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LAS PERSONAS CON TRANSTORNOS MENTALES Y NEUROLOGICOS SU

ASISTENCIA Y FORMACION EN COLEGIOS PRIVADOS Y ESTATALES

MARIA JOSE MALDONADO LIZCANO

9B

FILOSOFIA

COINSDA

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BUCARAMANGA

MARIA JOSE MALDONADO LIZCANO

INFORME PARA GUIA DE DEBATE

JORGE LUIS PINTO (PROFESOR DE FILOSOFIA)

9B
FILOSOFIA
COINSDA
BUCARAMANGA

BUCARAMANGA, 8 DE NOVIEMBRE DEL 2022

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CONTENIDO

Pág.

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2. CONTRAPORTADA ............................................ ¡Error! Marcador no definido.
3. TABLA DE CONTENIDO ..................................... ¡Error! Marcador no definido.
4. SALUD MENTAL Y TRANSTORNOS NEUROLOGICOS ....¡Error! Marcador no
definido.
5 TRANSTORNOS COMUNES .............................................................................. 5
6.ESTIGMATIZACION DE LOS TRANSTORNOS .................................................. 6
6.1. ESTIGMA INSTITUCIONAL

7.ESTUDIO EN LA PANDEMIA .............................................................................. 7


8.CAUSAS .............................................................................................................. 8
9.RESUMEN………………..…………………………………………………………...…9

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Salud Mental y Trastornos Neurológicos

La salud mental es un estado de bienestar en el que las personas y las


sociedades funcionan al máximo.

La capacidad de una persona para mantener una buena salud mental depende de
una variedad de factores, que a menudo están fuera de su control. Los
determinantes de la salud mental incluyen factores sociales, ambientales,
psicológicos y biológicos. Así como los principales factores de riesgo de ENT que
son el consumo de alcohol y de tabaco, la dieta poco saludable y la inactividad
física.
La salud mental es un estado de bienestar en el que las personas y las
sociedades funcionan al máximo. Es decir, donde las personas pueden hacer
frente al estrés de la vida cotidiana, trabajar productivamente y contribuir a sus
comunidades.

Las condiciones de salud mental y los trastornos neurológicos son condiciones


que afectan los pensamientos, las emociones, los comportamientos y las
relaciones. Estos incluyen trastornos que causan una alta carga de enfermedad
como la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia, los trastornos de
ansiedad, la demencia, los trastornos por uso de sustancias, entre muchos otros.
Estas condiciones se pueden experimentar de forma aislada; sin embargo, a
menudo ocurren junto con otras enfermedades no transmisibles, como las
enfermedades cardiovasculares, la diabetes, las enfermedades respiratorias y el
cáncer.

También comparten muchos factores de riesgo de ENT, como el consumo de


tabaco, el consumo de alcohol, las dietas poco saludables y la inactividad física.

La salud mental y el bienestar son fundamentales para reducir la carga mundial de


las ENT y se incluyeron como parte del enfoque 5x5 para abordar las ENT de la
Organización Mundial de la Salud en 2018.

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¿Cuáles son los trastornos de salud mental comunes?

Depresión

La depresión es cuando una persona experimenta un estado de ánimo deprimido


(sentirse triste, irritable, vacío) o una pérdida de placer o interés en actividades
durante más de dos semanas. La depresión puede afectar gravemente la
capacidad de una persona para funcionar e interactuar con otras personas y la
sociedad. Se estima que alrededor de 264 millones de personas se ven afectadas
por la depresión, o alrededor del 5% de las personas adultas.

Las mujeres se ven más afectadas por la depresión que los hombres. En todo el
mundo, alrededor del 10% de las mujeres embarazadas y el 13 % de las mujeres
que acaban de dar a luz experimentan un trastorno mental, principalmente
depresión. En los países en desarrollo, esto es aún mayor: 15,6% durante el
embarazo y 19,8% después.

La depresión puede impedir el desarrollo personal, la salud, la educación y el


empleo. Los casos graves de depresión pueden llevar al suicidio. El 75% de los
suicidios ocurren en países de ingresos bajos y medianos, pero las estrategias
efectivas, como la detección temprana, el tratamiento y el apoyo continuo,
permiten prevenir el suicidio.

