Está en la página 1de 23

Teatro: Edelmiro II y el dragón Gutiérrez

- abril 17, 2014


Enlace a la obra, en Lúadixital:
https://www.youtube.com/watch?v=3ovMA3jdZjo&feature=youtu.be

NARRADOR: ¡Señoras y señores! ¡Amigos y vecinos! ¡Público en general!


¡Escuchadme todos! Quiero contaros una historia sensacional, pero como es una
historia larga y complicada, van a ser los propios personajes los que os hablen.
Ellos os dirán directamente todo lo que ocurra. Es lo que la gente mayor llama
"teatro". Hoy, pues, vamos a hacer entre todos una función de teatro. Tenemos
muchos personajes perparados: unos serán buenos, buenísimos; otros serán
malos, malísimos. A vosotros os toca descubrir de qué lado hay que poner a cada
uno de ellos. Vais a ser un elemento muy importante dentro del teatro. Se llama "el
público". Sin público no es posible el teatro. Él es quien debe verlo y oírlo todo y
decir si la obra le ha gustado o no. Como veis, esta historia va a ser un auténtico
lío, de manera que será mejor que prestéis mucha atención, porque si no, no os
vais a enterar de nada. Así, pues: ¡Preparado el público! ¡Esos ojos, bien abiertos!
¡Esas orejas, bien limpias! ¿Estáis todos listos?

PÚBLICO: ¡Síiiiiii!

NARRADOR: ¡Estupendo! Entonces... ¡Adelante!

BENITO 1: ¡Hola a todos! Me llamo Benito y soy la más alta autoridad del país de
Fofa.

UN ESPECTADOR: ¿Cómo, cómo? ¿Del país de qué?

BENITO 2: ¡Fofa! Nuestro país se llama Fofa. ¿Nunca ha oído usted hablar del
país de Fofa?

ESPECTADOR: Pues mire, no. Nunca jamás...


BENITO 2: ¿Y vosotros, chicos?

PÚBLICO: ¡Nooooo!

BENITO 2: ¡Vaya, hombre, siempre igual! Nadie ha oído hablar de Fofa. Y es que,
claro, es un país tan pequeñajo que no aparece en ningún libro ni en ningún mapa.
Será por eso por lo que nunca viene ni un solo turista...

ESPECTADOR: ¿Y usted es el rey de Fofa?

BENITO 1: ¡Qué va! Fofa es tan, tan pequeño que por no tener, ni siquiera tiene
rey. Yo soy el que más manda en Fofa y soy solamente guardia de la porra. Pero,
mire, precisamente ahora andamos buscando un rey. Escuche, escuche...

PREGONERA: ¡Atención, atencióoon! Por orden de don Benito, mandamás de


Fofa por el momento, se hace sabeeeer: Que el país necesita con urgencia un rey
de buena calidad y, a poder ser, en buen estado de fooooorma. Se ofrece buen
sueldo, trono de roble a estrenar y entradas gratis para el cine todos los
sáaaabados. Se exige buena presencia, corona y manto propios y experiencia en
cargo similar!

EDELMIRO: ¡Eh! ¡Aquí, aquí! ¡Psssst! ¡Oiga!

BENITO 1: ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa por ahí? ¿Quién alborota tanto?

EDELMIRO: ¡Soy yo, soy yo!

BENITO 2: ¿Quién es usted? ¿Y qué quiere?

EDELMIRO: ¡Buf, arf, bof! Es que acabo de oír el pregón y vengo corriendo para
ver si me contratan. ¡Yo soy rey!

BENITO 1: ¿Usted, rey? Pues, la verdad, no tiene un aspecto muy real, que
digamos...

EDELMIRO: Es que estoy sin trabajo desde hace seis años y, claro, se pierde la
forma. ¡Pero soy rey! Se lo aseguro. Rey diplomado.

BENITO 2: ¿De veras?

EDELMIRO: Mire, mire. Aquí traigo mi título, perfectamente en regla.

BENITO 1: A ver... ¡Ah, pues sí! Es usted rey. Rey diplomado, además,
efectivamente. Pero verá... Nosotros queríamos un rey alto... y guapo y ancho de
espaldas; y usted, perdone que le diga, pero de eso, nada. Lo que se dice nada,
¿eh?

EDELMIRO: Ya, ya lo sé. Pero a cambio de eso...

BENITO 2: ¿Qué?

