Está en la página 1de 11

ÍNDICE

 LA COMUNICACIÓN PERSUASIVA.

 PUBLICIDAD Y LENGUAJE POLÍTICO: DOS FORMAS PARTICULARES DE


LENGUAS DE ESPECIALIDAD

 EL INFLUJO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASA (MCM)

 LA PUBLICIDAD Y SUS FUNCIONES

 CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE PUBLICITARIO

O NIVEL FÓNICO
O NIVEL MORFOSINTÁCTICO
O NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO

 LA PROPAGANDA POLÍTICA COMO UNA “SIMPLE PUBLICIDAD”

 EL LENGUAJE POLÍTICO Y SUS FUNCIONES


O LA RETÓRICA

 CARACTERISTICAS DEL LENGUAJE POLÍTICO

O NIVEL FÓNICO
O NIVEL MORFOSINTÁCTICO Y LÉXICO
 EUFEMISMOS
 METÁFORAS

 CONCLUSIONES

 BIBLIOGRAFÍA
LA COMUNICACIÓN PERSUASIVA.

“Nada podrá medir el poder que oculta una palabra. Contaremos sus letras, el tamaño
que ocupa en un papel, los fonemas que articulamos con cada sílaba, su ritmo, tal vez
averigüemos su edad; sin embargo, el espacio verdadero de las palabras, el que
contiene su capacidad de seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales,
etéreos y livianos del ser humano”
Álex Grijelmo, (2000)

El presente trabajo se pone el objetivo de trazar un análisis de cómo se manipulan hoy en día los vocablos para
alterar la percepción que tenemos de la realidad y cómo se emplea su fuerza para persuadir a los demás.

En particular, se intentará hacer un análisis de las diversas formas en que se moldea el pensamiento por medio
del lenguaje político y de la publicidad, (ya que el discurso político y la publicidad se han transformado en los
grandes medios persuasivos de la opinión pública) incluso se subrayarán los aspectos del discurso político que
reflejan las características del lenguaje publicitario, con una atención particular en la transmisión del los
mensajes propagandísticos por parte de los medios de comunicación masivos.

PUBLICIDAD Y LENGUAJE POLÍTICO: DOS FORMAS PARTICULARES DE


LENGUAS DE ESPECIALIDAD

Tanto el lenguaje político como él de la publicidad pueden ser considerados lenguas de especialidad (LE), aunque
su inclusión en esta categoría es una cuestión muy controvertida.
A pesar de todas las diferentes teorías y definiciones sobre lo que es una LE, podemos afirmar que son
variedades funcionales de la lengua que se emplean como instrumento de comunicación en determinados
ámbitos, pero si consideramos que <<[…] por encima de las disquisiciones conceptuales y terminológicas, se
vislumbra un hecho fundamental; las LE combinan un componente temático, que depende de los contenidos de
la materia en cuestión, con un componente social, vinculado al contexto y a las finalidades pragmáticas del acto
comunicativo.>> (Maria Vittoria Calvi, 2009, p. 23), vemos que lenguaje político y lenguaje publicitario tienen
unos matices diferentes.
Los temas tratados, el léxico empleado y las funciones del discurso se alejan de las peculiaridades de las demás
LE; la razón fundamental de esta diferencia reside en uno de los elementos fundamentales de la comunicación: el
receptor. En la mayoría de los casos, los discursos políticos y publicitarios se dirigen a un público muy amplio,
formado no solamente por especialistas, sino, más bien, por ciudadanos/compradores de las más variada
extracciones sociales <<la relación entre los interlocutores es muy variada también en cuanto al registro que
adopta el lenguaje político, puesto que se oscila entre la formalidad del discurso parlamentario, sometido a reglas
institucionales, y el comentario político que muchas veces se realiza de manera muy informal y llega a rozar lo
chabacano.>> (Javier Santos López, 2009, p. 171).
Además, las dos disciplinas (en particular la política) abarcan una gran variedad de temáticas diferentes, así que
resulta básicamente imposible delinear un ámbito argumentativo específico.
EL INFLUJO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASA (MCM)

“Los medios de comunicación masiva comprenden las instituciones y técnicas mediante


las cuales grupos especializados emplean recursos tecnológicos (prensa, radio, cine,
televisión, etc.) para difundir contenidos simbólicos en el seno de un público numeroso,
heterogéneo y disperso”. (McQuail, Denis, 1997, p. 14)

