y aprobado (no podemos asegurar que su uso no produzca
428
PARA LEER

daño, dolor ni sufrimiento) y de justicia (desde • Boticas


el punto de la no discriminación), afirma que
cualquier decisión o acción tomada en nom- Comparación internacional de uso de
bre de una persona debe perseguir su mejor medicamentos – Análisis cuantitativo - In-
interés y que cuando una persona tome una ternational Comparison of Medicines Usa-
decisión en nombre de un adulto o menor que ge: Quantitative Analysis
no tiene capacidad, debe asegurarse que la de- Informe publicado el pasado mes de no-
cisión es la menos restrictiva para los derechos viembre la Association of the British Phar-
fundamentales y libertades del individuo y al maceutical Industry (ABPI), el equivalente
mismo tiempo lograr el objetivo de evitar el británico a Farmaindustria, siguiendo la me-
daño para el paciente y para otros. A partir de todología empleada en otro previo: Extent
ahí plantea la limitación de la medida, la exis- and causes of international variations in drug
tencia de protocolos de aplicación y la necesi- usage, más conocido como el Richards Re-
dad de formación del personal en la materia, al port, editado en año 2010. El nuevo informe
tiempo que insta al Departamento de Sanidad, compara los datos de consumo de una serie
Bienestar Social y Familia de Aragón a que de medicamentos de 13 grandes naciones del
elabore “la oportuna normativa para regular mundo en el periodo comprendido entre mar-
el uso de sujeciones físicas y farmacológicas, zo 2012 y marzo 2013. Los grupos estudiados
de acuerdo con la Resolución del Justicia de incluyen entre otros trombolíticos, estatinas,
Aragón de 27 de mayo de 2014, como garan- antipsicóticos de segunda generación, interfe-
tía del respeto de los derechos de los usua- rón, antirretrovirales, inhibidores de la protea-
rios”. sa para Hepatitis C y antidiabéticos (insulinas
http://www.comz.org/wp-content/ y antidiabéticos orales). El informe demuestra
uploads/2015/02/DECLARACI%C3%93N- que España, pese al copago, mantuvo en 2013
CBA-SUJECIONES-F%C3%8DSICAS-Y- la segunda posición de consumo global en
FARMACOL%C3%93GICAS.pdf indicadores “clave” en comparaciones inter-
nacionales, solo precedida por Francia y por
Informe sobre Ética de Medscape delante de los EEUU.
Presentación en diapositivas elaborada http://www.abpi.org.uk/our-work/library/
por Leslie Kane, comentando los resultados industry/Documents/meds_usage.pdf
de una encuesta entre 21000 médicos (17000 Richards Report: http://www.abpi.org.uk/
en los EEUU, 4000 europeos) y dividida en Pages/default.aspx
dos partes. La primera (http://www.medscape.
com/features/slideshow/public/ethics2014-
part1) se refiere a aspectos relacionados con • Guías
la vida, la muerte y el dolor, mientras que la
segunda (http://www.medscape.com/features/ La Guía práctica de actuación frente el
slideshow/public/ethics2014-part2?src=wnl_ Ciberacoso
edit_specol&uac=37878MR#1) está dedicada Dirigida a profesionales de la Salud, esta
a cuestiones como el dinero, las actuaciones guía es fruto de los esfuerzos de un grupo
profesionales o las relaciones íntimas con multidisciplinar de expertos: pediatras, psi-
pacientes. Para acceder a ella es necesario cólogos, psiquiatras, educadores, tecnólogos,
ser usuario registrado (un proceso rápido y abogados, entre otros y ha sido editada con-
gratuito). juntamente por la Sociedad Española de Me-
429
PARA LEER

dicina del Adolescente (SEMA), el ente Red. catalogoderecursos/nueva-gu%C3%AD-de-


es, del Ministerio de Industria y la Unidad de cl%C3%ADnica-sobre-el-ciberacoso-para-
Adolescencia del Hospital Universitario La profesionales-de-la-salud
Paz. Su finalidad es facilitar el diagnóstico, el
tratamiento y la prevención del acoso escolar Juan Medrano
dentro del entorno sanitario. Para ello da las
claves de una mejor coordinación entre los
ámbitos familiar, escolar, policial y judicial.
h t t p : / / w w w. c h a v a l . e s / c h a v a l e s /
NOVEDADES EDITORIALES EN www.tienda-aen.es

AEN
eds.), La formación de Col
ud mental en España, ISBN: 978-84-95287-71-7 1.
ENRIQUE RIVAS PADILLA y ANTONIO CEVERINO DOMÍNGUEZ
(Editores)
R. HERRERA
7-72-4 VALENCIA,
tal de la población re-

eds.), Crimen y locura,

istro de casos de esqui-


Asociación Española de Neuropsiquiatría ,!7I 4J5-cih bh! 2.
3.
4.

5.
TEORÍA Y PRÁCTICA PSICOANALÍTICA DE LAS PSICOSIS

LDE y J. M. BERTOLÍN 6.
La pragmática de la institución psicoanalítica en la sociedad actual
promoción de la participación y autonomía en Salud Mental

TEORÍA Y PRÁCTICA PSICOANALÍTICA


siquiatría en España 7.

RIVAS PADILLA, La
DE LAS PSICOSIS
8.
instituciones de Salud

CUDERO NARS (eds.), 9.


os y el trabajo en red 10.
La pragmática de la institución psicoanalítica
as tras la reforma psi-
en la sociedad actual 11.
E LUQUE (eds.), Psico-
psicóticos, 2006. 12.
discurso psicótico, 2006.
RIVAS PADILLA (eds.), 13.
álisis en la sociedad de
14.
L (eds.), Salud mental,
.
ornos mentales comu- 15.
n, 2009.
FERNÁNDEZ LIRIA, P.
ncia y salud mental. 16.
institucional, estruc-
GUÍA PARTISAM

09. 17.
ORIEGA (eds.), Gestión
009.
18.

