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Eje 3: Los desafíos pedagógicos de la

planificación y evaluación en la ESRN


Les damos la bienvenida al tercer y último eje de este trayecto de
formación.

Luego de transitar por el eje 1 -en el que realizamos un interesante


recorrido por la historia del nivel secundario, el lugar que ocupa hoy, sus
prácticas de enseñanza, los escenarios en el que se encuentran
circunscritas, el impacto y los desafíos que la obligatoriedad del nivel
impone, el conocimiento y los sujetos pedagógicos- y por el eje 2 -donde
reflexionamos, de la mano del Diseño Curricular, sobre las prácticas de
enseñanza y de aprendizaje, así como de las estrategias que tienen lugar
en la enseñanza y forman parte de nuestro plan-, es momento de arribar al
eje 3, momento en que proponemos profundizar en la temática de la
evaluación y sus posibilidades en el marco de la propuesta curricular de la
ESRN.

Algunos interrogantes que abren reflexiones en torno al tema de este


tercer eje son:

¿Qué entendemos por evaluación? ¿Qué tipos de evaluación


conocemos? ¿Cuáles de ellas implementamos en nuestras prácticas?
¿Con qué fin? ¿En qué instancias del proceso? ¿Quiénes participan de las
etapas de planificación y diseño de las propuestas de evaluación? ¿Ante
qué nuevos desafíos pedagógicos vinculados a la evaluación en la ESRN
nos enfrentamos? ¿Qué nuevas concepciones y modos de evaluar en la
ESRN se están construyendo?

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Breve introducción: Recapitulando

En esta tercera y última clase haremos hincapié en la importancia de


lograr instancias de evaluación que sean coherentes con las prácticas de
enseñanza, que se conviertan en una oportunidad más para aprender y
alcanzar los saberes de la ESRN y consideren el lugar que los distintos
actores ocupan en el diseño, planificación y puesta en marcha de las
propuestas de evaluación.

Siempre tomando como guía el Diseño Curricular, que permitirá poner el


foco en los objetivos del nivel, así como en los saberes prioritarios y
relevantes para nuestros/as estudiantes.

¡Hagamos un repaso de todo lo recorrido!

En el primer eje, comenzamos a abordar algunas temáticas que hacen a la


formación en la práctica: la enseñanza en la escuela secundaria, el
aprendizaje en la práctica, la práctica educativa, el papel de la práctica en
la formación y la práctica docente y la trayectoria escolar.

En el segundo eje, realizamos una aproximación a la reflexión en la acción.


Además, examinamos cómo nos formamos para la ESRN, de qué manera
planificar colaborativamente entre docentes para una enseñanza desde la
interdisciplinariedad. Estuvimos, además, indagando la construcción de
nuestro rol como profesional reflexivo.

En este tercer eje, tal como anticipamos al inicio, continuaremos en esta


línea de trabajo, profundizando la mirada en torno a nuestras prácticas de
evaluación. Para ello, abordaremos los siguientes temas:

● La evaluación
● Evaluación y Enseñanza.
● Evaluación de nuestra práctica.

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● Herramientas y criterios para la evaluación.

La evaluación

Cuando nos sentamos a planificar y consideramos las distintas variables


didácticas (objetivos, saberes, estrategias y evaluación), en general la
evaluación suele ser la variable que más nos cuesta diseñar en términos
renovados. Esto es, solemos pensar pequeñas o grandes innovaciones en
las actividades que ofrecemos a los y las estudiantes, en los recursos que
utilizamos para las clases y en los formatos en que presentamos los
contenidos, pero suele resultarnos más complejo repensar los modos en
que evaluamos. Por una parte esto puede deberse a la rigidez en el
formato escolar (las calificaciones numéricas, establecidas en un tiempo
determinado, vinculadas a la acreditación, etc), pero también porque
desarrollar una instancia de evaluación compleja, con retroalimentación
genuina para los y las estudiantes, que les permita poner en juego los
conocimientos construidos, suele demandar un tiempo que excede al
escolar. Como sostiene Mariana Maggio (2021; 120): “Necesitamos darle un
sentido a los aprendizajes que vaya más allá de la exigencia de
fragmentos acumulados.” Por eso, la instancia de evaluación puede ser un
momento más de una experiencia que la enmarca y le da sentido.