Es evidente que la inserción de los MCM en la vida actual, tiene implicaciones significativas sobre importantes
ámbitos de la vida social, tales como los relacionados con el consumo, con la libertad y el control, con la
estructura del poder y con el cambio social.
En los medios masivos de comunicación también se elaboran mensajes que circulan de un emisor a un receptor,
como en cualquier intercambio comunicativo. Sin embargo, se diferencian de nuestras conversaciones habituales,
porque están dirigidos a grandes grupos de personas. Por esa razón aquellos que elaboran los mensajes de los
medios piensan siempre en las características del grupo al que se dirigen (edad, estrato social, sexo, hábitos,
etc.), para lograr en esas personas un determinado efecto. Según el propósito que tenga el emisor, entonces,
encontramos distintos tipos de mensajes, con características propias y que buscan provocar diferentes efectos en
el receptor.

LA PUBLICIDAD Y SUS FUNCIONES

La publicidad es una forma de lenguaje presente en prácticamente todos los ámbitos de la vida moderna, «es un
fenómeno de comunicación de gran impacto sobre la sociedad, que ha ido adquiriendo a lo largo de todo el siglo
XX una relevancia social y económica que nunca había alcanzado, gracias al auge de los medios de
comunicación.» (Giovanna Mapelli, 2009, p. 88)

Podemos definir la publicidad como un conjunto de técnicas que intentan influir en el comportamiento de las
personas, incitándolas a consumir determinados productos o a adoptar actitudes frente a circunstancias
específicas. Aquella publicidad que induce o persuade al consumo de determinados productos, se denomina
PUBLICIDAD COMERCIAL, mientras que aquella que busca mover a la población a determinadas conductas, sin
una ganancia económica directa, es un tipo de PROPAGANDA ESTATAL o de PROPAGANDA POLÍTICA.
La finalidad básica del mensaje publicitario es la persuasión. Para ello, por medio de signos (palabras, sonidos,
imágenes, etc...) se crea un discurso en el que se mezclan dos tipos de información, denotativa y connotativa,
aunque en la mayoría de los casos sea ésta última la predominante: por un lado se nos informa del objeto que se
pretende vender, se muestran sus cualidades y se invita a un acto de compra posterior (denotación). Por otro, se
reflejan pautas de conducta, se asocia el producto con determinados comportamientos, modas, conceptos de
belleza o éxito (connotación).

CARACTERISTICAS DEL LENGUAJE PUBLICITARIO


Este tipo de textos tiene una estructura precisa: encabezamiento o titular (llamada de atención), cuerpo o
desarrollo (descripción del producto), y rúbrica o cierre (reiteración de la llamada de atención) y que
generalmente, un texto va acompañado de una imagen (la componente visual o icónica es fundamental ). La
información se entrega de forma clara, breve, de fácil lectura y memorización y, por sobretodo, debe ser creativa
y muy innovadora.
NIVEL FÓNICO
Cuando la publicidad es auditiva se nutre de la rima, del ritmo, de la entonación de la voz y, especialmente, de
juegos fónicos o de palabras para entregar el mensaje.
Sin embargo, también en los textos escritos, el lenguaje se caracteriza por reproducir numerosos juegos fónicos,
entre ellos se destacan

 La Aliteración que es un recurso expresivo fonético que consiste en la repetición de un mismo sonido o
sonidos equivalentes. Con la aliteración se intensifica el valor expresivo de los significantes y,
generalmente, consiste en un intento de igualar la sensación que producen los sonidos al significado de
la frase.
 La Paronomasia consiste en colocar en una misma frase dos vocablos semejantes entre sí, no muy
alejados el uno del otro, semejantes en el sonido pero no en el significado. En publicidad se usa sobre
todo para llamar la atención por la similitud de la pronunciación.
 Y la Rima como recurso fónico es el empleo de la misma terminación de palabra, así como una letra o
una silaba o una composición de ellas en versos en distintas posiciones, es un fenómeno que llama
mucho la atención se usa mucho para los refranes o las frases hechas.

NIVEL MORFOSINTÁCTICO.

