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propiedad
PID_00286502
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© FUOC • PID_00286502 Derecho de propiedad
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
5. La acción reivindicatoria................................................................. 25
5.1. Requisitos .................................................................................... 26
5.1.1. Titularidad del propietario (dominium actoris) ............... 27
5.1.2. Posesión injustificada del demandado (contraria
possessio) ......................................................................... 29
5.1.3. Identidad de la cosa objeto de la acción (eadem res) ...... 30
5.2. Efectos .......................................................................................... 31
8. La acción negatoria........................................................................... 37
9. La acción de deslinde........................................................................ 38
Resumen....................................................................................................... 40
Actividades.................................................................................................. 41
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 41
Solucionario................................................................................................ 42
Bibliografía................................................................................................. 43
© FUOC • PID_00286502 5 Derecho de propiedad
Introducción
• El� titular: el propietario, frente a los demás derechos reales, en los que
existen un titular gravado y el titular del gravamen.
Objetivos
(1)
Art. 348.
1
A la idea de plenitud responde la definición del Código Civil: «La pro-
piedad es el derecho de gozar y disponer de una cosa, sin más limitacio-
nes que las establecidas por las leyes».
Según lo dispuesto por el art. 128.1 CE, toda la riqueza del país en sus distintas
formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.
Carta de Niza
«1. Toda persona tiene derecho a disfrutar de la propiedad de sus bienes adquiridos le-
galmente, a usarlos, a disponer de ellos y a legarlos. Nadie puede ser privado de su pro-
piedad más que por causa de utilidad pública, en los casos y condiciones previstos en
la ley y a cambio, en un tiempo razonable, de una justa indemnización por su pérdida.
El uso de los bienes podrá regularse por ley en la medida en que resulte necesario para
el interés general.
(2)
El apartado 1 del art. 33 CE indica que se reconoce el derecho a la propiedad Art. 53 CE.
privada y a la herencia. Prescindiendo de la referencia a esta última, el dere-
cho a la propiedad significa que todos los ciudadanos tienen el derecho a una
esfera privada de bienes, gobernada por ellos mismos. La palabra propiedad, en
este contexto, no tiene la significación limitada del tipo concreto de derecho
que llamamos «propiedad», sino el de todo título jurídico por el que un par-
ticular ostenta un poder sobre los bienes: el reconocimiento constitucional y
su protección correspondiente2 a cualquier ámbito de poder sobre los bienes
que un individuo pueda tener a título particular.
David es propietario de más de 100 hectáreas de terreno que recibió a título de legado
de su abuelo. Desde que tomó posesión hace unos veinte años, dejó de cultivarlos, de
tal manera que con el paso del tiempo su estado ha ido empeorando. El 23 de junio
de 2015 David recibió una noticia en la que se le indicaba que la Administración
pública procedería a su expropiación, debido a la ausencia de uso y abandono de
un terreno claramente fértil. David está convencido de que tal medida, además de
radical, resulta completamente ilegal, pues es el legítimo propietario de un terreno
que ha recibido de su familia, y como titular puede hacer lo que quiera con este.
Lo cierto es que la idea que tiene David del derecho de propiedad no es conforme a
la legalidad vigente, y probablemente no lo ha sido casi en ninguna época histórica,
ni siquiera bajo los postulados del Código Napoleón de corte liberal. Está claro que
el art. 348 CC no postula la propiedad como un derecho absoluto y omnímodo, pues
determina que es un derecho que hay de gozar y disponer «sin más limitaciones que
las establecidas por las leyes». Además de todo ello, la propia Constitución española
reconoce la función social de la propiedad en el art. 33, lo cual implica una fuente
adicional de limitaciones de enorme calado. Por lo tanto, salta a la vista que el le-
gislador puede determinar límites al ejercicio del derecho de propiedad, como, por
ejemplo, la expropiación por justa causa.
«[...] la función social de estos derechos (propiedad y herencia; pero ya sabemos que esta
no es sino un aspecto de aquella) delimitará su contenido, de acuerdo con las leyes».
El texto constitucional indica con precisión que los deberes, y no solo las facul-
tades, delimitan el contenido del derecho de propiedad. Ahora bien, la Cons-
titución no establece directamente y de modo concreto estos deberes; serán
las leyes las que podrán hacerlo, y lo harán, en su caso. Sin embargo, las leyes
© FUOC • PID_00286502 11 Derecho de propiedad
Esa parcela de utilidad individual, que haga reconocible el derecho del propie-
tario como un derecho de su interés particular, aunque esté sometido a nume-
rosos, e incluso pesados deberes, es lo que se llama «contenido�esencial»�de
la�propiedad, que las leyes no pueden menoscabar en ningún caso.
A este hecho se refiere el art. 53.1 CE cuando establece que los derechos (y
entre estos el de propiedad) reconocidos en el capítulo II del título primero de
aquella solo podrán ser regulados en su ejercicio por ley, «que en todo caso
deberá respetar su contenido esencial».
