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LA BIBLIOLOGIA A TRAVES

DE LA HISTORIA

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Un Trabajo

Presentado a

Dr. Michael Svigel

Seminario Teológico de Dallas/OL

___________________

En cumplimiento parcial

De los Requisitos del Curso

HT200/OS

Historia de la Doctrina

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Por

Marcelo de la Llave

6 de Agosto del 2019


LA BIBLIOLOGIA A TRAVES DE LA HISTORIA

Sin duda el tema es fascinante, pero no solo por el contenido histórico que podemos

conocer, sino, fundamentalmente por estos dos aspectos del desarrollo de esta historia: el ataque

del diablo y la soberanía de Dios.

Por lo tanto, en un primer lugar se observa el permanente y continuo ataque del

enemigo sobre la Verdad Divina. Obviamente si quieres enfrentar y vencer a alguien, quien tiene

como una de sus poderosas armas su palabra, tratarás por todos los medios de silenciarlo o

enmudecerlo. Esto mismo es la estrategia que Satanás ha tratado de llevar a cabo por toda la

historia de la humanidad. Ya, en los albores de la creación el cuestionó la verdad de Dios

(Gen.3:1-5). Pink lo explica así: “Aquí fue donde realizó su primer ataque, en el Edén. Allí

preguntó ¿Con que Dios os ha dicho?… Y en la actualidad siguen las mismas tácticas. Por lo

tanto, a lo largo de los siglos, la Biblia ha sido el objeto central de sus ataques. Todas las armas

disponibles en el arsenal del diablo han sido empleadas en sus esfuerzos decididos e incesantes

para destruir el templo de la verdad de Dios. En los primeros días de la era cristiana, el ataque

del enemigo se hizo abiertamente (la hoguera era el principal instrumento de destrucción) pero

en estos ‘últimos días’ el asalto se realiza de una manera más sutil y proviene de un sector más

inesperado. El origen divino de las Escrituras ahora se disputa en nombre de 'Becas' y 'Ciencia' y,

eso también, por parte de quienes profesan ser amigos y campeones de la Biblia”. 1 En los

comienzo, el ataque del enemigo llegó a ser extremadamente violento, quemando Biblias,

1
Arthur W. Pink, The Divine Inspiration of the Bible (Swengel, PA: Bible Truth Depot,
1917), 7–8.

1
2

persiguiendo y ejecutando a los cristianos. Hoy, su ataque se ha concentrado en la inspiración

Divina, porque, como no se pudo quitar la Biblia de la humanidad entonces se cuestiona su

veracidad. Necesitamos recordar que, “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los

cielos” (Sal.119:89). También, es necesario recordar que cuando Jesucristo fue tentado el diablo

uso las Escrituras tergiversándolas y, el Señor le contesto con las mismas Escrituras

desenmarañando lo confuso. Jesús, podría haber dicho sus propias palabras y ellas también

hubieran sido palabras Divinas, pero, decidió enfatizar y remarcar la autoridad y poder de Las

Escrituras.

Por otro lado, mientras que Satanás ejerce sus ataques hacia la Verdad divina, Dios se

mueve una y otra vez desde su Soberanía. El está sentado en su trono, inmutable e

imperturbable, tal como se aprecia en el Salmo 11:4: “Jehová está en su santo templo; Jehová

tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.”

(Véase Sal.45:6; 47:8; 93:2; 103:19). Dios está siempre detrás de la escena, nada se escapa de su

control. La historia del desarrollo de las Escrituras así lo demuestra. Porque aún en herejías como

la de Marción, quien sin pensarlo provocó que la Iglesia elaborara el canon. También, cuando

los tiempos fueron pasando el hallazgo de Tischendorf en 1859 del Códice Sinaítico, que es el

manuscrito bíblico completo más antiguo que se conoce hasta ahora, asimismo, el hallazgo de

los rollos del Mar Muerto en Qumram en 1947. Todos estos eventos parecerían una casualidad,

pero en realidad, Dios siempre estaba en cada movimiento. El Salmo 59:13 declara, “Y sépase

que Dios gobierna”.