Tanto en el caso de las oraciones, cómo de textos escritos, el lenguaje publicitario suele presentar características
gramaticales y de composición específicas:
 Predominancia del estilo nominal
 Uso del artículo con valor elativo, para conseguir que el producto se convierta en el producto por
excelencia
 Omisión de las preposiciones o uso incorrecto de las mismas
 Empleo corriente del adjetivo en lugar del adverbio
 El adjetivo comparativo se usa muy poco, ya que no puede citarse el producto de la competencia
como segundo término de la comparación.
 El superlativo se utiliza mucho más, pero este abuso ha traído como consecuencia la pérdida de
parte de su significación.
 Empleo de sustantivos que tengan un contenido semántico superlativo:
 Los modos verbales utilizados en los textos publicitarios suelen ser el indicativo o el imperativo,
ya que el anuncio asume siempre la forma de una afirmación sin posibilidad de duda o discusión
 Los tiempos verbales más corrientes son el presente y el futuro

NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO

La publicidad se caracteriza por utilizar distintos recursos del lenguaje para lograr su propósito.
Desde el punto de vista del slogan o texto, emplea distintas figuras literarias, tanto en la realización de sus
imágenes como en los textos.

 Connotación. Normalmente de prestigio, bienestar, éxito, belleza, elegancia, moda, clase social y, sobre
todo, sexo. Dependiendo del tipo de receptor buscado, así será la connotación empleada:
 Sinestesias. Consiste en asociar dos palabras que normalmente se encuentran en áreas semánticas
diferentes
 Uso de palabras latinas, griegas o en lenguas extranjeras o de frases en otros idiomas para la
denominación de marcas por sus connotaciones cultas o de calidad
 Uso de tecnicismo y términos científicos o pseudocientíficos:
 Juegos de palabras
 Creaciones de palabras mediante derivación, composición o acrónimos.
 Uso de onomatopeyas.
 Hipérbole.
 Metáfora.
 Paradoja
 Frases hechas
 Empleo de anáforas, reduplicaciones, redundancias

LA PROPAGANDA POLÍTICA COMO UNA “SIMPLE PUBLICIDAD”

Tradicionalmente, siempre se hizo una clara distinción entre la propaganda ideológico-política y la publicidad
comercial. Sin embargo, poco a poco ambos estilos se acercaron en sus técnicas persuasorias hasta ser
finalmente propuestas como la misma cosa, conforme a su modelo economicista de la política (de hecho se
suelen llamar a las estrategias de promoción de ambos campos de la misma forma, o sea campaña política y
campaña publicitaria). En consecuencia, el escenario político es considerado como un inmenso mercado en que
los empresarios-políticos ofrecen sus productos (candidaturas) en forma competitiva entre los partidos, para que
el ciudadano-consumidor elija el producto que mejor le parezca, lo que garantizará al partido ganador dividendos
en votos, prestigio y poder. Por lo tanto, poco importan las ideologías, valores, proyectos y propuestas, sino
imponer la imagen del candidato como personalidad confiable y competente, explotando para ello los deseos del
público.
Como bien comenta Qualter Terence en "Publicidad y democracia en la sociedad de masas: " Desde esta
perspectiva, la política es simplemente una aplicación del marketing... y las similitudes entre política y marketing
comercial son más significativas que las aparentes diferencias. Para tener éxito, un candidato debe pensarse a sí
mismo como un producto nuevo, formulando su imagen para encontrar las necesidades y expectativas de su
población-objetivo y teniendo en cuenta a la competencia...”

La libertad del consumidor se ve seriamente comprometida por la capacidad de los grupos de poder para utilizar
métodos de persuasión manipuladora a fin de forzar la voluntad política ciudadana; Schumpeter afirma, que los
consumidores-ciudadanos “son tan susceptibles a la influencia de la publicidad y otros métodos de persuasión,
que los productores parecen mandarlos en vez de ser dirigidos por ellos”.

Por lo tanto, los productos políticos (ideas, propuestas...) son equiparados a productos comerciales que se
publicitan en cuanta ocasión sea propicia; ya no se presentan plataformas políticas ni proyectos sino personas
mediáticas a las que el público elegirá según la empatía y la imagen que proyecten.

