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EPIDEMIOLOGÍA

La incidencia total de tumores cerebrales primarios corresponde a 21.42% por 100,000


habitantes, siendo de 5.42% por 100,000 habitantes en pacientes entre 0 y 19 años y de
27.85% por 100,000 en pacientes de 20 años y más

La mayor parte de los tumores son benignos (66%), sin embargo, muchos tumores benignos no
fueron histológicamente confirmados por lo que la incidencia de tumores malignos podría ser
mayor al 44% descrito. La mayor parte de los tumores malignos son diagnosticados en
hombres (55%) y la mayor parte de los tumores benignos en mujeres (64%)

Al comparar por edad, la incidencia total de tumores cerebrales es mayor en pacientes


mayores de 85 años (81.16% por 100,000 hab.) y menor en niños de 0 a 14 años (5.26% por
100,000 hab.). Los astrocitomas pilocíticos, tumores de células germinales y tumores
embrionarios son más frecuentes en los grupos de menor edad y su incidencia disminuye en
grupos de mayor edad, al contrario de los meningiomas, cuya incidencia aumenta con la edad.

Los tumores más frecuentes en niños (0-14 años) son el astrocitoma pilocítico (15.4%),
tumores germinales y gliomas malignos comprometiendo principalmente cerebelo y tronco
cerebral. En la adolescencia (14-19 años) los tumores más frecuentes son tumores hipofisarios
(25.4%) y astrocitoma pilocítico (10.1%), siendo la localización más frecuente de estos la región
y hipofisiaria (29.8%) y lobos cerebrales (21%).

HISTORIA DE LOS TUMORES

El origen de la palabra cáncer se atribuye a Hipócrates (460–370 a.C). El conocido como padre
de la medicina fue el primero en describir los tumores usando los términos carcinos y
carcinoma, que en griego hacen referencia a "cangrejo"

El primer informe impreso sobre una cirugía de tumor intracerebral en el mundo es el


realizado por Bennett y Godle, en 1884, en Londres, sobre un glioma. Se publican, en la misma
época, intervenciones sobre este tipo de cirugía en muchos otros países tales como en Francia,
Estados Unidos, Alemania, Italia etc.

En México Rafael Lavista realiza la primera cirugía sobre una neoplasia intracerebral en 1891, y
se publica en 1892.

Primera cirugía por tumor intracerebral en 1891.

El tumor cerebral fue catalogado por Lavista como "gliosarcoma" cerebral, muy posiblemente
una metástasis del tumor de partes blandas escapular derecho.

Se trató de un niño de 15 años, natural de Celaya, Guanajuato, que ingresó en el Hospital el


primero de abril de 1891

Hacia el día 10 de abril, en el transcurso de la cura y dentro de un contexto caquéctico,


presentó monoparesia inferior izquierda, que avanzó hasta no poder sostenerlo,
posteriormente hemiparesia, con crisis convulsivas hemicorporales izquierdas, con
generalización posterior y hemiplejia derecha, estado de coma profundo y midriasis paralítica
derecha. Había también una anemia consignada a 50% de la hemoglobina y una hipertermia de
40º C.
Se decidió realizar una craneotomía, el día 13 de abril, con el objetivo de extirpar el tumor y
mejorar la epilepsia.

Los resultados postoperatorios tempranos fueron excepcionalmente buenos, con el despertar


tranquilo del enfermo, la regresión de la hemiplejia izquierda, la desaparición de las crisis
convulsivas y la normalización del diámetro pupilar derecho y sus reflejos. La temperatura bajó
hasta 37.5º C.

El Paciente falleció el día primero de julio del mismo año, sobreviviendo a la operación poco
más de un mes y medio, sin datos de infección quirúrgica pero, a decir de los autores, por la
progresión de su problema neoplásico, que ocasionó hernia cerebral por la región de la
craneotomía, que era evidente en el curso de las curaciones.

DIAGNOSTICO POR IMAGENES


Diagnóstico del tumor por imágenes

Resonancia magnética (RM). Una RM usa campos magnéticos, en lugar de rayos X, para
producir imágenes detalladas del cuerpo. Se puede usar la RM para medir el tamaño del
tumor. Antes de la exploración, se administra un tinte especial denominado medio de
contraste a fin de crear una imagen más clara.

Las RM crean imágenes más detalladas que las exploraciones por tomografía computarizada y
son la forma preferida de diagnosticar un tumor cerebral. La RM puede ser del cerebro, la
médula espinal o ambos,

Obtención de muestras de tejido/biopsia/extirpación quirúrgica de un tumor. Por lo general,


se necesita una muestra del tejido del tumor para hacer un diagnóstico final. Una biopsia es la
extracción de una pequeña cantidad de tejido para examinarla con un microscopio y es la
única forma definitiva de diagnosticar un tumor cerebral.

Exploración por TC. La exploración por TC toma imágenes del interior del cuerpo desde
diferentes ángulos utilizando rayos X. Una computadora combina estas imágenes en una
imagen tridimensional detallada que muestra las anomalías o los tumores. Una exploración
por TC puede ayudar a detectar hemorragia y agrandamiento de los espacios con líquido en el
cerebro, llamados ventrículos.

Exploración por tomografía por emisión de positrones (TEP) o TEP-TC. Al principio, se utiliza
una exploración por tomografía por emisión de positrones (TEP) para obtener más información
sobre el tumor mientras el paciente recibe tratamiento. También se puede utilizar si el tumor
reaparece después del tratamiento. Una exploración por TEP generalmente se combina con
una exploración por TC (consulte anteriormente), lo cual se denomina exploración por TEP-TC.
REHABILITACIÓN FISIOTERAPIA

Teniendo en cuenta la evidencia científica creciente de que la rehabilitación en las fases más
tempranas de la enfermedad en las personas con tumores cerebrales (con síntomas como, por
ejemplo, la debilidad muscular), es tan efectiva como lo es para las personas que sufren un
accidente cerebrovascular o una lesión cerebral accidental (8), la fisioterapia irá dirigida
principalmente a déficits motores y sensitivos.

Para ello, siempre hacemos una primera evaluación con pruebas específicas, tests y escalas,
con el fin de poder plantear un Plan de Atención individualizado en base a unos criterios
objetivos, de tal manera que podamos trabajar aspectos para recuperar la funcionalidad como
(8):

 Estiramientos pasivo-asistidos las articulaciones, como hombro, codo, tobillo y rodilla,


para preservar el rango articular de las extremidades afectadas, y así evitar posibles
contracturas.
 Ejercicios asistidos y en contra de resistencia para ganar fuerza de la musculatura del
tronco, y de las extremidades superiores e inferiores.
 Ejercicios de fuerza en un contexto de actividades funcionales, tanto en miembros
superiores como inferiores.
 Ejercicios de equilibrio con una progresión.
 Recuperación de la marcha, controlando todas las fases del paso (fase de oscilación y
fase de apoyo).
 Tratamiento de la sensibilidad.
 Tratamiento del dolor neurótico.

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