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De la villa al mundo digital: cómo es la red de escuelas que abre puertas

en barrios vulnerables aún en la pandemia


De la mano de Potrero Digital, que enseña oficios digitales para personas en situación de vulnerabilidad, Herlán Condori (20) aprendió a hacer ventas online. “Gracias a

esto podemos seguir generando ingresos durante la pandemia. De lo contrario, estaríamos pasando hambre”, asegura. En tres años, la red ya capacitó más de 200 chicos

de la Villa 31, el Bajo Flores, Ciudad Oculta, La Matanza, Tigre y otras localidades del AMBA


Potrero Digital es una red de escuelas de oficios digitales para personas en situación de vulnerabilidad. Desde que se inauguró, hace dos años, capacitó más de 200

chicos. El 40% de ellos está trabajando en un emprendimiento propio, en una compañía o como docentes de los cursos que ya hicieron.

Herlán Condori tiene 20 años y tres hermanos de 10, 5 y 2 años. Egresado Escuela de Educación Técnica (E.E.T.) N° 2 “General José de San Martín”, actualmente es
estudiante de tercer año de la carrera Ingeniería Electrónica en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

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Herlán Condori es, también, uno de los 40 mil habitantes de la Villa 31 . Huérfano de padre (falleció cuando él tenía 10), hasta que se decretó el aislamiento “social,
preventivo y obligatorio”, el joven repartía sus días entre la Universidad y la feria La Salada, donde ayudaba a su familia a vender la ropa que ellos mismos fabrican.

Amante de las redes sociales y de la informática, a principios de marzo, Herlán se anotó en un curso de Marketing Digital gratuito que ofrecía Potrero Digital, una
red de escuelas de oficios digitales orientada a la integración social, la capacitación y la obtención de trabajo para personas mayores de 16 años. Sin embargo, cuando
se lo contó a su mamá no recibió la mejor de las respuestas. “ Si es gratis, seguro que después te van a pedir algo a cambio ”, le dijo la mujer que, quince días más
tarde, tuvo que retractarse de aquella frase.

Es que dos semanas después, la OMS declaraba al coronavirus como Pandemia y, en Argentina, el Presidente Alberto Fernández anunciaba la cuarentena total. A partir
de ese momento, los conocimientos que Herlán había empezado a incorporar en sus clases virtuales fueron la clave para sostener la economía familiar.


Junto a una de sus compañeras de la carrera Ingeniería Electrónica en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

“Empecé a vender la ropa que cosíamos por Internet. Gracias al curso aprendí diferentes estrategias de venta online: desde cómo hacer una publicación
atractiva, hasta cómo realizar la venta ”, cuenta Herlán que, cada vez que recibe un pedido, lo despacha por Correo Argentino y lo cobra a través de Mercado Pago.

“Si bien podía ofrecer los productos a través de otras plataformas, como WhatsApp, Facebook o Instagram, la realidad es que no son del todo seguras. En Mercado
Libre en cambio, la gente puede pedir referencias. De no haber sido por esto, mi familia y yo estaríamos pasando hambre ”, sostiene.


Una clase de Potrero Digital. Ahora, todas son virtuales

EL ORIGEN

En Argentina los potreros son símbolo de fútbol, amistad y barrios humildes . Bajo esa misma lógica fue pensado “Potrero Digital”: como un espacio de encuentro,
colaboración y desarrollo de habilidades, en este caso, vinculadas a lo digital.

La idea -cuenta Juan José “Yayo” Bertamoni (59), director de esta iniciativa- surgió en 2017 a partir de una charla entre Juan Campanella y Gastón Gorali de la
productora “Mundoloco”. Mientras recordaban el film “Metegol” (2013), el director de cine y el productor cayeron en la cuenta de que, para la realización de esa la
película animada, tuvieron que contratar desde el exterior personas con conocimientos de oficios digitales porque en Argentina no había quiénes los supieran
hacer.

“Ese fue el puntapié. Se sumaron Carolina Biquard, de la Fundación Compromiso y Silvia Flores, de la emblemática Cooperativa La Juanita. A partir de ese momento,
empezamos a pensar que ahí había un nicho de oportunidad de trabajo para los argentinos ”, sostiene Bertamoni.

Herlán Condori tiene 20 años y tres hermanos de 10, 5 y 2 años. Actualmente es estudiante de tercer año de la carrera Ingeniería Electrónica en la Universidad

Tecnológica Nacional (UTN). Su familia se dedica a fabricar ropa que venden en la feria La Salada.

Un año después de aquella conversación nació Potrero Digital. La primera sede fue en la Cooperativa La Juanita en Gregorio de Laferrere, en el partido de La Matanza.
En 2019 inauguraron otra en La Sociedad de Fomento de Morón y, actualmente, cuentan con siete nuevos Potreros: en CABA (Retiro, Barracas, Bajo Flores, Lugano,
Ciudad Oculta) y en PBA (Pilar y Tigre).