EL LENGUAJE POLÍTICO Y SUS FUNCIONES


El discurso político se refiere a «enunciados verbales (orales o escritos) producidos por políticos, que
tratan de cuestiones de interés para los ciudadanos como integrantes de una sociedad organizada
institucionalmente» (Fernández Lagunilla, 1999, p. 11). Como parte del discurso dominante, el
discurso político juega un papel importante en la transmisión de ideologías y representaciones
sociales. Su objetivo fundamental es involucrar al receptor en el sistema de valores defendido por el
enunciador, incitar a la acción y conseguir determinada reacción en los destinatarios.
En este tipo de discurso, como puede ocurrir en el publicitario, la puesta en escena es determinante;
una dramatización bien lograda se relaciona directamente con el alcance de los efectos buscados. Los
procedimientos de puesta en discurso se orientarán, en algunos casos, hacia las ideas, para despertar
un interés o una pasión por ellas, y en otros, hacia la construcción de la imagen del enunciador, para
que el auditorio se identifique con su persona y se adhiera a sus ideas. Otras veces, los
procedimientos tendrán como objetivo el auditorio mismo, buscando entrar en contacto con sus
afectos (Charaudeau, 2009, pp. 283-284).
Como en el caso del lenguaje publicitario, la función dominante del discurso político es la apelativa ya
que, como hemos notado, el objetivo principal es de convencer al receptor de una determinada idea o
de la conveniencia de realizar una acción.

LA RETÓRICA

El lenguaje político está alejado actualmente de lo que podríamos llamar un discurso ejemplar. No solo presenta
numerosas manifestaciones de falta de pureza lingüística (extranjerismos, redundancias, sintaxis defectuosa, mal
uso de palabras y expresiones, etc.), sino también toda una serie de fenómenos y recursos que enrarecen o
dificultan el entendimiento del mensaje. Alfonso Ortega Carmona, en su libro El discurso político, nos da las
claves, basadas en la retórica tradicional, para conocer cuáles deberían ser las virtudes de un buen lenguaje
político: 1) Casticismo: menor uso posible de vocablos extranjeros,
aceptables solamente en tanto que sean comprensibles para el oyente.
2) Claridad: se recomienda no utilizar
palabras ociosas, de relleno, sinónimos que no impriman ningún interés. (Es probablemente aquí donde el
lenguaje de los políticos peque más de inadecuado.) 3) Conveniencia: relación
armónica entre todas las partes de un discurso, del estilo y de la adecuación de las palabras a la materia tratada.

Pero, frente a este lenguaje ideal, el discurso político actual tiene unas características que son muy diferentes,
derivadas del contexto; el tipo de mensaje, el receptor y el medio de transmisión ya no son los mismos; el
lenguaje político se alinea por lo tanto a las nuevas formas de ex expresión y comunicación.

CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE POLÍTICO

“El discurso político debería ser perfectamente accesible para los ciudadanos (con un
léxico compartido), claro (con una estructuración gramatical y sintáctica adecuada,
pero no enrevesada), conveniente (con armonía entre las diferentes partes del
discurso) y bello (con una elaboración estilística que facilite la percepción intelectual y
emotiva). Sin embargo, no es necesariamente una práctica habitual, puesto que no
encontramos en muchas ocasiones con préstamos que dificultan la comprensión,
reiteraciones innecesarias que persiguen solamente amplificar o ampliar el discurso
sin aportar nada nuevo y una elaboración estilística deficiente ”. (Javier Santos López,
2009, p. 174)
Como ya anticipado, el discurso político actual no es un discurso homogéneo. Se puede hacer un distinción entre
dos tipos de lenguaje o discurso político: el discurso político externo (que el político usa cuando se dirige a los
ciudadanos) caracterizado por un lenguaje especial que, a su vez, podemos dividir en dos: en primer lugar,
lenguaje accesible, cuando el hablante refiere hechos favorables para él o censura lo más abiertamente posible
las actitudes de sus adversarios políticos; y, en segundo lugar, lenguaje ambiguo, cuando el político ha de hacer
frente a situaciones comprometidas o adversas. Y el discurso político interno (que el político dirige a otros
políticos). Es en esta situación, al tratar problemas concretos, cuando se recurre a un lenguaje más unívoco, esto
es, más técnico.
NIVEL FÓNICO
El lenguaje político, no presenta rasgos o estrategias fonéticas y fonológicas particulares (frecuentes en los
slogans publicitarios). De todas formas, es importante destacar el efecto que determinados sonidos pueden
suscitar; como afirma Alex Grijelmo en su obra La seducción de las palabras (2000), las palabras llegan a nuestro
intelecto a través de los sentidos; ahí el cerebro identifica unidades léxica y morfológicas, acude hasta su
diccionario mental completo donde busca el significado del fonema escuchado, entonces el lenguaje es un
elemento sensorial como primera medida, que recibimos por el oído (o por la vista).
El valor de los sonidos moldea las palabras y los que nos sugieren. A
veces esto resalta por encima de su etimología, tiene un valor significante propio, y refuerza el significado de las
palabras
NIVEL MORFOSISTÁCTICO Y LÉXICO
Siendo un género “border line” entre lengua de especialidad y lengua común utilizada por fines especiales, no es
tan fácil reconocer y listar los rasgos morfosintácticos y léxicos propios del lenguaje político; sin embargo hay
algunos aspectos muy típicos que lo identifican:
 La presencia de abundantes repeticiones y redundancias
 La tendencia al alargamiento de las expresiones (prefijación, sufijación y expresiones perifrásticas)
 Creaciones léxicas a partir de términos procedentes del lenguaje común
 Frecuente uso de préstamos y extranjerismos
 Incursión de términos procedentes de otros campos profesionales para proyectar prestigio y credibilidad
sobre un terreno que normalmente se considera inferior
 El uso de un lenguaje autorreferencial
 El prevalecer de un lenguaje altamente connotativo
 El empleo de los grupos yuxtapuestos o coordinados de adjetivos y sustantivos con significado
equivalente empleados como recurso retórico. Se trata de un recurso que procede del lenguaje jurídico y
generalmente no posee función informativa, es una forma de enfatizar una idea o, simplemente, un
modo de ornamentar la expresión.
 Frecuente uso de circunloquios, enunciados ampulosos y expresiones grandilocuentes.
Eufemismos
El circunloquio, en muchos casos, constituye una estrategia eufemística que utiliza los políticos para evitar
alusiones directas; el eufemismo en general es una de las principales propiedades discursivas del lenguaje
político, es una consecuencia de la situación comunicativa, del contexto, y se debe al carácter polémico y
agitativo de este tipo de discurso. El eufemismo político corresponde a la sustitución emotiva de un término y,
dentro del ámbito del léxico político, desempeña un papel significativo debido a su función mitigadora de posibles
asociaciones desagradables que algunos términos pueden suscitar (por ejemplo el uso de la expresión reajuste
laboral en lugar de despido).
«La idea de fondo es aquella de que de la rosa lo que importa es el nombre, que las cosas existen en tanto que
se las nombran. El giro lingüístico explica que el lenguaje no es tanto un vehículo de expresión de un
pensamiento previo, sino de formación de pensamiento en sí mismo.
O, por entregarse al tópico, que al final, de tanto llamarlo amor, acaba uno por convencerse de que es eso, amor,
y no lo otro. Por eso lo llaman así. » (Amanda Mars, No digan recortes, llámenlo amor. El País, 2012)

Metáforas
La metáfora es el recurso retórico más recurrente en el discurso político, no se trata de una estrategia puramente
estilística, sino que está llamado a desempeñar una función mucho más importante, en la medida en que no
sirve únicamente para embellecer el discurso, sino que es capaz de conceptualizar la realidad, crearla.
La retórica debe entenderse como una habilidad entrelazada al desempeño de la actividad política misma. Nos
recuerda Rodríguez González (1993 p. 155) que la radical importancia de la retórica, y en especial, de la
metáfora- en el discurso político, estriba en la persecución de una doble finalidad: el afán estético y el
didactismo. Los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en el discurso político, y,
actualmente, no podríamos abordarlo con rigor sin tener en cuenta su importantísimo peso social como aparato
de (re)producción ideológica. Por tanto, el político, que dirige su discurso a los ciudadanos a través de los
medios, encuentra en la metáfora la mejor herramienta estratégica para dotar a sus palabras, en primer lugar, de
la altura formal que se presupone en una persona que ostenta un cargo de alta responsabilidad; en segundo
lugar, la metáfora sirve para un propósito mucho más importante: el afán didáctico. Si tenemos en cuenta que los
debates parlamentarios suelen girar en torno a ciertos temas preestablecidos, entre los que tienen cabida el
repaso por las grandes cifras macroeconómicas, asuntos relativos a la política exterior, o cuestiones jurídicas o
administrativas, es evidente que el ciudadano medio tendrá, serias dificultades para comprender y seguir con
atención dichas intervenciones. La metáfora es el recurso más indicado para rebajar la dificultad de esos
conceptos: «A través de la metáfora se busca tanto un fin ‘expresivo’ (dar salida a las emociones), como
‘impresivo’ (deslumbrar y convencer a la audiencia)» (J. A. Díaz Rojo (1994, p. 55).
Hay que añadir a esto una finalidad no tan laudable: la manipulación. Es un lugar común identificar el lenguaje
político con la manipulación de la verdad, en función de los intereses particulares de los líderes políticos y los
partidos a los que representan. A este respecto, M. Fernández Lagunilla asegura que tal identificación es
estereotipada y simplificadora: «El sentido peyorativo asociado normalmente a tal interpretación deriva de una
visión de la política y de los políticos muy alejada de la noble idea de la política como el arte de lo posible, cuyo
fin último es la búsqueda del bien común». (Fernández Lagunilla, 1999, p. 8).