“Saber algo” es más que adquirir conocimientos, “saber” implica usar esos
conocimientos de manera reflexiva para analizar problemas y establecer
nuevas relaciones con conocimientos previos. En este sentido, surge como
condición indispensable, enseñar para que los estudiantes comprendan y,
a la vez, poner en juego “nuevas formas de evaluar la comprensión, la
apropiación y la utilización de los saberes, y modos alternativos de valorar
resultados teniendo en cuenta que estos necesitan ser expresados en una
forma válida para los cánones del sistema educativo en que está inserta
la escuela” (Anijovich, 2016, p. 90).

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¿Cuáles son los usos y sentidos de la
evaluación? ¿Qué finalidad
persigue? ¿A qué intereses y
principios responde?

Invitamos a recorrer las páginas 25, 26 y 27 del Diseño Curricular de la


ESRN, específicamente los apartados “Acerca de las Consideraciones
Metodológicas” y “Acerca de la Evaluación” disponibles en el siguiente
enlace:

Diseño ESRN

El desafío que tenemos por delante consiste entonces en repensar los


sentidos, las funciones y las modalidades de evaluación que hasta ahora
veníamos sosteniendo en nuestras prácticas docentes, las que estuvieron
asociadas, quizás, a los mandatos más homogeneizadores de la escuela.

Al respecto, en el Diseño Curricular de la ESRN se afirma y promueve una


“(...) evaluación como una práctica democrática y participativa abierta a
la interrogación, la problematización, la búsqueda de entendimiento, la
producción de conocimiento y la emancipación de todos los sujetos
involucrados” (Diseño Curricular de la ESRN, p.26).

En una institución educativa se


pueden evaluar proyectos, prácticas
docentes y de enseñanza y los
aprendizajes. Pero, ¿qué evaluamos
de un proyecto, de la práctica y los
aprendizajes? ¿Para qué evaluamos? ¿Quiénes pueden participar en esos
procesos evaluativos? ¿En quién puede centrarse la evaluación?

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Les recomendamos expandir estos interrogantes dándole una mirada al
siguiente material del portal #HaciendoEscuelaRN:

Evaluación: como posibilidad de aprendizaje y mejora

La evaluación y la enseñanza

Desde esta perspectiva que venimos desarrollando, la especialista Rebeca


Anijovich (2016) afirma que es preciso establecer puentes entre el sistema
educativo y nuestros estudiantes, adecuando el primero al segundo y no
a la viceversa. Estos puentes deberían partir de propuestas de enseñanza y
de evaluación que consideren las características personales de los
estudiantes y sus estilos de aprendizaje. Para ello, la evaluación debería
integrar una variedad de desempeños y articulaciones, proponiendo
situaciones, instancias e instrumentos de evaluación que permitan a
estudiantes aprender al mismo tiempo en que recogemos la
información acerca de sus producciones y sus desempeños.
Redimensionar la evaluación, alineándola con nuestra planificación y su
puesta en práctica, lleva a interpelar sus funciones formativa y sumativa.

En este sentido, la evaluación da la posibilidad de comprender lo que están


pensando nuestros estudiantes acerca de aquello que pretendemos
enseñar, conocer cuáles son los saberes que están construyendo, sus
alcances y sus problemas, así como los procesos que vienen llevando a
cabo y los obstáculos que encontraron para seguir avanzando, lo que nos
permitirá rediseñar o ajustar las estrategias de enseñanza y proponer otras
actividades y situaciones que les ofrezcan mejores condiciones para
seguir reconstruyendo lo que saben y profundizando sus aprendizajes.

Te invitamos a visitar el siguiente


material disponible en el portal
#HaciendoEscuelaRN y a partir de
él profundizar en los tipos de
evaluación así como también

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reflexionar acerca del lugar que ocupa la evaluación en la ESRN, para qué
evaluamos, qué se evalúa, quién evalúa, cuándo y cómo. Y además
pensar, ¿qué otra evaluación es posible?