EDELMIRO: Que como da la casualidad de que estoy casado, por el mismo precio
pueden tener ustedes un rey y una reina. ¡Felisa, Felisaaa! ¡Ven que te presente a
estos señores tan simpáticos!

EDELMIRO: Aquí, mi señora, la reina Felisa. Felisa, estos son don Benito y don
Mariano.

BENITO 1 Y 2: Encantados, majestad.

REINA FELISA: Mucho gusto.

EDELMIRO: Bueno, ¿qué, qué le parece?

BENITO 2: La verdad es que está muy bien. ¡Pero que muy requetebién! Resulta
muy económico. Dos por el precio de uno. Eso cambia completamente las cosas.

EDELMIRO: Entonces... ¿Nos aceptan?

BENITO 1: ¡De acuerdo! Queda usted contratado como rey del país de Fofa.

EDELMIRO: ¡Estupendo! ¡Muchas gracias!


BENITO 1: Por ciero... ¿Cuál es su nombre?

EDELMIRO: Me llamo Edelmiro Segundo.

BENITO 2: ¿Edelmiro Segundo? ¡Caramba! ¿No será usted hijo del famoso rey
Edelmiro Primero?

EDELMIRO: Pues no, no señor. Mi papá se llamaba Ramón y no era rey, sino
equilibrista en el circo Atlas. Lo que ocurre es que me llamo Edelmiro de nombre y
Segundo de apellido: Edelmiro Segundo. ¿Comprende?

BENITO: ¡Ah, ya! Pues nada, hombre. Reinará usted con el nombre de Edelmiro II,
que lo encuentro muy apropiado.

NARRADOR: Y así, de aquella sencilla manera, Edelmiro II se convirtió en rey del


país de Fofa. Y para celebrar el acontecimiento, se decretó en todo el reino un día
de fiesta y se repartieron caramelos y chicles, y todo el mundo se mostró muy
contento de tener un rey nuevo y flamante.

UN ESPECTADOR: ¡Viva el rey Edelmirooo!

TODOS: ¡Vivaaaaa!

ESPECTADOR: ¡Viva la reina Felisaaaa!

TODOS: ¡Vivaaaa!

NARRADOR: Ese mismo día, el rey Edelmiro subió al balcón más alto de palacio
para dirigir su primer discurso al pueblo de Fofa.

BENITO 1: ¡Pueblo de Fofa! ¡Con vosotros, vuestro rey Edelmiro II!

TODOS: Bieeeeen.
EDELMIRO II: Ejem, ejem. ¡Querido pueblo! ¡Ciudadanos y ciudadanas! ¡Fofos y
fofas!

UN CIUDADANO: ¿Eh? Pero, ¿qué dice?

OTRO CIUDADANO: ¡Nos insulta! Gamberro, duera, fuera. Uuuuuh

BENITO 2: Señor, señor, ¡Majestad!

EDELMIRO II: ¿Qué ocurre? ¿Por qué se enfadan conmigo?

BENITO 2: Es que los habitantes de Fofa no se llaman fofos. ¡Se llaman fofanos!

EDELMIRO II: ¡Huy, madre! ¡Vaya fallo! Desde luego, me tiro cada plancha, que
ya, ya... Ejem. ¡Perdón! Quise decir: ¡Queridos fofanos y fofanas!

TODOS: ¡Aaaaaaaah!

EDELMIRO: La reina Felisa y yo queremos que Fofa sea un país tranquilo y


agradable. Pondremos jardines y parques llenos de árboles por todas partes.
Obligaremos a los feriantes y a los circos a venir por aquí más a menudo y
procuraremos rebajar el precio de las entradas del cine y del teatro.
Asimismo, a partir de este momento nos podéis comunicar todos vuestros
problemas, que yo os prometo hacer lo posible por solucionarlos. He dicho.

UN FOFANO (TESORERO?): Rey, Rey Edelmiro, Majestad!

EDELMIRO: ¿Qué ocurre, querido súbdito?

FOFANO: Resulta que ya tenemos un problema la mar de grande.

REINA: ¿Cómo, tan pronto? ¡También es mala suerte! ¿Y de qué se trata?

FOFANO: Se trata del dragón. Tenéis que librarnos del malvado dragón Gutiérrez,
que nos tiene atemorizados desde hace ciento once años.
EDELMIRO: ¿Cómo? ¿Un dragón?
Pero... ¡Oiga, Benito! Cuando se me ofreció el empleo no se mencionó en ningún
momento a ese dragón.