GUÍA PARTISAM
S PADILLA (eds.), El psi-
lo político, 2009.
SAGASTI, O. VILLASANTE 19.
nuestros días. Contri-
a psiquiatría, 2011.
s.), Acciones de Salud promoción de la participación y autonomía en Salud Mental 20.
.
ord.), Los trastornos 21.
A. E. N. / ESTUDIOS

ancia y adolescencia,

AE
.), Vida laboral, estrés Española 22.
23.
Asociación

I. GONZÁLEZ LLONA

N
24.
Neuropsiquiatría

3. 25.
RODRÍGUEZ, A. CIBEIRA Profesionales
de

eds.), Razón, locura y


Salud Mental

de 26.
historia desde el siglo
A. E. N. ESTUDIOS / 53 ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRÍA
53 27.
SIMOND (eds.), Grupos C U A D E R N O S T É C N I C O S , 17 ESTUDIOS
Qué son, cómo funcio-
28.
, 2013.

21/05/14 12:46
432 293 (293)
LIBROS PARA LEER

LIBROS DE LA A.E.N.

Estudios (Disponibles a la venta en www.tienda-aen.es)


Estudios
1. M. GONZÁLEZ CHÁVEZ (ed.), La transformación de la asistencia psiquiátrica, 1980.
1.
2. M.
A. P GORTERA
onzález Chávez (ed.), La trasnformación de la asistencia psiquiátrica, 1980.
, F. BERMEJO (eds.), Demencias, 1980.
2. A. Portera, F. Bermejo (eds.), Demencias, 1980. (agotado)
3. S. M ASCARELL (ed.), Aproximación a la histeria, 1980.
3. S. Mascarell (ed.), Aproximación a la histeria, 1980.
4. T.
4. T. SSuárez
UÁREZ , ,C.C.F.F.RR OJERO
ojero (eds.),
(eds.), Paradigma
Paradigma sistémico
sistémico y terapia
y terapia familiar, 1983.1983.
familiar, (agotado)
5. V.
5. V. CCorcés
ORCÉS(ed.),(ed.),Aproximación
Aproximacióndinámica dinámica a las
a las psicosis,
psicosis, 1983.
1983. (agotado)
6.
6. J.J. EEspinosa
SPINOSA(ed.), (ed.),Cronicidad
Cronicidad en en
psiquiatría,
psiquiatría,1986.1986.
7. J. L. P M (ed.),
7. J. L. PEDREIRA MASSA (ed.), Gravedad psíquica
edreira assa Gravedad psíquica en laeninfancia, 1986.
la infancia, (agotado)
1986.
8. J. A. Fernández Sanabria, J. Maura Abril, A. Rodríguez Gómez (eds.), I Jornadas de la
8. J. A. FERNÁNDEZ SANABRIA, J. MAURA ABRIL, A. RODRÍGUEZ GÓMEZ (eds.), I Jornadas de
Sección
la Sección de Psicoanálisis
de Psicoanálisis de ladeA.E.N., 1986.
la A.E.N., (agotado)
1986.
9. R. Inglott (ed.), El quehacer en salud mental, 1989. (agotado)
9. C.
10. R. CINGLOTT (ed.), El quehacer en salud mental, 1989.
astilla del Pino (ed.), Criterios de objetivación en psicopatología, 1989.
10. A.
11. C. B Cauleo
ASTILLA C. DPuro
, J. DEL INO, R.(ed.), Criterios
Vignale deLa
(eds.), objetivación
concepciónen de grupo,1989.
psicopatología,
operativa 1990.
11. R.
12. AULEO, J., M.
A.FBernández C. A.
DURO , R. V
García CIGNALE
arbajosa (eds.),
, J. L.La concepción
Pedreira Massaoperativa
(eds.), Lade grupo, 1990.
contención, 1990.
13.
12. M.
R. FDERNÁNDEZ
esviat (ed.), , M.Epistemología
A. GARCÍA CARBAJOSA L. PEDREIRA1990.
y práctica, J.psiquiátrica, MASSA (eds.), La contención, 1990.
14.
13. A.
M.Ingala
DESVIAT , R.(ed.),
Gómez , J. Frère, A. G
Epistemología práctica, IIpsiquiátrica,
y onzález y III Jornadas de la Sección de Psicoanálisis,
1990.
14. «El
A. malestar
INGALA, en R. laGcultura», 1992.
ÓMEZ, J. FRÈRE, A. GONZÁLEZ, II y III Jornadas de la Sección de
15. P. Sanromán Villalón
Psicoanálisis, «El malestar(ed.), Jornadas sobre salud
en la cultura», 1992.mental y ley. Malos tratos a menores,
malos tratos a mujeres, separaciones y divorcios, 1993.
15. P. SANROMÁN VILLALÓN (ed.), Jornadas sobre salud mental y ley. Malos tratos a menores,
16. C.
malos F. Rojero
tratos, aT.mujeres,
Suárez (eds.), Psicosisyde
separaciones la infancia
divorcios, y la adolescencia, 1993.
1993.
17. V. Aparicio Basauri (ed.), Evaluación de servicios en salud mental, 1993.
16. J.
18. C.MF.asRH OJERO, T. SUÁREZ (eds.), Psicosis de la infancia y la adolescencia, 1993.
esse, A. Tesoro Amate (eds.), Mujer y salud mental. Mitos y realidades, 1993.
17. A.
19. V. F PARICIO BL
Aernández iria, M.(ed.),
ASAURI Evaluación
Hernández de servicios
Monsalve en salud
, B. Rodríguez Vega (eds.),1993.
mental, Psicoterapias en el
18. sector HESSE, un
J. MASpúblico: A. marco
TESORO AMATE
para (eds.), Mujer
la integración, 1997.y salud mental. Mitos y realidades, 1993.
(agotado)
20.
19. E.
A.GFamo Medina,LR.
ERNÁNDEZ IRIAG,ómez
M. E Hsteban
ERNÁNDEZ (Coord.), Grupos
MONSALVE terapéuticos
, B. RODRÍGUEZ y asistencia pública,
VEGA (eds.), 1997.
Psicote-
21. J. Leal en
rapias Rubio (ed.), Equipos
el sector público:eun instituciones
marco paradelasalud (mental),1997.
integración, salud (mental) de equipos e
instituciones,
20. R. GÓMEZ ESTEBAN 1997. (ed.), Grupos terapéuticos y asistencia pública, 1997.
22. C. P olo, Crónica del manicomio, 1999.
21. J. LEAL RUBIO (ed.), Equipos e instituciones de salud (mental), salud (mental) de equipos
23. F. Santander (ed.),
e instituciones, Ética y praxis psiquiátrica, 2000.
1997.
24. F. R ivas (ed.), La psicosis en la comunidad, 2000. (agotado)
22. C. POLO, Crónica del manicomio, 1999.
25. E. González, J. M. Comelles (eds.), Psiquiatría transcultural, 2000. (agotado)
23. F. CSarles
26. F. ANTANDER (ed.), Ética y praxis psiquiátrica, 2000.
, I. Muñoz, C. Llor, P. Marset, Psicoanálisis en España (1893-1968), 2000.
24. T.
27. F. A IVAS (ed.),
Rngosto , A. R La psicosis
odríguez enSla
, D. comunidad,
imón 2000.y cinco años de historia de la psiquiatría,
(eds.), Setenta
E. GONZÁLEZ, J. M. COMELLES (eds.), Psiquiatría transcultural, 2000.
25. 2001.
28.
26. C.
F. G isbert ,(ed.),
CARLES I. MUÑOZRehabilitación
, C. LLOR,psicosocial
P. MARSET,yPsicoanálisis
tratamiento integral del trastorno
en España mental,
(1893-1968), 2003.
2000.
29. A. E spino, B. Olabarría (eds.), La formación de los profesionales de la salud mental en España,
27. T. ANGOSTO, A. RODRÍGUEZ, D. SIMÓN (eds.), Setenta y cinco años de historia de la psi-
2003.
quiatría, (agotado)
2001.
30. M. H ernández Monsalve, R. Herrera Valencia, La atención a la salud mental de la pobla-
28. C. GISBERT (ed.), Rehabilitación psicosocial y tratamiento integral del trastorno mental, 2003.
ción reclusa, 2003.
29. J.
31. A.M. ESPINO
Álvarez , B., OR.LABARRÍA (eds.),Crimen
Esteban (eds.), La formación
y locura, de2005.
los profesionales de la salud mental en
España, 2003.
32. B. Moreno Küstner, El registro de casos de esquizofrenia de Granada, 2005. (agotado)
30. A.
33. M.RHeyERNÁNDEZ
, E. JordáM Dualde, R.
, F.ONSALVE y J.HM.ERRERA VALENCIA, La atención a la salud mental de la
Bertolín (eds.), Tres siglos de psiquiatría en España
población reclusa, 2003.
(1736-1975), 2006.
31. R.
34. J. M. GómezÁLVAREZEsteban, R. ,EE. Rivas (eds.),
STEBAN PadillaCrimen y locura,
, La práctica 2005. en las instituciones de Salud
analítica
32. B. MORENO
Mental, 2005. KÜSTNER, El registro de casos de esquizofrenia de Granada, 2005.
35. J. Leal Rubio, A. Escudero Nars (eds.), La continuidad de cuidados y el trabajo en red
en Salud Mental, 2006.
36. F. Pérez (ed.), Dos décadas tras la reforma psiquiátrica, 2006.
37. A. Díez Patricio, R. Luque Luque (eds.), Psicopatología de los síntomas psicóticos, 2006.
38. A. Díez Patricio, Análisis del discurso psicótico, 2006.
433
PARA LEER