Por otro lado, teniendo en cuenta la reserva de ley que se deriva del recién cita-
do art. 53 CE, el legislador es el único que puede regular el derecho de propie-
dad, mediante ley ordinaria, ya que, como es sabido, el derecho de propiedad
no forma parte del núcleo duro de los derechos fundamentales que precisan de
la ley orgánica. Tampoco hay ningún problema en recurrir a los instrumentos
de la delegación legislativa, ya sea mediante ley de bases o a través de la figu-
ra de los textos refundidos. Sin embargo, es más discutible que el Gobierno
pueda, mediante decreto ley, regular aspectos relacionados con el derecho de
propiedad. Dando por hecho que se diera una situación de extraordinaria y
urgente necesidad, el problema reside en que este instrumento legislativo no
puede afectar, en general, a los derechos de los españoles, dentro de los que
se incluye el derecho de propiedad. En cualquier caso, según la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional, puede sostenerse que el Gobierno puede interve-
nir mediante decreto ley en ciertas materias relacionadas con el derecho de
propiedad, pero lo que no puede hacer en ningún caso es establecer una suerte
de régimen general sobre el derecho de propiedad.
(3)
Por lo que respecta a las comunidades autónomas, con independencia de que Art. 149.1.8.º CE.
3
tengan o no competencias para el desarrollo de su derecho civil propio, pue-
den en general regular aspectos concretos de la propiedad (nunca generales)
siempre y cuando sean necesarios para el desarrollo de sus competencias esta-
tutariamente reconocidas (como las políticas de desarrollo agrario o de urba-
nismo).
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(4)
Según la enseñanza tradicional, solo pueden ser objeto del derecho de pro- Arts. 334.2.° CC, en relación con
451.II, 358, 375 y 381 CC.
piedad las cosas corporales, muebles o inmuebles, específicamente determina-
das.4 Este hecho comporta la exclusión de las cosas genéricas, de las denomi-
nadas «cosas incorporales» o «bienes inmateriales», de las cosas complejas y
de las partes de la cosa.
Un problema clásico del objeto del derecho de propiedad referido a los inmue-
bles se enuncia con la denominación de «extensión del poder del dueño en
sentido vertical». La visión tradicional pretendía la absoluta ilimitación del
poder del propietario tanto en la dirección del vuelo como en la dirección del
suelo, diciéndose que alcanzaba hasta los cielos y hasta los infiernos (Usque ad
coelos et usque ad inferos).
© FUOC • PID_00286502 13 Derecho de propiedad
El planteamiento del Código se refleja en el art. 350, según el cual quien es Art. 350 CC
dueño de un terreno es dueño de su superficie y lo que hay debajo de esta,
Hoy día, el art. 350 CC no po-
sin más limitaciones que las servidumbres y las leyes de minas y aguas y los see demasiada virtualidad nor-
reglamentos de policía; la norma está en la línea conocida de la concepción mativa, puesto que la legisla-
ción especial sobre el suelo y
liberal del Código con respecto a la propiedad. sobre el vuelo es tan importan-
te que apenas se puede pensar
en la existencia de un inmue-
ble al que fuera aplicable en
Sin embargo, y aunque esto pudiera darse, se llega a la conclusión de que, sus propios términos.
en ningún caso, ni siquiera en ausencia de normas especiales, el propietario
puede evitar intromisiones que se produzcan a tal altura o profundidad, que
en nada afecten a un interés suyo con un mínimo contenido, que no resulte
caprichoso o arbitrariamente excluyente de la actuación ajena.
Aunque la citada norma sigue formalmente en vigor, hay que destacar que ha dejado
de aplicarse en la actualidad debido a los límites que pesan sobre el dominio, y entre
estos resulta muy destacable el referido al agua, que se considera como un bien de
dominio público. Por lo tanto, aunque el acuífero se encuentre bajo su propiedad,
no es su dueño.
© FUOC • PID_00286502 14 Derecho de propiedad
«La propiedad es el derecho de gozar y disponer de una cosa sin más limitaciones que las
establecidas por las leyes» (art. 348 CC).
Los límites son el régimen normal de toda propiedad sobre una deter-
minada categoría de objetos, mientras que las limitaciones son de ca-
rácter excepcional.
En todo caso, las limitaciones, sea cual sea su origen, deberán ser objeto de
indemnización.
3.1. Clasificación
1)�Límites
b) Por razón de interés�privado, de los cuales los más significativos son las
relaciones de vecindad, y los derechos reales de adquisición preferente (tanteo
y retracto) establecidos directamente por la ley.
2)�Limitaciones
Servidumbres legales
El capítulo II, del título VII, del libro II, intitulado de una forma confusa y poco precisa
«De las servidumbres legales», en realidad incluye realidades muy diversas, a saber:
2) Límites por razón de interés privado, como las relaciones de vecindad (arts. 581, 582,
590 CC).
3) Servidumbres forzosas, limitaciones por razón de interés privado (p. ej., art. 564 CC).
© FUOC • PID_00286502 16 Derecho de propiedad
4) Servidumbres administrativas, limitaciones por razón de interés público (p. ej., art.
