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SESIÓN 1
Tema Entre la tradición y la modernidad
Logro Al final de la sesión, el estudiante explica las contradicciones del proceso de
modernización que se dio durante el siglo XIX.
INTEGRANTES:
Actividad 1: Lean el siguiente texto del historiador Nelson Manrique e identifiquen y expliquen
las continuidades y rupturas que ocurrieron en el tránsito de la Colonia a la República.
“En la construcción de las identidades que existen en el Perú contemporáneo puede rastrearse la
presencia de elementos que tienen tras de sí una larga historia. Estos han sido redefinidos en
contacto con otras culturas y con nuevas experiencias, pero es posible identificar su continuidad
histórica. En la condición de las poblaciones originarias las continuidades pesaron decisivamente.
Ellas constituyen el meollo de lo que Stanley y Bárbara Stein (1991) han denominado “la herencia
colonial de América Latina”. El tributo indígena colonial abolido por San Martín el 27 de agosto de
1821, fue restaurado en agosto de 1826, con el nombre de contribución personal. Hacia finales de
la década de 1820, su peso equivalía aproximadamente a la octava parte del presupuesto nacional,
pero para la primera mitad de la década de 1840, representaba la tercera parte. Si hasta 1839 lo
pagaban los indios y las castas –es decir los integrantes de los grupos no indios-, en 1840 los
blancos y los mestizos fueron eximidos de esta obligación. La contribución personal permaneció
vigente hasta 1854.
Las rupturas con relación a la situación anterior a la Independencia tuvieron su primera fuente en
la disgregación de la economía colonial. Destruido el circuito mercantil que unía Potosí con las
minas de Huancavelica (que proveían a Potosí del mercurio imprescindible para refinar la plata) y
Lima, que constituía la columna vertebral de la economía colonial, la región andina se fragmentó
en un conjunto de espacios económicos desarticulados entre sí, en los cuales a lo largo del siglo
XIX apenas pudieron constituirse penosamente algunos escasos socioeconómicos regionales.
Un segundo terreno en el que se percibe una ruptura capital es el de la degradación del poder
político al interior de las sociedades originarias. La proclamada igualdad formal de los indios ante
la ley chocaba con la desigualdad real consagrada por las estructuras de dominación colonial
subsistentes. La sociedad colonial era una sociedad estamental, donde el cuerpo social era
concebido como un organismo vivo, con órganos especializados, que debían cumplir la función
para la que habían sido creados (la cabeza para pensar y dirigir, las manos para trabajar), donde
cualquier intento de modificar el “orden natural” de las cosas provocaría el caos y la destrucción
del equilibrio que garantizaba la salud social.
De allí que hablar de proyecto nacional durante el siglo XIX fuera sinónimo de colonización, y esta,
de inmigración blanca. De allí también que surgiera esa ideología que consideraba al Perú un “país
vacío”, que era necesario poblar promoviendo la inmigración, ideología que subsistió durante el
siglo XX en relación con la Amazonía. La inmigración blanca era imprescindible para asegurar la
superación de las taras raciales de la población no blanca, pero además debería cumplir la función
de asegurar la hegemonía de la fracción europea de la población sobre el país.
De aquí nacen las grandes paradojas de la historia republicana. La existencia de una república sin
ciudadanos, donde una minoría se sentía la encarnación de la nación, con el derecho de excluir a
las grandes mayorías. En una flagrante contradicción con el ideario democrático liberal que
consagraron sucesivas constituciones (las de 1823, 1828, 1834, 1856, 1867) y de los ardientes
debates entre liberales y conservadores, las bases sociales, económicas, políticas, culturales e
ideológicas reales del nuevo Estado negaban los enunciados doctrinarios sobre los cuales fue
fundado el Estado republicano. A diferencia de la historia europea en la que se inspiraron nuestros
ideólogos republicanos, donde la fundación del Estado estuvo precedida por la creación de las
naciones, en el Perú se fundó el Estado allí donde no había nación. Se sentaron así las bases para
ese desencuentro, que no ha podido superarse hasta ahora, a pesar de los cambios vividos en los
últimos 180 años, entre el Estado y la sociedad.” (Manrique 2004: 20 -22)
Bibliografía
Manrique, N. (2004). Enciclopedia temática del Perú: Sociedad (Vol. 7). Lima: Empresa Editora El
Comercio.
DESARROLLO:
CONTINUIDAD:
- El tributo indígena colonial fue restaurado en agosto de 1826, con el nombre de
contribución personal. Hacia finales de la década de 1820, su peso equivalía
aproximadamente a la octava parte del presupuesto nacional, pero para la primera
mitad de la década de 1840, representaba la tercera parte. Si hasta 1839 lo pagaban
los indios y las castas, en 1840 los blancos y los mestizos fueron eximidos de esta
obligación. La contribución personal permaneció vigente hasta 1854.
RUPTURA:
- Una de las rupturas socioeconómicas antes de la independencia fue la destrucción del
circuito mercantil, ya que esta unía Potosí hacia las minas de Huancavelica y lima,
donde una gran parte de la economía provenía de la actividad minera, tras lo
sucedido, a lo largo del siglo XIX pudieron constituirse penosamente algunos escasos
socioeconómicos regionales.