39. R. Gómez Esteban, E. Rivas Padilla (eds.), La integración del psicoanálisis en la sociedad de
nuestro tiempo, 2007.
40. J. M. Comelles, M. Bernal (eds.), Salud mental, diversidad y cultura, 2008.
41. A. Retolaza (ed.), Trastornos mentales comunes: manual de orientación, 2009.
42. I. Markez Alonso, A. Fernández Liria, P. Pérez-Sales (eds.), Violencia y salud mental.
Salud mental y violencias institucional, estructural, social y colectiva, 2009.
43. J. Carmona, F. del Río Noriega (eds.), Gestión clínica en salud mental, 2009.
44. R. Gómez Esteban, E. Rivas Padilla (eds.), El psicoanálisis en lo social y en lo político, 2009.
45. O. Martínez Azumendi, N. Sagasti Legarda, O. Villasante (eds.), Del Pleistoceno a nuestros
días. Contribuciones a la historia de la psiquiatría, 2011.
46. C. Escudero Álvaro, P. Balanza Martínez (coords.), Manual del Residente en Psicología
Clínica, 2012.
47. M. Desviat, A. Moreno (eds.), Acciones de Salud Mental Comunitaria, 2012.
48. E. Mollejo Aparicio (coord.), Los trastornos mentales graves en la infancia y adolescencia,
2012.
49. A. Espino Granado (coord.), Vida laboral, estrés y salud mental, 2012.
50. O. Martínez Azumendi, I. González Llona (comps.), Escenarios, 2013.
51. D. Simón Lorda, C. Gómez Rodríguez, A. Cibeira Vázquez, O. Villasante (eds.), Razón, locura y
sociedad. Una mirada a la historia desde el siglo XXI, 2013.
52. J. Salomón Martínez, H. D. Simond, Grupos de terapia multifamiliar. ¿Qué son, cómo funcio-
nan, qué ventajas ofrecen?, 2013.
53. E. Rivas Padilla, A. Ceverino Domínguez (eds.), Teoría y Práctica psicoanalítica de las
psicosis, 2014.
54. G. Thornicroft, M. Tansella (eds.), La mejora de la atención de salud mental, 2014.
55. B. Saraceno (ed.), El fin del entretenimiento. Manual de rehabilitación psiquiátrica, 2014.