El lugar de la evaluación

La posibilidad de mirar, reconocer y juzgar las acciones (nuestras acciones)


que promovieron esos aprendizajes en los y las estudiantes (como
resultados y, también, como procesos) permite construir mayores certezas
sobre nuestro rol de enseñantes. Es por ello que los procesos de
evaluación auténtica que propone la ESRN se relacionan con la
retroalimentación de los procesos de enseñanza y aprendizaje y la
posibilidad de regularlos de acuerdo a sus finalidades.
La reconfiguración de la escuela secundaria que promueve la ESRN
también interpela las funciones relacionadas a la acreditación de ciertos
saberes y la promoción de los estudiantes (las funciones sumativas) y, en
virtud de esta perspectiva que proponemos, también a la enseñanza.

En este punto cabe hacer una distinción: “Evaluar para enseñar y evaluar
para acreditar se integran en la práctica pero no debieran confundirse,
ambas constituyen la práctica pero no son de la misma naturaleza ya
que responden a finalidades diferentes y sus sistemas referenciales son
diferentes” (Diseño Curricular de la ESRN, p. 26).

¿Qué evaluación promueve el


Diseño Curricular de la ESRN? ¿Por
qué auténtica?

Para responder estas preguntas y comprender el sentido de la


evaluación en la ESRN te invitamos a, recorrer el siguiente material
disponible en el portal #HaciendoEscuelaRN.

Diseño Curricular Formación General

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Por su parte el régimen académico establece el registro cualitativo
institucional para “reorientar el proceso y construir saber en torno al
mismo (...) y tiene el propósito de reconocer aquellas estrategias de
enseñanza que han atendido problemas de aprendizaje y acompañaron
a los estudiantes a superarlos y a acreditar sus saberes” (Régimen
académico de la ESRN, p. 14). El DC sugiere los siguientes componentes
para el registro:

Este registro podría volcarse, por ejemplo, a una planilla de cálculo (como
Google Sheet en línea) compartida institucionalmente con todos los
colegas y equipo directivo, a partir de la cual cada docente define los
conceptos centrales de su materia y va registrando estados en el desarrollo
y avances en la construcción de dicho conocimiento.

La evaluación de nuestra práctica

Nos interesa detenernos también en la evaluación de nuestras prácticas, es


decir, de las tareas que llevamos adelante cotidianamente. Edith Litwin
(2009) distingue tres niveles de análisis para la evaluación de la enseñanza:

1. Reconocer el impacto que tiene en la calidad de los aprendizajes


alcanzados por nuestros/as estudiantes.
2. Contemplarla descriptiva, analítica y críticamente.

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3. Reconocer la distancia entre lo que pensaba el/la docente antes de
iniciar la clase y lo que piensa luego sucedió (los tiempos para su
preparación, los resultados, los cambios por las intervenciones de los
y las estudiantes, etc.)

Todos ellos, constituyen procesos que demandan tiempo para su


elaboración, que pueden realizarse solitariamente, pero adquieren valor al
poder realizarlos con nuestros colegas. Su interlocución demandará
confrontar nuestras opiniones e hipótesis con la de los otros, argumentar y
desarrollar nuestra capacidad analítica respecto del oficio de enseñar.

Es importante subrayar que la ESRN prevé espacios y tiempos


institucionales para sostener estas tareas de reflexión y
retroalimentación colectivas al interior de la escuela. Los invitamos a
apropiarse de ellos para analizar e interpelar nuestra práctica.

¿Qué otros actores de la ESRN


pueden participar de los procesos
de evaluación? ¿Qué otros tipos de
evaluación surgen con la
participación de estos actores?
Conocé más acerca de la coevaluación, heteroevaluación y la
autoevaluación a partir del siguiente material disponible en el portal
#HaciendoEscuelaRN.

Quiénes pueden evaluar. Tipos de evaluación.

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Herramientas y criterios para la evaluación

Uno de los principales desafíos a los que nos enfrentamos se encuentra


ligado a la construcción de propuestas que promuevan una evaluación
auténtica. Y es en este sentido que vale la pena abrir paso a los siguientes
interrogantes: ¿Cuáles son los criterios que nos orientarán en el diseño de
una evaluación auténtica? ¿Con qué instrumentos contamos para hacerlo?

