EL APRENDIZAJE DE CONCEPTOS CIENTÍFICOS: DEL APRENDIZAJE
SIGNIFICATIVO AL CAMBIO CONCEPTUAL.
Tema Del Grupo #2 (Fernando, Ever, Luis, Luis)
El aprendizaje de conceptos científicos: del aprendizaje significativo al cambio conceptual: se ha
convertido en un contenido tradicional de la educación científica ya que los conocimientos verbales requieren también un análisis de dificultades que plantea su propio aprendizaje. Los contenidos verbales en el currículo: de los datos a los conceptos. ¿Tienen que aprender datos los alumnos? Ésta es una pregunta relevante para muchos profesores, que observan cómo ciertos hechos y datos muy queridos por ellos parecen verse relegados al cajón de los contenidos obsoletos ante la creciente búsqueda de significado de todos los conocimientos. El origen de las concepciones alternativas. Las concepciones alternativas no son un problema más, sino otra manifestación más del mismo problema, que tiene dimensiones actitudinales, procedimentales y conceptuales. La desconexión entre el conocimiento que los estudiantes generan para dar sentido al mundo que les rodea, un mundo de objetos y personas, y él conocimiento científico plagado de extraños símbolos y conceptos abstractos referidos a un mundo más imaginario que real. El conocimiento conceptual que los estudiantes llevan al aula de clases, y con él sus actitudes y procedimientos, se refiere al mundo cotidiano. Es necesario comprender como se acercan los estudiantes al mundo de objetos y personas que se agitan a su alrededor, mostrando que es acercamiento requiere no solo procedimientos y actitudes, sino también conceptos bien diferentes de los que requiere el aprendizaje de la ciencia. Origen sensorial: las concepciones espontáneas. Es el intento de dar significado a las actividades cotidianas y se basaría esencialmente en el uso de reglas de inferencia casual aplicadas a datos recogidos en el mundo natural mediante procesos sensoriales y perceptivos. Cunado un objeto no se comporta como esperamos, cuando sucede ese imprevisto, en nuestra solemos recurrir a ciertas reglas simplificadoras que nos identifican las causas probables y frecuentes, reduciendo la complejidad del mundo sensorial a unos pocos elementos destacados. En vez de hacer un análisis sistemático y riguroso de posibles variables como si se tratase de uh investigación científica reducimos el espacio de búsqueda mediante un atajo cómodo que nos facilite una solución aproximada. Origen escolar: las concepciones analógicas Presentaciones deformadas o simplificadas de ciertos conceptos conducen a una concepción errónea y desviada por parte de los estudiantes que lo que hace es reflejar la información o la interpretación recibida. A menudo la ideas que los estudiantes obtienen del conocimiento escolar no e limita a reflejar errores conceptuales presente en libros, o a las explicaciones recibidas, más bien refleja un error didáctico en la forma en la que e le presentan lo saberes científicos. Al no presentar el conocimiento científico como un saber diferente de otra forma de saber, los estudiantes tienden a asimilar los conocimientos escolares, de forma de saber, de formas de saber, los estudiantes tienden a asimilar esos conocimientos escolares, de forma analógica, a sus otras formas de conocimiento científico sobre el mundo. Vemos así que, por diferentes vías sensoriales, cultural y escolar, los estudiantes adquieren un fuerte bagaje de concepciones alternativas firmemente arraigada en lo sentidos, en el lenguaje y la cultura, en las tareas escolares que a pesar de su diferente carácter espontaneo, social o escolar, interactúan y se mezclan entre sí, dando lugar a esa ciencia intuitiva. Las concepciones alternativas como teorías implícitas. Hemos visto que esas concepciones alternativas que los alumnos mantienen al enfrentarse a la mayor parte de los conceptos y fenómenos científicos no son algo arbitrario o casual, no son el resultado de un error, de una irregularidad o fallo de su sistema cognitivo, sino al contrario el producto de un aprendizaje en la mayor parte de los casos informal o implícito que tiene por objeto establecer regularidades en el mundo, hacerlo más previsible y controlable. Además, buena parte de esas concepciones son también un producto cultural, bien porque constituyen representaciones socialmente compartidas, bien porque responden a un intento de dar sentido a actividades culturalmente organizadas. Principios conceptuales. Una diferencia esencial entre las teorías cotidianas y científicas reside en la forma en que están estructurados los conceptos en unas y otras. Mientras que las teorías científicas utilizan esquemas o estructuras conceptuales próximos a los esquemas operatorios formales de INHELDER y PIAGET (1955), descritos en el capítulo anterior (págs. 78-79), las teorías implícitas se basan en estructuras conceptuales mucho más simples, que se oponen en buena medida a esos esquemas formales subyacentes a las teorías científicas, por lo que el aprendizaje de la ciencia requerirá, además del cambio epistemológico y ontológico que acabamos de ver, un cambio en las estructuras conceptuales, o reestructuración de los conocimientos. De las teorías implícitas a las teorías científicas: ¿qué cambia en el cambio conceptual? Como hemos ido viendo, si asumimos que las “concepciones alternativas” son de algún modo el resultado del “sentido común” -es decir el funcionamiento del sistema cognitivo humano como producto biológico y cultural- aplicado a la predicción y control de los fenómenos científicos, cambiar esas concepciones alternativas requiere algo más que sustituir las ideas de los alumnos por otras científicamente más aceptables. Requiere de hecho modificar sustancialmente los principios en los que está basado, de modo implícito, ese procesamiento y ese conocimiento. Requiere en suma reformatear la mente de los alumnos o al menos incorporarle un nuevo sistema operativo que sea compatible con los principios en que se basa el conocimiento científico.
PREENTADO POR: JAVIER VILLERO, LINA NAVARRO, LAURYS MAESTRE