553 CC).
Los límites por razón del interés público pueden ser de dos tipos:
1)�Límites�a�la�propiedad�del�suelo�rústico�y�a�la�propiedad�del�suelo�ur-
bano. Destacan en primer lugar los que afectan a la propiedad del suelo rús-
tico cultivable y a la propiedad del suelo urbano edificable. Son tan intensos
y de un carácter tan general, que se puede decir que configuran un estatuto
unitario para cada uno de ambos objetos, ya que la regulación del Código es
prácticamente inexistente, por lo que el art. 348 CC asume el valor de un puro
paradigma desprovisto de sustancia normativa concreta.
Estos límites generales por razón del interés público configuran o tienden a
configurar verdaderos estatutos propietarios cerrados en sí mismos, lo que ha
llevado a hablar a la doctrina de «pluralismo de la propiedad privada», seña-
lando que sería más correcto hablar de «propiedades» en lugar de «propiedad».
Su estudio corresponde al derecho agrario y al derecho urbanístico, y actual-
mente el régimen de la propiedad urbana se establece en el Real Decreto Le-
gislativo 7/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de
la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana.
Efectivamente, las ordenanzas son normas de derecho público que establecen ciertos
límites a la edificación. Por ello, pueden calificarse como límites, puesto que consti-
tuyen el régimen normal de ese tipo de bienes y no hace falta un acto especial para
imponerlos (basta con invocar la norma que los establece y demostrar la concurrencia
de las circunstancias de hecho que determinan su aplicación), y, además, lo son por
razón de orden público, ya que basan su existencia en razones sociales compartidas
que buscan el bien común, no en causas estrictamente privadas.
2)�Límites�por�el�intervencionismo�estatal�en�materia�de�propiedad. Junto
a los anteriores existe una variadísima gama de límites por razón de interés
público determinados por el intervencionismo estatal en materia de propie-
dad, y que se sustancian en leyes que merecen con más rigor el nombre de
leyes especiales, en temas muy variados que van desde la defensa nacional a la
navegación aérea o marítima, de la explotación de las minas a la salvaguarda
de los bienes de valor histórico o artístico o del medio ambiente, pasando por
numerosas normas de policía administrativa.
(5)
El Código Civil español no contempla expresamente esta cuestión, si bien, Arts. 7.2, 581, 582, 590 y 1908
5 CC.
de su contenido normativo pueden derivarse fácilmente los dos principios
o parámetros que regulan el régimen de las inmisiones: tolerabilidad y uso
Criterio de la tolerancia
normal�del�derecho.
El criterio de la tolerancia apa-
rece recogido en el art. 2.2.a)
Así pues, cualquier inmisión, con independencia de cuál sea su naturaleza con- de la Ley del Ruido, de 18 de
noviembre de 2003, mientras
creta, debe entrar dentro de un criterio general de tolerabilidad, medido de que el art. 546-14.2 del libro
acuerdo con los usos, los reglamentos y las circunstancias del caso y, además, quinto del Código Civil de Ca-
taluña hace referencia al límite
no puede en ningún caso implicar un uso anormal o excesivo del derecho. del «uso normal» del derecho.
En caso contrario, la persona que resulte afectada por este tipo de inmisiones
contrarias al derecho podrá recurrir a: (6)
Art. 1908 CC.
(7)
• La tutela�inhibitoria,7 dirigida a impedir la continuación de la acción an- Art. 7.2 CC.
tisocial iniciada.
(8)
Por otro lado, de acuerdo con una jurisprudencia reiterada en los últimos tiem- Art. 18 CE y 7 Ley 1/1982, de 5
de mayo.
pos, las inmisiones acústicas o de otro tipo, cuando afectan a la persona en
relación con su sede o domicilio, pueden considerarse como una suerte de
atentados o agravios inconstitucionales a su derecho�fundamental�a�la�inti-
midad.8 En este sentido se pronuncia, entre otras muchas, la STS del 5 de mar-
zo de 2012 (ECLI:ES:TS:2012:1606), que condenó a los padres de una menor
© FUOC • PID_00286502 18 Derecho de propiedad
Laura es una joven violinista que pasa cada día ocho horas tocando el violín. Su
vecino, Alberto, le pide que deje de ensayar o que alternativamente lo haga en otro
sitio, ya que le resulta imposible descansar, a lo que la artista le contesta diciendo que
no tiene otra opción que ensayar en casa.
3.3.2. La medianería
En este sentido, cabe recordar que el art. 546-1 del Código Civil catalán regula
las vallas medianeras dentro del capítulo VI relativo precisamente a las rela-
ciones de vecindad.