Demencia

La demencia es un tipo de síndrome cerebral degenerativo que afecta


negativamente a múltiples procesos cognitivos, incluidos la memoria, el
comportamiento, el procesamiento y control emocional y la cognición. Existen
múltiples formas de demencia, siendo la enfermedad de Alzheimer la más común.

Actualmente hay 55 millones de personas que viven con demencia en todo el


mundo, con cerca de 10 millones de casos nuevos cada año. Este número
aumentará a un estimado de 75 millones en 2030 y 139 millones en 2050. Gran
parte del aumento se producirá en los países en desarrollo.

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La estigmatización de las personas con trastornos mentales y neurológicos

Los críticos de la teoría del etiquetaje sostienen que este planteamiento subestima
la importancia de la desviación inicial y de las alteraciones inherentes a
la enfermedad mental al provocar una etiqueta que minimiza la capacidad de los
pacientes mentales para sacudirse de los efectos negativos del estigma (Gove,
1975).

Una encuesta realizada en Illinois concluyó que los enfermos mentales eran vistos
por el público en general con temor, desconfianza y desagrado. Ancianos y
jóvenes, personas de alto y bajo nivel cultural, veían al enfermo mental como
“relativamente peligroso, sucio, impredecible y despreciable” (Nunally, 1961).

Un estudio británico de 1996 confirmó que el 50% de personas encuestadas


creían que prenderle fuego a un edificio público se debía “muy probablemente” a
la consecuencia de una enfermedad mental (O´Grady, 1996). De igual manera,
aunque muchos norteamericanos atribuían correctamente la causa de enfermedad
mental a un desequilibrio hereditario y bioquímico, el 93% también culpaba al
alcohol y las drogas, el 58% a la falta de disciplina (Borenstein, 1992).

Erving Goffman (1963), en su clásica publicación Estigma: la identidad


deteriorada, señala que los procesos de estigmatización surgen desde la
discrepancia entre una «identidad social virtual» correspondiente a las
características que debe tener una persona (según las normas culturales) y una
«identidad social actual”, que indica los atributos que representa esa persona.

Cabe señalar que, según Yang L, Kleinman A, Link B, Phelan J et al. (2007),
dichas etiquetas se sustentan en las normas socioculturales establecidas para
cada comunidad o grupo social. En el caso de las personas con trastornos
mentales, los estereotipos se refieren usualmente a la posible peligrosidad,
debilidad e inutilidad de estos individuos.
El estigma de la enfermedad mental

En relación al estigma en los sujetos que padecen una enfermedad mental, su


expresión más grave es el autoestigma. Esta condición se refiere a la
internalización, por parte del individuo, de las actitudes negativas que ha recibido
(Yang L, Valencia E, Alvarado R, Link B et al., 2013). El estigma internalizado se

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ha relacionado con creencias de desvalorización y discriminación, con disminución
de la calidad de vida, la autoestima, la autoeficacia y el agravamiento de los
síntomas.

Por su parte, el estigma en la familia es un estado en el que se transmite la


devaluación social por estar ligado a una persona estigmatizada. Se han
observado diversos síntomas en las familias de personas con algún trastorno
mental, como, por ejemplo, trastornos del sueño, alteraciones de sus relaciones
interpersonales, empobrecimiento de su bienestar y de su calidad de vida (Wong
C, Davidson L, Anglin D, Link B et al., 2013)

El estigma institucional

En cuanto al estigma institucional, éste se vincula con las políticas tanto de


instituciones públicas como privadas (incluidos los profesionales y funcionarios
que en ellas ejercen). Se ha constatado que a pesar de que las actitudes de los
profesionales de la salud hacia la enfermedad mental son más positivas que las
del público general, son frecuentes las actitudes paternalistas o negativas,
especialmente en cuanto al pronóstico y las (supuestas) limitadas posibilidades de
recuperación de las personas con enfermedad mental (Kingdon D, Sharma T, Hart
D, 2004)