La manipulación de los políticos entendida como uso del lenguaje en beneficio propio, no se trata de algo
exclusivo de la actividad política, sino que se encuentra en la base misma de la comunicación humana, si bien es
en el lenguaje de los políticos -revestido de recursos retóricos-, donde encontramos dicha estrategia en su
máxima expresión, en la medida que, a diferencia de una conversación, ya no se trata de una persuasión
interpersonal, sino dirigida a un número muy amplio de destinatarios: potencialmente, el conjunto de los
ciudadanos.

CONCLUSIONES

Como hemos visto, día a día convivimos con innumerables mensajes provenientes de los medios masivos de
comunicación, aunque no siempre nos detenemos a analizarlos con atención. Es por esto que muchas veces no
nos damos cuenta de que, además de productos, también promueven modelos o imágenes de la sociedad; o de
que una noticia no es tan informativa como parece, sino que también contiene y comunica opiniones. A partir de
ello, es muy importante analizar los medios masivos de comunicación de una forma crítica y consciente.

Para conseguir las finalidades de persuadir y seducir al consumidor potencial, los textos propagandísticos
recurren en muchas ocasiones a la manipulación, inventando, ocultando o deformando la información. Por
ejemplo Aunque existe una reglamentación para proteger a los consumidores de la publicidad engañosa, es
conveniente que conozcamos algunos recursos que suelen emplearse: se omiten datos que podrían ser de
interés para los consumidores; se hace creer en la existencia de cosas que no existen; se deforma la información
(utilizando falacias, exagerando, minimizando…); disimulación o publicidad encubierta dentro de otros espacios
no específicamente publicitarios ( logos que aparecen en determinadas series de TV o películas).
Lo esencial, pues, es descubrir los efectos ocultos, indirectos y de largo plazo de los MCS y qué efectos tiene en
el mismo concepto de la libertad personal. Lejos de pensar que hoy el público está mejor y más informado; en
realidad sólo recibe la información filtrada que se le quiere dar, información parcializada y cargada de intenciones
específicas. Salvo alguna parte selecta del público que puede valorar la veracidad y validez de las informaciones
recibidas (por su capacidad reflexiva y formación), los demás se encuentran imposibilitados de interpretar los
datos y extraer alguna utilidad de los mismos.

Mucho más importante que la capacidad de los Medios de imponer explícitamente ideas y propuestas (aquí la
resistencia del público es mayor) es su capacidad para silenciar la realidad que no aparece, creando una general
apatía y conformismo justamente sobre los problemas de fondo.
Al igual que en caso de la publicidad engañosa, también el lenguaje político (o “del poder”) suele ser tramposo,
encubierto; al intentar de crear consenso, de demonstrar su legitimidad, el discurso político crea una nueva
jerga, resimboliza expresiones en un proceso de creación de la aceptabilidad, ocultando los aspectos negativos
por medio de conceptos positivos ( Ej(Ej. limpieza étnica) o a través de contradicciones (Ej. Crecimiento
negativo).

Los medios reproducen de forma acrítica las palabras seductoras para difundir el poder; asumen como propios
los términos utilizados para manipular. Conocer y aprender a detectar estas técnicas de manipulación es el único
medio que tenemos para evitar de sujetarnos al querer de la clase dominadora. S i el ciudadano/comprador es
capaz de reflexionar sobre qué efectos ha tenido la comunicación recibida, y si busca información alternativa
fuera del mensaje dirigido por los políticos o por los publicitarios, entonces, se multiplicará su poder para escapar
de la manipulación.