La Escritura en la Historia Antigua


3

Debemos saber que los cristianos primitivos no tenían todos los dilemas que nosotros

hoy tropezamos. Ellos vivían de una fe fresca y sin controversias, también no eran especulativos.

Hoy día, nosotros necesitamos encontrar respuestas a las sucesos y es por eso, que conceptuamos

y atribuimos de manera vehemente y muy humana. Nuestra Iglesia primitiva nunca tuvo ese

problema. Es posible que un creyente de la antigüedad nunca haya leído la carta a los Romanos

y, aun así, él encontró al Salvador. Ellos no tenían una doctrina de Inspiración, pero no obstante,

positivamente veneraban el Antiguo Testamento porque cuando lo citan dicen: "El Espíritu Santo

dice". Entonces, parece que la Biblia de la iglesia primitiva era claramente las Escrituras del

Antiguo Testamento. Diríamos que, eran las Escrituras del Antiguo Pacto. Ellos, posiblemente

no citaban las Escrituras, quizás, simplemente dirían esto: Dios le dio Su mensaje a Su Hijo, su

Hijo se lo dio a los Apóstoles, los apóstoles nos lo han dado a nosotros.

Sin embargo a finales del Siglo II comenzaron los ataques y las herejías, por lo tanto,

comenzó la era de los “apologistas”. Por entonces, la herejía de Marción llevó a buscar un

reconocimiento de los libros inspirados y la formación del canon.

Veamos una pequeña reconstrucción histórica: Primero, hubo una circulación de la

tradición oral (logia, una colección de dichos de Jesús), predicación apostólica (por ejemplo,

Hechos 2-5) y, probablemente porciones más cortas de material del Nuevo Testamento (por

ejemplo, la narrativa de la pasión de los Evangelios), (A.D. 33—49).Segundo, los documentos de

NT fueron escritos y enviados a su destino original desde A.D. 49--95 (?). Tercero, los

documentos del Nuevo Testamento fueron copiados y conservados como auténticos escritos

apostólicos en varias áreas locales también del A.D. 49--100.En cuarto lugar, los documentos

individuales se hicieron conocidos y se difundieron a la Iglesia dispersa en áreas más amplias


4

desde A.D. 70--140. Quinto, las iglesias regionales comenzaron a recopilar, intercambiar y

preservar auténtica literatura apostólica durante el mismo período (A.D. 70-140). Esto mismo,

puso en marcha un proceso que le llevó tiempo a todas las iglesias poseer copias de todos los

documentos.

De esta manera, se seleccionó la auténtica tradición apostólica del material no

auténtico y se verificó mediante signos apostólicos, testigos presenciales y enviados (cf. Lucas 1:

1-4; Hechos 1: 21-22; 2 Tes. 2) : 2; 3:17).Los libros apostólicos verificados se leyeron

públicamente en las iglesias y los pusieron a la par con el Antiguo Testamento (cf. 1 Co. 1: 1;

Col. 4:16; 1 Tes. 5:27; Ap. 1: 3; 2 : 7, 11, 17).Estos libros apostólicos verificados fueron

ampliamente distribuidos, copiados y recolectados para su lectura regular con las Escrituras del

Antiguo Testamento: una canonización incipiente (Santiago 1: 1; 1° Pedro 1: 1; 2° Pedro 3: 15-

16; Ap 1: 11). El Antiguo Testamento sirvió de modelo para la colección de escritos cristianos.