BENITO 1: ¿No se lo dije? Vaya, hombre...Seguramente se me olvidó. En realidad,


tampoco hay que preocuparse demasiado. El asunto no tiene demasiada
importancia. Total: un simple dragón de siete mil kilos.

EDELMIRO: ¿Siete mil ki... kiloooos?

BENITO 2: Eso, si no ha engordado últimamente. Pero la verdad es que casi todo


se le va en la cola y los cuernos.

EDELMIRO: ¿Cu...cu...cuernoooos? ¿Que tiene cuernoooos?

BENITO 2: Sí. Ocho cuernos.

EDELMIRO: ¡Mi abuelo! Y seguro que echa fuego por la boca, como si lo viera.

BENITO 1: ¡Bah! Muy poquito, muy poquito...

FOFANO: Si queréis demostrar que sois un buen rey, lo primero que debéis hacer
es librarnos del dragón.

TODOS: ¡Eso, eso, que nos libre del dragón! (gritan todos distintas frases).

REINA: Bueno, calma, calma. ¡Silencioooo, caramba! ¡Bien! Puesto que es tan
importante, ahora mismo vamos a ponder manos a la obra. ¡Tesorero real!

TESORERO: Diga, Majestad.

EDELMIRO: Tesorero, ¿cuánto dinero hay en las arcas reales?

TESORERO: Unas mil monedas de oro, majestad. Se iban a utilizar para construir
el nuevo estadio de fútbol.
EDELMIRO: ¿Fútbol? ¡Nada de fútbol! Desde hoy queda abolido el fútbol en todo
el país. el que quiera jugar a algo, que juegue a las canicas o a las chapas. Esas
mil monedas las vamos a utilizar en la guerra contra el dragón, que es mucho más
importante.

TESORERO: ¡Pregonera!
Pregona ahora mismo a los cuataro vientos que aquel que sea capaz de acabar
con el terrible dragón Gutiérrez será recompensado con la suma de mil monedas
de oro. Envía telegramas a los reinos cercanos para que también allí se conozca
nuestra oferta.

PREGONERA: Al momento.

NARRADOR: Y así, en muy poco tiempo empezaron a llegar al país de Fofa los
más extravagantes personajes, dispuestos todos ellos a acabar con el dragón
Gutiérrez y a embolsarse las mil monedas de oro prometidas por el rey Edelmiro.

REINA: ¿Has visto, amado esposo? El recibidor de palacio está atiborrado de


valientes caballeros deseosos de acabar con el dragón.

EDELMIRO: ¿Ah, sí? Pues que vayan pasando en el orden que han llegado. ¡Que
pase el primero!

CRIADO: ¡Que pase el primeroooo!

CRIADO: ¡Que pase el primerooo!

CRIADO: ¡Que pase el primerooo!

EL DRAGONERO: ¡Buenos dias a todos! Querido rey Edelmiro... Querida reina...


Querido pueblo de Fofa... ¡Tengo la solución para vuestro problema! ¡Una solución
científica, radical y definitiva! Soy el exterminador oficial de dragones del vecino
reino de Mecachis y vengo a ofreceros mi último invento: la dragonera.

TODOS: ¿La dragonera?


TESORERO: ¿Qué rayos es eso?

DRAGONERO: Como su propio nombre indica, la dragonera no es ni más ni


menos que una ratonera para dragones.

TESORERO: ¿Es que pensáis cazar un dragón con una ratonera? ¡No me hagáis
reír!

DRAGONERO: Es que no se trata de una ratonera normal, señora. ¡Es una


ratonera gigante!

REINA: ¿Gigante?

DRAGONERO: Ahora mismo vais a verla. ¡Vamos! ¡Traedla aquí!

TODOS: ¡Oooooh!

EDELMIRO: ¡Caramba! Es impresionante. ¿Cómo funciona?

DRAGONERO: Es un mecanismo sofisticado e infalible, majestad. En este


receptáculo se coloca el cebo y, cuando el dragón se acerca, dispuesto a
llevárselo... ¡zas! se dispara automáticamente atrapando irremediablemente al
monstruo.

TESORERO: ¿Y qué pensáis poner como cebo?

DRAGONERO: Llevo años estudiando detenidamente el problema y he llegado a


la conclusión de que el mejor cebo que puede usarse es un gran trozo de...
¡queso!

REINA: ¿Queso?

DRAGONERO: Sí, sí, queso.