(9)
El libro V del Código Civil catalán afronta en su capítulo V la regulación de Art. 545-1 CCCat.
las llamadas «restricciones al derecho de propiedad», donde distingue, por un
lado, las restricciones�legales, que son las establecidas por las leyes en interés
público o privado, y, por otro, las restricciones�voluntarias, establecidas por
la autonomía de la voluntad en interés privado.9
(10)
Las restricciones legales en interés público constituyen los límites ordinarios Art. 545-2 CCCat.
del derecho de propiedad, se establecen en beneficio de toda la comunidad y
afectan a su disponibilidad o ejercicio. Tienen tal consideración las restriccio-
nes establecidas por la legislación sobre la vivienda, el planeamiento territorial
y urbanístico, la protección del patrimonio cultural, la defensa nacional, etc.10
(11)
Las restricciones legales en interés privado constituyen límites ordinarios del Art. 545-3 CCCat.
derecho de propiedad establecidos en beneficio de los vecinos, como por ejem-
(12)
plo las que resultan de las relaciones de vecindad y de la existencia de situa- Art. 546-1 y ss. CCCat.
(15)
Finalmente, las limitaciones�voluntarias15 son las establecidas por los titula- Art. 545-4 CCCat.
4.1. Concepto
En principio, parece que nada se opondría a tal negocio jurídico, que quedaría
comprendido dentro de los márgenes de la autonomía de la voluntad, en los
términos del art. 1255 CC.
Sin embargo, la cuestión no es tan simple, si se tiene en cuenta que las prohi-
biciones de disponer tienen como resultado práctico apartar del comercio los
bienes que son su objeto, lo que implicaría su amortización.
Creemos que hay razones más que sobradas para afirmar que el principio�de
la�desamortización�de�la�propiedad forma parte del orden público econó-
mico, con lo que la validez de las prohibiciones de disponer, en todo caso, se
inscriben dentro de la observancia de dicho orden público.
Son las primeras las que representan auténticas limitaciones al derecho de pro-
piedad y cuya validez se cuestiona.
Tal y como veremos más adelante, las prohibiciones de disponer establecidas en ne-
gocios jurídicos inter vivos de carácter oneroso, como es la compraventa, no acceden
al Registro de la Propiedad y, en consecuencia, carecen de eficacia frente a terceros.
En este sentido, no pueden considerarse como verdaderas prohibiciones de disponer,
ya que únicamente tienen efectos obligacionales; esto es, si el comprador vendiera
el local sin permiso de Lucas, este podrá exigirle responsabilidad por los daños y per-
juicios padecidos, pero en ningún caso podrá atacar la enajenación y obligar al ter-
cer adquirente a entregarle el local, ya que este se transmitió sin ninguna carga ni
limitación convenientemente inscrita en el Registro de la Propiedad. Por eso, carece
de eficacia jurídico-real.
(16)
Respecto a las prohibiciones legales de disponer, puede citarse el art. 196.2 Igualmente, vid., art. 525 CC.
16
CC, que establece que los herederos de una persona declarada fallecida «no
(17)
podrán disponer a título gratuito hasta cinco años después de la declaración Art. 782 LEC, en sede de divi-
sión de la herencia.
de fallecimiento». Las prohibiciones administrativas y judiciales17 de disponer
tienen por objeto el mantener o garantizar el patrimonio de una persona en
determinadas situaciones que son objeto de expediente administrativo o que
ha dado lugar a un proceso.
1)�Prohibiciones�de�disponer�procedentes�de�negocios�jurídicos�mortis�cau-
sa. El art. 785.2.° CC señala que no surtirán efecto las disposiciones que con-
tengan prohibición perpetua de enajenar, incluso la temporal, fuera del límite
señalado en el art. 781 CC. Según dicho artículo, las sustituciones fideicomi-
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Doña R. otorgó testamento abierto en el que establecía que ninguno de los herede-
ros podría vender a persona extraña ninguna de las partes indivisas del pozo-noria
existente en la finca denominada «Cortijo del Cerrillo». El TS, confirmando la sen-
tencia dictada en apelación, consideró que la prohibición de disponer testamentaria,
inscrita en el Registro de la Propiedad, se presentaba sin determinación de tiempo
ni de grado, y que la inclusión a título de sustitutos de los descendientes legítimos
de los herederos iniciales de los causantes sin limitación alguna hacía de imposible
determinación el momento en el que dicha prohibición podría concluir, lo que la
convertía en abstractamente perpetua. Todo ello implica pasar del segundo grado que
el art. 781 CC establece como límite para su validez, por lo que la prohibición testa-
mentaria debe considerarse como inválida.
2)�Prohibiciones�de�disponer�procedentes�de�negocios�jurídicos�inter�vivos
(18)
a)�Determinación�de�los�límites�de�accesibilidad�a�la�publicidad�registral. Ex arts. 26.3.ª y 27 LH.
Se hace necesario distinguir ahora entre negocios jurídicos inter vivos a título
lucrativo y a título oneroso.18
(19)
c)� Prohibiciones� de� disponer� procedentes� de� negocios� jurídicos� a� título Art. 26.3ª LH.
gratuito. De lo expuesto podemos concluir que, en todo caso, las únicas prohi-
biciones de disponer convencionales inter vivos válidas son las establecidas en
actos puramente gratuitos.19
La abuela de Pedro, doña Natalia, ha decidido donar a su nieto una pequeña casa que
tiene al pie de una cala de Almería. No obstante, doña Natalia, debido al gran apego
que le tiene a esta casa, introduce en el contrato de donación una cláusula mediante
la cual le prohíbe venderla a un tercero, y estará obligado a entregársela al hijo o hijos
que Pedro pueda tener en un futuro.