También, el incremento de las herejías y los nuevos escritos religiosos fue una gran influencia

que llevó a una colección de documentos del NT. Además, la persecución de los cristianos

desempeñó un papel importante en la determinación de los escritos autorizados, por los cuales

ellos estuvieron preparados para tomar una posición e incluso morir. Al final del primer siglo,

esencialmente todos los 27 libros de NT fueron escritos y reconocidos como "canónicos" por los

cristianos, al menos, en algún lugar del mundo mediterráneo. Es probable que, los libros que aún

no se habían aceptado por entonces, todavía no se conocieran en una región determinada. Sin

embargo, el reconocimiento de una colección cerrada de documentos por encima de toda otra

literatura, fue un proceso gradual que no se completó hasta finales del siglo IV. Alrededor del

año 200 DC ya encontramos los términos "Antiguo Testamento" y "Nuevo Testamento".


5

El testimonio de los padres apostólicos es por este tiempo relevante. Clemente de

Roma mencionó por lo menos ocho libros del Nuevo Testamento (95 d.C.). Ignacio de Antioquia

reconoció cerca de siete libros (115 d.C.). Policarpo, un discípulo del apóstol Juan, reconoció 15

libros (108 d.C.). Más tarde, Ireneo mencionó 21 libros (185 d. C.). Hipólito, reconoció 22 libros

(170-235 d.C.). También, los libros más controvertidos del Nuevo Testamento fueron Hebreos,

Santiago, 2 Pedro, 2 Juan y 3 Juan.

Asimismo, entre los primeros años 140 y 220 surgieron varios movimientos heréticos

fuertes, todos ellos de una manera u otra contribuyeron a la definición del canon. En el

Marcionismo, Marción rechazó por completo el Antiguo Testamento y consideró al Dios

representado allí como un ser inferior. Así que, lo que hizo Marción fue establecer un canon

propio, un grupo definido de libros que él consideraba como completamente autoritario,

reemplazando a todos los demás. Las opiniones de Marción eran peligrosas y generalizadas.

Veintitrés de los veintisiete libros son sin duda parte de la colección autorizada por entonces.

Además, Hebreos, Santiago, 2° Pedro, Apocalipsis, Didache, el Pastor de Hermas y 1° Clemente

tenían una posición dudosa. Por todo esto, el proceso de canonización se aceleró durante el

segundo siglo debido a la actividad catalítica de los grupos heréticos.

Entonces, entre los años 170 y 220 se va definiendo el proceso de canonización por

causa del efecto de las herejías de mediados del siglo II, especialmente por el marcionismo. La

historia posterior continúa, en que cada vez hubo mayores límites al canon y un reconocimiento

cada vez mayor de este, que aumentó hasta el punto de la aceptación universal. Por entonces,

Eusebio (260-340) divide los libros en disputa en dos subclases: (1) los que deberían incluirse en

el canon: Santiago, Judas, 2 Pedro, 2 y 3 Juan. (2) los que no deberían incluirse: los Hechos de
6

Pablo, el Pastor de Hermas, el Apocalipsis de Pedro, el Didache, Bernabé y "tal vez la

Revelación" (es decir, si no es apostólico). Atanasio (296-373), elabora por primera vez una lista

de los libros del Nuevo Testamento que coinciden exactamente con nuestro Nuevo Testamento

(que no contiene ni más ni menos). Por último, la decisión de los consejos nos lleva a fines del

siglo IV, el canon del Nuevo Testamento se fija oficialmente en el sentido de ser

eclesiásticamente definido y aceptado universalmente. El primer “canon” fue el Canon Muratori,

que fue compilado en el año 170 d.C. El Canon Muratori incluyó todos los libros del Nuevo

Testamento, excepto Hebreos, Santiago y 3 Juan. En el año 363 d.C, el Concilio de Laodicea

declaró que sólo el Antiguo Testamento (junto con la Apócrifa) y los 27 libros del Nuevo

Testamento debían ser leídos en las iglesias. El Concilio de Hipona (del año 393 d.C.) y el

Concilio de Cartago (del año 397 d.C.) también, confirmaron la autoridad de los mismos 27

libros.