REINA: Pero... ¿qué es eso del queso?


EDELMIRO: Eso, eso. ¿Qué es el queso?

DRAGONERO: Pues... el queso es eso, ¡queso! ¿No sabéis lo que es el queso?

TODOS: Noooo...

DRAGONERO: Esta síq eu es buena... Veréis: el queso se hace con leche y...

REINA: ¿Leche? ¿Qué es leche?

DRAGONERO: Pero... ¿no sabéis lo que es la leche?

TODOS: Noooo...

DRAGONERO: La leche es lo que dan las vacas.

REINA: ¿Vacas? ¿Qué son las vacas?

DRAGONERO: Pero, ¿¡Tampoco sabéis lo que son las vacaaas?!

TODOS: Tampooocoooo...

DRAGONERO: ¡Vaya! Esto sí es un problema. Francamente, no contaba con ello.


Pero no perdamos la calma. HAbrá que ir paso tras paso. En primer lugar, será
preciso comprar una vaca en algún país vecino. Luego, ordeñarla para que nos dé
leche. Y con la leche, hacer queso. Más tarde, poner el queso en la dragonera. Y
esperar entonces a que caiga el dragón, a continuación...

REINA: ¡Baaasta, dragonero! Lo siento, pero vuestro sistema es demasiado lento y


complicado. Nos llevaría demasiado tiempo. Volver cuando tengáis perfeccionado
el invento.

DRAGONERO: Pero...

REINA: Adiós, buenos días. ¡Que pase el siguiente!


CRIADO: ¡El siguienteee!

CRIADO: ¡El siguienteee!

CRIADO: ¡El siguienteee!

EL CABALLERO FEROZ: ¡Hola!


Soy Tiburcio de Trasmoz,
el caballero feroz.
Esta es mi espada
Dorada.
Esta, mi armadura
oscura.
Y este, mi escudo
peludo.
Con sólo estos instrumentos,
voy a enfrentarme a la fiera
y veréis de qué manera
la liquido en un momento.
Preparad la recompensa,
querido rey Edelmiro.
Manejando mi Dorada
jamás me permito un fallo,
y acabaré con el bicho
en menos que canta un gallo.
¡Con Tiburcio basta y sobra!
¡Despedid a los demás!
Antes de caer la noche,
¡lo convertiré en fuagrás!

REINA FELISA: ¡Qué horror!

EDELMIRO: ¡Es un guerrero terrible!, ¿verdad?

REINA: Los que son terribles son sus versos.¡En mi vida los había oído tan malos!
EDELMIRO: Al menos, parece más rápido y eficaz que el anterior.

CABALLERO FEROZ: ¡Basta de conversación!


y decidme sin tardar
dónde encontraré al dragón
con el que debo acabar.

BENITO 1: Es muy fácil: el dragón Gutiérez vive en una cueva de las afueras,
cerca del molino. Si cogéis el carruaje de la línea treinta y dos, os dejará casi en la
puerta.

CABALLERO FEROZ: Solo una última duda me acoquina,


¿reconoceré al dragón si le echo la vista encima?
No quisiera equivocarme y, por una confusión,
acabar con un ternero pensando que es el dragón.

REINA: No os preocupéis por ello, valiente Tiburcio. Precisamente tengo aquí una
fotografía del dragón Gutiérrez, tomada por un turista el pasado verano. ¡Mirad!

CABALLERO FEROZ: ¡Humm...! A ver... ¡Sopla, qué feo es!

REINA: Sí, ¡horrible!

EDELMIRO: ¡Terrorífico!

BENITO 2: ¡Espantoso!

PREGONERA: ¡Horripilante!

CABALLERO FEROZ: Y además... es muy grande. ¡Mucho más de lo que yo


pensaba!

REINA: Sí, ¡es enorme!

EDELMIRO: ¡Gigantesco!
BENITO 1: ¡Descomunal!

PREGONERA: ¡Tremebundo!

CABALLERO FEROZ: U esos cuernos tan afilados...

REINA: ¡Afiladísimos!

CABALLERO FEROZ: Y esas escamas tan gordas...

PREGONERA: ¡Gordísimas!

CABALLERO FEROZ: Y esa piel verdusca...

BENITO 2: ¡Verdusquísima!

TESORERA: Pero... feroz Tiburcio, ¿qué os ocurre? ¡Estáis amarillo! ¿Os


encontráis mal? Parece como si tuvieseis miedo.