AEN Digital

1. B. Bevià Febrer, R. Tabarés Seisdedos, M. Gómez-Beneyto (eds.), Trastorno Mental Gra-


ve: ¿Qué evidencia tenemos? ¿Qué servicios necesitamos?, 2013.

Cuadernos Técnicos

1. Salud mental en el mundo: problemas y prioridades en poblaciones de bajos ingresos.


1995. (agotado)
2. La Psicología Clínica en los Servicios Públicos. 2000.
3. La Asociación Española de Neuropsiquiatría y la situación de los enfermos mentales. 2000.
4. Hacia una atención comunitaria de salud mental de calidad. 2000. (agotado)
5. Formación especializada en salud mental. 2000.
6. Rehabilitación Psicosocial del enfermo mental severo. Situación actual y recomendaciones.
2002. (agotado)
7. Observatorio de Salud Mental de la AEN: Análisis de la situación de la atención a la salud
mental en las Comunidades Autónomas a diciembre de 2005. 2007.
8. Consenso sobre la promoción de la salud mental, prevención del trastorno mental y dismi-
nución del estigma de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 2007. / Spanish Asso-
ciation of Neuropsychiatry 2007 Consensus on the Promotion of Mental Health, the Pre-
vention of Mental Illness and the Reduction of Stigma. 2007.
9. El ejercicio profesional del Psicólogo Clínico en el Sistema Nacional de Salud. 2008.
10. Consenso sobre Atención Temprana a la Psicosis de la AEN. 2009.
11. Escuela de Salud Mental de la AEN. 2009.
434
PARA LEER

12. Grupo de trabajo de la Asociación Española de Neuropsiquiatría sobre Hospitales de Día. 2009.
13. Situación de la Enfermería de Salud Mental en el Sistema Nacional de Salud. 2009.
14. Informe sobre la salud mental de niños y adolescentes. 2010.
15. Observatorio de Salud Mental 2010 de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 2011.
16. Hacia una reformulación de la Rehabilitación Psicosocial. 2012.
17. Guía PARTISAM. Promoción de la participación y autonomía en Salud Mental. 2014.

Historia

1. Jacques Ferrand, Melancolía erótica, 1996. (agotado)


2. Robert Burton, Anatomía de la melancolía I, 1997. (agotado)
3. Anselm von Feuerbach, Gaspar Hauser, 1997. (agotado)
4. Robert Burton, Anatomía de la melancolía II, 1998. (agotado)
5. Robert Gaupp, El caso Wagner, 1998.
6. Gerolamo Cardano, El libro de los sueños, 1999.
7. Emil Kraepelin, Cien años de Psiquiatría, 1999.
8. Étienne Esquirol, Sobre las pasiones. Joseph Daquin, Filosofía de la locura, 2000.
9. Tomaso Garzoni, El teatro de los cerebros. El hospital de los locos incurables, 2000.
10. Juana de los Ángeles, Autobiografía, 2001.
11. François Leuret, El tratamiento moral de la locura, 2001.
12. Robert Burton, Anatomía de la melancolía III, 2002. (agotado)
13. Laurent Joubert, Tratado de la risa, 2002.
14. Samuel-Auguste Tissot, El onanismo, 2003.
15. Daniel Paul Schreber, Sucesos memorables de un enfermo de los nervios, 2003. (agotado)
16. Raymond Queneau, En los confines de las tinieblas. Los locos literarios, 2004. (agotado)
17. Timothy Bright, Un tratado de melancolía, 2004.
18. Cicerón, Conversaciones en Túsculo, 2005.
19. Diderot (ed.), Mente y cuerpo en la Enciclopedia, 2005.
20. Marsilio Ficino, Tres libros sobre la vida. Luigi Cornaro, De la vida sobria, 2006.
21. Patrick Declerck, Los náufragos, 2006.
22. Giovan Battista della Porta, Fisiognomía I, 2007.
23. John Donne, Biathanatos, 2007.
24. Giovan Battista della Porta, Fisiognomía II, 2008.
25. Edgard Zilsel, El genio, 2008.
26. Gladys Swain, Diálogo con el insensato, 2009.
27. José Luis Peset, Las melancolías de Sancho. Humores y pasiones entre Huarte y Pinel, 2010.
28. André Du Laurens, De las enfermedades melancólicas. Jourdain Guibelet, Del humor
melancólico, 2011.

Tienda
www.tienda-aen.es
AEN
PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN

Constituida la Junta Gestora de la nueva Asociación Autonómica de Galicia de la AEN-PSM.

Comunicado de la Asociación Española de Neuropsiquiatría – Profesionales de Salud Mental


en relación con la reforma de la Ley del Aborto
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 437-439
437
PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN

Constituida la Junta Gestora de la nueva Asociación Autonómica


de Galicia de la AEN-PSM.

El pasado 22 de enero se celebró en Santiago de Compostela la Asamblea de


socios de Galicia.
A la asamblea asistieron la Presidenta de la AEN-PSM, Dª Eudoxia Gay, y el
Secretario General de la AEN-PSM, D. José Carmona.
El objeto de la Asamblea fue la aprobación de una Gestora para que elabore los
estatutos de la Asociación Autonómica de Galicia de la AEN-PSM y conduzca un pro-
ceso electoral para elegir Junta Directiva.
Se aprobó una Junta Gestora presidida por D. Ramón Area y constituida por
los siguientes vocales: Dª. Elena Gato, D. David Simón, Dª Alcira Cibeira, D. Ramón
Ramos, Dª Carmen Armas, D. Federico Menéndez, Dª Mª Jesús Gómez y D. Gonzalo
Martínez.
En las intervenciones se destacó la satisfacción por ver culminado el proceso de
integración de la disuelta Asociación Galega de Saúde Mental y la AEN-PSM. Se dio
cuenta de la aprobación por la Asamblea General Extraordinaria de la AEN-PSM de
2014 de la petición de los socios gallegos para conformar la Asociación Autonómica y
se intercambió información sobre la situación de la Asociación.