5. La acción reivindicatoria
Según el art. 348.II CC, el propietario tiene acción contra el tenedor y el po-
seedor de la cosa para reivindicarla. El art. 441 CC establece que en ningún
caso puede adquirirse violentamente la posesión mientras exista un poseedor
que se oponga a ello, de manera que el que se crea con acción o derecho para
privar a otro de la tenencia de una cosa, siempre que el tenedor resista la en-
trega, deberá solicitar el auxilio de la autoridad competente.
Los dos preceptos dibujan los principales mecanismos o remedios de los que
se dispone para recuperar la posesión de una cosa:
Sin embargo, entre ambos remedios existen profundas diferencias, pues el pri-
mero está fundado en la demostración de la existencia de la titularidad domi-
nical, mientras que el segundo se basa en la existencia de una posesión que ha
sufrido un despojo, sin haber transcurrido el plazo de un año y un día.
(20)
En suma, la reivindicatoria está basada en el ius possidendi, mientras que la Interdictos, según la terminolo-
gía más clásica.
segunda, en el ius possessionis. Esta diferencia de fundamento convierte el jui-
cio en el que se tramita la acción reivindicatoria en un juicio de los llamados
«petitorios», frente a los llamados «posesorios».20
© FUOC • PID_00286502 26 Derecho de propiedad
2) que tiene como finalidad la recuperación del ius possidendi (no nece-
sariamente del ius possesionis, aunque sea lo más habitual),
5.1. Requisitos
Legitimación activa
• el dueño,
• el condueño,
• el enfiteuta y,
• en todos los casos de dominio dividido, que en el Código se identifican
con los censos, el dueño directo si no hay constancia de la existencia del
dueño útil.
Prueba
1)�Contenido
Imaginemos que José compra una finca a una persona que finalmente resulta no ser
su propietaria, ya que el testamento originario en el que se le declaraba al vendedor
como legatario ha sido posteriormente declarado nulo. José, desconociendo tal cir-
cunstancia, vende la finca a su hermano Carlos, y este, a su muerte, se lo deja en
herencia a su hija.
2)�Presunciones
¿El dominio del actor se puede probar mediante presunciones? Esta situación
se plantea principalmente en relación con los arts. 464 CC y 38.I LH:
De todo lo expuesto, la solución más probable parece ser que el «título» del art.
464 CC solo es apto para instar una acción reivindicatoria, si se suministra la
prueba de que el poseedor actual es, de acuerdo con el propio precepto, posee-
dor en virtud de pérdida o privación ilegal. Pérdida y privación ilegal que no
solo impiden la protección del poseedor actual, en concepto de tercero, sino
que son las más adecuadas y, quizá, las únicas contrapruebas de la presunción
del art. 448 CC.
Esta presunción colisiona también con la del art. 448 CC, en el supuesto de
que el poseedor sea persona distinta del inscrito.
sa, según la cual la existencia del dominio es una cuestión de ser o no ser;
se es o no se es propietario, y en consecuencia no cabe afirmar la existencia
del dominio mediante las presunciones de tipo alguno; y otra que contrasta
con dicho rigor y que parte de que el art. 348 CC no indica los medios para
justificar el dominio, ni tasa la prueba, por lo que hay que atender a las reglas
generales en la materia.
En cualquier caso, hay que señalar que el dominium actoris puede demostrarse
por cualquier medio de prueba, pero las indicaciones del Catastro, o el pago de
impuestos, según reiterada jurisprudencia, no son más que un simple indicio
o principio de prueba insuficientes por sí solos.
Una empresa dedicada al sector inmobiliario ha adquirido una finca rústica en una
subasta pública judicial. Cuando un empleado de la empresa acude a la finca descubre
con sorpresa a un señor que dice ser propietario de esta desde hace tres años, pero
que no aporta ningún tipo de prueba al respecto. Durante al menos catorce meses la
empresa estuvo negociando con el citado señor para que abandonara la finca, pero
este siempre se negó.
• salvo que la nulidad del título sea una consecuencia implícita de la acción;
• cuando los litigantes derivan sus derechos de documentos y hechos diver-
sos.
Finalmente, debe aclararse que la posesión, además de indebida, debe ser ac-
tual.
David es propietario de una finca rústica de diez hectáreas que nunca ha estado valla-
da en una pequeña parte de la zona norte. Un propietario colindante ha construido
un silo de trigo precisamente en ese terreno que, según David, es de su titularidad,
por lo que decide interponer una acción reivindicatoria. En el juicio se presenta un
problema importante: en la escritura que tiene David se señala que, efectivamente, es
propietario de la parte invadida, pero, según el Catastro y el Registro de la Propiedad,
pertenece a un tercero.