Los concilios, se basaron en algo similar a los siguientes principios para determinar si un libro

del Nuevo Testamento era realmente inspirado por el Espíritu Santo: 1) ¿El autor fue un apóstol,

o tuvo una estrecha relación con un apóstol? 2) ¿El libro ha sido aceptado por la mayoría del

Cuerpo de Cristo? 3) ¿El contenido del libro es de una consistencia doctrinal y enseñanza

ortodoxa? 4) ¿Este libro contiene evidencia de alta moral y valores espirituales que reflejan la

obra del Espíritu Santo? De nuevo, es crucial recordar que la iglesia no determinó el canon.

Tampoco, ningún concilio primitivo determinó el contenido del canon. Fue Dios mismo y, Dios

solamente, quien determinó cuáles libros pertenecían a la Biblia. Fue simplemente cuestión de

que Dios impartiera a sus seguidores lo que Él ya había decidido. El proceso humano de reunir
7

los libros de la Biblia fue imperfecto, pero, Dios, en Su soberanía y a pesar de nuestra ignorancia

y terquedad guió a la iglesia primitiva al reconocimiento de los libros que Él había inspirado.

Consideremos el valor de la época, viendo lo que dijo Tertuliano de Cartago: ““Nos

reunimos para leer nuestros escritos sagrados, si alguna peculiaridad de los tiempos hace que sea

necesario advertir o recordar. Sin embargo, en ese sentido, con las palabras sagradas

alimentamos nuestra fe, animamos nuestra esperanza, hacemos nuestra confianza más firme; y

no menos por la inculcación de los preceptos de Dios, confirmamos los buenos hábitos”.2

Las Escrituras en la Iglesia Medieval y de la Reforma

En esta época no hay duda sobre la integridad del texto, sencillamente no se plantea

ese problema. La Biblia es verdadera; esa es la asunción del mundo cristiano. Pero lo que no

estaba en su lugar por entonces, era la cuestión del alcance del Canon.

Y ese problema, aparece en la iglesia y no se resuelve hasta la gran Reforma, cuando

la iglesia se dividió por tercera vez y se centró sobre las doctrinas de la redención. Luego,

abordaron el tema de la autoridad y, no fue hasta entonces que el Canon se resolvió. La Iglesia

Católica tenía 72 libros y nosotros 66. Isidoro de Sevilla colocó a los apócrifos en el canon y,

Jerónimo cuando tradujo la gran Vulgata latina en el siglo cincuenta dividió la vulgata en tres

partes. Esto sería, las Escrituras del Antiguo Testamento, nuestros 39 libros; las Escrituras del

Nuevo Testamento, nuestros 27 libros y, luego en una tercera sub sección separada, puso 15

libros apócrifos. Así, el Concilio de Trento aprueba una lista de las diferencias entre protestantes

y católicos romanos y, obviamente, todo se reduce a la autoridad. Sus fuentes de autoridad

determinaron su enseñanza. Ahora, para la Iglesia Católica Romana, la autoridad estaba en la

2
Tertullian, Apology 39 (ANF 3:46).
8

“tradición” (lo que de alguna manera sigue estando). La iglesia Católica equiparó la tradición y

las Escrituras como igual autoridad para determinar las enseñanzas. Por eso, el advenimiento de

la Reforma trajo una ruptura masiva en el cristianismo europeo, cuando los católicos romanistas

y los protestantes se condensaron en muchedumbres divergentes, desde donde, en cada grupo se

demandaba la autoridad apostólica divina.