Delante, de izquierda a derecha: María Dolores Domínguez Santos, Ramón Area Carracedo,
José Carmona, Mª Victoria Rodríguez García, Elena Gato, Alcira Cibeira, Chus Gómez,
Jorge García Fernández, Carmen Armas Barbazán, Ramón Ramos Ríos.
Detrás: Gonzalo Martínez Sande, David Simón Lorda, Tiburcio Angosto, Federico Menéndez Osorio,
Fernando Márquez Gallego, Eudoxia Gay, Victor Pedreira, Vanessa Vilas Riotorto, Santiago Lago Canzobre.
438
PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN

Comunicado de la Asociación Española de Neuropsiquiatría –


Profesionales de Salud Mental en relación con la reforma de la
Ley del Aborto.

Hace justamente un año, un gran número de Asociaciones de Mujeres, de profe-


sionales y partidos políticos de la oposición nos movilizamos en contra de la reforma
de la Ley de plazos existente desde 2010, por una más que restrictiva Ley de Supuestos
propuesta por el Partido Popular. Gracias a la presión ciudadana, encabezada por las
mujeres, pero también por sectores profesionales como el nuestro, dicha reforma fue
paralizada.
Ahora el Grupo Parlamentario Popular ha presentado una Proposición de Ley
para exigir el consentimiento parental para las jóvenes de entre 16 y 18 años y mujeres
con discapacidad que deseen acceder a un aborto legal y seguro, justificando esta me-
dida en una supuesta mayor protección de estos dos grupos de mujeres.
Sin embargo, Naciones Unidas recomienda que para mejorar la protección de
las mujeres, los Estados deben eliminar los obstáculos en el acceso a un aborto legal y
seguro.
Exigir este consentimiento, trae consigo con toda probabilidad, un aumento del
número de adolescentes que recurren a procedimientos peligrosos, inseguros, clandes-
tinos e ilegales, poniendo en riesgo su salud, bienestar, y hasta su vida. Asimismo, sitúa
a las menores que puedan ser objeto de violación por parte de su progenitor o de las
personas que ostenten la patria potestad, en una situación de especial indefensión.
Por todos estos factores, nos parece un atentado contra la salud mental de esos
dos grupos de mujeres, y un aumento de los factores de riesgo para su integridad psí-
quica.
Es por eso que la Asociación Española de Neuropsiquiatría – Profesionales de
Salud Mental nos oponemos a esta Proposición de Ley con más fuerza si cabe que con
la que nos resistimos a la anterior, que afortunadamente no vio la luz, porque nos parece
que se ceba en las mujeres más indefensas y desfavorecidas, unas por su grupo de edad
y otro por sus condiciones de discapacidad.
Esta nueva propuesta, sin más argumentos que los puramente electoralistas, nos
parece, además de un nuevo atentado contra la libertad de las mujeres, una discrimi-
nación contra las jóvenes y las discapacitadas, dado que la mayoría de edad sanitaria
en España es de 16 años, pudiendo a partir de esa edad, decidir sobre una operación
439
PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN

a vida o muerte. Mucho antes de esa edad las mujeres pueden decidir sobre aspectos
tan cruciales sobre su vida como contraer matrimonio o mantener relaciones sexuales.
Resulta sorprendente que una mujer de 16-17 años no pueda decidir sobre si desea o no
tener un hijo y se le obligue legalmente a ser una madre competente a esa misma edad.
Si se aprueba la reforma, las adolescentes y las mujeres discapacitadas no podrán
acceder por sí mismas a un aborto legal y seguro. Esta diferencia, que no está basada
en criterios médicos, constituye un elemento de discriminación de género, con posibles
consecuencias para su salud.
La Organización Mundial de la Salud ha destacado que para proteger a las me-
nores, las políticas y las prácticas deben alentar, pero no exigir, el consentimiento de
los padres. También ha destacado que el requisito de autorización de los padres viola el
derecho a la privacidad y el acceso de las mujeres a la atención médica sobre la base de
la igualdad de hombres y mujeres.
Según los datos disponibles, son aproximadamente 400 mujeres entre 16 y 17
años las que alegan para interrumpir el embarazo diferentes razones para no pedir el
consentimiento paterno o tutelar (riesgo de violencia de género, abusos sexuales, des-
amparo familiar, familias desestructuradas, etc.), situaciones frecuentes en la sociedad
española aunque sean ignoradas por el PP. Son precisamente estas mujeres, las más
vulnerables y desamparadas las que quedarían indefensas si el plan propuesto por el PP
para contentar a una parte de su electorado consigue aprobarse.
Con respecto a las mujeres con discapacidad, los Estados tienen la obligación de
velar porque se efectúe la consulta apropiada directamente con la persona con discapa-
cidad y no permitir que el consentimiento sea otorgado por terceras personas que actúen
en su nombre.
Consideramos como Asociación de Profesionales de Salud Mental que para pro-
teger a las mujeres y no vulnerar sus derechos, el Gobierno y el Grupo Parlamentario
Popular deben respetar y cumplir las recomendaciones de Naciones Unidas.
441

Normas para la presentación de manuscritos.

La REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPA- y no más de dos ilustraciones. El número máximo


ÑOLA DE NEUROPSIQUIATRIA es la publica- de firmantes será de seis. Cada trabajo deberá es-
ción oficial de la Asociación Española de Neuro- tructurarse como un artículo original.
psiquiatría (AEN) - Profesionales de Salud Mental. Notas clínicas. Descripción de uno o más casos
Dirigida a un público profesional en el ámbi- clínicos que supongan una aportación importante al
to de la salud mental, la Revista AEN considera- conocimiento de la patología o de otros aspectos
rá preferentemente para su publicación trabajos del proceso. La extensión máxima del texto será
relacionados con la Psiquiatría, la Psicología y de 6 páginas (Din A4) de 30 líneas y se admitirán
cualquier otro campo relacionado con la salud y hasta dos figuras y dos tablas. Es aconsejable que el
enfermedad mental, recogiendo aportaciones de número de firmantes no sea superior a seis y que no
las ciencias médicas, psicológicas y sociales, bá- haya más de 20 referencias bibliográficas.
sicas y aplicadas, así como desde otras áreas de la Deseablemente los autores deberían contar con
cultura que permitan entender mejor al ser huma- el consentimiento de las personas a quienes se haga
no y su funcionamiento desde una perspectiva no referencia en el trabajo, y en todo caso modificar la
reduccionista. información suministrada de forma que las perso-
Los trabajos serán originales e inéditos y no nas y sus circunstancias resulten irreconocibles.
podrán estar sometidos a consideración simultá- Revisiones. Puestas al día de un problema de
neamente en otra revista o publicación. Los auto- relevancia biológica, psicológica o social, desde
res deben describir cualquier relación financiera el punto de vista clínico o asistencial, mediante la
que tengan y que pudiera dar lugar a un conflicto aportación de la necesaria bibliografía para este
de intereses en relación con el artículo publicado. cometido. La extensión recomendada es la misma
que para los artículos originales. El resumen no
1) La Revista consta de las siguientes seccio- estructurado de los trabajos de esta sección deberá
nes: ser lo más escueto posible (de unas 150 palabras),
Originales. Trabajos de investigación o re- pero fluido en su lectura y concluyente del tema en
flexión sobre etiología, epidemiología, clínica, cuestión.
diagnóstico, pronóstico y tratamiento. La exten- Cartas. Con esta sección se pretende fomen-
sión máxima recomendada del texto es de 20 pá- tar y estimular el coloquio y la discusión entre los
ginas (Din A4) de 30 líneas de 60-70 pulsaciones profesionales lectores de la Revista. La sección se
(6.000 palabras, sin incluir resumen, tablas y bi- divide en “Cartas científicas”, trabajos que con-
bliografía) y se admitirán hasta seis figuras y seis tienen nuevos estudios que pueden exponerse de
tablas. Es aconsejable que el número de firmantes forma abreviada, y “Cartas al Editor”, donde los
no sea superior a seis. lectores pueden expresar su opinión argumenta-
Originales breves. En esta sección se consi- da, conforme o disconforme, de una publicación
derarán los trabajos de investigación o reflexión reciente, así como sobre un tema que consideren
que por sus características especiales (series con importante por su actualidad. Tienen preferencia
número reducido de observaciones, trabajos de in- en esta Sección aquellas cartas que hagan refe-
vestigación con objetivo y resultados muy concre- rencia a trabajos publicados en el último número
tos, estudios epidemiológicos descriptivos, entre y aquellas que aporten opiniones, observaciones o
otros) pueden ser publicados en forma más abre- experiencias que por sus características puedan ser
viada y rápida. Estos trabajos deberán tener una resumidas en un breve texto. La extensión de la
extensión máxima de 6 páginas (Din A4) de 30 carta no sobrepasará las 750 palabras. La Revista
líneas de texto, hasta 10 referencias bibliográficas se reserva el derecho de acortar el texto, ya sea por
442

haber sobrepasado la extensión establecida o por de trabajo que se trata (por ejemplo: estudio des-
reiteraciones que afecten a la fluidez de su lectura. criptivo o experimental, revisión de la literatu-
Editoriales. Esta sección es habitualmente por ra, discusión teórica...). Posteriormente incluirá
encargo. Sin embargo, el comité editorial puede para los trabajos originales: 1) Título (en español
considerar para su publicación y someter al proce- e inglés). 2) Resumen en español e inglés con
so de revisión trabajos no solicitados, para lo que una extensión de 250 palabras aproximadamen-
conviene establecer un previo acuerdo. te, estructurado en los siguientes apartados: In-
Márgenes de  la psiquiatría y humanida- troducción, Material (o Pacientes) y método,
des. Sección en la que tienen cabida  trabajos con Resultados y Conclusiones. Para las revisiones
diferentes formatos al estándar de los “originales y los originales breves el resumen, en español e
y  revisiones” (actualizaciones, entrevistas, rese- inglés, será de aproximadamente 150 palabras,
ñas…), o bien abordan temas  tangenciales a la sin estructurar. 3) De 3 a 10 palabras clave en
salud mental (especialmente culturales o relacio- español e inglés; obtenidas a partir del Medical
nados con las humanidades). Dadas sus caracterís- Subject Headings (MeSH) del índex Medicus/
ticas particulares, difícilmente  se pueden ajustar a Medline de la National Library of Medicine de
unos requisitos editoriales determinados. Aunque Estados Unidos, disponible en: <http://www.
aconsejable, no es imprescindible incluir resumen nlm.nih.gov/mesh/meshhome.html> y tradu-
ni palabras clave, recomendándose tomar de for- cidas al español desde la web disponible en:
ma orientativa el resto de indicaciones dadas para <http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm>
los trabajos originales,  especialmente en relación Texto. Se recomienda la redacción del texto
con la extensión y citas bibliográficas si se utili- en impersonal. Conviene dividir claramente los
zan. trabajos en apartados, y en el caso de los origina-
Otras secciones. La Revista puede incluir les es de desear que el esquema general sea el si-
otras secciones, tales como Crítica de Libros, In- guiente: Introducción, Pacientes (Sujetos)/ Clíni-
formes, Páginas de la Asociación u otras. Estas ca o Material y Método, Resultados y Discusión.
secciones son habitualmente encomendadas por 1) Título.
el Comité Editorial, aunque también pueden con- 2) Introducción. Será breve y debe proporcio-
siderarse para su publicación trabajos no solicita- nar sólo la explicación necesaria para que el lector
dos. pueda comprender el texto que sigue a continua-
ción. No debe contener tablas ni figuras. Debe in-
2. Presentación y estructura de los trabajos. cluir un último párrafo en el que se exponga de
La presentación de los trabajos se hará en ar- forma clara el/los objetivo/s del trabajo.
chivos electrónicos compatibles con el procesador 3) Pacientes (Sujetos) o Material y Métodos.
de textos Word. El texto irá formateado para su En este apartado se indican el centro donde se ha
impresión en hojas DIN A4 (210 x 297 mm) a realizado el experimento o la investigación, el pe-
doble espacio (30 líneas). Las hojas irán numera- ríodo de duración, las características de la serie
das correlativamente en la parte inferior derecha. estudiada, el criterio de selección empleado y las
Cada parte del manuscrito empezará una página técnicas utilizadas. Se han de describir con deta­lle
en el siguiente orden: los métodos estadísticos.
Primera página. Incluirá en este mismo or- 4) Resultados. Relatan, no interpretan, las ob-
den: título del artículo, nombre completo y uno o servaciones efectuadas con el método empleado.
los dos apellidos de los autores, nombre completo
y dirección del centro de trabajo, dirección postal, Estos datos se expondrán en el texto con el com-
telefax, dirección de correo electrónico y otras es- plemento de las tablas y figuras.
pecificaciones cuando se considere necesario. 5) Discusión. Los autores tienen que exponer
Segunda página. En ella se precisará el tipo sus propias opiniones sobre el tema. Destacan
443