(21)
La cuestión de la prescripción de la acción reivindicatoria siempre ha sido y Art. 544-1 CCCat.
es muy discutida en la doctrina jurídica. Según Díez-Picazo, es imprescripti-
ble, por lo que queda paralizado o vetado su uso únicamente cuando se haya
consumado una usucapión contraria, lo que da lugar a una suerte de prescrip-
ción extintiva refleja. Por el contrario, otros autores entienden que esta acción
goza de un plazo de prescripción autónomo de seis y treinta años respectiva-
mente, según se trate de cosas muebles o inmuebles ex arts. 1962 y 1963, con
independencia de la posible usucapión de la cosa (Albaladejo y Lacruz). La
jurisprudencia parece inclinarse por esta segunda postura (vid., STS de 29 de
abril de 1987), mientras que el legislador catalán ha optado por declarar que la
acción reivindicatoria no prescribe, sin perjuicio de lo establecido en materia
de usucapión.21
5.2. Efectos
(22)
2) Y, cuando proceda, la aplicación de las normas sobre liquidación del estado Arts. 451-458 CC.
22
posesorio, que se analizarán en su debido lugar.
Los efectos de la sentencia, en cuanto a la cosa juzgada, son los generales del
art. 1252 CC, es decir, la sentencia solo produce efecto entre las partes del
pleito (cosa jugada llamada relativa).
© FUOC • PID_00286502 32 Derecho de propiedad
La�actio�ad�exhibendum
(23)
Con carácter general, el art. 256.1.2.º LEC establece que todo juicio podrá pre- Art. 727.3.º LEC.
pararse mediante solicitud de que la persona a la que se pretende demandar
exhiba la cosa que tenga en su poder y a la que haya de referir el juicio. Se
trata de esta manera de una acción preparatoria o instrumental de una acción
real (como la acción reivindicatoria) que está a disposición del propietario y
que persigue identificar la cosa (mueble), el estado en el que se encuentra, así
como el hecho de que la posee la parte demandada. En el caso de que el reque-
rido no atienda al requerimiento de exhibición de la cosa, el art. 261.3.º LEC
23
reconoce que el solicitante podrá instar el depósito o cualquier otra medida
de garantía una vez que le haya sido presentada la cosa en la sede del tribunal.
Jaime le prestó de manera gratuita en el año 2010 a su amigo Leo una motocicleta
que nunca le devolvió. Aunque lleva desde enero de 2016 pidiéndosela, Leo no le
contesta, por lo que empieza a tener dudas de si incluso la ha vendido a un tercero
o, de alguna manera, la ha perdido.
Para estos casos existe una acción expresamente prevista en el art. 256.1 2º LEC que
otorga al demandante la posibilidad de solicitar la exhibición de una cosa mueble
que tiene en su poder el demandado. Como puede observarse, nos encontramos ante
una suerte de acción preparatoria o instrumental de una acción real (como la acción
reivindicatoria que concurre en este caso) que está a disposición del propietario y
que persigue identificar la cosa (mueble), el estado en el que se encuentra, así como
el hecho de que la posee la parte demandada. En definitiva, de esa manera puede
tenerse, como paso previo, conocimiento de si una persona (Leo) sigue siendo o no
la poseedora de un determinado bien respecto al cual se pretende demandar.
© FUOC • PID_00286502 33 Derecho de propiedad
Lo único que podría basarla es que el actor tuviera un mejor derecho a poseer
que el demandado, que no se puede fundar en un título, pues entonces entra-
ríamos necesariamente en la órbita de la acción reivindicatoria.
1) Equidad.
Una entidad mercantil es titular de una parcela rústica desde hace más de un siglo,
pero, debido al transcurso del tiempo y a los sucesivos cambios de sede, carece de una
prueba definitiva y segura de su dominio.
Puesto que la propiedad de la citada parcela ha sido puesta en tela de juicio por un
tercero, que alega tener mejor derecho, lo normal es que la entidad mercantil, ante
la imposibilidad de recurrir a la acción declarativa (por falta de prueba), esgrima la
«acción publiciana», basada en un mejor derecho a poseer del actor sobre el deman-
dado que, obviamente, no se basa en un título.
© FUOC • PID_00286502 35 Derecho de propiedad
Su objeto no sería otro que el de verificar la realidad del título, con eficacia
frente a todos desde un punto de vista sustancial.
La�acción�de�jactancia
Supremo la ha admitido junto con las acciones declarativas –entre otras, SSTS
de 20 de mayo de 1988 (RJ 1988, 4324) y de 16 de febrero de 1988 (RJ 1988,
1111)–, y, por ello, no resulta extraña su invocación en sede judicial.
En cualquier caso, es necesario realizar dos aclaraciones: por un lado, para que
prospere dicha acción se exige que exista una conducta previa perturbadora,
de cierta entidad y manifestada externamente, que justifique su existencia o
ejercicio –SAP Madrid 8 de abril de 2009 (JUR 2010, 281098)–; por otro lado,
la acción de jactancia tiene un ámbito muy concreto, lo que hace obligado
realizar una interpretación restrictiva de la posibilidad de su estimación.