CABALLERO FEROZ: ¿Mi...mi...miedo? ¿Miedo, yooo? ¡Ja, ja! Lo que ocurre es


que... que me ha debido sentar mal el desayuno. ¡Eso es!

REINA: ¡Pobrecito! ¿Queréis una taza de manzanilla? Os sentará bien.

CABALLERO FEROZ: Pues ahora que lo decís... Sí, creo que tengo el estómago
un poco revuelto.

EDELMIRO: ¡Mariano! Acompaña a este "valiente" caballero a las cocinas, que le


hagan una manzanilla con anís y luego que se marche a casa. ¡Que pase el
siguiente!

UN CRIADO: ¡A ver! ¡El siguiente!

OTRO CRIADO: ¡El siguienteee!


OTRO MÁS: ¡El siguienteee!

LA BRUJA MATILDE: ¡Jia, jia, jia! Han fallado todos, ¿verdad? ¡Jia, jia, jia! Nadie
ha conseguido acabar con el dragón Gutiérrez, ¿a que no?

REINA: No. Nadie lo ha hecho hasta ahora.

BRUJA: Yo lo haré, no os preocupéis, ¡jia, jia, jia!

TESORERA: ¿Quién sois?

BRUJA: ¡Jia, jia, jia! ¡Soy la Bruja Matilde, naturalmente!

PREGONERA: Tened cuidado, majestad. La Bruja Matilde está como un cencerro.

EDELMIRO: ¿Cómo? ¿Que está loca?

PREGONERA: ¡Completamente chiflada!

EDELMIRO: ¡Ejem! Decidme, Matilde, ¿cómo pensáis acabar con el dragón


Gutiérrez?

BRUJA: Tengo un plan infalible: ¡magia!

TODOS: ¿Magiaaa?

BRUJA: Sí, magia. ¡Jia, jia, jia! He aprendido un conjuro para convertir a los
dragones en ovejas.

TESORERA: ¡Caramba! Eso sí que sería una buena solución.

BRUJA: ¡Sí, jia, jia, jia! Pero hay un pequeño problema.

REINA: Siempre hay un pequeño problema, ¿de qué se trata?

BRUJA: Como el dragón Gutiérrez es tan grande, tan grande, tan grande, el
conjuro tiene que resultar muy potente, muy potente, muy potente. Y la única
solución para que salga así de potente es... ¡que lo hagamos todos a la vez! jia, jia,
jia.

TESORERA: ¿Todos a la vez?

BRUJA: ¡Sí! Todos nosotros y todos los habitantes de Fofa y todos los que han
venido al teatro hoy. ¡Todos! Prestad atención, que os voy a enseñar el conjuro.
¡Jia jia jia! Hay que hacerlo sentado en una silla. Este es el primer movimiento.
Este es el segundo movimiento. Y este es el tercer movimiento. ¡Jia, jia, jia! Pero,
además, coincidiendo con los tres movimientos, hay que decir las tres sílabas de la
palabra mágia. Así: char-les-tón. ¿Lo habéis cogido? ¡Jia, jia, jia! Pues vamos a
ensayarlo. Una, dos, tres... ¡Pero aquí no acaba la cosa! Para que haga efecto hay
que repetirlo tres veces. Cada vez más deprisa y cada vez más fuerte.
¿Entendido?

TODOS: ¡Síiiiii!

BRUJA: Entonces, vamos a hacerlo cuanto antes. ¿Estáis preparados?

TODOS: ¡Síiiiiii!

BRUJA: ¡Allá vamos! A la de una... a la de dos... y a la de... ¡tres!

TODOS: Char-les-tón. ¡Char-les-tón! ¡CHAR-LES-TÓN!

BRUJA: ¡Jia, jia, jia! ¡Estupendo, chavales, estupendo! Bueno, rey Edelmiro, ¿qué
os ha parecido?

EDELMIRO: ¡Beeee!

REINA: ¿Eh?

PREGONERA: ¡Ahí va!

UN FOFANO: ¡Atiza!
BRUJA: ¡Jia, jia, jia! ¿Pero qué pasa aquí?

REINA: ¿Que qué pasa? ¡Que en lugar de al dragón, habéis convertido en oveja a
mi esposo, el rey!

EDELMIRO: ¡Beeeeeee!

BRUJA: ¡Anda! Pues es verdad. ¡Jia, jia, jia! ¡Qé divertido! ¡Jia, jia, jia!

REINA: ¿Cómo? Encima os parece divertido.