"Los hombres grises sólo pueden hacer su oscuro negocio si nadie los reconoce (...).
¡Lo único que tenemos que hacer es cuidar de que resulten visibles! Porque el que los
ha reconocido una vez los recuerda, y el que los recuerda los reconoce en seguida. De
modo que no pueden hacernos nada: seremos inatacables". "El cree (...) que los
hombres grises consideran un enemigo a todo aquel que conoce su secreto, por lo
que lo perseguirán. Pero yo estoy seguro de que es exactamente al revés, que todo
aquel que conoce su secreto está inmunizado contra ellos y ya no le pueden hacer
nada".
(Michael Ende, 1998)

BIBLIOGRAFÍA:

CALCAGNO E. (1992), Propaganda. La comunicación política en el siglo XX. Editorial Diseño, Buenos Aires

CALVI, M.V. (2009), “Las lenguas de especialidad”, en M.V. Calvi, C.B. Zabalza, G. Mapelli, J. Santos López,
Las lenguas de especialidad en español, Carocci editore, Roma, pp. 15-36

CHARAUDEAU, P. (2009), “La argumentación persuasiva. El ejemplo del discurso político”, en Shiro, M. et al
(eds.), Haciendo discurso. Homenaje a Adriana Bolívar. Caracas, Venezuela: Comisión de Estudios de
Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela.

ENDE, M. (1998), Momo, o, La extraña de los ladrones del tiempo y de la niña que devolvió el tiempo a los
hombres, Pub Co Inc., Santillana USA
FERNÁNDEZ, M. (1999), La lengua en la comunicación política I: el discurso del poder, Arco Libros, Madrid

GRIJELMO, A. (2000), La seducción de las palabras, Santillana Ediciones Generales, Madrid

MAPELLI, G. (2009), “El lenguaje de los medios de comunicación”, en M.V. Calvi, C.B. Zabalza, G. Mapelli, J.
Santos López, Las lenguas de especialidad en español, Carocci editore, Roma, pp. 75-99

MARS, A, No digan recortes, llámenlo amor, EL PAÍS.

MCQUAIL, D. (1997), Sociología de los medios masivos de comunicación, Paidós, Buenos Aires

MOURELLE DE LEMA, M. (1994), El lenguaje publicitario, Gragalma, Madrid, (libro electrónico)

NÚÑEZ CABEZA, E. A. (2001) Aproximación al léxico del lenguaje político español, Universidad de Málaga,
Servicio de Publicaciones.

ORTEGA CARMONA, A. (1993), “Aproximación al léxico del lenguaje político español” en El discurso político,
Fundación Cánovas del Castillo, Madrid, pp. 100-107

QUINTÁS, A.L., La manipulación a través del lenguaje - Antídoto contra la manipulación

REARDON, K. (1981), La persuasión en la comunicación. Paidós, Buenos Aires.

RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, F. (1993). Metáfora y humor en el lenguaje político. Prensa y lenguaje político .
Alicante: Instituto de Estudios “Juan Gil-Albert”, 101-152

SANTOS LÓPEZ, J. (2009), “El lenguaje político”, en M.V. Calvi, C.B. Zabalza, G. Mapelli, J. Santos López, Las
lenguas de especialidad en español, Carocci editore, Roma, pp. 171-196

SCHUMPETER, J.A. (1910), Wie studiert man Sozialwissenschaft, (transl. by J.Z. Muller, " How to Study Social
Science", Society, 2003)

TERENCE, Q. (1994), Publicidad y democracia en la sociedad de masas, Paidós Ibérica, Barcelona

SITIOGRAFIA

www.rae.es
www.mentat.com.ar/antidoto-manipulacion.htm
www.unav.es/fcom/comunicacionysociedad/en/resena.php?art_id=81
www.lenguajepublicitario-geles.blogspot.it/2009/11/caracteristicas-del-lenguaje-visual.html

www.tesisenred.net/handle/10803/10315
www.cvc.cervantes.es/literatura
www.lavanguardia.com/opinion/editorial/20121007/54352347314/la-politica-y-el-lenguaje.html
www.psico24.com/articulos-psicologicos/la-manipulacion-y-el-lenguaje-no-verbal

También podría gustarte