aquí: 1) el significado y la aplicación práctica de correspondiente, y c) una sola tabla por hoja. Se
los resultados; 2) las consideraciones sobre una procurará que sean claras y sin rectificaciones; las
posible inconsistencia de la metodología y las ra- siglas y abreviaturas se acompañarán siempre de
zones por las cuales pueden ser válidos los resul- una nota explicativa al pie. Si una tabla ocupa más
tados; 3) la relación con publicaciones similares de un folio se repetirán los encabezamientos en
y comparación entre las áreas de acuerdo y des- la hoja siguiente. La Revista admitirá tablas que
acuerdo, y 4) las indicaciones y directrices para ocupen hasta un máximo de una página impresa.
futuras investigaciones. Cuando se haya efectuado un estudio estadístico
6) Agradecimiento. Cuando se considere nece- se indicará a pie de tabla la técnica empleada y el
sario se citará a las personas, centros o entidades nivel de significación, si no se hubiera incluido en
que hayan colaborado o apoyado la realización del el texto de la tabla.
trabajo. Si existen implicaciones comerciales tam- Referencias bibliográficas. Se presentarán se-
bién deben figurar en este apartado. gún el orden de aparición en el texto con la corres-
Notas a pie de página. En caso de utilizarse pondiente numeración correlativa. En el artículo
notas al pie, estas serán las mínimas imprescin- constará la numeración de la cita entre paréntesis,
dibles para la mejor comprensión del texto, com- adaptándose el resto a los «Requisitos de uniformi-
putándose sus contenidos en el cálculo final de la dad para manuscritos presentados para publicación
extensión del trabajo. Las llamadas a las notas en en revistas biomédicas» elaborados por el Comi-
el cuerpo del artículo irán referenciadas con nú- té Internacional de Editores de Revistas Médicas
meros volados (superíndice). En caso de que la (Normas de Vancouver) disponible en: <http://
nota incluya una cita bibliográfica, esta se incluirá www.icmje.org>. Los nombres de las revistas de-
también al final del trabajo, siguiendo inexcusa- ben abreviarse de acuerdo con el estilo usado en
blemente las normas que se darán más adelante el Index Medicus/Medline y cuyo listado está dis-
para las “referencias bibliográficas” (cita según ponible en: <http://www.nlm.nih.gov/tsd/serials/lji.
Normas de Vancouver, identificada en el texto con html>. Es aconsejable evitar el uso de frases impre-
número entre paréntesis según orden de citación). cisas como referencias bibliográficas y no pueden
Ejemplo: “…murió en su celda del monasterio5 emplearse como tales «observaciones no publica-
(3)” (el 5 haría referencia a la nota incluida a pie das» ni «comunicación personal», pero sí pueden
de página, mientras que el (3) sería la cita biblio- citarse entre paréntesis dentro del texto. Las refe-
gráfica incluida al final). rencias bibliográficas deben comprobarse por com-
Iconografía. 1) En caso de incluirse fotogra- paración con los documentos originales, indicando
fías, estas serán de buena calidad y omitiendo siempre las páginas inicial y final de la cita. Solo de
las que no contribuyan a una mejor comprensión forma extraordinaria, como puede ser en el caso de
del texto. Se remitirán en archivos fotográficos algunos trabajos en el campo de las humanidades,
electrónicos, con una resolución de 300 puntos se aceptarán trabajos que no sigan las normas de
pulgada. Se procurará en lo posible evitar la iden- Vancouver y que incluyan la bibliografía y otras
tificación de los enfermos, en cualquier caso se referencias en forma de notas a pie de página.
deberá disponer de su permiso por escrito. 2) Las A continuación se dan unos ejemplos de for-
gráficas (hasta un máximo de seis) se realizarán matos de citas bibliográficas:
con ordenador y deberán ser de alta calidad. Se • Revista
tendrán en cuenta las mismas normas del apartado 1) Artículo ordinario. Relacionar todos los
4 para las fotografías. Las fotografías y gráficas autores si son seis o menos; si son siete o más,
irán numeradas de manera correlativa y conjun- relacionar los seis primeros y añadir la expresión
ta, como las figuras. 3) Las tablas se presentarán «et al» después de una coma. Nieto E, Vieta E, Ci-
en hojas aparte que incluirán: a) numeración de la rera E. Intentos de suicidio en pacientes con enfer-
tabla con números arábigos; b) enunciado (título) medad orgánica. Med Clin (Barc) 1992;98:618­21.
444