BENITO 2: ¡Escuchadme! ¡Escuchadme todos, qué cosa más horrible!

REINA: ¿Qué ocurre, Benito?

BENITO 1: ¡Algo pasmoso! Estaba el feroz caballero Tiburcio tomándose una taza
de manzanilla cuando de repente... ¡se ha convertido en oveja!

REINA: ¿Cómo? ¿También él?

BRUJA: ¡Jia, jia, jia! ¡Divertidísimoooo! ¡Jia, jia, jia!

BENITO 2: Pero no solo él. También se han convertido en ovejas todos los
caballeros que estaban esperando su turno en el recibidor.

BRUJA: ¡Jia, jia, jia! ¡El colmo de la risa! ¡El colmo de los colmos! Ja, ja, jaaa!

REINA: ¡Esto es demasiado! ¡Haced que vuelvan todos ellos al estado normal
ahora mismo u os enciendo el pelo!

BRUJA: ¿Yoooo? Ja, ja, ja. De eso nada. Tenéis que hacerlo vosotros.

REINA: ¿Nosotros?

BRUJA: ¡Claro, ja, ja, ja! Vosotros hicisteis el conjuro y solo vosotros podéis
deshacerlo. Es muy sencillo: basta con repetirlo todo... ¡del revés!

REINA: ¿Todo al revés? ¡Ya comprendo! Entonces... en lugar de decir dhar-les-


tón, habrá que decir ton-les-char. ¡Claro! y los tres movimientos hay que hacerlos
en el orden contrario. Y habrá que repetirlo todo tres veces, como antes. Pero
ahora hay que gritar cada vez menos y hacerlo cada vez más despacio. ¡Tenéis
que ayudarnos a salvar al rey Edelmiro y a todos los caballeros convertidos en
ovejas! ¿Estáis dispuestos?

TODOS: ¡Síiiiiii!

REINA: Atención, pues. ¿Preparados? A la una, a las dos y a las tres!

TODOS: ¡TON-LES-CHAR! ¡Ton-les char! Ton-les-char.

EDELMIRO: ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Cómo me llamo? ¿Qué ha pasado?


¿Por qué estoy a cuatro patas? Me siento raro, como lanoso... ¡Me pica todo!

REINA: Ya te lo explicaré más tarde, querido esposo. ¡Guardiaaaaas!

GUARDIAS: ¡Sí, Majestad!

REINA: Coged a la bruja Matilde, quitadle su varita mágica y encerradla en un


calabozo para que no vuelva a gastar más bromas pesadas.

GUARDIAS: ¡A la orden, majestad!

REINA: ¡Y que no le den de comer más que macarrones!

GUARDIAS: ¡Macarrones, majestad!

BRUJA: ¡No, eso no! Odio los macarrones, ¡los odio con toda mi alma! ¡No los
puedo ni veeer!

REINA: Pues macarrones para comer y macarrones para cenar.


GUARDIAS: ¡Macarrones, majestad!

BRUJA: ¡Nooo, macarrones no! ¡Aborrezco los macarrones!

REINA: ¡Y macarrones... para desayunar!

GUARDIAS: ¡Macarrones, majestad!

BRUJA: ¡Aaaaag! ¡Me las pagaréis, me vengaré! ¡Cuando recupere mi varita


mágica os convertiré a todos en macarrones! ¡Noooooo!

EDELMIRO: Bueno... Demos por terminado este incidente. ¡Haced que pase el
siguiente caballero matadragones!

UN CRIADO: ¡El siguienteeeeee! ¡Ejem, he dicho, el siguienteeeeee!

TESORERA: Id a ver qué ocurre.

UN CRIADO: ¡Majestad, majestad! ¡Ya no hay más voluntarios para acabar con el
dragón!

TESORERA: No es posible, ¡si estaba el recibidor lleno hace un momento!

UN CRIADO: Es que cuando la bruja Matilde los convirtió en ovejas, salieron todos
en tropel a pastar por los campos, y ahora... ¡cualquiera sabe dónde estarán!

EDELMIRO: ¡Vaya, esto sí que es una faena!

BENITO 2: Mucho em temo que sí, majestad. Porque ahora no os va a quedar más
que una solución.

EDELMIRO: ¿Cuál?

BENITO 1: Enfrentaros vos mismo con el dragón Gutiérrez.