“Ofrecemos especializaciones de cuatro meses en Programación, Animación de Videojuegos, Marketing Digital y Comercio Electrónico de la mano de empresas como
Cisco, Digital House, Icana y Escuela Da Vinci, entre otras. Gracias a nuestro esfuerzo, logramos producir un cambio cultural en las comunidades en las que
trabajamos: de los oficios manuales a los digitales . Este año teníamos planeado desarrollar otras escuelas, pero nos agarró la pandemia y el ciclo lectivo 2020
empezó siendo 100 % virtual”, explica Bertamoni.

Desde que se inauguró, hace dos años, Potrero capacitó más de 200 chicos. El dato: un 40% de ellos está trabajando en un emprendimiento propio, como
Herlán Condori, en una compañía o como docentes de los cursos que ya hicieron.

Para Herlán, Potrero Digital es sinónimo de oportunidades. " Cuando uno crece en la Villa, piensa que no va a tener oportunidades porque es lo que te enseñan
desde el comienzo ”, explica. “Con la Pandemia, y ante la imposibilidad de seguir trabajando en La Salada, les comenté a algunos de los puesteros lo que estaba
haciendo y me ofrecí a enseñarles a vender online, pero hay mucho prejuicio. Algunos desconfiaban, creían que les iban a robar el dinero”, agrega.

Sobre el confinamiento en la Villa y la muerte de Ramona Medina (la vecina del Barrio 31 que había denunciado la falta de agua), Herlán asegura que la noticia los
estremeció. “Nadie está exento. Lo que le pasa al de al lado te puede pasar a vos. Sabemos que hay que quedarse adentro y lo estamos haciendo, pero acá en
casa el espacio es pequeño y las máquinas de coser ocupan mucho espacio ”, explica.

HACERLE FRENTE A LA BRECHA

Luis Guisbert (28) es Fundador de la Asociación Civil Social BA y referente de Potrero Digital en la Villa 31. Además, estudia Ciencia Política en la Universidad de San
Andrés (donde está becado) y trabaja en la Secretaría Social y Urbana de la 31, donde vive en la manzana 21.

Consultado acerca de cómo hacen alumnos de Potrero que habitan en la Villa 31 para tener continuidad con las clases virtuales cuando muchas veces no
cuentan con recursos como luz o agua , Guisbert asegura que se reprograman las clases o se busca la forma de hacerles llegar el contenido vía WhatsApp.
Actualmente hay más de 200 chicos del Barrio tomando cursos.
“La conectividad defectuosa y la falta de equipamiento adecuado también suelen ser un problema. Estamos trabajando para hacerles llegar tablets o celulares
modernos. A pesar de eso, el compromiso que tienen es muy alto . De a poco, lo viejo va quedando afuera. Cuando digo ‘lo viejo’ me refiero a que en una época, si
vos ibas a la escuela y no te quedabas en la esquina eras un ‘gil’. Hoy ese paradigma se está modificando gracias a constancia de este tipo de personas, que
tratan de buscar un camino hacia el progreso ”, dice Guisbert.


Leandro Garrido (de anteojos a la izquierda) con sus alumnos de Potrero Digital. Después de tomar el curso de Programador Web consiguió trabajo en una empresa

como

DE ALUMNO A DOCENTE

Leandro Garrido (23) vive con sus padres y su hermano en González Catán. De Potrero Digital se enteró en 2018, luego de que su mamá se anotó en un curso de tejido
en la Cooperativa La Juanita. “Cuando volvió a casa nos comentó que estaban dando cursos de Programación Web y nos dijo: ‘¿Por qué no se inscriben?’”, recuerda.

En ese momento Leandro no pudo hacerlo (”estaba cursando un terciario de analista de sistemas y de técnico de redes informáticas y no me daban los horarios"), pero
su hermano sí. Su entusiasmo lo contagió y, al año siguiente, se anotó en el curso de Programación Web. Hasta ese entonces -recuerda Leandro- tenía pegado un
cartel en la puerta de su casa donde ofrecía “Reparación de PC y soporte técnico a domicilio”. “Era una changuita” , dice entre risas.

Para Leandro, Potrero Digital funcionó como una “Puerta”. “Participar me abrió muchas puertas y se las puede abrir a cualquiera”, sostiene. Un año después de hacer su
curso, en febrero de 2020, consiguió trabajo como Ingeniero de Preventa en una Empresa distribuidora de tecnología. “ Nunca me imaginé que mi realidad podía
cambiar tan rápido ”, afirma el joven que, además, ejerce como docente en Potrero.

Como maestro, cuenta, disfruta de incentivar a sus alumnos, sobre todo ahora que las clases son a distancia. “Soy bastante ‘rompe’. No me gusta que se queden
cómodos. Después de cada clase utilizo Kahoot (una plataforma gratuita que permite la creación de cuestionarios de evaluación) para ver si entendieron lo que les
expliqué. A partir de la dinámica competitiva, los impulso a estar atentos y a sacarse las dudas”, cuenta.
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