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Estudio de Personalidad

El caso de un estudiante promedio

Sus primeros años no fueron fáciles. Aprendió de la violencia materna a


reprimir sus impulsos. Tuvo un hermano mayor y una hermana menor,
con los cuales aprovechaba cualquier ausencia materna para evadir las
normas, salir a la calle, irse a jugar con los amigos del barrio o leer cómics
en un negocio cercano a su casa. De su padre fue muy poco lo que
conoció, en esporádicas visitas a una casa en la que no lograba sentirse
a gusto. Es claro que vivía con una madre muy rigurosa, que trabajaba
y era la única cabeza del hogar.
Las cosas en el muy humilde hogar eran un tanto complicadas si la madre
llegaba enojada de trabajar y todo era silencio, contención y una poco
habitual moderación en las conductas. En los momentos en que se
encontraba solo y se sentía a gusto consigo mismo se dejaba ir en alas
del ensueño e imaginaba animales fantásticos e improbables aventuras.
Fue un estudiante promedio, bueno para el leguaje, las ciencias naturales
y geografía, tal vez un poco desordenado y no tan bueno en matemáticas
y artes manuales. Los primeros años vividos con su padre estuvieron
marcados por un muy bajo rendimiento académico y algunos problemas
por su comportamiento y presentación personal en la escuela. En los dos
años finales de su educación primaria regresó a la casa materna y ello
coincidió con el encuentro con el profesor Rodrigo, un personaje que le
alegró la vida, lo reconoció como una persona valiosa. Allí izó bandera,
jugó al fútbol en la selección del curso y casi siempre fue considerado un
estudiante aplicado.
Algunas vicisitudes, no saber qué hacer en la adolescencia, trabajar,
estudiar en la nocturna; finalmente terminó su educación media como
validante, estudió de forma autodidacta, lo que le implicó trasnochar,
preparar las pruebas del ICFES y adquirir cierta disciplina, más por el
deseo de superar algunas etapas de su desarrollo académico, que por ser
una persona muy juiciosa. Después de ello vino la ilusión de poder hacer
una carrera. Se presentó a la Universidad Nacional, a un programa de
ciencias humanas y sociales. Logró pasar, tal vez por esa habilidad para
presentar pruebas tipo ICFES, adquirida en sus años de validante. Allí
también fue un estudiante promedio hasta que se encontró con un
incipiente proyecto de trabajo comunitario en las prácticas profesionales.
Ello le generó la idea de pensarse el mundo, las relaciones en las
comunidades, los procesos comunicativos y escribir sobre todos esos
temas. Se motivó a tal punto que su tesis de grado fue calificada como
meritoria.
En la universidad conoció a su pareja, otra estudiante de ciencias sociales
y humanas, que al igual que él, convirtió el campus de la universidad,
prácticamente en su segundo hogar. Allí probó la marihuana, tomó vino,
estudió, asistió a conciertos y conferencias y jugó fútbol en la selección
de la facultad de ciencias sociales, hasta que sufrió una lesión en su rodilla
derecha y no pudo volver a practicar su querido deporte, que era
diversión, escape a las situaciones difíciles como el manejo emocional,
pues en este tiempo era una persona un poco impulsiva y sensible a los
efectos de su propio entorno.
La relación de pareja, aunque un tanto difícil, por sus reacciones de celos,
se consolidó y poco después de que ella quedó embarazada, se casaron
en una ceremonia civil y al nacimiento de su hijo, las obligaciones
familiares lo hicieron más sosegado y adaptable a las exigencias de un
trabajo permanente.
En algunas oportunidades en el trabajo se ha visto en problemas con sus
superiores pues deja pasar el tiempo para cumplir con sus actividades
que muchas veces requieren tiempos fijos para la entrega de sus
productos. Esta situación le ha llevado a improvisar muchas veces
dejando todo en manos de su creatividad e ingenio, asumiendo así,
niveles altos de ansiedad, lo que ha tenido como consecuencia cierta
propensión a enfermarse por temas como la ansiedad y el estrés.

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