© FUOC • PID_00286502 37 Derecho de propiedad
8. La acción negatoria
Por otro lado, el art. 544-4.1 del libro V del Código Civil de Cataluña regula
la acción negatoria como aquella que:
«[...] permite a los propietarios de una finca poner fin a las perturbaciones e inmisiones
ilegítimas en su derecho que no consistan en la privación o retención indebidas de la
posesión, así como exigir que no se produzcan perturbaciones futuras y previsibles del
mismo género».
(24)
La acción negatoria en el derecho civil catalán es imprescriptible, puesto que Art. 544-7 CCCat.
puede ejercerse mientras se mantenga la perturbación, salvo que, tratándose
de un derecho usucapible, se haya consumado la usucapión.24
Jesús es un ganadero que desde hace diez años pasea diariamente con sus vacas por un
camino que atraviesa parte de la finca de Antonio. Este, cansado de ver cómo transita
por su propiedad, levantó una cerca con el fin de impedirle pasar. Sin embargo, Jesús
le llama para recordarle que es titular del derecho real de servidumbre de paso y, en
consecuencia, tiene que quitar de forma inmediata la cerca.
Ante esta situación, Antonio debería interponer una acción negatoria para demostrar
que Jesús no es el titular de dicho derecho. Precisamente se trata de una acción que,
a pesar de no estar regulada expresamente en nuestro ordenamiento jurídico, viene
siendo acogida por nuestros jueces y tribunales para aquellos casos en los que el titular
de un bien inmueble pretende probar la inexistencia de derechos reales (como una
servidumbre de paso, evidentemente) que graven al citado fundo.
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9. La acción de deslinde
Este último supuesto, que se resuelve, como se ve, por medio de los mecanis-
mos de la jurisdicción contenciosa, se denomina acción de deslinde. Presupues-
to de esta es que haya confusión o incertidumbre de linderos.
(25)
Arts. 385 y ss. CC.
El Código Civil señala los criterios con los que se habrá de operar el
deslinde.25
© FUOC • PID_00286502 39 Derecho de propiedad
En primer lugar, hay que aclarar que no ha habido propiamente una operación de
amojonamiento, ya que este implica ante todo la existencia de una linde de separa-
ción completamente clara e indiscutida, cosa que, obviamente, no acaeció en este
caso, puesto que Fernando alega una invasión ilícita de su propiedad. En cualquier
caso, para resolver el conflicto expuesto habría que recurrir al deslinde, esto es, a la
operación de delimitación definitiva (desde un punto de vista jurídico) de los lindes
de cada finca. Para ello, hay tres procesos:
Resumen
1)�Concepto.�Disciplina�constitucional
2)�Función�social
Dicha protección constitucional, por otra parte, debe ser puesta en relación
con la necesidad de que la propiedad sobre bienes de trascendencia económi-
ca y social cumpla deberes para con la comunidad, y no solo sea vehículo de
satisfacción de los intereses particulares: el conjunto de esos deberes se deno-
mina función social de la propiedad y es imperativo constitucional.
3)�Objeto
4)�Contenido:�límites�y�limitaciones
Se distinguen por ser, los límites, un integrante del estatuto normal de toda
categoría de bienes, mientras que las limitaciones son restricciones concretas
impuestas a un derecho concreto de propiedad. La disciplina es muy variada,
en función de su origen convencional o legal, o ser impuestas por razón de
interés público o privado.
5)�Protección�de�la�propiedad
Actividades
1. La capacidad de analizar y estudiar una sentencia forma parte esencial de la preparación
y de las habilidades que cualquier jurista debe tener. En este sentido, leed con atención la
Sentencia de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Valladolid 271/2017 de 30
junio, relativa a la acción publiciana, y realizad el siguiente ejercicio:
a) En caso de discusión sobre unos linderos físicamente claros, ¿qué acción es la más apro-
piada?
Ejercicios de autoevaluación
1. Las parcelas de dos propietarios diferentes se separan por una valla metálica que, debido
al paso del tiempo, se encuentra muy deteriorada, por lo que resulta imprescindible su susti-
tución por una verja nueva. ¿Cómo se denomina jurídicamente la valla metálica que separa
las propiedades colindantes? Clasificadla teniendo en cuenta la teoría de los límites y limi-
taciones de la propiedad.
2. Una empresa ha instalado una antena de transmisión radioeléctrica de gran tamaño muy
cerca de un colegio. Los padres de los alumnos tienen miedo de que ese tipo de antenas
pueda afectar a la salud de sus hijos, por lo que exigen al director del colegio que contrate a
un abogado para que demande a la empresa e inste la retirada de dicha antena. ¿Qué acción
puede interponer el abogado para conseguir lo solicitado por los padres?