Por entonces Juan Calvino dijo: “Por lo tanto, que se mantenga como algo fijo, que

aquellos que son enseñados internamente por el Espíritu Santo consienten implícitamente en las

Escrituras; que la Escritura, que lleva consigo su propia evidencia, no se digna someterse a

pruebas y argumentos, sino que debe la plena convicción con la que debemos recibirla ante el

testimonio del Espíritu. Iluminados por él, ya no creemos, ni en nuestro juicio ni en el de lo

demás, que las Escrituras son de Dios; pero, de una manera superior al juicio humano, siéntase

perfectamente seguro, tanto como si viéramos la imagen divina visiblemente impresa en ella, que

nos llegó, por la instrumentalidad de los hombres, de la misma boca de Dios. No pedimos

pruebas o probabilidades sobre las cuales basar nuestro juicio, sino, que sometemos nuestro

intelecto y juicio a él como demasiado trascendentes para que podamos estimarlas”.3

Recordemos asimismo la declaración de Wesminter :“La autoridad de la Sagrada

Escritura, por la cual debe ser creída y obedecida, no depende del testimonio de ningún hombre o

Iglesia; pero completamente sobre Dios (que es la verdad misma) su autor: y, por lo tanto, debe

ser recibido, porque es la Palabra de Dios”.4

Las Escrituras en la Iglesia Moderna

3
John Calvin, Institutes of the Christian Religion 1.7.5 (John Calvin, Institutes of the
Christian Religion, trans. Henry Beveridge [Grand Rapids: Eerdmans, 1989], 1:72).
4
Westminster Confession 1.4 in Schaff, Creeds of Christendom 3:602.
9

El hombre moderno es definido por, alguien que por sí mismo y de manera reflexiva

llegará a la verdad. El hombre moderno se caracteriza por ser juez, igualmente sus preguntas son

muchas y él necesita hallar respuestas a cada una. El hombre de hoy tiene más respuestas, sin

embargo, nunca estuvo más confundido que en otros tiempos. Este, llega al espacio y genera

avances tecnológicos, pero, no sabe cómo guiar su matrimonio o educar a sus hijos. Cree que

todo conocimiento es por propia deducción y, así estamos viviendo las consecuencias. Por esto,

este hombre moderno debería volver a la revelación Divina, si quiere hallar propósito y paz.

Pero, en este siglo Dios está queriendo ser expulsado de la vida del hombre moderno. “Hemos

tenido 400 años de asalto intelectual masivo a las Sagradas Escrituras por las mejores mentes de

la humanidad. Y la Biblia se mantiene inconmovible. Puede llevarnos una década responder a

nuestros críticos, pero luego desaparecen en silencio. Aunque siempre se les ocurren nuevas

ideas, ¿verdad? Si el Corán recibiera esa paliza, se habría ido. Pero este libro se mantiene.

Voltaire dijo: "Dentro de cien años, la Biblia desaparecerá del ojo público". Y la verdad es que,

cien años después, su casa fue utilizada por la Sociedad Bíblica Francesa para imprimir Biblias.”5

Asimismo, el ataque de los últimos años ha ido hacia la inspiración, he aquí cuatro

pensadores cristianos nos lo recuerdan:

1859, Louis Gaussen

“Inspiración divina . . . no es un sistema; es un hecho: y ese hecho, si lo atestigua

Dios, se convierte en un dogma para nosotros. Pero es el libro que se inspira; Es con el libro que,

sobre todo, tenemos que hacer, y no con los escritores.”. 6

5
Hannah, John. Historia de la Doctrina. DTS
6
Louis Gaussen, Theopneustia—The Bible: Its Divine Origin and Inspiration, Deduced
from Internal Evidence, and the Testimonies of Nature, History and Science, new and rev. ed., trans. David D. Scott
(Cincinnati: George S. Blanchard, 1859), 349–350.
10

1860, Obispo J. C. Ryle

“Corrompemos la Palabra de Dios de la manera más peligrosa, cuando arrojamos

cualquier duda sobre la inspiración plenaria de cualquier parte de la Sagrada Escritura. Esto no es

simplemente corromper la copa, sino toda la fuente. Esto no es solo corromper el cubo de agua

viva, que profesamos presentar a nuestra gente, sino envenenar todo el pozo. Una vez

equivocado en este punto, toda la sustancia de nuestra religión está en peligro. Todo lo que diría

es que, en mi humilde juicio, a pesar de algunas dificultades que ahora no podemos resolver, el