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Washington, DC, 13 de enero de 2022 (OPS)- El personal de salud de once
países de América Latina presenta elevadas tasas de síntomas depresivos,
pensamiento suicida y malestar psicológico, según los resultados de un estudio
liderado por las universidades de Chile y Columbia, con la colaboración de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El informe The COVID-19 HEalth caRe wOrkErs Study (HEROES) muestra que
entre 14,7% y 22% del personal de salud entrevistado en 2020 presentó síntomas
que permitían sospechar un episodio depresivo, mientras que entre un 5 y 15% del
personal dijo que pensó en suicidarse. El estudio también da cuenta que en
algunos países solo recibieron atención psicológica cerca de un tercio de quienes
dijeron necesitarla.
“La pandemia evidenció el desgaste del personal de salud y en los países en los
que el sistema de salud colapsó, el personal sufrió jornadas extenuantes y dilemas
éticos que impactaron en su salud mental”, afirmó Anselm Hennis, director del
Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS. “La
pandemia no ha terminado. Es esencial cuidar a quienes nos cuidan”, subrayó.
HEROES consistió en entrevistas a 14.502 trabajadores sanitarios de Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Bolivia, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Venezuela
y Uruguay, y contó con la participación académicos e investigadores de decenas
de instituciones de esos países.

La necesidad de apoyo emocional y económico, la preocupación por contagiar a


los familiares, los conflictos con los familiares de las personas contagiadas y los
cambios en las funciones laborales habituales fueron algunos de los factores
principales que afectaron la salud mental del personal.

Por otro lado, confiar en que la institución de salud y el gobierno podrían manejar
la pandemia, contar con el apoyo de los compañeros de trabajo y considerarse
una persona espiritual o religiosa fueron mencionados como algunos de los
factores que ayudaron a proteger su salud mental.

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¿Qué puede afectar mi salud mental?
Hay muchos factores diferentes que pueden afectar su salud mental, incluyendo:

• Factores biológicos, como los genes o la química del cerebro


• Experiencias de vida, como trauma o abuso
• Antecedentes familiares de problemas de salud mental
• Su estilo de vida, como la dieta, actividad física y consumo de sustancias
• Las presiones de la vida diaria: Las actividades y los eventos de la vida diaria
generalmente nos ponen bajo presiones que nos causan tensión física y
mental. La tensión puede deberse a problemas físicos, como enfermedades
o exceso de trabajo. También puede deberse a lo que nos sucede
emocionalmente, como el tener conflictos familiares. Aún los eventos que
generalmente causan alegría (como el nacimiento de un nuevo bebé o el
conseguir un trabajo) pueden producir tensión, puesto que nos cambian la
vida.
• Las pérdidas y la muerte: Cuando perdemos algo o a alguien que
valoramos (a un ser querido, nuestro trabajo, nuestro hogar, o a una
amistad muy cercana) es posible que nos sintamos abrumados por la
aflicción. Eso también puede suceder si nos enfermamos o desarrollamos
alguna discapacidad física. La aflicción es una reacción natural que nos
ayuda a adaptarnos a las pérdidas y a la muerte. Sin embargo, si sufrimos
de varias pérdidas a la vez, o si sufrimos de mucha presión en nuestra vida
diaria, es posible que comencemos a desarrollar problemas de salud
mental.

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RESUMEN

La situación a nivel global de las personas con enfermedad mental muestra una
realidad con circunstancias desfavorables en la que hay que tener en cuenta los
déficits de inversión en materia socio-sanitaria y las carencias sociales propias de
un contexto en el que la globalización ha acentuado su distanciamiento con el
resto de la sociedad. Presentamos un trabajo en el que el binomio salud-
educación constituye el elemento indispensable por parte de la intervención social
para basar sus ejes de acción. Expondremos los planes globales para actuar de
manera local en espacios y redes concretas; mostrando las carencias del ámbito
profesional en este campo para luego proponer una metodología socio educativa
con la que intervenir con las personas con enfermedad mental.
Para una mejor solución aquellos estudiantes que sean identificados en riesgo de
padecer un trastorno mental o quiénes tengan una deficiencia cognitiva requerirán
de abordajes interdisciplinarios dentro y fuera de la institución.

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