3. Verónica es una transportista que vive en el primer piso de un edificio de seis plantas. Hace
pocos meses se inauguró una academia de baile flamenco en un local de negocios ubicado
justo debajo de su vivienda, el cual, debido a la mala insonorización, genera muchos ruidos,
que le impiden dormir la siesta al mediodía, algo esencial para su trabajo, ya que se levanta
a las 2:30 cada día. A medida que pasaban las semanas su salud empezó a empeorar por falta
de sueño, y, ante tal situación, decide hablar con el gerente de la academia de baile, quien le
indica que su negocio es perfectamente legal y que cumple con todos los requisitos y licencias
exigidas por el Ayuntamiento, por lo que no piensa cambiar el horario ni tomar ninguna
otra medida. Teniendo en cuenta los hechos descritos, contestad a las siguientes preguntas:
4. Doña Isabel quiere dejar mortis causa su vivienda a su hija mayor, con la condición de que
esta la deje a su vez a sus hijas o hijos, y así sucesivamente en el tiempo. El notario que tiene
que redactar su testamento le indica que lo que pide no es posible, puesto que lo impide la
ley. Doña Isabel, que siempre ha sido muy curiosa, le pregunta cuál es la explicación de tal
prohibición legal, y el notario, sorprendido, le dice que no está seguro. ¿Cuál es la razón por
la que se prohíbe la inclusión de este tipo de cláusulas en un testamento?
5. El arrendatario de una vivienda que deja de pagar las rentas mensuales pactadas puede
ser desahuciado por impago, de acuerdo con un procedimiento específico recogido en la
LEC. Sin embargo, el propietario no puede bajo ningún concepto interponer una acción
reivindicatoria con el objeto de recuperar su posesión. ¿Sabéis por qué?
© FUOC • PID_00286502 42 Derecho de propiedad
Solucionario
Ejercicios de autoevaluación
1.�Las vallas, al igual que los setos u otro tipo de muros que sirven para dividir y delimitar
dos fincas colindantes, se denominan medianería. Aunque el Código Civil lo concibe como
una servidumbre, su configuración no responde a tal figura, sino, en todo caso, a la comu-
nidad de bienes o copropiedad o, mejor aún, a las relaciones de vecindad. Sea como fuere, lo
cierto es que se trata de un límite, puesto que se establece como restricción normal o general
de cualquier propiedad en las leyes o normas jurídicas, y, además, es por razón del interés
privado, tal y como salta a la vista.
2.�En este caso, sería procedente la acción negatoria de una servidumbre de telecomunica-
ciones, cuya finalidad es la de demostrar que el actor (en este caso el colegio) no está gravado
con la obligación de soportar tal servidumbre. Hay otras vías imaginables, como la de los
juicios verbales sumarios por perturbación de la posesión o por obra nueva, pero la jurispru-
dencia menor ha aceptado en varias ocasiones la interposición de una acción negatoria en
casos como el actual.
3.�a) Este tipo de conflictos que surgen entre personas que detentan propiedades cercanas se
denomina relaciones de vecindad. Bajo este concepto se agrupan los problemas de los límites
que han de establecerse en la convivencia cuando se trata de fundos cercanos.
b) Cabe decir que, efectivamente, procede la tutela indemnizatoria, que, tal y como reconoce
la importante STS de 31 de mayo de 2007 (entre otras muchas), se lleva a cabo sobre la base
de los arts. 1902, 1903 y 1908 CC, y con fundamento en el art. 590 CC. En este caso, además,
el fundamento indemnizatorio es muy claro, ya que, como se indica en el enunciado del
caso, los ruidos probablemente se deben a una defectuosa insonorización del local, por lo
que concurre el elemento culpabilístico que exige el art. 1902 CC con carácter general.
4.�Hay que comenzar por señalar que nos encontramos ante una prohibición de disponer
establecida en un testamento, como limitación de naturaleza jurídico-privada a la propiedad
privada. En un principio, debería gozar de eficacia jurídico-real, ya que según el art. 26.3 LH
puede inscribirse en el Registro de la Propiedad, que es el que otorga dicha eficacia frente a
terceros (erga omnes). Sin embargo, en realidad no puede acceder al Registro de la Propiedad –
cualquier Registrador lo rechazaría– porque infringe una de las limitaciones más importantes
que rigen en materia de sustitución fideicomisoria, aplicable a este caso: es una prohibición
perpetua de disponer (art. 785.2º CC), ya que doña Isabel quiere que la prohibición rija de
manera sucesiva en el tiempo. Y la razón última de esta limitación es bastante sencilla: evitar
que vuelva a producirse un proceso de amortización de los bienes inmuebles, de manera que
aparezcan nuevamente las llamadas «manos muertas».
5.�La razón resulta muy evidente. La acción reivindicatoria exige, como uno de los requisitos
esenciales de funcionamiento, la llamada contrario possessio o posesión injustificada, que es
la que precisamente explica la propia naturaleza de la acción. En este caso, el arrendatario
tiene una posesión completamente justificada y asentada en un legítimo contrato de arren-
damiento urbano, por lo que se excluye automáticamente la prosperabilidad de esta acción.
© FUOC • PID_00286502 43 Derecho de propiedad
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