EDELMIRO: ¿Quién, yoo? ¿Estás de broma, Benito? ¿Es que no te has fijado en
lo grandísimo que es? ¡Ni hablar del peluquín! ¡Me convertiría en puré, en picadillo,
en carne para albóndigas! ¡Ni soñarlo, vamos hombre!

BENITO 2: En ese caso, sintiéndolo mucho, tendréis que dejar el trono. Habrá que
contratar a otro rey más valiente.

EDELMIRO: ¿Dejar el trono? Hombre... ahora que ya le estaba cogiendo cariño...

BENITO 1: Lo lamento mucho, pero no hay más remedio. ¡Pregonera! Id a


pregonar a los cuatro vientos que necesitamos otro rey.

EDELMIRO: ¡Eh, eh! ¡Esperad! No tan deprisa... ¡Está bien! Si no hay más
remedio... ¡iré!

UN FOFANO: ¡Viva el rey Edelmiro!

TODOS: ¡Viva!

EDELMIRO: Gracias, gracias, querido pueblo. Pero ahora dejad de gritar y


traedme al punto un cañón bien grande.

BENITO 2: Majestad, no está bien eso de ir a combatir dragones a cañonazos. No


es digno de un rey. ¡Hay que hacerlo a la antigua! Coged vuestra armadura,
vuestra lanza, vuestra espada y vuestro escudo, ¡y a por él!

TODOS: ¡A por él!

EDELMIRO: ¡Mamá, quiero ir con mi mamáaaaa...!

NARRADOR: Así que el rey Edelmiro, con más miedo que siete viejas, tomó sus
armas y se encaminó hacia aquí, la cueva del dragón Gutiérrez. Mirad:
precisamente ahora llega.

EDELMIRO: ¡Oigaaaan! ¿Hay alguien por aquí? ¿Me pueden decir dónde estoy?
¡Mecachis en la mar! Si es que no veo tres en un burro, metido aquí dentro...
¡Busco la cueva del dragón Gutiérreeeez! ¿Alguien me puede decir dónde está?

NARRADOR Y PÚBLICO: ¡El dragón! ¡Ahí está el dragón!

EDELMIRO: ¿Cómo, qué decís? ¡No oigo ni torta con este maldito yelmo!

¡Yo no veo ningún dragón! Bueno, a decir verdad, no veo nada de nada. ¡Y ya
estoy harto de esta armadura! ¡Ay! ¡Ay, qué golpe, madre mía! Quitadme esto,
quitadme esta armadura de encima o me va a dar un infarto de miocardio. ¡Uf,
menos mal! Me estaba asfixiando ahí dentro. ¡Atiza! Pero si esto parece... ¡La
cueva del dragón!

DRAGÓN: ¡Auxiliooooo!

EDELMIRO: ¡Mamáaaaaaa!

DRAGÓN: ¿Quién anda ahí? ¿Quién es usted?

EDELMIRO: ¡Nadie, no soy nadie! Soy... ¡soy el cobrador del gas!

DRAGÓN: ¡Mentira! Yo no tengo gas en casa.

EDELMIRO: ¡Vaya, hombre! Ya he vuelto a meter la pata.

DRAGÓN: O me dice quién es inmediatamente o llamo al cero noventa y uno.

EDELMIRO: ¡Vaya situación! Estoy perdido, creo que lo mejor será dar la cara y
ver qué pasa. Está bien, ¡soy Edelmiro II, rey de Fofa!

DRAGÓN: ¡No me lo creo!

EDELMIRO: De verdad.

DRAGÓN: Entonces, enséñeme la corona real.


EDELMIRO: ¿Te convences ahora?

DRAGÓN: Majestad... Disculpad que me haya asustado de esta forma. Como


recibo tan pocas visitas... Es un verdadero honor teneros aquí.

EDELMIRO: ¿Cómo? ¿Qué tú te habías asustado de mí? ¡Vamos!

DRAGÓN: Pero no se quede ahí, tras esa roca. Pase, pase. Como si estuviera en
su casa.

EDELMIRO: Muchas gracias. Con permiso...

DRAGÓN: ¿Le apetece una limonada? La hago yo mismo. Receta de mi abuela.

EDELMIRO: ¿Limonada? Hombre... digo, dragón, sí, sí, me apetece mucho.

DRAGÓN: Enseguida se la preparo. ¡Ah, tenga cuidado de dónde se pone, no le


vaya a pisar sin darme cuenta! Es que no ando ya muy bien de la vista, ¿sabe?