Soriano V, Aguado L., Fernández JL, Granada 12) Actas de reuniones. Vivian VL, editor.
L., Pineda JA, Valls F, et al. Estudio multicéntrico Child abuse and neglect: a medica) community
de la prevalencia de infección por el virus de la in- response. Proceedings of First AMA Nacional
munodeficiencia humana tipo 2 en España (1990). Conference on Child abuse and neglect; 1984,
Med Clin (Barc) 1991;98:771-4. March 30-31; Chicago. Chicago: American Me-
2) Autor corporativo. Grupo de Trabajo DUP dical Association, 1985.
España. Estudio multicéntrico sobre el uso de me- • Material electrónico
dicamentos durante el embarazo en España (IV). 13) Artículo de revista en formato electrónico
Los fármacos utilizados durante la lactancia Med Morse SS. Factors in the emergence of infectious
Clin (Barc) 1992;98:726-30. diseases. Emerg Infect Dis [revista electrónica]
3) No se indica el nombre del autor. Coffee 1995;1(1) [consultado OS-06-1996]: Disponible
drinking and cancer of the pancreas [editorial]. en: http://www.cdc.gov/ncidod/EID/eid.htm
BMJ 1981;283:628. 14) Monograflas en formato electrónico CDI,
4) Suplemento de un volumen. Magni F, Ros- clinical dermatology illustrated [monografía en
soni G, Berti F. BN-52021 protects guinea pigs CD­ROM]. Reeves JRT, Maibach H. CMEA Mul-
from heart anaphylaxis. Pharmacol Res Commun timedia Group, producers. 2nd ed. Version 2.0.
1988;20(Suppl 5):75-8. San Diego: CMEA; 1995.
5) Suplemento de un número. Garfios G, Cole
JO, Haskell D, Marby D, Paine SS, Moore P. The 3. Remisión y aceptación del manuscrito.
natural history of tardive dyskinesia. J Clin Psy- Los trabajos se presentarán exclusivamente en
chopharmacol 1988;8(4 Suppl):31 S-7S. formato electrónico. Para ello, el autor enviará un
6) Número sin volumen. Baumeister AA. Ori- correo electrónico a redaccion@revistaaen.es con
gins and control of stereotyped movements Mo- el manuscrito estructurado tal y como se describe
nogr Am Assoc Ment Defic 1978;(3):352-84. arriba. Añadirá una carta de presentación donde se
7) Indicación del tipo de artículo. Cárde- solicite su examen, exponiéndose claramente que el
nes M, Artiles J, Arkuch A, Suárez S. Hipoter- trabajo no ha sido publicado previamente, que todos
mia asociada a eritromicina [carta]. Med Clin los autores están de acuerdo en su contenido y que
(Barc) 1992;98:715-6. Fuhrman SA, Joiner KA. ceden los derechos de publicación a la Revista AEN.
Binding of the third component of complement Es necesario adjuntar las adecuadas autorizaciones
C3 by Toxoplasma gondii [abstract]. Clin Res para la reproducción de material ya publicado.
1987;35:475A. Salvo algunos trabajos en los apartados especia-
8) Trabajo en prensa. González JA, Bueno E, les, que podrán ser excepcionalmente aceptados por
Panizo C. Estudio de la reacción antígeno-anti- el Comité de Redacción, los manuscritos se somete-
cuerpo en enfermedades exantemáticas [en pren- rán a revisión al menos por dos pares ciegos, siendo
sa]. Med Clin (Barc). el listado de lectores publicado anualmente en las
• Libros y otras monografías páginas de la revista. En caso de discrepancia mani-
9) Autores personales. Colson JH, Armour fiesta entre los dos revisores, la decisión final queda-
WJ. Sports injuries and their treatment. 2nd ed. rá a criterio del Comité de Redacción. En cualquier
London: S Paul, 1986. caso, esta se justificará oportunamente a los autores.
10) Directores o compiladores como autores. Siempre que se sugiera efectuar modificaciones en
Diener HC, Wilkinson M, editors. Drug-induced los artículos, los autores deberán remitir, junto a la
headache. New York: Springer-Verlag, 1988. nueva versión del artículo, una carta en la que se ex-
11) Capítulo de un libro. Weinstein L, Swartz pongan de forma detallada las modificaciones reali-
MN. Pathologic properties of invading micro- zadas. Por cada artículo publicado, se enviarán dos
organisms. En: Sodeman WA Jr, Sodeman WA, ejemplares de la revista al primer autor, pudiendo
editors. Pathologic physiology: mechanisms of encargarse más ejemplares, a cargo de los autores, a
disease. Philadelphia: Saunders, 1974; p. 457-72. través de www.tienda-aen.es.
445

SOLICITUD DE INGRESO EN LA
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRÍA

D.
profesional de la Salud Mental, con título de
y con domicilio en
Población D.P.
Provincia
Teléfono: Email:

Centro de trabajo:
Dirección Centro:
Población: Provincia

SOLICITA:

Su ingreso en la Asociación Española de Neuropsiquiatría y en la Asociación integrada en la A. E. N. de la


Autonomía correspondiente, para lo cual es propuesto por los Miembros:

D. Firma:

D. Firma:

Fecha: de de

Esta solicitud deberá ser aprobada por la Junta de Gobierno y ratificada en la Asamblea General de
socios.
La suscripción de la Revista de la AEN está incluida en la cuota de Asociado.

DATOS BANCARIOS:

BANCO/CAJA DE AHORROS:

CÓDIGO CUENTA CLIENTE


ENTIDAD SUCURSAL D. C. Nº CUENTA

CÓDIGO IBAN

FIRMA SOLICITANTE

* La solicitud puede ser también realizada a través de www.aen.es

También podría gustarte