Si por auténtica nos referimos a verdadera, genuina, legítima, cierta, real,


una evaluación no debería presentar sorpresas. En este sentido podemos
sostener que las “buenas” prácticas de evaluación son aquellas que están
entramadas en las mismas lógicas con que promovemos la construcción
de los aprendizajes en el aula y que constituyen en sí una experiencia más
de enseñanza y aprendizaje.

A partir de esta concepción y tomando como guía el Diseño Curricular, la


evaluación debe convertirse en una práctica democrática y participativa,
en un proceso sistemático y riguroso, en una instancia que supere la mera
medición y clasificación y desde allí fomentar “(...) verdaderas prácticas
evaluativas que permitan a nuestros/as estudiantes vincularse
controversialmente con el conocimiento al punto que los involucre
emocionalmente y despierte sentimientos de compromiso
epistemológico, ideológico, político y que los motive a expresarse,
participar y construir su ciudadanía” (Diseño Curricular ESRN)

Un camino posible hacia una evaluación auténtica es aquel que nos


enfrenta a escenarios complejos, a trabajar con interrogantes y problemas
de la realidad, interesantes, desafiantes y valiosos. Y fomentar procesos de
elaboración de respuestas mediante prácticas creativas, que pongan en
juego diversos procesos cognitivos: conceptualización, jerarquización,
búsqueda, validación, explicación, entre otros.

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Como parte del mismo camino
debemos, principalmente, poder
definir los criterios e instrumentos
con los que trabajaremos en pos de
una evaluación auténtica. Para ello
los y las invitamos a ingresar al
siguiente material del portal #HaciendoEscuelaRN, en el que se
profundiza sobre los criterios para la elaboración de una evaluación
auténtica, en los instrumentos de evaluación. ¿Lo vemos?
Evaluar en escenarios complejos. Oportunidad para que los y las
estudiantes sean protagonistas de sus aprendizajes y de sus procesos
evaluativos.

Ahora sí hemos llegado al final de este eje y del trayecto que se constituyó
en un momento, espacio y oportunidad para revisar la escuela por la que
transitamos, en la que enseñamos y aprendemos, lugar que nos desafía
permanentemente a renovar nuestras prácticas y fomentar verdaderas
instancias de aprendizaje.

“(...) en lugar de decirle al/la estudiante todo lo que no sabe o todo lo


que no aprendió, poder mostrarnos mutuamente lo que estamos
aprendiendo y poder nosotros tomar decisiones en función de esas
evaluaciones más sensatas, que nos permitan ajustar las prácticas
de la enseñanza”.
(Maggio, 2021)

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Tarea: Una propuesta de evaluación en una página | Actividad final

Como actividad final, les proponemos repensar alguna de las propuestas


de evaluación que se desarrollan en la escuela secundaria y están
vinculadas a una didáctica clásica, como: lección oral, examen escrito,
examen integrador, trabajo en grupo, entre otros. ¿Cómo podría
reconfigurarse la instancia de evaluación a la luz de los contenidos
abordados a lo largo del trayecto?

Aquí es importante que puedan detallar:

● Nombre y apellido
● Materia
● Contenido a evaluar
● Propuestas de enseñanza que se desplegaron para desarrollarlo
● Cómo lo evaluaba antes + cómo se piensa su reconfiguración
● Tipo de evaluación, formato y herramientas que involucra
● Por qué puede considerarse una práctica de evaluación
reconfigurada (fundamentar en los contenidos del trayecto)
● Qué se espera que el/la estudiante logre
● Que espero como docente que suceda
● Qué etapas involucra
● De qué modo favorece la autonomía de los y las estudiantes
● Palabras de reflexión final en torno al trayecto

Se envía en una página (documento Word o PDF) en el buzón de tarea:


Una propuesta de evaluación en una página.

Cómo citar este texto:

Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro (2022). Eje 3: Los desafíos
pedagógicos de la planificación y evaluación en la ESRN. Provincia de Río Negro,
Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro.

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