EDELMIRO: Tiene usted una cueva muy agradable. Está puesta con mucho gusto.

DRAGÓN: Gracias, se hace lo que se puede. Y dígame: ¿qué le trae por aquí?

EDELMIRO: Pues había venido a...

DRAGÓN: ¿A qué?

EDELMIRO: No... ¡A nada, a nada! ¡Je, je! De visita... ¡eso, de visita!

DRAGÓN: ¿Y siempre que va usted de visita lleva esa hacha tan gorda y esa
espada tan afilada?

EDELMIRO: Pues sí. ¡Digo yo! ¡No, no, no, qué va! Es que... las he encontrado
mientras venía hacia aquí. Algún despistado, que las habrá perdido. ¡Caramba!
Esa limonada tiene muy buen aspecto...
DRAGÓN: ¡Ya verá qué rica está!

NARRADOR: Mientras el rey Edelmiro se encontraba en la cueva del dragón, todo


el pueblo de Fofa esperaba angustiado en el exterior. Esperaron durante más de
una hora. Por fin, convencidos todos de que el rey había sido devorado por la fiera,
se armaron hasta los dientes y, dirigidos por Mariano, decidieron atacar ellos
mismos al monstruo.

EDELMIRO: ¡Alto! ¡Quieto todo el mundo! ¿Se puede saber adónde vais?

REINA: ¡Esposo mío! ¡Estás vivo, qué alegría!

EDELMIRO: ¡Claro que estoy vivo, estoy perfectamente!

TODOS: ¡Viva el rey Edelmirooooo! ¡Vivaaaa!

EDELMIRO: ¿Y Benito? ¿Dónde está Benito?

BENITO 1: ¡Aquí, aquí estoy, majestad!

EDELMIRO: Oiga, Benito. ¿De dónde rábanos se han sacado ustedes que este
dragón era malo y cruel? ¡Si prepara la mejor limonada que he probado en mi vida!

BENITO 1: ¿Qué?

EDELMIRO: Y tiene televisor en color, ¡y DVD!

TODOS: ¿Cóomooooo?

EDELMIRO: Lo que oís. Y tiene un montón de películas de Disney.

BENITO 2: Pero si es tan feo...

PREGONERA: Y tan grande...

REINA FELISA. Y tan verde...


GUARDIAS: Y tiene ocho cuernos...

UN FOFANO: Y echa fuego por la boca...

EDELMIRO: Bueno, sí. ¿Y qué? Él no tiene la culpa de ser así.


Pero decidme, ¿se ha comido alguna vez a alguien?

TODOS: Noooo...

EDELMIRO: ¿Os ha mordido? ¿Os ha pisado? ¿Os ha arañado?

TODOS: Noooo...

EDELMIRO: ¡Entonces! ¿Por qué queréis acabar con el pobre Gutiérrez?

UN FOFANO: En todas las historias, los dragones son malvados y hay que
matarlos.

EDELMIRO: Pues mientras yo sea el rey de Fofa, al que me diga que hay que
matar a Gutiérrez, le doy una patada en el culo que lo mando fuera del país, ¿está
claro?

TODOS: ¡Sí, Majestad!

EDELMIRO: ¡Tesorero!

TESORERO: Aquí estoy, majestad.

EDELMIRO: Como la lucha contra el dragón ha terminado, declaro que en el país


de Fofa vuelve a ser lícito jugar al fútbol, y las mil monedas de oro se destinarán a
la construcción del nuevo estadio, tal y como estaba previsto.

TODOS: ¡Bieeeeeen!
NARRADOR: En el país de Fofa volvió a reinar la felicidad. Los fofanos empezaron
a visitar al dragón Gutiérrez asiduamente y le perdieron el miedo. Cuando llegaron
los mundiales de fútbol, todos querían ir a su cueva para ver los partidos en su
televisor en color. La bruja Matilde continúa en el calabozo, pero ya le han
empezado a gustar los macarrones. Edelmiro II sigue siendo un buen rey y Benito
y Mariano siguen aconsejándole sabiamente. Lo único que fastidia a los fofanos es
que su patria, el país de Fofa, sigue siendo tan pequeño, tan pequeño, que no
aparece en ningún mapa y por ello nadie conoce su existencia, ni la de sus
habitantes, ni la de sus monarcas, Edelmiro II y la reina Felisa. Ni, por supuesto, la
de Gutiérrez, el único dragón del mundo que sabe preparar limonada.

También podría gustarte