único fundamento seguro y sostenible que se puede mantener es este: cada capítulo, cada verso y

cada palabra en La Biblia ha sido 'inspirada por Dios'”.7

1959, Bernard Ramm

“Mil veces más, se ha pronunciado la sentencia de muerte de la Biblia, se ha formado

la procesión fúnebre, se ha recortado la inscripción en la lápida y se ha leído el comentario. Pero

de alguna manera el cadáver nunca se queda quieto”.8

Conclusión

Sin duda este resumen, es una larga historia de las Escrituras que han sufrido el

ataque del enemigo, cuestionando desde la naturaleza del Canon hasta la Inspiración misma del

Canon. También, la Soberanía de Dios se aprecia en la preservación y propagación del canon. El

canon es una entidad de auto establecimiento (testimonio interno). La Escritura es auto-

autenticándose. Por eso la Iglesia no originó la Biblia y, Su Inspiración es divina, no eclesiástica.

También, las escrituras , el canon, permanece o cae debido a su relación con Dios, no con la

7
J. C. Ryle, “Not Corrupting the Word,” in J. C. Ryle, Home Truths: Being Miscellaneous
Addresses and Tracts, 7th series (Ipswich: William Hunt, 1849), 232–233.
8
Bernard Ramm, Protestant Christian Evidences, 4th ed. (Chicago: Moody, 1959), 232.
11

Iglesia. Además, cualquier acción oficial de la Iglesia es tardía, la Iglesia nunca intentó conferir

canonicidad. La Iglesia no le dio autoridad al canon, más bien reconoció su autoridad. La

canonicidad es algo en el libro mismo, algo que Dios le ha dado, no un estado favorecido que la

Iglesia le confiere. Herman Ridderbos resume esto: “Debe enfatizarse que la Iglesia no controla

el Canon, pero el Canon controla la Iglesia. Por la misma razón, el Canon no puede ser el

producto de la decisión de la Iglesia. La Iglesia no puede "hacer" o "establecer" su propio

estándar. Todo lo que la Iglesia puede establecer es esto, que ha recibido el Canon como un

estándar y una regla para la fe y la vida, que se le ha entregado con absoluta autoridad.” 9

Terminando, no debemos de dejar de considerar el testimonio del Espíritu Santo, la

autoridad de las Escrituras no dependía de la Iglesia. Más bien fue autenticado y sellado en los

corazones del pueblo de Dios por el testimonio del Espíritu Santo. Entonces, la Escritura es de

origen divino, así es su carácter y autoridad. Lleva las marcas de Su divinidad. Evidentemente,

seguridad que viene de Dios, pero el hombre no puede percibir esto por sí mismo y, por lo tanto,

necesita el testimonio interno del Espíritu Santo. Esto un elemento sistémico del proceso

mediante el cual la mente del pecador se ilumina y su voluntad se renueva (1° Cor.2:10-16;

1°Tes. 2:4,13).

H.Ridderbos, "The Canon of the New Testament," in C.F.Henry (ed.), Revelation and the Bible:
9

Contemporary Evangelical Thought, Grand Rapids: Baker, 1958


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BIBLIOGRAFIA

Gonzalez, Justo. Breve historia de las doctrinas cristianas. Nashville: Abingdon, 2007.

Gonzalez, Justo. Historia abreviada del pensamiento cristiano. Viladecavalls, España, 2016.

Deiros, Pablo A. Historia del Cristianismo: Los mil años de incertidumbre (500–1500).
Formación Ministerial. Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2006.

Deiros, Pablo A. Historia del Cristianismo: Los primeros 500 años. Formación Ministerial.
Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2005.

González, Justo L. Bosquejo de historia de la iglesia: González, Justo L. Decatur, GA:


Asociación para la Educación Teológica Hispana., 1995.

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